Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 10

Capítulo 78: El regreso de los Dragones Antiguos.

Parte 1

 

 

No encontrando tentadoras ofertas de trabajo al día siguiente, Pacto Carmesí había decidido matar el tiempo con misiones diarias. Estaban caminando por un bosque, cuando se detuvieron de repente.

“Supongo que estará bien aquí”. “Sí, está bien”.

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“Parece adecuado”.

“¡Muy bien, hagámoslo! ¡Detección de Espías plan número dos!

Un, dos…”.

“¡¡¡Hora de que aparezcan, espías tontos que ni siquiera han notado que ya los han descubierto!!!”, las cuatro gritaron juntas.

Por supuesto, sólo habían logrado tal coordinación tras practicar numerosas veces—con varias maniobras denotadas por distintos nombres y números que todas habían decidido juntas. Era gracias a esto que las cuatro podían hablar al unísono tan a menudo. Cuando Mile sugirió practicar estas frases la primera vez, Mavis inmediatamente dijo que era “genial”, una lógica que Reina y Pauline también habían aprobado.

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Después de pasados unos momentos, dos formas emergieron desde la línea de árboles. Uno de ellos se veía humano, pero vestía un enorme sombrero, mientras que el otro tenía algo parecido a orejas de animal sobre su cabeza.

“Un hombre perro…”, murmuraron las cuatro. “¡Soy un lobo!”, gritó el hombre.

Esta era, también, una conversación común. La gente bestia de la clase lobo no disfrutaban ser confundida con perros, y por lo tanto, la táctica usual de Pacto Carmesí al tratar con ellos era empezar refiriéndose a ellos como perros a propósito, para hacerlos perder el temperamento.

Obviamente, Pauline había sido la que lo propuso.

“¡La patita!”.

“¡Gira!”.

“¡Ruega!”.

“¡I-Idiotaaaaaas!”.

El otro hombre tomó al hombre lobo por los brazos, reteniéndolo desesperadamente. La vena pulsando en su cien parecía lista para estallar—aparentemente, su táctica había sido demasiado efectiva. Concluyendo que ese barco ya había zarpado, Reina ignoró al hombre lobo, girando su atención a su compañero.

“Tú, el humano. Qué están haciendo ustedes dos—”.

“¡No soy humano! ¡Soy un hombre bestia!”, gritó el hombre, quitándose el sombre y lanzándolo al piso. Al hacerlo, dos orejas de gato aparecieron en su cabeza. Aparentemente, ser confundido con un humano era mucho más humillante que un hombre lobo siendo confundido con un perro.


“¿Cómo se supone que lo supiéramos?”, dijeron, las cuatro, una perfecta recitación de “Respuesta para cosas que no son una sorpresa, #3”.

“Entonces, ¿los dragones antiguos les pidieron que nos buscaran?”.

“Correcto”.

Los dos hombres, habiendo finalmente calmado su enojo, parecían no tener intención de luchar ahora que habían sido expuestos. Inmediatamente soltaron la sopa, pero parecía que no se les había dicho por qué los dragones antiguos habían pedido tal cosa de ellos. Aparentemente, no tenían más información que dar además de quienes los habían contratado.

“Él es mejor pretendiendo ser humano, así que nos dijeron que él debía reunir información en la ciudad, mientras que yo iba a usar esa información para seguir su olor, chicas. Tú tienes un aroma raro, así que fue bastante fácil de seguir”, dijo el hombre lobo, apuntando a Mile. Parecía que este par era del grupo de gente bestia que habían encontrado previamente en el sitio de excavación, por lo que las caras y aroma de las chicas eran familiares.

“¿Qué…?”. Mile sentía gran asombro. Sentía gran asombro-coli con limón! ¡Ninguna señorita aceptaría que alguien le dijera que tenía un olor “raro”!

“¡Uh, no! ¡No me refería a eso! Quise decir que tu aroma es diferente al de un humano normal— ¡no quise decir que olieras mal o algo así! ¡Hueles muy bien!”. Viendo la conmoción en el rostro de Mile, el hombre lobo trató de explicarse, quizás percatándose del terrible error que había cometido. Sin embargo, sus excusas no hicieron sino deprimir más a Mile.

