Jimi na Kensei (NL)

Volumen 4

Capítulo 2: El Que Reclama Los Cielos

Parte 5: Comprensión

Los Territorios de Caputo, en el extremo oriental del Reino de Arcana.

Paulette Caputo, hija de Lord Caputo, esperaba tranquilamente dentro de la ciudad amurallada ubicada en el extremo oriental del territorio. Al gobernar los territorios de Caputo en lugar de su padre, en el momento en que sus tierras se vieron envueltas en las oscuras nubes de tormenta, Paulette envió un rápido mensajero a caballo hacia Domino. Además, para recibir la respuesta de Domino lo más rápido posible, Paulette había viajado a esta ciudad, la ubicación más cercana a la frontera con la República de Domino.

No sabía si sus acciones tenían mucho sentido. Para que un ciclista llegue a la capital de Domino y le entregue un mensaje a Ukyo, regrese con ella y luego transmita ese mensaje al resto del Reino Arcana, todo tomaría la mayor parte de un mes, incluso si todo se moviera lo más rápido posible.

Luego estaban las nubes de lluvia en lo alto. En el momento en que cayera la lluvia, significaría el fin del Reino Arcana. Parecía que eso podría suceder en cualquier momento. En ese sentido, el Reino de Arcana ya estaba condenado.

“… Eh, eh, Lady Paulette. Nos prepararon un té. ¿Quieres algo?”

Paulette estaba luchando por hacer frente a esa presión. A pesar de todo su rango y privilegio, lo que podía hacer era lo mismo que cualquier otra persona en el reino: rezar a los cielos y esperar. Y lo único que Shouzo, que la acompañaba, podía hacer… era ofrecerle una taza de té. Incluso tuvo que conseguir que la dama de honor de Paulette preparara el té, así que la verdad era que, literalmente, no había nada que pudiera hacer.

“Gracias.”

Pero incluso entonces, fue un bálsamo para el espíritu desgastado de Paulette. A pesar de que ella era la heredera aparente de la Casa Caputo, la Gran Casa de los Sanadores, no se había dado cuenta de que tenía la garganta seca.

“Shouzo…”

Pero una vez que le quitó la taza, no se atrevió a tomar un sorbo. En cambio, miró las ondas que se extendían a lo largo de la superficie del té por el temblor de sus manos.

“Hice todo lo que pude. Sin embargo… todo fue bastante normal. Si hubiera tenido la suerte de tener un gran talento, tal vez podría haber hecho más”.

Luego se volvió para hacerle una pregunta al mago que estaba a su lado, un mago que estaba dotado de un talento que distaba mucho de ser común. Era el mago más poderoso del planeta; alguien, pensó, tal vez podría hacer algo sobre la situación actual.

“Si fuera alguien más que yo, ¿podrían haber hecho más? Quizás podrían haber hecho un mejor uso de Noah, que todavía está en mi poder”.

El Tesoro Sagrado, Noé el Arca. Era un objeto legendario que el Reino de los Arcanos había adquirido por pura casualidad y confiado en manos de la Casa Caputo. Usarlo dadas las circunstancias podría muy bien desencadenar un motín, ya que masas de personas compitieron para subir a bordo. Si intentaba usar el barco de refugio para el propósito previsto, evacuar a las personas a un lugar seguro, solo serviría para avivar las llamas del conflicto.

“Si tan solo tuviera más fuerza…”

Su decisión podría hacer que su gente comenzara a matarse unos a otros, personas cuyo único delito era no querer morir. Debido a ese miedo, Paulette no había podido hacer un uso efectivo del Tesoro Sagrado.

“No lo sé, de verdad.” Su respuesta fue extraordinariamente sencilla. Dado que Shouzo realmente no sabía la respuesta, no tuvo más remedio que admitir honestamente su ignorancia. “Pero estoy seguro de que todos se sienten así”.

“…Supongo.”

Dado que la situación era suficiente para hacer que la mayoría de la gente se desesperara y se preocupara de que el mundo se estuviera acabando, seguramente había un montón de gente corriente que había abandonado sus deberes y se había refugiado en sus casas. ¿En cuanto a la gente común en general? Era dudoso que alguno de ellos siguiera las instrucciones que ella le diera. Incluso si se le hubiera ocurrido algún tipo de solución milagrosa, habría sido imposible implementarla realmente.

“¡Pero estará bien! ¡Estoy seguro de que Lord Caputo y Su Majestad se darán cuenta! ¡Estoy seguro de que Ukyo, Sansui e incluso Saiga están haciendo todo lo posible!”

“… Sí, lo mejor que podemos hacer es confiar en ellos”.

Al final, Shouzo tenía razón. Simplemente, no podían hacer mucho para resolver los eventos que ya habían ocurrido. Ella había hecho todo lo que podía hacer, así que todo lo que podía hacer ahora era rezar para que los demás también estuvieran haciendo lo mejor que podían.

“Aquellos que están en la cima del Reino de Arcana nunca se rendirán a la desesperación”.

Así como había hecho todo lo que estaba en su poder, seguramente el rey y las otras Grandes Casas estaban haciendo lo que podían hacer. Por eso Paulette juntó las manos en oración.

“¡D-Disculpe, Mi Señora, pero traigo noticias! ¡El presidente Ukyo de la República de Domino ha llegado a la ciudad!”

El paladín que irrumpió apresuradamente en la habitación de Paulette trajo buenas noticias.

“¿D-De verdad? ¡Muéstralo de una vez!”

Agradeció a los cielos por responder a sus oraciones.

“¡A-Además, Lady Happine Batterabbe y Lady Douve Sepaeda también han llegado!”

“¡¿Ohh?!”

“¡Lord Mizu Saiga, el príncipe Magyan Tahlan y los guardias reales han llegado con ellos!”

“¡¿Q-Qué está pasando?! ¡Seguro que su llegada es demasiado pronto!”

Las personas que podían resolver las preguntas que la habían atormentado, que le habían robado Vajra a Ukyo, cómo detener al hombre que robó Vajra, habían llegado todas a la vez.

“T-Todo lo que estaba haciendo era rezar…”

“Vaya, Lady Paulette, no sabía que se pudiera hacer eso con misticismo~”.

“No puedo hacer nada de eso. Si pudiera, habría estado orando mucho más fervientemente”.

El misticismo solo era útil para la defensa y la curación. No tenía el poder de mejorar la situación simplemente a través de la oración, razón por la cual Paulette estaba luchando para lidiar con el repentino buen giro de su fortuna.

“¡E-En cualquier caso, llévalos a todos en la misma sala de reuniones!

¡Trae el mapa más grande que tenemos en la mansión!”

“Entonces, realmente lo siento por eso. Me quitó Vajra”, Ukyo, que había sido el dueño de Vajra, apareció con Elixir y Dainsleif a cuestas y dijo con un suspiro cansado.

Los recién llegados habían sido conducidos a la sala de conferencias del palacio de la ciudad. A pesar del hecho de que él había causado una situación que bien podría significar el fin de todo un reino, la actitud de Ukyo estaba lejos de ser la que se esperaba de una figura pública. Probablemente significaba que simplemente no tenía espacio para respirar emocional para aparentar y estaba demasiado cansado para siquiera intentarlo.

“Solo han pasado unas dos semanas desde que se la llevó. Dicho esto, no he podido tener un buen sentido de la noche o el día gracias a toda esta oscuridad, así que no tengo un número preciso. Esto ha sucedido demasiado rápido… pensé que habríamos tenido un poco más de tiempo”.

“En ese frente, estamos de acuerdo. Vajra no debería tener la capacidad de manipular el clima con tanta velocidad en su forma actual…”

“¡Hahaha! Bueno, no sirve de nada llorar por eso, ¡ya que ha sucedido!

¡Tenemos que darnos prisa e ir a rescatar a Vajra!”

Como Eckesachs, Dainsleif, Elixir y Ukyo estuvieron de acuerdo en que las nubes se estaban extendiendo mucho más rápido de lo que deberían. Parecía que la respuesta, de hecho, había sido que el clima estaba cambiando a un ritmo increíblemente rápido, en lugar de la posibilidad de que Vajra hubiera sido robado mucho antes de lo que pensaban.

“Nos alegra ver que está a salvo, Maestro Ukyo. Le agradeceríamos que nos pudiera dar un breve resumen de la situación”, le preguntó Paulette a Ukyo, como representante de Arcanian en la sala. En la conferencia estaban las damas de las Grandes Casas, los ases, Ran, Tahlan y los Tesoros Sagrados.

“Bueno… Básicamente, un tipo gigante que ni siquiera nos dijo su nombre entró en mi palacio y me quitó a Vajra”, resumió Ukyo brevemente con un tono de intensa irritación. Al igual que en el sueño profético de Saiga, alguien le había robado a Vajra. “No hubo ningún otro daño real. Setenve, Danua y Ungaikyo están a salvo. La cosa es que, si viniéramos todos a la vez, nadie haría ningún trabajo en la capital, así que esta vez solo somos yo, Dainsleif y Elixir”.

“¿Pudiste averiguar algo sobre con quién está asociado o cuáles eran sus objetivos?”

“Ni idea.”

Incluso Tahlan estaba un poco desconcertado por la absurda audacia de Ukyo. No había ni un indicio de la mansedumbre que incluso el más grande de los héroes sentiría si hubieran perdido un Tesoro Sagrado y luego hubieran expuesto a su estado feudal a este nivel de peligro. Ukyo probablemente podría haber sonado un poco más disculpándose.

“¿Y por qué vino hasta aquí exactamente, señor presidente?”

Aunque la púa de Douve fue extraordinariamente grosera, ninguno de los presentes pudo criticar su tono.

“Oh, no seas así. Tenemos algunas cosas que sabemos. ¿Dainsleif?”

“Mm. He guardado la sangre de cuando luchó contra los Guardias Reales. Si bien no puedo absorberlo, conozco su dirección y distancia aproximadas”. Dainsleif, que había acompañado a Ukyo, tenía una idea completa de dónde se había llevado el artículo robado.

“¡¿De verdad?!”

Era imposible rastrear al hombre que robó Vajra por medios normales, dada la magnitud de la capa de nubes. Pero si sabían dónde estaba, el problema ya estaba a medio camino de su resolución. Había tres ases presentes, junto con el berserker Ran. Además, tenían a Tahlan, los guardias reales y los paladines. Parecía que tenían fuerzas más que suficientes a su disposición para lidiar con él.

“¿Entonces, dónde está él ahora?”

“Él… se dirige directamente hacia aquí”. Dainsleif señaló el centro exacto del mapa colocado en el medio de la gran mesa de la sala de conferencias. El mapa estaba centrado en los territorios de Caputo, por lo que la ciudad fortificada donde todos se sentaron estaba justo en el medio.

“… ¿Viene aquí?” Paulette se sorprendió, pero el grupo de la capital real no pareció inmutarse. En cambio, parecían un poco decepcionados de que el sueño profético de Saiga resultara ser correcto una vez más.

“¡Hahaha! ¡Solo para que todos lo entiendan! Estas nubes que cubren el cielo, ¡solo se mantienen unidas por magia! ¡Si destruyes Vajra, caerá como lluvia y se llevará todo!” Elixir, quien, por alguna razón, estaba de buen humor, agregó más detalles a la ya sombría perspectiva. “¡Por lo tanto, debemos retomar Vajra y mover estas nubes hacia el océano!”

“Gracias… Por tu explicación…” Dijo Paulette con una expresión levemente preocupada, luego miró a su propio as. En el peor de los casos, había planeado desatar la magia de Shouzo en la ubicación del enemigo. Desafortunadamente, la magia de Shouzo podría muy bien destruir incluso un Tesoro Sagrado. Dado que Vajra necesitaba ser recuperado intacto, esa opción ahora estaba fuera de la mesa.

“… Dada la oscuridad, alejarse demasiado de la ciudad sería peligroso. Creo que es mejor interceptarlo en el lugar del bombardeo de Shouzo”. Happine confirmó a los presentes. No tuvieron más remedio que provocar las circunstancias tal como habían ocurrido en el sueño profético. Tratar de ir en contra de ese resultado probablemente traería complicaciones innecesarias. “Viajamos todo este camino en carruaje en esta oscuridad. Estoy seguro de que todos estamos cansados. Todos deberíamos descansar y prepararnos para que él aparezca”.

La propuesta de Happine era bastante apropiada. Dado que había sido esencialmente una marcha forzada para llegar aquí, el grupo de Batterabbe ya estaba exhausto de su viaje. Si no descansaban para enfrentarse a su enemigo de nuevo, muy bien podrían perder una batalla que de otro modo habrían ganado.

“Parece que te estás tomando tu tiempo, Happine. Esta lluvia podría caer en cualquier momento, ya sabes”.

“No seas ridícula, Douve. Si quisieran que lloviera, ya lo habrían hecho”.

Happine estaba, de nuevo, en lo cierto. No había llovido en el sueño profético de Saiga, pero incluso dejando eso de lado, era difícil creer que de repente empezaría a llover ahora.

“Hay nubes de tormenta más que suficientes para destruir este reino. Dado que no está lloviendo, probablemente signifique que no tiene intención de hacerlo”.

Durante el viaje hasta aquí, los miembros de las dos partes habían tenido miedo de que pudiera empezar a llover en cualquier momento. Pero después de varios días de ese miedo, se habían cansado de tener miedo. Y el punto de Happine era perfectamente válido: ni siquiera estaba claro si esto era un peligro real para el Reino Arcana en sí. Por supuesto, necesitaban retomar Vajra, pero dado que conocían la ubicación del enemigo, sería ridículo entrar sin estar preparados.

“… Entonces, ¿por qué tomó Vajra?”

Nadie pudo responder a la pregunta de Paulette. De hecho, todas las personas presentes estaban atrapadas en la misma pregunta.

“Ahm, ¿tal vez es un remanente del antiguo régimen de Domino?” Saiga ofreció el nombre del culpable más probable, incluso cuando estaba seguro de que estaba equivocado. Lo hizo porque no se le ocurrió a nadie más.

“No puede ser. No hizo caer una sola gota de lluvia sobre Domino. Además, no mostró ningún odio real hacia mí”.

Para los miembros del antiguo régimen de Domino, el Reino de Arcana era su enemigo porque había establecido relaciones diplomáticas con la República de Domino. Pero su enemigo más odiado era el nuevo régimen; entre ese nuevo régimen, Ukyo, el líder revolucionario, tenía que ser al que querían matar más que a nadie. El que robó Vajra ignoró tanto al nuevo gobierno de Domino como al propio Ukyo para abrirse camino hacia el Reino Arcana. La probabilidad de que estuviera relacionado con el antiguo régimen era cercana a cero.

“Entonces, ¿por qué tomó Vajra?”

“¿Me estás preguntando? Demonios, quiero saber”, respondió Ukyo con molestia a la pregunta de Shouzo.

“Disculpe, pero Maestro Ukyo, ¿le importaría darnos una descripción más detallada de lo que sucedió?” Tahlan preguntó con una expresión tensa.

“Si es posible, nos gustaría saber qué tipo de Artes esgrimió el atacante”.

“… Permítanme comenzar con esto: el atacante no usó nada llamativo. Todo lo que estaba haciendo era luchar con una lanza. Pero… parecía que sus heridas sanaron tan rápido como se infligieron”.

Los que habían venido de la capital real miraron a Ran. Ser capaz de curar las heridas de uno mientras luchaba era una ventaja extraordinaria. Ran había nacido con la capacidad de hacerlo.

“Bueno… Todavía no estoy seguro de nada, de verdad, pero al menos puedo contarte lo que pasó”.

Ukyo comenzó a describir cómo fue que perdió a Vajra.

Querías ser importante. Querías estar a cargo de gobernar el país. Querías trabajos que se adaptaran a tus talentos. ¿Correcto? Entonces, manos a la obra.

Los miembros del nuevo gobierno de la República de Domino estaban en el infierno. Si bien ninguno de ellos había estado nunca en un lugar llamado literalmente Infierno, el trabajo que el presidente les exigió los obligó a soportar un tipo de sufrimiento claramente infernal.

Matamos a todas las personas que solían hacer todo este trabajo, así que tenemos que llenar el vacío. Eso es evidente, ¿verdad? Seguramente muchos de ustedes no van a decir de repente que en realidad no querían el trabajo, ¿verdad? ¿Solo que deseaba que la gente lo elogiara y le permitiera cosechar todas las recompensas, sin hacer nada del trabajo?

No había forma de que sus predecesores estuvieran tan ocupados como ellos. Pero, por supuesto, si hubiera, digamos, cien burócratas del gobierno que hubieran sido asesinados en la revolución y los reemplazaras con solo veinte revolucionarios, esos veinte revolucionarios naturalmente tendrían que hacer cinco veces el trabajo por persona.

Con solo veinticuatro horas al día, había un límite que podían cubrir trabajando más tiempo. También tuvieron que trabajar mucho, mucho más duro. Las condiciones laborales eran pésimas. No se les permitió dormir, incluso mientras trabajaban hasta bien entrada la noche.

“Urk… Ugh…”

No se suponía que fuera así. Los que trabajaron bajo el mando del presidente lloraron mientras se afanaban. Había montones de papeleo apilados en la gran sala de conferencias y, a pesar de que habían estado procesando esos formularios durante lo que parecían siglos, el final parecía no estar a la vista.

No es que se vieran obligados a hacer una cantidad cada vez mayor de trabajo pesado. No, los montones de papeleo eran solo las cosas que habían determinado que eran necesarias para dirigir el país. Simplemente tenían muy pocos recursos humanos, pero tampoco estaban en condiciones de quejarse. Todos los presentes se habían presentado a sí mismos como administradores altamente capaces y el gobierno revolucionario les había dado una cantidad adecuada de poder y paga.

Todos ellos habían creído que estaban destinados a grandes cosas o que realmente querían trabajar en los más altos niveles de gobierno. Todos habían querido prestigio y dinero. Todos ellos estaban ahora hacinados en esta habitación y estaban trabajando junto a Ukyo. Dado que Ukyo ejecutaría sumariamente a cualquiera que saboteara deliberadamente el funcionamiento del gobierno, ninguno de ellos se atrevió a eludir sus deberes y pocos tomaron un descanso sin una justificación seria.

Podrían tener prestigio, pero también lo tenían todos los que los rodeaban. Tenían rango, pero no tenían tiempo para ostentarlo. Les pagaban bien, pero no tenían tiempo para gastar el dinero. Como tal, estaban atrapados en un infierno en funcionamiento.

El mismo Ukyo lideró con el ejemplo, haciendo todo lo posible para trabajar más duro que nadie. Con el propio presidente trabajando hasta que sus ojos estaban rojos de cansancio, no había forma de que sus subordinados pudieran hacer menos.

Sabes lo que pasará si me decepcionas, ¿verdad?

Ukyo era un hombre que guardaba rencor. De hecho, era tan capaz de guardar rencor que había derribado al Imperio, capturado toda la Casa Imperial y ejecutado hasta el último de ellos. Nadie tenía ningún deseo de traicionar a un hombre así. Todas las personas en la sala de conferencias simplemente esperaban cosechar las recompensas de estar entre el séquito del nuevo emperador y, en cambio, se encontraron encadenados a él como sus esclavos virtuales.

“…Se está haciendo tarde. Necesitas descansar un poco”.

Sin embargo, las cosas habían mejorado últimamente. Los miembros agotados del círculo íntimo de Ukyo miraron hacia arriba mientras el supuestamente austero Setenve hablaba a favor del descanso.

“Pero aún no hemos terminado…”

“Estoy diciendo que trabajar más solo destruirá tu productividad. Incluso una vez que haya terminado hoy, tendrá más trabajo que hacer mañana. Tiene una larga vida de trabajo por delante y no podemos permitirle que se agote demasiado rápido”.

Dado que Ukyo era un hombre que había derrocado a todo un gobierno por pura fuerza de voluntad, tenía una tendencia a abrirse camino a través de la fatiga con pura fuerza de voluntad. Como tal, era un hombre que estaba dispuesto a trabajar toda la noche sin descansar. Pero ahora, finalmente tenía a alguien que podía poner fin a sus noches de toda la noche.

“…Sigh, tales son las tribulaciones de un estado vasallo. Bien, bien… Ustedes, dejen de trabajar por ahora. Vamos a la cafetería”.

Además, todos los que trabajaban allí ahora tenían algo que esperar. Ahora era posible comer alimentos de la tierra natal de Ukyo.