Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 13

Capitulo 4: Superar Todas Las Probabilidades Es Lo Que Hace Un Héroe

Parte 5

Había desarrollado todo lo demás reorganizando y ajustando Escala del Cielo. Si alguien más tuviera ese conocimiento, sería posible crear Forma Dragón, Cielo Este y Oeste, o un poder aún mayor sin las instrucciones de Zagan.

Esto, por supuesto, significaba que también sería posible desarrollar Fosforo del Cielo. Escala del Cielo era el núcleo mismo de los secretos del Archidemonio, después de todo.

Y, sin embargo, Zagan me lo concedió.

Él le había enseñado Escala del Cielo, no Fosforo del Cielo… y ahora entendía por qué. Había sido necesario. Él ya le había dado los secretos para desarrollar Fosforo del Cielo e incluso Anillo del Cielo por su cuenta.

El Campo de Nieve amplificado por el rugido de Foll se volvió negro.

Luego hizo que todo cayera sobre el dragón zombi. Fosforo del Cielo era una hechicería que devoraba todo el maná de su entorno para crear una llama eterna. Este espacio estaba dominado por el rugido de Foll y el maná desenfrenado del dragón zombi.

Había un suministro ilimitado de nutrición, lo que provocó que las fugaces volutas negras en el aire se encendieran como meteoritos y se estrellaran contra el dragón zombi. No había una forma real de describir el espectáculo que no fuera comparándolo con estrellas fugaces.

Innumerables agujeros se abrieron paso a través del cadáver. Ya se estaba derrumbando, habiendo perdido por completo su forma de dragón.

¡¿Aun?! ¡¿Por qué sigue moviéndose?!

Y, sin embargo, el maná siguió arrasando. Las tres Confesiones continuaron cortando y cortando, pero aun así no fue suficiente.

“No es bueno… Todos, huyan…”

A Foll no le quedaba nada bajo la manga. Y en el instante en que ese pensamiento cruzó por su mente…

“Siento llegar tarde.”

El sonido de innumerables aleteos anunció la llegada de un enjambre de murciélagos.

“¿Alshiera?”

“Foll. Lo tienes todo mal. Este poder, el poder de destrucción, se usa así”.

El vampiro apareció en el aire y colocó su mano sobre la de Foll. Los movimientos de Lluvia de Estrellas cambiaron repentinamente. Incluso después de atravesar el cadáver del dragón zombi, los meteoritos no se detuvieron. En cambio, convergieron en un solo lugar, justo sobre el corazón en el centro de todo el maná. Pero si ella hizo eso…

“No te detengas. Alshiera. ¡No puedo… suprimir esto…!”

Las bolas convergentes de Fosforo del Cielo comenzaron a devorarse entre sí, y todas y cada una de ellas comenzaron a hincharse. Foll sabía muy bien que eventualmente crecería hasta un tamaño que provocaría una devastación mayor que la autodestrucción del dragón zombi. Y, sin embargo, Alshiera no se detuvo.

“Está bien así. Los Fósforos del Cielos convergentes se volverán tan densos que ya no podrán soportar la presión y luego estallarán, como una estrella moribunda”.

Foll estaba asustado. Ahora sabía que este poder no debería existir. Incluso Zagan no había llegado a esta etapa… o tal vez lo había hecho, y simplemente no le había dado forma todavía. Independientemente, este poder fue capaz de destruir absolutamente todo en el sentido más verdadero.

“Por favor, no tengas miedo. Este es el poder para matar dioses que usé en mi batalla final. Estoy seguro de que serás capaz de manejarlo. Estoy segura de que podrás usarlo mucho mejor que yo.”

Foll miró el rostro de Alshiera y notó que su expresión no era la de un destructor aterrador. El vampiro se limitó a mirarla con el afecto y la confianza de un amigo, lo que detuvo los temblores de Foll.

Ya veo. Alshiera me lo confía…

A la niña no le quedaba mucho tiempo. ¿Qué clase de amiga habría sido Foll si ella no pudiera responder a su deseo en tales circunstancias? Con eso, Foll comenzó a controlar Lluvia de Estrellas por su propia voluntad.

