Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6

Capítulo 78: El Ex-Señor Demonio Y El Enemigo, Asesinados

La mayoría de las cosas progresaron como esperaba.

Después de la ruptura, nuestros aliados partieron hacia las colinas y acamparon dos días después. Mantuvimos presionadas las posiciones clave y llamamos la atención del enemigo sobre el hecho de que estábamos equipados y listos.

… El sol brillaba sobre mí mientras me sentaba en una pendiente relativamente suave y lanzaba un hechizo de vista. El círculo mágico apareció instantáneamente y se transformó en un gran espejo. Un segundo después, reflejó las fuerzas enemigas en su superficie.

“Mmm. Cerca de ocho mil soldados, ¿eh? Más que suficiente para aplastar a un ejército exhausto como el nuestro”. Los observé más y anoté los detalles. “Parecen humanos en su mayor parte. Este es el señuelo, entonces”.

Parecían altamente entrenados y parecían estar listos para tomar la fortaleza antes de que sus jugadores principales llegaran allí.

“Espero que lleguen aquí lo suficientemente pronto. Mientras tanto, escucharé a escondidas a sus generales para matar el tiempo”.

El hechizo de vista retomó una conversación entre un hombre que parecía ser un comandante y sus subordinados.

“Su ojo para la estrategia es impresionante, comandante”.

“Ha-ha-ha, en absoluto. El enemigo es un grupo de idiotas con mala suerte. Eso es todo.”

Aunque todos a su alrededor parecían una banda tosca de bandidos, su líder estaba ordenado, sin un solo mechón de cabello fuera de lugar. Seguí escuchando.

“No puedo creer que estén haciendo exactamente lo que queremos. Es como si ni siquiera lo estuvieran intentando”.

“Ha-ha. Por su genio, ¿verdad, comandante?”

“Sí, sí. Pero… me sorprende que no hayan llamado a los Grandes Héroes”.

Mis padres y el padre de Ireena no participaron en la batalla. Parecía insatisfecho.

“Suspiro. Pensé que finalmente tendríamos algo de acción por aquí. Podríamos tomar las cabezas de los Grandes Héroes en un abrir y cerrar de ojos”.

¿Oh? Eso es inesperado.

Sabía que el enemigo había asumido que nuestros padres estarían peleando en esta guerra, pero no esperaba que pensaran que podían ganar contra ellos. Estaba tan seguro de que estos tipos no eran más que señuelos. Que se suponía que debían desgastar a los Grandes Héroes para que los tres perecieran en la batalla en la fortaleza. Que aceptaron su papel de peones de sacrificio.

Este líder, sin embargo, parecía decidido a vencer a los Grandes Héroes que habían matado a un Dios Maligno.

“Con la armadura que nos dio Nuestra Excelencia, nada se interpondrá en nuestro camino”.

La prueba estaba en el equipo que llevaban.

… Poderosa armadura mágica. Aparentemente estaba sellado con magia de teletransportación, como si supieran lo que estábamos tramando. Ahora no podía pretender matar instantáneamente al enemigo al deformarlo en otro lugar. Además, su armadura parecía tener defensas mágicas. Incluso las espadas, lanzas o flechas tenían trucos que podían aumentar el poder del portador.

Como estaba familiarizado con el equipo antiguo, no era tan impresionante… pero había algo extraño en él. Aunque palideció en comparación con cualquier cosa de los viejos tiempos, era mejor que cualquier cosa de la era moderna.

¿Quién lo había producido? Su comandante había dicho “Nuestra Excelencia”, pero el Pavoroso Ben Hurr no podía estar detrás de eso. Simplemente no tenía la habilidad para hacerlo.

… Si tuviera que disparar en la oscuridad, diría que fue Verda. Sería un trabajo fácil para ella.

Sin embargo, sus creaciones eran más divertidas. Ver que no había diseños innecesariamente ridículos y funciones ocultas estúpidas me dijo que esto tampoco era lo que ella estaba haciendo.

Lo que significaba que… Lars al Ghoul probablemente estaba involucrado.

Lizer, los demonios y Asylas. Había una mayor probabilidad de que estos tres estuvieran confabulados entre sí.

Y… realmente parecía que su plan de batalla era exactamente lo que esperaba.

“Si los Grandes Héroes no están cerca… supongo que no necesitamos un plan intrincado”, reflexionó su líder.