Reina se hundió de hombros. “¡Básicamente eres una súper humana, así que no es de sorprenderse que huelas raro! ¡Deja de preocuparte tanto por eso!”.

“Eso no creo que la consuele mucho que digamos…”, murmuró

Mavis con cansancio.

“Muy bien, dejemos las cosas claras…”. Mientras Mile se

recuperaba de su conmoción, Pauline tomó las riendas. “Ahora,

¿qué pretendían hacer una vez nos localizaran?”.

El par la miraron, aparentemente en conflicto.

“Ah… pues, en realidad—disculpen— ¿podrían lanzar dos

fireballs al aire?”. “¿Eh?”.

“Bueno, esa es la señal que decidimos para que los dragones antiguos ocultos cerca sepan que es seguro aparecer. Pero nosotros no podemos usar magia…”.

¿Entonces habían decidido una señal que ellos ni siquiera podían dar?

“¿Son tontos?”, preguntó Pacto Carmesí.

“¡No! ¡Quiero decir, nos dijeron que los llamáramos una vez ustedes aceptaran, así que no pasa nada! ¡Y en todo caso, es mucho trabajo hacer dos señales de fuego!”.

Eso, al menos, era verdad.

“Pues bien… ¿las lanzo?”.

“Por favor”.

Reina, Pauline, y Mavis asintieron, así que Mile miró el cielo, lanzando dos fireballs directo en esa dirección. Tras una corta espera, un dragón antiguo llegó volando alto. Aterrizó ante las chicas con un poderoso thud y abrió su boca.

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“Tiempo sin vernos, extrañas humanas”, dijo el dragón.

“¿Quién eres?”, preguntaron las chicas al unísono.

“¡Soy yo! ¡Berdetice!”. El dragón parecía disgustado de que ellas lo hubieran olvidado por completo.

“¡¿Y qué esperabas?! ¡Lo entenderíamos, pero es imposible que distingamos las caras de los dragones! ¡Es como ver dos aves o peces de la misma especie! Tú mismo no puedes distinguir a los humanos por sus caras, ¿verdad? ¡Tienes que confiar en las diferencias en el olor o poder mágico, o el color y largo de nuestro cabello!”, comentó Reina.

“Em…”, Berdetice rápidamente desvió la mirada.

“Entonces, ¿qué querías?”, preguntó Reina, yendo directo al grano.

Berdetice respondió con la misma franqueza. “Tenemos un pequeño problema. Vamos a necesitar que ustedes mueran”.

“¡¿¡¿Quééééé?!?!”.

El grito de conmoción que salió de Pacto Carmesí no fue extraño de escuchar.

“¡Ese no es un ‘pequeño’ problema!”, gritó Reina. “Espera, entonces…”.

“Bueno, lo que pasa es que hubo un cambio de líder…”.

De acuerdo a Berdetice, el líder de su pueblo había sido hasta hace poco el patriarca del clan. El dragón más viejo era el anciano del clan, pero el anciano solo fungía como concejero del clan—una posición separada de aquella del verdadero líder. Y ahora, aparentemente, el nuevo líder era un dragón bastante joven.

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“¡¿Cómo se volvió el líder alguien tan joven?! ¿Los dragones tienen los mismos tipos de linajes que los humanos?”.

“No, nada de eso. Elegimos a nuestros líderes basándonos en la edad, habilidad, logros y dragonalidad. El mejor candidato normalmente es el patriarca del clan—”.

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“¿Dragonalidad?”, preguntó Reina, confundida.

“Creo que esa es su versión de ‘personalidad’”, susurró Mile en su oído.

“Oh,    s-sí.    Entonces,    dijiste    ‘normalmente’,    ¿no?    ¿Hay excepciones?”.

“En ocasiones, aparece un dragón que puede, como solemos decir, ‘hablar con los espíritus de la magia’. En otras palabras, un ‘elegido’. Cuando un individuo así alcanza cierta edad, asciende a posición de líder. Dada su edad, y una variedad de problemas relacionados, el patriarca y anciano conservan sus posiciones, mientras que el joven dragón asume sólo el rol de líder, el cual normalmente pertenece al patriarca. En otras palabras, el joven servirá sólo como tomador de decisiones oficial del clan. Conforme crezca, asumirá la posición de patriarca después para la próxima generación, y luego la de anciano…”.

