Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 12

Capítulo 85: La Fuerza del Imperio

Parte 1

 

 

Watashi Nouryoku Volumen 12 Capitulo 85 Parte 1 Novela Ligera

 

Publicidad M-AR-1

“¿Es una misión de ‘marca roja’?”, las voces de Pacto

Carmesí hablaron al unísono.

El maestro gremial no pudo responder.

Después de todo, tenían razón. Una de esas famosas misiones de marca roja. El nombre era suficiente para que cualquier grupo normal de cazadores rechazara la solicitud.

Sin duda, aun si era una solicitud directa del maestro gremial, e incluso si los puntos de contribución obtenidos eran decentes, había poco incentivo para aceptar una misión donde la paga era relativamente baja y cabía la posibilidad de no regresa con vida. Después de todo, era imposible que un muerto pudiera recibir su recompensa.

Publicidad M-M5

Por supuesto, si pudieran obtenerse grandes ganancias, los grupos podrían estar más inclinados a soportar algo de peligro. Sin embargo, ese no era el caso de las misiones de ‘marca roja’, las cuales, por definición, ofrecían un desfavorable índice riesgo-recompensa. Aunque la posible recompensa te dejara vivir en lujos por los próximos diez años, si la probabilidad de salir con vida era de menos del diez por ciento, no valía la pena.

Eran el tipo de misión que no se esperaba que nadie tomara.

Y por lo general, los cazadores las rechazaban.

Aunque sólo los cazadores comunes.

Mavis le sonrió al maestro gremial. “Por favor, cuéntennos más”.

No cabía duda que Pato Carmesí no era un grupo común.

“Por supuesto, eso no significa que vayamos a aceptar la misión. Sólo queremos escuchar más de las circunstancias y lo que se espera que hagamos”.

Cuando Mavis habló, el maestro gremial había empezado a verse esperanzado, pero su expresión se desvaneció con las palabras de Pauline.

“Claro. Jamás las obligaría a tomar la misión sin explicarles nada—y jamás aceptaría que un cazador tomara una misión sin suficiente información. ¿Escucharon sobre el reciente intento de invasión que hizo el Imperio Albarn en el Reino de Brandel? Terminó en una derrota para ellos, debido a una inesperada e inmediata resistencia a gran escala por parte de las fuerzas de Brandel”.

Publicidad M-M1

“Ah, s-sí, escuchamos algo así…”. Un poco exhausta, Mavis logró responder. No sólo habían escuchado al respeto, sino que habían estado envueltas directamente en lo ocurrido.

“¡Ah, cierto! Ustedes viajaban hacia el oeste en ese momento. Es normal que hayan escuchado… También hubo una intrusión ilegal en el área de Amroth… Esperen, ¡qué tonto soy! Ustedes estuvieron ahí, ¿no es así?”.

“Ha ha ha”.

Publicidad G-M3



Las miembros de Pacto Carmesí rieron con incomodidad, escogiendo no revelar que ese no fue el único incidente relacionado en el que habían estado envueltas.

“Como sea, parece que el palacio quiere despachar un equipo para que investigue a esos bastardos, pero obviamente esos sujetos estarán alertas por cosas así. Por eso cualquiera que entre al país bajo circunstancias sospechosas será seguido de cerca. Y si se descubre que son espías, no cabe duda que serán asesinados. Los Albarnianos probablemente envíen profesionales para identificar soldados entrenados y espías. Pero nos preguntamos si tal vez ustedes puedan entrar sin que pase nada…”.

“¿Entonces la idea es enviar a alguien con suficiente habilidad para engañarlos?”, preguntó Mavis.

El maestro gremial sacudió su cabeza.

“¿Usar maniobras encubiertas para evadir su detección?”, preguntó Pauline.

El maestro gremial volvió a sacudir su cabeza.

“¿Matarlos?”.

“¡¡¡Eso comenzaría una guerra!!!”.

La sugerencia de Reina fue la más absurda de todas. Sin embargo…

“¿Enviar a unas amateurs?”, dijo Mile.

“Uh…”. El maestro gremial se veía desconcertado. “¡A ha ha! ¡Obviamente no!”, rio Mavis.

“Miley, es imposible que—”, intervino Pauline.

Publicidad G-M1



“¿Te mataría tener un poco de tacto a veces? ¡Las personas pensarán que somos unas tontas!”, se quejó Reina. El maestro gremial, sin embargo, guardó silencio. “¿Eh?”.