“¡Todos, cúbranse! ¡Aléjense de aquí lo más rápido que puedas!”

Quizás Raphael podría decir lo que iba a pasar gracias a la sangre de Orobas. Prácticamente gritó sus órdenes a los demás. Todos obedecieron y rápidamente huyeron del dragón zombi. Después de confirmar eso, Foll miró a Alshiera y luego asintió levemente.

“Lluvia de Estrellas de Fósforo del Cielo”, dijeron las dos en conjunto.

Una luz negra estalló, pero no había en ella la ferocidad que Foll había temido. El color de la nada, el vacío simplemente se extendió hasta el cielo y se desvaneció en silencio, sin dejar absolutamente nada a su paso. El enorme dragón zombi, la tierra cubierta de vegetación e incluso la atmósfera habían desaparecido.

“¡Gah!”

Entonces sopló el viento. Se sintió como una explosión en la espalda de Foll.

No, esto es en realidad el viento que está siendo absorbido por el centro de la explosión.

Como quien había invocado Estallido de Estrellas, lo entendió. El mundo entero había desaparecido allí. Por eso todo a su alrededor estaba tratando de llenar el vacío.

Este es el poder que Alshiera poseía originalmente…

Cuando Alshiera se defendió en Atlastia, usó un poder similar al Fósforo del Cielo, o quizás uno incluso mayor que él. Ni siquiera había tenido a mano a sus Cazadores de Serafines, ya que había perdido ese poder precisamente porque había tratado de proteger a Foll.

Foll permaneció aturdida ante el tremendo espectáculo que tenía ante ella mientras Alshiera envolvía sus brazos alrededor de los hombros del pequeño dragón.

“Foll… Vamos a despedirlo”.

“¿Eh…?”

Una sola luz permaneció en el centro del lugar de la explosión. No era ni humano ni dragón, nada más que una pequeña esfera brillante. Incluso su contorno era vago, tan fugaz que parecía que el viento podría llevárselo. Y, sin embargo, Foll podía decir exactamente qué era.

“Pa… dre…”

Su cuerpo había sido aniquilado. Ni siquiera se suponía que le quedara su maná. Pero lo que quedó aquí fue el fragmento final del gran dragón, una pequeña bola que pesaba escasos veintiún gramos. Sostenido por Alshiera, Foll descendió suavemente hacia él y tocó la luz.

“Tan cálido…”

Podía sentir una suave calidez vertiéndose en ella. El padre de Foll la amaba al igual que Zagan y Nephy. Pudiendo confirmar eso una vez más, la chica logró responderle con una sonrisa.

“Yo también te amaba mucho. Adiós, padre.”

La luz parpadeó contra su pecho como si sonriera, luego se desvaneció.

“Adiós”, dijo Alshiera, todavía sosteniendo a Foll en sus brazos mientras apagaba la luz con una sonrisa fugaz.

***

Cuando las batallas entre los padres fallecidos y sus hijos llegaron a su fin, se desató otra pelea entre un padre y un hijo que nunca deberían haberse conocido.

“Amii, Ose, Caim, Vine, Ronove”.

El chico de ojos plateados balanceó su espada mientras decía los nombres de los Archidemonios. No debería haber una gran diferencia en el manejo de la espada entre ellos, sin embargo, los cinco Archidemonios estaban siendo abrumados.

O no… Supongo que esta es su fuerza original.

Incluso si tuvieran sus recuerdos de la vida, los títeres no eran capaces de extraer todo el poder que alguna vez tuvieron. Sin embargo, aquellos conocidos como héroes eran tipos problemáticos que tranquilamente ejercían más poder del que realmente poseían. El desencadenante de esto estaba en el corazón. Para decirlo claramente, la última clave para un héroe, lo que los convirtió en un verdadero modelo fue… agallas.

