Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 13

Capitulo 1: Nadie Quiere Pelear Una Batalla Perdida

Parte 2

“Si la cantidad de preparación decide quién es el vencedor, entonces no se puede ganar esta batalla”.

Raphael asintió en respuesta a Zagan con una mirada algo decepcionada en su rostro, luego sonrió levemente.

“Mi señor… A pesar de eso, parece que se está divirtiendo bastante”.

Habiendo declarado la derrota, Zagan tenía una sonrisa en su rostro como si encontrara la situación muy divertida.

“Hmph. Eso no funcionará. Parece que se ha vuelto un poco divertido.”

Se aclaró la garganta como para reprenderse a sí mismo, luego miró a Raphael una vez más.

“No puedo calumniar a Bifrons, supongo”, le dijo a su mayordomo. “Un juego de ingenio entre Archidemonios es bastante interesante. Si las vidas de mis subordinados no estuvieran en juego, podría haber estado completamente absorto en eso”.

A pesar de afirmar que no tenía forma de ganar, Zagan no tenía el menor pensamiento de derrota en mente.

Raphael miró el excelente estado de ánimo de su señor y preguntó:

“Entonces, ¿tienes una manera de abrumar a un ejército de diez mil?”

El ejército de Shere Khan no estaba formado por diez mil soldados regulares. Estaba hecho de diez mil héroes. Los dos que habían aparecido durante la batalla contra “Nephteros” tenían un poder a la par con un Arcángel.

Se habían llamado a sí mismos Asura y Bato. Incluso si se hubiera hecho bajo el mando de Alshiera, habrían podido luchar contra “Nephteros” en igualdad de condiciones. Si Zagan fuera a rebajar su estimación, al menos tenían un poder a la par con los hermanos Juutilainen con los que había luchado en Raziel.

Era aterrador considerar que había hombres así por todas partes hace mil años, pero habían muerto como malas hierbas arrancadas del suelo.

Sería engreído pensar que la época actual podría superarlos. Según la información que había obtenido de Dexia, eran homúnculos especialmente creados por Shere Khan. Los llamó Nephilims, pero básicamente eran intentos de replicar a Azazel.

Mientras tuvieran a Azazel parcialmente plantado dentro de ellos, sería mejor asumir que poseían más poder que cuando vivían. Incluso si los diez mil soldados no cumplieran con ese estándar, los Caballeros Angélicos de Kianoides no podrían compararse con tales números o calidad individual.

Tal vez incluso todas las fuerzas de la iglesia en el continente juntas no podrían hacerlo. Después de todo, era como enfrentarse a diez mil Arcángeles.

“No habrá problemas para enfrentar un ejército de diez mil”, respondió Zagan, comprendiendo completamente toda esta información. “Simplemente podemos atraerlos a un lugar vacío y matarlos”.

Esto no era fácil de hacer para un Archidemonio, pero tampoco era imposible. Casi los únicos que podían enfrentarse a un ejército y acabar con ellos directamente eran Zagan y Andreaphus, pero no tenía sentido que los hechiceros aceptaran un desafío frontal como una especie de duelo.

Por ejemplo, si Orias desafiara seriamente a un ejército, nunca estarían a su alcance. Su segundo nombre era Calamity. Con su poderosa hechicería y misticismo celestial, sin mencionar su invocación de demonios, era como luchar contra la tierra y la naturaleza misma.

Así que supongo que tengo que tomar prestada la fuerza de Orias en la pelea por venir…

A Zagan le pareció vergonzoso tener que rogarle a la madre de su amada novia que peleara. Pero los planes de Shere Khan eran demasiado intrincados y despiadados para correr riesgos. Con toda probabilidad, el Rey Tigre se había preparado para esto bajo el supuesto de que se enfrentaría a todos los Archidemonios restantes. Zagan tuvo que usar todo lo que tenía para derribarlo. Valía la pena deshonrarse para proteger a su novia, hija y subordinados.

