Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 1

Capítulo 1: La Verdugo

Parte 2

 

 

Una vez completadas sus oraciones, Menou abrió lentamente sus ojos.

Más allá de los restos de la sangrienta batalla, los sonidos de unos suaves aplausos resonaron en la silenciosa iglesia.

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—Asombrosa como sieeeempre, mi senpaaaai. ¡Esos caballeros de La Nobleza no vieron que los golpeo! Y ni siquiera dejaste que pusieran un dedo encima de tuuuu precioso rostro. Magnífico.

La voz que llegó a los oídos de Menou era dulce, cadenciosa y familiar.

Al girarse hacia la fuente del empalagoso y arrastrado discurso, Menou se encontró con una chica diminuta vestida con una versión nívea de su propia túnica de sacerdotisa.

Su pelo rosa, suave y ondulado, estaba separado en cortas coletas que ondeaban suavemente en la brisa. Aunque sus guantes blancos hasta los codos eran lo suficientemente modestos, parte de su uniforme había sido modificado en un culotte con volantes que terminaba por encima de las rodillas, lo que no era propio de una mujer santa.

A diferencia de Menou, que exudaba una madurez equilibrada, la sonriente muchacha tenía un aire pícaro de ternura a su alrededor.

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Se acercó a Menou con una sonrisa tan brillante que casi parecía calculada.

—Soy yo, Momo, ¡tú sirviente de por viiiiiiida!

—Deja de presentarte así.

Menou suspiró ante la bizarra autopresentación mientras clavaba sus ojos en Momo.

A pesar de tan solamente ser dos años menor que Menou, la chica era significativamente más pequeña, lo que sólo parecía enfatizar su lindura. Llevaba unas mallas debajo de su inquietantemente reducida minifalda, decoradas con la marca de lo que parecía un corazón o una linda cola en la parte regordeta de sus muslos. Cada vez que veía ese diseño, Menou no podía evitar sonreír con ironía por lo mucho que encajaba con la persona que la llevaba.

Momo era miembro de Las Fausto, y servía como ayudante de la Verdugo Menou.

La diferencia en sus posiciones se reflejaba en el color blanco de sus túnicas clericales.

—Justo a tiempo, Momo. Tengo que preguntarte algo sobre la misión–

—Oh, eso puede espeeeerar.

—¿Disculpa?

Momo se acercó con inocencia a Menou, ignorándola. Por el contrario, agarró con indiferencia la mano de su superior y la utilizo para acariciar su propia mejilla.

—¡Ahhh, por fin me he reunido con mi senpaaaai! ¡Finalmente puedo recargarme hasta arriba de energía Menou!

Momo suspiro de felicidad mientras Menou la miraba con cansancio.

—Escucha, Momo. Quería preguntarte–

—Oh, mi dulce senpai, tu Momo ya no podía soportarlo más. Sé que es por la misión, pero estar lejos de ti sigue siendo muy duro. Han sido dos días enteros. Si pudiera, estaría a tu lado cada hora de cada día de cada año, o incluso más tiempo del que se me permitiría. Cada vez que tengo que trabajar sin ti, me duele tanto que podría–¡Yowch!

—Está bien, ya. Suéltame, por favor.

—Booo. Está bien.

Menou golpeó ligeramente la frente de su subordinada. Momo frunció los labios, pero le soltó la mano de mala gana.

—Y te he dicho cientos de veces que dejes de referirte a ti misma como mi ‘sirvienta’. Tu eres mi ayudante, ¿recuerdas? ¿Qué pasaría si las otras sacerdotisas se hacen una idea equivocada?

—¡Nuestra relación va mucho más allá de la de una Verdugo y su ayudante! ¡Soy tu benevolente sirvienta! ¡Te sigo y obedezco en nombre del amoooor! En todo caso, ¡yo debería asegurarme de que todo el mundo lo sepa para hacerlo públicamente oficiaaaal!

—Preferiría que no lo hicieras…

El apasionado discurso de la chica, y el frenético movimiento de sus brazos amenazaban con provocar un dolor de cabeza a Menou.

Momo era la encargada de socorrer a Menou en sus misiones. Ya se conocían desde muy jóvenes y se habían formado en el mismo monasterio. Era cierto que compartían algo que iba más allá de una relación profesional de trabajo.

En todo caso, en un principio a Momo le había parecido que Menou la odiaba cuando se conocieron. Sin embargo, con el paso de los años, se encariñó mucho con ella, hasta llegar a estos nuevos extremos.

—¡Pero es increíble verte luchar, senpaaaai!

Al parecer, Momo había presenciado toda la batalla de principio a fin. Se llevó las manos a las mejillas y movió su pequeño cuerpo con deleite.

—Ese manejo experto de tu daga contra esos arrogantes caballeros, y el fluido control sobre tus poderes que te permitió conjurar rápidamente a partir de las escrituras… ahhh, Momo podría enamorarse de ti nuevameeeente. ¡No es de extrañar que te hayas convertido en la Verdugo maaaaas joven! ¡Te amo taaaanto!

—Los caballeros muertos deben haber traído un mensajero consigo. ¿Ya lo has capturado?

—¡También adoro la forma en la que simplemente que me das la espalda!

La conversación no llegaría a ninguna parte si Menou se entregaba a los exagerados elogios de Momo. Pero incluso cuando Menou la fulminó con la mirada y continuó con sus preguntas, el fervor de Momo no mostró signos de disminuir.

