Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 16

Capítulo 1: La Capital Real

Parte 2

“Bienvenido, Amo. ¿Te ocupaste de las cosas de allí?”

“Sí, todo está resuelto.”

En el camino de vuelta, algunos soldados pajareros y caballeros wyvern nos exigieron que nos identificáramos, pero demostramos fácilmente nuestra inocencia entre mis papeles de nobleza, las insignias de mithril y las puntiagudas orejas de elfa de Mia.

Había pasado menos de una hora desde que salimos; todos, excepto el Duque Vistall y compañía, seguían donde los habíamos dejado. Parecía que los carruajes aún no habían venido a recoger a todo el mundo.

“Me alegra ver que a las hermanas de Nana también les va bien.”

“Finalmente hemos vuelto al servicio de nuestro Amo. A partir de ahora, las siete serviremos bajo las órdenes de Lady Mia y de nuestras otras veteranas, como Número 7, es decir, Nana, para dedicarnos a trabajar para nuestro Amo.”

A diferencia de Nana, Número 1 hablaba con bastante soltura. “¿Pudieron visitar la tumba?”

“Sí, visitamos la tumba de la esposa de nuestro antiguo amo y enterramos allí sus recuerdos.”

Mientras nuestro grupo y las hermanas de Nana charlaban, algunos de los espectadores empezaron a comentar entre ellos sobre las hermanas idénticas: “¿Aún más escuderas?” “¿Qué va a hacer con ocho de ellas, luchar contra el ejército de un Señor Demonios?” “¡Vamos, déjame una!” y así sucesivamente. A estas alturas ya debían estar aburridos de esperar.

Una vez que todos intercambiamos saludos, Arisa se dirigió a mí. “Entonces, Amo,

¿vamos a seguir esperando aquí?”

“Hmm…” A juzgar por el número de personas que esperaban un viaje, era dudoso que nuestro turno llegara pronto. “Pues no esta tan lejos. ¿Por qué no caminamos?”

Además, había muchos taxis tirados por caballos a lo largo del camino, así que probablemente podríamos conseguir un viaje a mitad de camino.

“¿Le parece bien, Lady Karina?”

En ese momento, la segunda hija del Barón Muno se echó su lujosa melena rubia por encima del hombro.

“Pero por supuesto.”

Sus característicos rizos rebotaron, junto con sus otros enormes activos.

Mi visión estuvo a punto de ser absorbida, pero usé toda mi fuerza de voluntad para resistir.

“¿Tama también está bien…?”

“Pochi también está bien, por supuesto, sir.”

Tama y Pochi, que estaban siendo sostenidas como muñecos por Número 6 y Número 8, se animaron a seguir a Karina.

Las hermanas de Nana parecían tan aficionadas a los niños como ella; las dos parecían encantadas de sostener al dúo de orejas de animal. Número 5 intentó hacer lo mismo con Mia, pero se encontró con un escueto ‘no’ y se quedó de pie con cara de abatimiento.

“Muy bien, pongámonos en marcha.”

Conduje a todos hacia la puerta de la capital real.

Incluyendo a las hermanas de Nana, teníamos un gran grupo de diecinueve personas en total.

Como éramos tantos, nos llevó un tiempo considerable abrirnos paso entre todos los curiosos, cuyo número se había multiplicado mientras yo estaba fuera reagrupándome con las hermanas homúnculos.

Una vez que pasamos por fin esa multitud, llegamos a la capital real en poco tiempo. “¿Grandeeeeee…?”

“¡Es mucho más grande que la puerta de Ciudad Laberinto, sir!”

Contemplando la enorme puerta que guardaba un vago parecido con el Arco del Triunfo, Tama y Pochi empezaron a emocionarse, al igual que el resto del grupo.

La puerta parecía estar diseñada para presumir de la cultura y la riqueza del vasto Reino de Shiga. Había elaboradas tallas en ella, así como varios circuitos ocultos en forma de runa en las sombras.

“Fila.”

“Supongo que es de esperar cuando se entra en la capital de un gran reino.” Mia y Arisa refunfuñaron cuando vieron la cola frente a la puerta.

Ignoramos las colas de los comerciantes y los ciudadanos de a pie, y nos dirigimos a la de los nobles, formada por carruajes de lujo. Cuando ocupamos nuestro lugar, la mayoría de los carruajes ya habían pasado, y nuestro turno llegó rápidamente.

