Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 13

Capitulo 4: Superar Todas Las Probabilidades Es Lo Que Hace Un Héroe

Parte 4

 

 

Aun así, sin tiempo para disfrutar de su victoria, Shax acunó a Kuroka en sus brazos.

“¡Kurosuke! ¡Muéstrame tu herida!


Ahora que él lo mencionó, ella recordó haber sido cortada. Sin embargo…

“¿Eh?”

La herida era inesperadamente superficial. Su ropa se había desgarrado por completo, pero el corte en su piel no era tan profundo. De hecho, había sufrido más daño por la carga de estar dentro de Vacío que cualquier otra cosa. Kuroka luego desvió su mirada hacia la espada ceremonial que Andreaphus había dejado caer.

La espada se había partido hasta la mitad y lo que quedaba de su filo estaba cubierto de muescas, reduciéndola a nada más que un palo de metal. Durante su cruel cruce de espadas, Cielo Sin Cielo aparentemente había violado la espada bendecida por los elfos.

“Ha ha… Maldición, jefe, ¿cuánta defensa metiste en esta cosa?” Shax murmuró, hundiéndose débilmente en el suelo.


Nephy le había otorgado a su ropa el poder de la Armadura Ungida, y Zagan también había entretejido su hechicería defensiva en ella. Aliviado por ese hecho, la cara de Shax de repente se puso roja. Luego se quitó el abrigo con pánico y lo colocó sobre los hombros de Kuroka. Un latido después, descubrió exactamente por qué hizo eso. El hecho de que pudiera ver claramente su herida significaba que podía ver su piel.

“¡E-E-E-E-E-Está bien! La herida es superficial… ¡y nadie está mirando!”

“¡Yo-yo-yo-yo-lo sé! ¡Lo sé! ¡Así que no lo digas en voz alta!”

Los dos que habían puesto de rodillas al Archidemonio más fuerte estaban sonrojados y acurrucados en medio del campo de batalla. Ninguno de ellos notó el Emblema del Archidemonio flotando lejos de la mano derecha de Andrealphus detrás de ellos, ni notaron que los ojos de Kuroka se habían vuelto plateados durante su batalla con Andrealphus.

***

 

 

Más o menos cuando una batalla estaba llegando a su fin, Ginias estaba de pie con la espada lista, frente a su propia familia.

“Padre…”

Cuando Ginias se dio cuenta de su entorno, su padre no había estado en casa. El hombre siempre estaba inundado de trabajo, por lo que regresaba solo una vez al año más o menos.

El padre de Ginias era el gran hombre que se había desempeñado como arcángel principal y le había otorgado su propio nombre a su hijo. La única imagen de él que Ginias realmente conocía era su espalda silenciosa mientras dirigía a los Caballeros Angélicos. Pensando en ello, fácilmente podía contar cuántas veces habían hablado.

Sin embargo, en sus cumpleaños, incluso si no coincidían, siempre recibía un regalo de su padre. Cada vez que le escribía a su padre, siempre recibía una respuesta, incluso si había tardado algún tiempo. Sí, letras. Esa había sido la principal forma de comunicación de Ginias con su padre.

En esas cartas, su padre no era el gran Arcángel Principal; él era simplemente un hombre común, gentil y algo tonto. A menudo se había quejado de que su superior, probablemente el Papa de la época, le exigía exigencias irrazonables que le impedían disfrutar de sus licores favoritos.

Cada vez que Ginias tenía éxito en algo nuevo, su padre lo elogiaba hasta la luna. Cada vez que Ginias se sinceraba sobre sus problemas, su padre lo animaba con palabras incómodas, probablemente después de pasar mucho tiempo pensando en qué escribir. Rara vez se habían visto, pero Ginias realmente se sentía amado.

La última carta que había recibido estaba llena de frívolas conversaciones cotidianas. Su padre había escrito que después de que terminara su misión actual, podría tomarse un tiempo libre, para que los dos pudieran cenar juntos. Al final de la carta, había terminado con un “Te amo mucho”, como siempre lo había hecho.

Ginias cruzó espadas con el viejo Galahad. Apenas podía resistir después de envolver su espada en el viento de Raziel. Si su padre también estuviera empuñando una Espada Sagrada, esto ni siquiera habría sido una coincidencia. Sin embargo…

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“Padre. He llegado hasta aquí. Ahora empuño la misma espada que tú usaste una vez. Llegué al mismo estado que tú. ¡Yo… finalmente puedo estar a tu lado!”

