Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 7

Capitulo 83: El Ex-Señor Demonio Y La Caza De La Magia

El Cubo Extraño. Un dispositivo creado por cierto Dios Maligno que podría cambiar el mundo tal como lo conocemos. Y su activación había hecho precisamente eso.

Alvarto Egzex. Lizer Bellphoenix.

Mis antiguos subordinados me habían superado. Había perdido todo lo preciado para mí en esta era. Mis compañeros de clase se habían convertido en monstruos e Ireena, la chica que significaba más para mí que nada en el mundo, había caído en manos enemigas.

Ni siquiera nuestra magia se salvó, ya que el enemigo se la arrebató. La situación no podía empeorar.

¿Entonces qué?

Yo—nosotros nunca nos rendiríamos. Robaríamos el Cubo Extraño, rescataríamos a Ireena y salvaríamos el mundo… y para hacer eso—

Actualmente estábamos corriendo a través de la antigua capital de Kingsglaive.

Todos los residentes de la antigua capital se habían convertido en monstruos. Una horda de demonios, los subordinados de Alvarto, se habían apostado allí, listos para detener nuestro avance… pero nadie podía detenernos. Ni siquiera una corriente de enemigos.

“¡Rodeadlos! ¡No los dejes pasar!”

“¡Solo hay cinco de ellos! ¡¿Cómo estamos fallando en detenerlos?!” “¡Pedir refuerzos! ¡Se abrirán paso a este ritmo!”

La ciudad era ahora un campo de batalla. Gritos enojados y los sonidos de un bombardeo violento se superpusieron en un terrible estruendo. Los adoquines fueron destrozados. Los edificios se derrumbaron. Se levantó polvo. Nos abrimos paso a través de la calle principal, pasando a toda velocidad por los daños mientras derribamos a cualquiera que se interpusiera en nuestro camino.

“¡Hah!” Un destello de la espada de Olivia y los demonios se partieron en dos.

Olivia era la mejor espadachín del mundo tanto en nombre como en espíritu. He dependido de ella durante las batallas, pasadas y presentes, por su dominio de la espada y su poder puro. Su fuerza, por lo tanto, no se había visto afectada por la pérdida de magia.

“¡Agujero Negro! ¡Agujero Negro! ¡Agujero Negroooooooo!”

Verda Al-Hazard.

Al igual que Olivia, la científica loca, y ex Rey Celestial, operaba de la manera habitual, a pesar de las circunstancias. Ella estaba usando algún tipo de poder que incluso yo no comprendía completamente. Vórtices oscuros se abrieron en el cielo, absorbiendo enemigos en masa.

“¡No voy a dejar que ustedes se diviertan!” “¡Cumpliré mi papel!”

Sylphy y Ginny. Cada uno de ellos tenía una espada larga apretada en sus manos. Estaban virtualmente indefensos en el campo de batalla sin magia, pero sus espadas, que poseían empuñaduras peculiares, lo compensaban un poco.

En respuesta a los gritos de las chicas, las líneas en el centro de las empuñaduras brillaron. Un instante después… Sylphy se lanzó hacia adelante a velocidades imposibles, cortando a los enemigos como un relámpago. Se formaron cuchillos de hielo alrededor de Ginny, disparando hacia cualquier oponente que obstruyera su camino.

“¡Gah…! ¡¿No perdieron su magia?! ¡¿Cómo son capaces de hacer esto…?!”

La respuesta fue Verda. Ella había predicho esta situación e ideó un plan para compensar nuestras desventajas: dispositivos mágicos internos.

Si cargó la unidad de recolección incrustada en la empuñadura con magia de antemano, podría recurrir a ella en lugar de a su propio poder. Así luchábamos Sylphy, Ginny y yo junto a Olivia.

“…Dicho eso, no parece que me necesites.”

Todos estaban saltando antes de que pudiera hacer un movimiento, ocupándose de cada amenaza a la vista. Había sido así desde el momento en que pusimos un pie en Kingsglaive, lo que significaba que no había lanzado un solo ataque. Para ser honesto, me sentí un poco mal.

