Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 3

Capítulo 2: Los Ojos Traicioneros

Parte 4

 

 

Una vez que reservaron una habitación en una posada, las chicas fueron a buscar comida. El aroma picante de los puestos callejeros combinaba de maravilla con la atmosfera del oasis. Había mesas y sillas colocadas al aire libre, con sombrillas para proteger a los comensales de la luz del sol.

Menou, Sahara y Akari se sentaron a los lados de una de estas mesas.


—Así que sí, Menou tenía una personalidad totalmente diferente de niña. Tremendo bicho raro. Era tan espeluznante que provocaba tomarla por el cuello y arrastrarla a un callejón oscuro.

—¡Vaya!—, exclamó Akari ante los escandalosos comentarios de Sahara mientras degustaba un pedazo de carne. —¡No sabes cuánto hubiera querido ver a Menou-chan! Me pregunto si guardaste una foto o algo…

—Me temo que en esos tiempos no podía usar encantamientos de grabación, Akari… aunque sospecho que cierta personita podría tener un par de imágenes escondidas por ahí.

—¡¿Quieres decir que realmente existen fotografías de la infancia de Menou?!

—Lamentablemente, dudo que podamos verlas. El demonio es brutal y se inmolaría antes que compartir uno solo de sus tesoros…

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—¿…y si mejor se callan de una buena vez, par de idiotas?—. Menou miró con desprecio a la pareja mientras charlaban animadamente sobre ella.

Todavía era temprano para la hora del almuerzo, así que el establecimiento se encontraba bastante vacío. Aparte de las tres chicas, estaba un joven cubierto hasta los brazos de una gruesa túnica de cuero comiendo solo en una mesa detrás suya.

Las túnicas con capucha para tapar la luz del sol eran muy comunes en Balar. Menou y Akari traían puestas unas muy similares cuando caminaban por el desierto—sin embargo, se las habían cambiado a su ropa habitual dado que aquí estaban a la sombra.

—Olvida el pasado–hablemos del presente, Akari. ¿No hay nada que puedas hacer con tu sueño pesado? ¿Soy yo, o ha empeorado últimamente? Estás bajando la guardia.

—No creo que haya nada que puedas hacer al respecto. Cuando me despierto, lo único en lo que pienso es en como quisiera seguir durmiendo.

—Lo entiendo—, se metió de nuevo Sahara. — El sueño es más importante que cualquier otra cosa. El sueño que tienes importa más que tus planes para el día. Y dormir plácidamente importa mucho más que hacer vigilancia, ¿verdad?

—¡Correcto!

Las dos perezas humanas estrecharon sus manos.

—Si tuviera que elegir algo que pudiera ganar a la somnolencia, sería a ti, Menou. ¡Así que si me dieras un besito de los buenos días saldría de la cama enseguida!

—Veo que incluso sigues soñando de pie. Me das pena.

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—Mrr. No critiques los besitos de los buenos días hasta que lo hayas probado. Toma, te mostraré lo efectivos que son–¡ouchie!

Akari se inclinó hacia Menou, que le torció la nariz. La chica de cabello negro le lanzó una mirada de reproche con los ojos llorosos, pero Menou fingió no darse cuenta mientras daba otro bocado.

—…vaya, sí que son unidas

—¡Claro que sí! ¡Menou es mi mejor amiga!

—Yo diría que ustedes también se volvieron muy buenas amigas, y en tan poco tiempo—, observó Menou.

—Por supuesto. Akari y yo compartimos un interés común–

Estaban a mitad de una conversación cuando fueron interrumpidas. Un grupo de tres personas tomaron su pedido de un carrito de comida:

—Hombre, ya te dije que esto estaría vacío.

—Dale que pronto se llenará. Llegamos a buena hora.

—Sí, supongo que es un poco temprano para comer.

Charlaban animadamente mientras debatían sobre dónde sentarse. Menou les puso un ojo.

