Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 12

Capítulo 89: Una batalla defensiva

Parte 3

 

 

“Bueno, entremos…”.

Mile ignoró las desesperadas protestas de los hombres bestia. No tenía interés en olvidarse de este nuevo plan, y obviamente, el resto de miembros de Pacto Carmesí pensaba lo mismo.

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Aunque lo que le sucediera al grupo una vez entraran al agujero no era problema de los hombres bestia, ellos intentaron con todas sus fuerzas detener a Pacto Carmesí. Ya fuera porque estaban en contra de permitir que un grupo de niñas se adentraran al peligro frente a sus ojos, o por alguna otra razón, quizás la determinación con la que trataron de detenerlas era prueba de que en realidad eran gente buena…

Aun así, no tenían la autoridad para detener a Pacto Carmesí, y aunque usaran todas sus fuerzas para retener a las chicas, eso ciertamente podría considerarse ilegal. “¿Acaso quieren que se esparzan rumores sobre que cuatro niñas fueron atacadas por hombres bestia?”, les preguntó Pacto Carmesí, y en ese punto, no hubo nada más que dichos hombres bestia pudieran hacer. Después de todo, tenían una reputación qué mantener.

Los comerciantes ciertamente tenían sus propias opiniones sobre el asunto, pero al final, decidieron no intervenir.

En el último minuto, Pacto Carmesí se giró hacia los comerciantes. “Si nosotras no regresamos, den media vuelta y regresen a la capital, luego contraten nuevos guardias y regresen a casa”. Por supuesto, la probabilidad de que esto ocurriese era minúscula—casi cero, en realidad. Ellas seguían técnicamente a mitad de su misión como escoltas, y los comerciantes habían aceptado sin problema que esto formaba parte también de su investigación del Imperio.

Y así, Pacto Carmesí procedió a entrar a la cueva, sin nada más que magia para alumbrar su camino.

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“Ugh, ya caminamos casi medio kilómetro…”, se quejó Reina.

Mile, quien había estado contando sus pasos, rápidamente corrigió esta confusión. “Solo han sido trecientos metros”.

Ya que este agujero no se dirigía directo hacia el suelo, en su lugar siendo una ligera pendiente, no había necesidad de escaleras o escalones. Por lo tanto, las cuatro caminaban con normalidad por la pendiente. Sin embargo, se dirigían hacia las montañas, así que esto era prácticamente lo mismo que arrastrarse por el suelo…

El grupo había viajado un poco más, cuando— “El primer encuentro…”.

De repente, se vieron rodeadas por seis golems. Las miembros de Pacto Carmesí no se preocuparon. Gracias al reporte de los hombres bestia, sabían que los golems habían tenido cuidado de no matar demi-humanos, y ellas sabían que ellas mismas no parecían especialmente fuertes. Además, Pacto Carmesí no tenía la intención de buscar pelea. Sólo habían venido a investigar. Aparte, fue gracias al hecho de que Mile tenía la habilidad de llegar a entendimientos con los golems, a través de las nanomáquinas, que había podido dar tal explicación optimista al resto.

En su encuentro pasado, Mile había llegado a un entendimiento no solo con la misteriosa terminal, sino con los carroñeros también—los carroñeros quienes parecían ser los seres a los que los golems llamaban al encontrar algo fuera de su jurisdicción. Siempre y cuando no se infiltraran y atacaran a cualquier golem que se topearan, como los hombres bestia probablemente habían hecho, Pacto Carmesí creía poder lograr un más razonable primer contacto. Y, además, en caso de que sucediera lo peor, podían escapar.

Asumiendo que eventualmente se encontrarían en una situación como esta, Mile había reabastecido su inventario de metal, el cual había disminuido durante sus previos actos humanitarios.

“Vengan, pss pss pss pss…”.

“Escucha, no son animales callejeros como para que los llames así”.

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Ignorando las protestas de Reina, Mile sacó metal de su inventario y se lo ofreció a los golems. Se detuvieron, y observaron con detenimiento los objetos… exactamente igual que la última vez.

Luego, tras un corto tiempo, un carroñero apareció. Miró la chatarra, luego a Mile, y con habilidad recolectó el metal.

“¿Eh? Parecen menos receptivos que la última vez. No se veía muy agradecido. ¿Será porque la calidad del metal no es la mejor?”.

Cuando Mile dijo esas palabras, el carroñero de repente se sacudió de forma extraña. Por varios segundos, ella creyó que este se había congelado por completo, hasta que de un momento para otro comenzó a alejarse velozmente, pareciendo haber dado algún tipo de señal a los golems. Cierto, el carroñero no había dado comandos verbales o una señal física, pero cuando su comportamiento cambió, también lo hizo el de los golems, así que era razonable asumir que algún tipo de comunicación había ocurrido.

Los golems cambiaron su posición, separándose de tal forma que hubiera tres dirigiéndose más profundo en la cueva, y otros tres mirando hacia la entrada, cada grupo con una formación de punta de flecha.

