Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 3

Capítulo 1: El recipiente traicionero

Parte 1

 

 

A cientos de kilómetros del área poblada más cercana, en una región próxima a uno de los confines del mundo…

La luna pálida se alzaba por sobre la brisa fría y seca como la única fuente de luz en este silencioso desierto. Los gélidos rayos de luz se desvanecían por ciertos lares, iluminando las ruinas que se hundían en la arena como si pretendiera sellarlas para la eternidad.

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Este era el centro de la Frontera Salvaje en la parte central del continente. Se trataba de un lugar especialmente remoto hasta para el enorme desierto, en donde probablemente nadie pisaría nunca.

La tranquila luz de la luna iluminaba las ruinas de lo que alguna vez debió ser una residencia. Los humanos debieron abandonar esta zona hace siglos al verse doblegados por los implacables azotes del clima—pero ahora solo la ocupaban sombras, revoloteando en silencio como espíritus marchitos.

Había tres de ellos.

Uno cargaba al hombro un saco lo suficientemente grande como para contener a otra persona. Un gemido ahogado se escapó de la parte superior cerrada del saco. A juzgar por la forma en que se retorcía en señal de protesta, tenía que haber una persona dentro.

Los tres hombres ni se inmutaron por la resistencia, que parecía más irritante que otra cosa, mientras andaban por su ruta oculta cruzando el desierto. Incluso en la oscuridad de la noche, con sólo la luz de la luna para guiarse, se movían con una precisión entrenada, sin dudar ni hundirse en la arena.

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Como prueba adicional de que eran muy experimentados, todos estaban envueltos en una tenue luz que ahuyentaba la oscuridad de la noche— un poder llamado Fuerza Guía que podía extraerse del alma, la raíz de la vida, para potenciar su fuerza física. El Incremento Guía hacía que sus pasos fueran rápidos y firmes.

Eventualmente, dieron con una puerta de metal al final de su trayecto.

El guardia de la puerta se acercó y mantuvo un breve intercambio con los hombres. En la mano del guardia había un arma que las sacerdotisas de Las Fausto prohibían fabricar, distribuir o poseer: un Cañón Guía.

Una vez que observó con detenimiento los rostros de cada uno de los hombres, el guardia asintió e hizo una señal hacia la entrada. Las puertas se abrieron con un pesado chirrido metálico y los hombres entraron en la instalación.

El guardia retomo su puesto. Era un trabajo agotador, pero su rostro estaba alerta mientras miraba a su alrededor.

Sin embargo, no se percató del intruso que logró colarse en el instante que abrió la puerta.

Los hombres estaban siendo seguidos.

Tampoco era de extrañar que ninguno de ellos se hubiera dado cuenta; el misterioso individuo se asemejaba más a una brisita de aire envuelta en un manto de oscuridad que a una figura humanoide. De por sí ya era oscuro, así que sería demasiado fácil pasar por alto a alguien disfrazado con el color de la noche.

Una vez dentro, el intruso dejó caer la técnica que había estado utilizando.

—…uff.

La oscuridad pareció desvanecerse, revelando a una encantadora joven que parecía estar en la fase media de su adolescencia.

Ella llevaba una túnica de sacerdotisa color índigo, una capa amarilla y una falda, y sostenía unas Escrituras en su mano izquierda, lo que indicaba que claramente se trataba de una miembro de Las Fausto. El lado derecho de su falda tenía una abertura que dejaba al descubierto su pierna, pero no era por alguna elección de moda, sino una modificación para poder acceder a la daga que cargaba en el muslo derecho.

—Vamos a ver…

Tras seguir a los hombres quienes le facilitaron la infiltración, Menou se relamió lo labios. Mientras miraba los alrededores, su cabello castaño claro sujeto en una cola de caballo por un pañuelo negro ondeaba con el viento.

El Camuflaje Guía—una técnica que consistía en cambiar el color de la luz fosforescente producida por el Incremento Guía para engañar a la vista— requería un control muy preciso de la Fuerza Guía. Era una técnica increíblemente compleja que sólo unos pocos podían utilizar, pero recientemente, Menou había dominado el Camuflaje activo; el arte de adaptar su color a su entorno. No obstante, utilizarlo para transformarse en otra persona era una hazaña todavía más difícil. Con sus habilidades actuales, Menou podía cubrir su rostro con una máscara, pero cambiar sus rasgos naturales continuaba siendo complicado. Incluso mantener el Camuflaje Guía mientras seguía a los hombres en la oscuridad de la noche no le resultaba para nada sencillo.

