Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 2
Capitulo 1: Un Sirviente Y Su Rey Demonio.
“Mm… Nn…”
La luz del sol brilló a través de las cortinas y cayó sobre los párpados del chico, despertándolo del sueño. Tras despertarse, se encontró invadido por un malestar no muy diferente al dolor muscular.
El chico sólo tenía diez años. Sus rasgos eran querúbicos e inocentes, con una piel todavía lustrosa y suave. En este momento, su cabello negro azabache estaba despeinado dándole un aspecto desaliñado e indigno de un Rey Demonio.
Frotando sus ojos con sueño, el chico bostezó. La somnolencia seguía presente en sus oscuros ojos. Este era Leonis Death Magnus. Una vez conocido como el Rey No Muerto, que había sido recientemente resucitado después de mil años y ahora planeaba reconstruir los Ejércitos de los Reyes Demonio. Utilizando una hechicería secreta y olvidada, Leonis había permanecido en una especie de letargo hasta que llegó el momento de su regreso, pero cuando despertó, se encontró con que su cuerpo había retrocedido a la forma que tenía cuando aún era un niño.
(… En serio, tener un cuerpo humano es una cosa tan molesta).
Este Rey Demonio, aún vestido con su pijama, se revolvió en su cama. Su molesta forma humana era bastante propensa a soñar.
Esta vez, la visión había sido de antes del reinado de Leonis como el Rey No Muerto.
(… Si no recuerdo mal, fue cuando el Rey Demonio del tiempo antiguo, Zol Vadis, invadió el continente).
Leonis entrecerró sus ojos ante la brillante luz del sol, pero justo cuando intentaba levantarse…
“… ¡¿?!”
Se puso rígido y sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa. Ante él había un par de pechos, subiendo y bajando a un ritmo suave y constante. El pijama que los cubría estaba ligeramente abierto, dando a Leonis un vistazo a la ropa interior blanca que se escondía debajo.
Tragando a su pesar, Leonis levantó la vista… solo para ser confrontado por el hermoso rostro de una chica dormida. Su cabello plateado brillaba bajo los rayos dorados de la mañana. Los labios rosados de la chica estaban separados mientras sus adorables y ligeras respiraciones se deslizaban entre ellos. Sus encantadoras pestañas temblaban mientras dormía, aunque su piel blanca y suave permanecía imperturbable.
Se trataba de Lyseria Ray Christaria, una Espadachina Sagrada de la Academia Excalibur del Séptimo Assault Garden. También resultaba ser la chica que había despertado a Leonis de su letargo dentro de unas viejas y olvidadas ruinas.
Volviendo a prestar atención, Leonis sintió que cualquier resto de sueño desaparecía por completo de su mente. De repente, apartó las mantas y se sentó en la cama.
(… Cielos) Pensó.
Tomando una larga y profunda respiración, estabilizó los fuertes latidos de su corazón. Después de todo, no era más que una reacción puramente fisiológica de su cuerpo incorregiblemente humano. A través de sus párpados entreabiertos, Leonis contempló el rostro de la chica que dormía a su lado. Luego, con la punta de su dedo, pinchó su suave mejilla.
“Nnng… Mmm…” Un suspiro carnal escapó de los labios de Lyseria cuando los ojos de la chica de cabello plateado se abrieron. Sus ojos azul hielo, como la superficie de un lago transparente, se fijaron en Leonis.
“Buenos días, Seria-san”. Dijo a modo de saludo.
“Ah, Leo-kun… Buenos días…” La chica respondió con una voz somnolienta.
(Para ser un vampiro, este sirviente mío parece sufrir de presión arterial baja en las primeras horas del día). Pensó Leonis.
“Seria-san, ¿qué haces en mi cama?” Preguntó.
“¿Eh? Ah, erm…” Ante esa pregunta, Lyseria desvió la mirada en una dirección aleatoria.
“No intentes evadir la pregunta actuando linda”. Leonis le reprendió con exasperación.
La propia Lyseria había comprado esta cama. Originalmente, Leonis había pedido algo más cómodo, como un ataúd de piedra, pero Lyseria se negó firmemente esa petición. Hasta hace poco, había estado utilizando la cama de Lyseria, ya que su habitación estaba justo al lado de la suya.
“Parecía que estabas teniendo un mal sueño, Leo-kun…” Murmuró.
Leonis se mordió la lengua. Tenía una idea sobre lo que estaba hablando. En su sueño, el Rey No Muerto había visto a Roselia.
“¿Estaba moviéndome mientras dormía…?” Preguntó Leonis.
“Sí…”
Lyselia se levantó y colocó una mano con delicadeza sobre el cabello alborotado de Leonis. Si esto hubiera sucedido hace mil años, tratar a un Rey Demonio con tal insolencia habría sido respondido con una aniquilación instantánea. Dado que esa época quedaba en el pasado, Leonis se limitó a fruncir el ceño ante el sorprendente gesto, pero no hizo ningún intento de apartar la mano.
Dejar que Seria le diera una palmadita en la cabeza no le sentó tan mal. Tal vez porque le recordaba a Leonis los viejos tiempos, cuando ella solía hacer cosas similares.
