Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 2

Capitulo 5: Choque Enmascarado

Parte 1

 

 

Orba salió del campo de detención temprano esa mañana. Su encuentro era por la tarde. Su viaje hacia y de regreso del palacio tomaba aproximadamente dos horas.

Había solo unas pocas horas hasta el acto de apertura. Los gladiadores estaban entrenando en grupos preparándose para la próxima pelea en los terrenos del estadio. Al igual que el otro día, el gladiador enmascarado estaba allí con ellos. Y, como la última vez, trataron de ignorarlo, aunque de hecho, tenían su atención en él todo el tiempo.

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El gladiador enmascarado no sostenía una espada en la mano, ni se quitó la ropa para hacer estiramientos, solo caminaba alrededor de ellos.

Desde que Pashir lo maldijo como un “perro”, los otros gladiadores ya no vieron a Orba como un esclavo al igual que ellos. En cambio, ahora era un enemigo que trabajaba para Mephius. De hecho, la mayoría de los ojos que seguían a este guerrero enmascarado mostraban hostilidad.

Si Pashir, que odia Mephius, está siguiendo con este plan solo, entonces el plan debe coincidir con sus objetivos.

Eso era lo que Orba sospechaba. Si ese era el caso, era mejor acercarse a Pashir y a aquellos que odiaban y tenían rencor contra Mephius. Incluso podría ser capaz de participar en este plan si las cosas iban bien. Orba acarició suavemente su liso rostro y comenzó a descender las escaleras del estadio. Sí, desde hace algún tiempo, Orba había estado mirando hacia los terrenos del estadio. Y a este gladiador caminando por ahí:

— ¡Orba!

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Llamó. Solo pudo forzar una sonrisa ante la ironía de decir su propio nombre, y saltó a la arena del estadio.

El gladiador enmascarado se dirigió hacia Orba. Bien consciente de que había llamado la atención de todos,

— Tengo que decir que ayer hiciste un gran trabajo. Me has hecho sentir orgulloso. Pero no creas que estaré satisfecho con esto.

— …

“Orba”, o mejor dicho, este gladiador enmascarado, no respondió.

— Tu oponente de hoy parece ser Gash, un soldado enemigo de la guerra de los diez años con Garbera, dicen que ha decapitado a un centenar de hombres en el campo de batalla. Es un monstruo temido como la “bestia demoníaca de las Cien Muertes”, una vez fue liberado por sus servicios, pero una vez más fue hecho esclavo por matar a su comandante. También atrajo la atención de la gente. Entiendes, ¿verdad? Lo que la gente quiere ver es que ese héroe sea derribado por la espada del nuevo héroe, tú. Entonces mí valor, ya que fui yo te recomendó, seguramente aumentará. Escucha. Mátalo de forma rápida y segura. No permitas un encuentro cercano. Mátalo de un solo golpe. ¿Entiendes?

Dicha sea la verdad, el gladiador enmascarado no dijo nada. Sin embargo, actuó como si lo hubiera hecho. Y frente a él, Orba repentinamente abofeteó la máscara.

— ¡No me respondas, escoria! ¿Entonces ya crees que eres un héroe? ¿Quién crees que te salvó de ser esclavo? ¿Gash es un oponente fuerte? Sí, no es débil, te concederé eso. Pero, si ese llamado Gash no es asesinado por ti, entonces no tendré más uso para ti. ¡Haré que vuelvas a ser esclavo en menos de un minuto! ¡¿Entiendes?!

Orba gritó con toda su arrogancia, dejando al guerrero enmascarado humillado.

Lanzó una fugaz mirada a los humildes gladiadores, que le enviaban miradas de odio.

— Todo listo —murmuró Orba, luego se dirigió hacia las estancias de los dragones, que también se encontraban cerca el estadio.

Los dragones utilizados en los juegos de gladiadores eran puestos en jaulas. Había unas notablemente más grandes cuyo interior estaba vacío. Dentro de dos días, los dos hombres elegidos como Clovis y Felipe conducirían a doscientos esclavos para luchar contra varios dragones grandes. Las jaulas probablemente estaban preparadas para ese propósito.

