Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 2

Epilogo: Semi-Demonio

Una conciencia dispersa estaba siendo reconstruida.

El alma se había difundido por el planeta, fluyendo sin fin. El espíritu había perdido su voluntad y empezaba a fundirse. Estos dos elementos no podían mantenerse sin un cuerpo, pero ahora, el poder los reunía a la fuerza y sacaba a la superficie la vida que se hundía.

Sin embargo, no era pura. Algo extraño y pegajoso, sacado de más abajo de la vena terrenal del planeta, estaba adhiriendo los tres elementos de la vida y dándoles una nueva forma.

Justo cuando se conectaron, la conciencia de Manon Libelle despertó de repente.

Abrió los ojos y vio que la luna la miraba. La primera emoción que sintió Manon cuando la pálida luz de la luna la iluminó fue la confusión.

—¿Estoy… viva…?

¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba viva cuando creía que había muerto? Tumbada boca arriba en el suelo, Manon parpadeó lentamente varias veces.

En ese momento, un rostro apareció sobre ella, mirándola.

—Buenos días. Me alegro de que estés despierta.

Era una niña de unos diez años con el cabello negro y rasgos refinados: nada menos que el Error Humano conocido como Pandæmonium.

—Esto es… ¿el infierno?

—No. Es la realidad.

Teniendo en cuenta que se había despertado para encontrar a Pandæmonium esperándola, no le habría sorprendido saber que termino parando en el infierno, pero evidentemente no era el caso.

—¿Cómo te sientes?

—Absolutamente horrible. —Manon se llevó una mano a la boca, conteniendo las náuseas. —…me siento como si me hubieran engañado con palabras amables sólo para terminar con un puñal clavado en la cabeza. También me llega el recuerdo de haberme metido en una pelea cuando de repente empezaron a explotarme partes del cuerpo. ¿Y porque siento como si me hubieran apuñalado en mis puntos vitales?

—¡Aj-ja-ja-ja! ¡Es cierto! ¡Las personas que usé como materiales para ti murieron de formas bastante horribles!

Mientras Pandæmonium se reía, Manon intuyó la razón por la que se había despertado.

—¿Material…? ¿Significa eso que me has devuelto a la vida?

—Mm-hmm. —La niña confirmó alegremente la verdad, por increíble que pareciera.

En este mundo, la definición de vida significaba que uno poseía los tres componentes fundamentales: cuerpo, alma y espíritu. La Pureza Conceptual del Mal dentro de Pandæmonium estaba directamente relacionada con estos aspectos de la vida.

Pero no en una forma normal.

—Te convertiste en una semi-demonio, después de todo. Los demonios son fundamentalmente no-muertos, así que, aunque sus cuerpos sean destruidos, no necesariamente acabarían muertos. Hice que un monstruo se tragara tu cuerpo y trajera tu cadáver, y luego usé los cadáveres que encontré aquí como sacrificio para reconstruir las partes que faltaban. Ahora estamos en… creo que se llama el Reino de Grisarika.

Los dos se encontraban en el jardín de una cierta iglesia abandonada en la capital real del Reino de Grisarika. Era el mismo lugar que Menou había utilizado como base cuando asesinó a un Errante tres semanas antes. Pandæmonium uso los cadáveres enterrados en el jardín de la iglesia para reconstruir el cuerpo de Manon.

Un cadáver humano ordinario no sería capaz de recuperar la conciencia de Manon. Si sólo hubiera utilizado a los caballeros que estaban enterrados aquí, el espíritu y el alma serían demasiado diferentes a los de Manon y probablemente habrían formado un demonio en su lugar.

Pero el cuerpo de un chico Errante también estaba enterrado ahí.

Un Errante con una Pureza Conceptual seguía siendo un excelente material para conjurar, incluso estando muerto.

Pandæmonium extendió su mano hacia el cielo, como si quisiera agarrar la luna.

—Ahora que he conseguido salir, quiero provocar un caos mucho mayor que el de esa pequeña ciudad portuaria. Pero el Mal en bruto no puede hacer nada sin cerebro, y ahora tú todavía posees pensamientos humanos. ¿Me usarías para provocar el caos?