“Estoy bien. Sólo he tenido un sueño sobre el pasado, eso es todo…” Leonis admitió, dándose la vuelta avergonzado. Fue entonces que notó que había un tinte rojo en los ojos de Lyseria.
“… ¿Fue eso realmente todo lo que viniste a hacer?” Preguntó consciente de su situación.
“¿Huh?” Lyseria ladeó su cabeza.
“¿No te has escabullido en mi cama para chuparme la sangre?”
Lyseria se puso rígida. Los iris rojos eran señal de un elevado impulso vampírico. Leonis se pasó una mano por el cuello, pero no pudo encontrar ninguna marca de mordedura.
“No parece que me hayas mordido”. Observó.
“Sí, bueno… Prometí… que no lo haría sin permiso…”
“¿De verdad no hiciste nada?” Leonis estaba algo sorprendido. El hecho de que Lyseria no hubiera tomado su sangre sin permiso significaba que había resistido un impulso instintivo en aras de mantener su palabra.
(Impresionante). Leonis se maravilló internamente.
Los sirvientes que acaban de convertirse en vampiros a menudo eran asaltados por un hambre intensa de sangre cada pocos días. Si bien Lyseria era una Reina Vampiro, la cúspide de su clase, el atractivo de ese deseo de alimentarse era difícil de resistir. Se trataba de una chica que se había entrenado para luchar contra los Voids durante años, pese a que anteriormente era incapaz de materializar una Espada Sagrada. Su fortaleza mental era mucho más fuerte que la del humano promedio.
Incluso con tal fuerza mental, Leonis no dudaba que resistir el impulso había sido nada más que una tortura para Lyseria.
“Adelante. Puedes chupar mi sangre”. Declaró Leonis, extendiendo su dedo índice.
“¿P-Puedo…?” Preguntó Lyseria temblando.
“Sí, por supuesto”. Leonis asintió.
Cierta parte del Rey Demonio en el cuerpo de un niño se preguntaba si tal vez era demasiado amable con sus sirvientes. Sin embargo, no era como si Lyseria se hubiera unido voluntariamente a las filas de los No-Muertos. Había ofrecido su vida para proteger la de Leonis. Incapaz de usar la magia sagrada, la única opción de Leonis para salvar a la valiente joven había sido recurrir a la hechicería del Reino de la Muerte para convertirla en lo que era ahora.
(… Si todo lo que requiere es mi sangre, entonces le daré toda la que necesite).
“Erm, me aseguraré de que no duela”. Dijo Lyseria.
“Te lo agradecería”. Respondió Leonis.
Al principio no hubo mucha incomodidad cuando la chica succionó su sangre. Era sólo un ligero toque de dolor dulce y embriagador. Los labios de Lyseria tocaron el dedo de Leonis, y…
*Chomp*
Sus pequeños colmillos penetraron en su carne con un mordisco que se sintió a la vez tímido y juguetón.
“Nnn… mhaa… nnng…” La lengua de Lyseria se enroscó alrededor del dedo de Leonis en éxtasis mientras gemidos carnales empezaban a escapar de su boca. Los seductores sorbos de sus lamidas y chupadas resonaban silenciosamente en la habitación.
“… Um, S-Seria-san…” Leonis intervino.
“Nn… ¿ncue (Que)…?” Ella le miró con ojos intoxicados.
“Estás siendo lasciva”.
“¡¿Aaaaah?!”
Lyseria apresuradamente liberó el dedo de Leonis de sus labios mientras su rostro se enrojecía de vergüenza.
“L-Lo siento. Sólo estaba, erm, aturdida…”
“Está bien. Sé que no eres del tipo vulgar”.
“… Leo-kun, malo…”
Los ojos de Lyseria se llenaron de lágrimas, y su rostro volvió a enrojecerse mientras se levantaba, se ponía un delantal y se dirigía a la cocina.
(Hmm. Tal vez me haya pasado un poco con ella).
Por supuesto, Leonis en realidad no consideraba la posibilidad de que Lyseria fuera indecente. Después de todo, sólo una doncella pura y casta podría haber resucitado como Reina Vampiro, la más poderosa de todos los sirvientes no muertos.
Lyseria llevó el desayuno a la pequeña mesa. En el plato había panecillos redondos recién horneados servidos con leche, mantequilla y queso. A su lado había huevos duros, una ensalada hecha con productos frescos de la planta agrícola, sopa de maíz y un racimo de uvas.
Cuando Lyseria cortó el pan integral, su vapor llenó la habitación con un rico aroma que cosquilleó las fosas nasales de Leonis. Su antiguo cuerpo no había necesitado comida para sobrevivir, pero se había adaptado rápidamente a su actual apetito. Cuando se trataba de comer, su cuerpo humano, a pesar de todos sus molestos inconvenientes, no era tan malo.
“Tienes que comer tus verduras también, Leo-kun”. Insistió Lyseria, poniendo un poco de ensalada en el plato de Leonis.
“Por favor, no te preocupes por mí. No necesitas tratarme como un niño”.
Respondió.
“Pero eres un niño. Además, apenas comes verduras, ¿verdad?”.
Probablemente había algo que decir sobre una chica no muerta que se preocupa por la salud de otra persona.
