Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 13

Capitulo 1: Nadie Quiere Pelear Una Batalla Perdida

Parte 3

Esta crisis podría verse como la mejor oportunidad para tomar la cabeza de Shere Khan.

“Así es como será”, dijo Zagan, cambiando su enfoque nuevamente. “Dexia, tu papel es guiarme a Shere Khan. ¿Supongo que eso no será un problema?”

En cierto sentido, este fue el punto de apoyo de toda la batalla. Cargada con esa tarea inesperadamente pesada, Dexia tragó saliva, pero aun así asintió resueltamente.

“Si eso es lo que se necesita para que salves a Aristella, entonces lo haré”.

“Si está viva, haré todo lo que esté a mi alcance para rescatarla”.

En realidad, era extremadamente improbable que Aristella estuviera viva. Incluso Alshiera había dicho que era demasiado tarde y trató de acabar con ella. Su decisión significaba que Aristella estaba más allá de la salvación. Sin embargo, la única opción de Dexia ahora era aferrarse a Zagan.

Al verla empujada a tal rincón, Raphael dejó caer su mano sobre su cabeza y dijo: “Mi señor ha declarado que la salvará, por lo que no hay necesidad de preocuparse”.

“¿Eh? G-Gracias…”

Dexia estaba desconcertada por la amabilidad detrás de la cara aterradora de este hombre.

Oh sí, estos dos se han conocido antes.

Dexia aún no se había dado cuenta, pero cuando Raphael se coló en el tesoro de Raziel, se disfrazó de Valefor y entró con Dexia. Al contrario de su apariencia brusca, Raphael era indulgente con los niños. Zagan forzó una sonrisa forzada en su rostro al recordar eso.

Alshiera había juzgado que Aristella no podía salvarse, pero esa era solo su opinión. No importaba en qué estado se encontraba, mientras siguiera con vida, había formas de resolver las cosas.

Zagan buscó desesperadamente el poder por el bien de la supervivencia… y sus habilidades adquiridas obviamente podrían aplicarse a otros. Sin embargo, eso también significaba que tenía que ignorar a un ejército de diez mil y distanciarse de Kianoides, razón por la cual necesitaba a alguien que protegiera a sus subordinados.

“Rafael. Te estoy confiando el mando de Kianoides. Los Caballeros Angelicales probablemente serán los que tomen el frente. Eres el único que puede hacer que ese lote funcione con nuestros hechiceros. Muéstrame la reputación de esta Facción de Unificación tuya…”

“Todo es como quieras, mi señor”, respondió Raphael con una reverencia.

“Shax. Debes trabajar bajo el mando de Raphael y tratar a los heridos. Estoy seguro de que habrá montañas de bajas que manejar. Siéntase libre de ordenar cualquier personal que necesite a su propia discreción. Evita que tantas personas mueran como puedas”.

“Entendido, jefe”.

Shax también era un hombre. Sabía que sería desagradable de su parte seguir quejándose, así que se rindió.

“Y una cosa más—”

Las siguientes palabras de Zagan hicieron que la cara de Shax se contorsionara. Esto tampoco se limitó a él. Tanto Raphael como Orias reaccionaron claramente. Después de todo, era el problema más problemático que tenía entre manos.

Si Zagan fuera Shere Khan, enviaría esa “pieza” a Kianoides en ausencia de Zagan. Si se usa junto con el ejército, podría pisotear la ciudad a su antojo. Los únicos que podían lidiar con eso eran Shax y Kuroka. Esos dos eran piezas preciadas en el tablero de Zagan, muy parecidos a los ases que Shere Khan había preparado para la batalla que se avecinaba.

“Jefe…”, dijo Shax con un movimiento de cabeza. “Sabes que no puedo permitir eso”.

“Independientemente de lo que quieras, aparecerá ante ti. Y no necesitas que te diga qué hará Kuroka cuando lo haga, ¿verdad?”

“P-Pero… tienes que tener otras formas de lidiar con eso”.

Shax suplicó clemencia, pero Zagan le planteó su decisión.

“Te he otorgado poder… y ahora te digo que hagas esto porque creo que puedes manejarlo”.

Si no, le ordenaría a Shax que se encerrara en el Palacio del Archidemonio y no diera un solo paso.

No sé cómo valora Shere Khan a su discípulo, pero Shax ha desarrollado la fuerza suficiente para rivalizar con un Archidemonio.