Quería que su padre lo mirara. No quería que lo miraran a través de esos ojos huecos y manipulados. Quería que su padre lo viera correctamente.

“¡Ghhh! ¡Cierra tu boca ruidosa ya!”

Decarabia se liberó de la Confesión de Ginias y cargó desde un costado.

“¡Apártate! ¡Esta es una batalla entre padre e hijo!”

Ginias se giró y golpeó con el puño la cara de Decarabia. De alguna manera se estaba enfrentando al antiguo Arcángel Principal y a un antiguo candidato a Archidemonio al mismo tiempo, dejando en claro que Ginias no era el primero en la clasificación de los Arcángeles debido a su herencia.

“¡Oooooow! ¡Eso dolió, maldita sea!”

Sin embargo, Decarabia era un hechicero que incluso hirió la mano de Zagan. A pesar de que su pómulo se hundió, se regeneró en un instante y cargó contra Ginias nuevamente sin pausa.

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“¡Vuelve, Raziel!”

Ginias llamó a su Confesión, pero fue, desafortunadamente, un paso demasiado tarde. El puño de Decarabia se cerró sobre la espalda abierta de Ginias.

“Lo siento. Parece que me quedé dormido un poco.”

La mano de alguien atrapó su puño con absoluta facilidad. Tenía el mismo cabello escarlata y el mismo ojo izquierdo que Chastille, pero su ojo derecho era plateado y artificial. Había atrapado el puño de Decarabia con su mano derecha y empuñaba una Espada Sagrada en su izquierda. No llevaba ninguna Armadura Ungida y, en cambio, estaba vestida con ropa ceremonial desgarrada que revelaba las vendas que envolvían su cuerpo debajo de ellas. Era como si hubiera salido volando de un hospital.

“¡Stella!”

Sin querer, Ginias levantó la voz con deleite, pero notó que una mirada de desconcierto dominaba el rostro de Stella.

“¿Hermano mayor…?”

“¿Eh?”

¿Hermano? ¿Ella tiene un hermano?

Si estaba entre los Nephilims, eso significaba que ya estaba muerto. Stella clavó su Espada Sagrada en el suelo y levantó su flequillo, revelando su ojo plateado.

“No tú no eres. Él está aquí… entonces, ¿qué es esto?” Ella se preguntó. Luego miró a su alrededor y dijo: “Estos tipos son… Oh, eso es lo que está pasando. Eso es bastante cruel…”

Había lástima y lamento en sus ojos, una expresión de tristeza que Ginias nunca había visto en ella antes.

“Ginias. Ocúpate de ese. Tengo que luchar contra este”.

“Por favor, déjamelo a mí”.

La sonrisa lánguida de Stella hizo que el dolor atravesara el pecho de Ginias. Después de volverse para enfrentar a su enemigo una vez más,

Decarabia le dedicó una sonrisa demente.

“¡Una mujer! Oye, ¿eres fuerte? ¿Eres súper fuerte? ¡En ese caso, seré el más fuerte si te gano!”

Decarabia desató una feroz patada alta mientras su puño permanecía en su agarre, pero Stella no lo esquivó. Recibió un golpe directo en la sien, lo que hizo que la sangre brotara de su frente.

“Está bien… No tienes que ser el más fuerte. Eres más que lo suficientemente fuerte. Me protegiste adecuadamente.”

“¡No entiendo lo que estás diciendo!”

Decarabia pateó y golpeó y pateó y golpeó, pero Stella no mostró ninguna señal de intentar defenderse.

“Ya has hecho suficiente”, dijo, sacando su Espada Sagrada del suelo y clavándola en Decarabia. “Puedes descansar en paz. Ya no hay nadie aquí con quien tengas que pelear”.

Decarabia miró la Espada Sagrada en su estómago con curiosidad cuando Stella lo abrazó de repente.

“¿Eh…? Eso es raro. ¿Quiero ser el más fuerte…? Correcto. mi hermanita Tengo una hermanita. Quería volverme más fuerte. Quería que comiera buena comida, vistiera ropa elegante y viviera una buena…”

Stella sostuvo a Decarabia en sus brazos hasta que finalmente murió. La expresión de su rostro era demasiado pacífica para los últimos momentos de un loco. Y cuando Stella puso fin a las cosas, Ginias intercambió golpes con su padre.