“¡Eres nuestra última línea de defensa, Ard!” aseguró Ginny.

“¡Sí! ¡Simplemente aún no es tu momento!” Verda estuvo de acuerdo. “Déjanos a estos secuaces a nosotros”, agregó Olivia.

“¡Te mostraremos lo que podemos hacer por nuestra cuenta!” dijo Sylphy.

Vi a mis amigos comportarse como héroes en una escena de acción antes de correr por el camino que nos habían despejado.

Verda comenzó a reírse. “¡Vaya, no estaban bromeando sobre encontrar fuerza en los números! ¡No puedo creer que este sea el mismo camino que parecía imposible de seguir!”

Se refería al momento en que ella y Olivia se precipitaron al laboratorio de investigación para completar un dispositivo mágico en particular justo después de que el mundo cambiara. Lizer debe haber anticipado que podrían, porque la ciudad rápidamente se vio plagada de monstruos, demonios que esperaban su llegada. Verda y Olivia, capaces como eran, habían sido vencidas y obligadas a retirarse. Algún tiempo después de eso, se encontraron con nosotros, lo que nos trae ahora.

“¡Rezo para que no destruyan el laboratorio!”

“¿No tienes algunas barreras en su lugar sobre todo el asunto?”

“Supongo. Pero estoy bastante seguro de que no durarán mucho. Al y Lizer se sienten amenazados por mis inventos. No me sorprendería si ya los rompieron.”

Si eso sucediera, se habría acabado para nosotros.

Esperaba que el laboratorio estuviera intacto mientras avanzaba. Los demonios continuaron su asalto, intentando rodearnos, pero todo fue en vano.

Los dispersamos, pateando, pisoteando y aniquilando nuestro camino hacia nuestro destino.

Entonces finalmente… lo vimos. Allí, al final del largo camino que tenemos por delante: el laboratorio.

Una brillante cúpula dorada semicircular protegía los terrenos, y el edificio en sí no tenía ni un rasguño.

“Parece que hemos llegado a tiempo”.

Solo necesitábamos seguir adelante, y estaríamos mucho más cerca de rescatar a Ireena.

Necesitaba traerla de vuelta. Daría mi propia vida si eso significara que ella regresara a casa.

“¡Detenerlas! ¡Ahora!” “¡Alto! ¡No te muevas!” “¡¿Dónde diablos está?!”

Este fue un momento de vida o muerte para el enemigo. Sus embestidas fueron los ataques más duros a los que nos habíamos enfrentado… pero no fueron suficientes para detenernos.

Pisoteamos todo a nuestro paso y seguimos adelante. El destino estaba justo ante nuestros ojos. Y justo cuando estábamos a punto de alcanzarlo, un hombre apareció lentamente desde la esquina del laboratorio.

Nos detuvimos en seco. No teníamos otra opción.

“… Así que están introduciendo su última línea de defensa aquí, ¿eh?” Le fruncí el ceño como lo estaban haciendo los demás.

Parecía un viejo vagabundo. Cabello castaño rojizo despeinado. Sombra de las cinco. Ropa de cáñamo andrajosa que se sumaba a su aspecto andrajoso.

“… No es un anciano cualquiera”.

Asentimos ante la evaluación de Olivia. Ese vagabundo no estaba engañando a nadie aquí.

Olivia evaluó en silencio a nuestro enemigo. “Él es alto. Muscular. Cuerpo espumoso. Esos músculos de la pantorrilla, curiosamente grandes. Me imagino que es un soldado que se especializa en combate cuerpo a cuerpo… Cuidado, todos.”

“Obviamente. Lo sabía. Y no he sido capaz de detectar una sola apertura.”

Olivia y Sylphy parecían conscientes de con quién estábamos tratando. La tensión era evidente en sus rostros. Mientras tanto, los demonios observaron la situación en curso en silencio como si no hubieran estado tratando de matarnos.

“¡Finalmente está aquí…!”

“Hablando de última hora. Pero al menos llegó a tiempo…”

“¡Incluso estos tipos, monstruos por derecho propio, no pueden vencerlo sin su magia…!”

Sus comentarios contenían esperanza, confianza y temor reverencial.

Con todos los ojos puestos en él, el hombre en cuestión habló gravemente. “Te quitaré la vida”.

Una voz tranquila y tranquila. No contenía hostilidad ni sed de sangre, por lo que probablemente… nadie tuvo tiempo de reaccionar cuando desenvainó la espada a su lado.

“¡Ngh!”

Era como la encarnación de un vendaval. Nos dimos cuenta de que el hombre estaba justo en frente de Olivia. Una fracción de segundo después, hubo un destello de acero desnudo.

Había desafiado a Olivia a una pelea de espadas. Si este hubiera sido cualquier oponente típico, uno podría asumir que estaban completamente locos. Sin embargo—

“¡Tch!”

Ella evadió el primer golpe. Del segundo, ella se defendió con su espada mágica. En el tercero, se balanceó hacia atrás pero atrapó aire vacío. El hombre ya se había movido detrás de Olivia.

“¡Aaaaargh!”

Con un poderoso grito, Sylphy lanzó su propio ataque. El golpe de la espada fue rápido como un rayo y mortalmente afilado, apuntando a un lado de su cara. Pero nunca hizo contacto.

Justo cuando la punta de la espada estaba a punto de encontrar su marca… la figura del enemigo se onduló como un espejismo y desapareció.

Esto no fue un acto de magia. Lo había esquivado con pura agilidad… es decir, a una velocidad imposible.

“Olivia vel Vine. No creo que tengas lo que se necesita para ser llamado un maestro espadachín”, murmuró el hombre mientras se paraba directamente frente al laboratorio de investigación como una especie de guardián.

Por lo general, Olivia habría respondido de inmediato. Sin embargo, ella no dijo nada esta vez, un rastro de sudor corría por su frente. Si Sylphy no hubiera bloqueado, Olivia podría haber sido derrotada. La realidad la dejó sin palabras.

“No tengo ningún interés en los novatos. Eres mi único objetivo”, susurró el hombre, apuntando la punta de su arma hacia mí. “Me llamo Sergia Nagan. Deseo tener una pelea uno a uno contigo, Ard Meteor”.

“… ¿Quieres un duelo, a pesar de que tienes el poder para enfrentarnos a todos?”

El enemigo pareció darse cuenta de que yo desconfiaba de sus motivos.

Sacudió la cabeza. “No tengo planes astutos en mente. Hay dos razones por las que quiero luchar contigo solo. Primero, es mi preferencia. No estaré satisfecho a menos que me comprometa directamente con alguien que considere digno. Segundo… si te derroto, Ard Meteor, podré tener una pelea a muerte con mi señor. Ese es mi mayor deseo. Es la única razón por la que yo, Sergia, he vivido tanto tiempo.”

“Mi señor”. Debía estar hablando de Alvarto. Entonces, ¿eso significaba que este hombre también era del pasado antiguo? Solo los soldados que estaban directamente bajo el mando de Alvarto lo llamaban así.

Si este fuera el caso, no tenía dudas de que era un soldado hábil.

“… Ard, puede que no sea correcto, pero todos deberíamos atacarlo”, susurró Ginny en mi oído.

Aceptaría este duelo y le tenderíamos una emboscada. Imaginé que Ginny pensó que esto garantizaría nuestra victoria.

“Tienes razón en que tendría sentido aprovechar nuestros números. Pero… me temo que no es una buena idea en esta situación. De hecho, existe una posibilidad decente de que haga más daño que bien”.

Para tener fuerza en los números, necesitabas la cooperación del equipo.

¿Y qué tan unidos estábamos realmente? Yo diría un poco. Éramos más fuertes cuando actuábamos como individuos, así que sabía que el trabajo en equipo no era nuestro fuerte. Enfrentarse a una guerrera como Sergia como unidad sería un gran error. No había duda de que nos derrumbaríamos y seríamos aplastados bajo su pulgar.

“Odio admitirlo, pero tengo que ponerme del lado de Ard aquí”, dijo Sylphy.

“No soy fanático del plan de Ginny, así que también pasaré”, concluyó Verda.

Olivia me miró directamente. “… ¿Podemos dejar esto a ti?”

Estaba segura de que yo era el único que podía derribar a este hombre. Ella creía que yo podía hacerlo. Y entonces—

“Por favor, déjame esto a mí”.

No tuve más remedio que cumplir mi promesa. “Ginny. Retrocede con todos”.

“Okay.” Ginny creyó en mí y concedió sin discusión.

Con mis amigos ahora a salvo fuera de peligro, di un paso adelante.

“¿Deberíamos empezar?” Pregunté mientras preparaba mi espada, pies de ancho debajo de mí.

Mi enemigo se inclinó hacia adelante en respuesta. “Muy bien—”

Y luego cargó.

Como esperaba, fue rápido. Increíblemente así. Antes de que me diera cuenta, su espada estaba brillando justo en frente de mí.

Podría manejarlo. Cuando su espada se balanceó hacia mí, salté hacia un lado, lanzando simultáneamente un hechizo de ataque elemental. Una multitud de círculos apareció alrededor de Sergia, y un instante después, una vorágine de hechicería rugió a su alrededor.

Espadas de Viento. Pilares de Hielo. Bolas de Fuego. Rocas. Relámpago. Un diluvio por todos lados. Esto normalmente terminaría cualquier batalla promedio, pero—

“Aburrido.”

Una voz ronca. Al momento siguiente… La mano de Sergia trazó un elegante arco, destellando plata. Desató más de mil cortes que golpearon los hechizos elementales…

“Olivia vel Vine no es la única que se especializa en rebanar”. Cortó mis ataques, dejándolos vacíos.

Esta técnica era la especialidad de Olivia. Como alguien que se destacaba solo en el manejo de la espada, había creado un colmillo propio, algo imbatible, para enfrentarse a fuertes oponentes mágicos. Tuve que preguntarme cómo se sentiría Olivia acerca de un demonio armando la misma técnica. No pudo haber sido un buen sentimiento, pero no tuve el lujo de reflexionar demasiado sobre esto.

En el momento en que pensé, Aquí viene, Sergia estaba sobre mí. Cruzamos espadas, una, dos, tres veces. Cuando nuestras armas se encontraron, las brasas chisporrotearon, mi mente se aceleró.

Él es fuerte.

Este soldado fue un excelente recurso. Como demonio, había nacido con increíbles habilidades mágicas, pero había elegido luchar solo con una espada. Podía sentir la obsesión detrás de su estética con cada corte de su espada.

“…Supongo que los seguidores de Alvarto son más que palabras.”

En esta etapa, había inutilizado mi magia. Nuestra batalla se convirtió en un choque de espadas… pero Sergia Nagan era más hábil en este campo. Sin duda perdería si peleara en sus términos.

“El resultado de la batalla se decidió incluso antes de que comenzáramos… Usted mismo lo dijo, Su Alteza”.

A pesar de averiguar mi identidad, Sergia parecía tranquila. Al mismo tiempo, no parecía mostrar ningún orgullo por su propia fuerza. No indicó que algo lo hubiera agitado durante la batalla.

Sólo había nada para él. Evitar. Estaba quieto y silencioso como la superficie del agua.

“Tomaré tu cabeza”.

Estaba listo para dar el golpe final. Tan pronto como sentí esto— “Técnica de Espada Secreta: Giro de Serpiente”.

La espada de Sergia se retorció y la espada larga en mi propia mano salió volando hacia el cielo azul.

“!!”

Sintiendo peligro, salté hacia atrás lo más lejos que pude y sentí que algo me rozaba. Tan pronto como aterricé, mis ojos se lanzaron hacia abajo para mirar mi estómago.

…Si hubiera saltado hacia atrás incluso un segundo después, mis tripas se habrían salpicado en el suelo. Había una sola rasgadura en mi camisa y la sangre se filtraba de mi piel.

Cualquiera con ojos podía ver que estaba en problemas, lo que hizo que los demonios zumbaran.

“¡Tan cerca!”

“Básicamente está acabado”.

Tampoco tiene espada. Ard Meteor no tiene una pierna sobre la que pararse.

“Quiero decir, no puede usar magia sin ella. Está totalmente indefenso”. “Sabía que Sergia podía derrotar a Ard Meteor”.

Todos confiaban en la victoria de Sergia, anticipando mi muerte inminente. Todos excepto…

Olivia. Ginny. Sylphy. Verda.

Ninguno de mis amigos tenía una pizca de desesperación en sus ojos o expresiones. Por terribles que parecieran las cosas, no dudaron de que ganaría.

Yo también confiaba en mis habilidades. “Reconozco tus poderes. Sin embargo—”

No tenía miedo de quedarme con las manos vacías. Miré a mi oponente.

“Tu espada tiene fuerza y nada más, es una habilidad que ha sido refinada a través de tu obsesión por la estética. Sergio Nagan. Tu espada, no tiene corazón.”

Extendí mi mano derecha hacia él y curvé mi dedo índice hacia mí. Ven aquí.

Sergia reconoció en el taco. Se inclinó hacia adelante, echó su espada al hombro, y levantó un torbellino mientras corría hacia adelante.

En el lapso de un segundo, había cerrado el espacio entre nosotros. Ahora que había perdido la espada de Verda, me había convertido en un aldeano, indefenso en todos los sentidos. Sergia pareció darse cuenta de esto. Él, sin embargo, no bajó la guardia en su misión de matarme. No estaba dispuesto a tropezar ahora. Incluso en el último momento, incluso con la victoria prácticamente en las palmas de sus manos, nada se había apoderado de su corazón. Era, sin duda, un guerrero a tener en cuenta.

Sin embargo…

“Una espada sin corazón es una espada que no provoca miedo”.

Sergia y yo hicimos nuestro movimiento. Sólo pude distinguir un destello de algo.

El brillo de su espada desnuda era cegador. Mi cuerpo, como el típico don nadie, estaba en su límite. No podría contrarrestar el destello de la espada de mi enemigo.

Pero… me iba a mover. Tuve que hacerlo. Después de todo, tenía algo que me permitía ir mucho más allá de los límites de este cuerpo mortal.

Y ese era mi corazón, su poder.

Salvaría a mis amigos. Salvaría el mundo. Yo salvaría a Ireena. Estaba superando estos límites con mi sentido de propósito y sinceridad.

Detuve la espada enemiga que apuntaba directamente a mi cabeza agarrándola con una mano.

“¡¿Lo detuviste…?! ¡¿Con una mano desnuda…?!”

Esta fue la primera vez que el corazón de Sergia se agitó. Fue aquí donde se decidió la batalla. Me negué a dejar pasar esta oportunidad, llevando a cabo el mejor plan que pude dadas las circunstancias.

Levanté la pierna derecha y la derribé con una patada alta.

Un movimiento decepcionantemente simple pero fascinantemente violento. La fuerza de mi ataque cayó sobre la cabeza de Sergia.

“¡—Ngh!”

Ese rápido gemido acabó con todo. La luz se desvaneció de sus ojos y cayó al suelo con un ruido sordo. El silencio llenó el aire. Los demonios, espectadores tranquilos hasta ahora, comenzaron a sudar frío.

“¡T-Tienes que estar bromeando…!”

“¡Imposible…! ¡No hay forma de que golpee a Sergia con sus propias manos…!”

“¡Es un monstruo! ¡¿Que hacemos ahora…?!” Atrás quedaron sus buenos espíritus.

Mientras me evaluaban, miré a cada uno de ellos. “¿Deberíamos continuar?”

Temblaban de pies a cabeza. Ninguno tenía la voluntad de luchar a la izquierda.

“¡Mierda!”

“¡No voy a tirar mi vida aquí…!” “¡Tenemos que retroceder…!”

Como perros con el rabo entre las piernas, los demonios huyeron. Pronto, éramos los únicos que quedaban.

“¡Sabía que podías hacerlo, Ard!” Ginny lloró.

“Sabía que podías hacerlo, ¡obviamente!” añadió Sylphy. “Quiero decir,

¡puse mi confianza en ti, después de todo!” “… Hmph”, murmuró Olivia.