A pesar de su verdadera naturaleza, Leonis se veía como cualquier otro niño inocente de diez años. Dado Lyseria a menudo se ofrecía como voluntaria en el orfanato y ayudaba a cuidar a los niños, probablemente había desarrollado el hábito de preocuparse por aquellos más jóvenes que ella. Sin otra opción, Leonis se obligó a masticar las verduras que ella le había puesto delante, a pesar de su desagrado por los productos de hoja. Asintiendo con satisfacción, Lyseria encendió el terminal de pared con un movimiento de su dedo.
“Parece que la reconstrucción del distrito comercial todavía tardará un tiempo…”
En la pantalla se reproducía un vídeo en directo que mostraba grandes pilas de escombros y restos que eran removidos por vehículos de transporte de igual tamaño. El reciente ataque de los Void, aunque frustrado, había dejado una destrucción a gran escala a su paso.
Los Void eran misteriosas formas de vida no identificadas que supuestamente habían aparecido en el intersticio de la nada hace sesenta y cuatro años. La humanidad fue empujada al borde de la extinción tras su repentina llegada.
Su aspecto exterior se asemejaba al de los monstruos de la época de Leonis, pero no se sabía nada de su biología interna ni de su composición. Únicamente se podía suponer de dónde venían o cuál era su objetivo al atacar a la humanidad.
Al parecer, Arakael Degradios, el Archi-sabio y Lord del Vacío que había liderado el reciente asalto del Vacío al Séptimo Assault Garden, estaba informado sobre estas cosas. Desafortunadamente…
(Fue completamente aniquilado por la Dáinsleif). Recordó Leonis con una pizca de pesar.
Por muy podrido y deteriorado que se hubiera vuelto Arakael, seguía siendo uno de los Seis Héroes. Leonis no había estado dispuesto a arriesgarse a contenerse durante la batalla con él.
La historia oficial era que el Lord del Vacío que lideraba la Estampida había sido destruido repentinamente cuando la caldera de mana… la fuente de energía de la ciudad… se descargó espontáneamente mientras la criatura intentaba consumirla. Nadie sabía que un Rey Demonio en el cuerpo de un niño había sido quien había llevado al monstruo arbóreo a su fin.
“Aparentemente, un equipo de investigación enviado desde la capital llegará esta tarde. Su Alteza, la Princesa Altiria, lo dirigirá y entregará apoyo en forma de mano de obra y suministros”. Explicó Lyseria.
(¿Una princesa, eh…?) Eso hizo pensar a Leonis.
La perspectiva de conocer a la realeza de la era actual era intrigante. Una vez que Leonis encontrara el cuerpo reencarnado de Roselia y reconstruyera los Ejércitos de los Reyes Demonio, tendría que luchar contra este imperio humano o formar una alianza con él.
(Esta podría ser una buena oportunidad para aprender sobre las figuras influyentes de este mundo…)
Hasta donde la mayoría sabía, Leonis era sólo un niño refugiado. Tal individuo no podía acercarse casualmente a una persona de la realeza. Leonis reflexionó sobre cómo conseguiría una oportunidad para hablar con la princesa mientras continuaba comiendo su desayuno.
10:30 – Hora imperial estándar, cerca de las costas que una vez fueron conocidas como el Continente Oscuro.
El [Hyperion], una nave de guerra personal de la Familia Real del Imperio Integrado, se acercaba al Séptimo Assault Garden junto con sus tres naves escolta. El rumbo de la nave era algo inusual, con muchos giros complejos.
La nave de guerra estaba tripulada por cuarenta Espadachines Sagrados y equipada con armamento Anti-Void, aunque esto no quería decir que la embarcación fuera invulnerable. Un encuentro con un Arrecife del Vacío hundiría la nave con la misma facilidad que cualquier otra. Por ello, su tripulación tenía que hacer uso del radar para mantener vigiladas las zonas en las que pudiera formarse un Arrecife y evitarlas.
“Su Alteza, estamos en curso para llegar al Séptimo Assault Garden a tiempo”.
“Entendido. Mantengan la trayectoria, entonces”.
En el puente principal, que ofrecía una vista del mar, había una joven. Consideró el informe del Capitán de los Caballeros de la Guardia Real con un asentimiento sereno. Sus ojos verde jade eran resueltos y determinados, y los mechones de su cabello rubio parecían haber sido entretejidos con la luz del sol.
Pese a que todavía era una niña de doce años, esta chica era quien estaba al mando, dado que se trataba de Altiria Ray O’ltriese, cuarta princesa del lmperio Integrado. Altiria era la hija más joven de la Casa O’ltriese, una de las tres facciones reales que lideraban el Imperio Integrado. El imperio propiamente dicho era la Federación Humana que servía de núcleo a los Assault Gardens Móviles.
Sentada sobre el regazo de Altiria había una criatura blanca que parecía una bolita hinchada. Aunque claramente estaba viva, la pequeña criatura no era un animal. Tal vez como prueba de ello, su pelaje blanco emitía un tenue resplandor, y una cuidadosa inspección revelaba una reluciente gema roja incrustada en la frente de la criatura.
