Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6.5

Interludio: Preludio Del Amenazado

Parte 3

Incluso si no podía pedir un mejor ambiente para vivir, la situación de Varvatos todavía estaba lejos de ser ideal.

Continuó sufriendo a diario en su relación amo-sirviente con Mephisto y sus afectos repulsivos. Era un peso constante en su corazón y el estrés acumulado era sustancial. Varvatos ocasionalmente se desahogaba con sus subordinados, lo que lo hacía caer en un ciclo de autodesprecio.

Dicho esto, casi siempre se las arreglaba para hacer su trabajo y su mente permanecía cuerda. Sin embargo, las pesadillas pasaron factura a Varvatos, y la tensión mental lo llevaría al límite.

Cuando se puso muy mal, se dirigió a la ciudad del castillo. Por supuesto, esto fue solo después de que transformó mágicamente su apariencia. La belleza de Varvatos fue alabada como obra de los dioses, y los débiles de corazón se desmayaron al verlo. Muchos habían sido víctimas la última vez que entró en la ciudad con modificaciones menores. Todo el lugar prácticamente estalló en un pánico masivo.

Esta vez, se transformó en una persona completamente diferente. Ahora era un joven de aspecto completamente normal sin rasgos únicos de los que hablar.

Con su nueva sensación de libertad, Varvatos se dispuso a disfrutar de la vida nocturna de la ciudad. Los artefactos de piedras mágicas colocados intermitentemente a lo largo de la calle pavimentada iluminaban el distrito del centro, y la gente era tan ruidosa por la noche como durante el día.

“¡Estás ahí, joven! ¿Qué tal tomar un descanso en nuestra casa?”

“¿Eh? Escuché que tu lugar es una estafa total. No me estás engañando”. Un hombre rechazó a alguien que le hacía señas para que entrara en su tienda.

“¡Aha-ha-ha-ha-ha! ¡El mundo está girando!” “¡H-Has bebido demasiado! ¡Entiende, jefe!”

Un joven estaba cuidando a una mujer borracha.

La noche sacó a relucir la verdadera naturaleza de la gente. Por eso a Varvatos le fascinaba tanto. Después de todo, era imposible encontrar este punto de vista en otro lugar: personas que revelaban su ser genuino, que vivían libremente, se reían y sonreían abiertamente.

Tales placeres a menudo dados por sentados eran preciosos en esta época. En las tierras controladas por los Externos y los demonios, todos tenían miedo de encontrarse con un ser superior y pasaban sus vidas acobardados por el miedo. Si actuaban por su propia voluntad e invocaban el disgusto de los poderes… les esperaba una muerte cruel.

Por otro lado, al igual que esta ciudad de Megatholium, las ciudades controladas por los rebeldes estaban gobernadas por la humanidad. Dicho esto, no se puede necesariamente llamar buena a su situación. La gente del pueblo vivía con el temor constante de ser atacados por seres superiores… y los soldados rebeldes locales provocaron su propio caos.

Por eso esta ciudad era tan única. Solo Megatholium sirvió de utopía para la humanidad. Era una sociedad donde todos podían sonreír y esperar el día siguiente. No había otro igual.

“… Sabía que no estaba equivocado”.

La energía y las sonrisas de estas personas fueron prueba de ello. Ser el perro de Mephisto disgustaba a Varvatos, pero había sacado mucho provecho de ello. Los ciudadanos tenían un lugar de descanso donde vivir en paz. No perdería a nadie más. Esto le aseguró a Varvatos que había tomado la decisión correcta.

“… Supongo que debería regresar”.

Su corazón se había estabilizado hasta cierto punto. Regresaría al castillo y terminaría el resto de sus asuntos gubernamentales. Justo cuando pensaba esto…

“¡Vuelve aquí, bruja!” un hombre amenazó, la voz resonaba desde un callejón cercano.

“¡Okay! ¡Ya voy!” Escuchó una voz familiar.

No, espera. Eso es imposible. Ella no puede estar aquí.

Tan pronto como esto cruzó por su mente, una mujer que llevaba a una niña más joven saltó del callejón. Su hermoso cabello plateado revoloteaba por su cintura y se detuvo justo en medio de la calle.

“Miras desde esa pared de allí, ¿de acuerdo?” “O-Okay”.

La mujer bajó a la chica, le dedicó una sonrisa guerrera y se dio la vuelta para mirar hacia el callejón trasero. Muy pronto, un grupo de hombres que parecían malas noticias aparecieron en masa para rodearla.