“M-Mile, ellos…”.

“Sí, es una formación defensiva. O también…”. “¿O-O también?”.

“¿Una forma de asegurarse que se nos haga imposible escapar?”, dijo Mile.

Las otras tres guardaron silencio.

Con el carroñero como su guía, Pacto Carmesí prosiguió más profundo en la cueva. Finalmente, llegaron a… “… ¿Una herrería?”.

Mavis, Reina, y Pauline no pudieron pensar en otra palabra para la vista frente a ellas. Mile, sin embargo… “¿Una fábrica?”.

Para tres chicas del grupo, era normal esperar que “forja” o “herrería” fueran las únicas palabras que pudieran pensar para describir un lugar donde el metal era procesado y había chispas volando por todos lados. Ellas obviamente jamás habían visto o escuchado de otros sitios donde el metal fuera trabajado. Sin embargo, este lugar estaba claramente en un nivel distinto a cualquier “herrería”—y por ello “fábrica” era un término mucho más apropiado. Además, era un establecimiento más ostentoso que las pequeñas instalaciones que Mile había imaginado que se mantenían para la reparación y creación de golems…

Mile había asumido que serían llevadas a algún modesto y apenas funcional sistema de control, similar al que habían encontrado en las ruinas pasadas. Cuando sus expectativas eran puestas de cabezas, sólo había un lugar al que acudir.

Oigan, Nanos, ¿ustedes le dijeron a esta cosa que nos trajera acá?

  1. NO HEMOS TENIDO NINGÚN CONTACTO CON LAS MÁQUINAS DE ESTE SITIO. PENSAMOS QUE SERÍA IMPRUDENTE INFLUENCIAR SUS ACCIONES, SEÑORITA MILE…

Oh, sí, gracias. Es bueno saberlo. Entonces, ¿qué saben sobre nuestra situación actual?

No tuvo más opción que preguntar. Las nanomáquinas, se aseguró ella misma en su mente, sabían cosas que podían decirle que ella jamás podría descubrir por su cuenta.

BUENO, COMO PROBABLEMENTE USTED YA HA ASUMIDO, ESTA ES OTRA DE LAS RUINAS. EN ESTE SITIO, HAY CARROÑEROS PARA REPARACIONES, GOLEMS PARA DEFENSA, Y ESA MAQUINARIA DE CONSTRUCCIÓN. NO HAY TERMINAL PRESENTE, COMO EN EL SITIO ANTERIOR. TODAS LAS OPERACIONES AQUÍ SON DIRIGIDAS SEGÚN EL JUICIO DE LOS CARROÑEROS.

¿Eh? Entonces, ¿por qué actuaron de forma tan amable con los demi-humanos? La mayoría de golems normales no tienen reparos en matar a cualquier intruso en el acto. ¿Y a qué se debe el tratamiento especial que nos están dando?

¿LE GUSTARÍA SABER?

Uh…

¿LE GUSTARÍA SABER?

S-Sí, me gustaría saber.

Mile suspiró. Aparentemente, no le quedaba de otra más que confiar en las nanomáquinas una vez más.

ESTAN ACTUANDO COMO SUBORDINADOS.

¿Eh?

SON SUBORDINADOS. ESTAS RUINAS, Y TODOS LOS CARROÑEROS Y GOLEMS PRESENTES, ESTAN BAJO SU COMANDO, SEÑORITA MILE.

Esperen, ¡¿de qué están hablando?! ¡Explíquenlo de forma fácil!

Mile claramente estaba desconcertada, así que las nanomáquinas trataron de explicar.

EN LAS OTRAS RUINAS, USTED ACEPTÓ LA AUTORIDAD DE “GUARDIANA”, ¿NO ES ASÍ?

S-Sí… Pensé que así, esas formas de vida mecánicas tendrían un poco más de motivación, o al menos paz y tranquilidad…

LAS MÁQUINAS SINTIERON SU INTENCIÓN.

¿En serio? Qué bien…

GRACIAS A SU ABOLICIÓN DE VARIAS RESTRICCIONES, EL AREA DE OPERACIONES PARA ESOS INDIVIDUOS INCREMENTÓ, Y COMENZARON A DIRIGIRSE A REPARAR OTRAS INSTALACIONES INACTIVAS, INCREMENTAR LOS NÚMEROS DE PRODUCCIÓN DE CARROÑEROS, Y REINICIAR OPERACIONES EN VARIAS OTRAS RUINAS. ESTE SITIO ES UNA DE ELLAS, Y POR LO TANTO…

¿Y p-por lo tanto…?

Mile estaba teniendo un mal presentimiento. OBVIAMENTE, ESTE LUGAR RECAE BAJO SU AUTORIDAD TAMBIÉN. USTED ES LA GOBERNANTE DE ESTAS RUINAS, SEÑORITA MILE.

“¡Me lo imaginabaaaaa!”

