Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6.5

Capitulo 1: El Registro De Rescate Del Señor Demonio – El Valor Se Convirtió En Cobardía

Parte 3

—No duró mucho, aunque pareció durar una eternidad a los espectadores. Ard Meteor era el que tenía el control de este combate a muerte.

La forma incompleta del Dios Maligno resucitado, en toda su repulsiva gloria, fue engullida por el aluvión de magia de Ard. Si no quedaba ni rastro… El corazón de Carmilla se habría sentido tranquilo. Una masa blanca de almas, sin embargo, apareció donde el Dios Maligno una vez estuvo… luego se dividió en espíritus individuales ascendiendo a los cielos.

Eran las pobres almas sacrificadas y atrapadas dentro del Dios Maligno. Cada uno tenía una mirada de dulce liberación en su rostro…

Carmilla vio a alguien. “¡Madre!”

Se escapó de los brazos de Ireena y se dejó caer al suelo antes de correr hacia adelante. La niña extendió la mano hacia el alma de su madre, ahora elevándose hacia el cielo.

“¡Espera! Por favor… ¡no me dejes!”

Su madre respondió al grito angustiado de Carmilla. Tenía una expresión de tristeza coloreando su rostro, a pesar de que todo lo que quería era reunirse alegremente con su hija y abrazarla. Pero sabía que era imposible. Luchó por alcanzar la mano extendida de su hija, pero no pudo desafiar las leyes de la tierra que la apartaron.

Los muertos fueron enviados al otro lado. Eso fue innegociable.

“¡Carmilla…!” Todo lo que pudo hacer fue gritar el nombre de su hija antes de desaparecer.

“Ah…” En total desesperación, Carmilla retrocedió cuando la verdad la golpeó. Miró al cielo como si buscara la sombra de su madre. Eso era lo único que podía hacer.

“… Carmilla”.

Un chico llamó a su lado. Ard Meteor.

Ella lo miró y habló en parte por impulso. “…Mátame.” Él no dijo nada.

¿Estaba sorprendido? ¿O su expresión significaba algo más?

No importaba. Ya no pasó nada.

Carmilla le derramó su corazón. “Por favor mátame. No quiero vivir”. “… No puedo hacer eso”.

Los labios de Carmilla temblaron y lo miró. “¿Por qué? ¿Por qué crees que debería seguir viviendo? ¿Después de todo lo que he perdido? ¿Qué hay para vivir? … Creí que nací como un sacrificio para proteger el mundo. Pero esta es mi realidad. Ni siquiera soy humano… Entonces, ¿cuál es la razón para que alguien como yo siga viviendo en este mundo?”

Era la primera vez que perdía el control de sus emociones. La ira, la miseria y el dolor brotaron de ella, pero Ard Meteor se negó a cumplir su deseo.

“… Carmilla. Es una pena que no pudieras hablar con tu madre. Apuesto a que ella te diría que vivieras si pudieras. Ella habría dicho que quiere que lleves una vida feliz”.

“¡¿Cómo…?! ¡¿Cómo sabrías?!” Las lágrimas se acumularon en los ojos de Carmilla mientras arremetía con ira. Existir en este mundo por un segundo más se sintió insoportable. Si este chico no le hacía el favor, tal vez podría morderse la lengua.

Justo cuando este pensamiento cruzó por su mente… “Está bien, Carmilla. Confirmemos lo que piensa tu madre”.

“… ¿Qué?” Ella no podía entender lo que estaba diciendo. Solo se sumó a su estado de confusión.

En ese siguiente instante… un gran círculo mágico se desplegó bajo sus pies. No era solo Carmilla, también se abrieron círculos dorados debajo de Ard e Ireena.

Por un momento, los círculos brillaron notablemente más, luego…

“Como no pudiste agarrar su mano, visitaremos un lugar donde aún puedes”.

Tan pronto como Carmilla escuchó a Ard, todo a su alrededor cambió. Su entorno cambió de una aldea destruida a un espacio misterioso, un fondo rojo oscuro como la sangre se extendía por siempre. Las almas blancas se elevaron a través de la inquietante atmósfera.

“¿E-Es esto…?”

“El otro lado. Bueno, solo una parte… pero tu madre está aquí… Me hubiera gustado resucitarla, pero me temo que es imposible. Sin embargo, podrás hablar con ella”.