—Si no paras con tus tonterías ahora, me voy a poner furiosa, ¿sabes? Contéstame de una vez.

En cuanto identificaron a Menou como una Verdugo, los miembros de la Orden de los Caballeros debieron tratar de avisar a sus superiores. Sin duda, la razón por la que se molestaron en conversar con Menou antes de la batalla fue para ganar tiempo para su mensajero. Ella estaba segura de que debieron enviar a alguien al castillo.

—Bieeeen. Si insistes.

Momo finalmente dio una respuesta directa. Como se conocían desde hacía tanto tiempo, sabía cuándo empezaba a pasarse de la raya.

—Uno de esos caballeros acosadores salió corriendo en cuanto pusiste un pie en la iglesia, pero me encargué de él. No hay manera de que tu identidad se haya filtrado.

—Muy bien.

Menou confiaba en que ella se encargaría de las cosas, pero seguía siendo un alivio saber que su misión no se había visto comprometida.

A pesar de sus extravagancias, Momo era una excelente ayudante. Menou sabía que no pasaría nada por alto.

La Orden de los Caballeros estaba muy entrenada en la batalla, incluso más que cualquier otra facción de La Nobleza. No eran el ejército personal de alguna corona, sino la fuerza militar disciplinada del Segundo Estado, que generalmente servía para hacer cumplir la ley en pueblos y ciudades.

Por lo tanto, no había muchos caballeros que el rey de esta nación pudiera emplear como sus esbirros sin que la iglesia se enterara.

—Entonces deberíamos ser capaces de ocultar los detalles de nuestras actividades. Pero ya que matamos a varios caballeros, es seguro asumir que deben saber que estamos haciendo algún tipo de movimiento–o lo harán a su tiempo. Tenemos que idear un plan para infiltrarnos en el castillo real antes de que acabe el día.

—Déjamelo a mí. Llevo díaaaas observando con estos ojitos el castillo, analizando su infraestructura general. Tengo una buena corazonada de dónde podrían estar escondiendo al Errante.

—Sabía que podía contar contigo. Bien hecho, Momo.

—Tee~hee.

Cuando se comprometía, Momo siempre iba más allá de su deber. Menou le dio una palmadita en la cabeza a modo de elogio, haciendo que la otra chica sonriera ampliamente y se acurrucara contra la mano de Menou.

—Vamos a deshacernos de estos cuerpos para elaborar nuestro plan.

—Sí, señorita.

Después de lamentar por un momento la pérdida de la mano de Menou sobre su cabeza, Momo se puso a limpiar los cadáveres dispersos.

—Pero saaaabes, que cuando te hacías la simpática con ese Errante, parecías la chica más liiiinda de todo el mundo. ¿Y eso que solamente era una actuación a medias, huh? Me recordó a cómo actúas en los días liiiibres.

—¿Estuviste observando durante tanto tiempo…? Ciertamente no me considero tan cabeza hueca.

Menou sonrió con desgana y negó con la cabeza.

Era cierto que se comportaba de forma diferente mientras se encontraba en una misión que cuando estaba en su tiempo libre, pero incluso la verdadera Menou nunca fue tan abierta y extrovertida. Ella simplemente se había puesto una personalidad extra-brillante para conseguir que el chico bajara la guardia.

—El truco para actuar sin levantar sospechas está en ser amigable y mostrarles emociones genuinas. Si te pones en contacto con tu verdadero yo, parecerá más natural. Como el mes que ayunamos y no comimos más que sal.

—Oh, claro. De todos los entrenamientos bizarros por los que pasamos, ese fue uno de los más extraños…

—Estoy de acuerdo. Casi sospecho que solo lo hicimos para entretenimiento de la Maestra…

Los dos se criaron en el mismo monasterio, así que tenían muchos traumas compartidos.

—Pero no me gusta la idea de que muestres tus sentimientos a una entidad tabú, sepaaaai.

—¿Hmm? ¿Por qué no?

—…no hay raaaazón. Ah, ya que estamos, yo también me sinceraré. La verdad es que te quiero más que a nadie.

—¿Sí? ¿Así que todos tus halagos han sido con el propósito de que baje la guardia?

—¡Sabes que eso no es verdad! Es amor puro, cien por cien verdadero.

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Charlando amistosamente mientras mantenían sus voces lo suficientemente bajas como para no ser escuchadas fuera de los muros de la iglesia, los dos terminaron de deshacerse de los cuerpos y volvieron al interior del edificio.

Aunque el ambiente era tranquilo, no bajaron la guardia.

Así, empezaron a discutir un plan para matar a la Errante.

***

 

 

La reunión de Menou con Momo en una de las salas de la iglesia fue marcadamente seria.

Idearon una ruta de infiltración basada en la información recolectada por Momo y realizaron simulaciones para planificar lo inesperado.

Fue así como Menou acabó poniéndose un traje de mucama.

—Hee~hee. Senpai, te queda muuuuy bien.

—Ni lo menciones… por favor.

Momo era todo sonrisas, pero Menou no estaba tan segura de cómo sentirse al llevar un disfraz con volantes.

Menou estaba a punto de dirigirse al castillo real. Pero como sus ropas de sacerdotisa llamarían la atención, Momo había preparado un uniforme de sirvienta para ayudarla a pasar desapercibida.