Cinco Archidemonios eran comprensiblemente suficientes para mantener ocupado al chico de ojos plateados, por lo que el sexto se apresuró con una espada lista.

“Tus movimientos son demasiado obvios, tonto”.

Zagan plantó su puño en el lado de la cara del Archidemonio, enviando su Hex Blade volando. El chico de ojos plateados lo atrapó con su mano libre.

“Tomaré prestado esto, Stolas.”

Ahora armado con una segunda Hex Blade, el chico de ojos plateados golpeó su propia espada, que había sido bloqueada en su lugar por los otros Archidemonios. Esto los dejó boquiabiertos, abriendo un camino. Su estilo realmente se parecía al de Kuroka.

“Cielo Oeste, Cielo Este”.

Con sus enormes guanteletes hechos de Escala de Cielo listos, Zagan corrió a través de la abertura. Aplastó a los Archidemonios que cargaban contra él con la palma de Cielo Este, luego rechazó al siguiente con Cielo Oeste. No importaba si intentaban bloquear con sus Hex Blades o no. Los Archidemonios golpeados por Escala de Cielo dejaron de moverse.

“Foras, Berith… y Aym.”

El chico de ojos plateados dividió en dos al tercer Archidemonio que saltaba sobre la espalda de Zagan.

“Bune, Ipos.”

Al derrotar a uno, dos más atacaron al chico de ojos plateados. Sus golpes de espada eran afilados y pesados. Al chico de ojos plateados le tomó todo lo que tenía para detenerlos con sus dos Hex Blades. Sin embargo, eso también expuso sus espaldas a Zagan.

“Fuera del camino.”

Zagan balanceó a Cielo Este, golpeando a los dos Archidemonios indefensos contra la pared. Como poseían los mismos ojos plateados, los dos podían leer los movimientos del otro con facilidad. Se acababan de conocer, pero este dúo de padre e hijo se entendían como camaradas que habían luchado al lado del otro durante toda su vida. Ahora, solo quedaba uno.

“¡Marchosias!”

El chico de ojos plateados cargó directamente contra Marchosias. Su oponente era el Viejo, el hombre que había reinado sobre todos los Archidemonios durante mil años seguidos. Se protegió de las dos espadas del chico de ojos plateados y contraatacó con habilidad con la espada para igualar.

Pero con los dos juntos…

Zagan se acercó con el Cielo Este y Oeste, junto con sus propios puños. Y, sin embargo, de alguna manera, Marchosias rechazó a Cielo Este y lo devolvió a Zagan. Afortunadamente, Zagan lo bloqueó con Cielo Oeste a tiempo.

“¡¿Crees que seguiré siendo atrapado por eso?!”

Marchosias no tenía suficientes manos para manejar más que Cielo Este y las dos espadas del chico de ojos plateados a la vez. Los puños de Zagan golpearon al anciano en la mandíbula, luego en el torso y luego en la cara. Llovió golpes sobre él como balas.

“Este no es el momento de buscar en otra parte”.

Con el enfoque de Marchosias forzado en los puños de Zagan, las dos espadas del chico de ojos plateados se cerraron y Marchosias ya no pudo detenerlas.

“¡Gah…! ¡Hgggh!”

A Zagan no le importaba si se enfrentaba al Archidemonio más grande que jamás haya existido. Nadie en la historia podría luchar contra dos Reyes de los Ojos Plateados a la vez. El chico de ojos plateados empujó hacia atrás el Hex Blade de Marchosias, creando finalmente una apertura definitiva. Encontrando su torso completamente abierto, Zagan condujo en Cielo Este.

¡Terminaré con esto aquí y ahora!

Zagan estaba a punto de perseguirlo, pero de repente, la espada del chico de ojos plateados le bloqueó el camino.

“¡No, sigue moviéndote! ¡Este no es tu campo de batalla!”

“¿Qué estas…?”

Zagan se dio la vuelta cuando los otros Archidemonios se pusieron de pie. Algunos de ellos estaban realmente fuera de combate, pero más de la mitad permanecieron intactos. Marchosias se había puesto de rodillas, pero ya estaba de pie nuevamente con su Hex Blade firmemente en la mano.