“¿Eh…?”.

“¿¿¿Eh???”.

“No me digan…”.

Mile sonrió de forma engreída mientras el maestro gremial asentía.

Watashi Nouryoku Volumen 12 Capitulo 85 Parte 1 Novela Ligera

 

“¿¡¿¡Entonces vamos a ser peones?!?!”. “¿Eh?”.

“¿En serio nos está llamando ‘amateurs’ a nosotras?”.

Frente al enojo de Mavis, Reina, y Pauline, el maestro gremial se apresuró a explicar.

“¡Por supuesto que no! Ningún amateur tendría el conocimiento para recolectar la información necesaria, analizarla como se debe, y juzgar si es relevante o no. Para eso se requiere educación especializada, y…”.

“¡Todavía no ha dicho que no somos amateurs!”, gritó Reina.

“No podemos arriesgarnos a mandar gente con físico claramente entrenado y con conocimiento marcial. En su lugar, escogimos enviar novatos que, como ustedes, tienen suficiente conocimiento, pero sin ser demasiado llamativos. Lo que les pedimos a ustedes es proteger a dichos novatos. En otras palabras, esta sólo es una misión de escolta particularmente importante. Si los guardias de nuestros agentes son demasiado poderosos o parecen soldados disfrazados, serán descubiertos de inmediato. Esto las hace a ustedes perfectas para el trabajo—porque son un grupo que jamás sería confundido con soldados o espías, pero que podrá proteger a nuestros agentes de bandidos y monstruos”.

Todas guardaron silencio. Pero, pensando en las palabras del maestro gremial, debían admitir que era un buen punto. Era cierto que, si las cosas salían mal, ellas podrían ser atacadas por soldados imperiales. Sin embargo, Pacto Carmesí no era un grupo que rechazaría una misión sólo por ser peligrosa. Además, todas las acciones recientes del Imperio—el intento de bloquear rutas comerciales usando soldados encubiertos, la instigación de actos traicioneros contra los pueblerinos durante el incidente de cacería de hadas, la invasión reducida al hogar de Mile—podían considerarse actos de hostilidad contra las personas importantes para Pacto Carmesí, e incluso como amenaza a sus propias vidas futuras.

Además, si las cosas salían mal—o aunque salieran bien— probablemente habría otro intento de invadir el hogar de Mile, o mejor dicho, el de Adele, Brandel. Sí, eso era muy probable.

Aparte, no parecía que esto fuera algo ideado por el maestro gremial. Debe haber sido algo salido directamente de la agenda real, algo que ningún maestro gremial propondría por cuenta propia. Él había mencionado “unos novatos con bastante conocimiento”, y por alguna razón, Pacto Carmesí sospechaba que no serían trabajadores del gremio. Ciertamente, personas así saldrían de algún lugar militar o del palacio.

Entonces, seguramente había sido el palacio el que había dado la orden. La pregunta ahora era si fue la realeza, o el maestro gremial, quien había pensado en darle esta tarea a Pacto Carmesí.

Sólo había una respuesta que podía dar un grupo novato de rango C que esperaba llegar a rango A algún día.

Luego de intercambiar miradas con sus camaradas, Reina declaró: “¡Aceptaremos esa misión de marca roja!”.

“Em, pensé que yo era la líder…”, murmuró Mavis por, probablemente, centésima vez.

***

 

 

“Supongo que nos iremos de nuevo”, dijo Mile mientras todas regresaban a la posada.

“Bueno, no creo que nos vayamos durante tanto tiempo esta vez. Es sólo una misión de escolta. Hay muchos trabajos así que por lo general te tienen fuera durante un mes nada más”, dijo Pauline.

“Supongo que tienes razón. Aun así, casi parece que el gremio estuvo esperando a que nosotras regresáramos…”.

“En realidad, probablemente así fue”, respondió Mavis. “¿Eh?”, Mile pareció sorprenderse.

“Bueno, digo, si esperaban un tiempo y nosotras no volvíamos, probablemente habrían encontrado otro grupo para la misión. Pero claramente el maestro gremial nos tenía en la mira. Entonces, ya que regresamos dentro del periodo de tiempo aceptable, lo más probable es que esperaron a que descansáramos para decirnos, tomando en cuenta que no descansamos mucho tiempo aun contando el que pasamos junto a las Sirvientas…”.