“¡Seguro que eres interesante! ¡Déjame diseccionarte una vez que todo esto termine!” Verda dijo.

Sonreí ante sus elogios.

“Pongámonos en marcha. Es hora de que cambiemos las cosas” dije, señalando el laboratorio, con la barrera y todo.

***

Poco después de que Verda liberara los sellos, entramos en los terrenos del laboratorio de investigación.

El exterior tenía la marca de extraña excentricidad de Verda por todas partes, pero el interior era sorprendentemente normal. Mientras atravesábamos el pasillo, me mantuve alerta y comprobé si había peligro en las esquinas. Las cosas se pusieron muy peligrosas cuando pensabas que estabas limpio. Es el momento en que todos comienzan a bajar la guardia.

Me preocupaba que el enemigo usara ese momento para atacar… pero mis temores eran infundados. Progresamos a través del laboratorio sin incidentes y llegamos a una habitación espaciosa.

“Oh… es bastante impresionante…”, se maravilló Ginny.

Evidentemente, la sala se utilizó para desarrollar herramientas y equipos mágicos y realizar experimentos. El lado derecho de la sala estaba prolijamente alineado con bancos de trabajo y todo lo necesario para la producción. La izquierda estaba reservada para experimentos. Se establecieron barreras físicas en todas partes, presumiblemente por precaución.

“¡Muy bien! ¡Vamos a cocinar!”

Encantada de estar de vuelta en su propio territorio, Verda saltó a uno de los bancos de trabajo, donde abrió una mochila y alineó varios ingredientes en el escritorio…

“Correcto. Todo el pueblo podría despedirse mientras estoy trabajando, pero podemos preocuparnos por eso más tarde. ¡Solo piensa en ello como un golpe de mala suerte y sigue adelante!”

Y con esa preocupante advertencia, Verda se puso manos a la obra.

No mucho después, logramos evitar el peor de los casos y los dispositivos mágicos en los que habíamos puesto nuestras esperanzas se completaron.

Parecían pulseras de plata muy básicas. Su propósito, sin embargo… era restaurar nuestra magia. Tenías que usar el brazalete para que fuera efectivo, pero el usuario podría usar hechizos nuevamente.

“Okey dokey. ¡Probemos a estos bebés y veamos si funcionan!”

Nos trasladamos al área de experimentos en el lado izquierdo de la habitación, extendimos nuestras palmas hacia el aire y lanzamos un hechizo. En cuanto a los resultados—

“Stellar, parece”.

“¡Ahora no seré un peso muerto…!” El ánimo de Ginny se disparó.

“¡Ahhhh! ¡Demise! ¡Nunca te dejaré ir de nuevo!” Sylphy podría invocar una vez más su Espada Sagrada.

A Olivia nunca le gustó la magia, así que no tenía mucha opinión. En cualquier caso, acabábamos de dar un paso de gigante más cerca de nuestro objetivo final.

“Desde que el mundo se transformó, hemos sido como ratones salvajes que huyen de los gatos, bajo el miedo constante a la muerte. Pero todo eso termina hoy. A partir de ahora, seremos los cazadores.”

Todos asintieron ante mi declaración, con la moral alta. “¡Rescatemos a la señorita Ireena…!”

“¡Los haremos enojar tanto que explotarán!”

“Para mis alumnos… y mi campo de papas. Los salvaré.”

“¡Los juegos se tratan de ganar! ¡Y nosotros somos los desvalidos!”.

Sus rostros brillaban con esperanza. Me sentí de la misma manera. Ahora no teníamos nada que temer. Seguiríamos adelante y salvaríamos el mundo. Era nuestro único objetivo.

“Está bien, entonces—”, dije, reuniendo a mis amigos de confianza…

Clap, clap, clap, clap, clap…

Un ruido resonó.

Clap, clap, clap, clap, clap.

¿Fueron aplausos lo que escuché?

Alguien estaba aplaudiendo. No fui yo O Ginny. O Sylphy. U Olivia. O Verda.