Sumaban tres hombres en total. A juzgar por su musculatura y equipamiento, parecían familiarizados con el combate. Los tres llevaban petos de cuero y portaban armas grabadas con crestas. Tradicionalmente, sólo los enlistados dentro de la Orden de Caballeros podían portar un arma en público, pero esa regla no se aplicaba en la Frontera Salvaje.

Después de todo, esta zona no pertenecía a ninguna nación. No tenía sentido tratar de hacer cumplir sus leyes aquí.

—Maldita sea, ¡me estoy muriendo de ham– ¿oh-ho?

Cuando uno de los hombres fue a sentarse en un asiento vacío, sus ojos se posaron sobre Menou y sus acompañantes.

En cierto modo, esto era inevitable. La combinación de belleza y compostura de Menou era suficiente para llamar la atención de cualquiera, independientemente de la edad o el género. Y aunque su magnífica apariencia por sí sola era normalmente admirada desde lejos, su expresión suave cuando hablaba con Akari la hacía parecer más accesible.

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Además, la propia Akari era una chica encantadora. También estaba su busto, que contrastaba con sus rasgos juveniles y llamaba la atención de una manera diferente a la de Menou.

Y Sahara… bueno, cortarle la lengua sumaría muchos puntos.

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—Hola, señoritas. ¿Por qué no se sientan con nosotros?

Este era uno de los pocos oasis en el desierto. Era de mala educación causar problemas en una parada de abastecimiento de este tipo, pero estos hombres no parecían precisamente de altos principios por naturaleza.

—Acabamos de terminar un trabajo, pero es muy aburrido relajarse sólo con chicos. ¿Por qué no comparten mesa con nosotros? No vamos a hacer nada raro, lo juro.

Seguramente su intención era más la de tomarles el pelo que la de invitarles en serio; simplemente pretendían meterse con algunas jóvenes como entretenimiento para acompañar sus bebidas. Los amigos del hombre soltaron unas risas, mientras el que había hablado se acercaba a las chicas, envalentonado por los vítores y abucheos de sus amigos.

Menou no percibió ningún motivo más siniestro, pero las estaba molestando.

—Weh…—. Akari se escondió detrás de Menou con ojos temerosos.

Incluso después de los incidentes en los que se había visto envuelta hasta ahora, la joven no podía acostumbrarse a la violencia. La sola visión de un hombre corpulento avanzando hacia ella era suficiente para ponerla nerviosa. Por su parte, Sahara no se mostró especialmente preocupada y continuó comiendo su comida. Menou tampoco se asustó.

Por si no fuera suficiente descaro, el hombre se sentó en el asiento libre de su mesa. La sacerdotisa se limitó a soltar el tenedor para mantener libre su mano derecha.

—Son demasiado jóvenes para mi gusto, pero dentro de unos años seguro serán unas auténticas bellezas. Si nos hacen compañía mientras comemos, les invitaremos unas–

—Tengo que decir que su actuación; la de todos ustedes, se siente un poco antinatural.

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—¿Huh?

Mientras el hombre gruñía confundido por haber sido interrumpido, el aire se enfrió de repente.

Una navaja estaba siendo sostenida contra su garganta.

—Supuestamente intentas ligar con nosotras porque eres un cretino, ¿pero no vas a tocar el hecho de que llevo una túnica de sacerdotisa? ¿Qué estás haciendo con tu vida?

Menou tardó menos de un segundo en sacar la daga del cinturón que llevaba escondido en el muslo para oprimirla contra la garganta del hombre. Para una no combatiente como Akari, seguro debió verse como que la daga apareció de la nada en la mano de Menou.

El hombre pareció sorprendido de que un cuchillo hubiera entrado en juego tan de repente. Respondió con voz ronca. —¡E-Espera un momento! ¡Sólo porque seas una sacerdotisa no significa que realmente–!

—Responde a la pregunta.

