Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6

Capítulo 76: El Ex-Señor Demonio Contra Una Raza Rara

 

 

Nos teletransportamos a las entrañas del infierno. Originalmente una fortaleza diseñada para protegernos de invasores extranjeros, ahora fue usurpada por el enemigo para servir como su cuartel general. Fue construida como una pequeña ciudad amurallada y rodeada de barricadas. Los alojamientos de los soldados y las torres de vigilancia estaban apretujados dentro de sus fronteras.

En el centro… teníamos toda la atención de las fuerzas enemigas, compuestas principalmente por orcos.


“… ¿Eh?”

“¿Quiénes son?”

“¡Simplemente aparecieron de la nada…!”

Gritaban, con sus antorchas ondeando a nuestro alrededor. Es seguro decir que estaban atónitos. Todos sabían que la teletransportación no era posible en los tiempos modernos. Ni por un segundo se imaginaron que de repente invadiríamos su campamento.

Solo los miré brevemente antes de dar instrucciones a Ireena y Sylphy. “Vamos a separarnos de nuevo. Será más eficiente de esa manera”.

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Sylphy no expresó ninguna objeción.

Ireena tenía algo que decir. “¿Ard? Iré a buscar a Ginny por mi cuenta, como Sylphy”, dijo, mirándome intensamente.

… Debe haber sido porque se sentía tan indefensa en el bosque.

Supuse que esto estaba bien. Era peligroso, pero confiaba en que podría acudir en su rescate si pasaba algo. La dejaría hacer lo que quisiera.

“Entendido. Espero que encuentres el éxito”, le contesté. Ireena asintió con firmeza.

Sonreí a los soldados que me rodeaban. “Supongo que ninguno de ustedes nos dirá dónde están los prisioneros. Así que seguiré su ejemplo y utilizaré métodos más bárbaros para realizar mi búsqueda”.

Sylphy saltó del suelo. Con Demise-Argis, arrasó a sus enemigos cercanos.

No hay tiempo para hablar. Ella estaba atravesando al enemigo como si fuera una segunda naturaleza, la forma salvaje.

“¡Giiiiinny! ¡¿Dónde estaaaaaaaaaaas?!” Sylphy llamó, continuamente derribando enemigos.


Inspirada por su valor, los ojos de Ireena brillaron con valentía.

“¡Flare Wall!” Lanzó un ataque de fuego de nivel medio, disparando llamas que derribaron a más enemigos. Ireena siguió el ejemplo de Sylphy y corrió más adentro de la fortaleza, llamando a Ginny.

“Creo que es hora de que me ponga manos a la obra”.

Manteniendo un ojo constante en los dos usando magia, ejercí un modesto nivel de magia para abrirme paso. Caminando a paso rápido, lanzo hechizos para derrotar a cualquier enemigo que me vea. Trabajé tan rápido que no pudieron defenderse y se derrumbaron sin decir palabra.

Ireena y Sylphy arrasaron el área y el enemigo expresó su indignación.

“Podríamos rescatar a Ginny y acabar con el enemigo al mismo tiempo, como estaba planeado”.

Si rescatar a Ginny hubiera sido nuestro único objetivo, habría sido una simple cuestión de teletransportarnos directamente a ella y terminarlo. Pero esto fue la guerra. Teníamos que servir a nuestra causa. Por lo tanto, había planeado rescatar a Ginny y recuperar la fortaleza al mismo tiempo. También fue por eso que dejé que Ireena y Sylphy se volvieran locas.

“Creo que iré a rescatar a Ginny y dejaré al enemigo en manos de esos dos”.

Usé un hechizo de detección para buscar rastros de su poder. Parecía que actualmente estaba rodeada de soldados.

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… Realmente esperaba haberlo hecho a tiempo.

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Rezando por su seguridad, me dirigí hacia una de las casas de huéspedes, luego atravesé la pared y la pulvericé. Pasé por el agujero que se desmoronaba y entré en la habitación.

En el interior, encontré una gran cantidad de soldados orcos invadiendo a Ginny.

… Ella estaba en nada más que su ropa interior. Si hubiera llegado un poco tarde, habría entrado en una escena inquietante. Estaba hirviendo de rabia al pensar en mi amiga a segundos de ser violada.