Cuando a Manon se le ofreció el poder, las dudas que sintió estuvieron un poco fuera de lugar. De hecho, había algo que se preguntó todo el tiempo: ¿Por qué Pandæmonium le prestó su poder?

En lo que respecta al incidente de Libelle, podría haber sido simplemente que Manon fue la primera persona con la que se encontró. Pero, ¿por qué Pandæmonium iría entonces hasta al reino vecino de Grisarika y la reviviría específicamente a ella? Pensó en ello y se le ocurrió una posible conexión.

Manon tenía una medio-hermana mayor.

La niña que su madre, una Perdida, había dado a luz y criado cuando estaba en Japón.

Sólo eran medio hermanas, pero su madre siempre le comentaba que su hermana mayor en ese otro mundo era brillante, alegre y enérgica.

Y, sobre todo, fue gracias a la sugerencia de su madre que La Cuarta había empezado a intentar analizar y deshacer el sello de Pandemónium.

—Supongo que, aunque tus recuerdos se desvanezcan y tu personalidad desaparezca… tal vez aún quede algo.

—¿De qué estás hablando?

—Oh, nada. Es sólo algo que ocurrió hace mucho tiempo… sí, hace diez mil años, para ser exactos.

Esta teoría suya en definitiva no era más que una suposición. No es como si una monstruosidad sin nombre o recuerdos pudiera confirmar o desmentir algo así.

—Ya que te ofreces, supongo que tomaré prestado tu poder una vez más… lo que me recuerda; creo que nunca te dije mi nombre. Mi llamo Manon.

—Mm… ¡Manon! ¡Rima con demon! ¡Qué nombre más bonito!

—Gracias. Es el nombre que me coloco mi madre, después de todo. Si pudieras recordarlo, sería muy feliz.

—Muy bien. Me alegro de volver a trabajar contigo, Manon. ¿Te importaría decirme qué debo hacer primero?

—Déjame ver…

El Reino de Grisarika era su nación vecina… más allá de eso, Manon no sabía mucho al respecto. Sin embargo, algo llamo su interés de los acontecimientos desencadenados por la difunta arzobispa Orwell, quien también se involucró con Menou. No se trató de los experimentos inhumanos. Recordó a los terroristas que intentaron secuestrar a la princesa Ashuna para exigir la liberación de su líder en esta nación.

Sucede que los ingratos eran también miembros de La Cuarta.

Entonces, Manon sonrió e hizo una sugerencia.

—¿Lo sabías? El llamado Director de La Cuarta, quien alguna vez extendió esa organización a lo largo y ancho del continente, se halla preso en esta nación.

Con el fin de traer más caos al mundo…

Pandæmonium y Manon intercambiaron sonrisas bajo la luna resplandeciente.

—Pase.

Después de tres golpes enérgicos, una voz le dio permiso para entrar.

—Disculpe.

Cuando Menou entró en el despacho, la pastora Sicilia estaba revisando el informe de daños de los últimos acontecimientos.

Las víctimas de la monstrina, la destrucción de la Isla Libelle y los daños causados por las ondas de choque resultantes.

Cada uno de ellos por sí solo podría considerarse un incidente importante, pero los tres combinados eran todavía más graves. Las pérdidas globales de la ciudad portuaria de Libelle eran tan abrumadoras cuando se exponían sobre el papel que hacían que a Menou le doliera la cabeza.

Lo único que pudo interpretarse como algo positivo fue que La Cuarta había sido borrada de Libelle, lo que difícilmente podía considerarse como una ganancia suficiente para anular todo el daño resultante.

Sin embargo, en lugar de hablar de algo de eso, Sicilia se limitó a mirar la bolsa que colgaba de la cintura de Menou.

—¿Ya hiciste los preparativos para tu partida?

—Sí, gracias. Logre obtener mi paga sin ninguna dificultad, lo cual agradezco. Tengo la intención de reanudar mi viaje al oeste. Empuñare la Espada de la Sal con el fin de asesinar a Akari Tokitou.

