Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 5

Prologo: Yarandrala En La Capital

 

 

Shin no nakama Volumen 5 Prologo

 

Ares, Ruti y yo paseábamos por una calle de la capital de Avalonia.

“¿Qué hacemos a continuación, Hermano Mayor?” Ruti preguntó.

“La familia real ha sido informada de tu bendición, y la Evaluación de Ares lo ha verificado. Junto con mi condición de segundo al mando de los Caballeros Bahamut y la confianza que me he ganado por mi servicio a la corona, es probable que acepten quién eres.”

“Estoy seguro de que podremos obtener un apoyo monetario menor con eso”, agregó Ares asintiendo. “Sin embargo, tendremos que poder señalar los logros reales para que el rey te reconozca oficialmente como el héroe. El Héroe es una bendición legendaria, por lo que otorgar un reconocimiento oficial es un riesgo para el país”.

“Antes de llegar a la capital, derrotamos y aplastamos a un regimiento del ejército del señor demonio que estaba atacando nuestra ciudad natal. Eso es ciertamente valiente, pero en realidad no es algo que solo el Héroe podría haber hecho”, comenté.

Ruti se quedó en silencio mientras contemplaba. “Entonces, ¿qué es algo que solo el Héroe podría lograr?” ella preguntó.

“Hay una banda de ladrones que ha estado activa en las sombras aquí en la capital durante los últimos cincuenta años”, respondí. “Una organización criminal genuina sin ninguna conexión con el Gremio de Ladrones”.

“¿Nadie ha hecho nada por ellos durante tanto tiempo?”

“Mucha gente lo ha intentado. Los guardias, los aventureros, incluso el Gremio de Ladrones. Algunos intentos se han acercado, pero ninguno ha logrado atrapar al autor intelectual y el grupo ha sobrevivido”.

“Ya veo.”

Mientras Ruti asentía, Ares parecía dudar.

“Ciertamente, si logramos encargarnos de una banda de rufianes que nadie más ha podido destruir, eso podría ser suficiente para ser juzgado como una hazaña digna del Héroe, pero ¿tienes alguna pista sobre por dónde empezar? Con el ejército del señor de los demonios acercándose, el tiempo no es un lujo que podamos permitirnos.”

“No puedo prometer nada, pero al menos tengo una pista. La mujer con la que nos reunimos debería poder darnos la fuerza necesaria para cuidarlos”, expliqué.

Ares frunció el ceño. “Si hubiera alguien que pudiera hacer eso, ¿por qué has dejado solos a los ladrones hasta ahora?”

“Bueno, los crímenes dentro de la ciudad son manejados por los guardias, no por nosotros, los Caballeros Bahamut…”

Esa excusa debe haber sido inaceptable para Ares.

“Aun así, al menos podrías haberla presentado a los guardias, ¿no?”

“… En los niveles inferiores no es tan malo, pero los que están a cargo no confiarían en un alto elfo”.

“¡¿Un alto elfo?! ¿Podemos realmente poner nuestra fe en un semihumano?”

“Está bien. Los altos elfos valoran la confianza más que los contratos. Esa diferencia en la conducta es probablemente la razón por la cual las personas con posiciones más altas los odian. Además, esta banda de ladrones lleva cincuenta años causando problemas en la capital. También hay otras pistas, pero solo por eso, es una apuesta justa que el que está a cargo también es un alto elfo. Por lo tanto, usamos un alto elfo para atrapar a un alto elfo.”

Dejando la carretera, nos desviamos hacia la pequeña arboleda dentro de las murallas de la capital. El aire estaba tranquilo y silencioso, un mundo diferente del ajetreo y el bullicio de las calles.

“Pensar que hay un lugar como este en la ciudad”, comentó Ares con asombro.

Ruti parecía intrigada mientras miraba a su alrededor. Seguimos adelante, rodeados de árboles y cantos de pájaros.

“Hay una casa cerca, Hermano Mayor”.

Descansando en un lugar soleado había una cabaña de ladrillo con chimenea. Junto a él se encontraba un árbol Keyaki grande, majestuoso, casi imponente. A medida que nos acercábamos, la puerta se abrió y un borrón blanco saltó desde el interior.

“¡Gideon!”

Ella me abrazó y besó mi mejilla. No era más que un saludo de elfo noble entre amigos, pero podía sentir el descontento de Ruti creciendo detrás de mí.

“Supongo que las presentaciones están en orden. Esta es mi amiga Yarandrala” dije con una sonrisa irónica.

Miró por encima de mi hombro a Ares y Ruti y sonrió.

“Eres Ruti la Heroína y Ares el Sabio, ¿verdad? Escuché su discusión de mis amigos.”

“¿Tus amigos?” Ares interrogó, en guardia.

Yarandrala me soltó y abrió bien las manos.

“Soy Yarandrala, una Cantora de los Árboles. ¡Todas las plantas son mis amigas!”

Como para enfatizar su punto, el bosque que nos rodeaba parecía balancearse.

Yarandrala fue una aliada confiable durante nuestro tiempo en la capital, prestando su fuerza para ayudar a rastrear y lidiar con la escurridiza banda de ladrones y adquirir la prueba del Héroe. Nos separamos cuando salimos de la ciudad, pero nos reunimos durante las batallas en Loggervia, donde ella se unió oficialmente al grupo. Luchamos hombro con hombro en numerosas batallas hasta que me expulsaron del grupo.

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