“Bueno, no está tan mal, ¿verdad?” preguntó un soldado. “Llegaremos a la fortaleza antes que los demás”.

“Entonces la gloria será nuestra”, dijo otro. “… Aunque no hay mucha gloria que tener”.

“Ha-ha, como se esperaba de nuestro comandante. Alguien es más codicioso de lo que parece”.

“Un duque, algunas fortalezas y la oportunidad de encabezar una invasión, y todavía no está contento”.

“No soy codicioso. Pero tuve que trabajar duro esta vez, y no puedo decir que todo haya valido la pena”. El comandante suspiró. “He liderado a los espías. Nos hemos metido en la cabeza del enemigo. Nos vamos a separar para atacarlos en equipos más pequeños. El objetivo de este plan era acabar con los Grandes Héroes. Si ni siquiera van a aparecer… Mi corazón simplemente no está en eso”.

Entonces pensó que ya habían ganado. Parecía estar diciendo que no podía perder si lo intentaba.

“Pero no fue así como funcionó. No hay nada que ganar con esta batalla”, se lamentó. “Podría haber perdido la oportunidad de enfrentarme a los Grandes Héroes… pero supongo que puedo ver lo que puede hacer el chico maravilla de los magos”.

Era hora. Su ejército se acercó a nosotros.

Una vez que confirmé que estaban a tiro de piedra de distancia, disipé la magia de la vista y me levanté, avanzando rápidamente y de cara al ejército.

El comandante que los conducía me llamó. Parecía que no le importaba nada en el mundo. “Eh, tú. Por ahí. Esto está a punto de convertirse en una zona de guerra. Sal mientras puedas”.

Así que Asylas mostró misericordia a los civiles. Bien por ellos.

“No hay necesidad de ser tan amable conmigo. Después de todo, soy tu enemigo”.

“… ¿Qué? ¿Quién eres tú?” El comandante ladeó la cabeza.

“Oooh. Sé lo que está pasando. Apuesto a que está tratando de negociar un alto el fuego”, adivinó uno de sus jóvenes.

El líder parecía haber entendido.

“Estás equivocado”, le dije. “Eso no es lo que busco. Quiero decir, vamos a ganar esta batalla. No hay ninguna razón por la que negociemos un armisticio con el bando perdedor”.

“… Hmph. Es un engreído. Supongo que debería haber esperado eso de los Spencer”. Me evaluó. “Dile esto a tu maestro: ‘Tu confianza inmerecida solo será tu perdición'”.

Sonreí. “Debidamente anotado. Pero tendrás que esperar hasta que termine la guerra. Después de todo… no hay nadie a quien contárselo”.

“¿Nadie a quien contarle? ¿Qué se supone que significa eso?” “Me escuchas. Soy el único aquí”.

“… ¿Eh?”

No era solo el comandante. Todos los subordinados que lo defendían y la masa de soldados de infantería no parecían seguirlo.

Le expliqué una vez más de la forma más sencilla posible.

“Yo, Ard Meteor, los destruiré a todos por mi cuenta”.

Esbocé una pequeña sonrisa y luego lancé un poco de magia solo para probar las cosas.

Un instante después, los soldados volaron por los aires antes que yo.

El suelo había explotado. Cualquier ejército normal habría terminado con ese golpe limpio, pero…

“Es fuerte, tu armadura”, comenté.

Los soldados se habían elevado por los aires y se habían estrellado contra la tierra, pero sufrieron poco más que unos pocos rasguños y magulladuras. Bueno, su estado mental estaba un poco peor por el desgaste.

“¡¿Q-Qué?! ¡¿Qué hiciste?!” preguntó el comandante, especialmente nervioso.

Seguí sonriendo. “Es mi forma de darte la bienvenida. Parece que te gustó. Ven a mí como quieras,” dije, abriendo mis brazos en invitación.

El comandante aulló. “¡¿Qué puede hacer un hombre solo?! ¡Todos, ataquen!”

Por orden suya, las fuerzas se apresuraron a extenderse en una línea horizontal. Algunos blandían espadas, algunas lanzas y otros arcos y flechas.

“¡Todos, fuego!”

Sus armas desataron sus poderes ocultos: cada uno poseía un hechizo mortal, alimentado por la magia del portador. Las espadas y lanzas disparaban ondas de luz mientras que los arcos disparaban flechas mágicas. Su brillante magia venía a golpearme, pero solo entrecerré los ojos, sin mostrar miedo.