Esta posición que describió era algo como una sacerdotisa o sacerdote. El patriarca se encargaba de temas prácticos del clan, y el anciano era el guardián del conocimiento del clan—pero todas las decisiones que podían determinar el destino del clan quedaban en manos del líder.

Hm… ¿Nanos? Dijo Mile en su cabeza.

SÍ, SEÑORITA MILE. Él SE REFIERE A UN INDIVIDIO DE NIVEL 3. A DIFERENCIA DE OTRAS FORMAS DE VIDA, HUMANOS INCLUIDOS, LOS DRAGONES ANTIGUOS NORMALMENTE NACEN CON UNA AUTORIZACIÓN DE NIVEL 2, PERO HAY ALGUNOS INDIVIDUOS QUE NACEN, O ADQUIEREN LUEGO, UNA AUTORIZACIÓN DE NIVEL 3. CUANDO DETERMINAN QUE PUEDEN COMUNICARSE DIRECTAMENTE CON NOSOTROS, ESTOS INDIVIDUOS A MENUDO NOS LLEGAN A CONSIDERAR “ESPÍRITUS DE LA MAGIA”.

CUANDO HACEN PREGUNTAS, ASUMIENDO QUE LA RESPUESTA NO SEA INFORMACIÓN CLASIFICADA, NOSOTROS RESPONDEMOS, PERO NO EXPLICAMOS NADA QUE NO NOS PREGUNTEN.

Entonces eso quiere decir que un dragón antiguo sin conocimientos científicos jamás sabrá qué preguntas hacer y no tendrá el concepto de lo que es una nanomáquina—y por lo tanto, sólo podrán comprenderlo como “espíritus de la magia”.

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Aun así, comparados a otros de su misma especie, individuos así tendrán una ventaja abrumadora al usar magia. Después de todo, serían capaces de catalizar hechizos con palabras concretas.

Pero, Nanos, ustedes siempre me hablan por su cuenta, ¿no?

BUENO, USTED TIENE AUTORIZACIÓN DE NIVEL 5, SEÑORITA MILE.

Ah, cierto…

Mile aceptó esta respuesta, pero en su mente, estaba claro que las nanos hacían una excepción con ella. Pero era cierto que ella había hablado con su creador y contado a las nanos sobre ese encuentro. En términos humanos, era como si le contaras a alguien cómo le iba a sus padres en su pueblo natal, a los cuales la persona no había visto en décadas. Probablemente les parecía bien favorecer a Mile de vez en cuando.

“Este joven no solo puede hablar con los espíritus, sino que sus habilidades mágicas están a un nivel totalmente diferente a previos ‘elegidos’. Los espíritus mismos parecen sentir cierto afecto por él”.

Ah… De alguna forma, Mile sentía que entendía la razón.

“Los dragones antiguos trataron de alagarlo al darle la posición de líder. Todo este asunto es increíblemente tonto…”.

“Y ahora perdió los estribos, ¿no? Diciendo cosas como: ‘¡¡¡Los dragones antiguos son los más fuertes del mundo!!!’ y ‘¡Debemos guiar al resto de formas de vida inferiores!’ y demás, ¿verdad?”, intervino Mile.

“¡¿C-Como supiste?!”, gritó Berdetice, con ojos abiertos de par en par.

“Lo entiendo muy bien. Así son los jovenes, ¿verdad?”.

“C-Cierto. Normalmente no tenemos esas formas de pensar humanas, pero por alguna razón, nuestro joven líder sigue enredado en esas tonterías… y debemos obedecerlo. Yo mismo soy joven. Si los adultos obedecen, hay poco que yo pueda hacer. Disculpen…”.