Ard levantó la mano izquierda. Otro círculo mágico se abrió frente a su palma… y unos segundos más tarde, una sola alma blanca se adelantó. Carmilla quedó paralizada de inmediato por el miedo.

“¡¿Madre…?!” Carmilla preguntó por instinto.

Como para responder… el espíritu tomó la forma de su madre. “¡Carmilla…!”

“¡M-Madre!”

Voló hacia los brazos de su madre, pero las almas no tenían cuerpos físicos, por lo que no podían tocarse… y la pequeña figura de Carmilla la atravesó. Se sentía como si su corazón se estuviera atiborrando por el dolor.

“¡Madre…! ¡No lo soporto más…! ¡Quiero estar contigo…! ¡Quiero morirme…!”

Los ojos de Carmilla se llenaron de lágrimas y su madre pareció apenada por un momento antes de adoptar una expresión severa.

“No lo permitiré. Si te matas, te repudiaré”.

“¡¿Qué…?!” Carmilla se sintió como si la hubieran arrojado por un precipicio.

Mientras estaba allí de pie, muda de asombro, su madre continuó con expresión severa. “Entiendo cómo te sientes… yo me sentí de la misma manera. Por eso exactamente… quiero que encuentres la verdadera felicidad. Quiero que seas feliz y te enorgullezcas de tu vida. Después de todo…”

El rostro de su madre se suavizó en una sonrisa. “Eres mi amada hija”. Carmilla no pudo evitar llorar. Las lágrimas cayeron por sí solas.

“… Me temo que se nos acaba el tiempo”, anunció Ard, y la sonrisa de su madre desapareció.

Estaban de vuelta en la aldea en ruinas.

“… Bien, ¿Carmilla? ¿Qué vas a hacer? Si eliges la muerte en contra de los deseos de tu madre, te prometo que te llevaré al otro lado con un final indoloro”.

Su tono era fluido y frío. Si ella eligiera la muerte aquí, él la ayudaría sin ningún reparo.

… La verdad era que no sabía qué hacer. Su voz pareció temblar.

“Vivir en este mundo… no es una opción… soy un demonio… nunca podré vivir una vida plena… Además, tendré que vivirla… completamente sola”.

“No. No estarás sola”, argumentó Ard.

Junto a él, Ireena infló el pecho y dijo: “¡Eso es correcto! ¡No estarás sola!

¡Nos tendrás!” Ofreció una sonrisa inocente sin ninguna incertidumbre, egoísmo u hostilidad.

“¡Pero yo soy… un demonio…!”

“¿A quién le importa? Ya sabes, yo… ¡Soy un descendiente de los Dioses Malignos! ¡En cierto modo, soy como tú!”

Ireena debió de tener mucho coraje para hacer su confesión. Revelar su secreto era una prueba de que haría todo lo que estuviera en su poder para salvar a Carmilla.

Ard Meteor sintió lo mismo.

“Carmilla, preguntaste qué sentido tenía vivir… Busquemos esa respuesta. Juntos.”

Le tendió la mano. Los labios de Carmilla temblaron mientras lo miraba. La voz de su madre resonó en su mente.

“Quiero que encuentres la verdadera felicidad. Quiero que seas feliz y te enorgullezcas de tu vida. Después de todo… eres mi amada hija”.

Carmilla cerró los ojos. Madre, yo…

Probablemente sería más fácil elegir la muerte ahora, pero nunca podría enfrentarse a su madre si lo hiciera.

Todas las personas estaban destinadas a morir y llegar al más allá. Carmilla no sabía si podría encontrarse con su madre allí. Pero si se reunían, quería decirle algo con la cabeza en alto.

Quería decirle a su madre que había tenido una vida feliz.

Y eso también podría salvar a su madre, liberar a la mujer que había sido engañada para vivir y morir como sacrificio.

Carmilla tenía que tomar una decisión…

“… haré lo mejor que pueda por el momento”.

Ella tomó la mano que le tendía. Alojado en sus ojos había tristeza y resolución.

Tal vez por eso… las comisuras de la boca de Ard Meteor se volvieron hacia arriba.

Era una sonrisa rebosante de amor y compasión como una madre santa—