—Son hábiles, sin duda. Tendré andar con cuidado.

Mientras recordaba los movimientos de los hombres a los que había seguido, Menou volvió a comprobar los alrededores, todavía con una expresión seria.

Aquel lugar debía de estar construido sobre ruinas preexistentes; había sencillas construcciones de barro por todas partes. Vio algunas tiendas y cabañas que se utilizaban como cuarteles y un edificio de cinco pisos en el centro. A juzgar por las estrictas medidas de seguridad, probablemente se trataba de su base de operaciones.

Todo es sorprendentemente minucioso para estar en medio de la Frontera Salvaje. Menou frunció el ceño, molesta por tener que infiltrarse en un lugar así sin ninguna investigación previa.

Y todo por el contenido del saco que cargaban aquellos hombres.

En efecto—la persona que estaba dentro del saco no era otra que la compañera de viaje de Menou: Akari.

Era una chica ingenua, despreocupada y alegre. Pero también una Perdida—una persona que había sido invocada desde otro mundo con un extraño y formidable poder acoplado a su alma llamado Pureza Conceptual. No faltaban organizaciones que quisieran hacerse con dicho poder, que podía incluso deshacer la voluntad del mundo.

Esos hombres las habían atacado cuando cruzaban el desierto para escapar de la Frontera Salvaje. Hubo un total de cinco en el grupo que las asaltó en medio de la noche. Al principio, había supuesto que se trataban de unos delincuentes que creían haberse topado con dos mujeres indefensas, pero resultaron ser mucho más hábiles de lo esperado. Mientras Menou abatía a dos de ellos, los otros tres capturaron a Akari y huyeron justo frente a sus narices.

Fue culpa de Menou, aunque hubiera sido un ataque por sorpresa. No los detuvo antes dado que quiso ver si la guiaban a su guarida para desarmar la organización de un solo golpe.

Pero ahora que veía la magnitud de esta base, se arrepintió de su decisión.

—Debí haberme puesto en contacto con Momo de inmediato…

Momo era su subalterna y su ayudante. Al imaginarse a la chica de las dos coletas rosas, Menou suspiró.

Había supuesto que unos bandidos del desierto no podían ser más que unas decenas de personas, pero su cuartel general era prácticamente una base militar. A juzgar por la cantidad de materiales y el número de personal que había a la vista, tenía que haber más de cien personas aquí, y seguramente solo formaban parte de una organización mayor.

Existían pocas ciudades con bases de esta envergadura, incluso entre las zonas pobladas. Derribarla sería una tarea demasiado grande hasta para una Verdugo como Menou.

—…supongo que me centraré en recuperar a Akari.

¿Quién había hecho una base en medio de la Frontera Salvaje, y por qué? El deber de Menou era juzgar a los que se dedicaban a realizar actividades prohibidas, así que quería saber qué estaba pasando aquí, pero no podría investigar hasta que cumpliera su objetivo principal de recuperar a Akari.

Conciliadora, Menou fijó su mirada en uno de los edificios: al que los hombres acababan de ingresar con el saco que contenía a la chica.

Se trataba de un edificio sin refinar de una sola planta, hecho a partir de piedra de las ruinas. Menou se acercó a la ventana y arañó el cristal. Con un sonido apenas audible, lo rompió cerca de la cerradura y abrió la ventana antes de colarse en la habitación. Una lámpara guía—una especie de Recipiente destinado al uso doméstico—iluminaba el espacio. No había rastro de nadie en el interior.

Menou se deslizó por el pasillo, con pasos silenciosos. Convenientemente, no tardo en alcanzar a los hombres que transportaban la bolsa.

Los hombres que habían corrido en silencio en el exterior charlaban mientras avanzaban por el pasillo, con la guardia baja ahora que estaban dentro de su base. Ninguno de ellos pareció percatarse de la presencia de Menou. Mientras seguía siguiéndolos con cuidado, llegaron a una sala forrada con barrotes de hierro.

