Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 1

Capítulo 2: Desviación

 

 

El agujero gigante en la iglesia había sido parcheado apresuradamente.

Siendo específicos, las zonas de la pared y el techo que fueron borradas por el Errante habían sido tapadas con unas tablas de madera y un paño aceitoso que encontraron por ahí. Gracias a Momo, los daños no fueron demasiado llamativos.

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El sol de la mañana estaba empezando a salir. Tras haber sacado a Akari del castillo real, Menou esperó a que la chica se durmiera antes de utilizar el altar de comunicaciones para dar su reporte a Orwell.

—Ya veo. Una inmortal poseedora de una Pureza Conceptual… esto es problemático.

—Sí. Por los momentos, no cuento con los medios para matarla.

Retroceso temporal.

Era una habilidad que desafiaba la lógica y que podía revertir las heridas físicas al igual que si nunca hubieran sucedido. Como lo implicaba su nombre, por Pureza Conceptual se referían a un fenómeno conceptual. Y como se activaba justo después de la muerte, no había manera de detener el encantamiento.

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Incluso si redujeran el cuerpo de Akari a cenizas, sería poco probable que algo cambiara; si la arrastraban hasta el fondo del océano, había muchas posibilidades de que simplemente reviviera en un lugar seguro—

—Y el mayor problema aquí es que de todas las Purezas Conceptuales, la que acabo acoplándose indebidamente a su alma no fue otra que la del Tiempo

Todas las Purezas Conceptuales eran una amenaza latente, pero cuando el Tiempo estaba involucrado, había un límite en lo que podía hacerse. Es cierto que hasta los momentos Akari solo ha demostrado la capacidad de revivir con su Retroceso, pero si el concepto crecía dentro de ella, ¿quién sabe qué dirección tomaría la próxima vez? Sólo pensar en las posibilidades era aterrador.

Los Errantes poseían una aptitud inherente para controlar la Fuerza Guía. Si Akari se encontraba en peligro y concentraba sus poderes para sobreponerse, sus habilidades estaban destinadas a crecer. Aunque pareciera contradictorio, la única forma de matar a Akari de manera segura era protegerla y evitar que conjurara hasta encontrar un medio efectivo para eliminarla.

—Sobre eso, Menou…

Orwell debió notar que Menou no sabía cómo proceder, ya que le aventó un salvavidas.

—¿Por qué no vienes aquí?

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—¿Qué? Pero–

—Tenemos lo que necesitas. Aquí, en Garm, existe una sala de ceremonias que puede erradicar a tu Errante.

Menou había asumido que se refería a visitar la ciudad natal de la que habían hablado en su anterior llamada, pero Orwell sacó a relucir otro tema.

—Garm es una ciudad tan antigua que es conocida como la antigua capital, por lo que tenemos muchos registros e instalaciones que no se pueden encontrar en ningún otro lugar. Aunque sea imposible para un solo individuo, mi sala ceremonial es capaz de destruir la Pureza Conceptual de un Errante.

—¿Eso es posible…?

—Y mucho. Pero rara vez se utiliza, siendo que las Verdugos suelen ocuparse de los Errantes. Ya que esa Maestra tuya tenía tanto talento, ni siquiera hablamos de ello. Debe ser por eso que nunca te lo mencionó.

Ya veo. Eso tiene sentido.

La antigua maestra de Menou, la de cabello rojo oscuro, era una persona muy individualista. Vivía bajo el mantra de nunca confiar en otros y lo manejaba todo por su cuenta.

—¿Puedes traer al Errante aquí? Confío en que encontrarás la manera de convencerla. Si la Errante se somete a mi ceremonia, entonces tu trabajo estará resuelto.

—Comprendo. Aprecio su ayuda. No es de extrañar que la consideren la protectora de nuestro mundo.

—…no es para tanto. Por mucho que intente protegerlo, todavía soy inexperta, y cada día que pasa recuerdo mis carencias. Especialmente en casos como los de tu ciudad.

—Pero eso es…

Ella misma se interrumpió, sorprendida.

Menou no recordaba nada de su ciudad.

Un incidente en su pasado borro por completo sus recuerdos. Había pasado tanto tiempo que ya no se sentía triste por ello. Ciertamente, nació en este país, pero en este momento, ese hecho no tenía ningún significado para ella.