Experimentando con el rango de movimiento del uniforme, Menou levantó el dobladillo de su larga falda.

—Esto está increíblemente bien hecho…

—Tee~hee. Es un traje extra-especial que he confeccionado para ti con muchiiiisimo amor y cuidado.

La tela fabricada de alta calidad fue cortada sin una sola arruga, y las costuras expertas harían sonrojar a un profesional. Cada costura del forro interior estaba perfectamente en su sitio. De hecho, era tan impecable que casi daba miedo.

Menou apenas podía creer que Momo lo hubiera hecho ella misma.

—Gracias por tomarte la molestia. Aunque, si pudiera usar el Incremento Guía para modificar mi traje, no habrías necesitado gastar todo ese tiempo en hacer esto.

La Luz Guía también podía proporcionar técnicas para el camuflaje.

Un usuario experimentado podía alterar los colores del brillo que rodeaba su cuerpo durante el Incremento. No tenía mucho sentido cambiar de un solo color a otro, pero las alteraciones detalladas podían crear ilusiones ópticas alrededor del cuerpo, haciendo posible que el usuario se desvaneciera en su entorno o incluso que pareciera otra persona por completo.

Si Menou se quedaba quieta, era capaz de proyectar la apariencia de otra persona. Sin embargo, camuflarse en tiempo real mientras te mueves era mucho más difícil. La única manera que tenía era preparar un traje.

Dicho esto, Momo no se molestó por la tarea que le había asignado Menou. En todo caso, parecía encantada de ver a su mentora con un traje de sirvienta.

—Está bieeeen. No te preocupes. Me ha encantado hacerte la ropa, senpaaaai.

—Tan solo digo que pudiste haber pedido un traje ya hecho en su lugar… en realidad, ¿soy yo, o esto es demasiado elaborado?

Sin duda, era un traje de sirvienta, pero la falda estaba cosida con toneladas de tela extra para crear pliegues, y había volantes alrededor del dobladillo. Se veía demasiado bonito y extravagante para ser práctico.

Menou no quería quejarse después de pedirle a Momo este favor. ¿Pero cómo había sacado tiempo para hacer algo de tan alta calidad mientras reunía información para infiltrarse en el castillo? Era todo un misterio.

La respuesta de Momo, sin embargo, fue sencilla.

—Es la moda.

—¿Pero es necesario? No creo que una ropa diseñada para pasar desapercibida tenga que estar a la moda.

—¡Es muuuuy necesario! ¡Cualquier cosa que te pongas debe estar a la altura!

Momo apretó los puños con insistencia, a pesar de que no era ella quien tenía que llevarlo. Como una fanática terca y apasionada, estaba claro que no estaría dispuesta a dar marcha atrás con el tema.

¿Qué voy a hacer con esta chica? Menou se preguntó brevemente, pero no era momento para un debate estúpido. Renunció a comunicarse con Momo y pasó al siguiente tema.

—Bueno, no debería suponer un problema para la misión, así que supongo que está bien. En cualquier caso, quizá deberías aprender a utilizar el Camuflaje. Es muy conveniente, ya que puedes aplicarlo mientras mejoras tus poderes.

—Es fácil para ti deciiiirlo. ¿Si saaaabes que eres la única que ha dominado esa técnica lo suficientemente bien como para usarla en un combate real?

—¿De verdad? Estoy segura de que tu podrías hacerlo si te dieras el tiempo suficiente, Momo. Tienes mucho talento.

—Ni lo diiiigas. Y eso que fue nuestra maestra quien invento la técnica. ¡Debes ser consciente de lo extraño que es eso!

Menou no dejaba de mirarse el traje, jugueteando con la falda. El delantal incluso tenía un bolsillo interior del tamaño perfecto para guardar sus escrituras.

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Conjurar un encantamiento requería un médium. Las escrituras eran especialmente útiles, ya que servían como un médium para muchos tipos diferentes de encantamientos, pero llevar una en sus brazos mientras vestía el traje de mucama resultaría sospechoso. La daga que Menou cargaba consigo atada al muslo tenía crestas para invocar hechizos sencillos, pero debido a la naturaleza de la materialogía, sólo podía manejar dos de ellos. Poder llevar sus escrituras en secreto era la solución perfecta.

—De verdad has pensado mucho en esto. Ciertamente no puedo quejarme de–¿Hmm?

Fuerza Guía: Conectar—Escrituras, 1:1—Conjurar [«Transcribe el milagro ante mis ojos, pues debe quedar registrado»].

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Mientras Menou guardaba las escrituras en el bolsillo interior y probaba cómo afectaba al equilibrio de su movimiento, divisó un ligero brillo por las comisuras de sus ojos.

Fue tan breve que la mayoría de las personas asumiría que lo había imaginado. El usuario tendría que ser increíblemente talentoso como para construir y conjurar su poder con tanto sigilo.

Pero a Menou no se le escapa nada.

Ella rastreó el encantamiento hasta la fuente y se giró para mirar al culpable.

—…Momo. Contéstame con honestidad.

—¿Hmm? ¿Qué pasa, senpaaaai?

—Hee~hee. Entre tú y yo…

De repente, Menou cambio su tono interrogativo por una sonrisa dulce y apasionante. Inmediatamente, el rostro de Momo se relajó también.

Entonces, Menou aprovechó el momento de debilidad para hacer hincapié en su pregunta.

