Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 21

Capítulo 12: El Origen de las Olas

“¡Aquí vamos! ¡Ya están aquí! ¡Los juegos han comenzado el día de hoy, amigos y amigas!” Una voz aguda e increíblemente irritante resonó inmediatamente después de nuestra llegada. Miré a mi alrededor, tratando de encontrar al idiota que estaba tratando esto como un juego. No se escuchaba como nadie que hubiera conocido hasta ahora. Me pregunto si era el Héroe del Arco de esta época. Mamoru y sus aliados ya estaban aquí, de pie mirando hacia lo que suponía era la dirección de la grieta.

“¿Qué está pasando aquí?” pregunté, mirando en la misma dirección… y entonces jadeé. Definitivamente había una grieta, eso estaba claro, pero en vez de las grietas que habíamos visto antes, esta vez se veía más como un desorden de polígonos en 3D. Había innumerables anillos flotando a su alrededor, y estábamos observando una vista que sugería una conexión a otro lado, completamente diferente de donde venía la grieta. Dentro de ese espacio recortado había una barrera flotando. Sobre la grieta, había una figura en el aire. Era… al parecer una persona, sosteniendo un micrófono en su mano y tenía lo que parecía ser una cabeza de alguna clase de disfraz de gato. Se veía muy sospechoso y parecía estar usando alguna clase de dispositivo para cambiar la voz. Pensé que podía ser un héroe de otro mundo, u otro de los renacidos.

“¡Es hora de girar! El juego de hoy es—” Una enorme ruleta repentinamente apareció junto a la sospechosa persona con cabeza de gato, y después se escuchó un redoble de tambores para darle dramatismo. Un dardo apareció, también en medio del aire, y se incrustó en la ruleta con fuerza. “¡Miren esto! ¡Una emocionante batalla entre el Héroe Sagrado del Arco y el Héroe Sagrado del Pincel! ¡Vamos a desearles suerte! ¡Los otros héroes estarán luchando a muerte contra una horda de monstruos amablemente preparados por nuestros auspiciadores de hoy, una mezcla variada de bestias violentas y monstruos desde el corazón de la ola!” Innumerables figuras aparecieron repentinamente desde los anillos y comenzaron a correr hacia nosotros. “¡Las reglas son simples!” continuó la figura con cabeza de gato. “¡Explorarán un laberinto de muros indestructibles! ¡El primer bando que escape es el ganador! ¡También pueden usar las trampas y herramientas especiales que hemos preparado para matar a los héroes enemigos!  ¡Eso también da la victoria! ¡Quiero ver personas confabulando y personas apuñalando en la espalda! ¡Puñalada, puñalada, puñalada! ¿Acaso necesito decir que matar a los héroes enemigos les dará recompensas aún más grandes que al escapar? ¡Por supuesto que no! ¡Siempre es así! ¡Buena suerte, perdedores!” Y así, se escuchó un gong. “¡Esperen un momento!” exclamó el Cabeza de Gato. “¡Tal parece que ya tenemos algunas fuerzas de otro mundo luchando aquí! ¡Bien, bien, eso es genial!

¡Camarógrafo, no olvides la transmisión en vivo!” Mis aliados y yo simplemente nos quedamos observando lo que sucedía frente a nosotros, atónitos. Pero Mamoru tenía su mano sobre su pecho, viéndose aliviado.

“Fiu. Tal parece que esta vez es una ola bastante segura,” dijo Mamoru. “Tampoco parece que alguien esté cruzando directamente hacia acá.”

“¿Qué mierda es todo esto?” exclamé cuando finalmente encontré las palabras para hacerlo. “¿De qué demonios están hablando?” Miré hacia Mamoru con una expresión de confusión en mi rostro—todos estaban igual—y apunté hacia el espacio descabellado y complejo que aparentemente era la grieta de la ola. Eso aparentemente era… una ola.

“Tu reacción me dice que tal vez las olas no son así en el futuro,” dijo Holn, haciendo una suposición.