Y pese a no tener ningún vínculo emocional con lo que fue olvidado, seguía sintiendo una punzada de culpabilidad en el pecho por su incapacidad para recordar.

Era la simple realidad de haber olvidado algo tan importante.

—Y como dije antes, me gustaría reunirme contigo y hablar un rato.

Orwell sonrió. Era difícil saber si ella comprendía lo que aflige el corazón de Menou.

—En estos momentos también están sucediendo cosas preocupantes en Garm. Las mujeres jóvenes están desapareciendo, por desgracia. Si ni siquiera puedo salvar a las personas que están a mi alcance, entonces mi título como arzobispa no significa nada.

—Nadie puede salvarlos a todos. La muerte nos llega tarde o temprano.

—Supongo que tienes razón. Gracias, Menou. Llevará unos días preparar la ceremonia. Discutamos los detalles una vez que llegues.

—De acuerdo. Muchas gracias.

En cualquier caso, la posibilidad de una solución a la desconcertante dificultad de ejecutar a Akari era un gran alivio. Menou bajó la cabeza en señal de gratitud y terminó la transmisión.

La Luz Guía que proyectaba a Orwell se desvaneció.

Ahora tenía un objetivo para su siguiente curso de acción.

Abandonando la zona de la capilla, Menou entró en la habitación donde Akari dormía plácidamente y se sentó junto a su cama.

El rostro soñoliento de la muchacha se hallaba imperturbable, sin saber que estaba a punto de ser despertada. Se había tumbado en la cama, pero su pecho, notablemente grande, seguía moviéndose de arriba a abajo, y de sus labios brotaba una antiestética baba.

Cambiando su enfoque, agarró la manta y la apartó bruscamente.

—¡Buenos días, akari! ¡¡Levántate y deslumbra!!

—¡¿Habweeeeeh?!

Con un grito incomprensible, Akari se levantó recta como un poste.

—¡¿Huh?! ¡¿Qué fue–?! ¡¿Un incendio?! ¡¡¿Un robo?!! ¡¡¿CHOQUE DE AUTO–?! Oh, claro… ¿Menou?

—Así es. Soy yo, Menou–una sacerdotisa pura, propia y muy poderosa. ¿Por fin despertaste, bella durmiente?

—Buenos días, Menou. Vaya susto que me diste. Pensé que de nuevo había pasado algo mientras dormía. Quiero decir, este lugar es un poco viejo, así que no me sorprendería que la iglesia colapsara en medio de la noche.

—Le pido que no subestime mi fe. Mientras sus residentes tengan fe, la Santa Iglesia nunca se derrumbará…. buenos días, Akari. El desayuno está listo.

—Kaaay.

Menou respondió a la reacción de la chica medio dormida con una sonrisa fingida.

—Debemos discutir nuestro próximo curso de acción.

Cuando ambas terminaron de desayunar en una de las salas de la iglesia, Menou sacó el tema.

—En primer lugar, asumiremos que te persiguen–

—¿A quién? ¿A mí…? Tengo una pregunta más importante. Esto esta delicioso. ¿Puedo repetir?

—Te explicaré la situación de la manera más sencilla posible. Y no, no puedes. Sepa que no tenemos dinero.

—Awww…

Los hombros de Akari se desplomaron. El presupuesto que les habían asignado para la misión sólo daba para Menou y Momo, así que con Akari de por medio, realmente no les sobraba.

Menou miró a Akari, quien devorada su desayuno viéndose un poco insatisfecha.

Si pretendía matar a esta chica, tenía que llevarla a la antigua capital, Garm. Era muy importante dar una explicación razonable de por qué tenían que ir allí ahora.

—Fuiste invocada aquí por La Nobleza de este país. Logramos sacarte del castillo real, pero aún estamos en su territorio. Incluso dentro de esta iglesia, no podemos garantizar nuestra seguridad.

—Sí, eso tiene sentido. Me temo que tu iglesia es súper vieja…

—Eso no es importante ahora.

El agujero hecho por el Errante estaba cubierto sólo por una tela. Menou no quería ahondar mucho en el extraño estado de la iglesia, así que evitó delicadamente el tema.