La punta de la hoja se clavó en su garganta, perforando la piel y apenas tocando la arteria que había debajo sin llegar a dañar ningún vaso sanguíneo. Si la mano de Menou se movía, aunque sea un poco, la sangre salpicaría por todas partes.

En definitiva, fue una reacción demasiado exagerada para un par de piropos ligeramente malintencionados.

Se oyó el estruendo de la rotura de un cristal.

Akari se estremeció ante el repentino ruido, mientras Sahara miraba el origen. El joven que había estado sentado solo en una mesa se puso pálido y dejó caer su vaso, evidentemente conmocionado por la amenaza de un inminente derramamiento de sangre.

A diferencia de las reacciones de las otras dos ante la rotura del vaso, Menou no movió su daga ni un centímetro. Siempre había compensado todo el talento del que carecía dominando lo que poseía. Un pequeño ruido no sería suficiente para que su mano temblara.

—He oído que los pequeños delincuentes abundan en la Frontera Salvaje central. Tiene sentido que un oasis en medio de tierra de nadie no sea precisamente seguro, supongo

Seguro que habría algunos individuos a los que se les ocurriría hacer algo malo en cuanto vieran a tres jóvenes en un lugar así, especialmente cuando cada una de ellas era una belleza de un tipo diferente. Atraerían a los hombres, quisieran o no—si tan solo no vistiera una túnica de sacerdotisa.

—En un lugar tan anárquico, ¿por qué alguien sería tan insensato como para acercarse a una sacerdotisa por voluntad propia? ¿Asumes que puedes manejarnos sólo porque somos mujeres?

Las sacerdotisas eran fuertes. Cualquiera que estuviera involucrado en actos impíos debía ser especialmente consciente del poder de una sacerdotisa elegida por Las Fausto. Por eso los criminales evitaban a las sacerdotisas como la peste.

De todos modos, tenía que haber alguna razón para que este hombre intentara acercarse a ellas. Era posible que fuera realmente tan estúpido, pero estos hombres parecían más racionales que eso. A pesar de sus escasos modales y actitudes groseras, hacían el mínimo esfuerzo por ser sensatos en lo que decían. Aunque estuvieran hambrientos de compañía femenina, deberían tener suficiente sentido común para evitar a una sacerdotisa.

Y, sin embargo, no lo hicieron.

La conclusión más natural seria que sus esfuerzos por acercarse a las chicas eran una mera actuación.

—He tenido un presentimiento sobre esto desde ayer.

En este punto, las caras de los hombres habían perdido toda emoción. Aparte de los dos que seguían en su propia mesa, incluso el hombre con el cuchillo en la garganta estaba casi extrañamente inexpresivo, sin un rastro de miedo.

Tres frías miradas se centraron en Menou.

—Están con esos secuestradores, ¿verdad?

—¡Tch!

Los otros dos hombres entraron en acción a pesar del cuchillo en la garganta de su camarada, saltando y desenfundando sus armas. Su falta de preocupación por sus propias vidas era igual que la de los secuestradores del día anterior.

Matar a uno de ellos no los asustaría. Calculando que el tiempo que le llevaría matarlo podría costarle el combate, Menou retiró su arma del hombre que tenía delante. En el momento que retrocedió para poner algo de distancia entre ellos, Sahara tomo la delantera. Bloqueó la espada de uno de los hombres con su brazo derecho artificial. Se oyó el agudo sonido del metal chocando con el metal.

—Oof, sentí esa en el hombro—, refunfuñó Sahara. Sus ojos aún se veían medio dormidos mientras rechazaba la espada.

Su brazo protésico era de acero y estaba impulsado por una conexión de la Fuerza Guía. Dado que Las Fausto llevaban sus Escrituras en la mano izquierda, preferían las armas que pudieran utilizarse sólo con el brazo derecho. En estos momentos el arma de Sahara era su brazo protésico.