Berdetice parecía comprender bien la situación. Puede que fuera joven para ser un dragón antiguo, pero probablemente era mucho mayor en términos humanos. En cuanto a los dragones

“adultos” del clan… probablemente se habían rendido, asumiendo que el joven líder eventualmente entraría en razón, y escogiendo concederle todos sus caprichos mientras tanto. Si unos cuantos humanos u otras formas de vida morían en el proceso, no era muy preocupante…

Sin embargo—

“¡¿¡¿REALMENTE CREES QUE NOS VAMOS A DEJAR MATAR POR UNA TONTERÍA ASÍ?!?!”, los cuatro miembros de Pacto Carmesí

gritaron.

“Como sea”, Reina escupió, colmillos a la vista, “¡¿por qué tenemos que morir solo porque su líder fue reemplazado por un mocoso?! ¡Nosotras no tenemos nada qué ver con ustedes!”.

“Es cierto, pero—bueno, como era de esperarse, reportamos los detalles sobre el incidente previo a los altos mandos, y se colocaron en el registro oficial. Aparentemente, nuestro nuevo líder leyó los registros al asumir su posición. ‘¿Cómo se atreven unas inferiores humanas a oponerse a un dragón antiguo?’, preguntó, ‘¡¿y cómo pudimos perder contra ellas?! ¡Imperdonable! ¡El poder de un dragón antiguo es absoluto! ¡No podemos permitir tal desgracia a nuestras reputaciones!’”.

“Ah, bien. Ya entiendo”.

“Disculpen…”. Berdetice realmente parecía arrepentido—tanto que incluso un humano podría entenderlo por la expresión en su rostro reptiliano.

“Pero aun así no nos vamos a dejar matar. ¿Te parecería bien que acabáramos con ustedes mejor?”.

“¡No! ¡Definitivamente no! ¡Traté de evitar esto! ¡Les dije que era una completa idiotez retar al oponente que me derrotó y perdonó la vida! Incluso aguanté que me ridiculizaran llamándome cobarde, y ‘novato que perdió contra un humano’…”.

“Disculpa por eso”. Reina se disculpó sinceramente, intuyendo por el cuerpo tembloroso de Berdetice, y por las lágrimas juntándose en sus ojos, que había sido una experiencia verdaderamente humillante.

“Entonces, ¿qué van a hacer?”, preguntó Mile.

La cara de Berdetice volvió a verse arrepentida, y dijo: “Hay tres poderosos guerreros dragón acompañándome. Les dije lo mal que se vería si todos se enteraban de que un dragón antiguo había atacado a un grupo de humanas sin provocación previa, pero mis propuestas fueron ignoradas, así que decidí actuar como su guía con la condición de que no me involucraría para nada en el combate. Por lo tanto, no necesitan contenerse con ellos. Sin importar lo que pase, se lo habrán buscado ellos. Aunque…”.

La voz del dragón antiguo bajó. “Siendo honesto, no sé si puedan ganar”.

“¿Eh? Pero sabes lo fuerte que es Mile…”, dijo Reina.

Berdetice sacudió su cabeza.

“Es cierto que derrotaron a tres de nosotros la última vez, pero éramos un mensajero novato, un joven aprendiz, y una chica que salió para hacer turismo. Los equivalentes dracónicos a un joven humano de dieciséis años, un aprendiz de trece, y la hija de diez años de un noble humano. Los tres dragones que me acompañan esta vez, por otro lado, son equivalentes a soldados entrenados en sus veinte años. Así que…”.

“¿Qué…?”. Todos los miembros de Pacto Carmesí palidecieron ante esta nueva información.

Berdetice se giró hacia los hombres bestia. “No tenemos tiempo. Váyanse de aquí. Muévanse tan rápido como puedan si no quieren terminar como daño colateral”.

A sus palabras, los hombres bestia bajaron sus cabezas y salieron corriendo.

“Parece que están aquí”, dijo Berdetice, justo cuando tres dragones aparecieron volando desde entre los árboles.

“¿Por qué tardas tanto? ¡¿Por qué no nos llamaste antes?!”. “¡Es tarde, Berdetice!”.

Los tres dragones se alinearon cerca de Pacto Carmesí.

“¿Las matamos?”, dijo el más grande de ellos, lanzando una mirada arrogante a Pacto Carmesí.