Esa era la creencia de Zagan, y Naberius también lo había reconocido. Por lo tanto, necesitaba que Shax hiciera un trabajo proporcional a esa evaluación. Raphael tenía una mirada bastante severa en su rostro ante la mención de Kuroka, pero aun así mantuvo sus emociones bajo control antes de unirse.

“Mi señor te ha reconocido. Demuéstrame que él no está haciendo demasiado de ti.”

¿Qué tipo de emociones había detrás de sus palabras? Durante los últimos meses, Raphael había intentado matar a este desvergonzado en innumerables ocasiones por andar con la ropa interior de su hija.

Después de un rato, Shax asintió y dijo: “Entendido, jefe”.

Estaba haciendo la cara de un hombre que había reunido su determinación.

“Entonces vete. Y date prisa con la retirada. Deja todo lo que no necesites atrás”.

“Como tú quieras.”

“Entendido.”

Los dos asintieron y comenzaron a irse, pero Shax de repente se detuvo en seco y se dio la vuelta.

“Jefe. Entiendo nuestros roles en esto, pero ¿qué planeas hacer con Kimaris?”

Esa era una pregunta obvia. Zagan no le había informado de nada más allá del hecho de que Shere Khan probablemente había atraído a Kimaris. Aun así, sacudió la cabeza como si no fuera gran cosa.

“No te preocupes por él. Puedo imaginarme el guion que Shere Khan ya ha escrito”.

Las amenazas de Shere Khan a Kimaris y cómo actuaría en respuesta estaban dentro de las expectativas de Zagan.

“Pero…”, murmuró Shax, todavía luciendo un poco deprimido por la idea.

“Te digo que no te preocupes. Incluso les doy una segunda oportunidad a los villanos que no conozco, así que ¿realmente crees que no mostraré a mis subordinados la misma cortesía?”

Con eso, Shax finalmente pareció aliviado.

“Estoy muy contento de que seas mi jefe”.

Y así, Shax y Raphael abandonaron la sala del trono para iniciar la evacuación del castillo.

Con Shax y Raphael fuera, Zagan finalmente se giró para mirar a Orias.

“Lamento haberte hecho esperar, Orias”.

“Mmm… Escuchémoslo”.

Zagan respiró hondo y luego dijo: “Permíteme comenzar con mi conclusión. No tengo forma de salvar a Nephteros.”

Un crack resonó en el aire. Una vez que ella lo afirmó, Nephteros era sin duda la hija de Orias. Y, obviamente, no había padres que pudieran mantener la calma después de que les dijeran que no se podía salvar la vida de su hija. Zagan aceptó su ira mientras continuaba.

“No tengo medios para salvarla yo mismo, pero tengo una idea de cómo se puede hacer”.

“¿Es decir…?”

Orias al menos mostró paciencia para escucharlo.

“Bueno, nunca esperé que las cosas llegaran tan lejos, pero ya sabía sobre el peligro inminente para su cuerpo. Hemos estado actuando para salvarla desde entonces”.

“¿Nosotros…? ¿Significa que hay otros, entonces?”

“Sí. Realmente no se puede contar con uno de ellos, pero creo que el otro es lo suficientemente confiable”.

Honestamente, fue difícil para Zagan aceptarlo, pero no tuvo más remedio que admitirlo. No pudo contener un suspiro cuando mencionó su nombre.

“Alshiera… Ella puede salvar a Nephteros”.

“¿No se fue después de declarar que mataría a Nephteros?” Orias afirmó, señalando lo obvio.

Zagan asintió y luego respondió: “Ella ya luchó con el ‘Nephteros’ poseída por Azazel. El monstruo ejerce un poder aterrador, pero Alshiera lo abrumó con una fuerza aún mayor. Si Alshiera no hubiera tenido expuesta su vieja herida, habría matado a Nephteros en el acto.”

“Entonces…”

“Eso parecía, pero parece que le falta talento para actuar”.

“¿Hm…?”

Alshiera era un verdadero maestro de la batalla. Había dejado a su oponente indefenso en un instante, como si le estuviera enseñando a Zagan cómo pelear, y luego, descaradamente, fingió apresurarse para llevar las cosas a una conclusión antes de dejar que su oponente se escapara. Incluso un idiota podría decir lo que realmente sucedió allí.

Durante el incidente con Aristella, Alshiera no había mostrado apertura alguna al poner fin a las cosas. Habiendo dicho eso, su actuación hizo que la sangre de Zagan se helara durante el incidente con Nephteros, casi engañándolo en el momento. En lugar de burlarse de su talento, hubiera sido más apropiado decir que su guion simplemente había sido malo.