—Lo que sí importa es que estas personas te secuestraron para hacerse con tu habilidad. No se darán por vencidos tan fácilmente. Deberíamos salir de esta iglesia lo antes posible–si se puede, me gustaría que fuese hoy. ¿Te parece bien?

—Sí. Suena bien.

—Excelente. Verás, en nuestro cuartel general en la tierra santa, hay un lugar que se ocupa de los corderos perdidos como tú. Es un lugar donde viven muchos japoneses.

Akari asintió, viéndose impresionada.

—Vaya. ¿Eso significa que hay más personas como yo que vienen aquí desde Japón?

—Así es. A una escala continental, diría que nos llegan unos cinco al año. Al menos hay una cantidad moderada.

—Entiendo. ¿Entonces es tu trabajo acogerlos?

—Técnicamente, es sólo una parte de mi trabajo, pero sí. ¿Eres perspicaz, verdad?

Pese a lo sobresaltado del momento, no le costó captar la esencia de la conversación. Supongo que no es tan tonta después de todo, pensó Menou con una sonrisa, analizando la personalidad de Akari.

—Hay algunos que son invocados y otros que acaban aquí por pura casualidad. Sea como sea, es un hecho el que los japoneses vienen parando aquí de forma constante, así que armamos un sistema para asegurarlos.

También era cierto que la iglesia llamaba a los Errantes ‘corderos perdidos’ y se ocupaba de ellos.

La iglesia monitoreaba la vena astral y predecía su llegada siempre que era posible, pero inevitablemente había algunos que se le escapaban. Así que, en un intento de reducir ese número lo mayor posible, el público conocía de su existencia.

—Las personas como tú son llamadas Errantes, y poseen poderes únicos conocidos como Purezas Conceptuales.

—Oh, ya me lo han mencionado.

Akari parecía haber recibido una explicación similar por parte de los nobles en la capital real, así que aceptó de buena fe esta información.

Por supuesto, el público en general no sabía que los Errantes podían provocar calamidades masivas.

Por lo general sólo unos pocos miembros de La Nobleza de más alto rango, sacerdotisas de alto nivel y trabajadoras encubiertas de Las Fausto conocían la verdad, a excepción de algunos paganos que se sumergían en las artes prohibidas y que naturalmente habitaban en los bajos fondos del mundo.

—A menudo se aprovechan de los que son invocados por La Nobleza, y por eso la Iglesia envía a personas como yo. Odio decirlo, pero incluso las partes de tu cuerpo pueden usarse para conjurar, así que algunos de los villanos más desagradables podrían intentar llevarte viva o muerta.

Akari se estremeció al darse cuenta de lo fácil que podría haber sido una víctima.

—¡Waaah! Eso da mucho miedo. Como me has rescatado, debes ser… ¡un agente secreto! O una ninja. ¡Gracias, Menou!

—Ni lo menciones. Aunque no soy precisamente una ninja, para que lo sepas.

—¿Estás segura de eso? Supongo que es un poco similar… pero si este lugar de la tierra sagrada es adonde se supone que debo ir, ¿significa eso que realmente no puedo volver a casa?

—Bueno, sobre eso, Akari…

Aunque a los ojos del público el lugar era una zona diseñada para proteger a los Errantes, no había ningún japonés real en la tierra santa. En su lugar, albergaban a las discípulas que no lograban convertirse en Verdugos. Estos individuos, que básicamente fueron criadas desde muy jóvenes para aprender todo lo relacionado a Japón, pasaban toda su vida ahí, fingiendo ser japonesas.

Pero Menou no tenía intención de llevar a Akari a ese lugar.

—¡No sabía nada de esto, pero resulta que la antigua capital tiene una sala ceremonial que puede enviar a los Errantes de vuelta a su propio mundo!

—¿Huh?

Akari quedó boquiabierta.

—Yo… ¿yo puedo volver a Japón…?

—¡Sí! Una importante arzobispa de Las Fausto me lo conto. Así que puedes estar segura de que es verdad.

Menou sonrió de forma tranquilizadora, pero por alguna razón, Akari se echó para atrás, conmocionada.

—De ninguna manera. ¡Creía que íbamos a huir juntas para vivir una gran aventura…!

—¿De qué estás hablando?

¿Por qué se ve tan decepcionada?

Menou mantuvo su sonrisa y ladeó la cabeza para expresar su confusión de una forma educada.

Trato de proceder con su explicación.