Dicen que los dragones antiguos son más inteligentes que los humanos, pero esa actitud arrogante suya no me parece que concuerde, pensó Mile. Berdetice había mencionado una “afinidad a las formas de vida inferiores”, pero eso probablemente sólo llegaba hasta no considerarlas pestes tóxicas. Ningún humano le daría trato especial a una mosca o mosquito que estuvieran a punto de aplastar.

“Lo que hagan no es de mi incumbencia. Meramente se me ordenó servir como guía y explicar la situación a estas humanas de antemano, y he completado ambas tareas. El resto queda en sus manos”, dijo Berdetice, retrocediendo varios pasos.

“Bien, comencemos”.

“¡Un momento!”. Justo cuando los dragones antiguos se pusieron en posición de batalla, Mile los detuvo.

“¿Qué? No tiene caso rogar por sus vidas. Son órdenes de nuestro líder. Para ser franco, no nos agrada aplastar formas de vida tan débiles, pero no tenemos elección. Guarden su odio para Berdetice, quien fue el causante de todo esto, y para ustedes, por meterse con los dragones antiguos. ¡No nos culpen por este resultado!”.

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“¡Eso no es verdad!”, protestó Berdetice, pero era un hecho que ellas no estarían en el dilema actual si él hubiera derrotado a Pacto Carmesí la última vez. O si al menos hubiera maquillado los hechos al entregar su reporte… Sin embargo, no tenía caso ser quisquilloso en ese aspecto llegados a este punto.

“No, no es eso. Me preguntaba si considerarían cambiar de sitio… Este lugar lo usa muchas personas, y si peleamos aquí, probablemente comencemos un incendio. Este sitio está muy cerca de la capital, y si se enteran que dragones antiguos enloquecieron y destruyeron el bosque, dejando los cuerpos muertos de unas niñas, entonces…”.

“Em—s-sí, está bien, ¡Aceptamos la propuesta!”.

Berdetice dejó que los miembros de Pacto Carmesí montaran sobre su espalda, y los cuatro dragones dejaron el bosque, volando a baja altitud para mantenerse fuera de la vista. Por supuesto, serían claramente visibles para cualquiera que estuviera cerca, pero eso era preferible a ser vistos por todos los residentes de la capital. Cuatro dragones antiguos siendo vistos cerca de la capital era seguro que causaría un escándalo, pero era demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Después de un corto vuelo, llegaron a una cordillera sin señales inmediatas de vida humana. Tal era la velocidad de un dragón antiguo, la cual confiaba más en magia que en la física, y no se veía afectada por el peso de cuatro chicas sobre la espalda de Berdetice. Además, la montaña que habían escogido tenía una pendiente relativamente gentil y baja altitud, así que existía poco peligro de que los efectos adversos de una atmosfera delgada afectaran la batalla.

“¿Este lugar es adecuado?”. “Sí, este sirve”.

Mile había en parte pedido el cambio de sitio para evitar dañar el bosque o causar un escándalo cerca de la capital, pero su motivación principal era ir a un sitio donde todas pudieran luchar sin contenerse. Una vez comenzara la batalla, los dragones antiguos atacarían sin darle importancia al hecho de que pudieran dañar el bosque o ser vistos en la capital. Mile y las demás no podían permitirse no preocuparse por tales consideraciones, además de que si Reina no era capaz de usar su magia de fuego a toda su potencia, estarían en gran desventaja.

Había un nivel casi excesivo de indiferencia en la conversación entre Mile y los dragones antiguos, aunque quizás era de esperarse. En lo que concernía a los dragones, esto era una farsa. Su joven ‘chico de los mandados’ había claramente dicho una mentira para ocultar la verdad, diciendo que dudó de asesinar a unas pequeñas criaturas frente a los ojos de un aprendiz y de una doncella. No podían culpar a Berdetice por desear evitar realizar tal acto frente a Shelala, especialmente cuando estuvo dispuesto a tirar su reputación por la borda al hacer su reporte. Sin duda, todo el asunto habría sido archivado sin pensarlo dos veces… de no haber sido por el repentino cambio de líder, y porque el hecho de que un dragón antiguo fuera derrotado por humanas incurrió la ira divina de este nuevo líder.


