Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6.5

Interludio: Preludio Del Amenazado

Parte 2

 

 

Este mundo fue gobernado una vez por seres conocidos como los Dioses Antiguos y sus seguidores humanos. Apenas hubo guerras en esos días, y esta era de paz duró muchos, muchos años.

Todo, sin embargo, cambió un día.





Los invasores conocidos como los Externos vinieron de otro mundo, rápidamente se apresuraron y declararon la guerra. Lanzaron un asalto a gran escala. Para luchar contra la habilidad devastadoramente alta de los Externos para la guerra, los Dioses Antiguos crearon armas que golpean a los dioses como las Espadas Sagradas… pero el resultado fue trágico.

A partir de entonces, el mundo fue gobernado por los Externos y sus seguidores, y la humanidad fue esclavizada. Despojados de su dignidad y derechos básicos, las personas se vieron obligadas a vivir como ganado, sin más remedio que aceptar la situación tal como era.

El mundo, sin embargo, cambió una vez más con la aparición de Varvatos. Difundió la magia creada especialmente para la humanidad en todo el mundo y levantó una gran cantidad de ejércitos rebeldes. Bajo su guía, la gente se acercó poco a poco a recuperar la autonomía.

… Y de un mundo así surgió una tierra excepcional.

Una pequeña nación conocida como Megatholium. Era del tamaño de una gran ciudad y el único territorio que los Externos habían aceptado como gobernado independientemente por mortales.

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Varvatos, el rey de este país tan especial, miró los documentos en silencio y solo en su oficina.

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La oficina del rey era inorgánica y escasa. Montañas de pergamino estaban apiladas en el escritorio de trabajo ubicado en el centro. Echó un vistazo a cada hoja con una expresión tensa.

“Mmm. El presupuesto para la construcción del alcantarillado es demasiado bajo. Eso bajará su moral. Es el presupuesto para mantener el orden público que es demasiado alto. Tal vez deberíamos destinar el exceso a los esfuerzos de construcción”.

Estos tediosos asuntos ocuparon la mayor parte de los días del rey. Era increíblemente aburrido, pero a Varvatos no le importaba. Mientras revisaba los documentos, pensó en la vida de los ciudadanos bajo su protección.

Imaginó que disfrutaban de una vida plena a pesar de los muchos altibajos. No había seres superiores, no existencias que fueran irracionales y absurdas. Megatholium era la sociedad ideal por la que habían luchado tanto.

… Por eso Varvatos pensó que había tomado la decisión correcta. Al menos, eso era lo que quería pensar.

Sin embargo, muchos otros tenían opiniones encontradas. El siguiente documento que recogió fue suficiente evidencia de esto.

“… Una petición por escrito de mis subordinados, ¿eh?”

Los contenidos instaban a reforma. Es decir, el deseo de rebelarse contra los Externos una vez más.


“…… ¿Estos idiotas tienen deseos de morir? ¿Por qué no pueden entender de dónde vengo? “

Con una expresión amarga, Varvatos arrugó el papel y lo tiró a la basura. Se sintió un poco culpable por eso.

“…Tomé la decisión correcta. Esto es para lo mejor. Mientras mantenga las cosas como están, nadie me dejará. No he hecho nada malo”.

Esto solo tenía la intención de convencerse a sí mismo.

“En efecto. El juicio de Su Majestad es infalible. No te has equivocado ni una vez”.

Varvatos jadeó al escuchar a su ayudante, Rivelg, el caballero de las rosas. No se había dado cuenta de que había nadie más en la habitación. Si Rivelg hubiera sido un asesino, podría haber derribado al rey de un solo golpe. Varvatos se puso rojo de vergüenza, regañándose mentalmente por haber bajado la guardia.

El ayudante le sonrió. “Parece que te han llamado para revisar más papeleo de lo habitual. Debe estar exhausto, Su Majestad”.

“…Sí. Tienes razón.”

“Eres un gobernante perfecto, participando en un flujo constante de asuntos gubernamentales incluso cuando estás cansado. Sin embargo, incluso alguien tan trascendente como tú requiere descanso”.

“…Usted tiene un punto.”

Varvatos se puso de pie lentamente. Dejó las tareas restantes a Rivelg y se retiró a la sala de siesta. Era tan inorgánico como la oficina, y el espacio estaba amueblado con nada más que una simple cama.