Incluso con dos Reyes de los Ojos Plateados presentes, derrotarlos a todos tomaría más de un minuto. Como tal, el chico de ojos plateados planeó enfrentarse a todos ellos solo.

“Puedes  decirlo,  ¿no? Se nos concedió el mismo cuerpo, poderes y recuerdos  que  poseíamos  originalmente,  pero  eso  es  todo.  Somos…

diferentes de los originales.”

Zagan no pudo responder. Era una pregunta basada en la noción del alma. Al final, si uno creara una persona con exactamente el mismo cuerpo y recuerdos de los muertos, ¿serían realmente la misma persona?

Si los pensamientos de una persona estuvieran compuestos por sus recuerdos, entonces la respuesta sería sí. Si uno reemplazara el original y los hiciera vivir la misma vida, seguramente podrían continuar con su vida sin que nadie a su alrededor sintiera algo fuera de lugar. Ni siquiera el original habría sido capaz de notar la diferencia.

Sin embargo, eso era solo si la persona en cuestión no lo sabía. Una vez que supieran la verdad, el duplicado fabricado se resentiría del original. No serían capaces de aceptar la verdad de su existencia.

Considere un caso en el que el original todavía estaba vivo. Incluso si los dos compartían los mismos recuerdos, no significaba que compartieran los mismos pensamientos. Y así, ninguno podía reconocer al otro como a sí mismo.

Por lo menos, el chico de ojos plateados no se reconoció a sí mismo. Quizás esta fue la razón por la que Shere Khan había masacrado a civiles inocentes a pesar de afirmar que quería salvar el mundo. Si los originales aún vivieran, los Nephilims se convertirían en un problema.

Entonces ya entiende…

Con toda probabilidad, había sentido algo fuera de lugar durante la batalla y terminó dándose cuenta. Tanto él como Zagan podían ver todo el flujo de maná, después de todo.

“Las cosas están bien ahora”, continuó el chico de ojos plateados mientras cruzaba espadas con Marchosias. “Pero a medida que pasa el tiempo, nos desviaremos lentamente de nuestro estado original. Dado que poseemos recuerdos falsos, no podemos llegar a nada. Así que… esto es suficiente.

Zagan no tenía el conocimiento necesario para responder adecuadamente a esa teoría. Entonces, en lugar de responder, sacó su pipa del bolsillo del pecho. Luego lo encendió descaradamente en medio del campo de batalla e inhaló profundamente como si grabara el sabor del tabaco quemado en su mente.

“Esta es… la primera vez que me siento tan seguro al dejar mi espalda a alguien en la batalla”.

Tener a alguien que entendiera cómo se movería y poder entenderlo de la misma manera fue realmente eufórico. No fue algo adquirido a través de constantes puñetazos como con Barbatos. No habían hablado, y no deberían haber sabido nada el uno del otro. Y, sin embargo, lo sabían instintivamente. Había sido tan placentero que podría llamarse sereno. Solo tal vez, eso era lo que significaba ser padre e hijo. Como tal, Zagan pudo hacer una declaración clara.

“No importa quién seas en realidad, puedo aceptarte como amigo”.

El chico de ojos plateados parecía sorprendido, y luego le dio a Zagan una sonrisa inocente acorde con su apariencia.

“Un amigo… Sí. Eso suena bien. Hasta que nos volvamos a ver, amigo… Y una cosa más. Si es posible, cuídala. Mi original… No, terminé empujando todas mis dificultades sobre ella.

Zagan no era tan ignorante como para no saber de quién estaba hablando.

Aunque es difícil de aceptar…

Aun así, ya había muchas pistas que insinuaban ese hecho. Probablemente solo no se había dado cuenta antes porque no quería aceptarlo.

“Hmph…” Zagan suspiró con una bocanada de humo. “No te preocupes por cosas tan frívolas”.

“Gracias mi amigo.”