Aun así, matarlos a todos realmente no me sienta bien.

Zagan creía que cualquier villano merecía al menos una oportunidad de arrepentirse. Incluso si sus oponentes fueran Nephilims creados artificialmente, eso no cambiaría. Esta era la guerra, pero matar sin piedad a diez mil personas aún iba en contra de sus creencias fundamentales. No le sentó bien, pero probablemente no tenía otra opción. El mayor problema era que este ejército no atacaría al propio Zagan, sino a Kianoides y a todos sus subordinados. Mantenerlos bajo control sería una hazaña extraordinaria.

“Mmm. ¿Así que todo esto está dentro de sus expectativas, mi señor?” Raphael preguntó, con los ojos muy abiertos ante la noticia.

“Si lo fuera, hubiera sido más apropiado aplastarlos antes de que pudieran hacer algo. Tener que actuar a la defensiva significa que ya está más allá de mis expectativas. Bueno, todavía pensé que terminaría así, así que no es gran cosa”.

Incluso si Shere Khan no poseía la fuerza que una vez tuvo, todavía era un Archidemonio, por lo que Zagan no había sido descuidado en lo más mínimo. ¿Qué era posible para un Archidemonio? ¿Hasta dónde llegaría uno? Durante los últimos tres meses, Zagan había pasado cada hora del día pensando en esas cosas.

Es una de las situaciones más terribles de lo que anticipé, pero no la peor.

Lo peor hubiera sido perder a Nephy o a Foll. Había perdido a Gremory y Kimaris, pero aún era posible recuperarlos. Gremory estaba viva, por lo que quedaba la posibilidad de recuperar a Kimaris. Richard todavía vivía también, y Zagan demostraría que podía salvar a Nephteros. Nada de lo que había sucedido no se podía deshacer.

Volviendo al comienzo de esta conversación, cuando se trataba de la batalla, la cantidad de preparación decidía al vencedor.

El mismo Zagan era tremendamente poderoso, pero era poco lo que podía hacer cuando se enfrentaba a todo un ejército. Por eso necesitaba prepararse mejor.

“Si la preparación de una batalla se midiera por la gran cantidad de soldados, entonces no tendría ninguna posibilidad de ganar. Después de todo, solo puedo preparar a unos miserables cuarenta hechiceros para enfrentar a diez mil héroes.”

“Hmm, ¿entonces tus preparativos han ido más allá de eso?”

En lugar de responder de inmediato, Zagan cruzó las piernas hacia el otro lado. Su rostro ya había recuperado su vitalidad, y sus ojos plateados se centraron en el estado de la guerra. Zagan no había estado sentado en su trono para quejarse de su situación actual. Este trono era el núcleo del castillo. Y como su señor, Zagan podría recuperarse de la mayoría de las heridas en un abrir y cerrar de ojos simplemente sentándose en él.

“Aparentemente hay un juego llamado ajedrez”, dijo Zagan de la nada. “En él, avanzas piezas con roles predeterminados en un tablero para tomar el rey de tu oponente”.

La frente de Raphael se arqueó como si encontrara esto inesperado antes de darle a Zagan una sonrisa irónica.

“¿Entonces no tienes experiencia con el ajedrez, mi señor?”

“Lamentablemente no. No soy lo suficientemente hábil como para divertirme con esas cosas por mi cuenta, ya ves.”

El juego requería un oponente. Y durante muchos años, la única persona con la que Zagan tenía que hablar era Barbatos, y ese indeseable amigo suyo no era del tipo que se interesaba en ningún juego. Zagan entendió las reglas al leer sobre eso, pero en realidad nunca había jugado. Ya no estaba solo después de conocer a Nephy, por supuesto, pero no se atrevía a que esa encantadora niña participara en un juego de conflicto.

Rafael sonrió divertido. Si alguien que no lo conocía fuera testigo de esto, vería esto como una sonrisa sangrienta justo antes de que estuviera a punto de decapitar a alguien.

