Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 11

Capítulo 2: Vamos a la Biblioteca del Castillo

Parte 1

 

 

A la mañana siguiente, me daba demasiada vergüenza mirar a Keith a la cara, pero, para bien o para mal, se había marchado temprano con papá en un viaje de trabajo, así que no me encontré con él. Me sentí agradecida por ello, porque pensé que la incomodidad de verle probablemente desaparecería al cabo de un día o así.

Ese día no tenía trabajo en el Ministerio, y normalmente habría dedicado mi tiempo libre a trabajar en el campo, pero tenía cosas más urgentes en las que pensar: tenía que encontrar más información sobre FL2 y sus malos fines, especialmente ahora que había decidido pensar seriamente en los sentimientos de Jeord y Keith.





Mi plan era ir a la biblioteca del castillo. Como era la hija de un duque y la prometida de un príncipe, me dejarían usarla si pedía permiso. La razón por la que quería ir allí era la nota en japonés sobre el juego que había encontrado entre las páginas de la novela romántica que llevaba en mi bolsa.

Había preguntado a varias personas, entre ellas a Sophia, que me había prestado la novela para empezar, si conocían esa nota y si habían visto alguna otra igual, pero no sabían nada. Incluso busqué en la propia biblioteca de Sophia, pero no encontré nada.

La única explicación que se me ocurrió fue que la nota se había colado en el libro mientras yo estaba en el castillo. Así que, aunque las posibilidades de encontrar algo eran escasas, decidí que valía la pena visitar la biblioteca. Y era un esfuerzo, sin duda, teniendo en cuenta la cantidad de libros que se guardaban en aquel lugar. La idea de tener que vadear todo ese papel me impidió poner en marcha este plan durante mucho tiempo, pero sabía que, tarde o temprano, tenía que actuar. Una vez en el castillo, visitaría también el almacén en el que se había guardado mi bolsa cuando se introdujo la nota en su interior.

Me preparé y luego subí al carruaje, lista para ir al castillo por segundo día consecutivo. Ya había pedido permiso para entrar en la biblioteca de antemano, así que no había ningún problema. Iba de camino cuando vi una cara conocida caminando hacia mí.

“¡Oh, Príncipe Alan!”





“¿Hm? ¿Katarina? ¿Estás aquí otra vez? ¿Qué pasa?”

“Hoy no tengo trabajo, así que he aprovechado para revisar la biblioteca de aquí.” “¿Visitas una biblioteca en tu tiempo libre?” Preguntó burlonamente.

Es cierto. Normalmente no uso la cabeza en mi tiempo libre. Todo se centra en la agricultura. Ni siquiera visité la biblioteca muy a menudo mientras estaba en la Academia.

“Por favor. Es muy normal que una dama como yo investigue para su propio disfrute.” Respondí, pasando por alto el hecho de que nunca lo había hecho en mi vida. Intentaba parecer ofendida, pero Alan no parecía impresionado.

“Lo que sea. Intenta no dormirte.”

El príncipe había crecido mucho en los últimos años, pero por dentro seguía siendo un niño.

“Engreído con aires de matón…” Susurré para mí misma. Sin embargo, Alan de alguna manera me escuchó.

“¿Qué significa eso?” “Nada.”

“¡No puede ser! ¡Puedo decir que es un insulto!”

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“¡Si lo sabes, no hace falta que me preguntes qué significa!” “¡¿Qué es esa actitud, duquesa aburrida?!”

“¡Ahora eres tú el que me insulta!” “Pero tú eres la que empezó.” “¡Porque te estabas burlando de mí!” “Sólo dije la verdad.”

“¿Cómo te atreves?”

Seguimos discutiendo un rato, pero de repente, Alan empezó a reírse. “¿Eh?” Me quedé mirando, confundida.

“Es que, ya sabes, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que discutimos así. Es un poco gracioso.” Respondió.


La sonrisa inocente que tenía ahora en su cara me hizo olvidar por qué me había ofendido, y empecé a reírme con él.

“Tienes razón. Siempre te burlabas de mí así cuando éramos niños, ¡y luego empezábamos a pelear!”

“Sí, bueno… Supongo que no pude evitarlo.” Contestó mientras se rascaba torpemente la cabeza.

Cuando lo conocí, le preocupaba constantemente su complejo de inferioridad hacia Jeord.

Alan se había tranquilizado tanto que discutir con él le resultaba algo nostálgico. “Siento haber sido así entonces.” Añadió.