Agarro la espada del tajo y cargo hacia delante, haciendo que el hombre retrocediera entre tropezones.

—…tienes mucho valor para apuntarme con una espada.

—¡¿Eh?! ¡Tú no te metas, imbécil!

—Me temo que no puedo hacerlo.

Mientras escuchaba a medias su intercambio, Menou cargó su daga con Fuerza Guía y comenzó a levantar un encantamiento. Había tres hombres frente a ella con las espadas preparadas, pero había otro objetivo más urgente con el que Menou tenía que lidiar primero.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Hilo Conductor]

Antes de que los hombres pudieran corregir sus posturas, conjuro un encantamiento de cresta— entonces se dio la vuelta y lanzo su daga.

—¡Gah!—, sonó un quejido.

La daga corto la mano del joven encapuchado, y un Cañón Guía cayo de su túnico. Menou entonces tiró del hilo conectado a la empuñadura de la daga y está regreso a su mano.

El joven que había parecido tan alarmado por verse envuelto en esta crisis estaba en realidad trabajando con los otros hombres. Utilizaba su túnica de cuerpo completo para esconder un Cañón Guía. Pareciera que su plan era disparar a Menou por la espalda mientras se encontraba distraída.

—Te dije que parecía poco natural—. Ahora había cuatro oponentes en total.

Menou adivino que el verdadero ataque vendría de otra parte precisamente por la forma tan descarada en la que se acercaron a ellas. El que organizo este ataque tomo en cuenta como reaccionaria Menou ante la pobre actuación del primer hombre. Incluso los otros dos sujetos no fueron más que señuelos. Quien verdaderamente daría el golpe de gracia seria el joven sin importancia de la otra mesa. Irónicamente, fue gracias a su coordinación tan perfecta que Menou pudo predecir el ataque sorpresa previsto desde su punto ciego.

—Con que Flarette… no debería haber esperado menos.

Sin echar un vistazo al arma a sus pies, el joven se deslizó hasta situarse junto a los otros tres atacantes. Parecía ser el líder. Todo su teatrillo del espectador inocente se disipo en menos de un instante.

Sus fríos y reptilianos ojos se fijaron en Menou.

“Qué si abatió a la supresora del dragonblight, la arzobispa Orwell”. “Qué si encaró a uno de los Cuatro Mayores Errores Humanos, Pandæmonium”.

Rumores muy exagerados, supuse, pero parece que había algo de verdad en todo eso.

—Ni idea de lo que hablas—. Menou se encogió ligeramente de hombros, intentando cambiar el tema.

Akari ya estaba al tanto de esos sucesos, así que esto estaba bien, pero existía la posibilidad de que revelara algo más sobre la identidad de Menou. Todavía le ocultaba a Akari el hecho de que era una Verdugo.

—¿Supongo que no entregarás pacíficamente a esa chica?

—Tendré que negarme. ¿Y tú? ¿Estarías dispuesto a entregarte y arrepentirte de tus pecados?

—Deja que te cuente una cosa.

Qué ojos tan inhumanamente fríos, pensó Menou, y luego se dio cuenta de algo. El ojo derecho del joven era una prótesis extremadamente bien elaborada. Menou elevó su nivel de precaución hacia este hombre. Para los investigadores de tabúes, miembros del bajo mundo y similares, las partes artificiales no siempre eran para compensar una extremidad pérdida.

—Nuestro grupo trabaja bajo la protección directa de Genom Cthulha.

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—¿Genom Cthulha?—. Los ojos de Menou se abrieron de par en par al oír ese nombre.

Se trataba de un nombre inesperadamente grande. Sahara no había mencionado que está organización estuviera vinculada a Genom. O puede que ella tampoco lo supiera.

Pero la sorpresa de Menou sólo se manifestó durante un segundo.

—…ya veo. ¿Y?

Aparte de su joven líder, los otros hombres vacilaron ligeramente, pareciendo sorprendidos de que la amenaza no funcionara.