“Quién diablos eres—”

“Silencio, cerdo.” No quería escuchar nada de lo que está chusma tenía que decir y derribé a todos los orcos en la habitación con un hechizo. Sus cuerpos ardieron en llamas, y la magia los teletransportó a un bosque distante plagado de monstruos repugnantes.

Cualquier cretino que hiciera algo así con mujeres y niños no era un soldado. Incluso los cerdos eran mejores que ellos. Merecían ser comida de monstruos.

“… Lo siento mucho, Ginny. Si hubiera llegado antes, no habrías pasado por una prueba tan aterradora”. Lancé un hechizo para vestirla con nuestro uniforme escolar.

Ginny me miró y negó con la cabeza. “No estaba asustada. Después de todo, sabía que vendrías”. Ella ofreció una sonrisa alegre. Me sentí aliviado de no haberla defraudado.

“Por cierto, Ard. ¿Hay alguien más contigo?”

“Sí. Sylphy e Ireena están luchando para rescatarte”.

“Oh, debo asegurarme de agradecerles más tarde”, murmuró, pareciendo un poco disculpándose, antes de mirar hacia la puerta. “El maestro Michel también fue capturado… el hermano menor del maestro Elrado. Te pido que lo lleves con nosotros”.

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“Por supuesto.” Asentí y fui a ver a Michel. Estaba temblando en un rincón de la pequeña habitación, aterrorizado, al parecer, por la guerra que se libraba afuera.

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En el momento en que el joven nos miró, sus ojos se agrandaron. “¡G-Ginny…! ¡Estoy tan contento de que estés bien…!”

“Todo gracias a Ard”.

“¡¿Ard…?! ¡¿E-Eres el Ard Meteor…?!”

“Así es.”

Michel me miró con cierto temor. Probablemente me vio como el hombre aterrador que le había dado una paliza a su hermano mayor. O eso, o me consideraba el enemigo jurado de su familia, en cuyo caso, estaba muy equivocado. Intenté explicar.

“Tu hermano mayor y yo causamos una escena en el pasado… pero no soy una amenaza para tu familia. Así que relájate. Arriesgaré mi vida para protegerte y prometeré devolverte a salvo con tu padre”.

“¡O-Okay…! ¡S-Sí, por favor haz…!” dijo, temblando como un animalito. Fue algo lindo.

Misión cumplida. Llevé a Ginny y Michel afuera. Ireena y Sylphy deben haber terminado su investigación porque nos encontramos con ellas.

“Sylphy, ¿qué pasó con los enemigos por ese camino?” “Aniquilado, prácticamente. ¡Y agradable! Encontraste a Ginny”.


Aniquilado, ¿eh? Ahora que lo mencionó, no escuché nada del lado del enemigo. Es seguro decir que también hemos recuperado la fortaleza.

“… Señorita Ireena”. “… Ginny.”

Junto a mí y Sylphy, se miraron el uno al otro, inquietos por un segundo antes de que… comenzaran sus peleas habituales.

“Hmph. Bastante descuidado de tu parte para que te atrapen,” se burló Ireena. “Arruinaste por completo nuestro descanso”.

“Oh, ¿está aquí, señorita Ireena? Me las habría arreglado bien con Ard”.

Un intercambio espinoso en la superficie, pero imaginé que estaban lidiando con sus propias emociones: Ireena se sintió aliviada de que Ginny estuviera a salvo. Ginny estaba feliz de saber que su amiga había venido corriendo en su ayuda. Al menos, eso era lo que me parecía.

“Por cierto, Ard. ¿Quién es el pequeño de ahí?” “Ah, esto es—”

Mientras explicaba, un trueno aplaudió y una ráfaga de relámpagos púrpura cayó sobre nosotros. Instantáneamente lanzo un Muro. Una bola de película nos cubrió a todos, salvándonos del daño.

“…Un paso atrás.”

Mientras miraba a este enemigo aleatorio, me di cuenta de algo. Así que este es el semidragón del que escuché.

El largo cabello platino le llegaba a la espalda, meciéndose con el viento nocturno. Su cuerpo alto y esbelto estaba envuelto en un abrigo oscuro voluminoso, con ambas manos metidas en los bolsillos. El hombre era sorprendente, excepto que estaba completamente cubierto de escamas de reptil. Era una belleza grotesca, si eso tiene sentido.