—Independientemente de lo que puedas pensar, eres una verdadera suertuda. Al parecer, debido a las limitaciones geográficas, esta ceremonia de retorno sólo puede tener lugar en la residencia de Garm, donde se encuentra la arzobispa. Si hubieras sido invocada en una nación lejana, probablemente habrías tenido que quedarte en la tierra sagrada de allí durante muchísimo tiempo, pero… ¡¿adivina qué?! ¡Garm está a sólo medio día de aquí en tren!

—¡Ooh!

Tratando de evitar que Akari se diera cuenta de que este acontecimiento era demasiado bueno para ser cierto, Menou hizo un esfuerzo deliberado por emocionarla, lo que funcionó a la perfección.

—He hablado con la arzobispa y me ha dicho que preparará la ceremonia. Iremos a Garm de inmediato, y en cuestión de días podrás volver a casa, Akari. Puedes pensar que tu estancia en este mundo no es más que una pequeña excursión turística.

—¡Wow, Menou! ¡Tú eres increíble!

—¡Pues claro! ¡Una sacerdotisa debe ser pura, propia y muy poderosa!

Aunque Akari parecía animada por la idea de volver a Japón, su expresión seguía conteniendo un matiz de tristeza.

—Así que voy a volver tan pronto… siento que es una lástima.

—¿Oh? ¿No estás emocionada por volver a casa?

—¿Huh? No. Quiero decir, no es que no esté emocionada, pero… cuando te conocí, Menou, sentí que había estado esperando este momento toda mi vida, así que estoy un poco triste. Como dije ayer, en cuanto te puse los ojos encima, ¡pensé que esto era el destino!

—D~Dios, vas a hacer que me sonroje…

Mientras Menou se rascaba tímidamente la mejilla (para el exagerado deleite de Akari), en su interior, no pudo evitar preguntarse el porqué de la extraña reacción de la chica.

Como había empezado a sospechar, Akari probablemente no sentía mucho apego hacia su familia o amigos. Pero a pesar de que no se moría por regresar a su tierra natal, tampoco parecía estar especialmente emocionada con la idea de ser convocada a un mundo ‘de fantasía’.

A pesar de ello, demostraba un peculiar cariño por la figura de Menou.

Menou pensó en preguntarle por qué, pero sólo habían pasado dos días desde su primer encuentro. No se habían unido lo suficiente como para hacer preguntas tan personales, y una vez que llegaran a Garm, ya no lo necesitaría, puesto que su trabajo estaría completo.

—Bueno, seamos amigas hasta que vuelvas a casa, Akari.

—¡Sí! ¡Lo estoy deseando, Menou!

—Muy bien. Entonces deja que te explique los detalles de nuestro viaje.

No necesito saber nada más acerca de Akari, se recordó a sí misma, dejando de lado sus dudas y continuando la conversación.

—Aunque tampoco es que sea algo terriblemente complicado. Como nuestro viaje no nos llevará a cruzar ninguna frontera, simplemente podemos utilizar el tren.

—Así que hay trenes en este mundo, ¿huh? Genial, genial.

Como el ferrocarril conectaba todas las ciudades y pueblos importantes de cada país del continente, los viajeros por tierra siempre dependían de los trenes. Había una línea directa desde la capital real hasta Garm, así que tampoco habría traslados complicados ni nada por el estilo.

Menou explicó los pasos básicos y compartió algunas palabras de advertencia para cuando llegaran a Garm.

Y luego miró a Akari a los ojos.

—Creo que eso es todo. ¿Tienes alguna pregunta?

—No, con eso está. Eres fenomenal explicando las cosas, Menou.

Akari era bastante rápida en la comprensión, así que pudieron terminar de discutir su historia de portada con bastante facilidad.

Eso significaba que lo único que faltaba era prepararse para el viaje.

—¡Maravilloso! Entonces iré a hacer algunas compras. Necesitaremos un cambio de ropa para ti, boletos para el tren–

—¿Oh, de compras? ¿Puedo ir contigo?

—No.

Akari se inclinó hacia adelante con entusiasmo, pero Menou le cerró el paso con brusquedad.

—Akari. Te están persiguiendo, ¿recuerdas? Tenemos que evitar cualquier cosa que pueda llamar la atención sobre ti, especialmente en esta ciudad. Esas ropas tuyas ya destacan demasiado.

