Campione (NL)

Volumen 10

Prologo: Lancelot du Lac

En cuanto a la historia de la humanidad hacia el final del siglo quinto.

Fue un momento en el que la fe humana seguía siendo honesta y poco sofisticada. Un momento en el que la relación entre los humanos y los [Dioses Hereje] era un poco más íntima que en la era moderna.

En esos momentos, él seguía siendo un [Dios Hereje] vagando libremente sobre la tierra.

Todo su cuerpo vestido con una armadura, blandiendo una lanza y montando un caballo blanco divino. A veces aparecía en la tierra como un caballero blanco inhumano, mientras que otras veces vagaba por los cielos en forma de rayo.

Cualquier persona que tenga la más mínima inteligencia lo identificaría como un dios de la guerra desde su apariencia majestuosa y le daría una reverencia.

Al descender ante los humanos, anunciaba debidamente su nombre como el “Dios Lancea.” La única razón por la que visitó la isla de Gran Bretaña en ese entonces, fue simplemente por capricho. Debido a que había escuchado de un viejo amigo que en este lugar había un [Dios Hereje] como él. Y puesto que recordó viejos lazos, hizo una visita sin alguna intención deliberada.

“Hace un tiempo conocí a un miembro interesante de [Acero].” El viejo amigo sonrió mientras charlaba.

“[Acero]… del linaje de este caballero?”

“Sí. El gran héroe nacido para exterminar a los asesinos de dioses, los Reyes Demonios. Bastantes Reyes Demonios han surgido en los últimos tiempos, y aquel hombre desciende para traer salvación al mundo cuando a veces se acerca—el fin”

“¿Ah, sí? De ahí que es entonces el guerrero que se manifiesta al final de las eras.”

“No hace mucho tiempo, realizó un espléndido sacrificio arrasador de Asesinos de Dioses en esta isla.”

Fue hace varias décadas cuando se había informado de que se habían desviado a esta tierra (más tarde conocida como País de Gales).

A partir de entonces, ella se temía como un [Dios Hereje] que difundía la bendición de la vida y el peligro de muerte. Ella parecía ser conocida como la “Diosa Blanca” Gwenhwyfar.

“¿Entonces, su nombre es?”

“No tengo idea. Le pregunté, pero él permaneció en silencio.” “Hmm, él no quiere revelar su nombre ¿eh?”

“Parece que es así. La gente de esta tierra comenzó a adorarlo como un dios guardián de la isla, llamándolo el héroe ‘Artos’.”

El hombre conocido como el “Dios Lancea” y la mujer conocida como la “Diosa Blanca.” Así era como las tribus audaces y feroces los adoraban.

Sin embargo, las tribus rebeldes excesivas inevitablemente cayeron en un declive.

Sin excepción, estos pueblos perdieron su país e incluso sus rasgos básicos. Su sangre y cultura fueron asimiladas por otras naciones, tarde o temprano, todos ellos perdieron sus identidades las cuales definían su edad.

Cuando las culturas cambian, también lo hacen los mitos.

A veces, estos cambios eran tan drásticos que incluso los nombres de los dioses se alteraban por completo.

“Antigua Diosa compañera de este caballero, en ese caso, este caballero pronto obtendrá un nuevo nombre. Hohoho, para encontrarse con tales dificultades parece que el mundo desgarrado por la guerra no es tan agradable como era de esperar.”

“Suena como si estuvieras disfrutando de ello.”

Al oír las risas saliendo desde el casco, la antigua diosa madre tierra sonrió en silencio.

Unas décadas después de eso, abandonaría su inmortalidad para crear el Santo Grial y renacer como la sierva del héroe. Una muerte antes de recibir un nuevo nombre. En consecuencia, la conformidad de su alias Gwenhwyfar la Diosa Blanca, al renacer se llamaría por sí misma Guinevere…

“Hmm. Después de todo este caballero simplemente se mueve a lo largo de un camino sin dirección. Debo visitar al gran héroe como una forma de pasar el tiempo. ¿Puede informarle a este caballero acerca de la ubicación?”

Dándole las gracias por la respuesta, se despidió de su vieja amiga y se fue.

Viajando en el corcel divino al galopar a través del cielo, él salió a toda velocidad hacia la ubicación del héroe legendario.

El lugar donde el héroe que exterminó a los Reyes Demonios dormía estaba situado en la cima de una imponente montaña.

El caballero había estado siempre galopando su caballo divino por el cielo, permitiendo que su compañero volara como un rayo y pudo llegar fácilmente hacia la cima del monte.

En el camino, vio figuras de seres humanos que luchaban por subir a la montaña.