“Entonces, un día, seré tu oponente”, dijo.

“Mmm. Espero eso.”

“Es solo un pasatiempo para mí. Es un poco preocupante si esperas demasiado de mí”.

Zagan tuvo reparos en usar un juego que nunca había jugado para hacer avanzar la conversación, pero siguió adelante de todos modos.

“Volvamos al camino. Una batalla es muy parecida al ajedrez. Incluso si el tablero está cubierto de piezas, solo puedes mover una a la vez. Todavía pierdes si tu rey es tomado. Como tal, la preparación para la batalla no se trata simplemente de reunir más soldados, sino también de leer mejor el estado del tablero”.

En Alshiere Imera, cuando Shere Khan desató una gran cantidad de muertos vivientes mal hechos, Zagan había predicho la escala de la batalla que vendría un día. Por eso había empezado a coleccionar libros relacionados con la estrategia militar.

Según las leyendas, había historias de un solo héroe o estratega que invirtió todo el rumbo de la guerra. Sin embargo, esto no se hizo a través de los milagros o poderes de los individuos. Habían leído todo el tablero con una mente tranquila y despiadada. Si se pudiera calcular cómo caerían todas las fichas, por muchas que fueran, se podría ganar cualquier partida. La victoria en la batalla se lograba arreglando tales asuntos y apresurándolos a fructificar.

Tengo una pieza lo suficientemente fuerte como para tomar el rey. El principal problema es conseguir que llegue allí, pero eso ya está resuelto.

Sin embargo, a diferencia del ajedrez, Zagan no podía tratar sus piezas, sus subordinados, como desechables. Y lo que es más, el oponente de Zagan era el Archidemonio vivo más antiguo. Shere Khan había pasado por alto el distanciamiento y el alboroto de Bifrons, sabiendo que sucedería, y lo aprovechó. Eso fue lo que había creado esta situación con “Nephteros” que pesaba mucho en la mente de Zagan. Y al hacerlo, también restringió los movimientos de Alshiera.

Teniendo en cuenta cómo Shere Khan había premeditado todo esto, el Rey Tigre, de quien se decía que superó a Andreaphus en su mejor momento, todavía estaba en buena forma. En esta etapa, definitivamente él era quien manipulaba toda la situación para lograr el mayor efecto.

En este campo, no puedo superar la experiencia de Shere Khan.

Zagan no pudo igualarlo en términos de fuerza militar o estrategia. Todo lo que podía hacer para cambiar el rumbo era orar por algún tipo de milagro.

Solo me queda una mano por jugar para darle la vuelta a esta situación.

Sí. Él lo volcaría. Se había preparado lo suficiente para hacerlo.

“Ahora bien, Rafael. ¿Qué crees que debo hacer en esta situación desesperada?”

Este hombre que acababa de desafiar a su señor a un juego enfrentó la prueba de Zagan con una sonrisa feroz.

“Veamos… La tranquilidad dentro de una casa de gran simpatía y pasión es su virtud, mi señor. Como tal, incluso ante un ejército de diez mil, no tratarías a tus subordinados como desechables”.

Zagan asintió mientras Raphael señalaba un mapa y continuaba.

“Concentrarías tus defensas alrededor de Kianoides para atraer al ejército, y como nuestro luchador más fuerte, irías y tomarías la cabeza de Shere Khan. Su ubicación es conocida por nosotros, después de todo.”

Fue una respuesta dolorosamente correcta. Mientras tomaran la cabeza de Shere Khan, la batalla terminaría. No había necesidad de derrotar al ejército. Si los subordinados de Zagan simplemente esperaran el asedio en Kianoides, podrían sobrevivir varios días. Y esos pocos días serían la última oportunidad que tenía Zagan.

“Eso lo resume todo. No hay nada más que pueda hacer.