“¡No me digas!” grité en respuesta hacia ella. “Las olas contra las que hemos estado luchando en el futuro son alguna clase de desastre natural, con una horda de monstruos saliendo de una gran grieta. Eso es todo.” Raphtalia y S’yne asintieron ante mi respuesta a la pregunta de Holn.

“Las olas en el futuro y las olas que nosotros conocemos… ¿son diferentes?” se preguntó Mamoru.

“Eso de seguro es un aburrido misterio,” dijo Holn. “Si juntamos nuestro conocimiento del tema, en ambas instancias los monstruos que salen de las grietas son controlados por aquellos que se hacen llamar Dioses, buscando abrumar el mundo de los hombres…” Me detuve a pensar por un momento. Ella dijo aquellos, no aquel. Tuve flashbacks del Fénix, recordando el horrible momento cuando ese mural en el templo había revelado que en realidad teníamos que luchar con dos aves de fuego. “Las olas fueron llamadas olas por los héroes originales, muy lejos en el pasado, quienes derrotaron las primeras olas.” Eso era interesante. Yo recordaba haber escuchado algo así en nuestra época. Las olas no habían sido llamadas así a causa de un desastre natural, como las olas de maremotos o algo parecido, sino que por la idea de derrotar ola tras ola de enemigos y fortalecer tus propias fuerzas. “Si recuerdo correctamente, en el principio, la palabra ola se refería a algo como la defensa de una torre contra olas de ataques,” dijo Holn. ¿Entonces de ahí venía la palabra ola?

Yo estaba al tanto del género de juegos llamado defensa de torre. Te daban una base para defender—no necesariamente una torre—y entonces enfrentabas hordas de enemigos avanzando a través de una ruta fija, teniendo que derrotarlos dentro de un periodo fijo de tiempo. El jugador colocaba todo tipo de unidades para proteger su base y prevenir que el enemigo la alcance y después enfrentaba ola otra ola de enemigos.

Entonces al final no estábamos hablando de olas como de un maremoto.

“Se vuelven más difíciles con cada conclusión satisfactoria, y recientemente hemos sido forzados a luchar a muerte contra héroes de otros mundos cada vez con más frecuencia. En este punto son más batallas a muerte entre mundos,” explicó Mamoru. Yo apunté hacia el Cabeza de Gato, quien estaba de pie sobre la grieta y no paraba de hacer comentarios.

“Ese es uno de aquellos que se hacen llamar Dioses. ¿Nunca antes habían visto a uno de ellos?” preguntó R’yne. Yo solo pude asentir, todavía asimilando la información de que había más de uno de estos sujetos. Nosotros nunca habíamos visto a alguien que pudiéramos decir que estaba detrás de las olas.

“A partir de mi investigación del tema,” explicó Holn en más detalle, “estamos hablando de seres que pertenecen a un mundo completamente diferente de aquellos que tienen héroes. Es un mundo que ha alcanzado tales avances tecnológicos que sus habitantes han alcanzado el nivel que nosotros normalmente les atribuiríamos a los dioses. Ellos son inmortales y todo poderosos, y por lo tanto se entretienen jugando con otros mundos.” Yo sacudí mi cabeza, desconcertado. ¡Todo tipo de registros habían sido destruidos en el futuro, pero, aun así, no teníamos ni idea de que algo así estaba sucediendo en realidad!

“¿El nivel que normalmente le atribuiríamos a los dioses?” repitió Melty, con una mezcla de disgusto e ira en su voz.

“Ustedes saben que el objetivo de la alquimia es extender la vida o alcanzar la vida eterna, ¿no? Estamos hablando de seres cuya curiosidad los llevó a esas respuestas y más allá y que crearon una civilización lo suficientemente poderosa como para ser conocidos como dioses,” explicó Holn. Sacudí mi cabeza, sin ser capaz de aceptar todas estas respuestas después de todo este tiempo. Entonces era como alguien de mi tiempo con inventos modernos como la televisión yendo a un asentamiento de seres primitivos y grabándolos. ¿Cómo reaccionarían estos primitivos, los cuales ahora mismo éramos nosotros? Pensar que ellos eran magos ni siquiera respondería a la mitad. Nop, era mucho más probable que pensaran haber visto a un dios.