— Orba.

Hou Ran le llamó usando este nombre. Aunque no había señales de nadie a su alrededor, levantó los dedos frente a sus labios presa del pánico.

— ¡Shh! —Hou Ran, encontrándolo humorístico, lo imitó y realizó el mismo gesto.

— Qué complicado, tener dos nombres. Los dragones no asocian significado al sonido de los nombres, pero puedo enseñarles el concepto general. ¿Cuál quieres que les enseñe?

— ¿No puedes hacerlo con el que sea?

Por irrazonable que sea, le guardaba rencor a Ran. Pero ahora lo había olvidado.

— ¿Qué tal esto, el que el Baian pueda manejar mejor? —Preguntó.

La batalla contra Gash en las semifinales de hoy era a la espalda de un dragón, montando a un Baian de tamaño mediano. Esto era algo que incluso Orba había experimentado solo algunas veces.

— Si estás buscando a aquellos que están acostumbrados a que las personas se suban a sus espaldas, hay algunos. Han sido entrenados para el uso militar, por lo que escuchan las órdenes. Es solo que este niño de aquí te vendrá mejor.

Hou Ran acarició el hocico del único dragón que luchaba por asomar la cabeza entre las barras de la jaula. Ella entrecerró sus ojos almendrados.

— ¿Lo recuerdas? Ya lo has montado antes.

— Por supuesto.

Orba asintió en respuesta, aunque eso no significaba que recordara su cara. Como Ran mencionó, hubo un tiempo atrás, cuando todavía era un esclavo, que sacaban a los dragones y él había montado en la espalda del Baian. Pensando en ese entonces, Fedom apareció inmediatamente después y lo acomodó como el doble del príncipe.

— Este niño es lo mejor para ti. Se ha apegado a ti. ¿Ves? Se ve tan feliz ahora que Orba ha venido.

Los ojos de Baian brillaban y resoplaban bruscamente mientras movía incesantemente su lengua hacia dentro y fuera.

— … No lo veo, como de costumbre.

Orba habló sin preocuparse. Ganar el afecto de un dragón era lo mismo que ser tratado como su comida.

— Por otro lado, ¿cuál es lo menos probable que pueda montar?

— ¿Qué vas a hacer si te digo? —dijo Ran, molesta por su extraño interés. ¿Vas a dárselo con tu oponente?

— ¿Y qué pasaría si lo hiciera?

— Cobarde.

— Se llama estrategia.

Orba sonrió, mostrando sus dientes blancos. Regresó al palacio, y una vez que se acercaba la noche, se dirigió al estadio una vez más.

Por supuesto, esta vez lo hizo con su máscara de tigre y su armadura de cuero.

Mañana, los cuatro contendientes por el título de Clovis y Felipe serían elegidos y cada uno tendría un enfrentamiento uno contra uno. Hoy, el área de asientos de los nobles estaba llena en un tercio para la batalla que podría llamarse la selección final de los cuatro elegidos.

Poco antes del mediodía, apareció el emperador Guhl Mephius, que había traído a varios de sus partidarios. El emperador no era un hombre particularmente aficionado a los juegos de gladiadores y el año pasado, a excepción de la ronda final, rara vez se mostró. Todo el mundo rumoreaba que Orba había llamado su atención.

Y también, habiendo captado posiblemente más atención que el emperador, se encontraba la presencia de Vileena Owell. Debido a que no se había presentado en ninguna audiencia pública hasta ahora, las personas que estaban allí habían olvidado temporalmente los juegos mientras miraban a esta princesa extranjera.

Entre los varios combates de hoy se celebrarían las ceremonias de mayoría de edad.

Entre los hijos de nobles y comandantes de doce años o más, cuatro habían dado un paso al frente. El hijo de Rogue Saian, Romus, era el más joven a los doce años, pero la que más llamaba la atención era la segunda hija del comandante Odyne Lorgo, Lannie Lorgo. De hecho, esta jovencita era fuerte de corazón, pareciendo completamente indemne por el dragón que era llevado hacia ella.