Había pocos maestros gremiales en el mundo que mostraran tanta consideración a un grupo novato de rango C. Si lo que Mavis teorizó resultaba ser cierto, les habían brindado un trato muy especial.

“Me pregunto si eso de verdad habrá pasado…”, empezó Reina, llena de dudas. Sin importar cuál fuera la verdad, el resultado era el mismo: el maestro gremial le había ofrecido esta misión a Pacto Carmesí, y ellas habían aceptado. Así estaban las cosas.

Lenny estaba desconcertada por las noticias del grupo.

“¡¿Qué?! ¿Se irán de nuevo? ¡Pero si acaban de volver!”. “Bueno, no exactamente. No saldremos en un viaje esta vez,

sino en una misión normal de escoltar de ida y vuelta una pequeña caravana de comerciantes a otro país”, explicó Mavis.

Lenny no dijo nada. Aunque era bastante contundente con las otras tres miembros de Pacto Carmesí, por alguna razón, no podía actuar igual con Mavis.

“¡Saber que nos estarás esperando aquí realmente nos daría ese empujón extra que necesitamos, Miss Lenny!”.

“¿Q-Qué…?”. Lenny se  sonrojó, y corrió hacia  la cocina, mejillas completamente rosas.

“Mavis, tú sí que eres una…”, suspiró Reina. “¿Eh? ¿Yo qué?”.

Mavis no lo entendía. En serio, ¡tener un magnetismo tan natural con las chicas era un poder aterrador!

A pesar de lo que le habían dicho a Lenny, esta misión seguía siendo un viaje. Un viaje de casi un mes, de hecho, más el tiempo que pasarían en su destino. Por supuesto, Pacto Carmesí no necesitaba prepararse para el viaje, así que el número de días que se irían era irrelevante para ellas. Todo su equipaje, una gran cantidad de comida, y demás necesidades diarias se encontraban dentro del ‘inventario’ de Mile.

Esto es malo, pensó Reina mientras comentaba, sin ser la primera vez, lo fácil de sus preparaciones. No puedo imaginarme una vida como cazadora sin Mile…

En numerosas ocasiones, Reina había tratado de inculcarse a sí misma un poco de disciplina, para no olvidar cómo vivir como una cazadora normal. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, se había acostumbrado tanto a esta vida que era difícil imaginarse viajando sin un inventario mágico a la mano.

Al menos Reina era consciente de esto. Mavis y Pauline, sin experiencia como cazadoras previo a conocer a Mile, y virtualmente sin nada de experiencia sin Mile, no tenían ni idea de sus carencias en ese aspecto. Claro, habían tenido unos días de práctica “libre de Mile” en sus días de descanso cuando ella no estaba cerca, pero habían tratado esos días de la misma forma que un grupo de niños de la ciudad disfrutaba acampar y “actuar como adultos” de vez en cuando.

Quizás Mavis y Pauline, quienes jamás habían experimentado una pérdida como la de Reina, creían que las cuatro seguirían con esta vida para siempre. Reina, sin

embargo, sabía que algo así era imposible…

¡Ugghh! ¡Esa magia de almacenamiento es demasiado conveniente! ¡Es injusto!

Ciertamente, ese hechizo de almacenamiento era magia malévola… Aunque, por supuesto, a diferencia de la ‘magia de almacenamiento o algo así’ de Mile, la mayoría de magia normal de almacenamiento no evitaría que las cosas se pudrieran con el pasar del tiempo. Mucho menos tendría la capacidad de acomodar una tienda o baño, o un dragón entero…

***

 

 

Dos días después…

“Somos los comerciantes que las contrataron”.

Las miembros de Pacto Carmesí se encontraron cara a cara con los tres autoproclamados comerciantes. Los tres hombres, uno de treinta años, otro de cuarenta, y otro casi de cincuenta años, tenían complexiones delgadas, sin nada que pareciera músculo.

Por lo general, un comerciante no sería tan explícito en su introducción—sino que simplemente se presentaría como el cliente, o daría su nombre. No cabía duda de que, dada la misión y sus especificaciones, no había necesidad de presentarse a sí mismos como comerciantes, pero eso fue justo lo que el hombre había hecho.

Todo esto significaba que era muy probable que ellos no fueran comerciantes. Por supuesto, Pacto Carmesí ya lo sabía, basándose en lo que el maestro gremial les había dicho.