“¿Te estás disculpando por eso? ¿Ahora?” Le contesté, sorprendida de que dijera algo así más de diez años después del hecho.

“Sé que se debí hacerlo desde hace mucho tiempo. Pero es justo ahora que me acabo de dar cuenta de que nunca me he disculpado por ello… Además, gracias.”

La cara de confusión que puse le hizo reír de nuevo, así que ni siquiera pude preguntarle por qué me daba las gracias.

Oh, claro, debería preguntarle sobre eso“Dime, Alan, ¿qué sabes del amor?”

Sora me había dicho que el amor y el romance no eran cosas que se pudieran entender preguntando a la gente, y yo estaba de acuerdo con él, pero tal vez escuchar opiniones diferentes me ayudaría a darme cuenta antes cuando y si el amor me sucediera. Al menos, no había nada malo en preguntar.

No es que tuviera grandes expectativas sobre su respuesta: su compromiso con Mary era político y los dos no parecían estar realmente enamorados el uno del otro. Me imaginaba que sería una entrada más en el club de los que no saben nada de amor.

“¿Por qué me preguntas eso de repente?” Tartamudeó, sonrojándose. “¿Qué? ¿No querrás decir… que sabes algo de romance?” Le contesté.

Más que futuros esposos, Mary y Alan parecían una jefa del crimen y su matón de poca monta. Pensar que se amaban de verdad era chocante.

“¡No te hagas la sorprendida! Soy un adulto, ¿sabes? Por supuesto que lo sé… Pero, ¿y

?”

“Bueno… Yo…” Hice una pausa, tratando de idear una buena respuesta. No podía decirle simplemente que no sabía nada del tema, o habría empezado a burlarse de mí otra vez.

“Déjame adivinar.” Se lanzó antes de que pudiera hablar. “El amor sigue siendo un misterio para una chica como tú, ¿eh?” Como era de esperar, ya había empezado a burlarse de mí.

“¡En absoluto!” Respondí instintivamente, ofendida porque se burlaba de mí.

“Así que… ¿sabes algo del romance?” Se preguntó, con una mirada muy seria. “Entonces… ¿De quién estás enamorada?”

“B-Bueno, er…” Todavía no había pensado tanto. “¿Es Jeord? ¡¿Acaso tu…?!”

Se estaba poniendo tan nervioso que terminé por detenerlo y admitir mi mentira.

“Lo siento, he mentido. No sé nada sobre el amor y eso. Sólo que no quería decirlo…” Por alguna razón, Alan pareció aliviado al escuchar eso.

¿Podría ser que también estuviera mintiendo y que tampoco supiera nada del amor?

“Oh, ya veo. Así que aún no lo sabes. Sí, sí.” Murmuró, asintiendo para sí mismo. Probablemente se estaba burlando de mí otra vez. Parecía tan satisfecho que quise preguntarle si también mentía, pero dijo que tenía que irse a trabajar. “Buena suerte con tus deberes .” Me dio una palmadita en la cabeza antes de alejarse como el hombre más feliz de la Tierra.

No son deberes. Es una investigación, pensé mientras me dirigía a la biblioteca, decepcionada porque preguntarle a Alan sobre el amor había sido una pérdida de tiempo.

***

 

Yo, Alan Stuart, estaba animado mientras me dirigía al trabajo. Resultó que mi breve desesperación había sido causada por un malentendido. En primer lugar, estaba contento de poder ver a Katarina dos días seguidos.

El día anterior, cuando supe que papá le contaría la violenta historia de nuestra familia, estaba tan preocupado por lo que pensaría de nosotros que recuerdo haberme mareado. Mientras hablaba con ella, el tiempo parecía detenerse. Me imaginaba a Katarina saliendo de allí y diciendo que no quería volver a vernos.

Por suerte, dijo que no le importaba, porque lo que hicieron nuestros parientes fue culpa suya y no nuestra. Parecía tan fría mientras lo decía que acabé enamorándome aún más de ella. Me di cuenta de la mirada cariñosa que le dirigía Jeord, y rápidamente aparté la vista. Después de todo, seguía siendo su prometida.

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Cuando le vi escoltarla fuera del castillo, me maldije por haberme enamorado precisamente de la prometida de mi hermano. ¿Pero qué podía hacer? No había otras mujeres como Katarina. No podía dejar de desearla.

Al igual que yo, mi prometida Mary también estaba enamorada de alguien de quien no debería estarlo. Ella insistía en que eso no iba a detenerla, pero yo no podía ser tan optimista.