“Esta es la línea de los nobles. Si perteneces a este lugar, por favor muéstrame la prueba.” El caballero de la puerta tenía una voz tensa.

“Vaya, tiene una voz de bebé.” “¿Bebéééééé…?”

“Es mejor dejar que las crías de jabalí crezcan antes de cazarlas para obtener más carne, señor.”

La dura expresión del guardia se suavizó por un momento cuando escuchó a Arisa y a las otras chicas hablar detrás de mí.

“Soy Satou Pendragon, vasallo y caballero hereditario de la Baronía Muno. Esta joven es la hija del Barón Muno, Lady Karina Muno.”

Al presentarme, le mostré al hombre mis documentos nobiliarios y los de Karina, su dama de compañía, Pina.

“Mis disculpas, pero tendré que inspeccionar esto.”

El caballero miró los papeles y a cada uno de nosotros por turno.

Tenía la habilidad “Analizar”, así que probablemente se estaba asegurando de que éramos los verdaderos.

“Perdone mi descortesía, Lady Muno. Sir Pendragon, si no es mucha molestia, ¿puedo preguntar por qué nobles como ustedes no van en carruaje?”

Ohhh, por eso la inspección fue tan exhaustiva.

“Estábamos en la aeronave que hizo un aterrizaje de emergencia por los alrededores. Como nadie vino a recogernos, decidimos caminar y disfrutar de la vista de la capital, y tal vez tomar un taxi por el camino.”

Esa respuesta pareció satisfacerle; se disculpó por no poder proporcionar un carruaje y nos dejó pasar.

“… ¿Hmm?”

Una vez que cruzamos la puerta, Arisa se frotó los ojos y parpadeó un par de veces. “¿Qué pasa?”

“Me pareció ver algo extraño al lado del castillo…” “Oh, sí. Es un cerezo en flor.”

Según Eluterina, directora general de la empresa Echigoya, se trata de un famoso árbol conocido como el “Sakura Real” que empieza a florecer todos los años por estas fechas.

“¿Del mismo tamaño que el castillo?” “No es tan sorprendente, ¿verdad?”

En nuestro viejo mundo, esto sería material de ficción, pero este mundo tenía Árboles- Montaña e incluso Árboles-Mundo que se extendían hasta el espacio exterior. Un árbol del tamaño de un castillo no era demasiado inusual.

“Mm, normal.”

“Sí, supongo que sí.”

Mia asintió sabiamente. Arisa pareció recordar la existencia de esos árboles gigantes y también asintió, pero seguía teniendo una expresión extraña.

“Así que aunque sea así de grande, no es el Árbol Sakura Inferior, ¿eh?”

“Sí, no creo que pedir un deseo bajo ese árbol garantice que el deseo se haga realidad.”

Arisa estaba pensando claramente en un árbol de sakura de una famosa serie de videojuegos, así que contra ataque con mis recuerdos sobre el tema.

“Qué pena.” Arisa sonrió y devolvió el tema a la realidad. “Así que también hay árboles de sakura en este mundo.”

“He oído que el rey ancestral Yamato los obtuvo de los elfos.”

“¿Otra vez el rey ancestral…? Es como las leyendas del monje Kukai.” Arisa parecía recelosa de creer en esas leyendas.

“Ya, ya. He oído que los cerezos florecen en la capital real en torno al año nuevo; deberíamos venir todos a una fiesta para ver las flores cuando estén en plena floración.”

“¡Ooh, qué bien! Deberías hacer mochi de sakura.” “Claro.” Acepté, ante la excitación de Arisa.

Mientras Arisa explicaba las fiestas para ver las flores a las demás chicas y yo escuchaba con cariño, la dama de compañía de Lady Karina, Pina, se acercó a mí.

“Señor caballero, ¿vamos a ir directamente a la casa del barón?” “Sí, ese es el plan.” Asentí con la cabeza.

Sin embargo, ahora teníamos el doble de gente de la prevista. Pensaba averiguar primero si podíamos alojarnos todos en la casa del barón, y buscar una posada en caso contrario.

“Amo, veo un carruaje sin caballo, lo declaro.”

Número 8 tiró de mi manga con urgencia. Siguiendo su mirada, vi un carruaje que parecía un automóvil del siglo XIX.