Menou entrecerró los ojos con frialdad. — Genom Cthulha. Un nombre espantoso, sin duda. Si realmente estuviera aquí, imagino que no tendría ni la menor oportunidad.

Akari, que estaba conteniendo la respiración, se vio sorprendida. Desde su punto de vista, debía parecer una muestra de debilidad poco habitual en Menou.

Pero Menou hablaba en serio.

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Genom Cthulha—también conocido como “el que trafica las armas”, “Cazador de Sacerdotisas”, “Asesino de Color Primario”, entre otro sin número de alias. Su nombre estaba tallado en la parte superior de la lista de los más buscados en todo el continente.

Aunque era reconocido como un villano que había causado estragos en innumerables naciones, acabó aventurándose en la Frontera Salvaje del este, donde pocos humanos se atrevían a pisar. Se le temía como un monstruo nacido entre Los Comunes, aparte de considerársele el individuo más fuerte de este continente.

Si lucharan cara a cara, lo más seguro es que Menou acabaría muerta en cuestión de segundos.

—Pero ese hombre jamás abandonará la Frontera Salvaje del este.

Era una historia famosa.

El intrépido Genom Cthulha logró la hazaña hasta ese momento inconcebible de atravesar la Frontera Salvaje del este, pero fue capturado por la mismísima Sociedad Mecánica en el proceso. Dado que era uno de los pilares clave de La Cuarta, se decía que el hecho de que estuviera confinado a la Frontera Salvaje del este fue uno de los principales factores que llevaron a la captura del Director e incluso a la caída de La Cuarta.

—Si es incapaz de venir aquí, aunque te rebane el cuello y les dé una paliza a tus esbirros, no hay nada aterrador en sólo escuchar su nombre. Si vas a decir que tienes la protección de alguien, al menos elige a alguien que realmente pueda venir a salvarte.

—¿Estás diciendo que no somos una amenaza? Claro, probablemente no vendrá él mismo. Pero no puedes ser tan despistada como para no entender lo que significa que tengamos su apoyo.

—Supongo…

Tal vez su afirmación de que la organización trabajaba para Genom no era sólo un farol. Eso ciertamente explicaría su equipamiento inusualmente avanzado.

Aunque parezca mentira, de algún modo Genom logro forjar una alianza con la Sociedad Mecánica, y enviaba armaduras y armas de alta calidad a las organizaciones que trabajaban para él. Tal vez no pudiera abandonar la Sociedad Mecánica por sí mismo, pero utilizaba a estos grupos para extender su reinado de terror.

Menou sabía todo esto y, sin embargo, sonrió sin miedo.

—¿Por qué no lo averiguamos?

La tensión en el aire se disparó inmediatamente.

Ambos bandos estaban preparados para pelear. Mientras Menou y el joven se miraban, el aire se hacía más pesado a su alrededor. La tensión se extendió hasta sus límites, alcanzando la dureza de un cristal que amenazaba con quebrarse al menor movimiento.

Menou siguió mirando al enemigo, cuidando de mantener la guardia.

Aunque mantenía una actitud insolente para que no la subestimaran, estos hombres ciertamente no eran adversarios a los que tomar a la ligera. No había comparación con esos matones de La Cuarta contra los que lucho en la ciudad portuaria de Libelle; estos hombres eran lo suficientemente hábiles como para rivalizar contra los caballeros de aquella vez en el Reino de Grisarika. ¿Podría luchar mientras protegía a Akari sin resultar herida? Ni siquiera Menou estaba segura de lograrlo.

—Genom no puede salir de la Frontera Salvaje del este, ¿eh?—, murmuró pensativo el joven.

Su mirada se desvió de Menou. Mientras su ojo falso no se movía, su ojo izquierdo se posó directamente en Sahara.

—¿Quién sabe cuánto tiempo será así?

Menou enarcó una ceja. Antes de que ella pudiera preguntar a qué se refería, el joven dio un paso atrás.