—¿Acabas de grabar una imagen mía en tu escritura?

—¿Qué diiiices?

Momo era impresionantemente buena para fingir inocencia, y la bonita sonrisa de su rostro no flaqueaba en lo más mínimo.

Como ayudante de una Verdugo, no se esperaba menos. Sin duda, sería capaz de llevar a cabo cualquier misión que implicara una infiltración.

El interrogatorio de Menou podría haber fracasado, pero había más que suficientes pruebas circunstanciales.

El sospechoso y la investigadora permanecieron en absoluto silencio durante un momento, con la sonrisa aún dibujada en sus rostros.

Y en menos de un instante, sus cuerpos resplandecieron con la Luz Guía.

Utilizando el poder extraído de sus almas para incrementar sus capacidades físicas, las dos comenzaron a forcejear más rápido de lo que un ojo ordinario podría percibir.

—¡Solo arranca la página del capítulo uno versículo uno y dámela! ¡Ya estoy harta de tu costumbre de sacar fotos a escondidas sin mi permiso!

—¡No pueeeedo! ¡¡Tu Momo nunca arrancaría una página de las sagradas escrituras!!

—¡¡Una excusa descarada si alguna vez he escuchado una!! ¡Ambas sabemos que tu nota en teología fue la más baja de nuestra clase al final!

—Bien, admito que las palabras del Señor no significan nada para mí, ¡peeeero esto es un registro sagrado de tus fotografías! ¡Nada puede ser más sagrado que mi fe y mi amor por ti! ¡¡Nunca dejaré que arranques una paaaagina!!

—¡¡DEJA DE SER TAN TERCA!!

Los movimientos de Menou eran más suaves, pero Momo tenía la ventaja en el terreno. Como ya estaba cerca del gigantesco agujero de la iglesia, Momo pudo escapar al exterior en un rápido movimiento, manteniendo por poco sus escrituras fuera de las manos de Menou.

—¡Whew, estoy a saaaalvo!

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Salió fuera del jardín y saltó a la pared tan ágilmente como un gato, y luego abrió su libro. Una de las muchas funciones del libro de encantamientos avanzados era que permitía al usuario grabar imágenes fijas mediante la Luz Guía. En las páginas, había una versión en miniatura de Menou jugando con el delantal de su vestido como lo había hecho momentos antes.

—Hee~hee. Una foto maravillosa, si puedo decirlo yo misma. Te ves muy bien con esta elegante variación en tus ropas habituales, por supuuuesto, pero en la variedad está el gusto de la viiiida. ¡Mi colección vuelve a crecer de nuuuuevo!

—…

Mientras Momo la sonreía alegremente, la expresión de Menou se quedó finalmente en blanco.

Fuerza Guía: Conectar—

—¡Ah! Ja~ja~ja. Adiós por ahora, senpaaaai. ¡Nos volvereeeemos a ver cuándo acabes la misión!

Debió de detectar el peligro cuando Menou empezó a cargar su escritura con energía sin mediar palabra. Con una última y rápida sonrisa, Momo se apresuró a salir corriendo.

Al ver desaparecer a su ayudante, Menou rechinó sus dientes en frustración.

—¡Siempre desperdiciando tus talentos…! Qué voy a hacer con ella…

Suspirando, reflexionó sobre el encuentro.

Momo se había comportado más o menos como de costumbre.

Esa cantidad excesiva de halagos y de susceptibilidades era lo habitual en ella. Aunque siempre se hacía la tonta, hoy había amanecido un poco más ridícula de lo habitual.

Sin embargo, las únicas veces que Momo realmente fastidiaba a Menou y se ponía en su lugar, eran justo después de una misión especialmente desagradable.

Y Menou acababa de matar a un ‘ente tabú’, que no era más que un chico inocente.

—Huh, así que estaba cuidándome.

Gracias a Momo, el oscuro estado de ánimo de Menou se había levantado considerablemente.

¿Cuántas otras personas le habían mostrado tal afecto desde que se convirtió en Verdugo? Conllevar ese título significaba que no debería recibir amabilidad, pero Momo siempre le sonreía y la tocaba como si fuera algo perfectamente normal. No dudaba en llevar la mano de Menou a su mejilla, incluso si esta estaba manchada de sangre… pero cuando pensó más detenidamente en el comportamiento de Momo, sus ojos se entrecerraron.

—No obstante, sigue siendo la misma de siempre.

Y así, su sentimiento de gratitud volvió a convertirse en irritación. El comportamiento cotidiano de Momo seguía siendo un problema.

—Hmph. En cualquier caso, cuando termine esta misión, tendré que echar un vistazo a las escrituras de Momo.

Menou refunfuñó para sí misma mientras se quitaba el delantal de su traje de mucama. Se quedó con un sencillo camisón negro.

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Había llegado el momento.

Tenía que salir del cálido momento creado por su ayudante, que le había permitido aliviar la tensión en sus hombros.

Menou salió de la iglesia por la puerta principal.

Entrecerrando los ojos ante el sol que se hundía en el horizonte, la Verdugo se deslizó a través la multitud de personas en la calle y se dirigió hacia el castillo real para localizar al Errante.

***

 

 

Colarse en el castillo fue una tarea sencilla para Menou. Había memorizado de antemano los planos y las rutas trazadas por Momo.

