Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 7

Capitulo 85: El Ex-Señor Demonio Y Un Giro

Mi conciencia era confusa en el mejor de los casos. Todo lo que pude hacer fue mirar a mis amigos caídos desde mi lugar en el suelo.

Ginny, con la piel quemada. Olivia, desplomada contra una pared. Sylphy, con los ojos cerrados como si estuviera dormida, metida más allá del enorme agujero.

Y… Verda, suspendida en el aire, con una lanza atravesándola. Sus dedos se crisparon.

“Ngh… ¡Ah! ¡Arriba y hacia ellos!”

Ella no se había movido antes de esto. Habría pensado que esto era una broma, al verla saltar en el aire, con las manos envueltas alrededor de la lanza. Liberándose del arma, aterrizó sobre sus pies, la herida punzante en su estómago comenzó a sanar ante nosotros.

“Tomando prestadas las palabras de mi maestro, salió como se esperaba”, comentó Verda con un suspiro.

Supongo que se estaba haciendo la muerta, esperando su oportunidad de atacar.

“Suspiro. No me dio ninguna oportunidad de intervenir. Qué lástima”.

Verda se encogió de hombros y examinó la habitación, observando el daño causado al espacio y a sus amigos antes de volver a suspirar.

“Es su modus operandi: romper mis preciados juguetes con una sonrisa”. La sonrisa permanente de Verda se había ido, su expresión se oscureció con rabia. “Es por eso que no podemos estar juntos”.

Ira. Pena. Podía verla luchando contra emociones que en realidad nunca afloraron a la superficie.

Pero fue sólo por un momento. Ella respiró hondo, calmándose. La vieja Verda estaba de regreso.

“¡Bien! ¡Pongámonos manos a la obra y arreglemos todo!” Me sentí aliviado de verla volver a ser tan alegre.

Todo el mundo iba a estar bien. Tuve la suerte de tener un aliado como Verda.

Ahora ya no era necesario que me aferrara a la conciencia. Le dejé todo a Verda y cerré los ojos—

—Me quedé dormido casi al instante, cambiando las conciencias.

Como si hubiera estado esperando para infiltrarse en mis sueños, allí estaba, entrando en mi territorio mental.

El paisaje onírico tenía que ser obra suya: sol negro en el cielo carmesí, tierra yerma sin vida vegetal a la vista, grupos de formaciones rocosas.

Allí, en esta vista, había una mesa redonda. Me agaché para tomar asiento, mirando al ser frente a mí: Mephisto Yuu Phegor.

“¿Y por qué te ves así? ¿Es esto una broma para ti?”

Me di cuenta de que estaba siendo estúpido tan pronto como le pregunté esto.

Todo era una broma para este monstruo.

No duraría si me molestara su insistencia en que me hablara en el cuerpo de una mujer hermosa del cuello para abajo.

“Siempre pienso para mis adentros: ¿Qué es la vida sin un poco de humor?”

“… ¿Así que esto es lo que encuentras divertido?”

“Hee-hee. También pensé en darte algo para emocionarte”.

Apretó sus senos, enfatizándolos. No sentí el menor indicio de deseo, solo irritación.

“Mmm. No pareces complacido. Estaba tan seguro de que te gustaría que mi rostro fuera idéntico al de las dos personas que más amas”.

“Las dos personas que más amas”. Lydia e Ireena.

…Él realmente me recordaba a ellas. Eso es lo que hizo que esto fuera tan desagradable.

“…No tengo intención de jugar contigo. No voy a perder el tiempo aquí sí solo quieres tener una pequeña charla”.

“Alguien está impaciente. Deberías relajarte, ya sabes, estirar las piernas, ah, lo siento. Vamos. No te vayas.” Mephisto me retuvo con su mano. “Entré en tus sueños para explicarte las reglas. Quería decírtelo cuando me fuera, pero las cosas se estaban poniendo un poco tensas y lo olvidé.”