Parecía ser una especie de calabozo.

Este edificio entonces debía de ser para retener a los cautivos. Menou hizo una mueca, imaginando el aspecto que tendría si el lugar estuviera lleno. Los hombres abrieron una de las celdas vacías y arrojaron el saco que contenía a Akari en su interior.

Fue el turno de Menou para atacar. Sus objetivos eran los tres hombres que habían capturado a Akari. Habiéndolos seguido hasta la habitación, se posición entre ellos y la salida.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Hilo Conductor]

Conjuró sigilosamente una de las crestas en su daga, la cual materializó un hilo alrededor de la empuñadura.

Todavía detrás de ellos, acompasó su respiración a la de los hombres, calculando el momento perfecto. ¿A cuántos de ellos podría derribar con un ataque sorpresa? Se concentró como si estuviera tensando la cuerda de un arco.

Su principal objetivo era el hombre que sostenía a Akari. Lo último que necesitaba era que él la utilizara como escudo. Concentrando su atención en la punta de los dedos, imaginó un golpe perfecto en su objetivo.

Entonces lanzó la daga.

—Ngah–

La daga se clavó en la parte posterior de la cabeza del hombre y atravesó su cráneo, matándolo al instante. Se desplomó en el suelo con la hoja todavía clavada en la cabeza, dejando que el saco de Akari se estrellara contra el suelo.

Los otros dos reaccionaron al instante.

—¡Tch!


—¡Maldita sea! ¡Nos siguieron!

A pesar de que su camarada acababa de morir delante de ellos, evaluaron su situación con la cabeza fría y cambiaron a modo de batalla. Sus movimientos fueron suaves mientras sacaban cuchillos y apuntaban a Menou con pequeños Cañones Guía.

Son hábiles, tuvo que admitir Menou. Mientras chasqueaba la lengua, los dos dispararon a la vez. En el instante que apretaron los gatillos, los inusuales cañones extrajeron su Fuerza Guía, que se condensó en balas que salieron disparadas hacia ella con un BANG*.


Hasta su puntería fue inteligente. En lugar de intentar atinarle, hicieron disparos de advertencia para tratar de alejarla de la salida. Lo más probable es que esperaran alcanzar su flanco cuando se alejara de su línea de fuego y tomar el control del combate.

Sin embargo, como sabía que ese era su plan, Menou no tuvo ninguna obligación de seguirlo.

Fuerza Guía: Conectar—Trajes de Sacerdotisa, Cresta—Conjurar [Barrera]

La cresta de la barrera grabada en su túnica de sacerdotisa se activó. Un muro de luz tenue se formó frente a Menou, haciendo rebotar los proyectiles.

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—¡¿Mmph?!

Ya fuera por el dolor de los golpes o por la alarma que le produjo el retumbo de los disparos, Akari se revolvió en el suelo como una oruga. A simple vista, no parecía que hubiera sido alcanzada por ninguna bala perdida. Si Akari intentaba hacer algo, podría causar todo tipo de problemas.

Menou le grito: —¡Akari, quédate quieta!

—Mmph. ¡Mmmph!

Aunque sus palabras fueran incomprensibles, al menos dejó de moverse. Decidiendo que por el momento estaría bien sola, Menou se concentró en los dos hombres.

En una pausa entre los disparos, la barrera desapareció y Menou se abalanzo hacia adelante. Tiró del Hilo Conductor unido a su daga para que volviera a sus manos. Mientras preparaba la hoja, se acercó sin dudar, manteniendo una distancia lo suficientemente corta como para que no tuvieran tiempo de dispararle.

Apunto a la garganta de uno de los hombres, que apenas logró bloquearla con su cuchillo.

Sus ojos se encontraron. Mientras que la expresión de Menou era perfectamente fría, el hombre claramente estaba en pánico. El delgado brazo de la chica lo hizo retroceder. Ella estaba utilizando un Incremento Guía para compensar la diferencia natural de sus cuerpos e incluso superarlo en poder.

—¡Tú… maldita…!

El otro hombre gruñó y se movió para apuntar con su arma a Menou, quien inmediatamente se desplazó para colocar a su camarada entre ellos dos como un escudo. Se estaba posicionando para permanecer en una batalla de uno a uno en lugar de una batalla de uno contra dos.

