Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 21
Epílogo: El Miedo de Aquellos que son Eternos
“Nii-san, ¿ese fue el fin de nuestra batalla?” preguntó Fohl.
“No lo sé. Si esto termina las olas, sería perfecto… pero todavía tenemos que encontrar una forma de regresar a nuestra época,” dije. Mamoru, R’yne, Kiel, y los demás estaban corriendo hacia nosotros y derrotando monstruos en el camino. Kiel y Eclair estaban matando a los monstruos que habían salido de las olas simplemente al balancear las armas ancestrales modificadas que Holn nos había proporcionado. Ellas ciertamente habían recibido una mejora. Puede que no sean capaces de igualar a un héroe, pero poner suficiente poder mágico en estas armas les permitía dar una muy buena pelea.
“¡Nii-chan, eso fue increíble! ¡Yo también quería ayuda!” dijo Kiel. “Rafu, rafu, rafu,” dijo Raph-chan.
“Dafu, dafu,” dijo Dafu-chan.
“Eso sería muy peligroso,” dijo Natalia, uniéndose a las Raph-chans a la hora de advertir a Kiel.
“En efecto. Tu entusiasmo es digno de alabanzas, pero si no entiendes tus propios límites, entonces simplemente serás asesinada,” agregó el Dragón de Agua. Aunque sus voces eran un poco más aguadas que de costumbre. Eso solo demostraba que un poderoso enemigo había sido derrotado, incluso desde su perspectiva.
“De todas formas, él solo permitió que los héroes fueran parte de eso,” le dije.
“Estoy impresionada de que hubieran sido capaces de derrotar a aquel que se hace llamar Dios,” dijo Natalia. “Cuando todos fueron llevados allá arriba, recé para que al menos uno de ustedes sobreviviera.”
“Él era muy poderoso,” admití. Nosotros básicamente lo habíamos derrotado usando un golpe bajo. Si hubiéramos tenido que luchar cuando él estuviera preparado, usando toda su fuerza, no estaba seguro de haber podido ganar.
“Naofumi-sama, usted estuvo increíble ahí arriba,” dijo Ruft, montado en la cabeza del monstruo de Rat llamado Mikey. “Esta vez no tuvimos mucho que hacer.”
“Raph,” dijo Mikey.
“Creo que lo hiciste bien para ser tu primera batalla, Mikey,” dijo Rat.
“¡Raph!” dijo Mikey. Yo no había visto mucho, pero Mikey básicamente había sido una Raph-chan gigante chocando y mandando a volar a todos los enemigos. Rat también estaba a un lado de Ruft.
“Estoy feliz por él, pero… también extraño a Gaelion,” dijo Wyndia, acercándose a Ren y sosteniendo en sus brazos al monstruo de la especie Raph que anteriormente había sido un gusano de tierra gigante.
“Lo volverás a ver una vez que regresemos al futuro,” le aseguró Ren. “Sí. Tú también lo hiciste bien hoy, Ren,” dijo Wyndia.
“Fue genial,” dijo Ren. “En el futuro también vamos a derrotar enemigos de esta forma.” Él se veía muy satisfecho consigo mismo. Esperaba que pudiéramos seguir con este impulso.
“Sí que sabes cómo preocuparme, Naofumi,” dijo Melty, soltando un suspiro.
“En caso de que no te dieras cuenta, esta vez no tuvimos opción. Sin embargo… siempre que luchamos estamos al borde de la derrota,” admití.
“Tú lo has dicho. Yo también necesito luchar. De esa forma puedo ayudar más en esta clase de situación,” suspiró Melty.
“¿Por qué no usas una de las armas que Holn acaba de darnos?” sugerí. Melty estaba muy fortalecida, así que había alcanzado una fuerza considerable. Ella además tenía mucho poder mágico innato. Melty daría un muy buen uso a un arma que podía transformar ese poder mágico en fuerza.
“Lo sé, pero es solo que no me gustan. Incluso si Fitoria nos las dio…” admitió Melty. “Entiendo a lo que te refieres. Pero no podemos ser tan quisquillosos, ¿o sí?” le recordé.