El incidente con Pandæmonium se atribuyó oficialmente a Ashuna, quien había sido una fuerza importante en la batalla. Sin duda, la fama de la Princesa Caballero se extendería aún más después de haber derrotado a los monstruos que aparecieron repentinamente en Libelle.

—Pero todavía debemos ser cautelosos.

—Por supuesto. Después de todo, las personas no tenemos solamente un dedo meñique.

Hubo un momento en su batalla anterior cuando Pandæmonium se dividió en dos entidades. Ambas eran la misma persona, por supuesto, pero al mismo tiempo, era natural suponer que podrían ser seres separados también. Dado que el renacimiento de Pandæmonium dependía de ofrecerse a sí misma como sacrificio, era extraño que esta segunda copia de ella hubiera aparecido antes de que la primera muriera.

El dedo meñique izquierdo… y el derecho.

Lo más probable es que esas fueran las identidades de las dos Pandæmoniums que aparecieron al mismo tiempo.

Cuando la neblina emergió, había abandonado a uno de ellos, pero el otro dedo podría estar todavía por ahí, tramando algo. No era el momento de bajar la guardia.

Pero en el transcurso del incidente, Menou también logro determinar su próximo destino.

La Espada de la Sal.

Utilizaría el arma que una vez había convertido un continente entero en sal para asesinar a la poseedora de la Pureza Conceptual del Tiempo. Este plan se había consolidado en su lucha con Pandæmonium.

—Ya lo he hablado con Momo. No podemos permitir que Akari se convierta en algo así.

—Ya veo.

La respuesta de Sicilia rozó la indiferencia. La verdad es que estaba muy ocupada en ese momento. Lo más probable es que no tuviera tiempo para dedicar a Menou, quien estaba abandonando Libelle.

—Tal vez no sea pertinente, pero… no te pareces en nada a Flare. —Sólo se habían conocido lo que duro el trabajo en esta ciudad, así que su consejo fue breve. —Deberías seguir tu propio camino. No importa cuál sea.

—Lo haré. Muchas gracias.

Terminado su informe, Menou hizo una reverencia y salió de la habitación, para luego reunirse con Akari.

Menou había renovado su decisión.

Ella misma mataría a Akari.

Por el bien de nadie más que la propia Akari.

Y así, Menou sonrió a Akari.

—Muy bien, andando.

—¡Sí!

Menou y Akari se alejaron una al lado de la otra.

También hubo cierta extrañeza respecto al papel de Akari en este incidente. Decía no recordar cuándo fue secuestrada, ni cuándo se separaron en el salón de baile, ni cuándo empezó a llorar en el momento que Menou la rescató.

—…Akari. ¿De verdad no tienes ni idea de por qué no recuerdas nada de lo que pasó cuando desapareciste del salón de baile?

—Lo siento, no… lo siguiente que supe fue que estaba de vuelta en la iglesia.

—No necesitas disculparte…

Era posible que la hubieran dormido cuando la secuestraron o algo por el estilo, pero Akari se había dado cuenta cuando Menou vino a rescatarla. También había algo muy extraño en el hecho de que no recordara ese momento.

¿Manon le había hecho algo, o había otra razón?

Y si era esto último, ¿qué podía ser?

Akari parecía genuinamente arrepentida, sin mostrar ningún signo de mentira. Mientras miraba a la Akari de siempre, a Menou se le ocurrió de repente un pensamiento irracional.

Fue antes de que llegaran a Libelle: había un chico Errante que conoció en el Reino de Grisarika. Una vez que determinó que tenía una Pureza Conceptual, Menou lo asesino sin dudarlo y abandono su cuerpo.

Pero cuando entró en contacto con él por primera vez, se le pasó por la cabeza una idea: Si este chico realmente no posee una Pureza Conceptual, entonces puede que no tenga que matarlo, a pesar de ser un Errante.

En otras palabras…

Si hubiera una forma de asegurar que Akari nunca matara a nadie, ni causara ningún daño, ni dejara que su Pureza Conceptual se descontrolara…

Si Menou pudiera separarla de su papel como Errante y verla desde un punto de vista más sencillo…

—…

Menou sacudió la cabeza, tratando de dispersar los pensamientos que bullían en su interior.