Tenía sentido. Si existía un mundo con tecnología mucho más avanzada que la de este— mucho más avanzada que la del Japón del que yo venía—tal vez desarrollarían la habilidad de mirar otros mundos. Si podían hacer eso, ellos podrían considerar alguna clase de intercambio o invasión. Pero si este mundo de dioses se había desarrollado más allá de la necesidad de hacer eso, entonces tal vez considerarían solo usar a los otros mundos como su patio de juegos.

Cuando los mundos chocaban, una ola ocurría, y monstruos aparecían. Aquellas hordas de monstruos tenían el Dimensional asociado a sus nombres, así que tal vez eran alguna clase de mecanismo de defensa del mundo. Considerando a la Tortuga Espiritual y al Fénix, me di cuenta de algo más. Tal vez ellos habían estado usando almas como materiales para tratar de sanar el daño causado al mundo humano por las olas. Eso me llevaba a preguntarme qué pasaría si las armas de los héroes pudieran sanar ese daño sin tener que usar almas en lo absoluto.

Y aquellos que se hacen llamar Dioses se estaban aprovechando de este mecanismo de defensa natural y usándolo como una forma de entretenimiento. El Cabeza de Gato acababa de decir algo acerca de un camarógrafo y una transmisión en vivo. Ellos parecían estar convirtiendo esto en alguna clase de espectáculo loco en el cual los héroes de diferentes mundos eran enfrentados entre sí por el bien del entretenimiento de los espectadores.

Todo era una mierda. Era como el coliseo en Zeltoble o alguna clase de ejecución pública. Ahora entendía por qué Holn había dicho que no estaba interesada en la investigación de la vida eterna. Primero que nada, a ella no le gustaba seguir los pasos de alguien más, pero si a esto llevaba, entonces no me provocaba más que ganas de vomitar.

¿Era posible que tales deseos existieran? ¿Deseos que solo podían ser satisfechos al hacer algo así? Incluso con todos sus avances en cultura, ¿esto era a lo que habían llegado en busca de entretención?

Pero a mí no me importaba nada de eso.

“Por supuesto, los héroes que los complacen, quienes les agradan, son recompensados con todo tipo de bonos y también pueden hacer que concedan sus deseos. Eso les da todavía más ventajas en batallas futuras,” explicó Mamoru. Todo esto era completamente descabellado. Los enemigos jurados de S’yne habían dicho algo acerca de una recompensa por destruir monstruos. Tal vez se referían a esto. ¡Pero yo no iba a ser parte de estos combates a muerte entre mundos para estos perdedores con un complejo de divinidad! “Debo admitir que hubo un tiempo en donde consideré tratar de ganarme su favor… para cumplir mi propio deseo,” dijo Mamoru, soltando pesadamente cada una de esas palabras. Debe haber parecido una forma irresistible de traer de regreso a Filoria.

“Estuviste bien en no hacerlo. ¿Quién sabe lo que pasaría en realidad si uno de ellos te concede un deseo? Ellos son como niños con un insecto bajo una lupa,” respondí. Ellos además tendían a darle a los renacidos—la vanguardia de las olas—algunas extrañas habilidades. Seya había sido un gran ejemplo de eso, con su habilidad de crear comida instantáneamente. Incluso si ellos podían revivir a los muertos, estaba la duda de si el contenido de ese cuerpo era el alma real de la persona fallecida.

En cualquier caso, si uno de nuestros enemigos finales estaba aquí, entonces teníamos que matarlo. Esto podría ayudar a calmar las olas en el futuro. También estaba la posibilidad de que el origen de las olas estuviera aquí en el pasado, y en el futuro, nosotros no podíamos hacer nada más que suprimirlas. Desde la perspectiva de un jugador, Mamoru y sus aliados podrían estar peleando la batalla principal aquí en el pasado, y en el futuro, nosotros no éramos más que personajes de relleno.

No iba a dejar pasar esta oportunidad. Si podíamos matar a aquellos que inventaron este desquiciado juego, podríamos ser capaces de ponerle fin.