El cuello del Baian estaba envuelto en cadenas y soldados musculosos sujetaban las cadenas con ambas manos. Lannie saltó ligeramente sobre la espalda del dragón y fácilmente lo movió. Mientras disfrutaba de los vítores, dio una reverencia digna de una dama.

Lannie bajó al dragón y le sonrió a Romus que esperaba en la fila. Entonces susurró algo a sus oídos. Desde el punto de vista de un observador, parecía animar a Romus y darle consejos.

— Te alabaré por venir aquí y no huir con la cola entre las patas. Pero es imposible para ti. Antes de que llores a mares, ¿por qué no dices que sufres calambres en el estómago?

Esto fue lo que ella realmente dijo. Estos dos habían compartido una relación como esta desde mucho tiempo atrás.

En poco o nada de tiempo, el turno de Romus había llegado. Los soldados lo instaron a proseguir, pero sin pisar un solo paso, su mirada comenzó a buscar en sus alrededores.

— Papi no vendrá para salvarte —dijo Lannie en voz baja.

Al mismo tiempo, vio a Hou Ran en las puertas desde donde los gladiadores entraron. Ran le sonrió y asintió. Devolviendo un asentimiento asertivo, Romus valientemente caminó hacia el dragón y saltó sobre su espalda.

Al hacerlo, el cuerpo del dragón se torció a izquierda y derecha. Podía ser un dragón joven, pero incluso el más leve movimiento era suficiente para empujar a los soldados que sostenían sus cadenas. Incluso Romus empezó a caer, haciendo que la multitud diera gritos de horror. Sin embargo, Romus nunca perdió la calma. Yacía tendido sobre la espalda del dragón y puso una mano en la parte posterior de su cuello. El dragón dejó escapar un gemido bajo, y gradualmente comenzó a calmarse, y finalmente comenzó a moverse. La mayor cantidad de aplausos llovió sobre Romus en este día.

Sus padres soltaron un suspiro de alivio, y Lannie, lejos de enfadarse al ver que le quitaban el centro de atención, se quedó incrédula en shock.

La ceremonia de mayoría de edad terminó sin incidentes, y así comenzó otra serie de combates de gladiadores. Todos eran gladiadores que habían ganado en sus batallas desde el primer día, por lo que su habilidad era indiscutible. El estadio se sacudía en anticipación de estas batallas de alto nivel.

E indiferente al entusiasmo salvaje que la rodeaba,

— Princesa, ¿todavía no llega el turno de Orba-sama? —Theresia habló con cara pálida—. A decir verdad, no puedo soportar mirar. Por favor, dígame cuándo haya llegado su turno. Hasta entonces, voy a mantener los ojos cerrados.

— En el nombre de Garbera, ¿qué crees que estás diciendo?

La propia expresión de Vileena no se veía demasiado bien. Incluso ahora, cuellos y extremidades salían volando y entrañas ensangrentadas se escupían debajo de ellas. Pero Vileena nunca desvió la mirada, mirando inmóvil mientras cerraba los dos puños sobre sus rodillas.

En poco tiempo, un Baian salió de la puerta este. Los encuentros desde aquí continuarían a espaldas de los dragones; es decir, era casi el turno de Orba. Por una razón u otra, el color volvió a la cara de Vileena cuando:

— Princesa —el paje del emperador vino y se arrodilló ante ella—. Su Majestad ha extendido su invitación a usted. Si no le importa, desea disfrutar los juegos junto a usted. Por supuesto, la persona que la acompaña es bienvenida también.

Vileena y Theresia se miraron.

— Acepto.

No tenía ninguna razón para negarse. Se pusieron de pie, y mientras caminaban hacia la zona donde estaba sentado el emperador, Theresia le tiró de la manga y le susurró en voz baja:

— Se lo ruego, por favor no mencione el tema de Lord Kaiser cuando se encuentre con el emperador. En el marco de la arena, estos señores son más fervientes de lo habitual. Me temo que un pequeño error podría llevar a una situación irreversible.

— Como esperaría de ti, Theresia. Prestas mucha atención a tu entorno.