Tenían una visible diferencia de habilidades. Sólo sería cuestión de tiempo que el combate terminara.

Los hombres rápidamente tomaron una decisión.

—¡Escucha! ¡Es demasiado fuerte para nosotros! ¡Usa el ya sabes qué!

—…entiendo.

Menou no comprendía a qué se referían, pero dado el momento, probablemente se trataba de algún tipo de refuerzo. ¿Uno iba a sacrificarse para que el otro pudiera ir a por ayuda? Se preparó para detenerlos—pero su suposición fue errónea.

En su lugar, se desato un destello de luz roja desde el interior del hombre que tenía delante. Los ojos de Menou se abrieron de par en par ante el brillo tan familiar.

Tenía una Piedra Roja Primaria incrustada en su cuerpo.

—¡¿Estás loco?!— gritó Menou.

El hombre rio ferozmente en respuesta.

Al instante siguiente, se contrajo hacia dentro con un sonido de compresión. La piedra roja que llevaba dentro lo absorbió desde el interior, aunque a diferencia de los terroristas con los que Menou se había encontrado cierta vez en un tren, este hombre no parecía depositar algún miedo.

No fue autodestrucción.

Él estaba renunciando a su vida para transfigurarse en un enemigo todavía peor. Había elegido una estrategia de sacrificio sólo para detener a Menou.

—¡–!

—¡Ni hablar!

Menou intentó destruir el núcleo antes de que se activara, pero el hombre restante la detuvo. Esto también fue un acto aterrador de compromiso con la causa. El hombre utilizó sombríamente su cuchillo y su pistola para ganar suficiente tiempo.

Fuerza Guía: Fusión de Materiales—Piedra Roja Primaria, Conjuración de Sello Interior—Activar [Rojo Primario, Soldado de Seis Brazos]

Un soldado rojo se manifestó a partir de los tonos primarios que coloreaban el mundo.

Con la forma de una deidad de seis brazos, el luchador conjurado empalo al hombre que luchaba contra Menou con un agite de sus espadas. Entonces, dejo caer una espada roja hacia ella desde su punto ciego.

—¡¿Qué?!

Menou apartó el arma de un golpe, y ella saltó inmediatamente en el aire. El hombre que había sido apuñalado por el soldado sortílego sonrió.

—¡Jaja! ¡Demasiado tarde! No saldrás viva de aquí…

Incluso con su último aliento, el hombre no maldijo ni una sola vez su destino.

Su cuerpo se arrugó. La espada que lo había empalado empezó a absorber su sangre como sustento. Y no era sólo ese hombre. Cada una de las seis espadas del soldado sortílego se dirigió en dirección al hombre que Menou había derribado primero—y hacia Akari, que seguía en el saco.

—¡No te lo permitiré!—, gritó Menou con rabia.


Si dudaba un poco, no lo conseguiría. Sin tener en cuenta el peligro, se lanzó directamente hacia la chica tan rápido como pudo.

La espada roja atravesó el aire y apenas la esquivó.

Las seis espadas giraron hacia Menou a diferentes velocidades, tratando de rodearla. Cuando se lanzó en línea recta, el soldado sortílego predijo sus movimientos con demasiada facilidad. Si alguien más estuviera allí para presenciar esta escena, seguramente esperaría ver las entrañas de Menou salpicadas por todas partes al instante siguiente.

Pero los ataques, que vinieron hacia ella con el triple de miembros que un humano normal, ni siquiera la rozaron.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Vendaval]

Justo cuando las espadas se movieron, una ráfaga de viento se formó alrededor de la daga de Menou.

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Sobrevivió gracias a un encantamiento rápido utilizado con suma pericia. La repentina ráfaga impulsó a la sacerdotisa aún más rápido, lo que le permitió deslizarse entre los brazos.

—¡¿Mmph?!

Deslizándose por delante del soldado sortílego, Menou agarró el saco sin aminorar la marcha. El repentino movimiento debió de sorprender a Akari, que exclamó desde dentro, pero Menou la ignoró. Mientras se echaba el saco al hombro y su contenido pesadamente blando, saltó hacia atrás para poner distancia entre ella y el soldado sortílego.