Este ser era un espíritu conocido como Carbuncle. Era un tipo de forma de vida de mana que había existido en la antigüedad. El hecho de que Altiria pudiera comunicarse con un espíritu era prueba de que pertenecía a la realeza.
“Su Alteza, sobre su visita a la zona urbana…” Uno de los Caballeros se dirigió a ella con el máximo respeto. “Creo que mostrarse ante los ciudadanos sería demasiado peligroso”.
“Pero es el deber de aquellos del linaje real”. Altiria respondió con un tono que resultaba muy maduro para su edad.
“Aun así, Su Alteza, la casa real tiene muchos enemigos”.
Era cierto que el imperio tenía muchos enemigos. Facciones nobles del antiguo régimen; una sociedad secreta de mercaderes conocida como la Compañía de Armas Isha; terroristas armados liderados por la población semi-humana; defensores revolucionarios; e incluso un culto del día del juicio final que adoraba a los Void como salvadores de la humanidad. Incluso con la presencia de la Academia Excalibur, no había garantía alguna de que el Séptimo Assault Garden fuese realmente seguro.
“Me parece completamente absurdo que la humanidad se pelee entre sí cuando nos enfrentamos a una amenaza tan grave como los Void”. Declaró Altiria.
“Sí, Su Alteza, pienso lo mismo, pero…” El Capitán de los Caballeros, de aspecto honesto, detuvo sus palabras.
Altiria soltó un ligero suspiro. “Lo entiendo. Entonces haré que mi discurso en la plaza de la ciudad se traslade al barco”.
“Gracias, Su Alteza”. El Capitán de los Caballeros inclinó su cabeza respetuosamente.
“Pero la noche de gala no será un problema, ¿verdad?”
“Correcto. La fiesta estará bajo la gestión de la Academia Excalibur. Las identidades de los invitados han sido confirmadas”.
La fiesta era un evento social en el que los ciudadanos del Séptimo Assault Garden podían subir al Hyperion y escuchar a la princesa hablar en persona. Los estudiantes de la Academia Excalibur estaban invitados a asistir, por supuesto, al igual que las figuras influyentes entre los ciudadanos.
Esto era para que Altiria y sus escoltas, como representantes de la capital, pudieran recabar las opiniones de quienes vivían en la fortaleza flotante de tecnología punta y transmitirlas con precisión a Camelot.
Altiria esperaba con ansias la oportunidad de hablar directamente con su pueblo.
(Además, mi hermana debe estar en algún lugar del Séptimo Assault Garden…) Pensó la princesa. Su hermana se había marchado antes de que la propia Altiria hubiese nacido. No sabía cómo lucía su hermana, y ni siquiera cuál era su nombre.
(Dudo que llegue a conocerla, pero…)
Si su hermana había despertado al poder de una Espada Sagrada y estaba asistiendo a la academia, entonces tal vez había una posibilidad de que se reunieran. Altiria abrazó al espíritu que descansaba en su regazo, con una expectativa esperanzadora llenando su corazón.
Al poco tiempo, la enorme ciudad-isla artificial se hizo visible.
“Espada sangrienta… ¡Activate!”
*¡Shing!*
Una cuchilla se estrelló, destrozando a un soldado esqueleto.
“Todavía no ha terminado”.
“… ¡!”
La voz de Lyseria resonó en el campo de entrenamiento interior. Se giró para cortar la cabeza de un enemigo. Sin embargo, incluso decapitado, el Caballero Esquelético cargó hacia adelante y agarró a la chica. Los soldados no muertos no tenían puntos débiles. Al igual que los Void, tenían que ser completamente destruidos para ser realmente derrotados.
Enemigos como los esqueletos eran un rival difícil para la Espada Sagrada de Lyseria, ya que adoptaba la forma de una fina hoja. Una mano huesuda se extendió para agarrar el esbelto cuello de la chica, pero al momento siguiente, Lyseria torció su cuerpo usando su pierna izquierda como eje.
“¡Maldito…!”
Dio una patada con toda la fuerza que pudo reunir. Su cabello plateado se agitó con el movimiento. El esqueleto fue partido en dos y cayó al suelo. Una técnica de agarre así, con la fuerza mejorada de un vampiro, era más fuerte que la mayoría de las armas contundentes. Aun así, ejecutar ese tipo de maniobra debería haber sido todo un desafío para la mayoría de la gente.
Lyseria era experta en algo más que solo una espada; sus capacidades en artes marciales también eran bastante impresionantes. Una brillante reacción defensiva como la que acababa de emplear contra el esqueleto era prueba suficiente de ello. Estaba claro que había pasado mucho tiempo afinando sus habilidades.
Llevando su pierna derecha hacia abajo, Lyseria tomó impulso y se lanzó hacia adelante para lanzar un tajo con su espada. Este ataque, potenciado con el mana de la chica, aplastó la cabeza de un esqueleto de Clase-Bestia.
“Haah, haah, haah…” Aunque Lyseria jadeaba, no había ni una gota de sudor en su cuerpo. Eso era de esperar, ya que era una no-muerta.
“Todavía puedo continuar”. Lyseria se dio la vuelta, mostrando una brillante sonrisa a Leonis.