“¡¿Finalmente lista para rendirse, bruja…?!”

“Es hora de pagar por meterse con nuestro negocio”.

“¿De verdad crees que retrocederíamos porque estamos en público? Por favor.”

“¡No te vas a escapar…!”

Los delincuentes del pueblo fruncieron el ceño. Cualquier persona normal se echaría a llorar y rogaría por su vida en esta situación, pero esta mujer era diferente. Sacó el pecho con orgullo mientras hablaba.

“¡Hah! Ustedes idiotas lo entendieron todo mal. No me estoy escapando. Estaba buscando un lugar. ¡Uno perfecto para una pelea!” La mujer reveló una sonrisa feroz que se parecía más a un gruñido. “¡Una pelea es mejor con una gran audiencia agradable! ¡Y ahora tenemos todos los ojos que podríamos pedir!” dijo antes de gritar “¡Estoy lista! ¡¡Venid a mí, chicos!!”

Los delincuentes no la dejarían simplemente provocarlos. “”¡Adelante, zorra!”””

Gritando airadamente, cada uno sacó una serie de armas peligrosas de sus bolsillos. Los más poderosos del mercado en esta era estaban equipados con magia, pero incluso si eran las personas más violentas del mundo, estos tipos no eran lo suficientemente tontos como para lanzar hechizos en el medio de la ciudad. Así que se habían equipado con cuchillos y puñetazos mientras se acercaban a ella.

La mujer saludó alegremente a los brutos.

“¡Aaargh!” Ella los aporreó sin piedad. Fue un ejemplo espectacular de un perdedor superando las probabilidades. Los observadores estaban nerviosos al principio, pero sus habilidades pronto los convencieron. La multitud comenzó a aplaudir y vitorear.

Mezclado en la multitud estaba Varvatos, quien miraba los procedimientos con la mandíbula floja.

“… ¿Que es ella?”

No había duda de la hermosa mujer que derrotó a los pícaros como si estuviera pasando el mejor momento de su vida.

Fue Lydia Beginsgate.

“… Eso no es un doble de cuerpo, ¿verdad? Su magia es casi una coincidencia exacta”.

Todos los métodos de verificación condujeron a la misma respuesta. Esa elfa era Lydia. No cabía duda.

Precisamente por eso Varvatos sintió que se estaba volviendo loco. “¿Por qué…? ¿Por qué está ella aquí…?”

No podía entenderlo. Incluso Lydia tenía que haber sabido que Megatholium era territorio enemigo. Su comandante principal no podría haber entrado a escondidas sola, ¿verdad?

Ahora que estaba justo frente a él, no tuvo más remedio que aceptar que ella podría haberlo hecho. La principal prioridad en ese momento era averiguar qué estaba tramando Lydia.

Si Varvatos estaba en territorio enemigo, causaría el caos en la ciudad para tratar de destruirlos de adentro hacia afuera, pero…

“¡Magnifico! ¡Vaya a buscarlos, señorita!” “¡Increíble! ¡¿La gente puede moverse tan rápido?!”

… Bueno, era cierto que estaba provocando una escena. Pero había algo que le molestaba.

Ella no era nada de lo que él esperaba. La única preocupación de Lydia era hacer un buen espectáculo para la multitud. No parecía tener la menor intención de iniciar una masacre.

“… En serio, ¿qué es ella?”

Así como Varvatos se sintió más confundido que nunca…

Uno de los delincuentes frente a Lydia corrió a otra parte. Apuntaba al niño que los miraba junto a la pared. Un destello en sus ojos, se acercó a la niña que Lydia había estado cargando; el hombre debe haber estado planeando tomarla como rehén.

Lydia estaba tan ocupada lidiando con el enjambre frente a ella que no se dio cuenta de lo que estaba planeando.

A este paso, esa chica indefensa estará en peligro. Varvatos comenzó a moverse.

“Si eres un hombre…”

Las palabras salieron de él mientras corría hacia ella. “… entonces lucha con honor”.

Varvatos desató un golpe con la palma abierta y golpeó al hombre en la mandíbula. Su oponente cayó al suelo, pero Varvatos no sintió ninguna satisfacción. En todo caso, lamentó haberse involucrado.

Había estallado con la mejor de las intenciones. Desde que tenía memoria, una parte de su naturaleza no podía ignorar a una persona en peligro.

“¡¿Quién diablos eres tú?!”

“¿Crees que puedes salirte con la tuya golpeando a nuestro hermano mayor?”

… Por eso las cosas resultaron así. Los delincuentes ahora dirigieron su atención no solo a Lydia, sino también a él. Escapar… sería difícil. Lo habían rodeado en un instante.

“Ugh, maldita sea. ¡Ya ni me importa…!”

Chasqueando la lengua, Varvatos se acercó al grupo y se unió a la refriega con Lydia. Encantó a los espectadores tanto como ella… o tal vez más.

“Realmente está haciendo un buen número con ellos, ¿eh?” “¡Sus movimientos son tan fluidos…!”

“¡Es como si estuviera bailando…!”

Al presenciar las elegantes técnicas de Varvatos adaptadas de las artes marciales, todos suspiraron con admiración. Lydia infló las mejillas ante la atención que estaba recibiendo.

“¡Eh, tú! ¡Deja de robar el show!” espetó mientras lanzaba a un chico.

“¡No estaba tratando de…! Más importante aún…”, comenzó Varvatos después de acabar con el hombre volador dándole un rodillazo en el plexo solar. Luego recogió una piedra del suelo y la arrojó en dirección a Lydia.

Su borde afilado le rozó la mejilla y golpeó al hombre a punto de apuñalarla por detrás en la frente.

“Tú espalda estaba expuesta, novato”. “¡¿A quién llamas novato?!”

“No veo a nadie más alrededor. Además, tus movimientos han sido un desastre desde el principio. Es difícil de ver”.

“¡Cierra la boca y bájate de ese caballo alto! ¡Me haces querer lanzar!

¡Estúpido! ¡Idiota! ¡Imbécil!”

“Suspiro. Deberías mirarte en el espejo una vez que termine esta pelea. Creo que encontrarás un rostro humanoide que carece tanto de inteligencia como de vocabulario”.

Mientras peleaban en esta guerra verbal, cooperaron como si fueran hermanos. Cada uno tenía la espalda del otro, y los dos golpeaban a un rufián tras otro.

Entonces el último finalmente cayó al suelo. El enemigo no había asestado un solo golpe.

“Uf. No es una mala pelea”.

Lydia tenía una sonrisa estimulante que decía que sudaba bien. Luego corrió hacia la chica que los había estado mirando junto a la pared.

“Todo ha terminado, señorita. Ya no hay nada que temer”.

Su tono pomposo era completamente diferente al de momentos antes. Su comportamiento caballeroso, combinado con su belleza etérea, realmente fue bastante cautivador. Desde la perspectiva de Varvatos, la repulsión era su única cualidad sobresaliente.

La chica, por otro lado, se sonrojó y expresó su gratitud.

“M-Muchas gracias. Si no hubieras estado aquí, yo habría… “

“No tienes que agradecerme. Hice lo que cualquier otra persona haría”, respondió Lydia, con una sonrisa nacarada. Luego envolvió sus brazos alrededor de los hombros de la chica. “Incluso una ciudad segura como esta tiene secuestradores. Es imposible disfrutar de la vida nocturna en paz… Pero estarás a salvo mientras estés a mi lado”.

Mientras concluía este pequeño discurso, Lydia miró a la chica de frente con un brillo en los ojos. “¿Qué dice, señorita? ¿Pintamos la ciudad de rojo?”

“… ¿Eh?”

Todos los demás presentes, incluida la niña, deben haber pensado lo siguiente: ¿De qué está hablando?

Varvatos estaba en la misma página. No, en serio, ¿de qué está hablando?

La audiencia que la había visto como una heroína momentos antes de repente la estaba mirando como un triste pedazo de basura. Se alejaron desencantados.

Lydia se mostró apática ante la reacción de la multitud y se abalanzó sobre la chica.

“Con una captura encantadora como usted, señorita, estoy seguro de que tendremos la mejor noche de nuestras vidas. Hay una pequeña posada cerca. Vamos a entrar y…”

“A-Ah, bueno, no me gusta mucho…”

“¿Qué? Te has estado perdiendo. Exploremos nuevos mundos. Estoy seguro de que lo pasarás genial. ¡A la posada! No te preocupes, yo tengo la pestaña. Vamos, vamos. ¡La posada aguarda!”

¿Cómo describirla?

Ella era como un viejo asqueroso que se arrastra sobre una chica. Una belleza con un centro de basura.

Como era de esperar, la niña no apreció sus avances. “¡P-Por favor, deténgase! ¡Eres un pervertido!”

Lydia había intentado tocar su trasero, y la chica la empujó hacia atrás, con toda su fuerza, antes de huir asustada.

“¡¿Eh?! ¡Espere, señorita! ¡Oye! ¡Espera! ¡Espera, pequeña mocosa! ¡Te salvé! ¡Al menos déjame tener una ronda!”

Ella es la escoria de la humanidad, pensó Varvatos desde el fondo de su corazón.

La basura viviente continuó pateando el suelo con frustración durante algún tiempo. Luego, ella lo miró y se quedó mirando.

“Oye. ¿Cuál es tu nombre?”

No había absolutamente ninguna forma de que diera su nombre real. Varvatos usó uno falso que había estado usando para esta identidad que creó.

“Daniel. Daniel Wilaski “.

“Soy Lydia Beginsgate. Entonces, Daniel. ¿Qué tal un trago?” “… ¿Qué?”

¿Un trago? ¿Ella y yo?

No es posible que…

“¡Será genial! ¡Vamos! ¡Vamos!”

Lydia lo agarró del brazo y comenzó a tirar de él. Debería haber sido fácil deshacerse de ella, pero por alguna razón, Varvatos no lo hizo. Incluso él no sabía por qué.

¿Qué se logrará compartiendo una bebida juntos? No tiene sentido. Después de todo, esta mujer y yo somos enemigos.

… Incluso mientras pensaba eso, falló en rechazarla y terminó en un bar en las afueras de la ciudad.

“¡Las chicas de esta ciudad no saben nada bueno cuando lo ven!”

“Eh.”

“¡Me derribaron veinte veces hoy! ¡20! ¡¿Puedes creerlo?!” “Eh.”

“¡Supongo que no tengo otra opción! ¡A partir de mañana, voy por algunos chicos calientes!”

“Eh.”

“Hablando de chicos guapos, el rey de Megatholium es totalmente mi tipo”. “… Um.”

“Esas miradas podrían matar. Quiero follarme con él de verdad”. “………”

“Es bonito y todo, pero por dentro, es un poco…”

“… Un pervertido como tú no debería comentar sobre el personaje”. “¿Eh? ¿Dices algo?”

“Nada.”

Escuchar las divagaciones de un comandante enemigo borracho se sintió surrealista. ¿Por qué estaba él incluso aquí? No tenía ni idea.

“¡Aaaah! ¡Está bien, Daniel! ¡Desafío para beber! Si puedes beber más que yo, ¡la cuenta correrá a mi cargo! ¡Si yo gano, eres tú!”

“… ¿Por qué haría algo así?”

Normalmente no era de los que cambiaban de opinión una vez que estaba decidido, pero…

“Mmm. Miedo de perder, ¿eh?” Preguntó Lydia. “… ¿Disculpa?”

“No puedo creer que un tipo como tú no tenga las agallas para enfrentarse a una mujer en un concurso de bebidas”.

“… Está bien, pero no te quejes si mueres por intoxicación por alcohol”.

Nunca muerdo el anzuelo tan fácilmente. Por alguna razón, su espíritu competitivo ardía…

“¿Qué pasa, pervertido? ¿Tuviste suficiente?”

“Heh, heh-heh. De ninguna manera. Voy a empezar”.

“Te lastimarás si te esfuerzas. ¿Por qué no aceptar una derrota honorable?

“¿N-No estás rojo también? De todos modos, estás balanceándote por todo el lugar. ¿Tal vez ya has tenido suficiente?”

“Si parezco estar tambaleándome, eso solo prueba tu propia embriaguez. Estoy perfectamente bien. Podría acabar con dos toneles más”.

“Heh-hehhh. Nada mal. Pero todavía puedo beber tres”.

“Okay. Por cierto, parece que cometí un pequeño error de cálculo. Teniendo en cuenta mi estómago y mi vejiga vacíos, puedo terminar al menos cuatro barriles más”.

“¿Oh sí? Bueno, yo también cometí un error. Puedo hacer cinco. Sí, no hay problema”.

“¿En serio? Bueno, acabo de recordar que tengo una enfermedad mortal en la que moriré a menos que beba seis barriles. Así que seis sería mejor”.

“Oh, sí, tengo una enfermedad en la mis pechos explotarán si no bebo siete”.

Varvatos era muy consciente de lo ridículos que sonaban.

¿Por qué soy tan estúpido? él pensó. Y, sin embargo, no se detuvo.

“¡Ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha! ¡Mira, Daniel! ¡Un dragón rosa está volando!”

“Tranquilízate, idiota. No existen los dragones rosas. Ese es un gatito gigante. Ohhh, mira esos frijoles pequeños. Quiero ser enterrado en ellos y asfixiarme…”

Esa noche, Varvatos se emborrachó por primera vez y con el enemigo que se suponía que debía matar—

***

¿Cuánto tiempo había pasado desde que se desmayó por beber? Varvatos abrió los ojos con un dolor de cabeza sordo.

“¿Dónde estoy…?”

Un campo de flores desconocido se extendió ante él. ¿Por qué estaba él aquí? ¿Qué hizo él? No tenía ni idea.

“… Supongo que se ha ido”.

Lydia no estaba junto a él. ¿Se escapó a otra parte o sus compañeros del ejército rebelde fueron a buscarla?

En cualquier caso, su comportamiento había sido una tontería. “Pasar toda la noche aquí… ¿Qué estoy haciendo…?”

Rivelg y sus otros subordinados sin duda estaban entrando en pánico por su ausencia en ese mismo momento. ¿Qué excusa podría inventar?

Tenía una resaca terrible y su cabeza lo estaba matando. Pero por extraño que parezca… no se arrepintió de nada de eso. De hecho…

“…Cálmate. ¿En qué estás pensando?”

Reprimiendo los sentimientos que surgían dentro de él, Varvatos se puso de pie. Pronto volvió a la rutina que siempre había seguido antes del día anterior. Volvió a comprometerse a proteger esta utopía que creó. Cumplió con sus deberes como rey y se enfrentó al ejército rebelde cada vez que lo llamaron.

… Esa mujer siempre estuvo en el campo de batalla.

“¡Voy a llevarme la victoria hoy, Powderpuff!”

Ella no ganó ni una sola vez. Aunque siempre dieron buena batalla, Lydia y su ejército siempre sufrieron la derrota y escaparon. Una y otra vez.

Por la noche, Varvatos se encontraba con Lydia cada vez que viajaba a la ciudad para relajarse. A veces la miraba con exasperación cuando ella se metía en otra pelea o suspiraba cuando sacaba su rabia en una pared después de una línea de recogida fallida o se sentía disgustado cuando la golpeaban y vomitaban por todas partes.

Esta vez, una de muchas ya, no fue diferente. Todavía plagado de pesadillas, Varvatos dejó el castillo esa noche, se dirigió al centro como Daniel Wilaski… y se encontró con ella.

No fue planeado, por supuesto. Algún tipo de magnetismo siempre parecía unirlos.

“Oye, Daniel. Vamos a tomar una copa”. “…Okay.”

Esta era su rutina.

Sé que estoy siendo estúpido, pero es tan extraño… Me siento bien por alguna razón. Tal vez sea la personalidad de Lydia… Me gusta estar con ella.

“Oye, mira a esa dama sexy. ¿Alguna vez has visto un estante tan grande?” “… Más grande no es necesariamente mejor”.

“Heh. Supongo que no eres un hombre de tetas, Daniel”. “Yo nunca dije eso.”

Nunca antes había tenido una conversación sucia. Estar con ella lo hacía actuar como un tonto.

Y se sintió bien. En los últimos días, Varvatos esperaba con ansias este tiempo olvidado de su papel y viviendo como una persona normal.

… Pero eso también fue lo que hizo que esto fuera tan doloroso. Los dos estaban destinados a matarse entre sí, incluso si intentaba desafiar al destino. No había duda de que algún día lo lograría… De lo contrario, sus amigos morirían. Y él no quería eso. Siempre.

Y sin embargo… no pudo matar a Lydia como se le ordenó. “Aaaargh… podría haber tenido demasiado para beber de nuevo…”

Lydia se tambaleó frente a él por una calle de la ciudad oscura. Su espalda estaba expuesta. Si Varvatos hubiera querido, podría haberle quitado la vida en ese mismo momento.

… Cuando consideró su posición, supo que era lo que debía hacer. Sin embargo, no pudo hacer un solo movimiento para llevarlo a cabo.

Finalmente llegaron a la posada en la que se alojaba Lydia. “Más tarde, Daniel. Vamos a beber de nuevo”.

“…Sí.”

Intercambiaron sus despedidas habituales y se separaron. Varvatos caminó solo por la noche.

“¿Qué estoy haciendo…?”

Estaba agachando la cabeza en autocondena cuando…

“Sí. ¿Qué estás haciendo?” preguntó una voz familiar, y el entorno de Varvatos cambió. El paisaje urbano iluminado se desintegró, dejando atrás solo una densa oscuridad. Este fue el trabajo de su magia espacial.

Sí… Mephisto Yuu Phegor había creado un mundo exclusivamente para ellos.

“Hola, cariño. Estoy encantado de verte de buen humor. Pero se podría decir que me siento un poco amargado. No necesito decirte el motivo,

¿verdad?” preguntó con una inclinación de cabeza y una sonrisa deslumbrante. Esto fue más efectivo que cualquier amenaza.

“… A diferencia de aquellos de nosotros con una esperanza de vida finita, puedes vivir hasta la eternidad. ¿No crees que molestarme tanto te hace parecer impaciente?”

“Soy bastante ecuánime. Si no lo estuviera, ya lo habrías perdido todo”.

La sonrisa radiante en sus rasgos juveniles se transformó lentamente en algo mucho más siniestro. Mephisto miró a Varvatos con una mirada que todo lo ve mientras hablaba.

“Nunca matarás a mi hija sin ayuda externa. Estoy aquí porque me lo dejaste perfectamente claro, cariño”.

Varvatos comenzó a objetar, pero…

“No, es inútil. No puedes matar a mi hija. Después de todo, ella ha crecido contigo. Sin embargo, no es romántico. La envidias y la admiras. Es por eso que nunca tomarás la decisión lógica, incluso si te doy todo el tiempo del mundo”.

Envidia y admira. Eso resumió los sentimientos de Varvatos de manera sucinta.

“Te diste cuenta de su verdadera naturaleza en el momento en que se conocieron. Ambos son iguales de corazón. La verdad es que son reflejos el uno del otro. Que tiene sentido. Después de todo, la hice de esa manera. Sin embargo, al igual que se invierte una imagen reflejada de ti mismo, su forma de vida es el polo opuesto al tuyo”.

Mephisto continuó hablando mientras caminaba alrededor de Varvatos.

“A diferencia de ti, que has cedido a mis amenazas, ella nunca deja de moverse. Ella nunca se compromete y siempre se apega a sus creencias. Envidias y admiras a personas como ella. Nunca te habías sentido así antes. Por eso es especial para ti. Y son esas emociones las que te impiden cruzar cierta línea”.

Mephisto se paró frente a Varvatos y se encogió de hombros.

“Verte con dolor fue mi mayor alegría. Eso fue porque nunca supe qué ibas a hacer a continuación. Ahora que eres un libro abierto, no tengo nada que saborear. Por lo tanto—”

Las siguientes palabras de Mephisto fueron pronunciadas con una sonrisa cruel, y dijo lo último que Varvatos quería escuchar.

“Esta es mi última advertencia. Si no matas a mi hija en la próxima batalla… Hmm. ¡Ya sé! En su lugar, mataré a Olivia vel Vine”.

“¡¡ !!”

Tan pronto como Varvatos escuchó esto, toda la sangre se le subió a la cabeza. Antes de darse cuenta, había agarrado a Mephisto por el cuello. Miró a su enemigo de toda la vida con odio y sed de sangre.

Mephisto se rio como un niño.

“Sé mi invitado. Un pequeño asesinato no me molesta. Si te ayuda a sentirte mejor, entonces por supuesto. La muerte a manos de mi amado me traerá el placer supremo”.

Adelante.

Ese fue el mensaje en los ojos de Mephisto, y Varvatos chasqueó la lengua. No tenía sentido matarlo aquí. Después de todo, esto era solo una parte separada de él.

Fue inútil. La resistencia fue inútil. ¿No se convirtió en el perro de este hombre porque se dio cuenta de que cualquier otra cosa solo resultaría en más pérdidas?

“Vamos; Es tan simple. Solo tienes que enviar a un solo soldado al otro mundo. Nada más. Hazlo y tu hermana mayor podrá vivir. No perderás nada”.

¿Eran estos los susurros profanos de un diablo?

Mephisto le dio una sonrisa pecaminosa. “Más tarde cariño. Confío en que tomará la decisión correcta.”

Después de plantar un beso en la frente de Varvatos, desapareció. Su entorno instantáneamente volvió a la normalidad.

“… ¿Qué…?”

Solo en la ciudad, Varvatos miró hacia el cielo y, como la oscuridad que lo rodeaba, su corazón estaba sombrío.

“… ¿Qué debería hacer?”