…Mephisto siempre trató estos incidentes como si fueran una especie de juego. No le importaba si yo quería jugar o no; él me impondría sus restricciones y hablaría sobre mí de todos modos. Todo era parte de ser un Dios Maligno.

“Estas reglas no son muy complicadas, solo algunas de ellas, simples. Primero, techos eléctricos. Apesta que ninguno de ustedes pueda armar su verdadera fuerza en este momento. Así que te daré una ventaja. No usaré más poder del que puedas manejar.”

Agresivamente condescendiente. Pero no tenía el lujo de ser quisquilloso.

Lo insté a continuar, con la esperanza de terminar con esto lo antes posible. “¿Y el segundo?”

“Un límite de tiempo. Las cosas podrían volverse aburridas si las estiramos, por lo que solo tiene diez días, diez días para llegar a Megatholium. Mientras honres eso, no me importa qué más hagas”.

“… ¿Y esas son las únicas reglas?”

“Sí. No necesitamos más. Eso debería ser más que suficiente para hacer esto interesante”, dijo Mephisto, con una sonrisa repulsiva. “Prometo seguir mis propias pautas y nivelar el campo de juego. También puedes arruinar cualquiera de mis trucos.”

Podría ser de dos maneras: detectar su plan y evitar que se divierta o no darse cuenta de su plan y maldecirnos por nuestra incompetencia.

Este siempre fue el caso con los llamados juegos de Mephisto.

“Ah, pero debo agradecer a Lizer. Después de todo, él es la razón por la que puedo volver a jugar con mi amor. Bueno, tal como yo lo veo, el plan ha funcionado y…”

“¿Terminamos aquí? Si es así, voy a volver”.

Mephisto se encogió de hombros cuando me levanté de mi silla. Y luego su rostro se transformó en una sonrisa maliciosa.

“Haré que me muestres una cara empapada en lágrimas. Justo como antes.” Mi enemigo parecía tener confianza.

Eché los hombros hacia atrás. “Tú serás el que llore… Al igual que antes”. Este fue el último intercambio que tendría con él en mis sueños.

—Cuando recobré el sentido y abrí los ojos… “¡Ah, finalmente estás despierto!”

“… ¿Estás herido?”

“Uf. Dormiste como un muerto. Estaba segura de que te perdimos.”

Mis amigos me miraban desde arriba. Aparentemente les había dado un susto.

Les pedí disculpas y me senté. Entonces la vi. “Ginny…”

Como la Bella Durmiente, yacía en el suelo, con los ojos cerrados, la piel pálida, sin señales de vida.

“Todos estábamos lidiando solo con heridas externas… Pero el espíritu astral de Ginny se ha corroído. Y eso solo se puede curar con magia.”

“… Entonces tendremos que darnos prisa y recuperarlo”, respondí. Todos asintieron. Verda, particularmente vigorosamente.

“Correcto. Si no avanzamos, el daño será permanente. Viendo cómo su condición se está deteriorando… Diría que tenemos diez días.”

No era casualidad, imaginé, que esto se alineara con el límite de tiempo impuesto por el juego de Mephisto.

“…Nuestro objetivo inicial era obtener el Cubo Extraño y rescatar a Ireena. No tenemos más remedio que retrasar eso por ahora”, dije.

Recuperaríamos nuestra magia y curaríamos a Ginny en diez días. Luego… iríamos a Megatholium y derrotaríamos a Mephisto Yuu Phegor. Nadie planteó ninguna objeción.

Yo continué. “El problema ahora… es cómo recuperar nuestra magia.

¿Alguien tiene alguna idea?”

Silencio. Todos se cruzaron de brazos y negaron con la cabeza. Mi mente corrió—

“Hay una manera”, comenzó Olivia en voz baja.

Por extraño que parezca, estaba pensando exactamente lo mismo. Era una apuesta, todo o nada.

“La Armadura del Señor Demonio. Si usamos eso, entonces tal vez…”