Para la mayoría de la gente, este sería el final. Pero… para mí, parecían fuegos artificiales.

Un golpe directo. La masa de energía se estrelló contra mí y abrió un agujero en el suelo, formando un enorme cráter. El polvo se elevó en el área circundante, y el comandante gritó con una mueca de desprecio.

“Ard Meteor”. Recuerdo que ese era el nombre del hijo de los Grandes Magos. Parece que alguien se está adelantando un poco a sí mismo. Ahora, puedo agregarte a mi recuento de cadáveres…”

“¿Mmm? Debería ser yo quien le diga eso, comandante.”

El líder tragó saliva cuando me escuchó desde el humo. “…Imposible.

¿Qué está pasando?”

El humo finalmente se aclaró. Al verme en perfecto estado de salud, empezó a sudar.

“¡¿Cómo pudiste salir vivo de eso…?! ¡Tiene que haber algún truco…!”

Sonreí. “Los hombres sabios siempre encontrarán su propia explicación de las cosas cuando se enfrenten a algo que parece incomprensible. Pero a menudo, se alejan más de la verdad. … Parece que tus subordinados y tu ejército son lo suficientemente tontos como para aceptar la realidad”.

Todos me miraban con la misma emoción: miedo. Miles de soldados miraban a un solo niño con terror. A pesar de tener sopa como cerebro, instintivamente podían sentir que había una diferencia entre nosotros.

“¡C-Comandante! ¡Tenemos que irnos!”

“¡N-No podemos ganarle! ¡No tenemos ninguna posibilidad de vencerlo!”

Reprendió a sus subordinados. “¡No seas estúpido! ¡Es un niño! ¿Qué puede hacer él solo? ¡Ni siquiera puede idear un plan de batalla o una estrategia por sí mismo!”

Sonaba como un luchador experimentado. Creo que creía que la guerra era un deporte de equipo, dirigido por las personas más inteligentes de la operación y ejecutado por el ejército. No se equivocó.

Pero… estaba operando bajo los estándares del mundo moderno. E iba a darle una muestra de sentido común pasado de moda.

“Les mostraré cómo el poder de un individuo puede trascender y destruir toda razón. Después de eso, le ruego que regrese a casa”.

***

“… Esto es duro. Y estoy acostumbrada a escalar montañas”, refunfuñó Ireena.

“Estos altibajos son una locura”, agregó Sylphy. “Y tenemos que tener cuidado con la maleza o nos caeremos— ¡eek!”

En las montañas, Ginny estaba con sus amigos y una multitud de soldados, abriéndose camino a través del duro terreno. Pensó en la situación mientras sus ojos pasaban por alto el follaje.

Es un alivio tener a la Srta. Ireena y a la Srta. Sylphy peleando a mi lado… pero ¿por qué… nos enviarías con las tropas del Maestro Elrado, Ard…?

Ginny no estaba solo con sus amigos. Ella estaba con su peor enemigo.

Elrado. Su antiguo matón, la razón de su complejo de inferioridad. Había cambiado desde que Ard lo había castigado… pero él era su traumático pasado personificado. Era imposible siquiera hablar con él. No había nada que quisiera más que interactuar con sus amigos, pero su presencia la hacía sentir vulnerable. No pudo mantener una conversación para salvar su vida.

¿Por qué él haría eso…? Ard sabe lo que siento por el Maestro Elrado…

¡Esto es peor que ser intimidada…!

Fue Ard quien asignó a Ginny a la unidad que lideraba Elrado, aunque estaba obligado a suceder, incluso sin su intervención. Después de todo, su familia le había servido como escudos humanos durante generaciones. En tiempos de crisis, tenía que protegerlo. Ginny se había resignado a esto.

Pero esta pastilla fue difícil de tragar para ella, ya que su amor platónico fue quien ordenó esta situación. No tenía idea de lo que posiblemente podría estar pensando.

Ginny bajó la cabeza y subió una pendiente empinada. Junto a ella, Ireena y Sylphy continuaron su conversación.

“Marchar a través de las montañas me recuerda los viejos tiempos”, recordó Sylphy. “Recuerdo una época en la que estaba al acecho para tender una emboscada al enemigo. Cuando acampé y me fui a la cama por la noche, un insecto voló en mi boca y…”

“¡Eeek…! Ni siquiera quiero pensar en eso”.