Fue a acostarse, hundió la cara en la suave almohada y cerró los ojos—

***

 

Incluso si quisiera olvidar cosas. Incluso si intentaba apartar la mirada. Mientras fuera él mismo, su pasado nunca desaparecería.

Una escena de la infancia de Varvatos pasó por su mente.

Siempre había estado solo desde el día en que nació. Abandonado cuando era niño, fue recogido por el director de un orfanato y criado allí. La mayoría de los otros niños tenían historias muy similares. Sin embargo, nadie aceptó a Varvatos, el primer mago humano. Estaban petrificados de él, etiquetando al niño como un demonio.

En estas circunstancias, el niño solitario se haría preguntas en su mente.

¿Por qué nací?

Para que estoy viviendo

¿Por qué tengo que vivir en este mundo retorcido y sin esperanza?

Todos sus días los pasó aislado mientras buscaba infructuosamente respuestas.

Quien puso fin a ese vacío fue su hermana mayor, Olivia.

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“Me niego a aguantar esta vida intolerable. Ese es nuestro combustible.

¿No sientes lo mismo?”

Esta chica fue la primera persona en no temerle. Tratarlo con decencia.

Varvatos se dijo a sí mismo que viviría por Olivia. Él ayudaría a desencadenar la revolución que ella imaginó, recuperar la dignidad de la humanidad y crear un mundo donde todos pudieran sonreír y vivir felices para siempre. Se dijo a sí mismo que hacerlo le daría sentido a su vida.

… En este punto, Varvatos carecía de la confianza para ser un líder. Era la definición de una máquina de guerra cuyo único propósito era cumplir el mayor deseo de Olivia.

Un niño cambió todo eso para Varvatos.

Fue el segundo amigo de Varvatos después de Olivia, y fue quien le enseñó al huérfano a vivir no solo como un instrumento de guerra, sino también como persona.

Fue la muerte de este niño lo que le ayudó a darse cuenta de su plena humanidad.

“Oye, Var… ¿te gusta este mundo…? Personalmente lo odio…”

Durante cierto incidente, su amigo había provocado la ira de los demonios, había sido condenado a la pena de muerte y había caído sin piedad. Después de enfrentarse a esta tragedia, Varvatos tuvo una epifanía, que permaneció intensa en su mente.

Las esperanzas y los sueños de Olivia ya no eran solo suyos. También se habían convertido en suyos.

Cambiaría el mundo.

Para vengar la muerte de mi amigo, haré todo lo posible para… no, crearé un cambio, prometió.

Con este fuego ardiendo dentro de él, formó un ejército rebelde con Olivia. Su belleza natural y su impresionante presencia le dieron un carisma irresistible y, junto con su título de primer mago de la humanidad, había acumulado fuerzas en un abrir y cerrar de ojos.

Sí, esos fueron los días felices de la humanidad. Independientemente de la edad o el género, todos veneraban a Varvatos y acudían en masa a él. Para cumplir con sus expectativas, hizo grandes avances como soldado y como persona, y siguió avanzando para siempre. En ese momento, creía que podía seguir así hasta el final. Se pensó invencible y concluyó que todo lo que deseaba llegaría a ser.

Sin embargo—

“Eres fuerte. El más fuerte, sin duda. Pero incluso si puedes destruir al enemigo y protegerte con ese poder, no puedes proteger a nadie más”.

Fue su culpa que todo se derrumbara. Su culpa terminó el sueño.





“Apuesto a que seguirás ganando de aquí en adelante. Pero perderás amigos con cada victoria. Al final, serás el último en pie. No tendrás a nadie. Sé mi invitado; sé un rey solitario en tu país solitario. Estaré mirándote y riéndome de ti”.

La profecía se hizo realidad. Varvatos no pudo detenerlo.

Sus amigos murieron. Un flujo constante de victorias lo acercó cada vez más al deseo de su corazón, y sus amigos siguieron pasando.

Sus amigos insustituibles. Las personas a las que se suponía que debía proteger.

Todos fueron víctimas de una realidad despiadada.


… A este paso, Varvatos cumpliría la promesa que le hizo a su amigo fallecido, pero si el final de ese camino no fuera más que un horizonte vacío…

Si no hubiera una sola persona para compartirlo con él…

¿Qué se lograría manteniendo esta promesa?

Mientras Varvatos agonizaba por esto, la entidad ofreció una alternativa.