“Eso es un carro gólem.”

Los propios carros eran gólems automatizados; había visto algunos en el Ducado de Ougoch.

Había muchas variaciones de este tipo de vehículos. El que utilizamos para el desfile en Ciudad Laberinto era un gólem carruaje. Por lo que me contaron los nobles de Ciudad Laberinto, la mayoría de la gente consideraba que el segundo era más refinado y el primero más radical.

“Amo, las flores de los balcones son bonitas, informo.”

Número 8 se agarró a mi brazo y señaló las flores que decoraban las casas del camino.

Parecía más amigable que las otras homúnculos. “¿Culpable?”

“Hmm, está en el límite.”

Mia y Arisa cuchicheaban entre ellas a un lado.

“Sus tetas son pequeñas, así que diría que se presume inocente.” “Mm. De acuerdo.”

Puse los ojos en blanco.

“Número 8, estás incomodando al Amo, te informo.” Dijo Nana. Número 8 me miró sorprendida. “Amo, ¿soy una molestia?” “En absoluto.”

Aunque es un poco difícil caminar así.

Me guardé esa parte para mí, y Número 8 lanzó una mirada a Nana con un resoplido de satisfacción. Era tan inexpresiva como Nana, pero estoy seguro de que era su versión de una sonrisa de satisfacción.

Para no bloquear la carretera, decidimos caminar en parejas. “Hay muchos peatones, ya que es una capital y todo eso.” “Mm, estoy de acuerdo.”

La calle principal desde la puerta oeste era lo suficientemente ancha para cuatro carruajes, pero como no había señales ni letreros, el tráfico a veces se congestionaba en las intersecciones y en las vías más transitadas. Afortunadamente, no había tantos carruajes yendo y viniendo como autos en una carretera moderna. Había aceras a ambos lados, pero mucha gente caminaba por la calzada.

“Parece que aquí hay principalmente humanos.”

Mientras Liza observaba a los peatones que pasaban, sacó unas cuantas capas de su mochila de hadas para cubrir su cola y sus escamas naranjas, así como las orejas y la cola de Tama y Pochi.

Según la información de mi mapa, la capital real estaba compuesta en un 80% por humanos. El 20% restante era principalmente de gente con escamas o bestias, mientras que había menos de trescientas razas de hadas en total.

“Amo, ¿también hay discriminación hacia las razas no humanas en la capital real?” Preguntó Lulu.

“Creo que depende. Al parecer, hay comerciantes y embajadores hombres bestias de países no humanos.” Recordé lo que había escuchado de los nobles de Ciudad Laberinto y de las ejecutivas de Echigoya mientras respondía. “Pero imagino que no es tan malo como en las zonas del norte del Reino de Shiga.”

En Ciudad Seiryuu, donde conocí a las chicas bestia, la mayoría de las razas semihumanas, excepto algunas hadas, sólo podían existir como esclavas.

“También hay muchos tipos de carruajes.”

“Sí, y hay otras bestias que tiran de carros y carretas además de los caballos, como los runosaurios y los dullalkosaurios que vimos en la antigua capital.”

Lulu y Liza estaban hablando entre ellas. “Precioso…”

“¡Un carruaje muy sorprendente, sir!”

Un extravagante carruaje de tres pisos nos pasó por detrás. Exhibía la bandera nacional del Reino de Shiga, con el escudo del Ministerio de Recursos del Laberinto en el lateral.

“Vaya, eso parece excesivo.”

Arisa levantó las cejas ante la decena de caballeros del reino que custodiaban el carruaje. “Es un carruaje oficial del reino. Creo que es una cantidad normal de guardias.”

“Hmm, eso crees.”

Por último, mis conocimientos de heráldica me resultaron útiles. “¡Amo, allí! Una enorme tortuga está tirando de un carro, ¡declaro!”

Número 8 saltó de un lado a otro, señalando a una tortuga gigante que bajaba por la calle con un carro de seis ruedas.

“Me sorprende que no se abollen los adoquines con todo ese peso.” Comentó Arisa. “¿Tal vez está reforzado con Magia de Tierra?” Respondí.

Según mi pantalla AR, eso era parte de una delegación del reino de los duendes.