Las dos chicas no parecían asustadas, a pesar de que estaban a punto de pelear en una situación de vida o muerte. Elrado, empapado en su propio sudor, murmuró para sí mismo.

“Es su culpa que hayan perdido todo control sobre la realidad”. La miró… y rápidamente desvió la mirada. Su expresión era vagamente de disculpa.

Ginny suspiró. Ella estaba segura de que él tampoco quería estar cerca de alguien como ella. Abstenerse de cualquier contacto más allá de lo que sus roles requerían era lo mejor para ambos.

En ese momento… llegó una orden para Elrado.

“Un mensaje del Maestro Gerald: ‘Escóndanse aquí’.”

“…Buen pensamiento. Aquí hay un bonito matorral, por lo que será bastante fácil. Dile que lo entiendo”. Detuvo a sus tropas y les ordenó que se camuflaran.

“¿Oh?” Sylphy le dijo a Ireena. “Estás acostumbrado a esto, ¿eh? Eres como un profesional experimentado, cubriéndote de barro y follaje”.

“Heh-heh. He estado jugando a las escondidas en las montañas con Ard desde que era pequeña. Fue parte de nuestro entrenamiento. Se podría decir que recogí una o dos cosas”.

Ireena se había mezclado con la naturaleza. No pudiste verla en absoluto. Incluso si supieras que ella estaba allí, si apartaras los ojos de ella, la perderías por completo.

… No puedo dejar que me gane. Ginny también se había entrenado en las artes militares desde que era niña. Esconderse era una de sus especialidades.

“Magnifico. Todos lucen bien. Ahora solo tenemos que esperar a que llegue el enemigo”, dijo Elrado.

“Será duro de aquí en adelante. Si las cosas no van bien, estaremos aquí unos días”, dijo Sylphy, como si reviviera una experiencia pasada.

Sin embargo… por un golpe de suerte, la situación que temía nunca llegó a suceder.

Habían pasado unas dos horas cuando el ejército de Gerald comenzó a escuchar un movimiento sigiloso cerca. La maleza estaba siendo aplastada

bajo los pies; Las presencias avanzaban poco a poco con cautela. Se acercó… y luego, todos los soldados, incluida Ginny, avistaron al enemigo.

“¡Ah, mierda! ¡¿Tenemos que subir otra maldita colina?!”

“Hay muchos de ellos. Lo único que tengo ganas de llevarme es una mujer”.

“¡Ha! Buena esa.”

Un grupo compuesto por orcos duros. Aproximadamente dos mil de ellos, que era alrededor de mil menos de lo que contaban sus propias tropas. Dicho esto, la raza de los orcos era conocida por ser dura. A pesar de su ventaja, existía una buena posibilidad de que las fuerzas de Gerald fueran derrocadas. Ginny estaba aterrorizada de que eso sucediera.

“…No te preocupes. Te mantendré tan agradable y seguro como lo haría Ard mientras esté fuera “, dijo Elrado, haciendo que los ojos de Ginny se agrandaran. “¡Todos! ¡Ataquen!” el grito.

La explosión fue lo suficientemente fuerte como para atravesar toda la montaña. Los expertos en armamento levantaron sus espadas y lanzas y cargaron contra el enemigo, mientras otros cantaban hechizos y se preparaban para atacar. La emboscada inicialmente arrojó a los orcos por un bucle y dispersó su formación, pero…

“¡Esto no es nada que temer! ¡Tenemos al dios de la guerra de nuestro lado!” gritó un orco, conspicuamente grande. Debe haber sido su líder.

Sus hombres estaban listos para luchar. Era matar o morir. La sangre se esparció por el denso follaje. El equilibrio era deficiente y la visión era limitada. Uno no podía moverse correctamente en ese terreno… Pero Sylphy, la Campeona Furiosa, corrió a través de él, mostrando su extraordinario atletismo.

“¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Y eso hace cuatro!”

Como un leopardo ágil, derrotó al enemigo, contándolos. “¡Whoa…! ¡¿Qué es ella…?!”

Elrado y los otros soldados no estaban al tanto de la identidad de Sylphy, asombrados por su destreza. Su estilo de lucha feroz pero fluido los dejó en pánico y con los ojos muy abiertos.

“¡Ve tú, Sylphy! ¡Pero no creas que voy a perder contigo!”