¡Stella está pasando por una batalla tan dolorosa! ¡No puedo darme el lujo de montar un espectáculo vergonzoso!

Ginias pateó el suelo y puso todas sus fuerzas en un corte hacia abajo. El viejo Galahad atrapó el golpe y apuntó con su espada al suelo. Como resultado, la espada de Ginias se deslizó por el borde. Usando esa abertura, el viejo Galahad tomó represalias con un corte agudo y amplio. Era como si el ataque estuviera identificando la falla en la personalidad demasiado seria de Ginias.

“¿Cómo pongo esto? Ginias, tu espada es demasiado honesta. Es por eso que es fácil contrarrestarte.”

Ya le habían señalado eso muchas veces. Ginias retiró su espada y la bloqueó con la empuñadura.

“¡Aha! Bastante bien. Así es, puedes usar tu empuñadura para bloquear, ¿eh?”

Después de que le dijeran eso, a Ginias le habían alborotado el cabello bruscamente. Habiendo golpeado el sólido trozo de hierro que era la empuñadura de Ginias, el viejo Galahad saltó hacia atrás con un gemido.

“Aaah, no, no, no. No lo persigas solo porque tu oponente dio un paso atrás. Podrían estar atrayéndote.”

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Ginias se mantuvo firme y recordó su Confesión. Aprovechando esa oportunidad, el viejo Galahad le arrojó un cuchillo. Fue un truco astuto que uno no esperaría del símbolo de justicia que era un arcángel. Aun así, este ataque fue uno que le reprochó a Ginias, diciéndole que una pelea no se trataba solo de cruzar espadas de frente. Ginias repelió con calma el cuchillo y envió su Confesión. La enorme gran espada verde se dirigió sin piedad hacia el viejo Galahad.

“La confesión es fuerte y conveniente, ¿eh? Pero no pongas toda tu confianza en ello. Las personas como Zagan podrían esquivarlo fácilmente”.

Su oponente era el Arcángel Principal anterior, lo que significaba que probablemente había manejado una Confesión propia. En ese caso, ya estaba familiarizado con sus debilidades. Y tal como se esperaba, el viejo Galahad evadió el golpe de la Confesión con facilidad y sacó su espada.

Ginias respondió al golpe con su espada. Un fuerte sonido resonó y la punta de una espada rota giró en el aire. La Espada Sagrada Raziel se encontró firmemente plantada dentro del viejo Galahad, habiendo cavado su camino desde su hombro hasta su corazón.

“Padre…”

“Aaah… Qué espléndido. Realmente… te has vuelto fuerte…”

El padre tocó la mejilla de su hijo con una mano empapada en sangre.

“¡Padre! ¡Tu mente!”

“Tonto. ¿Quién llora así en medio de un campo de batalla?”

Ginias apretó los dientes, evitando que las lágrimas brotaran de sus ojos.

“Eso es mucho mejor”, dijo el viejo Galahad. “El que está delante de ti ahora no es tu padre. Él es tu enemigo. Cumpliste tu deber espléndidamente y derrotaste a tu enemigo. Infla tu pecho con orgullo”.

Con eso, su padre le sonrió por última vez. Después de acostarlo en el suelo, algo suave lo envolvió de repente.

“¿No te lo dije antes? No tienes que actuar tan bien educado.”

Fue Stella. Una vez que fue envuelto por sus grandes pechos, todo lo que había tratado de contener se filtró lentamente.

“Ese hombre… era mi padre…”

“Mhm”.

En el momento en que Stella apareció, la cabeza de Ginias se aclaró en un grado sorprendente. Y luego ella le había confiado esta pelea a él. Se las arregló porque quería estar a la altura de sus expectativas. Y, sin embargo, cuando ella actuó tan amablemente con él, ya no pudo contener las lágrimas.

“Quería… hablar más con él… Quería que él… me elogiara más… ¡Waaaaaah!”

“Mhm… Lo hiciste bien, Ginias”.

Ginias no pudo hacer nada más que aferrarse a Stella y llorar mientras dejaba caer su Espada Sagrada.

***

 

 

A medida que la batalla de los Caballeros Angélicos se acercaba a su conclusión, Foll estaba librando una batalla propia. La luz de la destrucción se acumuló una vez más dentro de la boca del dragón zombi.

“¡No te dejaré usar eso de nuevo!”