Bromeó alegremente, pero al encontrarse con los ojos del emperador, hizo una reverencia sin poder ocultar la ansiedad que aparecía en su rostro. Guhl Mephius preparó un asiento a su lado para Vileena. Y en perfecta sincronía, los nombres de los dos gladiadores del siguiente combate fueron pronunciados y comenzaron a entrar en la arena.

El guerrero enmascarado, Orba, y el gladiador que una vez ganó su porción de logros durante la guerra como esclavo en el campo de batalla, Gash. Ante la aparición de estos dos hombres, con cuyas figuras ya estaban familiarizados, la emoción de la arena se disparó.

— El nuevo héroe y el antiguo héroe —habló repentinamente Guhl Mephius—. A la luz del futuro de este país, me he dado cuenta de que alguien podría emplear trucos para prevalecer como el nuevo héroe. Sin embargo, no permitiré esto dentro de la arena. Aquellos que no pueden abrir su camino con su propio poder no son dignos de ser llamados héroes —Vileena no mostró intención de responder. Entonces Guhl preguntó—: ¿Estás a favor de los juegos de gladiadores, princesa?

— No lo estoy —respondió inmediatamente Vileena, sin prestar atención a la expresión horrorizada de Theresia—. Son un poco abrumadores. Honestamente, me siento débil por el olor a sangre y el fervor que me rodea aquí.

El emperador rió despreocupadamente.

— Dices las mismas cosas que Lana diría —mencionó el nombre de la emperatriz anterior—. La etiqueta de salvaje que otros países le han dado a Mephius es ciertamente acertada. Sin embargo, este entretenimiento es tan necesario para los ciudadanos como el pan que llena sus platos. No solo fomenta el surgimiento de poderosos guerreros, sino que es una necesidad para preservar nuestros rasgos militaristas. Los hombres se reúnen bajo la bandera de una espada fuerte. Y debido a que creen que están protegidos por una espada fuerte, pueden pasar sus días en paz. Esto es algo que la princesa también debe haber experimentado.

— …

— Bueno, la paz con Garbera se ha establecido por fin. El próximo año, espero poder invitar a muchos pilotos de aeronaves de Garbera y participar con ellos en una carrera. Es seguro que genere un ambiente festivo. Espero contar con la asistencia de la princesa en esa ocasión.

El emperador lo dijo medio en broma. Vileena bajó los ojos ligeramente pensativa. Este emperador desprendía la atmósfera de un anciano bondadoso y afable, pero seguramente planeaba alimentar a los dragones con cualquiera de sus seguidores que se atreviera hacer una objeción contra él. Ella entendió esto al ver las diversas expresiones que tenían las caras de los estadistas. Aunque ella lo entendía, no era algo que fuera a admitir.

Orba y Gash entraron en medio del ring. Incluso entre todos los gladiadores renombrados reunidos en Solon, eran particularmente famosos. Sus nombres eran repetidamente dichos con gritos desgarradores. El emperador examinó el alboroto. Cuando éste se calmó, preguntó:

— ¿Quién crees que es más probable que gane, princesa?

— No sé las peculiaridades que se yacen en la espada. Simplemente deseo que Orba gane.

— Ya veo. Orba es el gladiador esclavo que se infiltró en la fortaleza de Zaim y te rescató. Es natural que quieras apoyarlo.

— Es descarado de mi parte preguntar, pero ¿quién cree que va a ganar, Su Majestad?

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— Eso depende totalmente de a quién sonría el dios de la fortuna —dijo Guhl secamente—. Es lo que me gustaría decir, pero eso sería descortés de mi parte. Princesa, ¿qué tal si hacemos una apuesta? Si la princesa desea la victoria de Orba, entonces yo apostaría por el gladiador Gash.

— Qué está…

— No hay necesidad de preocuparse. Esto solo servirá como una apuesta amistosa. Si la princesa gana, le otorgaré cualquier solicitud que tenga. Y si yo ganara…

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— … No hay nada que pueda ofrecerle.

— Me gustaría tener el honor de nombrar a mi nieto.

Vileena quedó asombrada. Esa sola mención había traído aquellos lejanos recuerdos de su abuelo que residía en la villa real de Garbera, de la que había sido alejada.