Su premonición había dado justo en el clavo.

Entonces, estas ruinas son…

SÍ, ANTERIORMENTE, TODAS LAS OPERACIONES HABÍAN CESADO AQUÍ, PERO SE REINICIARON RECIENTEMENTE, GRACIAS A LOS CARROÑEROS. POR SUPUESTO, UNA GRAN PORCIÓN DEL EQUIPO AQUÍ ESTABA OXIDADO, ASÍ QUE PROBABLEMENTE TUVIERON QUE RECONSTRUIRLO TODO CASI DESDE CERO. APENAS TIENEN UN GRUPO DE CARROÑEROS Y GOLEMS DEFENSIVOS CONSTRUIDOS AQUÍ, ASÍ QUE, EN EL PRESENTE, PARECEN ENCONTRARSE EN LA FASE DE MANUFACTURACIÓN DE MAQUINARIA PARA REPARAR LAS RUINAS.

Ya veo, ya veo…

LO QUE PARECE QUE OCURRIÓ AQUÍ FUE QUE ASIGNARON SU APARIENCIA E IMPRESIÓN VOCAL A UNA IMAGEN VIVA, Y LA RECONOCIERON A USTED COMO SU “GUARDIANA”, TRAS LO CUAL LA TRAJERON A ESTA ÁREA. PARECEN CREER QUE USTED LES DARÁ NUEVAS INSTRUCCIONES.

Ya veo, ¿entonces los carroñeros vinieron acá por las órdenes que les di la última vez y comenzaron a reproducirse? ¡¿Eso quiere decir que todos los carroñeros aquí están siguiendo esas mismas órdenes?1 Entonces por eso tuvieron cuidado de no lastimar humanoides o demi-humanos, siempre y cuando ningún intruso los atacara…

Siendo honestos, ella les había dado esas instrucciones con la esperanza de que fueran más proactivos a la hora de proteger las ruinas, pero quizás sus defensas eran tan buenas que podían incluso comportarse de forma amable. Podrían comportarse de forma más seria si eran acorralados. Hasta llegar a ese punto, confiarían en sus defensas construidas.

Entonces, ¿ahora hay infestaciones repentinas de golems en áreas donde los golems no vivían antes, y se dio la casualidad de que unos grupos que fueron enviados a investigar las ruinas se toparon con los golems, independientemente de si sabían de su existencia o no? ¿O se debió a una re-investigación de ruinas que habían asumido “muertas” porque notaron la reaparición de los golems? O…

“¡Mile! ¡Oye, Mile!”. “Ah…”.

Mile había estado teniendo esta conversación interna mientras las demás estaban ocupadas mirando asombradas las instalaciones, pero aparentemente habían regresado en sí en algún punto.

“¿Por qué te ves tan sorprendida?”, preguntó Reina, asumiendo que Mile estaba asombrada por el escenario frente a ella. Este lugar era completamente diferente de los pequeños centros de reparación de golems que habían visto antes.

El último lugar que habían visto era más parecido a un pequeño taller de pueblo con pocos empleados, del tipo donde unas cuantas personas se reunían en mesas para hacer reparaciones… Lo que había frente a ellas ahora era mucho más grande.

Aunque no suficientemente grande para ser llamada una fábrica enorme, era un área espaciosa, donde al menos sesenta carroñeros se encontraban construyendo varios objetos grandes y cilíndricos. Los objetos tenían tres o cuatro metros de diámetro, y en cuanto a su altura… Bueno, cada pieza era de apenas unos metros de alto, pero parecía que las unirían luego, así que no estaba claro cuán grande se suponía que fuera el producto final.

Entre el sitio donde Pacto Carmesí se encontraba y el área de trabajo, había una pared transparente. Las demás miembros probablemente asumieron que se trataba de simple vidrio. Era verdad que la tecnología de este mundo no estaba desarrollada al punto de crear vidrio así de claro y alto, pero, aunque tal logro era impresionante, no era misterioso en realidad.

Sin embargo, no era vidrio…

“¡N-No, estoy igual de sorprendida que ustedes!”, dijo Mile rápidamente ocultando su desconcierto por lo que había escuchado de las nanomáquinas. En realidad, no era necesario que tratara de ocultarlo. A pesar de su pregunta, Reina no creía que Mile estuviera más impresionada que el resto de ellas. En momentos así, Mile era siempre la más tranquila, e incluso ahora, aunque el sudor llenaba su frente, y tenía una expresión afligida, no estaba viendo la escena del mismo modo que las demás: con la quijada hasta el suelo y los ojos abiertos como platos.

“Bueno, voy a tratar de descubrir lo que está pasando…”, dijo Mile. Esto tampoco fue una sorpresa para ninguna de las demás chicas.

Desde el incidente previo, las demás chicas de Pacto Carmesí habían asumido que Mile poseía algún tipo de habilidad para “domar monstruos” o algo así que le permitía comunicarse con criaturas mágicas como estas, las cuales claramente habían sido creadas por algo poseedor de inteligencia similar a la humana.