Si Zagan pudiera llevar a Shere Khan a una confrontación directa, podría tomar la cabeza del Rey Tigre. Por lo tanto, Shere Khan habría predicho esto. ¿Cuántos obstáculos había preparado para obstruir el camino de Zagan? O tal vez era mejor asumir que sería imposible comunicarse con él en absoluto. Sin embargo, Zagan tuvo que intentarlo.

“La cuestión práctica es que no tenemos otra opción. El mayor problema es que Azazel, Bifrons e incluso Alshiera se interpondrán en nuestro camino. Tenemos que luchar contra todos ellos antes de llegar a Shere Khan”.

Estaba prácticamente garantizado.

No es que realmente me importe, pero tengo que dar una especie de espectáculo de que estoy luchando.

Tenía que hacer una demostración visible de que estaba interesado en el concurso preparado para él.

“Está bien… Llama a Nephy, Orias, Shax y Dexia aquí”.

“Como desees.”

El fiel mayordomo de Zagan estaba a punto de abandonar la sala del trono cuando Zagan lo llamó para que se detuviera.

“Oh, Foll también”.

“¿Está seguro?”

Llamarla aquí significaría enviar a su amada hija a la batalla. Zagan dejó escapar un suspiro apenado, claramente descontento con la decisión, pero después de una breve pausa, asintió con la cabeza.

“Sí. Ella es necesaria.”

Varios minutos después, todos se reunieron en la sala del trono.

***

“Esa es la esencia de esto. A Nephteros le robaron el cuerpo y el ejército de Shere Khan se nos está acercando.

Al reunir a todos en la sala del trono, Zagan les dio una breve explicación de la situación actual. Todos se quedaron sin palabras por un momento, frente a esta crisis sin salida.

“De ninguna manera… Nephteros…” Nephy murmuró con voz temblorosa. “Ni siquiera la he invitado a ir a comprar regalos todavía…”

“Nephy”.

La que gritó su nombre en un tono inesperadamente fuerte con un agarre en su puño fue su amada hija.

“Gracias, Foll”.

Volviendo a sus sentidos, Nephy se secó las lágrimas y levantó la cabeza.

Quiero correr hacia ella y abrazarla…

¿Qué clase de hombre era él para no consolar a su amada novia? Zagan soportó tales impulsos y pensamientos deprimentes mientras avanzaba.

“Cálmate, Nephy. Nephteros todavía se puede salvar. No es demasiado tarde.”

Tal vez sin sentir persuasión detrás de sus palabras, Orias, que tenía sus brazos alrededor de los hombros de Nephy, dio un paso adelante.

“Entonces, ¿puedo suponer que tienes alguna forma de salvarla?” ella preguntó.

“La tengo. Pero antes de eso…”, respondió Zagan, cambiando su enfoque. “Shax. ¿Cómo están los heridos?”

“C-Cierto… Ya terminé de tratar a Stella y Ginias, aunque resultaron gravemente heridos. No sé cuándo se despertarán… En cuanto a Richard, su tratamiento terminó antes de que volviéramos”.

Durante la batalla con “Nephteros”, Zagan le dio la espalda al enemigo y se centró en el tratamiento de Richard. Zagan había recreado un corazón desde cero. Este era un método sin precedentes, por lo que, aunque Shax había ayudado, todos desconocían los efectos secundarios que podría tener.

“No me importa mientras se puedan mover”, dijo Zagan.

“¿Mover…? ¿Quieres llevarlos a alguna parte?”

Zagan asintió gravemente.

“Estamos abandonando el castillo.”

Debían evacuar el castillo lleno de recuerdos de Nephy y Foll, todo mientras se encontraban en medio de la batalla. Raphael y Shax fueron probablemente los únicos que entendieron el verdadero peso de su decisión. Los dos se miraron sorprendidos. Orias probablemente entendió, pero su enfoque estaba completamente en otra parte, por lo que no mostró mucha emoción.