Las Espadas Sagradas eran un poder milagroso otorgado por el planeta a determinados miembros de la humanidad, como medio para oponerse a los Void. Estas armas adoptaban una variedad de formas de acuerdo a la personalidad de su portador. Algunas podían ser espadas, otras katanas, arcos, hachas, bastones o incluso pistolas. Cada una poseía un poder único, y todas eran fundamentalmente diferentes de la hechicería que Leonis utilizaba.
Durante años, Lyseria había buscado la fuerza para proteger a los demás, pero había sido incapaz de despertar el poder de una Espada Sagrada. Recientemente, sin embargo, eso había cambiado finalmente.
(Es mejor de lo esperado). Leonis sonrió para sí mismo. (Si sigue mejorando, bien podría convertirse en un arma para mi defensa).
Aunque el poder de su hechicería permanecía intacto, Leonis todavía estaba en el frágil cuerpo de un niño. Podía usar su hechicería para reforzar su cuerpo, pero incluso eso tenía límites.
(Podría ser el momento de enseñarle algunos hechizos de Primer-Orden).
Una Reina Vampiro era el grado más alto de sirvientes no muertos, y no sólo estaba dotada de una poderosa destreza física, sino también de un suministro de mana y la capacidad de utilizar la magia por sí misma. Las habilidades de Lyseria con la espada podrían quedarse cortas en comparación con las de Sakuya Sieglinde, su kouhai01 y compañera del Décimo Octavo Pelotón, pero sin duda podría igualarlas si se convirtiera en una Spellblade02, un tipo de guerrero capaz de blandir la magia.
(Llevar un talentoso sirviente a su máximo potencial es satisfactorio). Pensó Leonis. Sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa maliciosa.
“Leo-kun, ¿estás pensando en algo malo?” Lyseria le miró, enarcando las cejas.
“N-No lo estoy”.
“Tu Onee-san puede saber cuándo lo estás”. Declaró, mirándole fijamente.
“D-De todos modos… a continuación, haré que te enfrentes a un Ogro Esquelético”. Dijo Leonis en un intento de cambiar el tema. Agitó su Báculo, y los huesos de los enemigos dispersos comenzaron a juntarse, tomando la forma de un gran y corpulento gigante.
“¡¿Q-Qué es eso?!” Exclamó Lyseria, incrédula.
“Al derrotarlo concluirá tu entrenamiento por hoy”. Declaró Leonis.
“¡¿Quéééééé?!”
Pese a lo imponente que podía parecer, Leonis sabía que un Ogro Esquelético no era el tipo de oponente que le daría problemas a Lyseria.
“Espera, Leo-kun, ¡¿a dónde vas?!”
“A la biblioteca. Al fin tengo mi tarjeta de identificación, después de todo”.
“… ¡Aaaah, Leooooo-kuuuuun!”
Leonis salió de las instalaciones de entrenamiento con el sonido del metal chocando tras él.
Leonis abandonó el lugar donde Lyseria había estado practicando y se dirigió a la biblioteca de la academia. Su plan era estudiar aquellos libros y tomos antiguos que habían sido descubiertos entre las ruinas. Tenía curiosidad por aprender sobre la tecnología mágica que se había desarrollado rápidamente en las pocas décadas transcurridas desde la invasión inicial del Vacío y el comienzo del Proyecto Assault Garden. Había algo de historia sobre el tema disponible en su terminal portátil.
Los detalles verdaderamente deseables estaban contenidos en tomos antiguos impregnados de mana, especialmente aquellos verdaderamente raros clasificados como grimorios. Ese tipo de libros se habían hecho imposibles de copiar digitalmente, lo que significaba que Leonis tenía que leerlos de primera mano en la biblioteca.
(Necesitaré una gran cantidad de información si pretendo reconstituir los Ejércitos de los Reyes Demonio).
Los Ejércitos de los Reyes Demonio habían subestimado anteriormente la importancia de la inteligencia e información, un error que había llevado a esas fuerzas a la ruina. Leonis no podía permitirse cometer ese error por segunda vez.
La biblioteca de la academia era un edificio rectangular rodeado de paredes de alabastro. Era bastante pequeña en comparación con la Bóveda de la Sabiduría del Reino de Rognas, pero, de nuevo, la mayoría de los libros modernos eran digitales.
Leonis levantó la tarjeta de identificación que le habían entregado y pasó por la puerta de la biblioteca. Incluso a esta hora relativamente temprana, ya había algunos estudiantes en la biblioteca.
Un grupo de chicas notó la presencia de Leonis y empezaron a susurrar apresuradamente cosas como “¡Mira a ese chico!” y “Qué lindo♪”.
Ignorándolas, Leonis se dirigió directamente a la puerta del archivo interior. Levantó su tarjeta de identificación de nuevo, pero esta vez, la puerta parpadeó en rojo. Una pequeña alarma sonó.
“¿Qué ocurre?” Leonis ladeó su cabeza de manera interrogativa.
Ante los ojos de Leonis, apareció una pequeña criatura parecida a un búho.
Brillaba con un tono azulado.
(Este no es un animal común). Siendo un Rey Demonio, los agudos ojos de Leonis discernieron rápidamente la naturaleza del búho.
“No puede ser… ¡¿Un espíritu?!” Leonis no pudo evitar exclamar en voz alta.