El semidragón me miró. “… ¿Eres Ard Meteor?” “Ése sería yo.”

Parecía irradiar asesinato. “… ¿Cómo pudiste llamar la atención de mi maestro cuando yo, Arcella, no lo he hecho?” Arcella me lanzó una mirada asesina, expresando su ataque de celos.

En ese mismo instante, algo atravesó mi cabeza. Sentí como si me hubieran golpeado con un martillo. Sabía que era un ataque enemigo, pero no había un círculo mágico a la vista.

Los dragones tenían su propio lenguaje mágico y una forma secreta de ocultar círculos mágicos. No había forma de saber cuándo se había lanzado un hechizo, lo cual era una gran ventaja para ellos en una batalla mágica. Además, ni siquiera podría decir qué lanzaría. Fue un hechizo de emboscada que no pude evitar. Me imaginé que podría acabar con la mayoría de los enemigos con un golpe limpio.

“… Sabía que eso no sería suficiente para deshacerme de ti”.

Si hubiera sido otra persona, me habría volado la cabeza en pedazos, pero no fue nada para mí. La barrera que había levantado instintivamente había reducido el daño a la mitad.

“Para una forma de vida inferior, tienes una cantidad anormal de magia. …

No es que tenga ninguna posibilidad contra la mía”. Parecía lleno de lucha. La verdadera batalla estaba a punto de comenzar.

“Escuchen. No interfieran”, les dije a mis amigos. “Yo me ocuparé de él por mi cuenta”.

Sylphy permaneció tranquila y serena. Michel asintió, cayendo de espaldas. Ireena y Ginny asintieron en silencio, sudando. Deben haber estado recordando cuando fuimos contra ella: el Frenético Rey de los Dragones, Elzard.

El hombre que teníamos ante nosotros, Arcella, emitía el mismo tipo de vibración. Había una buena posibilidad de que poseyera un nivel de poder que no se encuentra en el mundo moderno. Después de todo, él ni siquiera parecía demasiado desconcertado por mi inmortalidad. Eso podría significar que poseía algo que podría destruir todos mis cuerpos astrales de un solo golpe.

“Eres terco, te lo concedo. Pero… apuesto a que estarás indefenso ante este tipo duro”.

Un agujero negro se abrió en el espacio directamente al lado de él. Arcella metió la mano dentro… y sacó una espada gigante. Parecía como si hubiera sido procesado a partir de los huesos de alguna criatura y desprendía un aura siniestra que me sacudió hasta la médula.

“El mayor tesoro de nuestra gente, hecho de los huesos de nuestro gran antepasado, el Dragón del Cielo. Estos huesos se alimentan de comer tu alma…” Él preparó la espada. “La menor herida te matará instantáneamente”.

Dio un paso adelante.

Su velocidad era divina. Estaba inmediatamente sobre mí y dentro del alcance de dar un golpe mortal.

“¡Haaah!” Blandió la espada de hueso de dragón con un grito. Saltando hacia un lado para evitar el corte inverso del hombro, puse distancia entre los demás y yo.

Arcella despegó del suelo, acercándose a mí en un abrir y cerrar de ojos.

“¡Haaaaaaaah!” Desató sus ataques a una velocidad vertiginosa. Escuché su espada azotar el aire después de que ya pasó. Si el sonido no podía seguir el ritmo de Arcella, era un caso atípico. Se habría sentido como en casa en el mundo antiguo.

“¡¿Q-Qué…?!” Empezó a sudar. “¡¿Por qué no están aterrizando mis golpes…?!”

Me había atacado unas 967 veces. Había visto a través de cada uno. Sonreí, sin dejar de esquivar sus golpes.

“Hiciste la elección correcta. La magia hubiera sido inútil contra mí. De hecho, incluso podría funcionar en tu contra. Es por eso que decidiste sacarme solo con el manejo de la espada, ¿verdad?”

Arcella no dijo nada, sus finos rasgos se desmoronaron por la desesperación.

Continúe. “No hay nada de malo en tu decisión, pero… tu premisa estaba completamente equivocada. Pensaste que podrías eliminar mis puntos fuertes y ganar con tu espada. Ese fue un grave error”.