Con eso, Zagan le dio la espalda.

“¡Archidemonio Zagan! ¡Por aquí!” Dexia gritó desde un pasillo. Ella había estado mirando la batalla con gran expectación todo este tiempo. “¡Apúrate! ¡Está empezando a colapsar!”

La batalla entre Zagan y los trece Archidemonios de la primera generación, así como la batalla entre el niño de ojos plateados y los Archidemonios restantes, había causado que los túneles se derrumbaran. Sin embargo, Zagan no aceleró el paso. Simplemente caminó como si estuviera reacio a separarse del hombre que muy bien podría haber sido su padre, o tal vez como si quisiera ver los últimos momentos del primer hombre al que llamó su amigo.

Incluso si eres falso, la mano que pusiste en mi mano estaba caliente.

Y cuando Zagan entró en el túnel donde Dexia lo esperaba, el camino detrás de él se derrumbó por completo.

***

“Maestro Shere Khan…” Dexia lo llamó por su nombre con labios temblorosos.

Al final del sombrío túnel, Shere Khan los esperaba en un espacio abierto que probablemente alguna vez fue rico en minerales. Estaba sentado con un pilar de piedra detrás de él, que aparentemente era algún tipo de dispositivo para la hechicería, donde se podía ver la figura de una Gremory petrificada.

“¿Debería decir ‘mucho tiempo sin verte’? Eres Shere Khan, ¿verdad?”

“En efecto. Soy… Shere Khan”, respondió, girándose lentamente hacia Zagan mientras su silla de ruedas crujía. Luego desvió la mirada. “Puedes… volver a mí, Dexia”.

“Eep…”

Sus palabras cargadas de maná volaron hacia Dexia. Un crujido resonó en el aire cuando el maná voló hacia él. Zagan lo había repelido con el puño antes de que la alcanzara.

“No intentes esa basura repulsiva. Ella vino aquí por su propia voluntad para oponerse a ti. No permitiré que pisotees esos sentimientos.”

Al igual que los otros Nephilims, Dexia obviamente había sido implantada con los medios para forzar su obediencia. Zagan lo supo desde el primer momento en que la vio. Por eso, lo primero que hizo después de declarar que la protegería fue preparar una forma de defenderla de tal dominación.

“No lo detendrá si ya estás siendo manipulado, pero bloqueará cualquier nueva orden que intente transmitir”.

Eso fue lo que le había dicho. Sería demasiado difícil intervenir con las órdenes existentes, por lo que era imposible devorar la hechicería para deshacerse de la orden que obligaba a los Nephilims a luchar también. Incluso Alshiera no había podido hacer nada hasta que se presentó una oportunidad ininterrumpida. Aun así, ser capaz de evitar nuevos pedidos fue más que suficiente. El equipo que le había dado a Dexia estaba armado con una barrera para rechazar incluso el maná de Shere Khan.

“Qué… desafortunado”, dijo Shere Khan con un suspiro. “Ella es en realidad… mi preciosa… subordinada”.

“Entonces…” Dexia comenzó con un murmullo. “¡¿Entonces por qué le hiciste eso a Aristella?! ¡Aristella dijo que no quería morir! ¡Lloró porque odiaba la idea de ser utilizada como una herramienta! ¡¿Entonces por qué?!”

“Puedo simplemente… rehacerla más tarde. Relájate”, respondió Shere Khan como si ese hecho fuera obvio.

Como siempre, la diferencia de sentido común entre los Archidemonios y los demás era demasiado grande.

“Maestro Shere Khan, ¿no lo sabes?” Dijo Dexia, hundiéndose débilmente en el suelo. “No hay reemplazo para el nosotros actual… Incluso si vuelves a hacer lo mismo, no nos salvarás a Aristella ni a mí”.

Lo mismo podría decirse de aquellos que ya habían sido rehechos. El Rey de los Ojos Plateados tampoco aceptó su yo actual como su antiguo yo. Entonces, realmente, esto tampoco era la salvación para ellos.