Ella procedió con meticulosa cautela mientras se infiltraba en el castillo vistiendo el traje de mucama. La información de Momo era amplia y casi perfecta, considerando hasta el patrullaje de los guardias.

Y mientras se adentraba en el castillo con cuidado de no llamar la atención, encontró la habitación más vigilada.

Bingo.

Sintiéndose agradecida por su talentosa ayudante, Menou ubicó a los guardias que vigilaban la sala desde la distancia y los eliminó discretamente con un encantamiento.

—Ahora…

Mientras recostaba en el suelo al último guardia inconsciente, Menou dirigió su atención a la sala que tenía como objetivo.

Ella se encontraba en una sección del castillo diferente a la sala que contenía al Errante. La parte más profunda del palacio real tenía bastiones en las cuatro direcciones, con un patio ajardinado en el centro. Convenientemente, los guardias vigilaban la habitación del Errante desde el ala opuesta al jardín.

Al haber sido construida para vigilar a los invocados, esa habitación tenía una muy buena vista del objetivo.

Menou se cruzó de brazos, pensado en cuál sería la mejor manera de infiltrarse en la habitación. Podría simplemente atravesar el pasillo y entrar por la puerta principal, pero eso le llevaría un poco más de tiempo. Determinando que la velocidad era lo más importante, fijó su mirada en el balcón al exterior de la habitación.

La Verdugo se agachó y sacó la daga que llevaba atada al muslo. La ornamentación en el mango no era sólo un adorno; eran crestas, un médium para conjurar.

Eligió una de las dos crestas grabadas en la daga y la cargó de poder.

Fuerza Guía: Conectar—Daga, Cresta—Conjurar [Hilo Conductor].

Un hilo ultrafino surgió del estampado de la daga.

—Hfft…

Exhaló con brevedad y arrojo la daga. Tal y como había planeado, esta se enroscó en la barandilla del balcón. El hilo emitía una luz tenue, pero gracias al sol poniente, era prácticamente invisible.

Menou enrolló el hilo alrededor de su mano varias veces para asegurarlo. El hilo era lo suficientemente resistente como para que fuera difícil de desgarrar incluso para alguien con un poder incrementado, por lo que podía soportar el peso de Menou sin dificultad. Tiró ligeramente de él para asegurarse de que podía apoyar su peso en la barandilla, luego incremento su fuerza física y saltó sin dudarlo.

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Colgada del hilo, Menou se entregó a la gravedad y se balanceó por el hueco.

***

 

 

Akari Tokitou suspiró mientras apoyaba su barbilla contra sus manos.

La habitación a la que fue conducida, en la que le habían indicado que descansara durante el día, era sorprendentemente lujosa.

Estaba llena de antigüedades de aspecto auténtico, que se utilizaban como muebles ordinarios. No había tecnología de punta, sino un peso y un significado histórico palpables—algo totalmente desconocido para una chica moderna como Akari. El majestuoso castillo por el que tuvo que pasar de camino a la habitación fue igualmente abrumador.

—Supongo que de verdad estoy en otro mundo…

Intentó murmurarlo para sí misma, pero no se sentía real en absoluto.

Iba caminando hacia la escuela cuando de repente se vio transportada a un mundo desconocido y recibió un fastuoso recibimiento. Todas las personas que había conocido a partir de ahí fueron amables con ella, pero Akari no tuvo una buena impresión de ellos.

De alguna manera, lo notaba: ellos deliberadamente decían justo lo que quería oír.

Parecía que hacían todo lo posible para evitar responder sus preguntas. Y, con toda seguridad, le ocultaban información importante. Aunque fueron capaces de entenderse, era como si no existiera una verdadera comunicación. Estas personas se esforzaban por ocultar sus sentimientos a Akari.

Así fue como ella supo que algo andaba mal.

Pero tampoco es que tuviera algún apego a su vida en Japón.

Ni siquiera un poco.

Cerró los ojos, recordando los acontecimientos de los últimos días.

Tanto en casa como en la escuela, no había una sola persona en la que pudiera confiar.

—Hff…

Akari dio un pequeño y entrecortado suspiro.

Este mundo podría ser diferente, pero ella seguía siendo la misma. Y no parecía que hubiera encuentros dramáticos en su futuro; de eso estaba segura.

Incluso en este mundo, nadie estaría de su lado.

La noche estaba cayendo.

¿Qué estaría haciendo si todavía estuviese en Japón en estos momentos?

Indago en sus recuerdos, pero después de los vertiginosos acontecimientos del día, apenas podía recordar la noche anterior.

Definitivamente, algo iba mal.

Desde el primer momento en que abrió los ojos en este mundo, algo dentro de ella se sentía mal. Los engranajes no encajaban. La frustración rechinaba en su pecho, resonando en un acorde disonante.

Si tan solamente pudiera tener algún tipo de encuentro fatídico que cambiara su vida.

—¿Qué me va a pasar…?

Akari no tenía ni idea de lo que le esperaba.

Antes de que se diera cuenta, el tibio atardecer se estaba convirtiendo en un cielo carmín oscuro. El sol se hundía tras el horizonte, lo que significaba la llegada de la noche. Este era un mundo diferente. Durante el día, sólo había un cielo azul ordinario, pero tal vez podría ver algo nuevo cuando salieran la luna y las estrellas.

¿Se daría cuenta de que estaba en otro mundo? Si de verdad llegaba a sentirse real, tal vez algo cambiaría.