Pacto Carmesí y sus clientes confirmaron los requerimientos de la misión: escoltar esta caravana de tres carretas a la capital de Albarn, usando la carretera principal, y luego hacer algunas paradas por el Imperio antes de regresar, y luego explicaron la ruta planeada. Estos planes no era más que algo provisional; la ruta y las ciudades por las que pasarían estaban sujetos a cambios, dependiendo de las circunstancias del viaje.

Por supuesto, tenía sentido ser flexibles—ya que incluso los comerciantes normales serían así. Un puente podría estar inundado luego de una tormenta, un paso de montaña puede estar enterrado luego de un derrumbe, o el precio de los bienes que llevaban podría subir en un área y desplomarse en otra; ser capaces de cambiar de planes de acuerdo a la nueva información obtenida era una habilidad necesaria para cualquier mercader capaz. La única excepción a esto era cuando tenían un contrato qué cumplir.

“No hay necesidad de que estén nerviosas”, dijo uno de los hombres, dejando de lado su disfraz de comerciante para hablar con franqueza. “Nosotros no somos los únicos investigadores. Ya enviamos varios equipos al Imperio, con todo tipo de disfraces: vendedores ambulantes que llevan todas sus cosas en la espalda, otros que llevan carretas, comerciantes independientes llevando una sola carreta, y otros no comerciantes, como cazadores, sacerdotes misioneros, y demás… Aunque, claro está, esas no son sus ocupaciones reales. Y no sabemos cuántos de ellos nos conseguirán información útil o cuántos regresarán con vida”.

“¡¿Cómo que ‘No hay necesidad de estar nerviosas’?!”, gritó Reina. “Si hay otros que pueden regresar con la información necesaria, entonces no importa si este equipo es aniquilado,

¿eso quieren decir?  ¡Pues yo no lo aceptaré! ¡Pueden ir y morirse donde quieran, pero no nos arrastren con ustedes!”.

Poner tu vida en juego para proteger a alguien era parte del trabajo de un guardia y, obviamente, la muerte era una posibilidad que todos aceptaban. Sin embargo, estar sujetos a los caprichos del empleador, alguien a quien no le importaba su propia vida y pensaba actuar de forma imprudente, merecía una cancelación. Al comprender el punto de Reina, el hombre rápidamente retiró sus palabras.

“¡N-No, no me refería a eso! Solo quise decir que esos sujetos son los que están a cargo de los acercamientos más directos e ilegales. A nosotros sólo nos dieron la misión de actuar como comerciantes comunes y llevar cualquier información que resultemos conseguir—nada peligroso en sí. Ajustaremos nuestra ruta basándonos en la información que recolectemos, pero no haremos nada extremo. Tenemos especialistas para esos casos, y se lo dejaremos a ellos. Nosotros somos burócratas; no tenemos entrenamiento o práctica en batalla o espionaje…

“No vamos a recolectar información con métodos muy peligrosos como en los libros de Miami Satodele. Sólo vamos a conversar con los locales, escucharemos rumores, y nos esforzaremos en conseguir algunas pistas. Eso es lo máximo que estamos capacitados para hacer. No vamos a hacer cosas ilegales o arriesgadas, así que pueden pensar en nosotros como comerciantes comunes”.

Si esta fuera la Tierra en tiempos modernos, aún si estos hombres tenían trabajos de escritorio, al menos habrían recibido el entrenamiento básico para pertenecer a las fuerzas armadas. Quizás ese no era el caso en este mundo, o al menos no en Tils…

O quizás realmente son burócratas o trabajadores de oficina y no soldados ni nada así…

Mile se encogió de hombros. Ella había escuchado que incluso con las Fuerzas de Auto-Defensa Japonesas, los trabajadores de escritorio no eran considerados verdaderos miembros de las FAD y no formaban parte de entrenamiento físico o táctico.


Por otro lado, Reina guardó su espada imaginaria. Parecía que había malinterpretado a sus clientes, aunque ciertamente no tenía intención de disculparse. ¿De qué otra forma se suponía que interpretara las palabras del hombre?

Los clientes no parecieron darle importancia al enojo de Reina. Quizás eran personas de buen corazón, o al menos con la paciencia necesaria para que eso no los enojara.

Publicidad M-M4

En todo caso, las cosas fueron viento en popa desde ahí.

“¿Eh? Sí, bueno, supongo que está bien, pero…”.