Jeord y Katarina iban a casarse. Tuve que rendirme. Lo único que me daba esperanzas era que todo el mundo sabía cuánto amaba Jeord a Katarina… excepto la propia Katarina. Era demasiado inmadura, o ingenua, o lo que fuera, para entenderlo.

Por eso, cuando me dijo que sabía de amor, temí que finalmente se hubiera enamorado de mi hermano. Por suerte, eso fue sólo un malentendido y, como yo había pensado, ella no tenía ni idea de romances. Cuando la oí admitirlo, no pude alegrarme más. Sabía que al final tendría que rendirme, pero quería aferrarme a la esperanza el mayor tiempo posible.

Mientras seguía caminando, levanté la mano que había utilizado para tocar su cabello y la apreté contra mis labios.

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***

 

La biblioteca del castillo no era tan grande. Para empezar, sólo unos pocos podían acceder a ella, y no había muchos libros especializados en ella, al menos por lo que pude ver. Por supuesto, tal vez también había una biblioteca secreta subterránea como la del Ministerio Mágico, la que estaba llena de libros traviesos.

Como ya había obtenido el permiso, me dejaron entrar sin ningún problema. Cuando entré, vi que ya había alguien sentado frente a un escritorio con una pila de libros encima, leyendo. Aquel día debía de ser un día de encuentro inesperado con los amigos, porque, cuando me fijé mejor, me di cuenta de que la persona que estaba leyendo allí era Nicol.

Le saludé y se dio la vuelta, sonriendo al verme. Cada vez que sonreía, podía imaginar que detrás de él aparecía un fondo lleno de rosas en flor. Su atractivo era tan mágico como siempre y, como hacía tiempo que no me encontraba con él, tardé un segundo en espabilarme.

“¿Estás aquí por trabajo?” Pregunté. “Sí, ¿y tú?”

“Sólo estoy aquí para investigar algo.” “Ya veo. ¿Qué sería eso?”

“Hmmm… Viejos cuentos populares.”

Incluso con su tamaño relativamente limitado, no podía esperar leer todos los libros de la biblioteca, así que tuve que centrarme en un género específico. Quería buscar novelas románticas, ya que era el tipo de libro en el que había encontrado la nota sobre el juego, pero esta biblioteca no tenía nada de eso en sus estanterías, y lo mismo ocurría con otros géneros similares. Lo más parecido que tenían aquí eran cuentos populares antiguos.

Un bibliotecario me informó de que, aunque tenían bastantes libros de cuentos populares, si sólo necesitaba hojear las páginas probablemente podría revisar toda su colección en un día.

“En ese caso, los encontrarás por allí.” Nicol señaló un rincón de la biblioteca.

Vaya, ¡incluso recuerda dónde están los diferentes géneros!

“¡Gracias!”

“De nada.” Inmediatamente volvió a su lectura.

Incluso la forma en que miraba su libro era atractiva, pero no tenía tiempo que perder y abrí el primer libro de cuentos populares que encontré. Al principio, había planeado sólo hojear las páginas, pero algunas de las historias que había eran tan interesantes que me encontré leyéndolas hasta el final. Había una historia sobre unos magos que habían viajado a Sorcié desde tierras lejanas, una historia sobre un altar que se construyó para aumentar los poderes mágicos, una historia sobre el uso de la magia para sellar a un monstruo que se desbocaba, y así sucesivamente. Había historias de todas las zonas del reino, y todas eran tan singulares que me perdí en la lectura.

“—rina. Katarina.”

Mientras estaba completamente absorta en un libro, oí la voz de Nicol llamándome por mi nombre.

“Parece que estás muy concentrada.” Observó, mirándome con un atisbo de sonrisa en la cara.

“Sí… Perdí la noción del tiempo.” Respondí, avergonzada. “Resulta que es la hora de comer. ¿Ya tienes planes?” “¡¿Qué?! ¡¿Ya es la hora de comer?!”

Había estado tan cautivada por ese libro que había pasado toda la mañana leyéndolo, olvidando la verdadera razón por la que estaba aquí.

“He traído mi almuerzo.” Expliqué. “Y he pensado en comerlo fuera, ya que hoy hace muy buen tiempo.” Además, estaba prohibido comer en la biblioteca, así que esa era otra razón para comer en una de las mesas del jardín.

Continué: “¿Te gustaría acompañarme? La comida que tengo es demasiado para una sola persona.” Me acordé de la cantidad que había pedido a los cocineros de la mansión Claes. Era la primera vez en bastante tiempo que les pedía que me prepararan la comida, y estaba tan emocionada que acabé pidiendo un auténtico festín. Pero no quería que se desperdiciara, así que habría agradecido la ayuda de Nicol para consumirlo.