Mostré una sonrisa cegadora. “¿Por qué creer que no conozco los caminos de la espada? Encuentro tu línea de pensamiento difícil de seguir”.

La magia podría ser mi fuerte, pero no era un mal espadachín. En los viejos tiempos, podía estar cara a cara incluso con Olivia. No cabía duda de que las habilidades de Arcella eran impresionantes. Pero comparado con Olivia en su apogeo, él era tan bueno como un pollito.

“Ya he visto todo lo que tienes. ¿Por qué no terminamos esta batalla ya?”

“¡Tch…! ¡No me subestimes!” rugió, balanceándose hacia mí al mismo tiempo. Sin embargo, había demasiadas formas de atacarlo. Esquivé el corte vertical y… lo golpeé en el pecho con la palma abierta.

“¡¿Gwagh?!” El impacto lo atravesó y le rompió los bronquios. Arcella comenzó a toser sangre y se derrumbó en el suelo.

“¡I-Increíble…!” Gritó Ginny. “¡Eres especial, Ard…!”

“¿En serio? Apuesto a que podría haber manejado a ese tipo”, dijo Sylphy.

“…… Parece que todavía tengo un largo camino por recorrer,” murmuró Ireena.

Junto a las tres chicas, Michel estaba agachado, una vez más mirándome con miedo.

Bajo sus miradas y comentarios, miré a Arcella. “Los semidragones solo obedecen a sus superiores. Nunca serían el peón de otra raza. … Pero te has puesto del lado de la Federación Asylas. Me gustaría saber qué estás planeando”.

Si fuera por sus esposas e hijos, no tendría ningún problema con eso. Sin embargo, si estuviera relacionado con una central eléctrica, aparte de Lizer o los demonios, las cosas saldrían mucho peor de lo que esperaba.

Esperaba confirmar esto, pero el medio dragón me miró en silencio. Supongo que no podía esperar que me diera una respuesta honesta. “Si no vas a hablar”, comencé, “supongo que tendré que—”

“Mi amo no es como tú, oveja y nunca seguiría a un rey orco inmundo”, respondió. Sonaba como alguien esperando a que lo mataran.

Y, en verdad, estuvo a punto de desperdiciar su vida para guardar sus secretos. El cuerpo de Arcella comenzó a brillar, rodeado de círculos mágicos.

“¿Un hechizo vinculante hecho en la lengua del dragón? Supongo que tiene sentido tener contramedidas”, señalé.

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Al romper el contrato, sería eliminado. Era la mejor técnica para evitar que se filtrara información. Arcella había usado el hechizo para quitarse la vida.

Nada quedó atrás cuando los círculos mágicos se perdieron de vista. Al revelar información inofensiva y entregar su propia vida, se impidió revelar más de lo que debería. … Incluso yo tenía dificultades para analizar el lenguaje del dragón, razón por la cual no había podido detenerlo.

“Así que estaba dispuesto a morir en nombre de su amo. Parece contrario a su naturaleza”. Planté mi mano en mi barbilla y reflexioné.

Eso significaba que teníamos un enemigo al que incluso los orgullosos semidragones adorarían.

Y no era Dread, el rey de la Federación Asylas.

Lo que significaba… Asylas no iba a hacer un alboroto después de todo.

Lizer. Los demonios. Federación de Asylas. La mente maestra invisible. Sus motivaciones no estaban claras y no podíamos estar seguros de sí estaban trabajando juntos.

Sabía que, tarde o temprano, resolvería incluso ese misterio.

Por el momento, tenía que concentrarme en lidiar con la situación que tenía ante mí.

El hermano pequeño de Elrado y Ginny estaban a salvo.

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Todavía no estábamos fuera de peligro. De hecho, las cosas recién estaban comenzando.

“Ginny. ¿Dónde están ahora tus padres y los de Elrado?”

“De patrulla en una fortaleza separada ubicada en las líneas del frente”.

“Entonces iremos allí. Necesitamos trabajar junto con sus familias para expulsar al ejército enemigo”.

Con nuestro nuevo objetivo en mente, lancé magia de teletransportación una vez más… todo mientras sentía algo sobre las últimas palabras de Arcella pinchando el interior de mi corazón—

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