La curiosidad pareció guiarla hacia el balcón.

—¿Huh?

En ese momento, una joven vestida de mucama aterrizó ligeramente en la barandilla del balcón, como si acabara de caer del cielo.

Era hermosa; su cabello castaño, tan claro que casi se fundía con el rojo del sol poniente, estaba recogido en una cinta ondulada. En cuanto Akari poso sus ojos en ella, sintió como si el tiempo se hubiera detenido.

Tick.


Sonaba como si los engranajes de un reloj estuvieran encajando en su pecho.

***

 

 

Por la forma en la que curvo sus ojos, parecía estar mirando el vacío.

—……

El inesperado encuentro fue tan sorprendente que incluso Menou se congeló por un momento en la barandilla del balcón.

Ni siquiera la experimentada Verdugo habría esperado que su objetivo saliera justo cuando ella llegó.

—¿Hwuh?

Y ni en sus sueños más locos, Akari hubiera imaginado que está recién llegada estaba aquí para matarla.

Con los ojos bien abiertos, parpadeó ante la visita inesperada.

—Er… ¿la puedo ayudar en algo, maid-chan…?

—No me llames así.

La pregunta le pareció absurda a Menou, incluso cuando recordó que aun llevaba el uniforme de mucama. Estaba claro que esta chica había vivido en la paz, si su total falta de miedo hacia un intruso evidente podía tomarse como una indicación.

Con sus pensamientos a mil, Menou se reincorporó rápidamente.

Intentando transmitir una impresión de urgencia, hizo que su voz sonara tensa y a la vez asustada cuando se dirigió a la chica pasmada.

—¿Eres tú la chica que fue convocada desde otro mundo?

—¿Huh? Oh, um, sí.

—¡Gracias a dios!

Menou ya había dejado fuera de combate a los guardias que vigilaban la habitación. Sabiendo que no sería escuchada, miro a la chica, analizando sus respuestas.

La joven llevaba un cintillo blanco sobre su bien cuidada cabellera negra, cuyos rizos le llegaban hasta los omóplatos. Sus ojos, oscuros y redondos (rasgos que indicaban que no era de la zona), hacían que su rostro se viera un poco juvenil, y llevaba un uniforme de marinera; uno de los atuendos característicos de una estudiante japonesa de preparatoria—una Errante.

Con toda seguridad, se trataba del objetivo de Menou.

Destacando debajo del camisón de su uniforme, sus pechos eran notablemente grandes. No era de extrañar que hubiera impresionado tanto al chico con el que Menou se había encontrado ese día.

Sin embargo, tampoco se podía ignorar la posibilidad de que fuera una doble u otro señuelo.

Menou la presionó con preguntas rápidas, sin dejar a la chica tiempo para pensar.

—¿A qué escuela ibas? ¡Año y numero de tu clase!

—¡¿Eep?! ¡Soy Akari Tokitou, del instituto Nishichou! ¡Primer año, clase tres!

Su respuesta salió con naturalidad. La información sobre Japón se mantenía estrictamente confidencial, así que, si ella hubiera estado actuando, habría sido una pregunta difícil de responder de inmediato.

Ni siquiera te he preguntado tu nombre, pensó, irritada.

Menou prefería evitar cualquier información que pudiera poner en riesgo la inversión emocional en el objetivo, ya que ella la asesinaría en su momento.

—Muy bien. ¿Akari Tokitou, huh…? Akari será entonces. Mi nombre es Menou.

Si logro responder a sus preguntas, eso significa que debe ser el verdadero objetivo. Ahora que Menou había aprendido su nombre, determino que podría usarlo para que bajara la guardia.

—Oh, vale. ¿Menou, cierto? Encantada de conocer–¿huh? ¿Por qué…? ¿Qué?

Debía ser confuso que le preguntaran por su número de clase en este mundo. Cuando los ojos de Akari se abrieron de par en par, Menou se acercó para mirarla a la cara.

Ella la tomo de la mano.

—Soy una miembro de Las Fausto. Vamos a sacarte de aquí, Akari.

—¿Fau–qué…? ¿Qué significa eso? Acabas de caer del cielo, ¿y ahora me vas a secuestrar?

—Estás siendo engañada por los nobles de esta nación.

—¡¿Quéee?!

Los quejidos de Akari se debatían entre la confusión y la perplejidad.

No era una mala reacción, pensó Menou.

No negó inmediatamente la afirmación de Menou de que la estaban engañando. Eso significaba que los nobles que habían invocado a Akari todavía no se ganaban su confianza.

—Escucha, Akari. La verdad es que había otro como tú.

—¿Otro…?

—Lo sé. No te lo dijeron… había otra persona que fue invocada aquí desde Japón; un chico. Se enteró de los planes de La Nobleza y huyó. Se liberó de sus perseguidores y consiguió escapar a la iglesia, pero para entonces, sus heridas ya no tenían remedio…

Menou puso una expresión grave y bajó la cabeza. Llegados a este punto, no tenía reparos en mentirle a sus objetivos.

—Pero en sus últimos momentos, nos habló de ti. No pudimos salvar al otro chico, ¡pero al menos te salvaremos a ti!

La historia estaba plagada de huecos por donde la vieras, pero sólo tenía que parecer coherente en el momento. Actuando de forma aún más urgente, Menou siguió adelante.