Sin importar cuáles sentimientos amables y protectores sintieran los dragones antiguos por tales encantadoramente débiles y tontas criaturas, si las acciones de estas formas de vida amenazaban la posición del clan, serían eliminadas sin dudarlo. En cuanto a los dragones antiguos, este era un acto de exterminio rutinario. Nada más.

En cuanto a Pacto Carmesí, ya se habían rendido con tratar de explicar o lograr que los dragones antiguos reconocieran sus capacidades. Sin importar cuan desesperadamente rogara una cucaracha, era poco probable que lograra persuadir al exterminador para que se rindiera y fuera a casa. Las chicas ya habían discutido sus tácticas de batalla sobre la espalda de Berdetice. Berdetice parecía ser neutral, quizás incluso colocándose ligeramente del lado de Pacto Carmesí, así que era poco probable que dijera algo aun si hubiera escuchado. Sin embargo, Mile había puesto una barrera a prueba de sonido por si acaso.

“Ahora, comencemos”.

Cuando uno de los dragones comenzó a hablar, Berdetice se alejó del resto. Él realmente no parecía dispuesto a verse envuelto en el asunto.

Pacto Carmesí también tomó distancia. Ellas no eran tan tontas como para asumir que serían rivales para dragones antiguos si empezaban a una muy corta distancia.

“¿Eh?”.

Hubo un sonido colectivo de confusión por parte de Pacto Carmesí. Sólo uno de los dragones antiguos se paraba frente al grupo, mientras que los otros dos habían tomado asiento a un lado.

Reflexionando, esto tenía sentido. Un solo dragón antiguo contra cuatro humanas debería significar una victoria abrumadora para los dragones. No tenía punto que los tres atacaran al mismo tiempo. Además, sería una vergüenza que la batalla acabara en segundos, luego de haber viajado hasta aquí. No era de sorprenderse que esperaran al menos unos cuantos minutos de diversión.

Dicho eso, aun así iban a atacar a unas pequeñas criaturas impotentes. Simplemente debían mantener su diversión a raya y contenerse lo suficiente para que las humanas no murieran, o eso pensaban los dragones. Ciertamente, su joven líder estaría feliz siempre y cuando ellos aplastaran a las humanas lo suficiente para que estas jamás se atrevieran a meterse con los dragones antiguos de nuevo. Pacto Carmesí proclamaría la supremacía de los dragones antiguos por todo el mundo, gritándolo desde las torres más altas. Estos dragones parecían tener un poco de compasión hacia las formas de vida inferiores, al menos hasta cierto punto.

Bien, he calculado nuestras probabilidades de ganar… pensó Mile. Asumiendo que el dragón antiguo más fuerte en existencia tiene un nivel de poder de 100, y si colocamos a estos dragones en un nivel de poder de 80… Mi poder sería de 50. Multiplicado por el coeficiente de comunicación con las nanomáquinas de 3.27, eso sería 163. Eso me pone al nivel de dos dragones antiguos. Bajo esa suposición, si puedo encargarme de uno de ellos mientras nos subestiman y tienen la guardia baja, eso haría que restaran dos. Si Reina y el resto me apoyan y distraen a los dragones, para que así estos no puedan coordinar un ataque sobre mí, entonces podría encargarme de esos otros dos de alguna forma…

“¡Aquí vamos!”.

Y así, el juego comenzó para los dragones antiguos. Y para Pacto Carmesí, una batalla en la que sus vidas estaban en juego empezó.

El primer dragón antiguo, quien había sido el despachado a la batalla, caminó tranquilamente hacia Pacto Carmesí, haciendo temblar el suelo con cada paso. Si fuera a atacar con su aliento, todo acabaría en un instante, y si no se contenía, estas humanas serían aniquiladas. Por lo tanto, su plan era permitir que las humanas hicieran el primer movimiento con un ataque unilateral. El dragón esperaba ver la fuerza de los humanos en situaciones desesperadas. En todo caso, tales nimiedades no serían suficiente para lastimar sus escamas.

A diferencia de las formas de vida inferiores, seres superiores como los dragones antiguos recibían bendiciones de los dioses, y sus cuerpos se imbuían de poderosa magia protectora desde su nacimiento. Por lo tanto, hasta el día que murieran y esa magia se disipara, ningún ataque de un ser inferior podría penetrar sus escamas o piel.

Los otros dos dragones miraban en silencio, con caras que cualquier humano calificaría como inexpresivas. No parecía que estuvieran viendo un espectáculo siquiera ligeramente entretenido. Por supuesto, ver a un compañero asesinar unilateralmente a un grupo de pequeñas criaturas indefensas no sería particularmente entretenido para ningún ciudadano decente.

“Parece que nos van a dejar el primer movimiento. Bien, entonces, como lo planeamos. ¡Aplastemos al primero antes de que los otros dos intervengan—un cuatro-contra-dos aumentará muchísimo nuestras probabilidades de ganar!”, dijo Mile.

“¡Muy bien!”, gritaron las otras tres.

Normalmente, cuando se trataba de diplomacia, Mavis estaría a cargo, mientras que Reina sería la líder en situaciones de combate. Sin embargo, en circunstancias extremas, donde ni su conocimiento o experiencias eran de ayuda, era Mile quien asumía el rol de líder. En cuanto a esto, todas las miembros de Pacto estaban tácitamente de acuerdo.

Circunstancias únicas pedían medidas únicas. Circunstancias absurdas pedían medidas absurdas. Excepto por Mile, todos los miembros de Pacto Carmesí creían que este era el curso de acción adecuado.

“¡Zero-Zero Magic, No. 1! ¡Empecemos, Bouldermobile!”.

Sus probabilidades de ganar eran cero. Sus probabilidades de sobrevivir, también cero. Zero-Zero Magic era un grupo de hechizos desesperados empleados para proteger compañeros y sobrellevar estas circunstancias “cero-cero”. Este era el primero de tales hechizos.

Pauline comenzó a recitar su más retorcido, salvaje y poderoso hechizo con todas sus fuerzas, mientras que una roca cercana de al menos tres metros comenzaba a sacudirse y quitarse toda materia innecesaria. Y entonces, desde dentro, reveló su verdadera forma: una gruesa y espiralada lanza.

O mejor dicho, un taladro.

“¡Gira, y gira! Voltea los cielos y la batalla a nuestro favor. ¡Para proteger a mi patrono y amigos, hago este ataque con todas mis fuerzas!”.

“Arde, vida. ¡Arde, espíritu! No dejaré que este cuerpo mío que carga con la voluntad de mi padre y de todos en Crimson Lightning sea aplastado por diversión de unos lagartos. ¡No dejaré que eso pase… jamás!”.

Los ojos de Reina prácticamente estaban dando vueltas. Claramente no estaba en un estado mental estable.

“¡Cuento con ustedes, Micros!”, gritó Mavis, tragando el contenido de cinco cápsulas al mismo tiempo. Esta era una batalla donde su supervivencia no era segura. No tenía caso preocuparse por lastimarse, o desperdiciar tiempo preocupándose por el futuro. “Querida espada mía, por el bien de mis amigas, demuestra tu verdadera forma, ¡y conviértete en mi fuerza!”.

Mientras decía estas palabras, su espada comenzó a emanar partículas doradas, brillando con una luz divina y ominosa.

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“¡Nanomáquinas! Je te commande…”, Mile, hablando palabras fuera de este mundo, dejó resonar su hechizo como un aullido. “Kurihara Misato, Adele von Ascham, y Mile les ordenan. ¡Acepten mis órdenes con la más alta prioridad!”.

Las pequeñas criaturas parecían estar tomándose esto en serio. Qué forcejeo tan valiente, tonto, miserable, lastimero e inútil. Quizás, lo más misericordioso que los dragones podían hacer por ellas ahora, en lugar de salvarlas al solo aplastarlas hasta dejarlas medio muertas, sería aniquilarlas de inmediato, para que no sintieran dolor. Sin embargo, justo cuando el dragón pensaba esto…

“¡Shoot!”.

“¡Fire!”.

“¡¡¡Rraaahh!!!”.

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