Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 2

Capítulo 4: Doncella Marchita, Nacida Del Rocío…

Parte 2

 

 

En el momento en que vio a Manon capturando a Akari, Menou arrojó inmediatamente su daga.

Dado que estaba familiarizada con el lugar después del baile nocturno, le resulto muy sencillo infiltrarse en el castillo.

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Sin embargo, todo parecía indicar que llego demasiado tarde.

De un vistazo a la sala de reuniones pudo suponer lo que acaba de suceder. Manon Libelle había sacrificado a los miembros de La Cuarta. Y ahora (quizá con la intención de realizar otra ceremonia de conjuración) estaba alcanzando a la cautiva Akari.

Se trataba de un encantamiento ilegal que no llenaba el cuerpo sino el alma con el Concepto del Pecado Original. Llegados a este punto, Manon ahora era más demonio que humana. Ya no había motivos para mantenerla con vida luego de cometer semejante herejía.

Así que Menou cambió su enfoque.

Lanzó su daga a la nuca de Manon. La arrojó con todas sus fuerzas y sin ninguna advertencia, pero Manon reaccionó al instante. Abrió el abanico que tenía en la mano y desvió la daga.

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Se trató de un abanico de hierro: un arma destinada a la defensa personal cuya mayor función consistía en pasar por un objeto inofensivo. El hecho de que cargara una cosa así debía significar que no se fiaba de nadie a su alrededor.

Previendo que la atacaría con la sombra cuando revelara su posición, Menou ya había empezado a correr en el instante que lanzó la daga. Con esta idea en mente y sus pasos intrépidos logró atrapar la daga desviada antes de que tocara el suelo, y con un Incremento en sus piernas se impulsó hacia adelante para enterrar su cuchillo directamente en el pecho de su oponente.

Esperaba tomarla por sorpresa con su velocidad, pero Manon reaccionó en consecuencia. Bloqueo a Menou con el abanico de hierro y contrataco haciendo uso de su propia sombra. Después de todo, la oscuridad a sus pies ahora era una extensión de sí misma; una masa que podía manipular libremente sin preocuparse por ninguna fuente de luz. Sombras puntiagudas similares a lanzas brotaron del suelo apuntando a la garganta de Menou. Ella los esquivó moviéndose a un lado y, esperando que Manon intentara bloquear de nuevo utilizando su abanico, atacó con la daga a modo de finta. Luego giró sobre sí misma.

Una patada giratoria.

Incremento de nueva cuenta sus piernas esperando propiciarle una patada contundente. La suela de su bota se dirigió a la cabeza de Manon—pero ella la bloqueó utilizando otra sombra como escudo.

Ninguno de los dos bandos había recibido daño de la primera andanada de ataques.

Pero Menou al menos había cumplido una de sus prioridades.

Utilizó el retroceso de su patada para impulsarse hacia atrás, al alcance de Akari. Manon tuvo que utilizar la sombra que sujetaba la pierna de Akari para bloquear la patada de Menou. En cuanto esta se liberó del agarre de la sombra, Menou la cogió en brazos.

—M-Menou…

Shokei Shoujo no Virgin Volumen 2 Capitulo 4 Parte 2 Novela Ligera

 

Mientras murmuraba conmocionada, los ojos de Akari comenzaron a derramar lágrimas. Menou la miró, sorprendida.

—Ah, um, esto… no es lo que parece… p-por favor, no pienses… que estoy actuando extraña…

—Está bien. Lo siento, Akari. Es mi culpa por quitarte los ojos de encima. Subestimé lo fácil que eres un blanco para el secuestro.

Akari debía estar realmente aterrorizada; estaba balbuceando sinsentidos. Con una disculpa, Menou la empujó hacia la salida.

—Date prisa y sal de aquí. Abandona el castillo y procura dirigirte a la orilla de la isla. La pastora Sicilia o uno de los caballeros te cuidará.

—O-Okay…

Akari se mostró inusualmente obediente. Menou esperaba que insistiera en quedarse durante el fragor de la batalla o algo así, como hizo cuando las atrapó Orwell, pero esta vez no dijo nada de eso. Se limitó a secarse las lágrimas con la manga y se alejó.

De hecho, era casi como si estuviera huyendo de Menou.

Fue un poco extraño, pero Menou se estaba enfrentando al enemigo. No tenía tiempo para centrar su atención en Akari.

Una vez confirmó que Akari había huido, Menou se giró para mirar a Manon.

Era una chica de aspecto tranquilo, con su cabello añil recogido en una trenza suelta. Sin embargo, su expresión era demasiado serena para alguien que acababa de asesinar a sangre fría a una cantidad considerable de personas; no percibió rastros de culpa, excitación o miedo en su rostro. No es como si ocultara sus emociones—era como si no existieran.

Volviéndose hacia la chica del kimono, Menou preparó su daga.

—Manon Libelle. Serás ejecutada por el cargo de herejía.

Ella cruzó la línea. Había ofrecido a los presentes como sacrificios, conjuró un encantamiento basado en el Pecado Original y se convirtió en algo que no era del todo humano.

—Bien dicho, señorita Menou. —Y por alguna razón, la mente maestra detrás de todo este asunto sonrió mientras estaba al otro lado de la espada de una Verdugo. —Oírte decir eso me lo ha confirmado:

Finalmente soy libre. Me he liberado de todas las restricciones que me mantenían encadenada. Sí. Oh, sí, no cabe duda. Tu filo me ha mostrado la verdad.

Encaró sin miedo a Menou, la Verdugo.

—Ahora me he convertido en la verdadera personificación de lo que significa La Cuarta. — Ninguna sombra logró oscurecer su sonrisa. —A diferencia de esos buitres que se dejaron llevar por sus propios deseos egoístas… yo busco la liberación del mundo, por la libertad y la independencia, tal y como alguien de La Cuarta debería proceder.

Plantó firmemente una mano en su pecho y continuó.

—¿Qué significa nacer en La Nobleza? ¿Qué significa mantener una sociedad pacífica? La llamada paz que tú impones, miembro de Las Fausto, es la razón por la que mi madre fue considerada una entidad tabú y asesinada. Los de La Nobleza me escupieron como a una decepción por no poder servirles de marioneta. Y Los Comunes, indiferentes, solo asienten la cabeza sin percatarse de lo que sucede debajo de la alfombra. Con razón este mundo lleva siglos estancado.

La vida de Manon fue dictada por la insensatez de los de La Nobleza.

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Y la soberbia de Las Fausto, y la complacencia de Los Comunes. El sistema de los tres estados y todos sus defectos forjaron la personalidad de quién se volvería un demonio.

—Y por eso he elegido convertirme en tabú y luchar contra él.

Manon creció haciendo lo que le decían. Sin duda, su libertad le fue arrebatada continuamente; no sólo por las personas que la rodeaban, sino por el propio sistema que existía desde hacía mil años.

Por ello, Manon Libelle sintió que no tenía más remedio que convertirse ella misma en una entidad tabú para rebelarse.

—He adquirido poderes tabúes con la intención de luchar contra el mundo. Supongo que ahora soy la forma definitiva de La Cuarta, quienes dicen defender la libertad y la independencia.

La chica, quién era más merecedora de llamarse a sí misma ‘miembro de La Cuarta’ que nadie en las saladas calles de Libelle, sonrió con ironía.

***

 

 

Menou. Flarette. La Verdugo.

Mientras la daga de esta persona coruscaba sus sombras, Manon tuvo una visión del pasado.

—¿Sabes? Tú tienes una hermana mayor.

La madre de Manon solía susurrarle esas cosas al oído cuando su padre no estaba.

Evidentemente tenía una hermanastra de sangre: una niña que su madre tuvo cuando estaba en Japón, antes de conocer al padre de Manon.

Por supuesto, el hecho de tener una hermana mayor a un mundo de distancia no significó mucho para Manon. Pero recordaba que su madre a menudo se desvelaba triste por la otra hija que había dejado atrás.

—Tu hermana mayor era una chica tan brillante, alegre y llena de energía.

Cuando estaban a solas, su madre le contaba estas historias.

A diferencia de los demás adultos que la rodeaban, la madre de Manon no tenía ninguna expectativa desconcertante sobre su nueva hija.

Simplemente quería a Manon para enterrar su tristeza por haber perdido a su otra hija. Manon se dio cuenta de que cada vez que su madre la miraba, sus ojos veían a través de ella hacia algún lugar lejano.

Todavía recordaba vívidamente el momento en que su madre fue asesinada.

No hubo ninguna advertencia. Las dos estaban platicando juntas.

Y entonces, de repente, una cuchilla atravesó el pecho de su madre.

Un pequeño chorro cálido y húmedo de sangre golpeó la mejilla de Manon. Y al mismo tiempo, algo sucedió con los contornos de su madre.

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Fuerza Guía: Conectar—S?T?i?K???Pureza Conceptual [Consumir]—

Luz Guía púrpura brotó de su madre, y un encantamiento estaba empezando a tomar forma cuando una voz habló.

—Será mejor que guardes eso.

¿En qué momento apareció? La sacerdotisa que sostenía la espada que todavía la atravesaba susurró algo al oído de su madre.

—Debes saber que, si sueltas un encantamiento aquí, tu niña morirá.

Los ojos de su madre se abrieron como platos. Sus labios temblaron y rápidamente los mordió. La luz de la conciencia volvió de repente a sus ojos y miró a Manon.

Era como si estuviera mirando directamente a Manon, y sólo a Manon, por primera vez.

Entonces el encantamiento que estaba a punto de ser conjurado se dispersó. La sacerdotisa pelirroja sacó la daga del corazón de su madre.

Y su madre se desplomó en el suelo. Manon se acercó a ella con cautela.

Estaba muerta. Brotaba sangre del cadáver. A medida que el charco de sangre crecía, la temperatura de su cuerpo bajo. En medio de su confusión, las lágrimas empezaron a caer de los ojos de Manon. La sacerdotisa pelirroja la miró una sola vez y luego se dio la vuelta.

—…ya entiendo.

Esta era la respuesta.

El encantamiento que su madre había empezado a levantar antes de morir. Eso era lo que todos los adultos querían de Manon.

Ella se dio cuenta de que ahora debía ser la siguiente. Esa hoja debería atravesar su corazón a continuación. Y cuando muriera, seguramente ella también liberaría algo poderoso de su cuerpo. Por fin había encontrado lo que todos querían de ella desde su nacimiento, lo que nunca pudo encontrar, la razón de sus desalientos.

—Por favor, espera.

Intentó desesperadamente detener a la sacerdotisa. En ese momento, Manon probablemente quería morir de verdad.

—…parece que últimamente estoy destinada a cargar con niños molestos. —La sacerdotisa suspiró. — Puede que sea una asesina, pero no asesino porque sí. Te digo que soy una sacerdotisa pura, propia y muy poderosa. Dime niña, ¿por qué debería matarte?

—¡P-Porque soy la hija de mi madre!

Ni siquiera ella se creía del todo lo que estaba diciendo. No tenía sentido. Si su madre era un ente tabú que merecía ser asesinada simplemente por vivir, entonces ella debía merecer lo mismo, ya que todo el mundo esperaba que fuera de la misma manera. Si era hija de su madre, no debía pertenecer a este mundo. ¡Por eso todos son tan fríos conmigo—!

—No eres un tabú. —La sacerdotisa pelirroja volvió a meter su daga en la funda que llevaba en la bota mientras refutaba la idea de Manon. —Deja que te explique algo. Las Purezas Conceptuales se acoplan a las almas de los Errantes. Y a diferencia de los rasgos físicos, el alma no es algo que se heredé. Pertenece al individuo. Así que, aunque tengas sangre japonesa, tu alma no tendrá una Pureza Conceptual; ni siquiera un Pseudo-Concepto.

—Ah…

¿Cómo debía responder a eso?

No podía expresarlo con palabras. Lo único que sabía era que, aunque siguiera creciendo del mismo modo que ahora, la decepción de las personas que la rodeaban nunca desaparecería.

Probablemente no había nadie en el mundo que pudiera entender la inutilidad que Manon sintió en ese momento. Se enfrentó al vacío nihilista de su propia existencia. Desperdicio tanto tiempo buscando ingenuamente una forma de estar a la altura de las expectativas que los adultos le impusieron, sin dudar nunca de que algo debía estar en algún lugar dentro de sí.

Pero no era así.

Fue así como Manon creció mirando al vacío.

En cuanto se dio cuenta de su propia falta de sentido, algo en su interior se quebró. Al ver que la luz abandonaba la mirada de la pequeña Manon, la sacerdotisa pelirroja entrecerró los ojos.

Entonces la sacerdotisa se dio la vuelta y se marchó. Nunca la volvió a ver. Dejo tras de sí un enorme agujero en el corazón de Manon; una grieta donde la hoja que esperaba atravesará su pecho nunca apareció… desde aquel momento en que fue iluminada por la Luz Guía que salía del cuerpo moribundo de su madre.

Durante casi diez años anhelo desesperadamente poder rehacer ese momento…

Pero ahora que contemplaba de nueva cuenta la cuchilla de una Verdugo, el corazón marchito de Manon bailó como nunca en su vida.

—Venga, señorita Menou.

La sombra de Manon comenzó a burbujear hacia arriba.

Imbuida de una presencia física, se convirtió en múltiples cuchillas y cargaron contra Menou. No, no sólo contra ella—sino que empezaron a atacar y destruir toda la sala de forma casi indiscriminada.

Entonces el suelo cedió.

Menou y Manon cayeron al vacío.

***

 

 

Aterrizaron en un amplio salón de baile; el mismo lugar donde se había celebrado la fiesta la noche anterior. Sin mesas ni adornos, la sala se sentía inquietantemente vacía.

—Luchemos hasta que nuestros corazones se contenten.

En silencio, Menou se adelantó. Manon sonrió en demasía al recibir el ataque de la otra chica.

En cuanto se enteró de que Flarette había llegado a la ciudad, tuvo una corazonada. Estaba segura, hasta el punto de sentirse aliviada, de que Flarette vendría a matarla, del mismo modo que Flare había matado a su madre.

Cuando por fin conoció a Flarette, fue diferente de lo que Manon había imaginado, pero aún más cautivadora de lo que habría esperado.

Qué chica tan inusual e inestable. Qué expresiones tan lamentables mostraba en ocasiones. Aunque aparentaba resolución y devoción absoluta, la verdad es que dudaba constantemente de todo. Y, sin embargo, a pesar de su conflicto interno, nunca se desviaba de su camino, y el objetivo de su espada era siempre verdadero.

Mantenía firme en su corazón algo que Manon había ido perdiendo por el camino.

Se asemejaba a una hoja fina y afilada, siempre pulida a la perfección y con un filo increíble, pero un tanto más frágil y fácil de romper por ello.

Los movimientos de Menou se mantuvieron rápidos, lógicos y precisos mientras cazaba a su presa. No obstante, cuanto más acorralada estaba, más ligero se sentía el cuerpo de Manon.

La espada conocida como Menou seguramente atravesaría su corazón.

Y en ese momento, Manon no dudó de que se volvería más libre que nadie.

—¡Hyah!

Se oyó el choque de metal contra metal. Menou lanzó su daga con una aguda exhalación, pero Manon la bloqueó haciendo uso de su abanico de hierro. A pesar de ello, al cabo de unos instantes, Menou había devuelto la daga a su mano con un hilo hecho de Fuerza Guía y volvió a arremeter. Bien, pensó Manon. Más. ¡Continúa! ¡¡ESTO TODAVÍA NO HA TERMINADO!!

Movió las sombras que ya se habían convertido en una extensión de sus manos. Las cuchillas de tinta danzaron por la habitación al azar, atacando todo lo que estaba a la vista.

Fue una andanada de ataques aparentemente aleatorio, diseñada para disimular su verdadero objetivo.

Menou frunció el ceño. Eres desagradable, pareció decir su expresión. En respuesta, Manon sonrió con picardía. Hacer que tu oponente se moleste es una táctica de batalla básica, respondió en silencio. Los salvajes ataques de Manon atravesaron la pared de la sala de baile; al desmoronarse, la luz del sol las iluminó.

Menou se escabulló entre las sombras para poner distancia.

Luego, la Verdugo miró fijamente a Manon. Su semblante era increíble. Al contemplar el brillo de esos ojos pálidos, Manon se estremeció irresistiblemente. Ahora, ¿qué harás a continuación? Sus pensamientos empezaban a calentarse cuando fue testigo de algo extraño.

El contorno del cuerpo de Menou se desdibujó de repente y se volvió difuso, a pesar de que Manon la estaba mirando directamente.

—¿Oh? ¿Qué es esto?

Entrecerró los ojos y pronto se dio cuenta de lo que ocurría.

Los colores de Menou se mezclaban con el

fondo.

Camuflaje Guía. Era una técnica que utilizaba la luz emitida por el Incremento Guía y alteraba sus colores a voluntad del usuario, creando un efecto ilusorio. Dado que Menou era capaz de utilizar esta técnica secreta sin depender de una cresta o sus Escrituras, era su as bajo la manga.

Manon no conocía los detalles de cómo funcionaba el Camuflaje Guía, pero al menos podía suponer que era una ilusión óptica creada al cambiar la apariencia de la Luz Guía.

Intentó contrarrestarlo, pero fue demasiado tarde. Había perdido por completo la pista de los movimientos de Menou en cuanto se mezcló con el fondo. Y en cuestión de segundos, Menou cargo directamente contra ella.

La daga se clavó profundamente en su hombro.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—

Al golpear, Menou envió una oleada de Fuerza Guía a la cresta de la daga. Manon supo inmediatamente que no tendría forma de detener el encantamiento.

—Se acabó.

Conjurar [Vendaval]

La cresta grabada en la daga de Menou transfirió una ráfaga de viento a la hoja.

—¡Ah, oof!

Esa presión hizo estragos con el brazo de Manon, que finalmente reventó como una rueda de caucho—

—¡O-Oh, querida… ngh!

Y sin mostrar compasión por la hereje, Menou inmovilizo a Manon sujetándola por la herida, y la levantó por el cuello.

Esta sintió como si se le cerrara la garganta. Fue levantada del suelo, lejos de su sombra, de modo que ya no podía hacerla mover. Se quedó sin opciones.

La lucha había terminado.

Ante todo, no había sido una gran pelea. Pero, a decir verdad, esto era exactamente lo que Manon había estado esperando. A su manera estaba satisfecha con este final.

Al menos, era mucho mejor que vivir el resto de su vida sin hacer nada.

Si tenía algún remordimiento, suponía que había una pequeña parte de ella que deseaba haber jugado un poco más con Menou.

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Sin embargo, con la cara torcida por el dolor al empezar a asfixiarse, Manon todavía consiguió ahogar algunas carcajadas.

—H-Ha sido divertido, señorita Menou.

—Habla por ti.

—…oh, por favor, no pongas esa cara. —Manon hizo una mueca de dolor mientras se reía.

No había piedad en la mano que apresaba su garganta, pero de alguna manera, Menou cargaba una expresión de dolor. Al mirarla, Manon finalmente comprendió.

Esta persona en realidad no quería matar a nadie.

—Dígame, señorita Menou. ¿Nunca te has sentido así? ¿Harta de tus padres, harta de todos los adultos mandones? ¿Preguntándote por qué esa gente cree que puede darte órdenes, siempre interponiéndose en el camino…? ¿Nunca has llegado a estar tan harta de todo al punto no poder soportarlo más?

La mente maestra detrás del caos en Libelle reveló su ridículo motivo.

Era como la confesión de una niña pequeña a la que habían pillado huyendo de casa.

Y en realidad, no pasaba de eso.

—Porque ciertamente yo si lo estuve. Algo que existe desde antes de que yo naciera determino el curso de toda mi vida. Eso me pareció horrible. Yo soy mi propia persona, sabes. Quería mucho a mi madre, pero yo sigo siendo yo. ¡No soy Mama! ¡¡SOY YO!!

Sin forma de escapar o resistirse, Manon continúo retorciéndose.

—Y aun así estuve atada a las expectativas de los demás, hasta el punto de que ni siquiera sé lo que quiero hacer yo misma. ¿No es una tontería determinar el curso de tu vida en función a lo que desean otros? Por eso me ofrecí a la oscuridad.

Convertirse en un tabú. Ser libre.

Para Manon Libelle, esas dos cosas significaban lo mismo.

—Es espantoso tener que cargar con un papel imposible. Por eso, cuando las personas de este mundo quieren liberarse de algún tipo de grillete, recurren a los tabúes.

¿Y cuál era el objetivo de este tabú? No tardó en dar su respuesta.

—Las personas a veces vienen de otro mundo a éste, como lo hizo mi madre alguna vez. Y a lo largo de la historia, se les ha encomendado el deber de provocar un cambio. ¿No estás de acuerdo?

Su vida se estaba agotando rápidamente. Al borde de la muerte, Manon habló con el fervor de un creyente que ha recibido una revelación divina.

—Las Purezas Conceptuales que se les dan son parte de los Conceptos que rigen este planeta. Son poderes creados por la energía del planeta y por la historia humana. ¿Me estas entendiendo? Cuando un Perdido visita nuestro mundo, se le da un poder específico para que actúe como catalizador del cambio que los habitantes del mundo quieren que se produzca. Al menos, así lo veo yo.

Era una teoría descabellada.

Ante este nuevo y extraño punto de vista, Menou frunció el ceño, aunque no disminuyó la fuerza de su agarre.

—Sin embargo, muchos de ellos son convocados por los deseos egoístas de otros. —Menou replicó. —Puede que tu madre haya llegado aquí por casualidad, pero ese no es el caso de la mayoría de los que encuentran un camino a nuestro mundo.

—Tal vez. Pero las personas que invocan a estos Errantes también buscan un cambio.

Manon no dudó en su respuesta. Perdía constantemente sangre de su hombro destrozado, pero cuanto más se drenaba su fuerza vital, más fuerte era su convicción.

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—No importa lo grande que sea un régimen político, palidecen ante fuerzas que no solo pueden acabar con todo, sino que pueden ser invocadas por manos mortales; ¡a favor de quienes están hartos! Necesitamos la fuerza del exterior para cambiar.

Necesitamos desafíos que nos hagan cuestionar lo que es normal y natural. Al igual que yo no podría cambiar sin convertirme en un tabú, hay cosas en este mundo que no pueden cambiar sin este tipo de fuerzas involucradas.

Aunque una japonesa tuviera una hija con alguien de este mundo, Manon era la prueba viviente de que el niño seguiría siendo también nativo de este mundo. Era imposible heredar la Pureza Conceptual de un Errante.

—Estos Errantes–con su poder, conocimientos e ideas–no son más que apóstoles que indirectamente pregonan el cambio haya a donde moran. Independientemente de lo que decidan hacer con su poder, sus acciones repercutirán en el orden establecido, lo que nos obligara a reaccionar en consecuencia.

También eran humanos, pero sus funciones eran diferentes.

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—Sin embargo, durante los últimos mil años, hemos reprimido este mundo. Desde que la antigua civilización que crearon los Errantes fue destruida, Las Fausto se han colocado en la cima reinando de manera suprema. Pretenden frenar a los Errantes, a la presión exterior que ejerce el planeta e imponen su paz por la fuerza. Siendo que lo único que conseguían es que apostemos por catalizadores todavía más radicales.

—¿Tan infeliz estás con el mundo? —Preguntó Menou.

—¡Por supuesto que lo estoy! Esta paz nos roba la libertad y la independencia. Crea más y más personas como yo. Cuanto más de esta paz exista, más se estancará y se pudrirá el mundo.

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Estaba perdiendo la concentración, quizás por la pérdida de sangre.

—No cabe duda que Las Fausto son las gobernantes supremas de este orden. Es por eso que necesitamos un impulso desde el exterior para retirar la tapa que ellas nos han estado imponiendo. Al igual que tu reavivaste la fragua de La Cuarta cuando llegaste a Libelle, señorita Menou, realmente necesitamos una fuerza del exterior lo suficientemente poderosa como para romper el enorme grillete que nos restringe. No importa el daño que se cause en el proceso… independientemente de si devoran islas, abren agujeros en la corteza terrestre o sumergen continentes en el mar.

—Entiende que nadie puede aprovecharse de ese poder. —Contesto Menou. —No importa el tabú que pueda surgir, las Verdugos seguiremos deshaciéndonos de ellos. Si desean cambiar el sistema, entonces pasen por los procedimientos adecuados, o paguen con su sangre. No existe ideal que pueda justificar el sacrificio de otros.

—¿Pero sacrificar a otros no es su trabajo, señorita Menou?

—No por nada soy una villana. —Sonaba firme, pero Manon la percibió un poco dolida por su posición.

Eso la hizo sonreír más.

—…ya veo. Pero las cosas cambiaron hace mil años, ¿no es así? En ese entonces, la detonante del cambio fue una Errante que incluso fue llamada maldita por sus semejantes. Pero usted cuenta con una alternativa menos devastadora, señorita Menou. Después de todo, tienes a una de tu lado. ¡También tienes derecho a rebelarte contra el mundo!

Mientras Menou se aferraba a su papel, Manon hablaba como quien ha dejado de lado sus deberes como miembro de La Nobleza y había caído en el pecado.

—Si quisieras cambiar, estoy segura de que esa chica estaría encantada de prestarte su fuerza.

—¡No seas estúpida! —Menou levantó la voz por primera vez.

—…vaya que eres sorprendentemente fácil de leer, señorita Menou. —Los ojos de Manon se abrieron de par en par por un momento. —Como le dije a la señorita Akari, creo que las personas nacemos dos veces. Así que para que usted vuelva a nacer, hay algo que debe superar… ah, pero me han dicho que ésta no es ni mucho menos la primera vez… así que supongo que quien tiene que cambiar es la señorita Akari. Si no, todo seguirá siendo igual.

—¿De qué demonios estás hablando?

—Es un secreto. Soy algo decente, lo creas o no. Es cortesía común guardar los secretos de otra chica. Además, llegas demasiado tarde, señorita Menou. Verá… has elegido a la persona equivocada para perseguir.

Las comisuras de sus labios se levantaron con picardía.

Y se dirigió a otra persona que no era Menou.

—Ya puedes salir. Me ofreceré a ti como último sacrificio.

No había nadie más que Menou y Manon en el salón de baile. ¿De qué está hablando? ¿O será que se está volviendo loca en sus últimos momentos? Menou frunció el ceño.

Fuerza Guía: Sacrificio—Colusión Caótica, Pureza Conceptual [Mal]—Convocar [Feliz cumpleaños para mí]

Hubo un destello de color carmesí intenso.

—¿…qué? —Los ojos de Menou se abrieron como platos cuando se dio cuenta de dónde provenía la luz roja.

Una sensación de temor inundó su cuerpo y le puso los pelos de punta. Lentamente, Menou bajó la mirada desde el rostro sonriente de Manon hasta su estómago.

Allí había una mano.

Un pequeño brazo había atravesado el estómago de Manon y ahora sobresalía de su cuerpo.

—Has llegado demasiado tarde desde el principio. Todo esto empezó mucho antes de que llegaras a la ciudad.

La pequeña mano abrió el estómago de Manon, rasgó el obi que mantenía su kimono en su sitio, y llegó hasta Menou.

Salió hasta el antebrazo, luego la parte superior del brazo. Justo cuando las yemas de los dedos manchados de sangre estaban a punto de tocarla, Menou arrojó a Manon lejos.

El cuerpo de Manon cayó al suelo y rodó de forma que quedó boca arriba, con el brazo aun saliendo de su estómago. Manon seguía sonriendo tranquilamente, sin inmutarse por el impacto en ese momento.

—La razón por la que estaba extendiendo la monstrina es esta pequeña cosita de aquí. Piénsalo, ¿cómo es posible que una joven como yo haya diseñado esa droga sin que Las Fausto se dieran cuenta?

Manon estrecho la mano que salía de su estómago.

La manita le devolvió el apretón.

—Jeje. Todo esto es absurdo, ¿no crees? Esta pequeña apareció sin ninguna ayuda de la investigación sin sentido realizada por los idiotas. Y de paso me conoció a mí, de entre todas las personas. Supongo que es un poco cosa del destino.

La pequeña mano que había agarrado la de Manon se balanceó hacia arriba y hacia abajo con energía.

—Bueno, por favor, dé lo mejor de sí, señorita Menou. Porque a diferencia de mí… jaja… esta niña será demasiado para usted…

Esas fueron sus últimas palabras.

La otra mano atravesó sus costillas y salió de su cuerpo.

Las dos manos desgarraron sin piedad el abdomen de Manon. Su caja torácica se abrió de par en par, desparramando sus órganos sobre el suelo y llenando la habitación con un hedor indescriptible.

El cuerpo de Manon se abrió de adentro hacia afuera, como la puerta de una doncella de hierro.

—¡Phew!

Y una carita angelical surgió de los restos maltratados.

La niña que había salido del estómago de Manon tragó aire como un cervatillo recién nacido y estiró sus extremidades.

Su cara redonda no mostraba ni siquiera un rastro de malicia mientras entornaba los ojos a la luz del sol que entraba por las paredes rotas.

—¡Pero si el cielo es tan grande y azul! ¡Qué buen clima hace hoy!

La niña extendió los brazos, celebrando el día con una sonrisa soleada.

Tenía rasgos elegantes y la postura de una joven bien criada, a pesar de su edad. El vestido que llevaba probablemente había sido blanco puro en algún momento, aunque ahora estaba completamente teñido de rojo con la sangre de Manon. Extendió la mano hacia el cielo con una expresión inocente.

—¡Mira cuanto sol hace fuera! ¡Seguro que va a ser un gran día! ¿No piensas que…? Aww, es cierto. ¿Supongo que estás muerta, huh?

La niña, que no parecía tener más de diez años, tenía el cabello negro y los ojos igualmente oscuros.

Esos ojos y cabello negro azabache sólo podían significar una cosa. La niña, cuya pequeña contextura estaba cubierta de carne y sangre, miró el cuerpo de Manon, quien había muerto mientras se arrastraba hacia el mundo.

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Habló en un tono suave y cariñoso.

—Gracias por todo. Tú me diste un buen número de sacrificios. Ahora puedes descansar.

Entonces la niña miró a Menou y se llevó una mano a la boca.

—¡Caramba! ¡¿Pero a quien tenemos aquí?!

Mientras la niña expresaba su sorpresa de una manera a la vez educada y en cierto modo muy calculada, Menou creyó reconocer su cara redonda.

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La había visto en el encantamiento de las Escrituras que grabó Momo.

Era exactamente igual a la que Momo había encontrado atrapada en la doncella de hierro. La misma niña que supuestamente había exhalado su último aliento en el abrazo de aquel aparato de tortura, ahora saludaba a Menou alegremente.

La niña ensangrentada habló con una sonrisa inocente.

—Buenos días. ¿Cómo se encuentra la amiga de cabello rosa de ayer?

—Preguntó…

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