“Sé mi perro. Si lo haces, no perderás nada más. Lejos de eso, de hecho. Te concederé todos tus deseos”.

Varvatos entendió la oscura tentación con la que estaba lidiando, pero… tomó su decisión.

Para proteger a los demás. Para protegerse a sí mismo. Varvatos decidió que iba a—

***

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Varvatos abrió los ojos sintiendo náuseas, como si hubiera atravesado la superficie del agua demasiado rápido después de explorar el fondo del mar.

“… Ese sueño de nuevo.”

Desde ese día predestinado, había estado plagado de pesadillas. Su primer encuentro con Lydia Beginsgate había despertado traumas pasados que lo perseguían mientras dormía.

¿Cuál podría ser la razón?

Varvatos conocía la respuesta pero decidió no pensar en ella. “… Mierda, mi ropa está empapada de sudor. Asqueroso.”

Se secó el sudor que goteaba de su frente, suspiró, luciendo irritado, y se sentó.

“Oye cariño. Verlos sudorosos realmente me excita”.

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Una voz elegante lo llamó desde un rincón de la habitación. El tono andrógino era tan nítido como un cielo azul claro, y cualquiera que no lo supiera mejor lo encontraría hipnotizador.

Sin embargo, Varvatos conocía su verdadera naturaleza e hizo que se le erizara la piel.

“… ¿Qué quieres, Mephisto Yuu Phegor?”

La habitación estaba iluminada por la luz de una lámpara, pero la figura se encontraba en un rincón de la oscuridad. Varvatos lo fulminó con la mirada, torciendo su belleza.

“Vamos. No me mires así. ¿Qué te he hecho?”

Con una sonrisa descarada, la figura dio uno y luego dos pasos hacia adelante.

Mephisto Yuu Phegor. Él era uno de los Externos, si no su líder. Tenía el rostro dulce de un ángel joven… Aunque su apariencia era celestial, era un demonio por dentro.

Se acercó a Varvatos, envuelto en una prenda oscura que fluía, su sedoso cabello negro arrastrándose detrás de él. Los brillantes ojos dorados de Mephisto se entrecerraron.

“No has podido derrotar a mi hija por segunda vez. Ella es brillante, ¿no es así?” Mephisto preguntó con una sonrisa seductora.

Varvatos apretó los puños instintivamente.

Lydia Beginsgate era una semielfa nacida de una mujer elfa y Mephisto Yuu Phegor.

¿Cómo podría existir alguien como ella? Varvatos no tenía forma de saberlo y no deseaba averiguarlo. Todo lo que tenía que hacer era obedecer las órdenes como el perro de este hombre. Solo tenía que llevar a cabo la repulsiva misión de matar a la propia hija de Mephisto.

“… Solo lo hemos intentado dos veces. ¿No es demasiado pronto para que me grites para que acelere el ritmo?”

“¿Mmm? No, no, no estoy aquí para hacer eso. Solo quería ver la cara de mi dulce miel mientras duerme”.

La sonrisa en su rostro angelical y radiante se hizo más profunda y Mephisto extendió la mano. Justo cuando esos dedos suaves y delgados estaban a punto de tocar la pálida mejilla de Varvatos…

“Deja de jugar, pervertido”. Varvatos golpeó su mano con furia no oculta.

“Oh cielos, tan frío como siempre, ya veo. Por eso me gustas tanto”. Las comisuras de la boca de Mephisto se volvieron hacia arriba mientras miraba a Varvatos como si uno admirara a un perro hostil. “Me encantaría estar contigo para siempre, pero en realidad estoy bastante ocupado. Esta fue una cita rápida, pero me temo que debo irme”.

“… Nunca vuelvas, enfermo”.

Mephisto pareció divertirse con estas palabras mordaces y sonrió.

“Bueno, cariño. Espero que seas una buena mascota. De lo contrario, las cosas empezarán a ponerse realmente interesantes”.

Una terrible maldad se asomó a través de su sonrisa y desapareció de su vista.

“………”

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Varvatos miró el aire vacío durante algún tiempo, luego finalmente dejó escapar un profundo suspiro.

“Uf, realmente me siento mal”.

No quería volver a dormirse, pero tampoco creía que pudiera ocuparse de más asuntos gubernamentales. No sería capaz de hacer su trabajo si se sintiera tan mal.

“… Supongo que voy a dejar de pensar en las cosas”. Varvatos se levantó tristemente de la cama.

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