Alguien más estaba aquí.

Tan pronto como me di cuenta de esto…

Un escalofrío recorrió nuestro grupo.

Los poros se abrieron, haciéndonos resbaladizos por el sudor. Nos quedamos allí, congelados.

Sabía que se suponía que debía tomar nota de nuestro entorno, pero descubrí que ni siquiera podía mover la cabeza. Mis dedos temblaron involuntariamente. El sudor resbalaba por mi cara.

Clap, clap, clap, clap, clap.

El sonido estaba cada vez más cerca. Alguien se acercaba. Al mismo tiempo, un coro cacofónico comenzó a sonar en mi cabeza, algo desagradable como un instrumento de cuerda que se puntea violentamente. Mi mente estaba perdiendo el contacto con la realidad. No podía pensar con claridad con este ruido repugnante. La compostura me dejó. Fui llevado más profundamente a un trance.

—Era miedo.

Estábamos siendo conducidos a un estado de miedo abrumador.

¿Pero quién? ¿Quién fue? ¿Quién en este mundo podría llenar a todos, incluido yo mismo, con tal terror?

…La verdad era que sabía quién era. Sólo había una persona que podía hacer esto.

Pero rechacé la idea. Me dije que era imposible y desterré el pensamiento. No había forma de que hubiera regresado. No se le debe permitir regresar. Y además, ¿no lo sellamos en ese entonces?

Con los Reyes Celestiales y sus subordinados, ya nos habíamos vengado. Venganza contra el monstruo que nos había robado a nuestros seres queridos. Venganza contra el monstruo que nos había robado la dignidad. Venganza contra la bestia que era el enemigo jurado de toda la creación.

Después de todo eso, no había forma de que pudiera regresar—

“¿Participar en el escapismo? Eso no es propio de ti, cariño.”

Tan pronto como escuché el susurro repentino, una oscuridad sopló como una tormenta.

“¡No puede ser…!”

“¡Este desagradable sentimiento…!” “Esto es malo.”

“¡¿Que está sucediendo…?!”

Un aura oscura irrumpió a nuestro alrededor. Finalmente se reunió en un punto, convergió juntos—

—y descendió sobre nosotros.

Mientras el silencio caía sobre la habitación, él apareció ante nosotros. “…Imposible,” respiré.

No podía hacer nada más que quedarme estupefacto. Mi mente estaba en blanco.

“…Imposible,” repetí como un tonto.

Se suponía que esto nunca sucedería… El hombre, el monstruo ante mis ojos, era exactamente como lo recordaba.

Un cuerpo pequeño, bajo e infantil. Su ropa era extraña, no atribuible a ninguna época o país en particular. Su apariencia sugería a alguien que estaba verdaderamente solo e independiente.

Sus facciones eran angelicales, esos ojos brillando en un grado inquietante. Su largo cabello negro y sedoso caía hasta el suelo… Era asquerosamente hermoso, una pesadilla en forma humana.

Tan pronto como notó mi reacción, sus labios se curvaron en una sonrisa torcida. Habló en un tono repulsivamente elocuente.

“¿Ves? Nos encontremos de nuevo.”

Era como si estuviéramos continuando desde donde lo dejamos. Nunca pensé que llegaría este día, sin embargo, ahora él estaba frente a mí.

La vieja guerra. La batalla final del pasado antiguo, la que libra la humanidad contra los dioses malignos.

Me había dejado una última cosa: “No me convertiré en un recuerdo”. Supuse que estaba siendo un mal perdedor. Eso era lo que quería pensar. Quería creer que finalmente me deshice de él para siempre.

¡Y todavía…!

¡Mierda! ¡Maldita sea!

La rabia burbujeó en mí, rompiendo mi agitación.

Olivia, mi figura hermana, estaba lidiando con la misma emoción.

Estaba seguro  de que  Sylphy y Verda también lo estaban.  La  única excepción fue Ginny, que era de la era moderna.

Todos los del pasado antiguo sintieron la misma animosidad enfermiza cuando escupimos el nombre de nuestro enemigo jurado.

“¡Mephisto Yuu Phegor…!”