—Awww… bien.

—Me alegro de que comprendas. Volveré en un rato. Sé una buena chica y espera aquí, ¿de acuerdo?

—Okay. Nos vemos pronto.

Menou sonrió para reconfortar a la chica malhumorada, y luego se marchó.

***

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Sin embargo, en lugar de dirigirse a la ciudad para comprar, dio la vuelta hacia la parte trasera de la construcción. Volviendo a colarse silenciosamente en la iglesia por la entrada trasera, Menou ocultó con cuidado su presencia de Akari mientras bajaba los escalones del sótano.

Abrió la puerta al final de la escalera sin hacer ruido y entró en silencio.

—Momo. Vamos a escuchar tu reporte.

—¡Justo a tiempo, senpaaai!

En el sótano esperaba Momo, la subalterna y ayudante de Menou. Estaban a punto de tener una reunión para decidir el nuevo curso de acción.


Momo deliberadamente entregó su primera pieza de información con una voz gélida.

—Reporte número uno: Me dio muuuuchisíma rabia ver como la señorita de las tetas enormes devoraba la comida que preparé sólo para ti con tanto esmero, senpaaaai. Envenenaré a esa perra.

—Nadie preguntó eso, Momo.

Menou respondió sin pensar, ya que no era propio de su fiable ayudante dar unos reportes tan bizarros.

—Además, yo también comí esa comida.

Preferiría que no me envenenaran…

—Nngh, es cieeeerto…

Momo refunfuñó, y el ceño de Menou se frunció. Puede que sólo estuviera bromeando, pero que Momo soltara semejante disparate la hizo pensar que genuinamente había perdido sus cabales.

—Ahora, ¿cuál es la situación?

—Oficialmente comenzó la Santa Inquisición contra el monarca de esta nación. En este momento, están teniendo una reunión mieeeentras discuten el tiempo que se le permitirá a la defensa.

—Comprendo. Sin duda, eso los dejará ocupados.

Finalmente, Momo respondía con normalidad.

Aunque las Verdugos como Menou no podían darse a conocer al público, sabían que un inquisidor había venido desde la tierra santa a la capital real para determinar dónde recaería la culpa oficial de este incidente.

Una vez que comenzara el juicio, los autores intelectuales de la convocatoria tendrían, sin duda, las manos llenas. El bando de Menou había decidido aprovechar esta oportunidad para ponerse en marcha. Traer a Akari consigo fue un percance inesperado, pero Menou ya había logrado convencerla. No había razón para permanecer en la capital real por más tiempo.

—Entoooonces, senpaaaai. Antes de ponernos en marcha, terminemos el trabajo. La moral está por las nubes. ¡Mataré a esa Tetas McGee con mis propias maaaanos!

—No. Todavía no. —Menou reprendió a Momo, que claramente estaba agitada.

Supongo que todavía es inexperta en algunos aspectos.

—¿Por qué no? Sé que los ataques directos no harán mucho, pero al menos podríamos probar con métodos más delicados, como el veneno o la sobredosis de medicamentos, ¿nooo?

—Pienso que no. Cualquier método que debilite al objetivo podría hacer que su Pureza Conceptual se vuelva loca.

La idea no era mala en teoría, pero no podían arriesgarse.

Entre los tabúes que existían en este mundo, uno de los peores era intentar doblegar el espíritu de un Errante poseedor de una Pureza Conceptual.

Las Purezas Conceptuales estaban indebidamente acopladas a sus almas, las cuales se hallaban en un estado de perputa inestabilidad.

Sus mentes llevaban las riendas del poder que extraían de sus almas. La Fuerza Guía se generaba en el alma, se controlaba con la voluntad y se impregnaba en el cuerpo. Si su fuerza de voluntad se rompía mientras su cuerpo permanecía intacto, era probable que la Pureza Conceptual se volviera loco y causara graves daños.

—Necesitamos que esa chica mantenga su mente y su cuerpo sanos hasta justo antes de su muerte. Además, su habilidad se activa en el momento en que muere, ¿recuerdas? No podemos ir a matarla sin más.

La Pureza Conceptual de Akari podría muy bien crecer en poder simplemente activando de forma continua su Retroceso. Cuantas más veces probaran los métodos para matarla, más peligrosa se volvería.