Los espíritus eran formas de vida de mana nacidas de la energía emitida por la luna.
(Así que incluso en una época en la que los dioses han perecido, los espíritus han sobrevivido…)
“¿Eres una especie de guardián?” Preguntó Leonis.
“Soy estudiante de esta academia. ¿Puedes dejarme pasar?”
El espíritu se puso rígido por un momento, y luego afirmó:
“¿Qué? ¿No es suficiente esta tarjeta?”
“… Ya veo. ¿Cómo puedo solicitar su aprobación, entonces?” Preguntó Leonis, cada vez más impaciente.
¬ La criatura búho recitó.
“Varias semanas…” Leonis se quejó. El Rey No Muerto estaba acostumbrado a esperar, pero actualmente estaba registrado como refugiado. ¿Se aprobaría una solicitud de alguien como él?
(Esto es irritante). Pensó Leonis. Reducir el espíritu a cenizas sería un asunto sencillo para alguien como él, por supuesto, pero eso causaría una conmoción indebida.
(Podría hacer que Shirley se infiltrase en el archivo). Consideró Leonis. Tan pronto como ese pensamiento pasó por su mente…
“Ahí estás, chico♪”.
La visión de Leonis se volvió repentinamente oscura. Alguien se había acercado a él por detrás y le había cubierto los ojos.
“Heh, heh. ¿Adivina quién soy?♪” Preguntó la voz.
*Squish*
Leonis sintió un par de pechos de tamaño considerable presionándose contra su espalda.
“Regina-san, por favor. Estamos en público”. Respondió Leonis, haciendo su mejor esfuerzo para mantener la compostura mientras su corazón comenzaba a acelerarse.
“Hmm. Sabes, deberías hacerte el tonto y disfrutar de la sensación de mis pechos contra ti un poco más, chico. Es de buena educación”.
“No veo qué tiene que ver eso con la cortesía”. Susurró Leonis con exasperación, y se dio la vuelta.
Allí estaba una chica bajita y guapa con el cabello rubio atado en coletas. Era Regina Mercedes, la sirvienta de Lyseria y compañera de pelotón. Era una chica alegre y le gustaba hacer sabrosas galletas caseras. Desafortunadamente, también tenía la desagradable costumbre de burlarse de Leonis como acababa de hacer. Sonrió, mirando a Leonis con sus ojos verdes como gemas.
“¿Qué haces aquí, Regina-san?”
“He venido a devolver algunas imágenes que pedí prestadas”. Respondió, sacando el objeto en cuestión de su bolsa. “¿Qué haces aquí, chico? No hay revistas indecentes en la biblioteca”.
“N-No he venido por eso”. Exclamó Leonis, atónito. “Sólo quería tomar prestados algunos libros”.
Regina dirigió su mirada hacia el espíritu que les bloqueaba el acceso a la puerta.
“… ¿Intentas entrar en el archivo subterráneo?” Regina miró el rostro de Leonis con desconfianza.
“Um, sí…” Contestó.
(¿Qué debo hacer?)
Sin duda, que un niño de diez años como Leonis tuviera interés en los tomos antiguos era muy inusual. El Rey Demonio se quedó en silencio mientras pensaba en una excusa.
“Sólo pensé en la posibilidad de que algo allí podría ayudarme a recuperar mis recuerdos…” Leonis dijo finalmente.
“¿Tus recuerdos?”
“La habitación en la que estaba atrapado se encontraba sellada con un texto antiguo. Así que pensé que, si podía leer algo de escritura antigua, podría encontrar una pista…”
El informe presentado a la Oficina Administrativa había registrado a Leonis Magnus como un niño refugiado amnésico secuestrado por los Void. Investigar las ruinas con la esperanza de recuperar sus recuerdos podría considerarse un poco entusiasta para un niño, pero era lo mejor que se le había ocurrido a Leonis en ese momento.
Regina se puso en cuclillas para quedar a la altura de sus ojos.
“Lo entiendo. No tener tus recuerdos debe hacerte sentir bastante ansioso y asustado”. Puso una mano en la cabeza de Leonis y le alborotó el cabello con suavidad. “Está bien. Deja que me encargue de esto”.
Regina asintió y se puso de pie, volviéndose hacia el búho.
“Espíritu, por favor, permítele acceder a mi autoridad”.
“Oh, vamos. No seas tontito”. Regina ronroneó, dándole un golpecito en la cabeza al búho con un dedo.
La luz de advertencia se apagó y la puerta se abrió con un clic.
(¡¿Acaba de interferir con el espíritu?!) Leonis se quedó atónito.
Incluso con su dominio de las artes arcanas, Leonis no podría haber logrado un truco como ese. Las únicas capaces de interferir con los espíritus eran las Princesas Sacerdotisas que tenían la habilidad de convocar su poder.
“¿Qué acabas de hacer?” Preguntó Leonis.
“Sólo una pequeña cosita”. Respondió Regina. Se llevó el dedo índice a sus labios y susurró: “Puedo usar un poco el poder de los espíritus, eso es todo.
Los demás miembros del decimoctavo pelotón ya lo saben, pero mantén el secreto, ¿de acuerdo?”
“¿Así que eres una usuaria de espíritus?”