Está bien.

Ese no era su papel.

Porque ella no podría ser una sacerdotisa pura, propia y muy poderosa. Decidió que seguiría los pasos de su Maestra, en el monasterio donde ella y Momo se criaron.

Ella se convertiría en una villana pura, propia y muy poderosa.

—Prepárate, Akari. Este viaje sólo va a ser más difícil de aquí en adelante.

—¡Sí, señora! Mientras estés conmigo, ¡todo irá

bien!

Menou estaba tan decidida a cumplir con su papel que no se dio cuenta de algo. No era sólo la sonrisa de Akari—la expresión que Menou llevaba en respuesta a la brillante sonrisa de Akari era igualmente despreocupada.

Mientras las dos se ponían en marcha, Momo estaba en otro lugar, mirándose en un espejo.

El rostro que se reflejaba en él seguía sin tener un aspecto saludable. Estaba ligeramente pálida y demacrada. El agotamiento por la recuperación del veneno aún no había desaparecido.

Pero Momo no tenía tiempo para holgazanear despreocupadamente en Libelle.

Menou se preocupó por su salud y le había dicho que podía descansar un tiempo antes de ponerse al día, pero, por supuesto, Momo tenía la intención de seguirla de inmediato.

—…… —Momo apretó con fuerza sus coleteros.

Había hablado con Menou ayer antes de salir de la ciudad. El desastre que ocurrió mientras Momo estaba postrada en la cama fue aún más impactante que lo ocurrido en la antigua capital de Garm. Pero lo que más llamó la atención de Momo fue el cambio que se produjo en la propia Menou.

Estaba claro que Menou estaba empezando a desarrollar más sentimientos hacia Akari de los necesarios. Después de presenciar la locura de Pandæmonium, parecía dispuesta a matar a Akari más por el bien de esta que por el de los demás.

Eso era una mala señal. Menou, la querida senpai de Momo, no debería estar motivado por estas cosas.

—Senpai… eres demasiado amable para tu bien.

Por naturaleza, Menou tendía a actuar por el bien de los demás. La razón por la que se había declarado como villana en primer lugar fue por el bien de los otros niños del monasterio, influenciada por la Maestro, quien tuvo un acentuado efecto sobre su persona en esos tiempos.

Y si Menou se decidía a actuar por el bien de alguien a quien ahora estaba conociendo…

A este paso, esa chica Errante la llevaría a su destrucción. No es que Akari fuera a hacer daño a Menou, pero acabaría llevándola a una situación donde las dos morirían.

Una sacerdotisa que se distanciaba de Las Fausto siempre se suponía que estaba cometiendo un crimen.

¿Qué pasaría si una Verdugo, que debía cazar a los tabúes, hiciera lo mismo?

Entonces un cierto terror que ella no quería recordar podría surgir de las profundidades del monasterio donde se criaba a las Verdugos.

—Si mi senpai no puede hacerlo…

Momo ya había decidido hace tiempo qué hacer si lo que esperaba acababa sucediendo.

—…entonces la mataré yo misma. —Murmuró en voz baja…

En lo profundo de un monasterio ubicado en una zona desconocida de la tierra santa, allí se encontraba una única sacerdotisa.

Era alta, de cabello rojo oscuro. Era difícil calcular su edad; aparentaba tener entre veinte y cincuenta años.

La sacerdotisa miraba los documentos de los niños inscritos en el monasterio que supervisaba.

Ninguno de los niños actuales era de gran importancia. No había niños con increíbles dones relacionados con su control de la Luz Guía, espíritus inestables, o con calificaciones misteriosamente altas a pesar de sus bajas capacidades. Simplemente, todos tenían sus espíritus aplastados por el duro entrenamiento y su fe reforzada por la educación que se les impartía.

Todo funcionaba a la perfección y, por lo tanto, resultaba terriblemente aburrido.

Dejó los documentos a un lado, decidiendo que podía dejar que las otras Maestras se encargaran de las cosas.

