Slayers (NL)

Volumen 12

Capítulo 3: Las llamas del combate iluminan el castillo en la noche.

Parte 1

 

 

En el cielo había algo negro con forma de cometa, del tamaño de un humano. La verdad es que no causaba mucha impresión con su cuerpo triangular y semitransparente, que dejaba pasar parte de la luz de la Luna. Su… ¿cabeza…? Era inusualmente realista, con un único ojo. No tenía manos ni pies… un diseño muy extraño, la verdad. Con ese aspecto supuse que podríamos acabar con él en un momento, pero en nuestra situación teníamos varias desventajas. Para empezar el lugar en el que estábamos. Si mirábamos hacia abajo podíamos ver bastantes soldados en el jardín. El mazoku no necesitaba atraparnos en un campo mágico, su objetivo estaba claro… en cuanto usásemos hechizos llamaríamos la atención y los soldados se nos echarían encima.

“…Un momento…”

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-La señora Sherra me ha dicho que sois unos oponentes que no deben ser tomados a la ligera. – Dijo el mazoku mientras giraba su único ojo hacia mí –. Lina Inverse, tú eres la que causó la destrucción del señor Hellmaster Phibrizzo, ¿verdad?

– ¡¿EEH?!

Por supuesto, el grito de sorpresa vino de Luke, Millina y Jade. La verdad es que lo que pasó fue más bien un acto autodestructivo por parte de Phibrizzo pero… Es mejor que no les de los detalles de lo que pasó en realidad. El mazoku nos ignoró y continuó hablando.

-Es una historia difícil de creer, pero no hay motivos para que la señora Sherra mintiese sobre ello. Sea como sea, razón de más para tener cuidado.

“Qué tío tan idiota.”

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-¡Dam Brass!

Mientras el mazoku hablaba, yo había terminado de recitar mi hechizo: una versión amplificada del Dam Brass. Mira que no darse cuenta de que estaba recitando un hechizo mientras no paraba de hablar sobre tener cuidado conmigo. Un hechizo así, por si solo, no acabaría con él, ¡pero ya contaba con eso! ¡No estaba apuntando al mazoku!

¡CRACK!

Escuchamos un sonoro crujido a nuestros pues. Exactamente, mi objetivo era el tejado sobre el que estábamos. El mazoku abrió su ojo de par en par, sorprendido. No se esperaba que lanzase mi ataque sobre el tejado. Si protestó de alguna manera, no pudimos oírlo a causa del ruido. Por supuesto, sabiendo esto de ante mano, fue algo irresponsable no evitar que resultásemos heridos con la caída.

-¡Levitation! – Luke y Millina lanzaron sus hechizos a la vez.

Aterrizamos suavemente en un pasillo, entre una montaña de escombros. Yo no tenía ni idea de que los demás estaban recitando esos hechizos, ¡pero viendo el resultado, todo ha salido a pedir de boca!

-¡Vamos, chicos! – Dije mientras empezaba a correr por el pasillo –. ¡Jade, cubre tu cara con una tela o algo!

-¿Por qué…?

-¡Hazme caso, deprisa!

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Mientras corríamos, una puerta se abrió a nuestro paso. Un hombre mayor, rollizo, pero con una cara relativamente delgada, apareció en la puerta, muy sorprendido. Por supuesto, si se estaba alojando en este edificio tenía que ser alguien importante, ¡en este caso tenía que sacar provecho de alguien así!

-¿Qué demonios…? – Dijo el hombre antes de que yo pudiera decir nada.

-¡Intrusos! ¡Por favor señor, deprisa! – Dije mientras agarraba al hombre por el brazo y le obligaba a correr hacia las escaleras.

-¿Qué…? ¡¿Intrusos?! ¡¿Y quiénes sois…?!

-¡Somos aliados! Estamos a las órdenes del reino, nuestro deber es proteger a la gente desde las sombras. ¡Ahora, rápido!

-¡En… entendido! – El pobre anciano, temblando, decidió tragarse mi mentira. Así, con el hombre con nosotros para aparentar, corrimos por el pasillo y bajamos las escaleras. Al hacerlo nos encontramos un grupo de soldados.

-¡Intrusos! ¡Subid al piso de arriba, rápido!

Antes de que nuestros oponentes se preguntasen quiénes somos, una voz surgió de entre nosotros, y los soldados se mostraron sorprendidos. Probablemente reconocieron al anciano que nos acompañaba, pero no a nosotros… Seguramente pensaron que le estábamos escoltando hasta un lugar seguro, pero aún así no tenían ni idea de quiénes éramos.

-¡¿Quién es esta gente?!

-¡No os preocupéis de eso! ¡Sirven al reino! ¡Vamos, deprisa! – Contestó el anciano con voz firme.

-¡Sí, señor! – Dijeron antes de salir corriendo por las escaleras. Seguramente estaban acostumbrados a ver tantos mercenarios que, después de todo, nuestra presencia no estaba tan fuera de lugar.

-¡Esperad! – Les grité –. ¿Dónde está la señora Sherra?

-Creo que seguramente estará en la torre norte…

-¡Entendido! Nosotros le informaremos de lo que está ocurriendo.

Esperemos que no nos pregunten exactamente de lo que le vamos a informar. La verdad es que no había pensado con detenimiento lo que les acababa de decir pero, por suerte, en momentos de caos y desorden es fácil manipular a la gente. Cuando nos encontramos al mazoku en el tejado, seguí la regla número uno de una invasión: si vas a invadir, hazlo con el máximo secretismo posible. Si no es posible, monta todo el follón que puedas. Pero, de esta manera, era posible que encontrásemos a alguien que reconociese a Jade, por eso le había pedido que se tapara la cara. Así, nosotros cinco y el anciano, repetimos la misma escena quién sabe cuántas veces. Poco después salimos del edificio.

-¡Vamos a ese edificio!

Empujando al anciano por la espalda, nos dirigimos directamente a la torre norte, un edificio separado del resto. Jade nos había estado guiando hacia allí en silencio, pero no íbamos a avanzar mucho más.

-¡Seréis bastardos! – Dijo el mazoku que habíamos visto en el tejado, del que hacía rato que no sabíamos nada –. Cómo os atrevéis a engañarme…

Qué tonta había sido por no haber empezado antes a recitar un hechizo. Entonces señalé al mazoku y grité todo lo que pude.

-¡INTRUSO!

– ¡¿Qué?!

-¡¿Dónde, dónde?!

-¡Ahí! ¡Justo ahí!

-¡Qué extraño!

En cuanto grité, un montón de soldados aparecieron en manada.

-¡Usad las flechas!

-¡No! ¡Es un mazoku! ¡Llamad a los hechiceros reales!

-O… oye… ¡Esperad! – Mientras los soldados que acababa de engañar se dirigían hacia él, a mi espalda ocurría algo muy distinto…

-¡ Fehlzareid!

-¡¿Ga…?! – Pero antes de poder decir nada más, el hechizo simultáneo lanzado por Luke y Millina acabó con el mazoku.

“Je, qué mierdecilla.”

-¡Aún queda otro flotando sobre el edificio! ¡Deprisa!

-¡Entendido! – Dijeron los soldados antes de salir corriendo, engañados por lo que les acababa de decir.

-¡Vamos, por aquí! – Dije volviendo a poner en marcha a nuestro grupo hacia la torre norte. Después de asegurarme que no había nadie a nuestro alrededor que nos estuviera mirando…

-¡Ha!


-¡Doh!

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Golpeé con la mano la nuca del anciano, que perdió la consciencia.

-¡Rápido, sigamos hacia la torre!

-Oye… eso ha sido cruel…

Decidí ignorar el comentario de Gourry, ¡por el momento! Y continuamos rumbo hacia la torre.

Aunque la llamasen ‘torre’ no estaba precisamente aislada del resto como parecía. Había un pasillo que se extendía desde el palacio y que llevaba hacia un gran edificio rectangular con una torre cilíndrica encima. Como la mayoría de los soldados se habían ido a ocuparse de los supuestos intrusos, no había ningún guardia. En cuanto llegamos a la torre…

-¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué ocurre?! – Dijo un hombre de mediana edad, con barba, que apareció abriendo la puerta de golpe.

-¡Intrusos! ¡En los aposentos para invitados!

-¡¿Intrusos?! ¡¿Qué tipo de intrusos?!

Antes de que pudiera responder a su pregunta, Jade saltó sobre el hombre y le noqueó.

-Los intrusos… – Dijo mientras se quitaba parte de la tela que cubría su rostro –.

Tienen exactamente este aspecto, general Als.

***

 

-¡¿Jade?! – Exclamó el hombre cuando vio la cara de Jade, gimiendo de sorpresa.

“¡¿Este es el general Als?! ¿El que ascendió a Sherra?”


-Hay muchas cosas que quiero preguntarle. Muchísimas. – Dijo, pero entonces se quedó callado. Seguramente quisiera preguntarle todo lo que pudiese. Sobre Sherra, la verdad de la muerte de su padre, y sobre lo que estaba ocurriendo en el reino.

-Pero ahora mismo sólo tengo una pregunta. La chica, Sherra, ¿dónde está?

-Esa chica, ¿eh? – Dijo Als tras un breve suspiro. Su voz sonaba como si estuviera agotado –. ¡Ha! – Exclamó, apartando a Jade hacia un lado, aprovechando un descuido. Entonces se puso de pie.

-Si quieres saber la respuesta a eso… – Dijo, desenvainando su espada –.

¡Deberás vencerme en combate!

-¡Muy bien! – Respondió Jade desenvainando también su espada –. ¡Por favor, chicos, no intervengáis! – dijo antes de lanzarse al ataque.

¡Clang!

Sus espadas entrechocaron, haciendo brotar chispas. Recibiendo un golpe de Jade, Als se retiró y contraatacó con un golpe lateral. Jade lo detuvo y arremetió de nuevo contra el general. Era una batalla decisiva entre dos caballeros de la misma escuela. Espada contra espada, golpe contra golpe. Las espadas no paraban de entrechocarse. Ambos elevaron sus espadas y atravesaron el aire. Entonces…

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-¡Ugh!

El primero en caer de rodillas fue el general Als. El ataque de Jade había causado una herida poco profunda directamente bajo el hombro de Als. No es que Als fuera débil. Tampoco era muy fuerte, pero Jade sí.

-Como suponía… mi habilidad no está al nivel… del hijo del general Grancis…

-¡¿Ahora halagas a mi padre?! ¡¿Después de asesinarlo?! Ante las palabras de Jade, Als negó débilmente con la cabeza.

-Eso es… – Volvió a negar y tragó saliva –. No… No puedo evitar… y no es mentira que fui yo quien presentó a esa chica a su majestad… y arruiné este reino.

-Entonces no estabas completamente involucrado en la muerte de mi padre. ¿Eso es lo que me estás diciendo?

-No te pediré que me creas, y tienes razones para sospechar de mí. No puedo decir que me llevase bien con tu padre pero… tenía gran respeto y admiración por lord Wells. Y eso es absolutamente cierto. Lo que estaba dispuesto a hacer por el hombre que respetaba… No pensé que estuviera mal.

El ‘lord Wells’ del que hablaba Als no era otro que el rey Wells Zeno Gairia.

-Pero entonces, como un lameculos cualquiera, hablé con su alteza y… critiqué a alguien… al general Grancis. Le presenté a Sherra a su alteza, y su espectacular talento fue muy bien recibido. Pero ahí no acababa la cosa. Desde entonces la chica hizo todo lo que pudo para acercarse a su alteza. No puedo decir con certeza a partir de cuándo… pero me di cuenta de que ya no se separaba de él. Creía que era algo bueno, mientras el rey estuviera satisfecho. Un día, a petición de Sherra, tu padre fue llamado al castillo. No sé cuántos días pasaron… antes de que la noticia de la muerte de tu padre se hiciera pública.

-… – Jade se quedó de pie, inmóvil, sosteniendo la espada y escuchando la historia.

-Y entonces empecé a pensar… que había cometido un error. Entonces…

-¡General!

-¡General Als!

Escuchamos el sonido de las pisadas de los soldados, provenientes del interior del edificio, interrumpiendo la historia de Als.

“¡Ya lo pillo! ¡Estaba ganando tiempo para que sus hombres apareciesen para ayudarle!”

-Esos…

A la vez, todos los soldados nos apuntaron con sus espadas.

-¡Esperad! – Interrumpió el general Als –. Los intrusos… se han marchado… han salido por esa puerta. No os preocupéis por mí… marchaos….

-¡¿Eh?! – Exclamamos tanto nosotros como los soldados. Durante un momento todos nos quedamos sin palabras ante lo que estaba ocurriendo.

-¡¡P…pero, general!!

-¡Marchaos! – Gritó Als a los sorprendidos soldados. Estaba claro que no se iba a quedar en eso. Entre ellos había algunos que estaba claro que habían reconocido Jade, al que se le había prohibido la entrada en la ciudad, y que estaba de pie ante el general herido con sangre en su espada, como si estuviera a punto de volver a golpearle. No iban a creer las palabras de Als después de todo eso.

-Es… ¡una orden!

-… – Como suponía, los soldados simplemente se quedaron mirando en silencio al que les había dado dicha orden.

-E…entendido, señor. Pero… esa herida…

-Os he dicho que no os preocupéis. Tengo que hablar con estas personas.

Marchaos.

De nuevo, los soldados se quedaron en silencio durante un momento.

-Entendido. Tenga cuidado. – Si había algo más apropiado que decir en una situación como esa, no se les ocurrió. Los soldados marcharon en la dirección que les había indicado Als, y le dejaron allí.

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-¿Por qué?

-Porque… aún estoy… a mitad de mi historia. – Dijo mientras veía como se marchaban los soldados, respondiendo a Jade con una sonrisa despreciativa.

-Empezaba a lamentar lo que había hecho… creo que me había quedado ahí. Hasta entonces pensaba que, mientras a su majestad le pareciese bien, no habría problemas. Pero, aún así, estaba haciendo algo malo por motivos equivocados. No había necesidad…

-… – Jade volvió a envainar la espada, y nos miró sin duda en su mirada.

-¿Podéis… puede alguien usar un hechizo para curarle?

-Umf. Eres un buen hombre al creerte tan fácilmente una historia como esa. – Dijo Millina separándose de Luke, y recitando un hechizo Recovery sobre Als.

-Bueno, así son los humanos. Una vez que empiezas a creerte lo que te dice un extraño, estás acabado. – Dijo Als en un torpe murmullo. Poco a poco su herida desapareció.

-Lo siento. – Dijo sin dirigirse a nadie en particular, y continuó su historia –. Entonces, el otro día, su alteza me llamó a su presencia para que hiciese algo por él. Me dio la orden de prohibiros la entrada a ti, Jade, y a tu hermano. Como imaginaba, Sherra estaba junto a mi señor. Entonces fue cuando me di cuenta de que Sherra estaba controlando el reino. Hay muchos idiotas en este reino, y yo soy uno de ellos. Pero cuando me di cuenta, era demasiado tarde…

Als dejó escapar un suspiro.

-Jade, si no me crees no hay nada que pueda hacer al respecto. Si quieres matarme, adelante. Pero, a cambio… aunque sea una impertinencia… me gustaría pedirte algo. Ahora mismo la chica está con su alteza. Haz lo que quiera con ella pero… me atrevo a pedirte, que no hagas daño al rey.

-De acuerdo… – Asintió Jade –. Porque yo también siento gran respeto por lord Wells. Y sobre lo otro… ahora mismo no sé si lo que me has dicho ahora es verdad o no. Por es razón no puedo juzgarte aquí y ahora.

-Ya veo…

Junto al general, Millina dejó salir un leve suspiro y se puso de pie. Para empezar la herida no era muy profunda, así que ya estaba casi sanada. Millina decidió dejarla así para que terminase de curarse por si misma.

-No hemos estado hablando mucho tiempo. Esa chica, Sherra, debe de seguir con su majestad ahora mismo. Están en el despacho del rey, en el ala norte del palacio.

-Entendido.

-No sé lo que está tramando. Ten cuidado.

-Nos vamos. – Dijo Jade despidiéndose de Als con la gratitud propia de un caballero. Entonces se dio la vuelta y comenzamos a correr por el pasillo. Al mirar sobre mi hombro, pude ver a Als, agachado en el suelo, viendo cómo nos marchábamos.

***

 

Gracias a todo el follón que se había armado fuera, no había muchos guardias dentro de palacio, y los pocos que nos encontrábamos eran noqueados por Gourry, Millina o yo misma, usando el hechizo Sleeping. Atravesamos un jardín y llegamos a palacio sin encontrar ningún obstáculo significativo. Nos habían dicho que Sherra estaba con el rey. A no ser que nos hubieran descubierto, no había razón para que los guardias reales hubieran dejado al rey desprotegido. En caso contrario, íbamos a tener que enfrentarnos a un buen montón de soldados. O eso pensaba.

“¡¿…?!”

En cuanto entramos en el palacio nos quedamos petrificados. El lugar era el típico salón. No era el salón principal, sino que se usaba para el encuentro de soldados, sirvientes y demás trabajadores. Pero no había nadie. Además la habitación estaba llena de una obvia presencia. Energía negativa.

-¿Otra vez esos bastardos y sus barreras?

-Exactamente. – Respondió una voz familiar a la pregunta de Jade.

-¡¿Lebifore?!

Así es como el mazoku de ojos saltones se llamó a si mismo cuando nos atacó con “Shaman”. Miré por todos lados a ver si lo encontraba, pero no podía decir de dónde venía la voz.

-Bastardos… Y eso que sólo sois humanos. Iba a armar un lío entre los guardias del castillo informándoles del espectáculo aéreo que estaban a punto de presenciar. O ese era mi plan… supongo que no salió bien…

-Bueno, parece que no eres tan bueno manipulando la mente humana como lo somos nosotros.

-Uh, bueno, eso… – Lebifore le quitó importancia a mi provocación fácilmente –

. Da igual, con todos esos humanos dando vueltas, es un problema tanto para vosotros como para mí. Así que preparé este lugar para nuestro encuentro. – Mientras hablaba, escuchamos el sonido de las puertas del recibidor abriéndose. Seguramente iba a decir ‘Venid por aquí…’

-¡Ja! ¡No nos hagas reír! – Dije sacando pecho sin saber si estaba apuntando hacia Lebifore o no –. ¡Sólo estamos interesados en Sherra! ¡Los don nadie como vosotros podéis hacer lo que queráis! ¡Si tenemos que enfrentarnos a debiluchos como vosotros, está claro que es una trampa, así que no vamos a participar!

-Eh… Lina… – Dijo Jade volviéndose hacia mí mientras yo me jactaba de nuestra superioridad –. Es que, si queremos ir al despacho… es por ahí…

– …

“Bueno, vale.”

-¡Como no quiero tener que preocuparme de acabar con vosotros más tarde, después de luchar con Sherra, os retaremos ahora mismo! ¡Que te enteres!

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-Lo dices como si fuera idea tuya, pero no nos queda otra opción…

-No seas quisquilloso, Gourry. Da igual, no bajéis la guardia, chicos.

Comenzamos a caminar dirigiéndonos hacia la puerta, tras la cual nos esperaba una batalla contra los mazoku.

***

 

Todos nos preparamos para la batalla. Gourry llevaba la Espada Absorbedora de Magia (que yo había bautizado así por que me había dado la gana), con un hechizo Dark Claw cargado, porque sin un hechizo no sería capaz de dañar a un mazoku. Mientras recorríamos el pasillo, la voz de Lebifore nos iba guiando cada vez que llegábamos a una intersección.

-Parece… que nos dirigimos hacia la cámara de audiencias. – Murmuró Jade mientras seguíamos las instrucciones.

-Pero Sherra está en el despacho… ¿no?

-Nunca he estado allí, pero por lo que mi padre me explicó del palacio, creo que vamos hacia la cámara.

-Ya veo. – Dije antes de asentir. Lebifore podría estar llevándonos hacia una trampa en la cámara de audiencias.

Poco después llegamos a una puerta.

-La cámara de audiencias. – Dijo Jade mientras ponía una mano en la puerta. Le toqué el hombro para indicarle que esperara, e hice una señal a Gourry con mis ojos. Gourry asintió y preparó su espada.

-Ábrela.

En cuanto dije eso, sentimos una sensación de sed de sangre proveniente del otro lado de la puerta. La espada de Gourry resplandeció por un momento, y varios trozos de la puerta cayeron al suelo. Al mirar hacia donde antes estaba la puerta, pude ver incontables sombras negras retorciéndose… ¡Y un enorme número de rayos de luz que se dirigían hacia nosotros!

-¡Gum Eon! – La barrera mágica creada por Luke y Millina nos envolvió. Los rayos de luz se estrellaron contra la barrera, y rebotaron en el espacio alterado. En cuanto la barrera rechazó la primera oleada de ataques, salí de ella y liberé el hechizo que había estado recitando.

-¡Bram Blazer!

-¡¡¡UUOoohhhh!! – Gritaron Gourry y Jade, mientras corrían con sus espadas listas para atacar. Luke y Millina cancelaron la barrera y, recitando sus siguientes hechizos, atravesaron la puerta.

Un techo abovedado… mucho espacio… Una alfombra roja que se extendía desde la puerta hacia un trono vacío… una fila de pilares de mármol a cada lado de la alfombra… Y más o menos unas veinte o treinta sombras, todas similares a “Shaman” o “Hidra”. El cuerpo negro como el carbón, un extraño patrón recorriendo sus cuerpos… aunque todas las cabezas eran diferentes, así como la forma de brazos y piernas. Algunas llevaban armas, pero al menos Lebifore no estaba entre ellas. “Shaman” podría estar allí, pero no iba a ponerme a buscarlo en ese momento. Al encontrarme con semejante panorama, lancé mi hechizo desesperadamente.

-¡Blast Ash!

¡BOOOM!

No sé cuántas sombras fueron afectadas por el hechizo, pero de ellas no quedó ni el polvo. Pero no era momento de pararse por esos detalles. Había más, muchas más, sin importarles lo bien que estábamos luchando. Aunque, siendo honesta, para ser mazoku puros no eran muy poderosas. Para nada. De hecho parecían bastante débiles. Me detuve a pensarlo durante un instante, y decidí que su poder no llegaba ni siquiera al de un lesser o un brass demon.

“Si eso es cierto…”

Pero mientras estaba inmersa en mis pensamientos, sentí una presencia a mi espalda.

– ¡¿…!?

Sin tiempo para mirar por encima del hombro, salté hacia un lado. Casi a la vez, un rayo de luz atravesó mi capa.

-Vaya, eres muy intuitiva… – Dijo una voz, y de repente todas las sombras negras dejaron de moverse. Entonces miré hacia atrás y vi a Lebifore junto a “Shaman”, y otras dos sombras que no conocía. Una era un gigante transparente sin rasgo alguno. El otro tenía dos tentáculos del color del musgo que salían de cada uno de sus hombros, y sólo un ojo. Lebifore miró a su alrededor dando un rápido vistazo.

-Sabía que no podríamos acabar con vosotros sólo con estos, pero habéis acabado con muchos en muy poco tiempo…

Era verdad. Con nuestro primer ataque habíamos acabado con la mitad… o puede que con un tercio de los mazoku negros.

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-Como pensaba, hay una gran diferencia en vuestros temperamentos… así no tendré que usar… – Dijo, aunque yo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Entonces me miró directamente –. Ha pasado mucho tiempo. La otra vez no me di cuenta de que tú fueras esa Lina Inverse, y fui descuidado.

-Oh, no te lo tengas en cuenta… – Dije, continuando con la charla despreocupada de Lebifore. Aún así, estaba perdiendo mi paciencia, y empecé a caminar por la cámara. Mientras mis compañeros y los mazoku negros prestaban atención a Lebifore, yo me estaba colocando, poco a poco, en un lugar más ventajoso. Por ahora nadie se estaba dando cuenta.

-Tengo una deuda que saldar con ese hombre, así que… – Dijo el mazoku del color del musgo.

-¿Una deuda? ¿Con quién?

Slayers Volumen 12 Capítulo 3 Parte 1 Novela Ligera

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