Los duendes tenían la piel marrón y, como la mayoría de las razas de hadas, eran de baja estatura y con las orejas ligeramente puntiagudas. Aunque no eran tan raros como los elfos, seguía siendo inusual ver a los duendes amantes de las aventuras y las bromas en territorio humano.

Mientras seguíamos avanzando por la calle principal de la capital, alguien me llamó. “¡Sir Pendragon!”

Reconocí a la persona que me llamaba desde la ventana de un vagón. Era uno de los mejores empleados del gremio de exploradores de Ciudad Laberinto, Celivera, un bebedor empedernido que siempre se unía a las fiestas de copas con el jefe del gremio y conmigo.

Estos empleados del gremio habían venido en la misma aeronave que nosotros para entregar el botín de los Amos de Piso al rey.

“Los cuarteles de los nobles están a cierta distancia, y no hay muchos taxis en esta zona.

¿Quieres que te lleven al menos a una parte del camino?”

“Realmente aprecio la oferta, pero somos un grupo algo cuantioso…”

“Está bien. Hay dos carruajes más detrás de nosotros, y nos sentiríamos más seguros teniendo aventureros de mithril como ustedes con nosotros.”

“Ah, claro.” Bajé la voz. “No tienes ningún caballero…”

“Sí, ¿has visto pasar el carruaje del Ministerio de Recursos del Laberinto antes que nosotros? Era un señuelo.”

Ahora que lo pienso, el gremio de exploradores de Ciudad Laberinto era una organización oficial bajo la dirección del Ministerio de Recursos del Laberinto.

“Nuestro plan es dirigirnos silenciosamente al castillo real mientras los rufianes se distraen con ese.”

Ellos mismos eran de alto nivel, y los empleados del gremio que hacían de guardias eran antiguos aventureros curtidos, pero aun así no parecía suficiente.

Como estaba un poco preocupado, acepté que fuéramos con ellos a la vez que hacíamos de guardias.

No cabíamos todos en un solo vagón, por supuesto. Yo iba en el primer carruaje con Pochi, Tama, Lady Karina y Pina. El resto de mi grupo y las criadas guardianas de Lady Karina iban en el segundo carruaje. Nana y sus hermanas iban en el tercero.

El segundo y el tercer vagón eran vagones con forma de caja sin techo, básicamente vagones de carga, por lo que di prioridad a Lady Karina para el primero.

“¿Se dirigen todos al castillo real?”

“Los otros dos carruajes llevan núcleos, así que técnicamente están parando fuera de la segunda muralla del castillo en el almacén de núcleos, pero sí.”

Según el miembro del personal ejecutivo, él y otros dos empleados con la habilidad “Caja de Objetos” guardaban el botín más valioso de los Amos de Piso en sus Cajas de Objetos, mientras que el resto lo llevaban en Bolsas Mágicas de gran capacidad proporcionadas por la familia real.

El equipaje amontonado en los techos y suelos de los vagones era en su mayoría un señuelo.

El equipaje contenía incluso algunas herramientas mágicas de mala calidad por si alguien intentaba registrarlas mágicamente.

“¡Mew!”

Acurrucada en mi regazo, Tama levantó de repente las orejas. Al mismo tiempo, un punto rojo apareció en mi radar.

“¿Pasa algo?” Me preguntó el empleado al notar mi cambio de expresión. “Parece que algunos ladrones fueron tras el señuelo.”

Señalé una columna de humo blanco que se elevaba por delante.

Según la información de mi AR, una treintena de miembros de un gremio criminal estaban atacando el carruaje del Ministerio de Recursos del Laberinto.

Parecía que planeaban robar la mercancía del vagón al amparo de las bombas de humo.

Gah…

Cuando el humo se extendió, oí un estruendo y vi una ráfaga de fuego.

Un mago del gremio criminal, de pie en la azotea de un edificio de tres pisos cerca del lugar del ataque, había utilizado el hechizo de magia de fuego Círculo de Fuego en el suelo.

Entre el humo y el círculo de llamas, los caballeros que estaban en el suelo no pudieron localizar al mago.

“Que exageradooooos…”

“Los criminales de la capital real están realmente avanzados.” Incluso en la violenta Ciudad Laberinto, nadie intentaría algo así. “No… Casi nunca tenemos idiotas que intenten algo tan audaz.” Así que también era raro incluso en la capital real.