¿Qué tipo de niño vas a dar a luz y criar?

Me gustaría ver esa imagen entrañable de ti acunando al bebé en tus brazos.

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El emperador Mephius, Guhl Mephius, y el antiguo rey de Garbera, Ainn Owell. Estos dos ancianos personajes, que eran tan diferentes como el día y la noche, estaban conectados a través de sus pensamientos sobre un nieto.

Vileena quedó desorientada, sin saber qué decir. Durante este tiempo:

— ¡Los dos guerreros, que ahora se acercan a la puerta de la muerte, ofrecen sus saludos a Su Majestad Imperial!

Al unísono con la voz que se escuchaba, Orba y Gash se pusieron frente al emperador, y colocando una mano sobre su pecho, apuntaron la lanza en su otra mano hacia el cielo.

***

 

 

Dos Baians, un poco más grandes que los utilizados en la ceremonia anterior, fueron traídos frente a estos dos hombres. Sus cuernos brillaban y su cuerpo rebosaba de energía; estos dragones estaban completamente listos para la batalla.

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Orba y Gash se movieron en direcciones opuestas, interrumpiendo el contacto de sus ojos. El cuerpo de Gash estaba bien afeitado. Tatuajes de diferentes colores estaban impresos en todo su cuerpo. Bien podría haber sido un rasgo de aquellos que vivían en regiones remotas, o posiblemente para hacerlo más atractivo cuando lo vendieron como esclavo gladiador. En términos de físico y apariencia, era similar a Verne, a quien Orba contraatacó en Ba Roux. Lo que lo diferenciaba de Verne era la forma en que movía su lengua carmesí por sus labios. Mantenía un destello de crueldad sin límites.

Ahora montarían a los Baians. Esto también se asemejaba al héroe Clovis, que luchó en el campo de batalla ensillado a un dragón.

Orba tenía poca experiencia montando dragones.

Lo que es peor es-

Orba miró al Baian a su lado sin terminar sus pensamientos. No podía contener sus sentimientos de inquietud pensando en la pelea que estaba a punto de comenzar. No era solo porque no estaba familiarizado con montar en la espalda de un dragón. Era porque no planeaba solo ganar.

A la señal, ambos ensillaron a sus Baians. Después de sentarse sobre la silla, metió los pies en el estribo y tomó en su mano dos lanzas del guardia. La primera era una lanza de dragón, una lanza con empuñadura de diez metros de largo. Esta lanza tenía un peso considerable, de modo que mientras los jinetes se preparaban, la lanza se metía bajo sus brazos y se fijaba en un anillo en la silla de montar. La otra lanza era una ordinaria, de dos metros de largo. Y atado a su otra mano había un pequeño escudo.

— ¡Comiencen!

Rakuin no Monshou Volumen 2 Capitulo 5 Parte 1 Novela Ligera

 

Cuando se dio la orden, varios esclavos liberaron las cadenas alrededor de las patas y el cuello de los dragones. El Baian de Orba emitió un rugido que derribó a uno de los esclavos.

En el otro extremo, Gash se recostó contra su dragón cuando comenzó a cargar.

Orba luchó por controlar a su dragón. El Baian estaba de pie sobre sus patas traseras, e incluso ahora estaba tratando de sacudírselo. Aun cuando Orba intentó controlar a su dragón, Gash se dirigió directamente hacia él. Al no tener más tiempo para esquivar el asalto, Orba recostó su cuerpo y se sujetó con fuerza a la espalda del dragón. En un instante, su cuerpo sintió un impacto como si hubiera sido golpeado por un puño gigante. Podía sentir sus huesos agrietarse bajo su piel, y sus molares apretados parecían estar a punto de romperse.

Naturalmente, Gash, siendo el que inició el ataque, se recuperó rápidamente. Giró la punta de su lanza de dragón que había rozado el flanco de la montura de a Orba, y al distraerlo, golpeó con su otra lanza.

Orba logró repelerlo con su escudo. El ataque no fue efectivo, Gash se esforzó por ganar un punto a su favor. Sin embargo, su dragón sacudió su cuerpo furiosamente y le hizo perder la postura.