Se quedó pensando un rato. “Será un placer.”

Entramos en el jardín y colocamos en la mesa los deliciosos resultados de los esfuerzos de los cocineros. Nicol y yo empezamos a comer.

Munch… Munch… Munch…

“¡Hmmm! ¡Esto es muy bueno!”

Hacía mucho tiempo que no comía al aire libre, y el almuerzo de hoy se había adaptado magistralmente a mis preferencias. No tenía nada en contra de las comidas habituales de la cafetería del Ministerio, pero ahora mismo cada bocado me llenaba de pura alegría. Vi que Nicol también comía ansiosamente, y recordé cómo había cocinado para nosotros cuando fuimos al orfanato.

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“Las cosas que cocinaste para nosotros aquella vez también estaban deliciosas. Es increíble que también seas un buen cocinero.” Comenté, impresionada por cómo parecía capaz de hacer casi cualquier cosa.

“Oh, nuestros cocineros hicieron la mayor parte del trabajo. Yo sólo eché una mano aquí y allá.” Se retractó, pero yo sabía que sólo estaba siendo modesto, ya que su cariñosa hermana Sophia me había contado cómo se había pasado toda la noche cocinando.

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Parece peligrosamente atractivo, pero por dentro es un tipo humilde y razonable al que cualquiera querría como hermano mayor. El contraste es casi inquietante. Ahora que lo pienso, quizá sepa más sobre el amor que Alan. Debería hacerle la pregunta de siempre sobre eso…

“Dime, ¿sabes algo del ro…?” Empecé, pero me detuve inmediatamente al recordar algo que me había dicho hace años, antes incluso de que fuéramos a la Academia.

Le había preguntado casualmente si estaba enamorado de alguien, y me confesó que amaba a alguien que no debía. Eso significaba que al menos ya sabía algo sobre el romance y el amor, y por lo tanto hacer tal pregunta no sería una buena idea.

“¿Qué ocurre?” Preguntó con curiosidad.

¿Cómo puedo arreglar esto? Uf…

“¿Sabes que mencionaste que estabas enamorado de alguien en su día? Me preguntaba si todavía tienes los mismos sentimientos por ella. Como, ¿qué dirías si la vieras hoy…?”

¡Eso fue demasiado directo! Pensé, arrepintiéndome de haber sacado el tema. Sabía que había estado muy triste por su amor prohibido, y también sabía que su familia le había convencido más tarde para que conociera a posibles candidatas a novia… No podría haber hecho una pregunta más hiriente.

“Por supuesto, no hace falta que respondas a eso si no quieres…” Antes de que terminara de decirlo, Nicol también habló: “Te amo.”

Que me lo dijera mientras me miraba directamente a los ojos hizo que mi cara se calentara.

“¡Ya veo! Eso es lo que le dirías… ¿verdad?” Pregunté, y él asintió.

Siempre había sido un hombre de pocas palabras, y a menudo acababa malinterpretándolo.

Por un momento pensé que me lo decía a mí…

“Intenté olvidar estos sentimientos prohibidos míos…” Explicó.

Así que incluso pasó por esos esfuerzos de emparejamiento mientras seguía amando a esa persona misteriosa…

Me preguntaba quién era su enamorada y por qué estar con ella sería un problema. Había considerado la posibilidad de que tal vez su enamoramiento fuera un él y no una ella, pero incluso entonces sabía que los hombres se sentían tan atraídos por él como las mujeres. La única explicación que quedaba era que se había enamorado de una mujer que ya estaba casada.

Me temo que no hay ayuda para ello si ese es el caso. Es muy triste.

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Tras un breve silencio, continuó, sin dejar de mirarme. “Pero no puedo. No puedo cambiar lo que siento.” Aunque sabía que estaba hablando de otra persona, escuchar a un tipo tan guapo decir esas cosas me estaba dando básicamente fiebre.

“Y sé que nunca volveré a sentirme así, no hasta este punto…”

Desearía que no dijera cosas como esa con esa voz dulce y su ardiente mirada… Quiero decir, yo soy la que lo pidió, pero… mi inmunidad a su atractivo se ha desvanecido después de todo este tiempo sin ninguna interacción significativa con él…

Y entonces, dio el golpe final. “Te amo”, volvió a declarar.

Había tanta pasión en su voz que mi cabeza no pudo aguantar más y me desmayé.

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