“Ella todavía no ha renunciado a salvar a Nephteros”, declaró Zagan con confianza.

“Ya veo. Entonces, ¿esas últimas palabras de ella fueron simples tonterías?”

Zagan negó con la cabeza y respondió: “No. Ella no recurriría a eso. Era un mensaje para que le echara una mano. Así es como lo interpreté”.

“Hmm… Si ella declara que la matará, incluso si sabes que es una mentira, no tendrás más remedio que hacer todo lo que puedas para proteger a Nephteros. Entonces… ¿ella necesita algún tipo de ayuda?”

La ira de Orias finalmente se desvaneció. El Archidemonio escuchó en silencio mientras Zagan ofrecía sus observaciones.

“Bifrons también persigue a ‘Nephteros’. Además, ‘Nephteros’ propaga la destrucción indiscriminadamente. No puedo permitir que mi cuñada se ensucie las manos así. Y, sobre todo, si continúa ejerciendo ese poder, su cuerpo no resistirá. Como tal, incluso Alshiera no puede manejar esto por su cuenta”.

“En otras palabras, ¿me estás diciendo que vaya a proteger a Nephteros?”

En lugar de asentir, Zagan simplemente se levantó de su trono y se arrodilló ante Orias.

“Sé que esta es una solicitud bastante irrazonable, pero por favor protege a Nephteros. No puedo permitir que muera antes de que aprenda sobre el amor.”

“Levanta tu cabeza. Ella es mi hija, por lo que es obvio que yo, como su madre, le daré una mano para salvarla. No hay necesidad de que te rebajes.”

“Nephy”, dijo Zagan, volviéndose hacia su novia.

“¿Sí, Maestro Zagan?” ella respondió con un asentimiento digno.

La fuerza de Nephy también fue necesaria para salvar a Nephteros, pero el orgullo de Zagan no le permitió ordenarle que entrara en batalla. Sin embargo, tampoco creía que dejarla fuera sea la elección correcta. Se sintió profundamente en conflicto mientras rebotaba entre priorizar el orgullo de un hombre y el deber de un rey. Al ver el conflicto dentro de él, Nephy mantuvo una expresión firme y esperó a que hablara.

“……”

“……”

“… Gh”.

Los dos mantuvieron este concurso de miradas por un tiempo, pero finalmente, Zagan desvió la mirada.

“¿P-Por qué te sonrojas?” preguntó Nephy.

“N-No malinterpretes. Estaba simplemente encantado por lo noble que te veías. No estaba pensando en nada malo, ¿de acuerdo?”

“¡¿Eh…?! E-Es preocupante si actúas así en un momento así… P-Por favor hazlo… cuando estemos solos…”

A medida que los dos comenzaron a actuar cada vez más nerviosos, se dieron cuenta de que Orias y Foll los miraban con miradas tibias, mientras que Dexia parecía completamente perpleja.

“Um, no me importa. Ustedes dos pueden continuar como quieran”, dijo Orias para consolarlos. Pero en cambio, eso solo les hizo sentir una vergüenza insoportable.

Zagan y Nephy se aclararon la garganta y enderezaron sus posturas.

“Nephy. Ve con Orias para proteger a Nephteros”, dijo Zagan. “Su cuerpo está cerca de su límite. Eres necesaria.”

“Ciertamente”, respondió Nephy de inmediato, sonriendo como una f flor floreciente todo el tiempo. “Definitivamente la salvaré y la traeré de vuelta”.

Zagan fue incapaz de ocultar su desconcierto ante su reacción.

“Uhhh, es… un papel peligroso, así que…”

“Lo sé. Ha llegado a confiar en mí en un momento tan serio, Maestro Zagan. ¿Cómo podría ser otra cosa que feliz?”

“Cierto… Ummm, cuento contigo”.

Con eso, las orejas puntiagudas de Nephy se pusieron rojas hasta las puntas mientras sus ojos se movían inquietos.

“Um, Maestro Zagan. No pretendo que esto suene como un pago de ningún tipo, pero tengo una solicitud”.

“¡M-Mmm! Pide lo que quieras.”

¿Fue esta, quizás, la primera vez que Nephy le rogó algo? Zagan comenzó a sentir una extraña sensación de anticipación acumulándose dentro de él.