Por supuesto, esto no era algo que podría considerarse normal en este mundo, pero eso era lo de menos. Gracias a la frecuente aparición de personajes del tipo “domador de bestias” en los trabajos de la prolífica autora anónima Miami Satodele, profunda amante de todo lo felpudo, estas eran habilidades que muchas personas conocían—y que incluso eran trabajos soñados para los más devotos lectores.

Ahora, Nanos, si pudieran interpretar…

Esta vez, no había nada parecido a una terminal, así que Mile tendría que hablar directamente con los carroñeros. Sin embargo, aunque aquella terminal no era más que una copia de seguridad de la copia de seguridad de la copia de seguridad de una I.A. especializada, seguía siendo aparentemente un sistema de control, mientras que los carroñeros no eran más que unidades operacionales individuales. Aunque tuviera la ayuda de las nanomáquinas, no estaba claro cuánto de las intenciones de Mile podrían comunicar. Sin embargo…

AH, PARECE QUE ELLOS PUEDEN ENTENDERLA.

¿Eh?

BUENO, ES VERDAD QUE LA ÚLTIMA VEZ NO FUERON CAPACES DE COMPRENDER SUS PALABRAS. SIN EMBARGO, IMAGINE: SI SU TAN ESPERADO “GUARDIAN” FINALMENTE APARECE, Y NO ES CAPAZ DE ENTENDER SUS ORDENES POR UNA BARRERA LINGÜÍSTICA, OBLIGANDOLA A CONFIAR EN UN INTERPRETE AJENO A TODO… ¿USTED SERÍA CAPAZ DE SOPORTAR ALGO ASÍ?

Sería horrible, y no sabría si todo estaría traduciéndose de

forma correcta…

ADEMÁS, DEBIDO A RESTRICCIONES PREVIAS, SU CONTACTO CON HUMANOIDES ESTUVO LIMITADO, PERO GRACIAS A USTED, ELLOS HAN SIDO CAPACES DE ACERCARSE A ASENTAMIENTOS HUMANOIDES, E INCLUSO DE INFILTRARSE EN ALGUNAS COMUNIDADES. ADEMÁS, YA NO LES PREOCUPA LA FALTA DE MATERIALES Y HAN PROGRESADO AL PUNTO DE MINAR Y REFINAR SUS PROPIOS METALES. POR LO TANTO, HAN CREADO PEQUEÑAS MÁQUINAS RECOLECTORAS DE INFORMACIÓN DEL TIPO INSECTO Y AHORA PUEDEN COMPRENDER CON FACILIDAD EL LENGUAJE UTILIZADO POR LAS PERSONAS MODERNAS…

Robots espías en miniatura… Qué aterrador.

En este mismo instante, podría haber robots espías pegados a ella, la guardiana. La idea envió escalofríos por la espalda de Mile.

Escuchando el miedo de Mile, las nanomáquinas empezaron a inquietarse.

Miniatura.

Siempre pegados a ella.


Recolectando todo tipo de información.

Ahora que lo pensaban, las nanomáquinas cumplían cada una de esas características.

………

S-S-SON SOLO HERRAMIENTAS, CON CAPACIDADES DE GRABACIÓN DE AUDIO. SON UNA VERSIÓN MÁS PEQUEÑA DE ESAS “GRABADORAS” QUE USTED DESCRIBIÓ CON ANTERIORIDAD, SEÑORITA MILE, ¡LA ÚNICA DIFERENCIA ES QUE ESTAS TIENEN ALAS Y EXTREMIDADES!

¡Eso es todavía peor!

Mile hizo una mueca, pero basándose en la descripción de las nanomáquinas, ella se había imaginado algo como una cucaracha, por lo cual no había hecho ningún tipo de conexión mental con las nanomáquinas en sí. Sintiendo esto por el comportamiento de Mile, las nanomáquinas dijeron con arrogancia:

TODO DE ACUERDO AL PLAN…

¿Dijeron algo?

EM, NO.

Mile entonces se giró hacia el carroñero guía, quien había estado esperando pacientemente a su lado, y preguntó: “¿Puedes entenderme?”.

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El carroñero asintió ampliamente.

Como era de esperarse, su construcción había incluido capacidades de escucha, para poder revisar sus alrededores y aceptar las órdenes de su guardián, pero no había necesidad de que pudiera hablar. Sin embargo, gracias a su información reunida, ellos aprendieron que los humanoides tenían ciertos métodos para comunicar sus intenciones sin utilizar palabras, y así lograron dominar el arte de los gestos.

… ¿O quizás, esta había sido una función necesaria en la era de sus guardianes anteriores, en el distante pasado, y los gestos con significados simples simplemente no habían cambiado mucho con las generaciones?

SEÑORITA MILE, DEBERÍA DECIRLE ALGO, dijeron las nanomáquinas. Pero en realidad, Mile no sabía qué decir.