Entonces, de repente, sus Escrituras brillaron.

Fuerza Guía: Conexión Mundial (Condiciones Cumplidas)—Escrituras, Tercera Carta—Conjurar [Nuestro mundo está más allá de las palabras]

Ella no hizo nada. Las Escrituras habían levantado y conjurado automáticamente un encantamiento que conectaba con su espíritu.

La información necesaria fluyó hacia ella desde los recuerdos del planeta.

Al presenciar los recuerdos de un yo que nunca había conocido de una línea temporal diferente, la sacerdotisa echó la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas.

—Bah-ja-ja. Así que por fin ha llegado la hora, ¿eh? —Se levantó y pellizco la portada de las Escrituras. —Venga, dame los detalles.

—Hola. Qué noche más encantadora. Luces muy hermosa, como siempre. Me alegro de que mantengas tu devoción por mantenerte joven.

Todavía brillando con la Luz Guía, las Escrituras emitieron palabras.

No era una comunicación conjurada a través de las Escrituras. El propio libro hablaba en voz alta, con su propia forma de pensamientos independientes.

Como la sacerdotisa conocía todas las funciones de las crestas grabadas en sus Escrituras cuando se activaban, no se sorprendió. Esta característica formaba parte de todas las Escrituras que cargaban las miembros de Las Fausto que habían pasado por el entrenamiento necesario, y también sabía que era parte de la razón por la que Orwell, quien ascendió en su momento al rango de Arzobispa, termino cayendo en lo impensable.

—Ahórrate la charla. Sólo contéstame.

—Dos de los Cuatro Mayores Errores Humanos. Hemos detectado que tanto Mal como Recipiente han escapado, aunque solo en parte. Esta información de advertencia sólo se ha dado a conocer a los Ancianos, y a aquellas de Las Fausto a las que se les ha liberado el sello de la carta cero en sus Escrituras.

—Ya veo. Supongo que valió la pena repetir las cosas tantas veces. Ni siquiera una parte de ellos logro liberarse con la eclosión del Crepúsculo Estelar. No sé qué harán los Ancianos, pero… si fracasan tan miserablemente como esa vieja bruja de Orwell, eso también sembrará la semilla del descontento.

Entonces, pareció recordar algo y se burló, con sus labios en forma de luna creciente.

—En adición a eso, la Orden ha llegado. Por favor, obedezca las órdenes del Mago Anciano.

—Bueno, ¿no es eso algo…? De todos esos Ancianos falsos, me imagino que me tocara el más inútil de todos.

Suspiró y cogió las Escrituras con una mano.

—Espera un momento. Las órdenes del mago todavía no han sido dadas–

—Oh, cállate, pedazo de basura. Como si yo fuera a escuchar cualquier cosa que diga ese idiota.

—Qué grosera. No soy un pedazo de basura. — Las Escrituras se detuvieron por un momento. —Soy tu benevolente compañera.

La sacerdotisa pelirroja abrió mucho la boca, echó la cabeza hacia atrás y se rio.

—Vaya. Cuando me hablaste después de tanto tiempo, no esperaba que hicieras una broma casual. Te hace reflexionar sobre el paso del tiempo. Todo se deteriora con el tiempo, ¿no?

—Esto es un avance, no un deterioro. Y lo que es más importante, no puedes ignorar tus órdenes.

—Mientras no lleguen las órdenes, puedo tomar mis propias decisiones. Vamos, pedazo de basura. Tenemos cosas mucho más importantes que hacer como para esperar las órdenes de algún imbécil.

—Ya veo. Tu lógica es sólida. Entonces, ¿qué harás en tu limitado tiempo hasta que lleguen las órdenes?

—Oh, nada importante. —Mostró los dientes en una sonrisa inquietantemente amplia, hablando con un tono casual. —Simplemente mataré a mi aprendiz por enésima vez.

En lo profundo de la tierra santa controlada por Las Fausto…

La legenda viviente que había cazado más entidades tabúes que nadie en la historia—la maestra de Flarette, determinó a su siguiente objetivo de ejecución…

-FIN DEL VOLUMEN 2-