Era un grupo de británicos que también apuntaba en llegar a la cima, pero a diferencia de él, estaban arriesgando sus vidas desesperadamente. En aras de ofrecer sus oraciones de reverencia hacia el héroe “Artos” quien creían que estaba allí.

Una espada de hierro se había incrustado en la cima.

Era una espada resistente con una hoja de doble filo extremadamente larga, ancha y pesada.

Pero en comparación a su forma, la característica más destacada de la espada era el brillo que irradiaba desde la hoja. Había un brillo de color platino como si viniera desde una estrella emitiéndose desde la espada robusta.

“Verdaderamente hermoso…”

Era una espada divina y una espada sagrada de hecho. Y él exclamó con admiración.

Ya sea en la belleza o el poder, probablemente no había espada existente que pudiera rivalizar con ella.

El caballero también poseía una espada que descendía como un meteoro blanco al asesinar dragones y sacrificar serpientes, una espada de dios. Y de esa manera, con una sola mirada fue suficiente para que él supiera cuan de asombrosa era la espada divina platina.

“Perdone esta intrusión, pero este caballero visita humildemente este lugar buscando al dios de la guerra quien extermina Reyes Demonios. Ofrezco una disculpa humildemente ante la rudeza de interrumpir su sueño. Sin embargo, este caballero quiere conversar con el héroe sin igual y se convertirse en su amigo. Oro para que pueda manifestar su yo divino”.

La hoja divina de platino no sólo era un arma, sino que también era el avatar del dios.

El guerrero exterminador de Reyes Demonios estaba descansando en la forma de una espada, probablemente preparándose para la siguiente batalla. Sus instintos como un compañero de [acero] le informaron.

Con el fin de inducirle a despertar, poco a poco movió su mano hacia la espada divina e inmediatamente dispersó chispas.

“¡..!”

Las chispas se convirtieron en un choque eléctrico al asaltar su mano y así evitando un contacto grosero.

“Fufu… ¿No se despierta tan fácilmente eh? Parece que usted es una persona más bien cansada, un hombre difícil de tratar.”

Por el contrario, esta recepción fría solamente despertó el interés del caballero, lo que le hizo sonreír.

Él quien era conocido como el “Dios Lancea”, sería conocido como Lancelot du Lac en su posterior encuentro con el exterminador de Reyes Demonios no muy lejos en el futuro. Fue entonces cuando el nuevo Asesino de Dioses había aterrizado en la isla de Gran Bretaña sometiéndolo a una tiranía desenfrenada.

En las décadas después de eso, la diosa madre tierra y Lancelot ayudaron al “Exterminador de Reyes Demonios” como sus compañeros de batalla.

Las razones de que la diosa madre tierra lo estuviera haciendo, no estaban claras. Podría muy bien haber sido por un romántico amor, pero Lancelot no era alguien con tan poco tacto para poder confirmar deliberadamente esas razones.

En cuanto a Lancelot, su razón era muy simple. Simplemente era por el bien de buscar intensas batallas mortales.

Esta forma de vida satisfacía totalmente sus deseos. Sin embargo, aun en el final, el “Exterminador de Reyes Demonios” nunca reveló su nombre ni origen.

En ese momento, Lancelot sintió que el hombre era muy similar a él mismo, muy probablemente sería un dios que también había perdido su nombre.

Mientras que recordaba viejos tiempos, Lancelot de repente tuvo este pensamiento.

–El más fuerte [acero], aquel a quien llamamos el “Rey del Fin”. Probablemente Ese hombre se había cansado de las batallas

Se había distanciado de todo lo que pudiera sacarlo al campo de batalla. Sí, de todo.

Se vio obligado a eliminar a los seres humanos Asesinos de Dioses. Obligado por las estrellas del destino para participar en la batalla.

¿Pero por qué? Si ese hombre siempre luchaba con total indiferencia. Pero una sombra de tristeza se aferraba en su rostro como un óxido de hierro, convirtiendo gradualmente sus hermosos rasgos en unos monótonos y tristes.

Y en ciertas ocasiones, mientras miraba hacia los ojos de su compañero en el campo de batalla, la misma inquietud y sentimiento podían ser reunidos.

O tal vez, aquel hombre solo se enfermó de sólo sus enemigos–

Sin embargo, Lancelot du Lac era un guerrero resuelto desde comienzos de la antigüedad hasta los tiempos modernos. El más primitivo [acero] quien sólo conocía en ir directamente hacia el frente.

Todo el tiempo, él nunca se había preocupado por cosas que no podía confirmar.

En este momento, simplemente negaba con la cabeza en silencio y terminó su inútil viaje por el carril de la memoria.

***