Hmm… Si les termino diciendo algo raro, va a causar problemas, pero decirles cosas complicadas, para hacerlos conscientes de sus propias razones para vivir, un poco de motivación, creo que sería…

Estos eran seres artificiales, reproducciones de un original inexistente en esta época, persistiendo a través de su propia replicación. ¿Podrían tener esperanzas? ¿O sueños?

Mile lo pensó por un tiempo y luego le habló con dulzura al carroñero:

“Vivan, cumpliendo las expectativas de las personas que los crearon. Y por favor, protejan este mundo”.

Curiosamente, estas palabras eran muy parecidas a las que las nanomáquinas habían expresado a la terminal la última vez, justo antes de salir de las ruinas…

Watashi Nouryoku Volumen 12 Capitulo 89 Parte 3 Novela Ligera

 

***

 

 

“Mile, ¿qué fue todo eso?”, preguntó Reina mientras

regresaban a la entrada.

Mile había dicho las últimas palabras en voz alta al carroñero, así que obviamente las demás la habían escuchado. La curiosidad de Reina era normal.

“N-Nada, sólo les di unos elogios por trabajar tan duro… Espero que algún día nos den la misma consideración básica”.

Ciertamente, en su vida pasada, Misato había sido el tipo de niña que le agradecía a cada policía de tráfico, y siempre hablaba con los ancianos que limpiaban los parques. Misato había sido incapaz de recordar sus caras, pero con solo ver al policía o conserje, ella podía saber que era seguro hablar con ellos. Por supuesto, en esta vida previa, siempre existía el riesgo de meterse en problemas si Misato les hablaba a los hombres equivocados, así que su hermana le había prohibido hablarle a cualquier persona…

“Supongo que ahora nos están devolviendo el favor…”, dijo Reina, mirando a los individuos delante y detrás de ellas.

Había doce golems y seis carroñeros.

“¿Por qué hay más ahora? Entiendo que fuera así cuando entramos, pero ahora que estábamos por irnos…”, dijo Pauline, pareciendo desconcertada”.

“Un misterio muy misterioso”, bromeó Mavis, sacudiendo su cabeza.

Ella, por supuesto, estaba citando una de las frases favoritas de cierta autora.

Justo antes de que alcanzaran la salida, los seis golems al frente salieron primero, probablemente para asegurarse de que era seguro salir. Los carroñeros y los otros seis golems formaron un diamante doble—una formación de batalla, para proteger a Pacto Carmesí.

“¿Por qué nos están tratando como a la Cruz Imperial?”, preguntó Reina, asombrada.

“Bueno, Mile viene con nosotras”, dijo Mavis, suspirando. “Sí, Mile está aquí…”, aceptó Pauline.

Mile trató de ignorarlas riéndose, pero— “¡Whoa!”.

Cuando salieron del agujero, encontraron la entrada rodeada por hombres bestia y demonios, todos listos para pelear. Aparentemente, los hombres que habían sido despachados regresaron.

Y entonces…

“¡Maldición! ¡Dejen ir a esas chicas, monstruos!”.

Ah, ya veo lo que pasa.

Los seis golems que salieron primero habían formado un semi-circulo frente a la entrada de la cueva, y en medio de este se encontraba el resto, aun en formación de diamante doble.

A este paso, parecía que una batalla empezaría, pero, por supuesto, los golems no harían el primer movimiento. En cuanto a los demi-humanos, ellos creían que Pacto Carmesí había sido tomado como rehén, poniéndolos en un punto muerto.

Sin embargo, no podían verse con odio por siempre, y mientras más aumentase la tensión, más probable era que alguien no lo soportara e hiciera algo desafortunado. Y en una situación así, no cabía duda que quienes no aguantarían no serían los golems, sino los demi-humanos.

Mile no iba a quedarse de brazos cruzados a esperar que eso pasara.

“Em, ¡gracias por traernos hasta acá! ¡Regresen a sus tareas normales!”.

Según las ordenes de Mile, los carroñeros y golems hicieron un movimiento, como si asintieran, y se retiraron al interior de la cueva.

“Uh…”.

Los demi-humanos se quedaron sin palabras, con los comerciantes parados detrás, viendo con expresiones de preocupación.

“U-U-U-Ustedes…”.

“C-C-C-C-Cómo es que…”

“¡¿¡¿¡¿Pueden controlar a los golems?!?!?!”, gritó la multitud.

Sí, hasta da miedo, estuvieron de acuerdo las otras tres miembros de Pacto Carmesí.





“¡No los controlaba! Ellos solo defendían su hogar— ¡son muy amigables siempre y cuando no los ataquen o amenacen su territorio!”.

“¡¿¡¿DE QUÉ DIABLOS ESTAS HABLANDO?!?!”.

Y que lo digan. Las otras tres miembros de Pacto Carmesí sólo pudieron suspirar.

Tanto la incredulidad de los demi-humanos como el cansancio de Pacto Carmesí era de esperarse.