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— Tch.

Orba frenéticamente se aferró a su Baian mientras se concentraba completamente en la defensa

— ¿Eso es todo lo que tienes? —Ladró.

— Gash, asesino de cien hombres, no eres apto para ponerte el casco de Clovis. La gente también te quiere muerto. Vete a la mierda y conviértete en alimento de los dragones.

Gash se dejó caer desde arriba, y cargó hacia Orba con su lanza. Orba recibió el golpe con su escudo mientras su cuerpo era lanzado de un lado a otro.

Casi al mismo tiempo, el Baian de Orba estiró su cuello. Gash apuntó su lanza de dragón hacia el dragón que estaba punto de descubrir sus colmillos. Agitó su lanza de izquierda a derecha tras la cabeza del dragón.

— Chico —Gash gritó a través de sus dientes amarillentos—. ¿Dices eso cuando posees solo este nivel de habilidad? ¡Haré que te tragues esas palabras!

Gash pateó el costado de su Baian, y una vez que el dragón se echó hacia atrás, corrió hacia una esquina del ring. La sangre latía violentamente a través de los músculos de los hombres y sus dragones. Ambos bandos habían sufrido innumerables heridas tanto por la lanza del oponente como de los colmillos de los dragones.

Para cuando Orba se dio cuenta de la intención de Gash de cargar por segunda vez, ya no pudo hacer que su dragón lo persiguiera. La distancia era muy lejana.

Orba tragó saliva profundamente por la garganta. ¿Debería aceptar el siguiente ataque o no?

Todos en la arena observaban en silencio y sin aliento, probablemente con el mismo pensamiento.

Aquí viene-

Levantó su lanza de dragón, y adoptando una postura de choque, lanzó un grito lo suficientemente fuerte como para partir su máscara de hierro.

En el otro extremo:

— ¡Eyyaaaa!

La penetrante voz de Gash retumbó en el aire.

Tumbado boca abajo, comenzó su ataque. La luz enviada desde la punta de la lanza del dragón golpeó al Baian de Orba en el ojo. Por un segundo, el Baian trató de huir y la lanza de Orba se desvió.

— ¡Caíste!

Justo antes de que los dragones colisionaran por segunda vez, Gash deslizó los pies fuera del estribo. Orba, atrapado en la colisión, fue derribado de su dragón.


Su espalda golpeó contra el suelo. Gash bajó furiosamente sobre Orba, que por el momento yacía inerte como un muñeco sin vida.

Orba rodó sobre el duro suelo y lo esquivó por un pelo. Rápidamente levantó su cuerpo.

Sin embargo, no había ningún arma en las manos de Orba. Todavía estaba desorientado por la colisión.

Los dragones chocaban violentamente detrás de él. Gash repetidamente lanzó una serie de ataques, bajo el velo de las nubes de polvo.

Dentro de la zona de asientos de los nobles, Vileena instintivamente desvió la mirada.

Aunque llevaba una máscara, era posible decir que todavía estaba aturdido. Sus movimientos también parecían vacilantes. Motivada por un impulso repentino y olvidando que estaba sentada al lado del emperador, la boca de Vileena se abrió de golpe. Cuando la lanza de Gash estaba a punto de atravesar su máscara:

— ¡Orba!

Una voz resonó como un trueno, proyectándose debajo de la zona de asientos y lejos de las puertas.

Orba al instante abrió los ojos y con una serie de movimientos ágiles, se movió en círculos alrededor de Gash. Con cada golpe de la lanza, una ráfaga de aire golpeaba la máscara de Orba. La sangre corría por su cuello y hombros.

Poco después, los pies de Orba se detuvieron. Al ver esta posibilidad, Gash se lanzó diagonalmente desde una ubicación predecible. Era fácil adivinar la trayectoria por la que venía. Orba esquivó su embestida, y mientras lo agarraba por el brazo extendido, lo pateó en la rodilla y lo arrojó hacia adelante.

Ya era imposible saber qué dragón pertenecía a quién, pero uno de ellos finalmente había inmovilizado al otro y estaba a punto de morderlo desde arriba. El Baian inmovilizado luchó para empujar al otro dragón y balanceó su cola, golpeando a Gash en el pecho.