De la nada, Pauline había preguntado a sus empleadores si no les importaba que Pacto Carmesí hiciera algunos negocios de paso también. Aunque el cliente pareció sorprenderse, ofreció una respuesta afirmativa. El maestro gremial le había dicho que entre las cazadoras había una que tenía magia de almacenamiento. Por lo tanto, asumió que Pacto Carmesí simplemente quería aprovechar los recursos en su inventario para conseguir algo de dinero.

No era problema que un grupo de jovencitas quisieran hacer algunos negocios mientras trabajaban como guardias. Después de todo, por lo general, su trabajo sólo empezaría cuando salieran de alguna ciudad, y nadie esperaba que ellas se metieran en algún tipo de altercado como resultado de sus ventas. Aunque estuvieran ocupadas vendiendo sus bienes, estarían siempre al lado de sus clientes, con bastante tiempo de sobra para ir en su rescate si algunos rufianes locales trataban de causar problemas. En resumen, la idea no era mala.

Además, el fin de esta expedición era recolectar información, no generar ganancias. Su meta era vender bajo y comprar alto para atraer a todo tipo de personas y recolectar toda la información que pudieran. Que unas jovencitas vendieran sus cosas junto con ellos podría incluso atraer más personas…


Sin embargo, cuando el cliente sugirió esto— “¡¿Es en serio?!”, gritó Pauline.


“¡¡¡Le están dando un mal nombre a los vendedores ambulantes!!!”, gritó Reina.

“¡Si venden sus bienes a un precio substancialmente más bajo que el mercado local, van a causar una conmoción y serán una molestia para los demás comerciantes!”.

“¡Se supone que ustedes son espías! ¿En qué están pensando? ¡Tendrían que ser estúpidos para querer resaltar así!”.

“Si sus  precios son demasiado bajos  o  demasiado altos,

¡todos van a sospechar de ustedes! ¡¿Qué persona va a contarle rumores a gente tan sospechosa?!”.

Fue como una paliza unilateral. Dados sus pasados, era imposible que Pauline o Reina aceptaran este plan.

“A este paso, será difícil distinguir quiénes son los comerciantes de verdad aquí…”, dijo Mile. “Esperen, supongo que nuestros clientes no son comerciantes reales…”.

Era justo como había dicho Mile. Aunque en aquel momento Reina era muy pequeña, ella había ayudado en el negocio de su padre, jugando a ser la encargada junto a él, lo cual significaba que se podría decir que tenía un poco de experiencia como comerciante. Al igual que Pauline, quien había ayudado en la tienda de su padre…

“Además, son demasiado delgados. Deberán ponerse unas capas más de ropa, o meter debajo alguna prenda interior enrollada para verse más gordos”.

Pauline no dijo nada malo. Los tres hombres tenían una apariencia delgada y desarreglada. Probablemente no podía evitarse, ya que los tres eran trabajadores de oficina. Sin embargo, si querían hacerse pasar por comerciantes con suficiente éxito como para comandar su propia caravana—sin ser vendedores ambulantes o aquellos que jalaban carritos con sus propias manos—cualquiera esperaría que tuvieran más carne en sus huesos. Gordura equivalía a ganancias, y aseguraría que no fueran confundidos con indigentes o bandidos disfrazados.

Además, para calificar la calidad de los alimentos que podría comprar, un paladar refinado era necesario, y básicamente era de conocimiento general en este mundo que cualquier comerciante era rotundo en cuerpo.

Su peso equivalía a su dinero; era la marca del éxito y una forma de atraer a las señoritas. También significaba que no desperdiciaban dinero en dietas.

Publicidad M-AB

Era hora de que Pauline y Reina intervinieran. “Desde ahora, nosotras seremos sus guías. Antes de salir, ¡tendrán que aprender cómo ser comerciantes!”. La Escuela Comercial de Pauline y Reina había abierto sus puertas.

¿Por qué están actuando con tanta emoción? Pensó Mile. Parecía un poco fuera de lugar según su actitud de siempre—

“¡Y por eso iremos de compras!”.

Ellas parecían igual de emocionadas por el aspecto comercial de este viaje. Quizás habían descubierto las ventas que Mile había hecho durante el incidente de la aldea de los enanos, y pretendían orquestar algo similar.

Los clientes no parecían estar preocupados por nada de esto, quizás asumiendo que Pacto Carmesí no tenía mucha capacidad de almacenamiento. En este mundo, el sentido común sugeriría que una chica como Mile sólo podía cargar unas cuantas docenas de kilogramos como mínimo, y unos doscientos o trescientos kilogramos como máximo. Qué equivocados estaban.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios