Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 11

Capítulo 84: Unas Vacaciones.

Parte 2

 

 

“¡Entonces, como vas a ser mi sujeto de ahora en adelante, desde mañana vivirás conmigo!”.

“¡Es la primera vez que escucho algo así!”.

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Llevada a regañadientes a la habitación de Pacto Carmesí, la Dr. Clairia regresó al tema de estudiar a Mile, como si fuera perfectamente natural y, además, ya estuviera decidido. Al escuchar que su propia mudanza ya había sido aparentemente decidida, Mile se sintió indignada.

En algún punto, Pauline también había regresado, y ahora las cuatro miembros de Pacto Carmesí estaban juntas.

“¡Estás tratando de llevarte a alguien sin considerar sus circunstancias o recibir su consentimiento! No eres mejor que Aetelou y Sharalir. No puedo creer que los elfos sean unas criaturas tan desconsideradas. No me sorprendería que tu mala reputación empezara a hacerse conocida…”.

“¡¿Q-Qué?! ¡¿Aetelou y Sharalir?! ¡¿Conocieron a esas dos ancianas?! Esperen, no me digan, ¡¿ustedes les prometieron algo a ellas?! ¡Yo llegué primero! ¡¡¡Yo encontré primero a Mile, ella es mía!!!”.

La Dr. Clairia comenzó a gritar al momento de escuchar los nombres de esas otras elfas. Aparentemente, sentía una animosidad similar hacia el par.

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“¡No sé qué les habrán dicho, pero yo no soy como ellas! Si me ayudan con mi investigación, estoy segura que me lo agradecerán después, y—”.

“¡Sáquenla de aquí!”, comandó Reina cuando la Dr. Clairia comenzó con sus cosas de nuevo.

“¡Sí, señora!”, dijo Mavis.

“¡Sí, señora!”, repitió Pauline, de una forma muy parecida a los guardias de los cuentos de Mile.

Como regla, a Mile no se le permitía participar directamente en este tipo de cosas, por miedo a que se equivocara con la cantidad de fuerza necesaria y causara un desastre.

“¡Oigan! ¿Qué creen que hacen? ¡Suéltenme! ¡Mile, ven conmigo!

¡¡¡Wah, Mile!!!”.

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Aunque se resistió, la Dr. Clairia fue rápidamente sacada de la habitación y lanzada directo al pasillo mientras Reina y Mile miraban.

“Esa no será la última elfa que veamos. Más como ella puede que aparezcan por todo el mundo…”.

Una oscura profecía salió de los labios de Mile.

“¿Qué fue todo eso?”, gruñó Reina.

Pensando que ya tenía a Mile al alcance de sus manos, y que sería mejor regresar al día siguiente, cuando estuviera sola, en lugar de forzar las cosas, la Dr. Clairia se retiró pacíficamente.

Para aliviar el enojo de Reina, Pauline dijo: “Bueno, son cosas de siempre”.

“¡Qué popular eres, Mile!”, bromeó Mavis.

“¡No, no, ni podría compararme contigo, Mavis! ¡Tremenda Don Juan! Tal vez debería enviar una carta usando el correo gremial para decirle a aquella joven noble cómo contactarte…”, respondió Mile.

“¡No, detente! ¡¡Lo siento!!”, Mavis palideció, bajando su cabeza.

Ciertamente, si había alguien que sabía una cosa o dos sobre ser popular de la forma incorrecta, era Mavis.

“¡En serio, nunca pensé que escucharía algo tan cruel de tu parte, Mavis, tú que deberías saber bien lo problemático que es ser seguida a todos lados!”.

“¡Lo siento! Anímate, por favor”, Mavis se disculpó desesperadamente frente a lo que parecía ser una Mile genuinamente descontenta.

Por supuesto, aunque era enojo genuino, era apenas de nivel 1, así que en realidad, no había mucho de qué preocuparse. Era al llegar al nivel 2 que debían comenzar a preocuparse—cuando la expresión de Mile desaparecía, y se volvía totalmente estoica. A eso le seguía el nivel 3, donde Mile mostraba una sonrisa que no coincidía con sus ojos, seguido del nivel 4, cuando esa sonrisa desaparecía y su cara se llenaba de un profundo y primordial enfado. Cuando las cosas llegaban a este nivel, sólo se podía asumir una cosa: si te veía así, debías abandonar toda esperanza. Sí, era como con la trabajadora de cierto salón gremial—No-Hope Felicia.

***

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De una forma u otra, la semana terminó. Ahora de regreso a su trabajo de cacería, Pacto Carmesí se encontraba en el salón gremial leyendo la pizarra de misiones, cuando—

“Somos las Sirvientas de la Diosa, en un viaje de automejora. ¡Nos quedaremos aquí por un tiempo!”.

Escucharon una voz que les pareció familiar, mencionando un nombre de alguna forma familiar también.

“¿Eh…?”, dijeron cuatro voces.

“¡¡¡Oh!!!”, respondieron otras seis.

Ciertamente, era el grupo femenino: las Sirvientas de la Diosa, a las que habían emparejado por la fuerza… digo, conectado amablemente, con Leatoria de la casa Aura.

“¡Vaya destino que nos ha hecho encontrarnos en nuestro viaje!”, dijo Telyusia, líder de las Sirvientas.

“¡Ah! En realidad, este es nuestro cuartel general. Es la rama donde nos registramos, y Pauline y yo tenemos familia en este reino. Justo terminamos nuestro viaje el otro día”, respondió Mavis como representante de Pacto Carmesí.

“Oh, ya veo. Supongo que hay mucha más posibilidad de toparnos cuando uno de los grupos está quieto, y no con ambos grupos yendo de un lado a otro”.

Era difícil saber si alguien realmente llegaría a esta conclusión cuando se calculaba la probabilidad matemática exacta, pero de momento, todas entendieron a lo que se refirió y asintieron.

“¿No es demasiado pronto para que estén en un viaje así?”.

No podía haber pasado mucho desde la promoción de las Sirvientas a rango C, y además, acababan de recibir a Leatoria, una novata completa. Era un poco apresurado ir en un viaje tan pronto, pensaba Mile, pero cuando preguntó…

“Lo siento”.

Por alguna razón, Leatoria se estaba disculpando con sus compañeras de grupo.

“¿Eh?”, Mile estaba desconcertada, sin entender lo que ocurría.

Telyusia dio una sonrisa amarga y explicó: “Ah, bueno, a decir verdad, el padre de Leatoria, el Barón Aura, se preocupa demasiado. Hizo que un guardia la siguiera a todos lados, y sólo podíamos tomar misiones fáciles—o mejor dicho, seguras—y fue un gran problema…”.

“Ah…”, las miembros de Pacto Carmesí lo entendían.

Las Sirvientas de la Diosa no habían tenido mucha elección.

“Se estaba volviendo deprimente, así que decidimos partir en nuestro primer viaje. Dicho eso, nos estamos concentrando en mejorar nuestra coordinación, en lugar de elevar nuestro poder de batalla individual, así que no nos vamos a sobre exigir demasiado. Este viaje es para practicar pelear contra muchos monstruos moderadamente poderosos distintos. No podríamos luchar contra mucha variedad si nos quedábamos en un solo lugar. También, no pensamos seguir por mucho tiempo. Luego de que nos quedemos aquí por un tiempo, regresaremos directo a casa”.

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Las Sirvientas eran el tipo de grupo que no era muy fuerte individualmente, pero cuya fuerza se multiplicaba inmensamente con su coordinación. Eran el tipo de grupo que Reina deseaba que fuera Pacto Carmesí. Ellas probablemente habían partido en su viaje para poder tomarse el tiempo de integrar a la nueva, Leatoria, al grupo sin la interferencia del Barón Aura.

¿Algo así como un campamento de entrenamiento para enseñar a nuevos empleados?

Según lo que pensaba Mile, el viaje probablemente era por el bien de mejorar las relaciones entre los miembros, haciendo entrenamiento básico para la novata, e integrando así a Leatoria al grupo más rápidamente. Nunca podrían estar en paz en su ciudad natal, donde Leatoria tendría que pasar por su hogar todo el tiempo.

“Disculpen por causarles tantos problemas”, dijo Leatoria arrepentida, bajando su cabeza.

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“¡No te preocupes!”, dijo Telyusia. “Puedes disparar hechizos de fuego desde atrás o proteger a Lacelina con tu maza con púas, lo cual la deja libre para concentrarse en hechizos de apoyo, y si no tiene que preocuparse de proteger a Lacelina o de ataques sorpresa desde atrás, Tasha puede moverse con más libertad. Es una gran ventaja táctica. ¡Es algo muy bueno para este grupo!”.

Anteriormente, Tasha tenía las manos llenas, entre proveer fuego de largo alcance con su arco, defender contra ataques sorpresas desde atrás y los flancos con su espada corta, y proteger a Lacelina, la maga. Había gran mérito en darle más amplitud a sus movimientos.

Además, existía el bonus añadido de permitir que Lacelina se concentrara en sus hechizos de apoyo, su especialidad, al igual que obtener alguien que podía usar hechizos ofensivos y un arma contundente. Lo mucho que esto aumentaba la habilidad de batalla de las Sirvientas era incalculable.

Adicionalmente, el arma contundente que Leatoria usaba no era un báculo, como Reina o Pauline, sino una maza con púas. Podía dar poderosos golpes aplastadores, pulverizadores o de barrido, efectivos contra enemigos con piel tan gruesa que las espadas no podían atravesar, y contra aquellos resistentes a la magia.

Telyusia probablemente jamás soñó que podrían aumentar su potencial tanto al simplemente agregar un nuevo miembro.

“Por eso, no sentimos más que gratitud por presentarnos a Leatoria”, dijo Telyusia a Pacto Carmesí, sus palabras completamente sinceras. Leatoria sonrió dulce y avergonzadamente mientras Tasha le tocaba el hombro.

Leatoria ya parecía bastante apegada al grupo, sin interés en unirse a Pacto Carmesí.

De haberse unido a Pacto Carmesí, ¿tendría una sonrisa así ahora?

Gracias al cielo…, pensó Pacto Carmesí, aliviadas de saber que dejarla con las Sirvientas en lugar de llevarla consigo no había sido un error.

“¡Oigan! ¿Conocen a estas chicas?”, alguien le habló a Pacto Carmesí.

Era el maestro gremial.

Aparentemente, había hecho un inusual viaje fuera de su oficina.

Parecía un poco grosero referirse a un grupo de rango C que acababa de llegar de otro país como “esas chicas”, pero nadie se iba a quejar del maestro gremial. Probablemente así era el hombre.

“Ah, sí, nos ayudaron bastante cuando visitamos su ciudad natal”.

No había necesidad de entrar en detalles, en particular sin el consentimiento del otro grupo, así que Mavis ofreció sólo la explicación mínima.

Reina, sin embargo, no pudo evitar agregar: “Salvaron mi vida”.

“¡¿¡¿Quééééééé?!?!”.

Un grito resonó por el gremio.

¡Esperen! ¡¿Alguien había salvado la vida de un miembro de Pacto Carmesí?!

Las miembros de Pacto Carmesí eran tan habilidosas que podían asegurar no solo su propia seguridad, sino rescatar a otros grupos en medio de circunstancias amenazantes.

¿Qué tipo de monstruos son estas chicas? Pensaron los cazadores y trabajadores del gremio, mirando a las Sirvientas con sorpresivo silencio.

Ante las palabras de Reina, Telyusia sonrió ligeramente y agitó su mano.

“Supongo que es cierto. Pero el trabajo de un cazador más experimentado es proteger a alguien menos experimentado, ¿no es así? Nunca nos perdonaríamos que un grupo de amigas novatas se lastimaran mientras viajan con nosotras”.

Watashi Nouryoku Volumen 11 Capitulo 84 Parte 2 Novela Ligera

 

Sin importar cuán respetadas fueran las chicas de Pacto Carmesí, hasta donde sabían las Diosas, no eran más que un grupo de cazadoras novatas. Como resultado, Pacto Carmesí estaba compuesto de individuos que necesitaban ser protegidas—con fuerza y potencia mucho mayor que la de las Sirvientas, pero quedándose atrás en conocimiento y experiencia. De hecho, había varias formas en las que Pacto Carmesí no le llegaba ni a los talones a las Sirvientas, quienes se habían arrastrado con uñas y dientes desde rango F gracias a su fuerza y esfuerzos, así que esta no era una conclusión tan exagerada a la cual llegar.

Si fueran a pelear entre ellas en serio, Pacto Carmesí ganaría, pero eso era irrelevante. Las Sirvientas eran un grupo de edad mayor, así que era su deber proteger e instruir a Pacto. Según esta forma de pensar, las Sirvientas se consideraban a sí mismas mejores—o, menospreciaban… o se creían mejores—como sea, tenían un aura que indicaba que creían estar por encima de Pacto Carmesí.

Por otro lado, Reina, quien todas sabían que odiaba ese tipo de forma de pensar, por alguna razón no parecía enojada al respecto, pareciendo agradecida incluso, llegando hasta tratarlas de forma respetuosa.

Imposible, pensó la multitud.

Justo ahí, en ese momento, en la rama gremial de la capital del reino de Tils, nació la leyenda de la supremacía de las Sirvientas de la Diosa— aunque ninguna estaba al tanto de esto.

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Como resultado, no había nadie presente que quisiera intentar molestar a las Sirvientas innecesariamente. Todos valoraban demasiado sus propias vidas.

“¿Por qué vienen tantos grupos así a esta ciudad? Y todas son chicas relativamente hermosas… ¡Digo, me alegra! ¡Es genial! ¡Pero aun así…!

¡Maldición, ¿es que nadie piensa avanzar y hacer que se asienten en este lugar?!”.

El maestro gremial parecía estar murmurando algo para sí mismo. Por suerte, ninguno de los dos grupos lo escuchó. O, mejor dicho, con los agudos sentidos de Mile, ella probablemente lo escuchó, pero tuvo la compasión de dejar que las palabras del hombre entraran por un oído y salieran por el otro, así que no sucedió nada más.

“Como sea, ¡esta vez ustedes son las invitadas de nuestra ciudad natal! ¡Nosotras invitamos la cena!”, declaró Mile. Ella no se molestó en discutir esto con las demás, pero al parecer ni siquiera Pauline tenía objeciones.

Ellas eran un grupo con el que Pacto había trabajado antes, aunque temporalmente, al igual que un grupo mayor que ellas, compuesto de solo mujeres, sin mencionar que incluso habían usado sus propios cuerpos para proteger a Reina. Incluso alguien tan tacaña como Pauline no era tan sinvergüenza como para no querer gastar unas cuantas monedas pequeñas de oro en estas circunstancias.

Por supuesto, ya que Telyusia había sido la que recibió aquel golpe de cuchillo, la herida fue curada fácilmente, ya que no fue un ataque que habría significado muerte instantánea, pero si le hubiera acertado a Reina, dada su altura, físico, y posición, habría golpeado su cabeza, cuello o corazón, o alguna área vital que habría sido prácticamente una muerte instantánea. Por esto, no cabía duda de que Telyusia había literalmente salvado su vida.

“Muy bien, vayamos a buscar algún lugar y—” “¡No no no no no!”.

Las otras tres detuvieron a Reina, quien alegremente había empezado a tomar las riendas de las actividades.

“¡Aun es de mañana, y las Sirvientas acaban de llegar! ¡Primero tienen que reunir información y descansar! Podemos tener una fiesta de bienvenida en la noche. ¡Esta noche!”, explicó Mile.

“Ah…”.

Esto pareció regresar a Reina a sus sentidos. Sin importar cuánto quisiera a su salvadora, Telyusia, ser tan impaciente era un poco inaceptable. Ella sabía que su corazón simplemente estaba inquieto porque había conocido a la primera persona en quien realmente podía confiar desde la muerte de su padre y de Crimson Lightning.

Sin embargo, las Sirvientas de la Diosa pronto regresarían a casa. Las otras tres no podían hacer más que cuidar de Reina y dejarla hacer lo que quisiera por los próximos días.

***

 

 

“¡Icicle Javelin!”. “¡Icicle Arrow!”.

“¡Icicle Bolt!”.

“¡Icicle Dart!”.

Incapaz de usar su magia de fuego en el bosque por consideración al daño que podría causar, Reina disparó un hechizo de hielo tras otro, golpeando a su presa.

Quizás estaba demasiado emocionada.

“Reina, es suficiente…”. “Estás demasiado alterada…”.

“Digo, no es que no entendamos por qué, pero…”.

Las otras tres la veían, cansadas.

La feroz demostración de Reina hacía parecer que estaba tan emocionada por la fiesta de bienvenida que pensaba que matar a la presa más rápido haría que la noche llegara antes.

Finalmente, llegó la noche. La fiesta comenzó, y Reina, tan emocionada que hasta había seleccionado un restaurante de antemano y se había reunido con el chef, se quedó callada cuando todas se reunieron.

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Qué rarita…

Las otras tres no podían hacer más que hundirse de hombros. No podía evitarse. Era una jovencita todavía.

Aun así, parecía bastante emocionada todavía.





Una vez terminó la fiesta de bienvenida, Reina, aparentemente satisfecha a pesar de no haber dicho casi nada, repentinamente hizo una propuesta impensable.

“Miss Telyusia, ¿podría tener una batalla contra nosotras?”. “¿Eh?”.

Telyusia, y el resto de Sirvientas, parecieron sorprenderse por esta pregunta.

Mavis empezó a revisar que Reina no hubiera ingerido alcohol, mientras que Pauline presionó una mano en su frente para confirmar que no tuviera fiebre, y Mile repentinamente pareció emocionarse, como si algo divertido estuviera a punto de comenzar.

“Reina, ¿hablas en serio?”.

“¡Sí! Creo que a nuestro grupo le falta habilidad táctica, especialmente coordinación. Por lo general confiamos en el hecho de que todas tienen mucha habilidad individual en batalla… El poder de nuestro grupo es como una suma. En comparación, el estilo de batalla de las Sirvientas amplifica su poder mucho más dramáticamente. Cuando reúnen sus fuerzas, no es como una suma, sino como una multiplicación. Quiero que Pacto Carmesí sea ese tipo de grupo también”.

Las mejillas de Reina se sonrojaron ligeramente, pero no parecía haber bebido nada raro. Además, todo lo que decía tenía sentido. Todas entendieron lo que quiso decir.

Telyusia guardó silencio, pensando profundamente. Quizás porque las demás por lo general dejaban este tipo de decisión a su líder de grupo, no dijeron nada, esperando una respuesta. En cuanto a Pacto Carmesí…

“Em, pero yo soy la líder”, murmuró Mavis, triste.

“Bien. ¡Acepto tu propuesta!”, finalmente respondió Telyusia, con alegría. Las otras miembros parecían emocionadas también.

No hubo objeción de Pacto Carmesí, ni siquiera de la triste Mavis. Lo que Reina dijo tenía bastante sentido para ellas, y todo el grupo estaba más o menos intrigado por la proposición.

Lo único que le angustiaba a Mavis era algo totalmente diferente: el hecho de que este tipo de propuesta se suponía debía hacerla ella, la líder.

En todo caso, nadie puso objeciones.

“Pero si peleamos así sin más, será 6 contra 4. Es aún peor si somos nosotras las que tenemos más números, las de mayor edad. Si fuera al contrario…”.

Obviamente, eso era algo difícil de dejar pasar para un grupo de edad mayor.

“Entonces, ¿qué tal un 5 contra 5? Cambiaremos los equipos un poco para que el balance sea mejor. Es difícil comparar nuestros grupos en términos de poder general, así que esta debería ser una buena práctica para todas, ¿no creen?”.

“¡De acuerdo!”, respondió de inmediato Reina.

Las otras tres miembros de Pacto Carmesí sólo vieron con cansancio.

Bueno, supongo que está bien…

Es una sugerencia justa.

Aunque Reina sólo aceptó porque fue Telyusia la que lo sugirió…

Telyusia entonces continuó: “En ese caso, formaremos los equipos—”.

“¡Yo estaré en su equipo, Miss Telyusia!”, dijo Reina casi de inmediato.

¡¿¡¿Cómo que Reina va a estar de su lado?!?!

Los ojos de las otras miembros de Pacto Carmesí se entrecerraron.

Habían asumido que Reina esperaba aprender algo al luchar contra las Sirvientas.

¡¡¡Así que sólo quería luchar junto a Telyusia!!!

Tomando otros factores en consideración, los equipos se formaron de la siguiente manera:

El equipo compuesto (en su mayoría) por Pacto Carmesí:

Mavis (Espada) Philly (Lanza)

Tasha (Arco/Espada Corta) Pauline (Magia)

Mile (Espada/Magia)

El equipo compuesto (en su mayoría) por las Sirvientas de la Diosa:

Telyusia (Espada) Willine (Espada) Lacelina (Magia) Reina (Magia)

Leatoria (Garrote/Magia)

Si Tasha se quedaba principalmente como retaguardia usando su arco, e ignoraban la posición media, separándose sólo en vanguardia y retaguardia, entonces los grupos tenían un buen balance de dos vanguardias, dos retaguardias, y un luchador versátil.

Obviamente, las lideres de cada grupo, Telyusia y Mavis, dirigían cada equipo. En realidad, era Reina la que muy a menudo tomaba las riendas de Pacto Carmesí al luchar, pero no había nada que se pudiera hacer en cuanto a eso.

De hecho, hubo varias veces en las que Mile tomó las riendas, pero eso era normalmente contra objetivos no-sapientes. Para esta vez, planearon dejarla como nada más que la asistente de Mavis. Pauline a menudo también tenía propuestas fuertes cuando se trataba de planear batallas, pero claramente no era adecuada para decisiones inmediatas y dirección a mitad de la batalla. Y, obviamente, no se podía dejar la dirección a Philly o Tasha, quienes no conocían el estilo de batalla de Pacto.

El equipo de las Sirvientas estaba, por supuesto, dirigido por Telyusia. Philly era la segunda al mando y por ello normalmente estaba a cargo de asistir a Telyusia y tomar las riendas cuando Telyusia estuviera fuera de combate, pero por ahora, ella estaba en el lado enemigo, así que Willine se quedó con ese rol.

“Bien, usaremos espadas de madera y un tubo con un trapo en la punta en lugar de una lanza de ese mismo tamaño. A las flechas les quitaremos la punta y les colocaremos trapos del mismo peso. Contengan el poder de sus ataques mágicos para que, aunque acierten, sólo hagan retroceder al enemigo y no lastimen a nadie. Los báculos están bien así, y en cuanto a la maza con púas… supongo que simplemente la enrollaremos en algo. Sería malo mover algo de madera del mismo modo que lo harías con un arma de considerable peso, y la sensación seguramente sería incomoda.

“Pueden usar los hechizos defensivos más fuertes que tengan— incluso los que eliminen todo hechizo ofensivo por completo. Por supuesto, estaremos conteniéndonos con los ataques, así que de todos modos dudo que alguno pueda atravesar una defensa así”, resumió Telyusia, luego de una corta discusión.

Estas reglas eran un poco inconvenientes para Mile, especializada en romper defensas con su abrumador poder, pero de todos modos había pocos que podían usar tales defensas, y este no era el tipo de batalla donde ganaría simplemente abalanzándose sobre sus oponentes con fuerza bruta. Por esto, ni Mile ni ningún otro miembro de Pacto Carmesí dio queja alguna.

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“La batalla tomará lugar mañana, a la segunda campanada de la tarde. Usaremos las faldas de las montañas rocosas, al suroeste de la capital. Sin espectadores. ¿Suena bien?”, dijo Telyusia.

Todas asintieron.

Obviamente, el campo de batalla había sido escogido para que la magia de fuego y cualquier otro tipo de ataque que quisieran pudiera ser usado sin causar un desastre natural, o meter en problemas a alguien. La falta de espectadores, por supuesto, les permitiría usar sus ases bajo la manga, hechizos secretos, técnicas definitivas, o cualquier otro truco sin preocupaciones.

En cuanto a la hora, tenía un factor importante: cuando la batalla acabara, usarían los “baños portables” de Mile para quitarse el sudor, antes de disfrutar una buena cena bajo las estrellas. Luego, tendrían una pijamada en la tienda. Sería una verdadera noche de chicas.

Mile, por cierto, estaba ligeramente desconcertada debido a que Reina dio un menú detallado de todos los ingredientes que le gustaría que fueran preparados…

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