El Cazador de Serafines de Furcas borró la luz antes de que el dragón zombi pudiera desatarla. Incluso si el poder del aliento de un dragón fuera inmenso, podría detenerse en sus fases preparatorias. El que les había dado esa información era el hombre de ojos rasgados que corría debajo de ellos.

“¡Por favor, evita que vuelva a disparar! ¡Chico, mantén la distancia y prepárate para la próxima salva!”

Foll extendió sus alas y se deslizó frente a Raphael. Luego respiró hondo mientras Raphael la apoyaba en la espalda y le tendía su brazo artificial. Inmediatamente después de eso, dos luces intensas salieron disparadas. Las respiraciones de Foll y Orobas se mezclaron, superando la mera incandescencia y convirtiéndose en plasma. Sin embargo, cuando la luz se desvaneció, el dragón zombi aún estaba allí, pareciendo completamente sereno.

“¡Lo bloqueó con brujería!” Bato gritó.

A pesar de que había sido reducido a un simple muerto viviente, todavía le era posible ejercer su tremendo maná y ejercer la hechicería. No solo eso, sino que podría bloquear por completo las dos instancias de aliento de dragón. Los dragones tenían una tremenda resistencia a todas las cosas mágicas, lo que probablemente fue la razón por la que Bato hizo que Furcas se quedara atrás y se concentrara por completo en obstruir el aliento del dragón zombi.

“Los ataques a distancia no funcionarán”, dijo Bato.

“¡Entonces debemos atacarlo de cerca!” gritó Rafael.

No había más de cinco personas en todo el mundo que pudieran superar a Raphael en un combate cuerpo a cuerpo.

Pero Raphael no podrá llegar a él por su cuenta.

A pesar de que se había reducido a un zombi, este seguía siendo el dragón más grande del mundo. Incluso un Archidemonio no podría derrotar a un ser así solo.

“¿Combate cuerpo a cuerpo, dices? Ayudaré.”

Una voz familiar resonó en el cielo. Foll miró hacia arriba y vio a una chica con ambos brazos sujetos por su ropa.

“¿Levia?”

Ella era una de las subordinadas de Zagan. Foll había hablado con ella varias veces en las ocasiones en que había ido al Palacio del Archidemonio a jugar con Alshiera. Era una sirena como Selphy, así que le había dejado una gran impresión.

“Levia. Tienes tres minutos.”

“Lo sé.”

Dos personas cayeron del cielo. Uno era Levia, mientras que el otro era un hombre con correas de cuero que cubrían su rostro. Si Foll recordaba bien, este era Behemoth. De repente puso una llave en la cerradura del pecho de Levia y desató sus ataduras.

“¡Graaaaaah!”

Levia chilló cuando su cuerpo se transformó en algo surrealista. Se convirtió en un dragón con el largo cuerpo de una serpiente. Al igual que Behemoth se transformó en una bestia grotesca por la noche, Levia se transformó en esta forma durante el día.

“¿Eso es un dragón de mar?” Foll murmuró.

El dragón marino mordió la garganta del dragón zombi, golpeando el suelo al mismo tiempo. El dragón zombi cayó sin dudarlo, usando sus garras y cola para oponer una feroz resistencia. Sin embargo, el dragón marino se envolvió alrededor de su enorme cuerpo, apretándolo. Se podía escuchar el sonido de algo que crujía y se rompía, pero este dragón zombi podía ejercer la brujería.

“¡Esto no es bueno! ¡Vuelve!” Bato gritó.

Sin embargo, el dragón marino mantuvo su control. No era que ella no le estuviera prestando atención ni nada. Simplemente parecía haber perdido todo el control de sí misma.

“¡Levia! ¡Se acabó el tiempo! ¡Vuelve!”

Estos dos perdieron sus egos y se convirtieron en monstruos cuando los retuvo su maldición. El límite de Levia para pelear mientras mantenía la cordura era aparentemente de tres minutos. Behemoth corrió hacia ella, pero llegó un paso demasiado tarde. El dragón zombi dejó escapar un gemido profundo cuando un rayo salió de su cuerpo.

“¡Gah!”

El humo salió de todo el cuerpo del dragón marino mientras se derrumbaba en el suelo.

“¡Levia!”

Cadenas y correas envueltas alrededor de todo el cuerpo del dragón marino. Su cuerpo se encogió rápidamente y, en unos segundos, volvió a ser el Levia que Foll conocía demasiado bien.

“Lo siento… Eso fue lo mejor que pude hacer”.