El enemigo no intentó perseguirla. En cambio, empaló al hombre que Menou había derribado primero para absorber la sangre de su cadáver.

Menou chasqueó la lengua.

—Un soldado de seis brazos…

Se trataba de una forma de arma conjurada autónoma: una construcción parecida a la de un caballero, modelada a partir de sacrificios humanos.

Los soldados sortílegos eran increíblemente resistentes. Golpearlos se sentía como lanzar puñetazos contra un muro de concreto, y podían seguir moviéndose mientras su núcleo estuviera intacto. Esto era un mal partido para Menou, que se especializaba en movidas más penetrantes y específicas. Para empeorar las cosas, la persona en la que se basaba había sido muy fuerte en vida. No era probable que Menou perdiera contra eso en una batalla individual, pero se trataba de una base enemiga. Si la rodeaban refuerzos mientras luchaba contra este soldado sortílego, tendría un gran problema. Y si hacía algún movimiento grande, era probable que atrajera a más enemigos corriendo.

No era que no pudiera manejar al soldado sortílego que tenía delante; era la situación general la que la tenía preocupada.

¿Qué debo hacer?

Menou estaba apretando los dientes ante sus escasas opciones cuando oyó un estruendoso CLANG.

Una de las puertas de barras de hierro del fondo de la sala estaba traqueteando.

Menou no se había dado cuenta de que había otros cautivos además de Akari. Giró la cabeza para mirar la celda y vio a una chica vestida de monja.

—Me alegra de volver a verte, Menou.

Me alegra de volver a verte. Los ojos de Menou se abrieron de par en par ante este saludo—uno extremadamente inesperado—y por la persona que lo vocifero.

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La chica tenía más o menos la edad de Menou, con un llamativo cabello plateado descuidadamente ondulado. Sus ojos verdes esmeralda caídos le daban un aire somnoliento, pero no es que fuera una atolondrada. Simplemente era la forma natural de sus ojos.

Menou conocía el nombre de esta chica.

—No puede ser… ¿eres tú, Sahara?

—Sí, soy yo—, Sahara asintió con la cabeza y extendió su mano izquierda a través de los barrotes. —Veo que todavía llevas esa cinta para el cabello.

¿La habían capturado y encerrado, o acabó aquí de otra manera? Menou no tenía ni idea, pero no había tiempo para meditaciones.

—¿Podrías dejarme salir de aquí? Estoy segura de que puedo ser de ayuda.

—Está bien—, Menou necesitaba cualquier asistencia que pudiera conseguir. Rompió la cerradura con su daga y abrió la puerta. —Sahara. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero tendrás que esperar hasta que salgamos de aquí para ponerte al día–

—Escucha, Menou.

GRRRGL*. Un estómago gruñó.

Entonces la chica del estómago ruidoso, Sahara, explico arrastrando las palabras con pereza. —Lo sieeeento. Tengo tanta hambre que no me quedan fuerzas…

—¡¿Estás diciendo que me vas a estorbar?!

Y por supuesto que el enemigo no se detendría para esperar a que terminaran su ridículo intercambio.

Menou tiró rápidamente a Sahara al suelo para salvar a ambas del ataque del soldado.

—Me han estado dando la mínima cantidad de comida necesaria para que no pueda escaparme…

imaginé que si te decía que no sería de ayuda me abandonarías. Como lo siento…

—¡Claro que te salvaría! ¡Eres una vieja compañera!

En realidad, incluso si no hubiera sido una cara conocida, Menou habría rescatado a cualquier persona inocente que estuviera cautiva por este grupo criminal. ¿Qué tan despiadada la creía Sahara?

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que había tratado de aumentar sus aliados solo para acabar con peso extra.

Llegados a ese punto… Menou libero a Akari del saco.

—Oh, hola, preciosa—, arrulló Sahara con una voz demasiado relajada para su situación actual.

Aunque la persona que salió del saco ciertamente era una chica muy guapa.

Tenía el cabello de negro al igual que sus ojos redondos y vivaces. Aunque su cara la hacía ver demasiado joven para tener dieciséis años, era mucho más curvilínea que la chica media.

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—¡Ahhh! ¡Mmm! El aire es tan fresco aquí fuera. ¡Gracias, Menou! ¿Hmm? ¿Quién es esta encantadora dama de pelo plateado–? ¡¡¿Y QUÉ PASA CON EL TIPO ROJO?!!