“Rafael. ¿Abandonar este lugar es un gran problema?” preguntó Foll con curiosidad.

“Lo es. Si abandonamos el castillo, dada la situación actual, no podremos evitar que los soldados de Shere Khan entren sin autorización. En otras palabras, los archivos de un Archidemonio quedarán al descubierto.”

Con eso, Foll finalmente entendió.

“Zagan. ¿Estás… destruyendo el castillo?” preguntó con un trago.

Los ojos de Nephy se abrieron ante la interpretación de Foll. Zagan creía que el conocimiento y las técnicas estaban destinados a ser robados, pero era diferente si sus enemigos intentaban robarle. Para proteger su conocimiento, su única opción sería destruir todo el castillo.

“No pongas esa cara”, le dijo a su triste hija con una sonrisa forzada. “No planeo volar el castillo ni nada”.

“¿En serio…?”

“Ocultaremos todo el castillo en el subespacio. Habiendo dicho eso, no soy tan hábil como Barbatos en esto, así que necesitaré que todos salgan de aquí. Eso es todo.”

Esta era la hechicería en la que Barbatos se especializaba. Zagan había observado la hechicería de ese hombre más de cerca que cualquier otro. No podía manejarlo tan libremente, pero al menos podía usarlo, aunque le tomaría todo lo que tenía solo para transferir objetos inanimados. Y si algún tipo de accidente hiciera que las coordenadas subespaciales se deslizaran, no podría recuperar todo.

Como tal, en el peor de los casos, si alguien fuera enviado con el castillo, no había garantía de que pudieran regresar con vida. Existía una pequeña posibilidad de que pudiera perder todo, por lo que realmente no quería arriesgarse, pero se dio cuenta de que era mucho mejor que dejar que los soldados de Shere Khan se volvieran locos.

“¿Significa que vas a establecer tu fortaleza en el Palacio del Archidemonio?” Shax preguntó con un asentimiento de comprensión.

“Sí. Prepáralo rápido”.

“No querrás decir eso, ¿verdad?” Shax preguntó con una expresión sombría. “No dudo de tu poder en este punto ni nada, pero los hechiceros comunes como nosotros no son tan hábiles o fuertes como tú”.

Zagan había predicho que se quejaría, así que respondió como si no fuera gran cosa.

“Así es. Será una carga para ustedes, pero ahí es donde deben mostrar su columna vertebral como mis subordinados”.

“No importa cuánta fuerza tengamos, hay cosas que podemos y no podemos hacer, ¿sabes? ¿De verdad planeas usar eso?”

Normalmente, Shax habría hecho su trabajo con el ceño fruncido si Zagan le ordenara hacer algo desagradable, por lo que esta podría haber sido la primera vez que mostró su desaprobación con tanto fervor. Eso era razonable, sin embargo, ya que tenía una idea de la imagen completa. Frente a su nervioso subordinado, Zagan se reclinó en su trono con un suspiro.

“Preferiría dejarlo sin usar, pero probablemente tendrá que entrar en juego. Te comprare algo de tiempo, así que prepáralo de una forma u otra.”

“¿Comprar tiempo? ¿Vas a detener al ejército de Shere Khan?”

“Bueno, incluso si no estoy cerca, me aseguraré de que al menos estén obstaculizados”.

“Incluso si no estás cerca… No me digas… No irás solo a derrotar a Shere Khan, ¿verdad?”

Este hombre realmente tenía talento cuando se trataba de cualquier otra cosa que no fuera Kuroka. Le facilitó las cosas a Zagan que había logrado llegar a esa conclusión sin necesidad de explicaciones.

“Conozco su ubicación. ¿De verdad crees que dejaría pasar esta oportunidad?” preguntó Zagan.

Si se tomaba el tiempo de enfrentarse a un ejército de diez mil, Shere Khan podría huir de nuevo y Zagan se quedaría atascado persiguiéndolo durante unos meses más.