“Está bien. Lo hiciste bien.”

Después de darle las gracias a Levia, Foll salió disparado por los aires justo encima del dragón zombi.

“Cielos… No seas tan imprudente”, le dijo Behemoth a Levia.

“Pero… yo quería ayudarla…”

“Bueno, entiendo por qué”.

Levia se retiró de la batalla en los brazos de Behemoth. El ataque abnegado del dragón marino no había sido en vano. El dragón zombi se puso en pie tambaleándose y agitó las alas con fuerza.

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“¡Mi señora! ¡Está tratando de tomar los cielos!”

“¡Lo sé!”

Si los ataques de largo alcance fueran ineficaces, entonces permitir que el dragón zombi simplemente volara significaría su perdición. Foll se abalanzó y desgarró sus alas con las garras del dragón negro. Hizo agujeros lo suficientemente grandes como para revelar el hueso, lo que hizo que las alas fueran incapaces de atrapar el viento.

Sin embargo, los dragones en realidad no usaban sus alas para volar en el sentido tradicional. Era un asunto diferente para un joven, pero las alas de un dragón eran simplemente demasiado pequeñas para mantenerlos a flote. Entonces, ¿cómo se elevó un dragón por los cielos? Lo hicieron creando un torrente de maná con sus alas y montando el flujo de maná en lugar del viento. Habiendo perdido un ala, el dragón zombi no podía levantarse del suelo. No solo eso, sino que perdió el control, enviando maná por los aires y desequilibrándolo. Sin embargo…

“¡¿Él saltó?!”

Con sus extremidades podridas, que estaban firmemente plantadas en el suelo, el dragón zombi montó el maná caótico y saltó en el aire. Si este gigante aterrizara, provocaría una destrucción inimaginable. Incluso evitar un golpe directo no ayudaría a uno a escapar de la onda expansiva y la tierra ondulante que seguiría. Incluso una Espada Sagrada o un Cazador de Serafines no serían suficientes para frenar tal impulso. Como tal, Foll se abalanzó hacia el camino directo del dragón zombi.

“¡Corre! ¡Foll!” Rafael rugió.

“No”, dijo Foll con un firme movimiento de cabeza. “Si no lo detengo, todos morirán. ¡Escala del Cielo!”

Levantó ambas manos e inmediatamente invocó la hechicería. No era Campo de Nieve, ya que Campo de Nieve no sería capaz de detener tal masa. Esta era Escala del Cielo en su forma original. No tenía forma definida. Era simplemente un escudo resistente.

“¿La brujería de Zagan?” Furcas dijo, sus ojos se abrieron como platos.

“¡Pero eso no será suficiente!” gritó Rafael.

El dragón zombi se estrelló contra la Escala del Cielo. El escudo absorbió su maná, fortaleciéndose en un instante, pero rápidamente se formaron grietas sobre su superficie. No pudo soportar el impacto. Sin embargo, Foll sabía que esto sucedería.

“¡Tres veces la Escala del Cielo!”

Tres capas del escudo invencible se superpusieron. El primero se hizo añicos, dispersando su maná, que luego fue absorbido por la segunda y tercera capa, fortaleciéndolas más allá de sus límites iniciales.

“¿Puede aguantarlo…?” Rafael murmuró.

El segundo escudo se hizo añicos. Solo quedaba el tercero, pero este se fortaleció con el maná de los dos anteriores. El descenso del enorme dragón pareció detenerse, pero tampoco estaba simplemente esperando llegar al suelo.

“¡Graaah!”

Una enorme garra, con los huesos expuestos a través de la carne podrida, se estrelló contra Escala del Cielo. El escudo ya había llegado a sus límites, por lo que las grietas ahora cubrían toda su superficie.

“¡Foll! ¡Eso es suficiente! ¡Hemos escapado!”

Raphael y los demás habían logrado retirarse.

Pero no lo hare a tiempo.


Incluso si de alguna manera escapara de la zona de impacto, el dragón zombi la perseguiría. Foll ya no tenía forma de escapar. Como tal…

“¡No! ¡Enfréntalo de frente, milady!”

Sí. No tuvo más remedio que enfrentarse a su enemigo de frente. Un segundo golpe destrozó el último escudo. Para entonces, Foll había cerrado el puño con fuerza y lo había lanzado. Esta no era la garra del Dragón Negro Marbas. Era su propio puño, uno que le enseñó Zagan.