—Debes tener algún tipo de poder, ¿verdad? Esta gente está intentando utilizarte.

—S~Sí. Me dijeron algo al respecto y me hicieron probarlo unas cuantas veces, y… básicamente, puedo sanar las heridas de otras personas, o algo así. ¿Probablemente están tratando de aprovecharse de eso?

—Sí, precisamente.

Sin más, Akari le dio la información que quería:

su habilidad tenía que ver con la sanación.

Ya lo tengo, pensó Menou, pero no dejó que eso se reflejara en su perorata.

—Los nobles de esta nación no son buenas personas. Son miembros de la realeza que encontrarán la manera de sacar provecho de cualquier poder, incluso de algo tan suave como la capacidad de sanar. Así que tenemos que salir de aquí cuanto antes.

Akari se quedó sin aliento ante las palabras de Menou.

No necesariamente le tenía que convencer su historia, pero el sentimiento de urgencia fue tan palpable que simplemente se dejó llevar.

Confirmando este hecho, Menou le sonrió cálidamente.

—No te preocupes, Akari. Estoy de tu lado.

Por el otro lado, el de Akari era el evidente rostro de alguien que no podía seguir el ritmo de la situación.

De repente se sonrojó.

Algo de lo que dijo Menou debió de tocar una fibra sensible, porque sus ojos brillaron mientras sujetaba con firmeza la mano que le tendieron.

—De acuerdo. ¡Confío en ti!

Con eso, Akari se apartó de Menou y volvió a entrar en la habitación. Inmediatamente, Menou disipó su encantamiento de cresta. La daga, que había sido asegurada contra la barandilla, cayó directamente en la mano de Menou mientras el hilo desaparecía.

—Gracias. Haré todo lo posible para demostrar que soy digno de esa confianza.

Devolviendo la daga a la correa que llevaba en el muslo, Menou siguió a Akari por el balcón y entró en la habitación.

La razón por la que había engañado a Akari con sus melosas palabras era por precaución ante los poderes de la chica.

A diferencia de los caballeros, cuya fuerza y planes eran fáciles de deducir, incluso el Errante más inexperto podía albergar el potencial de destruir a Menou con una sola habilidad. Había demasiadas variables como para arriesgarse a luchar contra uno de ellos.

Por eso, siempre que Menou hacia contacto, fingía ser una aliada al principio.

Y ahora ya había aprendido la habilidad de este objetivo.

—Salgamos al pasillo.

—¡Okay!

Habiendo atrapado a su objetivo a través de esta breve conversación, Menou se puso delante de Akari y la condujo cautelosamente por el corredor.

Akari estaba casi completamente vulnerable. Incluso si Menou la atacaba de frente, no había forma de que esta Errante pudiera derrotarla. Y puesto que ahora sabía que su habilidad no podía ser utilizada para el combate, no había razón para demorarse más.

Al doblar una esquina mientras guiaba a Akari por el pasillo, Menou incremento sus poderes y saltó hacia arriba.

Cuando Akari dobló la esquina momentos después, no vio a Menou por ninguna parte, y de inmediato entro en pánico.

—¿Qué…? ¡¿Huh?! ¿Menou…? ¿Dónde estás–?

¡¿Eek?!

Desde la perspectiva de Akari, ella debió asumir que algo le había caído encima. Menou salto en cuanto escapo de su campo de visión, cayendo sobre los hombros de Akari con todo su peso.

Incapaz de sobreponerse al ataque sorpresa, Akari cayó al suelo boca abajo. Se oyó un doloroso crujido—ella debió de golpearse la frente contra el suelo—pero eso no le importó a Menou. Sujetó la cabeza de Akari con su rodilla, inmovilizando a la chica, y clavó su daga en la nuca de Akari.

Una persona normal moriría al instante antes de sentir el dolor, pero Menou todavía recordaba lo que había sucedido antes. Incapaz de negar la posibilidad de que el objetivo sobreviviera contra todo pronóstico, se alejó a toda prisa de un salto tras apuñalarla.

Fuerza Guía: conectar—

Como esperaba, sintió la activación de un poder, tal y como había sucedido con aquel chico.

Menou se mantuvo lo suficientemente alejada como para que Akari no se percatara de su presencia, y observó a la chica de cerca, con su escritura y su daga preparadas.

La chica había dicho que tenía poderes curativos. Ella podría intentar reponer su cuerpo al borde de la muerte.

S?T?¡?K???Pureza Conceptual [Tiempo]—

Cuando comenzó el encantamiento, la Luz Guía rodeó el cuerpo de Akari.

¿Qué está ocurriendo? Menou mantuvo la mirada fija en la formación antinatural de Luz Guía. Y mientras aguardaba con la respiración contenida, las partículas zumbantes gradualmente comenzaron a tomar forma, pasando del caos a un diseño increíblemente preciso.

Brillando en la oscuridad, las motas de luz habían adoptado la forma de un reloj de péndulo.

El tiempo mostrado fue el ahora.

Tick.

Ante los ojos de Menou, la aguja del reloj retrocedió.

Conjurar [Retroceso]

Un instante después, el reloj estalló.

La luz dispersa se desvaneció, haciendo que los ojos de Menou parpadearan… y entonces oyó una voz que provenía de donde había estado la luz.

—Oww…

Era Akari.