“¿¡Ese es el responsable de las olas!?” murmuró alguien antes de que yo siquiera pudiera dar la orden de atacar a aquel que se hace llamar Dios. Era Ren, y él ya estaba corriendo hacia la batalla.

“¡Detente! ¡Espera un momento! ¡Ren!” grité. Él se agachó, y comenzó a correr.

“¡Sí, tenemos que detener a estos atacantes!” gritó hacia mí Mamoru.

“¡Mamoru tiene razón! ¡Si no le ponemos fin a esto, todos seremos derrotados! Ellos comenzaron estos locos eventos después de mostrarnos que no tenemos ninguna posibilidad de derrotarlos,” dijo Holn.

“Para poner un ejemplo, ellos comenzaron matando al primer héroe que los enfrentó, y nos hicieron saber que esta era una verdadera batalla a muerte. Después mataron a todos los héroes de ese mundo antes de destruir por completo al propio mundo,” respondió Mamoru. Él apuntó hacia los anillos. Ellos probablemente nos estaban mostrando otros mundos al otro lado. Sacudí mi cabeza, preguntándome si había algo que estas escorias no fueran a hacer.

“Hemos estado atascados esperando descubrir una técnica para matar a un dios o que llegue alguien que pueda matar a un dios y nos ayude,” dijo Holn. Yo corrí hacia el frente, tratando de detener a Ren, pero él ya estaba dentro de esa área extraña, saltando alto en el aire para cortar hacia aquel que se hace llamar Dios.

“¿Mm?” El Cabeza de Gato repentinamente creó una barrera de la nada, bloqueando el ataque de Ren. Yo ya había visto algo así. Los secuaces de los enemigos jurados de S’yne habían desplegado una barrera similar. Pero Ren sacó una espada con su otra mano y la imbuyó con fuerza vital. Con un sonido de ruptura, una grieta apareció en la barrera de aquel que se hace llamar Dios. “¿Qué es esto? No creo que nos hayamos visto antes. No tenemos un entendimiento completo de todos los mundos a los que estamos conectados aquí, pero parece que tú no entiendes las reglas,” dijo el Cabeza de Gato.

“¿Tú eres el causante de las olas? ¡Detente de una vez!” gritó Ren.

“Qué retador tan enérgico tenemos aquí. ¡Ooh, esto podría ser bueno para nuestro índice de audiencia! ¡Le da algo de sabor a la rutina normal!” El Cabeza de Gato retrocedió en el instante que Ren rompió su barrera. “¡Entonces, antes de ir al evento principal, vamos a tener un juego de exhibición!” sugirió el Cabeza de Gato. Chasqueé mi lengua de la molestia. Ya habíamos llamado su atención. Yo había querido tratar de golpearlo con un ataque sorpresa, pero el Cabeza de Gato ya estaba mirando hacia Raphtalia, Fohl, y yo. “Bueno, bueno, miren esto. Muchas caras nuevas. Aquí estoy, así que vengan por mí. Uno solo no sería muy divertido. Parece que tenemos a unos poderosos participantes reunidos aquí en el mundo de las armas sagradas del Arco y del Escudo. ¿De dónde vinieron, pequeños desconocidos?

¿Mm? Todavía no puedo rastrearlos.” Parecía que aquel que se hace llamar Dios no sabía de dónde habíamos venido. Era decepcionante para una supuesta divinidad. “Mmmm. Es mejor compensar un poco las cosas, o podrían no ser lo suficientemente estimulantes,” dijo el Cabeza de Gato.

“¡Naofumi!” dijeron Mamoru y Melty juntos, pero nosotros ya habíamos sido teletransportados—Raphtalia, Fohl, y yo fuimos transportados instantáneamente hacia el frente de aquel que se hace llamar Dios. S’yne fue dejada fuera. Ella estaba balanceando sus tijeras salvajemente para tratar de llamar la atención. Su arma estaba cerca de dejar de funcionar completamente, así que no la necesitábamos involucrada en esto. Sin embargo, sí pensé por un momento el por qué S’yne pudo haber sido ignorada. Ella probablemente había sido ignorada por no poder hacer mucho más que las copias de las armas sagradas que Holn había modificado. El Cabeza de Gato había sido capaz de darse cuenta de la diferencia entre Mamoru y yo, pero tal vez el arma de S’yne estaba en las últimas.

En cualquier caso, ella podía dejar esto en nuestras manos. “¿Dónde estamos?” pregunté.

“No necesitas preocuparte. Este espacio está configurado para ser igual al mundo del Escudo y del Arco en el que ya estaban,” respondió el Cabeza de Gato.

“Y supongo que solo los héroes pueden participar,” destaqué.

“¿Acaso alguien más tendría la fuerza suficiente?” se burló el Cabeza de Gato. Parecía que no nos tenía mucha confianza. Miré a mi alrededor para ver a aquellos que eran mostrados en los anillos, todos viendo lo que nos iba a pasar, incluso mientras luchaban. Le hice la mejor señal que pude a Mamoru para decirle que debía concentrarse en acabar con los monstruos de las olas. Mamoru regresó en sí, y los aldeanos arremetieron para unirse a la batalla.

Ese era el camino. Ellos solo tenían que dejarnos la batalla contra aquel que se hace llamar Dios a nosotros y minimizar el daño afuera tanto como sea posible.

“Veo que todos ustedes son héroes. Tenemos a la Espada y el Escudo, pero también la Katana y los Puños… ¿son los Guanteletes? Por lo que parece, ustedes dos son portadores de armas vasallas. ¿De dónde vinieron? ¿O fueron invocados aquí? ¿Qué medios están usando para ser capaces de bloquearnos el rastreo de sus orígenes? Esos estúpidos espíritus nunca se darán por vencidos, ¿no?” dijo el Cabeza de Gato. Él parecía tener un buen entendimiento de ciertos aspectos de nosotros, pero también parecía que las armas eran una espina en su costado. Si pudiéramos matar a este sujeto aquí… bien podría ponerles fin a las olas.

“Ren,” le dije. Necesitaba regañarlo por arremeter de esa forma. Vino de su ira y de la presión de su sentido del deber. Necesitaba ayudarlo a calmarse. Dándose cuenta de lo que había hecho al escuchar mi voz, Ren se dio la vuelta para mirar hacia mí y después apartó la mirada de la vergüenza.

“Lo siento,” logró decir finalmente él. “Cuando escuché que él es quien está detrás de todo…”

“No importa cómo sucedió. Si hubiéramos destacado durante la batalla, creo que habríamos terminado aquí de todas formas. Este Cabeza de Gato parece poner énfasis al entretenimiento,” dije. Su comentario acerca de emparejar las cosas dejaba claro que no quería que un lado fuera mucho más fuerte que el otro. Si terminábamos esta batalla sin problemas y casi sin daño, era seguro que él regresaría la próxima vez con alguna clase de desafío extremadamente difícil para que nosotros lo enfrentemos. Ciertamente se sentía como el coliseo de Zeltoble. La motivación principal para todo lo que él hacía era entretener a su audiencia. “Él está haciendo de esto un juego, y nosotros somos sus juguetes. Podemos usar eso para matarlo tan rápido como sea posible,” dije. Era la hora de enseñarle que cuando jugabas con fuego, podías quemar toda tu maldita casa. Teníamos que acabar con él junto con el resto de los bastardos que estaban causando las olas. Nada de esto cambiaba nuestros planes.

El papel de los héroes bien puede ser solo comprar algo de tiempo hasta que aquel que puede matar a los dioses aparezca—solo sobrevivir hasta que eso ocurra. Ganar de cualquier forma y pasar la página. Él parecía ser de la misma clase de enemigos que habíamos estado luchando todo este tiempo.

“Bien. Naofumi, solo dame la orden,” respondió Ren.

“Lo haré. Teniendo en cuenta contra quién estamos luchando aquí, espero que te esfuerces al máximo,” le dije.

“Puedes apostarlo,” respondió él. Apretando con fuerza sus espadas. “¡Vamos a derrotar a este sujeto!”