—No debemos intentar matarla de ninguna manera que no sea el método con más posibilidades de éxito.

—Grrr. En ese caso, supoooongo que lo entiendo.

—Muy bien. Ahora, Momo, ¿has terminado los preparativos?

—Por suuuupuesto.

Momo aún se veía un poco malhumorada, pero le entregó a Menou las cosas que ya había comprado.

Era todo lo que necesitaban para el viaje, incluida un cambio de ropa para Akari. Menou no podía dejar a Akari sola y sin supervisión en la iglesia, así que le pidió a Momo que preparara las cosas con antelación. Menou revisó los objetos, impresionada por la habilidad de Momo. Eventualmente, pidió los boletos de tren.

—Toma. Son para esta tarde.

—Genial. Gracias–

El destino era la antigua capital, Garm, donde las esperaría Orwell. Una vez subidas al tren, llegarían a ella en menos de medio día. Menou empezó a expresar su gratitud y a coger los boletos, cuando entonces se congeló.

Momo había comprado tres boletos.

—…Momo.

—¿Qué pasa, senpaaaai?

Momo sonrió inocentemente, como si quisiera decir que era imposible que se hubiera equivocado.

Sin embargo, Menou no se tragaba la actuación de su asistente.

—Como ya hemos hablado… te quedarás aquí y reportaras el progreso de la Santa Inquisición.

—Prefiero moriiiir.

El tono de Momo no dejaba lugar al debate.

Llevaba su sonrisa habitual, pero como se conocían desde hacía muchísimo tiempo, Menou sabía lo que realmente ocurría. En momentos como éste, Momo nunca cedía, sin importar con quién estuviera platicando.

Originalmente, era aquí donde debían separarse.

Una vez terminada la misión, Menou escaparía por su cuenta, y Momo se quedaría aquí y se reuniría con la Santa Inquisición. Aunque a regañadientes, antes Momo había aceptado el plan de tomar rutas separadas a través de la frontera y volver a reunirse más tarde.

Pero ahora que la moza torcedora—Akari—fue arrojada a la mezcla, Momo se rebeló.

Shokei Shoujo no Virgin Volumen 1 Capitulo 2 Novela Ligera

 

—Escucha, Momo…

¿Cómo iba a convencer a su ayudante, que claramente estaba determinada a acompañarla? Menou dudó un momento antes de decidirse por apelar a su sentido común.

—Es la naturaleza de esta misión… bueno, sí, es por Akari. Si yo cometiera un error, tu tendrías que ocuparte de ella. Teniendo en cuenta esa posibilidad, tenemos que asegurarnos de que no se entere de ti, sin importar que. Debes entenderlo.

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—Pero, senpaaaai…

Ah. No debería haber intentado usar la lógica con ella cuando se comporta así.

El tono quejumbroso de Momo dejó en claro que no estaba escuchando ni una palabra del argumento de Menou. Esbozó una sonrisa de complicidad.

—Preferiría forzar el fin de la Santa Inquisición matando yo misma a todos y cada uno de los miembros de La Nobleza en esta nación antes que dejar que mi benevolente senpai viaje sola con esa patosa intento de Errante y pechugona. Iré contigo aunque me maten, ¿valeeee?

Su mirada era mortalmente seria.

Lo más inquietante de todo es que ni siquiera fue una amenaza. Su mirada llena de oscuridad, y la manera en la que su discurso se derramó en una sola respiración, dejaron dolorosamente en claro que estaba dispuesta a actuar sobre sus palabras.

—Esa mujer es peligrosa. ¡Mi Momo sentido me lo dice! ¡¡Me dice que no puedo dejar que te quedes a solas con ella, senpaaaai!!

—Soy plenamente consciente del peligro que representa.

—¡No! ¡¡NO LO EREEES!! ¡No lo entiendes en absoluto, senpaaaai!

Furiosamente, Momo estrello su puño contra el escritorio, pero Menou comprendía perfectamente el peligro.

La Pureza Conceptual del Tiempo trascendía incluso la muerte. El peligro de esta habilidad significaba mucho más que simplemente proteger a su usuario de la muerte.

Por supuesto que Menou no bajaría la guardia.

Y por eso no dejo de tranquilizar a su ayudante.