Estaba gimiendo, con los ojos lagrimeando por el dolor. Lo más extraño de todo es que no se estaba agarrando la nuca donde Menou la había apuñalado, sino que estaba frotándose la frente donde se había golpeado contra el suelo.

—¡¿Qué ha sido eso?! ¡Me ha caído algo encima!

¿Y dónde estoy yo–? Oh, ¡ahí estás!

Akari miró a su alrededor, todavía con los ojos llorosos, y se puso de pie cuando vio a Menou.

Lo único que pudo hacer Menou fue mirar en silencio mientras la chica corría hacia ella.

Bajo ninguna circunstancia podía considerarse esto como ‘sanación’.

Ni por asomo.

Ni siquiera había una cicatriz en la zona donde Menou la apuñalo. De hecho, la sangre que había empapado su uniforme de marinero también desapareció.

—¡¿Menou, estás bien?! Pensé que desapareciste, pero a lo mejor fue mi imaginación. ¡Bueno, da igual! ¡Mantengamos el paso!

—…sí.

Afortunadamente, Akari no parecía tener ni idea de la extrañeza que acababa de ocurrir.

Por lo que Menou podía decir, la conciencia de Akari parecía haberse recuperado justo después de morir. Tampoco mostraba indicios de estar mintiendo o actuando. No era imposible que Akari fuera incluso mejor actriz que Menou, pero de alguna manera esa teoría parecía poco probable.

Entre la Akari fanfarrona que tenía delante y el extraño encantamiento que Menou acababa de presenciar, se estaba formando una hipótesis en la cabeza de Menou.

Ni una sola herida. Resurrección. Y la Luz Guía manifestándose en la forma de reloj.

Parecía imposible… ¿pero y si su habilidad no tiene que ver con la sanación?

¿Y si en realidad es—?

—…la Pureza Conceptual del Tiempo?

—¿Hmm? ¿Dijiste algo, Menou?

—…nada.

Fue todo lo que Menou pudo hacer para evitar que su cara se contorsionara.

Una habilidad para entrometerse con el tiempo mismo. Akari debe haber retrocedido al tiempo antes de que Menou la apuñalara.

Una habilidad completamente ilógica. Una que evitaría que una persona muriera.

Lo que Menou tenía enfrente era una verdadera imposibilidad—pero se recompuso rápidamente.

—Me alegro de que hayas despertado. ¿Te sientes bien, Akari?

—Eh, s~sí. Estoy bien… ‘despertar’, ¿huh? ¿Dices que me desmayé?

—Sí. Te atacaron de repente… ahuyenté al atacante, pero siento no haber podido protegerte.

—¡No necesitas disculparte!

La expresión de preocupación y las palabras de Menou fueron suficientes para convencer a Akari de la falsedad de que se había desmayado.

—Gracias por salvarme… lamento ser una carga.

—Tampoco deberías disculparte. Soy una profesional–y tú eres la víctima aquí, ¿sabes?

Mientras Menou hablaba con Akari para mantener su confianza, pensó en qué hacer a continuación.

—Fuiste atacada porque yo no te protegí. Soy yo quien debería disculparse. Pero me alegro de que todo esté bien. Sigamos adelante. ¿Estás herida? Si lo estás, dilo.

—¡Sí, la frente me duele!

—Ah-ha-ha, ya veo.

Manteniendo su sonrisa, Menou le tendió la mano.

—Vamos a sacarte de aquí.

—¡Okay!

Por el momento, Menou no tenía forma de matarla.

En ese caso, no le quedaba más remedio que mantenerse cerca de ella hasta encontrar el método.

Tendría que mantener el control sobre la Errante y su Pureza Conceptual, vigilando que Akari no causara ningún daño ni siquiera por equivocación.

Además, tenía que hacerlo todo sin que Akari sospechara de ella.

—Oh, claro. Antes de escapar, ¿puedo decir una cosa, Menou?

—¿Qué pasa, Akari?

—Sé que puede sonar extraño que diga esto de la nada, pero… ya sabes, estoy muy feliz de haberte conocido.

—¿De veras?

—De veras. Por alguna razón… conocerte me hizo muy feliz. No sé por qué, pero sentía como si el tiempo se hubiera detenido desde que llegué a este mundo, y sólo empezó a moverse de nuevo cuando nos conocimos.

Aunque acababan de conocerse, Akari parecía tener un nivel de confianza casi excesivo en Menou. Sonrió ampliamente, apretando la mano de Menou.

—Me alegro mucho de haber venido a este mundo, Menou. No sé qué va a pasar aquí, pero me alegro de haberte conocido. Esto debe ser… ya sabes…

Akari agarraba la mano que hace no menos de un minuto enterró una daga contra su cuello.

—¡Creo que esto debe ser lo que la gente llama destino!

—…ya veo. Ciertamente, ¡no siente nada mal oírlo!

Menou sonrió. Mientras lo hacía, algo le punzó en el pecho. Ignorando su dolor, siguió interpretando el papel de sacerdotisa pura y noble; todo para que Akari no sospechara de ella.

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Ninguna de las dos sabía que este encuentro alteraría el futuro de ambas.

Y por eso mismo se sonrieron mutuamente, aunque no sabían nada de la otra parte.

—Yo también me alegro de haber podido salvarte, Akari.

—Sí, y yo me alegro de que tú me hayas salvado, Menou.

En ese momento, ni un alma comprendió el destino que esto les traería.

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