El hecho de que el sumo sacerdote las hubiera usado probablemente era la razón de que a
Melty no le gustaran mucho. También podía darme cuenta que con el poder mágico de Melty abasteciéndolas serían armas poderosas. Ella estaba más en una posición de dar órdenes, pero ser capaz de luchar cuando era necesario hacía una enorme diferencia. Dicho eso, no íbamos a hacer que ella luchara contra ninguno de aquellos que se hacen llamar Dioses. En ese momento Eclair dejó salir un sonido reflexivo.
“Si voy a seguir involucrada en este tipo de batallas, voy a tener que comenzar a pensar en conseguir mi propia arma vasalla, Ren,” dijo ella.
“Eclair…” respondió Ren, claramente un poco incómodo.
“Lo sé. Necesito trabajar junto a ti, Iwatani-sama, y los demás, y esperar por un arma como las que acaban de usar. Yo solo seguiré entrenando hasta que eso suceda,” dijo Eclair.
“¡Así es! Vamos a fabricar algunas armas… ¡Armas que puedan matar dioses!” respondió Ren. Todos estaban de muy buen ánimo, y la convicción definitivamente había sido renovada.
“¡Vaya! ¡Paz mundial, chicos!” dijo R’yne. Ellos lo estaban haciendo parecer como si hubiéramos ganado completamente. Si esto significaba el fin de las olas, por supuesto, estaría feliz con eso. Si habíamos cambiado el futuro y terminado las olas ahí también, que así sea.
Aunque todo eso tal vez era un sueño imposible. “No puedo creerlo.”
Un sueño imposible que no duro mucho.
“Esto es malo. Esto muy, muy malo.” La voz venía desde detrás de mí, y se parecía mucho a la voz de aquel que se hace llamar Dios que acabábamos de matar. Me di la vuelta para mirar y vi a alguien similar al muerto, pero con la cabeza de un perro. Miró hacia el cuerpo aplastado y gritó. “¡Escorias! ¡Escorias primitivas! ¡Cómo se atreven a hacer esto!
¡Asesinos!”
Había otro de ellos aquí. Esto podría ser un problema.
“¿Mm? Ustedes se hacen llamar dioses, ¿no? ¿No has escuchado las historias acerca de héroes matando dioses? Esa es como la mitad del trabajo de un héroe,” lo provoqué, evaluando la situación.
“¡Cuida tus palabras, primate!” rugió el Cabeza de Perro. Mientras hablábamos, Ren, Raphtalia, Fohl, y S’yne cambiaron a sus armas 0 y desplegaron sus habilidades. En ese momento fue cuando me di cuenta de que el Cabeza de Perro parecía estar a punto de cagarse en los pantalones.
“¿No vas a venir por nosotros? Si no lo haces, nosotros iremos por ti,” le advertí. Él dejó salir un jadeo del miedo. A partir de ese sonido, y de la mirada en sus ojos, podía darme cuenta de lo asustado que estaba. El que acabábamos de matar había hablado de no ser capaz de descifrar de dónde veníamos. Ahora todo estaba encajando en su lugar. Ellos tenían miedo de que nosotros tuviéramos la habilidad de matarlos. Lo cual quería decir que no haría daño amenazarlos un poco más. “Ah, y no creas que encargarte de nosotros terminará esto. ¿Sabes lo que hay detrás de nosotros?” pregunté. Desplegué el Escudo 0 para darle un poco de tensión a la situación.
“Escorias… se están creyendo mucho solo porque encontraron una forma de matar a un dios,” dijo el Cabeza de Perro.
“Eres libre para creer lo que quieras. Pero aun así entiendes la posición en la que estás,
¿cierto?” respondí, enfatizando el punto y apuntando directamente hacia él. “Tú sigues. No solo tú, todos ustedes. ¡Van a tomar la responsabilidad de toda la mierda que hemos pasado!” Esa fue mi declaración, no solo para el nuevo supuesto dios, sino para todos los que estaban viendo.
“¡Esta humillación!” respondió el Cabeza de Perro. “¡No lo olvidaré! ¡Ahora sufrirán la verdadera ira de los dioses!” A partir de su voz, podía notar que él estaba reprimiendo su ira y su miedo.