Aunque Ireena no estaba al mismo nivel que Sylphy, su entrenamiento infantil con Ard le había otorgado movimientos ágiles. En el campo de batalla, donde un movimiento en falso podría costarle la vida, cambió el peso de su cuerpo con pericia y esquivó el ataque del enemigo. Luego, lanzó un hechizo sin encantamiento para derribar a sus oponentes.

Mientras Ireena lograba todo esto, le dedicó a Ginny una sonrisa atrevida. “¡Sigues jugando con tus pulgares! ¡Sylphy y yo conseguimos esto!”

Ginny se puso rígida. Después de un comentario como ese de su rival, no había forma de que pudiera quedarse quieta y no hacer nada.

“¡Crees que eres tan buena, solo porque estás acostumbrado a pelear en las montañas!” Ginny estaba lista para la batalla. No parecía temer por su propia vida, especialmente después de que su amiga básicamente la llamara por no hacer su parte. Se dispuso a mostrarles a los orcos quién era el jefe.

Si su intrepidez podía atribuirse a su amiga… también podría correr peligro.

Voy a trabajar más duro que Ireena, pensó Ginny. Su impaciencia la hizo perder toda perspectiva.

“¡Raaah!” gritó una voz, furiosa, desde un lado. ¿Qué tipo de futuro podría traerle eso?

Algo pasó zumbando, golpeando a Ginny con miedo.

—Voy a morir, pensó.

“¡Como si dejara que te atacaran!”

Un golpe al cuerpo. Justo cuando se sintió segura de que alguien la había empujado fuera del camino… Los labios de Ginny temblaron mientras miraba la escena frente a ella.

“¿M-Maestro Elrado…?”

Elrado había sido quien la empujó fuera del camino y recibió el golpe. Estaba protegido por una armadura desde el cuello para abajo… pero se había quitado el casco para mejorar su visión mientras estaba en las montañas. Esto, desafortunadamente, significaba que el hacha de batalla del enemigo había cortado el cuello de Elrado. La sangre brotó de la herida.

Pero no vaciló y devolvió un golpe propio.

“¡Ugh-aaah!” Lanzó Mega Flare a quemarropa, destruyendo a los orcos y dejándolos fuera de toda recuperación. Elrado presionó su mano contra su cuello y cayó sobre una rodilla. “¡Tch…! ¿Es esto para mí…?”

Había usado un hechizo de fortalecimiento físico para fortalecerse, por lo que no moriría todavía. Pero pareció darse cuenta de que era solo cuestión de tiempo hasta que encontrara su destino.

“¿Por-por qué harías eso? Espera, necesitas primeros auxilios. P-Pero ¿qué debería…?”

Ginny estaba en modo de pánico total. Todo era demasiado para procesar.

Ella había escapado de la muerte. Eso solo fue suficiente para manejar, incluso sin tener en cuenta la complicada relación que tenía con su salvador. Ella no sabía qué hacer con todo eso.

¿Elrado sintió lo mismo?

Su rostro ceniciento lo hacía parecer como si estuviera al borde de la muerte. “No te preocupes”, aseguró. “Solo hice lo que quería hacer”.

Su expresión tranquila le dijo que no se arrepintió en lo más mínimo de sus acciones. Luego, aceptando su destino, cerró los ojos y en ese mismo momento… un círculo mágico apareció bajo sus pies.

Como para burlarse del destino, un brillo esmeralda envolvió el cuerpo de Elrado… y el corte en su cuello se curó.

“E-Esto es…”

Los ojos de Elrado y Ginny se abrieron como platos. Y no fueron solo ellos. Los soldados de los alrededores estaban gritando de sorpresa.

“¿M-Mi pierna—?”

“¿Han sanado mis heridas?”

Círculos mágicos palpitaban a la vista bajo los pies de los heridos para curar sus heridas. Ni amigo ni enemigo pudieron empezar a entender lo que estaba pasando…

“Ard es el mejor”, dijo Ireena. “Incluso cuando estamos separados, él siempre nos protege”.

Ireena y Sylphy entendieron de quién era esto. Ginny y Elrado—

“Qué tipo más loco,” Elrado se rio entre dientes con ironía mientras se rascaba la cabeza.

Ginny continuó mirando a su alrededor, desconcertada.

Después de todo, Laville había ganado la guerra fronteriza. En los próximos años, se conocería como la “Primera Batalla del Guardián”.