Pero a este paso, la conversación seguiría para siempre. Justo cuando Pacto Carmesí empezó a preguntarse qué hacer…

“¡Llegaron!”, gritó uno de los hombres bestia, mirando hacia el cielo. Los demás voltearon a ver también.

Ciertamente, algo se acercaba, volando por los aires, aleteando con su cuerpo que, aerodinámicamente hablando, no debería ser capaz de volar.

“Bueno, parece que todas las estrellas de la obra se reunieron”, bromeó Mile, aunque como siempre, su broma fue ignorada.

“Tenemos una forma de llamar a los dragones antiguos”, explicó el líder de los hombres bestia. “No se supone que la usemos en situaciones triviales, pero este es un caso especial, dado que aparecieron humanos que parecen saber más que nosotros. Necesitamos consultar con ellos sobre este asunto, y dejarles la decisión a ellos…”.

Esto era perfectamente razonable—de hecho, era el tipo de explicación razonable y normal que Mavis, Reina, y Pauline en particular, no habían escuchado en mucho tiempo.

El dragón voló directo hasta Pacto Carmesí, y aterrizó con gracia frente a ellas. El hecho de que no hubo un fuerte viento o torbellinos de polvo era una prueba más de que el vuelo de los dragones se daba por fuerza mágica y no por aerodinámica.

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“¡¿Cuál es la razón para hacerme venir hasta acá?! ¡¿Qué problema ha ocurrido?!”.

El dragón antiguo empezó a rugir apenas aterrizó, observando la escena con lo que parecía una mezcla de enojo y preocupación. Entonces, su mirada se detuvo en un punto particular.

¡(Estremecerse)! (Frotar), (Frotar).

Por un momento, el dragón se estremeció, y frotó sus ojos con sus patas delanteras, inhalando, y se puso tenso.

Todos guardaron silencio por lo que pareció una eternidad— aunque no pudieron haber sido más de diez segundos. Hasta que…

“¡Pero si es la señorita Mile! ¡Qué esplendida fortuna que nuestros caminos se hayan cruzado de nuevo en un sitio así! Oh, podrá ser que— ¿usted fue la que me llamó? En ese caso,

¡a sus órdenes!”.

“¡¿Qué diablos está pasando?!”, tanto los demi-humanos como los comerciantes gritaron con comprensible incredulidad. Acababan de ver a un orgulloso dragón antiguo rebajarse al puesto de un simple chico de los mandados frente a una pequeña chica humana.

Pacto Carmesí tuvo prácticamente la misma reacción.

“¿Quién eres?”, preguntó Mile, con sospechas. El dragón la miró, confundido.

“¡Soy yo!”, insistió el dragón, pero claramente, era necesaria más información. Era imposible que un humano pudiera distinguir a los dragones antiguos uno de otro. Era como esperar que alguien reconociera a un pez o supiera diferenciar entre dos aves de la misma especie. “¡Soy yo, Kragon!”.

“No, o sea… ¿quién eres?”.

El dragón parecía un poco enfadado, quizás lastimado por haber sido olvidado.

“Ah… Supongo que nunca les dije mi nombre esa vez… Soy yo, al que le pegaron la cola…”.

“¡Oh!”.

Con eso, Pacto Carmesí finalmente recordó.

“Parece que recuerdan el incidente. Entonces, ¿cómo puedo

servirles en esta ocasión?”.

Ellas no habían sido las que lo llamaron, así que Pacto Carmesí volteó a ver a los demi-humanos. Sin embargo… estos estaban congelados, bocas abiertas, y claramente no serviría de nada hablarles.

“Esto apesta…”, suspiraron las miembros de Pacto Carmesí.

Por otro lado, Mile pensó para sí misma: ¿Kragon el Dragón? Pensé que los dragones tendrían nombres más… ¿dignos? Supongo que hasta los dragones pueden ponerles nombres tontos a sus hijos…

***

 

 

“Entonces eso es lo que ocurre…”.

Luego de la explicación de Mile, el dragón sin-cola—em, Kragon—rápidamente comprendió la situación.

“Sí, entonces, en resumen, no había nada en estas ruinas antiguas—ni materiales o maquinaria. Eran sólo pilas de óxido y espacio vacío. Los carroñeros que llegaron aquí crearon a los golems, y parecían estar haciendo otra cosa también, pero asumo que lo que ustedes, los dragones antiguos, están buscando, son cosas del pasado distante—registros, ¿tal vez?”, preguntó Mile. Kragon asintió.

“Entonces”, prosiguió Mile, “no tiene caso que los demi- humanos peleen contra los golems y carroñeros, ¿verdad? Sólo estarían sacrificando a los demi-humanos sin ganar nada. En el peor de los casos, los carroñeros y golems de este sitio podrían considerarlos a ustedes y a los demi-humanos como enemigos, y comunicárselo a los demás carroñeros y golems del continente. Si eso pasa, sus investigaciones de las ruinas van a volverse más complicadas”.