En cuanto Menou desató la mordaza, Akari respiró hondo, celebró de inmediato su libertad, ladeó la cabeza hacia el recién llegado y, finalmente, exclamó asombrada por el soldado sortílego que les apuntaba con sus espadas, en ese orden. Como siempre, era muy expresiva.

—¡Oye, ya he visto este tipo de cosas antes! Ya sabes, desde que nos conocimos. ¿Estoy en lo cierto? La cosa en el tren, ¿recuerdas?

—Así es. Esta es una situación similar. Así que te lo ruego, Akari: ¡Solo cierra la boca!

Mientras Menou intentaba silenciar a la ruidosa secuestrada, Sahara interrumpió casualmente. —Encantada de conocerte, Akari. El color de tu cabello es muy bonito. Mi nombre es Sahara. Soy una monja, pero también puedes llamarme ‘la antigua amante de Menou’.

—¿Eh……? ¿Quién eres?

—Deja eso para después—, Menou no tenía tiempo para ocuparse de ellas por el momento. Tras regañarlas brevemente, rodeó con sus brazos a Akari, cuyos ojos se habían oscurecido por alguna razón.

—¡Espera un momento, Menou! Quiero que me cuentes todo sobre ti y… um, ¿Sahara? En este mismo instante–

—Akari. Esto es una emergencia. Estoy tomando prestada tu Fuerza Guía.

Fuerza Guía: Conectar—Akari Tokitou— —¡Aahn…!

Mientras susurraba al oído de Akari, Menou extrajo la fuerza de la chica japonesa. Los hombros de Akari temblaron por la repentina sensación de cosquilleo.

Normalmente, quien intentara conectar su Fuerza Guía con la de otra persona y manipular su poder se encontraría con una dolorosa resistencia, pero Menou y Akari eran una excepción. El dolor dependía del nivel de confianza que el dotante tuviera hacia la persona que intentaba conectarse a él. Cuando estas dos se sincronizaban, la oposición se reducía a poco más que un leve hormigueo; de esa forma, Menou lograba la hazaña de utilizar la Fuerza Guía de una Errante.

Extraer [Poder]—vía Menou—

—Hnng…hmph. Si te piensas que p-puedes…

distraerme con el… ¡mmm!

Mientras intentaba resistir la sensación de cosquilleo, Akari se retorcía, con los ojos húmedos y una respiración pesada y sugerente. Nunca llegó a completar sus palabras de protesta. Menou envió el poder que había extraído de Akari a sus Escrituras y se concentró en levantar un encantamiento.

Sahara silbó, presumiblemente en admiración por su dominio de esta habilidad inusual—

—“¿Tomar prestada tu Fuerza Guía…?” No inventes, Menou. Cuando se trata de seducir a una mujer hasta que no pueda distinguir entre arriba y abajo, no tienes rival.

¡PÚDRETE! ¡¡PARA ESO PREFIERO QUE NI ME ALABES!!

Una vena palpitó en la sien de Menou. Esperaba que Sahara se quedara callada para poder concentrarse. Era tentador gritarle, pero no tenía tiempo que perder. Hizo una mueca y se mantuvo concentrada en el encantamiento.

Luego lo soltó.


Escrituras, 3:1—Conjurar [«Y el villano que se acercaba oyó el tañido de la campana»]

Una enorme campana hecha de poder crudo se formó a partir de las Escrituras en la mano de Menou. Los campanarios eran un símbolo de la iglesia que tradicionalmente indicaban la hora. Gracias a los inagotables suministros de Fuerza Guía de Akari, el encantamiento en forma de campanario fue lo suficientemente grande como para cubrir todo el edificio.

Y cuando se trataba de conjuración, el tamaño equivalía a potencia.

La magnífica campana empezó a oscilar de izquierda a derecha. Sus tañidos destrozaron al soldado sortílego rojo—y no solo eso, sino que agrietaron las estructuras circunstantes e hicieron temblar la atmosfera. El edificio improvisado sólo pudo resistir la repentina presión del interior durante unos segundos.

Uno, dos—al tercer campanazo, todo el edificio estallo.

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