“Si es posible…”, comenzó Nephy, con las mejillas todavía teñidas de rojo, “Me gustaría que terminaras esta batalla en tres días”.

La solicitud que hizo, con una expresión como una doncella enamorada en su rostro todo el tiempo, no fue fácil de cumplir ni siquiera para un Archidemonio. El sol ya se estaba poniendo, marcando el final del día actual.

La batalla probablemente comenzaría al amanecer. Tomar la cabeza de Shere Khan, destruir un ejército de diez mil y salvar a Nephteros realmente no se podía hacer en tres días. Olvídese de un Archidemonio, era imposible incluso para un dios, un dragón o Alshiera.

Ahora que lo pienso, Alshiera dijo que no le queda mucho tiempo…

Los puntos comenzaron a conectarse en la cabeza de Zagan.

Ya veo. Nephy quiere arreglar las cosas antes de que termine la vida de Alshiera.

Era una chica tan amable al prestarle tanta consideración a ese vampiro egoísta. ¿Qué clase de Archidemonio sería si no pudiera cumplir con sus demandas?

“Muy bien entonces. Arreglaré las cosas dentro de tres días.”

“Lamento mucho haber sido irrazonable”.

“No me importa. Al menos puedo entender el deseo de dar un último regalo de despedida a alguien que está a punto de desaparecer.”

“¿Eh…?” Nephy murmuró, dándose cuenta de repente de que había una ligera disonancia en su conversación. “¡S-Sí! ¡E-Es justo como dices!”

Ella decidió que eso sería suficiente. Este fue también el momento en que Zagan envió cualquier indicio de vacilación dentro de sí mismo. Tres días. Su objetivo estaba fijado. No le importarían los medios que necesitaba tomar para lograr ese objetivo. Con un límite de tiempo establecido y habiendo sido testigo de cómo su novia le suplicaba algo por primera vez, el espíritu beligerante de Zagan estalló como nunca antes.

“¿Ya terminaste?” preguntó Orias, desviando la mirada como si no pudiera soportar mirar más. “El cuerpo de Nephteros no aguantará mucho más. Deberíamos ponernos en marcha lo antes posible”.

“Oh, por favor espera un momento”, dijo Nephy. “Creo que necesitaremos la fuerza de Chastille para salvar a Nephteros. Ella es la que mejor entiende a esa chica, después de todo.”

Zagan no pasó por alto la sombra que se retorcía en la sala del trono al escuchar esas palabras. Parecía que Barbatos se escondía a la sombra de Dexia.

Chastille es realmente la persona más adecuada para salvar a Nephteros, pero…

Zagan vaciló por un instante. Nephy tenía razón, pero tomó una decisión rápida.

“Desafortunadamente, eso podría resultar difícil. Como Caballero Angelical, Chastille tiene el deber de proteger a Kianoides. Sería difícil conseguir que ella cediera ese papel. Y, sobre todo, no podremos contener al ejército de diez mil sin ella.”

“Oh. Eso es… cierto. Discúlpame.”

“Está bien. No hay razón para que te disculpes.”

En verdad, Zagan había considerado enviar a Chastille. Ahora que Richard estaba en un estado impredecible, no había nadie más que ella capaz de recuperar a Nephteros del control de Azazel. Sin embargo, hubo demasiados perjuicios para involucrar a Chastille. Como tal, esto se convertiría en una tremenda deuda para que alguien le deba.

“Escúchame, Nephy. No dejes que Chastille se entere de Nephteros. Si se entera, podría quedarse atrapada en el modo llorón”.

“Maestro Zagan, Chastille es del tipo que mantiene la calma en momentos cruciales, ¿sabe? Pero… muy bien. Yo tampoco deseo cargarla con más preocupaciones.”

Nephy le dio a Zagan una sonrisa preocupada y luego se acercó a Orias. “Zagan, hay una cosa más que me gustaría preguntar”, dijo Orias. “¿Hmm? ¿Qué es?”

“Estás seguro de que las alas que brotan de la espalda de ‘Nephteros’ son Hex Wings, ¿verdad?”

Ella estaba hablando de las divinas pero siniestras alas de luz que Zagan había presenciado.

“Así los llamaban los subordinados de Shere Khan, al menos”, respondió.

“Mmm. Y ocho de ellos en eso…” murmuró. Parecía como si se estuviera preparando para la muerte.

Supongo que debería esperar tanto de ella. Ella sabe lo que son las Hex Wings.