“Em…”.

“Además, ustedes serán los responsables de…”. “Ghh…”.

“… ¡la extinción global!”.

“¡¡¡GAAAAAH!!!”.

“¡Vamos, no lo molestes tanto!”, dijo Mavis, golpeando ligeramente a Mile en la cabeza. “Lo más caballeroso sería ayudar—aunque sean dragones antiguos. ¡Pero antes! ¡¿Por qué me miras así?!”.

Los demi-humanos estaban viendo el intercambio entre Mile y Kragon, desconcertados. Era de esperarse. Era impensable ser tan franco y casual, retador incluso, con un dragón antiguo, la criatura más cercana a una divinidad. Aunque, por supuesto, en primer lugar, era extraño que un dragón antiguo se rebajara así frente a un humano…

“Como sea, hablando sobre lo que estas chicas dijeron…”.

“Sí, tienen razón en todo. Las personas de su país ya saben sobre nuestras actividades, y este grupo en particular tiene una conexión muy profunda con nuestro trabajo… Y también son mis salvadoras. Consideremos este sitio ‘irrelevante’, empaquemos, y vayamos a otro de nuestros sitios de investigación”.

Kragon pasó a un tono más dignificado al hablar con los demi-humanos, pero, ya era un poco tarde para querer verse digno…

“Kragon, ¿no eras parte de los cuerpos de batalla?”, preguntó Mile con normalidad. “¿Por qué estás haciendo el mismo trabajo que un novato como Berdetice?”.

Los hombros de Kragon parecieron hundirse un poco.

“Fuimos un trio de dragones antiguos que llegaron a casa lastimados y llenos de sangre por pelear con cuatro humanos— específicamente, niñas. ¡¿Ustedes qué creen que pasó?!”.

“¡Lo sentimos!”, dijo Pacto Carmesí al unísono. “Pero, esto es preocupante…”.

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Kragon cambió de tema, aunque claramente no a algo más alegre.

“¿Hm? ¿Qué cosa?”, preguntó Mile.

“Bueno, obviamente, voy a tener que reportar este incidente a nuestro líder. Después de todo, todo esto lo hacemos por órdenes del mismo. Me pregunto qué pensará cuando sus nombres vuelvan a aparecer…”.

“Ah…”.

Contando su encuentro previo, Pacto Carmesí ya había repelido dos veces a los dragones antiguos, lo cual debería haber sido suficiente para ganarse una visita de un escuadrón de aniquilación. Probablemente otros dragones antiguos ya han luchado desesperadamente para persuadir al líder contra este tipo de acción impulsiva. Sin embargo, luego de un tercer incidente… Por supuesto, esta vez ellas no habían repelido a nadie. De hecho, ¡ni siquiera estaban interfiriendo con la investigación de las ruinas! Dicho eso, uno podía estar seguro que los demi-humanos reportarían la forma en que los golems y carroñeros actuaron con Pacto Carmesí, y quién sabe cómo el líder de los dragones reaccionaría a estas noticias.

Además, Kragon tenía sus propios deberes y responsabilidades, y aunque, durante su conversación pasada, él había jurado no atacar personalmente a Pacto Carmesí, no podía darle un reporte falso a su clan, líder, y ancianos. Tenía su honor de dragón antiguo qué mantener…

“Hmm. Supongo que no queda de otra… Estoy segura que algún subjefe va a venir por nosotras, tarde o temprano”, murmuró Mile.

“¿Subjefe?”. “¿Dijiste subjefe?”.

“¿Crees que nos atacará un subjefe? Bueno, ya que hablamos de ti, puede ser…”.

Pauline, Mavis, y Reina asintieron. Como era de esperarse, el concepto de “subjefe” se había vuelto conocimiento común, gracias a los trabajos de cierta famosa autora.

“Un subjefe…”. Aparentemente, las novelas de esta autora eran famosas incluso entre los demi-humanos.

“En todo caso, ¿dónde está su base, esa aldea que tanto mencionan?”.

“Un poco al sureste de aquí”. “¿Eh?”.

A las miembros de Pacto Carmesí les sorprendió escuchar una respuesta tan directa a la pregunta casual de Mile, pero el resto de personas reunidas—tanto demi-humanos como comerciantes—no parecían particularmente sorprendidos.

A menos que fuera una remota isla solitaria, era imposible que un grupo de dragones antiguos pudieran vivir en el mismo lugar durante miles de años sin que nadie se enterara. Después de todo, habría testigos de la dirección hacia la que volaban, y de vez en cuando debe haber quiénes van tras los dragones directamente, ya sea con la esperanza de que les cumplan un deseo, o en búsqueda del título de “matadragones”, o algo así.

Por lo tanto, las únicas cuatro personas que se sorprendieron por la respuesta de Kragon fueron las tres miembros de Pacto Carmesí, quienes habían asumido que su base sería un secreto, una aldea oculta, y Mile, a quien jamás se le habría ocurrido que los dragones antiguos pudieran vivir tan cerca.