Incluso como un dragón joven, tal vez le hubiera sido posible escapar regresando a su forma original. Independientemente, Foll eligió permanecer en su ser humano.

¡Esto es lo que soy ahora!

Su pequeño puño chocó con la garra del dragón zombi.

“¡Graargh!”

El impacto voló el enorme cuerpo del dragón zombi en el aire una vez más. Foll agitó las alas y voló por encima de él. Luego juntó sus manos y puso toda su fuerza en golpearlo en la espalda, enviándolo a estrellarse contra el suelo y destruyendo la llanura abierta. Sin embargo, el muerto no sentía dolor, por lo que rápidamente se levantó y cargó luz en su boca.

“¡No te dejaré!”

El Cazador de Serafines de Furcas obstruyó el ataque de aliento una vez más.

“¡Chico! ¡¿Cuántos tiros quedan?!”

“¡Dos más!”

Furcas ya había disparado cinco veces desde que apareció. El Cazador de Serafines poseía un poder escandaloso, pero estaba limitado por la cantidad de veces que podía usarse. Por lo tanto, no podía permitirse el lujo de desperdiciar un solo disparo.

“¡Graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!”

El dragón zombi desató un rugido ensordecedor. Era el canto de alguna hechicería distorsionada.

“Ah…”

Foll podía ver Nimbus, la hechicería de aniquilación de área amplia que había utilizado para reprimir un ejército de ocho mil, desde su punto de vista en el cielo. Se extendió en los cielos sobre el campo de batalla, envuelto por maná siniestro.

“¡No te dejaré!”

¿Por qué Foll había elegido este campo de batalla? Por supuesto, había querido darle a Chastille la oportunidad de ir a salvar a Nephteros, pero esa no había sido una razón para quedarse.

Aquí es donde la mayoría de la gente podría morir.

Y si la gente moría, Zagan y Nephy se afligirían. Por eso había decidido venir aquí.

“¡Por favor! ¡Campo de Nieve!”

Fragmentos de luz bailaban sobre el campo de batalla. Desafortunadamente, fueron demasiado fugaces para detener por completo la lluvia de destrucción. Sin embargo, la hechicería desarrollada por el bien de Foll se extendió por todas partes para cubrir toda el área. Y así, la luz se derramó. Los pétalos protectores repelieron resueltamente los rayos a medida que venían, pero no fue suficiente para bloquearlos a todos.

“¡Baila! ¡Gabriel!”

“¡Giro! ¡Sandalfón!”

Un vórtice de agua y aire helado voló desde el suelo. Chocando entre sí, crearon un bloque de hielo que captó la luz que había pasado por el Campo de Nieve de Foll. Este fue el trabajo de los hermanos Juutilainen. Foll no los conocía, pero eran Arcángeles que poseían Espadas Sagradas. Ellos habían sido los que captaron el flujo de la batalla y protegieron a los otros Caballeros Angelicales.

El dragón zombi ahora estaba inmóvil, con su hechicería bloqueada. El primero en aprovechar ese hecho no fue otro que Raphael.

“¡Vamos! ¡Orobas!”

Cabalgando sobre un caballero en llamas, rápidamente se acercó al dragón zombi.

“¡Graaawr!”

Raphael se encontró con la garra delantera restante del dragón zombi mientras sostenía su brazo artificial.

“¡Reduce a cenizas—Orobas!”

Rafael desató el aliento de un dragón de su brazo. Incluso si técnicamente era un ataque de largo alcance, lo disparó a quemarropa, atravesando la pierna del dragón zombi. Con eso, ambas patas delanteras del dragón estaban fuera de servicio. Aun así, no prestó atención al daño y chasqueó sus enormes mandíbulas contra el caballero en llamas. La Confesión clavó su espada en las fauces abiertas, pero no pudo evitar que los colmillos lo perforaran.

“¡Rafael!” Foll gritó.


En ese momento, Raphael ya estaba en el cielo.

¿Usó su Confesión como señuelo y saltó?

Llamas de purificación envolvieron su Espada Sagrada.

“¡Orobaaaas!”

Clavó su Espada Sagrada en la frente del dragón zombi. Después de eso, toda la luz se desvaneció de los ojos huecos del dragón y dejó de moverse por completo. No fluyó sangre del cadáver ya muerto. Su enorme cuerpo simplemente se desplomó en silencio, estirándose lastimosamente sobre el campo de batalla.