Tosiendo un chorro de sangre, esta vez Gash fue quien se tambaleó hacia atrás.

Sus tatuajes de varios colores estaban teñidos de un rojo sangriento.

Orba recogió la lanza que Gash había tirado al suelo. Y sin mostrar vacilación, realizó un solo golpe hacia el corazón.

Un escalofrío recorrió a Orba al sentir que la lanza dejaba su huella. Sangre salpicó su máscara mientras sacaba la lanza. Durante un corto tiempo, se quedó quieto y en silencio, sin quitarse la sangre humeante de su máscara.

Las personas que rodeaban el ring aplaudieron y patearon con los pies, mientras Vileena se derrumbaba en su silla y soltaba un gran suspiro de alivio. Ella no notó que su respiración se había detenido hasta ahora.

— Vileena-sama, es hora de que suelte mi mano.

Dijo Theresia. Inconscientemente había apretado la mano de Theresia. Volviendo a sus sentidos, Vileena hizo lo que le decía, y vio un contorno rojo distintivo donde ella la había estado sosteniendo.

— Parece ser la victoria de la princesa.

Mientras decía esto, el emperador se levantó de su asiento. Al tranquilizar a la frenética princesa que también intentó levantarse para despedirlo, dijo:

— Si encuentras algo que desees, no dudes en decirlo. Un emperador de Mephius no huye de una promesa.

Desde un asiento frente a ellos:

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— ¿Ah? —Noue dejó salir esta única exclamación.

Él no estaba muy impresionado por la situación en cuestión. A pesar de que se consideraba un ávido cautivo de los juegos de gladiadores cuando hablaba con Simon, era un hombre que no tenía interés en nada excepto en el arte de la conquista y la guerra, o para ser más precisos, no tenía ningún interés en nada donde pudiera no emplear su ingenio.

Entonces su nombre era Gash. Estoy seguro de que fue invitado a participar en el plan… Bueno, no importa. No es como si requiriera que sean hábiles. Con algo como la secreción de la rebelión, la pus recolectada dentro de Mephius se incendiará y se extenderá inmutablemente.

Sin embargo, las preocupaciones de Noue giraban en una dirección diferente. El Príncipe Gil no estaba presente entre los nobles en la zona de asientos frente a él. Había llegado hasta Mephius para aprender más sobre Gil. Sin embargo, era imposible incluso para Noue y su previsión recurrir a estos fragmentos de conocimiento con sus pocos encuentros con Gil. Pero eso ya no importaba ahora. Mientras las cosas siguieran como él las imaginaba y produjesen los resultados que deseaba en las tierras de este país extranjero, demostrarían que su capacidad de previsión no se había oxidado. Como resultado, Noue había perdido la mayor parte de su interés en Gil.

Cuando Orba regresó a la puerta, pasó junto a Pashir, que estaría participando en el siguiente encuentro. En comparación con la última vez, sus posiciones ahora estaban invertidas. Avanzando con un andar inestable, justo antes de que sus hombros se encontraran:

— ¿Por qué? —Orba preguntó—. ¿Por qué dijiste mi nombre?

— ¿Ho? Así que lo escuchaste —Sin disminuir su ritmo, continuó— Entonces parece que he devuelto el favor con éxito.

— ¿Favor?

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— A ti no. Al que sirves, el príncipe.

Sin decir una palabra más, Pashir se dirigió a donde su batalla tendría lugar.

Pashir y el guerrero que más o menos ganó todos los combates ileso de la misma manera, se enfrentarían en una batalla a lomo de los dragones. Siendo un guerrero veterano, no era sorprendente que fuera hábil en montar un dragón. En el segundo asalto, perforó al Baian del enemigo, y caminando junto al dragón que ahora se revolcaba, se acercó al guerrero que había caído y lo acabó.

Con esto, se decidieron los nombres de los cuatro gladiadores que participarían en la batalla final. Se convirtieron en el blanco de apuestas, y no solo en la arena, sino en todo Solon,

— Él va a ganar.

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