Ard Meteor era conocido como el hijo de los Grandes Magos. Y así iba a pasar a la historia.

***

La emboscada en las montañas había llegado a su fin y las fuerzas de Gerald regresaban a la fortaleza. Con la ayuda de Ard Meteor, no había habido una sola baja enemiga. Gerald hizo una mueca ante este giro de los acontecimientos.

Lejos de él… Ginny continuó caminando con la cabeza gacha. Elrado estaba junto a ella.

… De repente, ella habló. “¿Por qué me salvaste?”

“¿Eh?” No había esperado que ella dijera nada en absoluto y sus ojos se abrieron como platos. “… Fue mi manera de compensarlo”, respondió después de algunas dudas, haciendo una mueca de dolor.

Sintió que quería huir de ella, pero se detuvo para no organizarse una fiesta de lástima. Miró a Ginny y poco a poco comenzó a confesar.

“Temía a mi papá, y mi familia me presionó muchísimo como su heredero.

… Así que te utilicé para aliviar mi estrés”. Elrado le revolvió el pelo. “Sé que lo que hice estuvo mal… y es imperdonable traumatizar a alguien. Nunca podré compensarlo por completo. Pero quiero disculparme”.

Elrado se detuvo en seco y Ginny hizo lo mismo. Inclinó la cabeza hacia ella.

“Mis debilidades arruinaron tu vida. Lo siento desde el fondo de mi corazón”.

Ginny nunca podría haber soñado que esto sucedería. Elrado, su temible torturador, ahora se inclinaba ante ella en señal de disculpa No era algo

que pudiera aceptar en el acto, pero entendía sus intenciones… y las de Ard.

Debía haber estado esperando que se reconciliaran. Por eso los pondría en la misma unidad. Y, por extraño que parezca, ella no estaba resentida con él por eso.

Desde que conoció a Ard, Elrado le había pesado menos. Tal vez debería dejar atrás su pasado.

Si esto es lo que quieres, Ard…

En este momento, solo lo estaba haciendo para satisfacer los deseos de su enamorado. Quizás algún día, se enfrentaría a Elrado por su propia voluntad.

Ginny se aferró a ese sentimiento.

***

“Hmph. Supongo que le daré una calificación aprobatoria por ahora”.

Estaba mirando un gran espejo convocado a través de la magia de la vista, su superficie reflejaba la interacción entre Elrado y Ginny. Completamente solo, asentí.

“Parece que aún queda trabajo por hacer, pero es un paso adelante. Podemos dejarlo así” murmuré mientras miraba a mi alrededor. “Bueno, será mejor que vuelva a la fortaleza también”.

El curso de esta batalla se había decidido incluso antes de que comenzara el grupo de Ginny, y con mi magia, la región montañosa ahora era una llanura plana. En la antigüedad, nivelar la tierra era solo una parte de la guerra… pero para el humano moderno, era completamente inaudito.

No lo había hecho solo por diversión. Era la única forma en que podía destruir la armadura del enemigo y borrar su efecto mágico sin matarlos. Al quitarles la armadura, les había quitado la defensa contra la magia de distorsión. Y después de darles una muestra de la guerra antigua los

envié a otro país por completo. El ejército desnudo probablemente estaba siendo arrestado por un guardia de patrulla mientras hablamos.

“Me gustaría poder decir que es el final, pero…”

No había recibido ninguna respuesta. Este tenía que ser su acto de apertura. El verdadero espectáculo estaba a punto de comenzar. El enemigo recién comenzaba.

“… Será mejor que den todo lo que tienen. Soy más fuerte que nunca”.

Durante todos estos años después de mi reencarnación, había estado viviendo con una creencia de mi vida anterior: que aquellos que son más fuertes son los más solitarios, y que usar tu poder solo exacerba el hecho. Por eso nunca lo expuse. Incluso en una emergencia, instintivamente me contuve.

Pero ya no más. Si es necesario, me revelaría a mí mismo como el Señor Demonio.

Para Ireena, Ginny, Sylphy, Olivia. Para mis padres. Para todos en la Academia. Por Elrado. Haría cualquier cosa para proteger mis días felices con ellos.

Con esta decisión en mente, miré hacia el cielo. El tiempo estaba fabuloso. Recé para que fuera un presagio de días brillantes por delante…

… Y dejo escapar un suspiro feliz—