—Todo irá bien, Momo. ¡Confía en mí!

—¡Grrrr! —Con los ojos entrecerrados, Momo gruñó de una forma que dejaba muy en claro su descontento. —Biiiien. Reconozco que no estoy de acuerdo…

—Oh, bien. Qué bueno que comprendas–

—Así que te seguiré desde las soooombras.

Huh. Así no llegaremos a ningún lado.

—Te juro que no dejare que Tetas McGee se percate de mi presencia. ¡Déjame ir contigoooo!

—¿Desde las sombras? Pero Momo, eso es…

Menou resistió el impulso de frotarse las sienes.

Conociendo las habilidades de Momo, podría lograrlo. En el monasterio donde fueron criadas y entrenadas para ser Verdugos, su educación incluía un profundo dominio del sigilo. Dado que Momo había salido de ese monasterio a la temprana edad de catorce años, estaba más que calificada. Entre las ayudantes de las Verdugos, ya era reconocida como una novata con un futuro prometedor.

Menou miró a Momo.

Su postura dejaba implícito que no estaba dispuesta a ceder más que eso.

Menou suspiró.

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—De acuerdo. Bien.

—¡Huuurra! Oh, y, senpaaaai…

—¿Qué?

A decir verdad, tener a su ayudante cerca ampliaría las opciones de Menou. Después de que ella aceptara a regañadientes, Momo dudó un poco y luego añadió otra petición.

—Tengo una sugerencia más, o quizás podrías considerarlo como una llamada de atención, peeeero…

nunca antes habías pasado tanto tiempo con un objetivo, ¿o sí?

—¿Hmm? Supongo que no.

Hasta ahora, Menou se había encargado de la mayoría de sus misiones con mucha rapidez. Parte de la razón era que estaba siguiendo el ejemplo de su maestra, que había llevado a cabo más cacerías de herejes que nadie.

—¿Qué pasa con eso?

—…ya que esta misión implica estar con el objetivo durante un largo periodo de tiempo, por favor, permite que yo me encargue de ella.

La expresión de Momo era seria.

Por una vez, dejó de lado el habitual tono azucarado y el alargamiento de sus palabras, mirando a Menou directamente a los ojos. Vacilo en su propuesta, pero al mismo tiempo fue clara.

—No creo que esta misión… te convenga, senpai. Si quieres intercambiar los papeles conmigo, podría llevarla a Garm en tu lugar. Estoy segura de que podrías convencer fácilmente a esa chica de que me acompañe, aunque lo hagamos ahora.

—No.

—¿Por qué no?

Menou la cerró de inmediato, pero Momo insistió en el tema.

¿Por qué?

Era sencillo.

Menou no quería que Momo la matara.

Este objetivo no era un hereje que se hubiera dispuesto a romper voluntariamente algún tabú, ni una guerrera que arriesgara su vida en la batalla, ni un criminal que hubiera cometido graves pecados.

Sólo era una buena persona que no había hecho nada que merezca el ser arrastrada a esto.

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Era una razón absurda. Y Menou lo sabía.

Momo había elegido convertirse en Verdugo por su propia voluntad. Tarde o temprano, no tendría más remedio que matar a alguien así.

Pero aun así…

—Este es mi trabajo.

Mientras Momo trabajara a sus órdenes, Menou no tenía intención de echarse para atrás en este asunto.

Momo bajó los ojos y se mordió el labio.

—Es sólo por una semana. Si lo que dijo la arzobispa Orwell es cierto, todo acabará a los tres días de llegar a Garm.

Los boletos que Momo le había entregado eran para un tren que salía esa misma tarde. Aunque el viaje fuera un poco lento, seguramente estarían en Garm para mañana.

Incluyendo el día de hoy, eran dos días en total. Orwell dijo que los preparativos para la ceremonia llevarían unos días, así que era probable que acabaran quedándose en la ciudad un poco más, pero habrían terminado en menos de una semana.

Muy probablemente eso aún entraba dentro del rango de una misión corta.

—No voy a meter la pata en tan poco tiempo.


Estaré bien, te lo prometo.

—Espero que tengas razón…

Momo seguía mordiéndose el labio.

—…pero tu sabeeees que eso no es exactamente lo que me preocupa…

El murmullo de despedida de Momo resonó con amargura en los oídos de Menou…

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