Foll había creído una vez que este anciano era el objetivo de su venganza y había tratado de matarlo. Y aquí y ahora, definitivamente había matado a su padre.

“Rafael…”

Sin embargo, ella no sintió ira. Después de todo, el anciano que había asesinado a su preciado amigo derramó lágrimas de tristeza en silencio. Sin embargo…

“¡Todavía no! ¡Todavía hay algo en eso!” Bato gritó.

Él estaba en lo correcto. Este fue el as en la manga de Shere Khan para lidiar con Alshiera. El tamaño puro no fue suficiente para obstaculizar a esa chica. Tenía que haber algún otro tipo de trampa. Al mirar más de cerca, notaron que una luz destructiva salía del cuerpo del dragón zombi.

“¿Qué es esto…?”

“¡Se está autodestruyendo! ¡Termina, rápido!” Bato gritó.

La tensión se disparó en el campo de batalla. Incluso si ahora no era más que un cadáver, todavía era el cuerpo del Dragón Sabio Orobas. A pesar de haber sido reducido a un estado tan horrible, poseía maná más allá de la comprensión humana. Si eso se volviera salvaje y explotara, ¿cuánta destrucción causaría? Esto ya no era solo una cuestión de amigo o enemigo. Kianoides, y tal vez incluso mucho más, estaba a punto de ser reducido a un enorme agujero.

“¡Confesión—Metatrón!”

Rafael reformó su Confesión y acuchilló el cadáver. Sin embargo, era demasiado grande. Lo que es más, el maná desenfrenado mantuvo la espada alejada de su marca.

“¡Tch! En ese caso, quémalo hasta las cenizas: ¡Orobas!”

El aliento del dragón perforó un agujero a través del cuerpo, pero no detuvo el maná desenfrenado.

“¡Gah!”

“¡Rafael!”

Rafael tosió sangre y cayó de rodillas. La sangre del dragón comió su cuerpo. Había usado demasiada de su fuerza.

“¡Uoooh!” Furcas gritó mientras corría. El Cazador de Serafines afeitó parte del maná desbocado, pero eso no fue suficiente para alcanzar el cuerpo del dragón zombi. “Sólo uno más…”

Si usaba su última bala ahora, sería un desperdicio. Sin embargo, estos tres no fueron los únicos en este campo de batalla.

“Confesión Angelical: ¡Raziel!”

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“Confesión Angelical: ¡Zachariel! ¡Con una pequeña onda antípoda!”

Eran Ginias y Stella. Habiendo terminado sus propias batallas, formaron sus Confesiones y cargaron contra el dragón zombi. Tres Confesiones atacaron al unísono desde todos los lados, pero aun así, ni una sola espada alcanzó su objetivo.

“¡¿Incluso esto no es suficiente?!” gritó Rafael.

Las tres Confesiones definitivamente se abrían paso lentamente a través de la pared de maná, pero no lo lograrían a tiempo. El maná desenfrenado alcanzaría su punto crítico mucho antes que ellos.

Foll extendió sus alas y se elevó a los cielos, descendiendo en picado hacia el cadáver.

“Mi señora, ¿qué está—?”

“Campo de Nieve Escala del Cielo”.

Pétalos de luz pura rodearon al dragón zombi. Foll luego extendió sus brazos y en silencio tembló sus labios.

“Eco Divino”.

El mundo tembló sin un sonido. El rugido del Dragón Negro Marbas y Foll resonó dentro del Campo de Nieve. La onda de choque sacudió todo dentro de su alcance y aplastó el maná en expansión, condensándolo.

¡Pero todavía no es suficiente!

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No importa cuánto de la capa exterior de maná eliminó, el furioso horno dentro del cadáver no se detendría. Foll sostuvo ambos brazos hacia adelante y apretó los puños con fuerza como si fuera a aplastar el mismo cielo.

“Lluvia de Estrellas de Fósforo del Cielo”.

Este no era el Fósforo del Cielo de Zagan. Era uno que Foll había creado ella misma, uno que solo ella podía usar. Zagan le había enseñado los fundamentos, pero eso era todo. Le había dado libremente a sus propios subordinados este poder en la forma del tifón de Kimaris y el golem de Gremory.

Les había dado una espada capaz de matar incluso a un Archidemonio, pero nunca les había enseñado los fundamentos.

Nunca les había enseñado la Escala del Cielo, el punto de origen. Eso fue porque había sido el punto de partida de Zagan.

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