“No, no. No es nada de eso. Venga, vamos”.
Al otro lado de la puerta había otra puerta que conducía a un ascensor, un aparato mágico que hacía uso de una avanzada magia de control gravitatorio. Tan pronto como Leonis puso un pie en él, el ascensor empezó a descender silenciosamente. La fortaleza Death Hold de Necrozoa, había tenido dispositivos similares, pero eran mecanismos mucho más primitivos que requerían esqueletos que utilizaban poleas y cuerdas.
(Esta tecnología es impresionante. Ya veo por qué la hechicería normal acabó olvidada). Pensó Leonis. Pero más que eso, aún le preocupaba el espíritu búho.
“Regina, el búho de antes era un espíritu, ¿verdad?” Preguntó, dándose la vuelta para mirar a la chica que iba en el ascensor con él.
“Sí, es uno de los Elementales Artificiales de la Compañía Phillet”. Explicó.
“¿Elementales artificiales?” El término desconocido dejó a Leonis perplejo.
“Espíritus creados utilizando tecnología mágica. A diferencia de los espíritus normales, sólo pueden realizar tareas sencillas”.
“Espíritus creados artificialmente…”
También en la época de Leonis se había investigado la magia capaz de crear espíritus. Sin embargo, resultó en un rotundo fracaso.
(¿Han creado espíritus con éxito, y les hacen realizar diversas actividades?)
Era un logro asombroso, pero planteaba la pregunta de qué había pasado con los espíritus de origen natural.
“¿Qué pasó con los espíritus no artificiales?”
“Ah, te refieres a los espíritus originales”. Dijo Regina. “Se habla de ellos en las leyendas, pero he escuchado que rara vez se dejan ver desde que comenzó la invasión del Vacío. Al parecer, algunos todavía existen en los bosques antiguos, pero realmente no se sabe mucho al respecto”.
“… Ya veo”. Respondió Leonis. Ya se lo esperaba.
(Sin embargo, esto significa que los espíritus todavía existen).
A diferencia de los humanos, los espíritus desconocían el ciclo natural de la vida. Uno de orden superior capaz de comunicarse podría informar a Leonis de todo lo que había sucedido mientras estaba sellado. El Rey No Muerto se aseguró de tomar nota en su mente de ello.
Después de un largo viaje a las profundidades, el ascensor finalmente se detuvo.
“Esto es increíble…” Expresó Leonis al salir.
“Sí, también es mi primera vez viendo esto…” Añadió Regina.
Un gran cilindro se situaba en el centro de la sala, predominando en sus alrededores. En su interior había innumerables libros, contenidos en cajas transparentes. Parecía haber cientos de volúmenes alojados dentro del cilindro.
“¿Qué estás buscando?” Preguntó Regina.
“Bueno, hay muchos más libros de los que imaginé. Supongo que comenzaré con cualquiera que parezca adecuado…” Murmuró Leonis.
Sin un punto de partida real, Leonis eligió una serie de volúmenes al azar con información de antes de la invasión del Vacío que no estaba registrada en la base de datos pública. Extendió una mano e invocó una [Mano Sombra] para tomar varios libros juntos.
“Ah, chico…” Regina interrumpió.
“¿Qué pasa?”
“Puedes leer estos libros aquí, pero no puedes sacarlos. Engañé al espíritu de arriba, pero los libros son rastreados por algún otro sistema”.
(Hmm. Supongo que eso es razonable).
Los tomos estaban protegidos fuertemente, así que tenía sentido que los estudiantes no tuvieran permitido salir con ellos.
“¿Qué tal si transcribimos el contenido y nos marchamos con eso?” Preguntó Leonis.
“Eso está bien, creo…”. Regina respondió.
Leonis sacó un bolígrafo del bolsillo del pecho de su uniforme. No era uno de los bolígrafos de hueso que usaba habitualmente. Éste provenía de la tienda de la academia y producía tinta automáticamente. Después, extrajo un trozo de pergamino de su sombra y entonó un hechizo.
El utensilio cobró vida y comenzó a moverse por sí mismo, copiando el contenido de los textos antiguos.
Se trataba del hechizo de escritura automática, [Auto Record]. Leonis lo había ideado originalmente para producir en masa pergaminos mágicos.
“¿Es esa la habilidad de tu Espada Sagrada?” Preguntó Regina, observando lo que Leonis estaba haciendo.
“Algo así”. Respondió Leonis.
Con el hechizo activado, copiar los libros tomaría alrededor de una hora.
“Bueno. Volveré entonces, chico”.
“Entendido. Muchas gracias, Regina-san”.
Leonis inclinó su cabeza en señal de gratitud, y Regina subió al ascensor después de decir adiós con la mano.
El Sexto Pabellón del Séptimo Assault Garden era también conocido como el Pabellón de Protección Especial de los semi-humanos. Era un entorno artificial que consistía en un bosque de árboles de hoja ancha que rodeaba un lago de agua dulce mantenido con agua desalinizada del océano.
En esta área vivían poco más de veinte mil ciudadanos, un tercio de la población total del Séptimo Assault Garden. La mayoría eran semi-humanos que habían sido segregados del resto de la población.