“Bien hecho. Tu voz salió espléndidamente”, dijo Zagan, dejando caer su mano sobre la cabeza de Dexia. Luego se paró frente a ella y le dio una calada provocativa a su pipa, y por alguna razón, Shere Khan entrecerró los ojos con nostalgia. Zagan no pudo leer el significado detrás de esa reacción mientras se dirigía en voz baja al Archidemonio.

“Estás retorcido”.

“Nunca pensé… que escucharía eso… de un Archidemonio”, dijo Shere Khan encogiéndose de hombros.

“Estás retorcido… pero tienes razón”, agregó Zagan. Dexia inmediatamente dudó de sus oídos, pero él la ignoró y continuó. “No sé lo que perdiste. Pero si era alguien cercano y querido para tu corazón, y había una manera de traerlo de vuelta, entonces hay que intentarlo. Eso es lo que significa ser humano. De hecho, estoy seguro de que yo haría lo mismo”.

Si alguna vez perdiera a Nephy o Foll, Zagan podría imitar las acciones de Shere Khan. No, definitivamente lo haría. Estaba convencido de eso, por lo que incluso si el hombre que tenía delante estaba retorcido más allá de toda esperanza, no podía negar su lógica. Por eso Zagan siguió hablándole en tono arrepentido.

“Si no nos hubiéramos conocido así, me hubiera gustado hablar sobre corregir tus métodos con una bebida o algo así”.

Habría repasado los problemas con el método actual y ayudado a buscar una alternativa mejorada. Incluso podría haber mejorado la calidad de los Nephilims. Al establecer tal método, ¿se habría llenado de una sensación de logro? ¿O tal vez una sensación de vacío?

Dejando a un lado si intentaría actualizarlo o no, no había muchas teorías que despertaran más la curiosidad de Zagan como hechicero que está. Estaba seguro de que se habría perdido en tal investigación.

“Ya veo…”, dijo Shere Khan con una mirada de sorpresa en su rostro.

“Kimaris me dijo… que tú… me entiendes”.

“Así es. Hoy ha sido un día de conocer gente que podría haber sido mis amigos”, reflexionó. Sin embargo, también fue un día lleno de despedidas dolorosas. “Tienes razón, pero desafortunadamente, tendré que pisotear tus sueños y estar a la altura de mi nombre como rey”.

Por eso no podía dejar a Shere Khan en libertad.

“El  sufrimiento de mis subordinados debe ser retribuido en especie. Realmente es desafortunado”.

“Yo también… lo encuentro… lamentable. Podrías… haber sido… mi principal amigo.”

Con esas palabras como señal, figuras comenzaron a aparecer de las sombras circundantes.

“El poder que usaste… para pasar… los primeros Archidemonios… fue espléndido. Los que están aquí… son los Archidemonios… de la segunda generación… en adelante…”

Había más de cincuenta de ellos alrededor de Zagan y Dexia. “A-Archidemonio Zagan…”, dijo Dexia, temblando al lado de Zagan. “No temas. Serás… rehecha también… junto con… mi amigo…” Zagan ladeó la cabeza al escucharlos, como si no entendiera.

“¿Qué estás diciendo? No tengo intención de convertirme en un Nephilim ni nada por el estilo.”

“¿Qué…?”

El sonido de una llama resoplando resonó en la habitación.

“¿Eh…?”

Cayó del techo. Una bocanada, luego otra. Los sonidos seguían bajando uno tras otro.

“Realmente me vendría bien un reloj. Será el regalo de cumpleaños de Nephy.”

“¿De qué estás hablando…?”

“Se acabó el tiempo”, dijo Zagan encogiéndose de hombros. “Les dije a mis subordinados que terminaría esto antes del atardecer. No puedo ver el sol desde aquí, pero supongo que ya es hora”.

Una bocanada, y luego otra. Los sonidos de los incendios que se formaban y caían del techo se multiplicaban sin cesar.

“Lluvia de Fósforo del Cielo de los Muertos que Lloran”.