“S-Si está hacia el sureste, eso estaría muy cerca del océano,

¿verdad?”, preguntó Mile, con una expresión rara en su cara. “Sí”, respondió Kragon, “no vivimos lejos del mar”.

“Así que la aldea de los dragones antiguos se encontraba en el Imperio…”.

Ahora que lo pensaba bien, si viajabas hacia el norte por la línea costera y entrabas al Reino de Tils, llegarías al bosque donde Pacto Carmesí se encontró por primera vez a Berdetice— e ir al este-noroeste por sobre el agua te llevaría al país donde se habían topado con Kragon y los demás. Mientras más lo pensaba, más sentido tenía. Y, de hecho, este era el hábitat por excelencia de los dragones—con cordilleras salvajes y escarpadas y todo eso.

“Entonces, ¿qué harás, Mile?”, preguntó Reina.

“Em, bueno, por ahora, creo que deberíamos dejar que Kragon reporte esto a la aldea, y luego vemos qué pasa. Se supone que tenemos que proteger a los comerciantes”, respondió Mile.

“¡No me refiero a eso! Eso también es importante, claro, pero lo que te preguntaba es qué vas a hacer con este lugar.

¿Qué crees que hará el Imperio cuando estos sujetos se vayan? Han estado bastante tiempo aquí cerca haciendo preparativos militares y acumulando municiones. Si la amenaza que los hizo cambiar de invadir otros países a tratar con asuntos internos desaparece de repente, y los demi-humanos ya no parecen ser una amenaza, entonces tendrán ya listo un ejército para movilizar, y suministros por montón. Y además están todos esos negocios que han estado comprando bienes que creen poder vender a la milicia a un alto precio, apostando a que ocurrirá una guerra… ¿Qué crees que pasará si los demi-humanos desaparecen sin más y el Imperio se queda sin adversario?”.

“Ah…”.

No cabía duda de que el Imperio Albarniano empezaría a invadir otros países de inmediato—comenzando con la base de operaciones de Pacto Carmesí: Tils, al noreste, o con la tierra natal de Mile: Brandel, al norte, o con el Reino de Vanolark, al noroeste.

“Hmm, ¿qué hacemos…?”.

Justo cuando Mile empezó a pensar profundamente, uno de los comerciantes intervino. “No necesitan preocuparse por eso”.

“¿Eh?”.

“Esta tierra ya estaba preparándose para la guerra antes del asunto con los demi-humanos. Este incidente les puso un alto temporal a sus planes, pero retomarán sus actividades tarde o temprano. Sería una cosa si hubiera sido una revuelta sistemática de todos los demi-humanos del país, como habían estado temiendo los altos mandos, pero si este es sólo un asunto restringido, con una explicación tan simple, entonces ellos jamás habrían mandado la mayoría de sus fuerzas hacia acá. Es sólo cuestión de tiempo para que busquen conflictos más grandes—y eso no es algo por lo que ustedes, chicas, deban preocuparse”.

“Hmm, sí, es cierto… pero eso también significa que cuando los demi-humanos se vayan, los soldados imperiales van a investigar este lugar para descubrir exactamente lo que estaban haciendo aquí. Si eso pasa, habrá una confrontación directa entre los soldados y los golems…”.

En cuanto al mundo—o al menos, el Reino de Tils—una batalla entre los golems y los soldados imperiales sería más que bienvenida. Aunque los monstruos sólo dejaran a algunos soldados imperiales fuera de servicio, la batalla carcomería sus recursos y sería trabajo extra para ellos…

Sin embargo, Mile no era el tipo de persona que dejaría ocurrir la destrucción sin sentido de los golems, quienes se habían vuelto sus seguidores, aunque fuera sólo en nombre.

“Hmm… ¡Oh, ya sé!”.

¡Ping!

Mile sonrió, con tal resplandor que uno podía prácticamente imaginar el foco sobre su cabeza encendiéndose, justo como en esas tiras cómicas antiguas.

“Creo que es hora de que pagues tu deuda”, dijo Mile repentinamente a Kragon.

“¿Eh?”. Kragon se veía confundido.

“Bueno, la vez pasada, salvamos tu vida, aunque tú fuiste el que nos atacó y trató de matarnos—e incluso te pegué la cola, ¿verdad? Estoy segura que ningún orgulloso dragón antiguo sería tan sinvergüenza como para no reconocer eso como una deuda…”.


“¡P-P-Por supuesto que no! ¡No hay tal cosa como un cobarde en nuestras filas!”.

Al escuchar esto, Mile mostró una sonrisa retorcida.

Todo va de acuerdo al plan…

“En ese caso, tengo una petición también—”. Pauline estaba lista para saltar a la espalda de la solicitud de Mile con su propia artimaña.

Reina y Mavis sólo pudieron hundirse de hombros.

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