“¿Qué está pasando con tu audiencia ahora mismo?” lo provoqué. “¿Están lloriqueando acerca de no querer morir? ¿Llorando por ser salvados?” El nuevo supuesto dios parecía haberse dado cuenta de que estaba en desventaja, ya que hizo aparecer lo que parecía ser una capa y simplemente desapareció, junto con el cadáver de su amigo. Tenía que ser alguna clase de habilidad de teletransportación instantánea, como un portal. La grieta también desapareció, y los anillos con los otros mundos desaparecieron, y todo regresó a la normalidad.
“Tal parece que los ahuyentamos,” dije.
“Estuviste haciendo una gran apuesta ahí atrás,” comentó Holn. “Así es como juego,” respondí.
“No esperaba menos de ti, Naofumi,” dijo Mamoru.
“Tu personalidad y las cosas que en realidad puedes hacer no concuerdan, ¿o sí?” dijo R’yne. Esos dos parecían entendernos ahora. No había razón para jugar su juego de mierda.
“Ustedes están de acuerdo conmigo, ¿cierto?” pregunté. Raphtalia, Ren, Fohl, S’yne, y todos los demás de la aldea asintieron.
“Usted ya no puede sorprenderme,” respondió Ruft.
“Estuvo usando la información limitada que tenemos para guiarlos a la peor conclusión posible, ¿no?” dijo Raphtalia. “Ellos de seguro sonaban muy asustados de estos cazadores de dioses.”
“Yo también me di cuenta de eso,” dije sarcásticamente. “Si hay algo que les asusta, no deberían estar haciendo cosas como estas.” Era como si la mafia se estuviera preocupando de la policía. Ellos tenían miedo de ser castigados, pero deseaban alguna clase de estimulación, y esa era una combinación terrible.
En cualquier caso, por ahora habíamos lidiado con ellos. Habían sido bastante fuertes, pero si nuestras armas hubieran estado completamente fortalecidas, no estaba tan seguro de que ese siguiera siendo el caso. Ellos se sentían como retar a un jefe extra más allá del final normal de un juego—algo difícil, pero no imposible de derrotar. Ahora mismo, nuestras armas no estaban al nivel indicado.
“Eso fue una sorpresa. ¿Qué eran esas armas que ustedes los héroes del futuro estuvieron usando?” preguntó Holn. Me mantuve atento a que aquellos que se hacen llamar Dioses pudieran regresar.
“La serie 0. Las obtuvimos de lo que parecía ser una medicina de vida eterna que encontramos en unas ruinas antiguas. Normalmente solo son basura, incapaces de hacer algo, pero si las usas para atacar la grieta de una ola, pueden retrasar la llegada de la siguiente ola. También pueden resistir las restricciones a las armas sagradas,” expliqué.
“El medio para reprimir un poder irregular… he teorizado acerca de la existencia de tal cosa,” dijo Holn.
“Estoy seguro de que es así. Es por eso que cuando vi a aquel que se hace llamar Dios usando un poder ilegítimo, pensé que valdría la pena intentarlo,” dije.
“Tu pasado, en el futuro… tal vez los cazadores de dioses vienen de esa época y dejaron ese poder para futuras generaciones,” dijo Holn.
“Tal vez,” respondí. Una vez que regresáramos a casa, íbamos a tener una seria conversación con Fitoria. “Sin importar cómo resulte eso, es un hecho que derrotamos a uno de los causantes de las olas. Eso quiere decir que nuestro contraataque de verdad ha comenzado.” Todos asintieron de acuerdo. “¡Bien! ¡Vamos a hacernos más fuertes y llevar la lucha a esos hijos de perra que se hacen llamar Dioses!” Eso fue recibido por un rugido de aprobación general.
Y así terminó nuestro primer asesinato de un dios. Todavía no teníamos una forma de regresar a nuestra época, pero probablemente habíamos resuelto los problemas con las olas aquí en este periodo de tiempo. Al menos aquellos detrás de ellas ahora temían perder sus vidas. Esperaba que la frecuencia de las olas decayera.
Acabamos con los últimos monstruos de la ola y después regresamos a la aldea y el castillo.
-FIN DEL VOLUMEN 21-
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