Semi-humano era un término colectivo para designar a los hombres bestia, elfos y razas de demonios que habían vivido en los bosques, montañas e islas antes de que el imperio iniciara el Proyecto de Integración Humana. Hace sesenta y cuatro años, los semi-humanos habían sido llevados al borde de la extinción por la invasión del Vacío, al igual que sus homólogos humanos. Bajo el pretexto de protegerlos, fueron absorbidos por el imperio.
En ese bosque creado por el hombre, donde los semi-humanos establecieron sus residencias, se encontraba un templo tan cubierto de vegetación que parecía una casa abandonada. Allí se reunía un grupo de figuras envueltas en abrigos cenicientos. Eran veinte en total, y todos estaban armados. Un aire de intranquilidad se cernía sobre la estructura en ruinas.
“Como todos saben, Altiria, la cuarta princesa y su buque de guerra, el Hyperion, van a atracar en este Assault Garden para dar un discurso motivacional”. Declaró una voz grave que recordaba a un gruñido.
Quien hablaba era un enorme hombre musculoso y bien dotado, cuyo físico era claramente visible incluso a través de su abrigo. El rostro bajo su capucha era el de un león negro.
Se trataba de Bastea Colossuf. Un descendiente del Clan Shamar, un grupo considerado como una de las tribus semi-humanas más combativas y beligerantes. Bastea servía como líder de la organización militante radical, Sovereign Wolves03. Bajo su dirección, la facción había realizado innumerables actos de terrorismo contra el imperio.
Desde el incidente de ocupación del Salón del Parlamento, que dejó más de doscientos muertos, Sovereign Wolves había empezado a desplazarse de un Assault Garden a otro, permaneciendo a la espera mientras entrenaban a nuevos reclutas y simpatizantes. Habían llegado al Séptimo Assault Garden hace unos ocho meses y se escondían de la vigilancia de la Oficina Administrativa en el bosque del Pabellón de Protección de los semi-humanos, donde eran más difíciles de rastrear.
Ocultos allí, los revolucionarios afilaban sus garras mientras esperaban la oportunidad para atacar.
“Aaah, lo espero con ansias, en serio. Finalmente podremos masacrar a algunos humanos descarados”. Dijo un hombre bestia pequeño… un hombre lobo asesino… mientras se relamía ansiosamente los labios.
“¿Pero podemos realmente confiar en esa mujer, Bastea-sama?” Preguntó una figura corpulenta que estaba de espaldas a la pared.
Había un cuerno grande y afilado que sobresalía de su frente, un claro indicador de que la mujer disidente pertenecía a la raza de los Demonios Iracundos.
“Ella nos dio poder. Eso es un hecho innegable”.
“Tiene razón, Elza. Ahora tenemos el poder de las Espadas Sagradas, ¡al igual que esos humanos!”
“Heh, heh, heh… Esas no son Espadas Sagradas”. Sonó una nueva voz, haciendo que todos se giraran y miraran a quien hablaba.
“… ¡¿?!”
“Esas son Espadas Demoníacas, objetos otorgados por la diosa”.
En algún momento, una hermosa y encantadora mujer de piel oscura había aparecido en la entrada del templo. Si bien parecía tener unos veinte años, la apariencia no era fiable cuando se trataba de una elfa oscura como ella. Empuñaba una espada negra que emanaba una inquietante aura.
“Ahí estás, Sharnak, bruja”. Escupió Bastea.
Sharnak del Bosque de la Oscuridad Perpetua había aparecido por primera vez durante una reunión secreta de Sovereign Wolves varias semanas antes de la Estampida del Lord del Vacío en el Séptimo Assault Garden. Aunque la célula rebelde había desconfiado de la elfa oscura al principio, no tardaron en aceptar la promesa de poder que ofrecía mediante la bendición de la diosa.
La elfa oscura les concedía una habilidad similar a las milagrosas Espadas Sagradas que, el planeta había otorgado a la modesta raza humana seleccionando a aquellos en los que veía potencial.
“¿Qué les parece el poder de la diosa? ¿Les gusta?” Sharnak sonrió con confianza hacia los demás.
“¿Por qué estás cooperando con nosotros?” Presionó Bastea.
“Porque la diosa así lo desea”.
“La diosa, ¿eh?” Gruñó Bastea en respuesta.
(No me fío de esta mujer). La intuición de Bastea como hombre bestia le advertía que esta elfa oscura hablaba con la lengua de una víbora.
(Aun así, el poder de las Espadas Demoníacas que ella nos dio es bastante real).
Sovereign Wolves no estaba en posición de rechazar la ayuda basándose en quién la proporcionaba. Todo lo que importaba era liberar a sus compatriotas cautivos en la capital.
“Los preparativos para secuestrar el barco ya están en marcha. Puedes dejarlo todo en mis manos”. Sharnak comentó.
“Si un acorazado imperial fuera tan fácil de tomar, ya lo habríamos hecho”.
Le dijo Bastea.
“Convocaré los poderes de la Nada”. La bruja respondió.
“¿Qué?” Bastea frunció el ceño.
Un miasma negro comenzó a filtrarse de la hoja de la Espada Demoníaca en las manos de Sharnak.
“La Nada que sirve a la diosa guiará tu camino”.
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