—Nos vamos.

Con esa orden silenciosa, los hombres se retiraron inmediatamente en diferentes direcciones.

Menou se adelantó instintivamente, pero rápidamente decidió no darles caza. Aunque sus enemigos estuvieran de espaldas, no podía dejar atrás a Akari.

—Uff…—. Akari soltó un suspiro de alivio cuando la tensión se desvaneció en el aire. —Estaba taaaan asustada. De todas formas, ¿qué pasaba con esos tipos? Aterrador…

—Sí, estoy de acuerdo. ¿Qué clase de tipos se meten con jovencitas indefensas?

Aunque Sahara se puso de acuerdo con Akari, no se inmutó en lo más mínimo durante el intercambio. Aliviada igualmente de que hubieran conseguido resolver las cosas de forma pacífica, Menou se dispuso a terminar su comida.

***

 

 

Tras el incidente del almuerzo, Menou decidió llevar a Akari al lugar de encuentro designado por Momo.

No tenía ninguna razón para llevarla a reunirse con los caballeros que perseguían a los ejecutivos de Cadena de Hierro, pero no podía dejarla sola, sobre todo después de que las acabaran de atacar. Sahara, por su parte, decidió andar por su cuenta en cuanto se enteró de que Momo podría estar allí.

—Es un placer recibirlas. Me he enterado de ustedes por la joven ama.

El lugar de encuentro fue una posada pintada de blanco cerca del paseo marítimo del oasis. En el momento que llegaron, una joven vestida de sirvienta salió a darles la bienvenida de parte de la anfitriona. El diseño de su traje de sirvienta le resulto extrañamente familiar a Menou, pero mientras está se devanaba los sesos, la sirvienta las condujo al interior, donde sonrió y abrió un gran armario—

—Tomen, una muda de ropa. Por favor, tómense su tiempo.

La sonrisa amable de Menou se congeló en su rostro.

El armario estaba lleno de trajes de baño.

—¿…perdón?

¡¿Por qué me están ofreciendo trajes de baño para reunirme con unos caballeros?!

Algo no cuadraba; —¿por qué nos ofreces esto?

—¿Mmm? Porque esta es una playa privada. ¿O es que trajeron sus propios bañadores?

Menou se sintió como si les estuvieran obligando a una extraña forma de acoso sexual, pero la criada parecía igualmente desconcertada por su pregunta.

Sin embargo, eso no aclaró nada. En todo caso, confundió todavía más a Menou.

—¿Una playa privada?

Momo no le había notificado nada al respecto.

Tenía que tratarse de algún tipo de error.

Y, sin embargo, los ojos de Akari ya estaban resplandeciendo.


—¡¡CHAPOTEARE CON MENOU EN TRAJE DE BAÑO DENTRO DE UNA PLAYA PRIVADA…!!—. Por alguna razón, sus expectativas iban claramente en una dirección extraña.

Cuando Menou pensó oh no, ya fue demasiado tarde. De hecho, se dio cuenta de por qué el traje de sirvienta le resultaba tan familiar.

Un traje de sirvienta del Reino de Grisarika.

Aunque modificado por Momo, la propia Menou tuvo que vestir uno de esos en cierta ocasión, así que no tuvo la menor duda. Era el mismo uniforme que llevaban las criadas en el palacio real de Grisarika—

Sirvientas con uniformes del Reino de Grisarika mantenían este edificio

Se mencionó a una ‘joven ama’

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Y alguien tuvo el descaro de designar su reunión en una playa privada

En este punto, le resultó obvio con quién sería la reunión.

Menou miró rápidamente a su alrededor. Pero mientras buscaba una salida, alguien la agarró con fuerza del brazo.

—Menou. No seas egoísta, ¿vale? Tenemos negocios aquí, ¿recuerdas?

La excitación de Akari cerró por completo cualquier vía de escape.

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