A este ritmo, la gente definitivamente saldría herida por la magia, así que decidí intervenir un poco.

“¿Tama?”

“¡Sí!”

Extendí la mano y Tama sacó inmediatamente una piedra de su mochila de hadas y la colocó en mi palma, como si leyera mi mente. Tenía el tamaño perfecto para lanzarla.

Me asomé a la ventana del carruaje y la lancé sólo con la fuerza de mi brazo, conteniéndome para que no fuera letal. La piedra le dio al mago de lleno en el estómago y lo dejó inconsciente de inmediato.

Sin embargo, me sorprendió que se cayera del tejado por el impacto. Pero al menos chocó con todos los balcones y salientes de tela al caer, lo que garantizó que el impacto no lo matara.

Aquello parecía un truco de una vieja película de kung-fu, pensé tontamente, sintiéndome secretamente aliviado de no haber matado a nadie.

Por supuesto, si realmente hubiera tenido que hacerlo, habría utilizado mí siempre presente Mano Mágica para frenar su caída.

… ¡Geh!

El punto rojo que indicaba al mago del gremio criminal desapareció abruptamente.

No había muerto tardíamente por la caída: un caballero real cercano lo había apuñalado con una espada.

Vaya, sin piedad…

“¿Amo?”

Arisa y las demás subieron del carruaje detrás de nosotros, habiéndose dado cuenta de la situación.

“No creo que tengamos que involucrarnos.”

Mientras hablaba, alguien utilizó Magia de Viento para eliminar el humo blanco que cubría la zona.

En cuanto el humo cegador se disipó, los caballeros reales comenzaron su contraataque contra el gremio criminal.

En cuestión de segundos, la sangre salpicaba en todas las direcciones como si se tratara de una película gore. Incluso con el triple de gente, los criminales no pudieron compensar la diferencia de nivel y experiencia en la batalla. Algunos intentaron huir, pero fueron perseguidos y reducidos en segundos.

Me aparté automáticamente; no soy bueno con este tipo de brutalidad. “Se acabó…”

“Mataron a todos los malos, sir.”

En poco tiempo, los atacantes habían sido completamente eliminados.

Cuando me volví, vi que algunos guardias de la ciudad habían llegado y estaban arrastrando los cadáveres de los criminales a un lado del camino, mientras el carruaje del Ministerio de Recursos del Laberinto y sus guardias reales se preparaban para seguir avanzando.

“Parece que se encargaron de las cosas. Sigamos avanzando.”

El vagón volvió a ponerse en marcha poco después de que el ejecutivo hablara.

Cuando vi a algunos transeúntes inocentes que habían sido dañados en el proceso, les di algunas pociones menores diluidas.

Afortunadamente, no hubo más incidentes como ése. Los carruajes nos llevaron a la calle que conducía a la zona donde se encontraban las mansiones de los nobles menores; desde allí, pudimos tomar un taxi hasta la mansión del Barón Muno en la capital real.

“Bastante acogedor para la mansión de un barón, ¿no?”

Tal como dijo Arisa, la casa de la capital real del Barón Muno era un poco pequeña.

Por supuesto, eso era sólo relativo a la idea de la mansión de un señor. Era de un tamaño bastante normal para la casa de un barón normal, y ciertamente lujosa para los estándares de una casa japonesa moderna.

“¡Sir Caballero!”

Una criada de aspecto familiar que estaba trabajando en el jardín me vio y vino corriendo. Al oírla, las otras criadas aparecieron también desde el interior de la mansión. “““¡Bienvenido a casa, Sir Pendragon!””” Corearon.

Aprecio su cálida bienvenida, pero…

“¡Chicas! ¡¿Dónde está su saludo para Lady Karina?!” “¡Ack! ¡Srta. Pina!”

Pina montó en cólera contra ellas por no haber saludado a su verdadero ama.

La propia Lady Karina estaba charlando con Tama y Pochi sobre el aspecto de la mansión y no parecía haberse dado cuenta del insulto percibido.

“““Bienvenida a casa, Lady Karina.”””

Mientras las doncellas la saludaban en otro coro, Lady Karina se adelantó, echando hacia atrás sus glamurosos rizos dorados e hinchando el pecho.

“¡Gracias por la bienvenida!” Declaró. “¡Es un placer estar aquí!” Esperemos que ahora podamos relajarnos por fin.