Campione (NL)

Volumen 10

Capitulo 5: Príncipe Negro versus Kusanagi Godou.

Parte 3

Tomando la forma de un rayo, Alec voló a través del cielo por encima de la bahía de Tokio.

Dejando detrás a Cecilia en el barrio chino, tomó acción por sí solo. A pesar de que muchas personas consideraban esto un mal hábito suyo, no se podía hacer nada. Después de todo, pocos existian en este mundo que pudieran mantenerse al día con su velocidad…

Visto desde el Chinatown de Yokohama, el cielo estaba despejado y soleado.

Pero ahora, el avatar de un rayo había cruzado el cielo y se había convertido en oscuro y nublado.

El tiempo ha cambiado – no, esto era el efecto de las existencias divinas o similares. Estas nubes tenían que haber sido convocadas por Lancelot, Guinevere o algo bajo su mando.

“Bueno, yo nunca.”

Manteniendo su avatar de relámpago, Alec murmuró.

Difícil de creer, pero había un “barco de vela” de crucero en el océano.

El barco de madera se vio reforzado por planchas de hierro en varios lugares y equipado con varios cañones. Este era un producto de la era de los descubrimientos – cuando el Imperio británico había estado expandiendo sus colonias en todo el mundo.

Esas velas blancas, levantadas en alto, cogieron el viento entrante y condujeron la nave suavemente hacia adelante.

La nave tenía tres mástiles y su longitud era menos de veinte metros. Sin embargo, ningún equipo era visible. A pesar de que la mano de obra era normalmente esencial para las operaciones, el velero parecía moverse a lo largo como una máquina totalmente automática.

Esto se debió al hecho de que era un “barco” convocado y trasladado por arte de magia.

El velero avanzó a través del océano bajo el cielo oscuro y nublado anunciando la venida de una tormenta. En general, desprendía una solemnidad terrible como un barco fantasma.

Alec podía sentir su cuerpo y mente con la moral alta, llenos de poder para la batalla.

¡Un [Dios Hereje] se escondía en algún lugar de esa nave! “¡Trueno del cielo azul!”

Al cantar las breves palabras de hechizo, instantáneamente desató su autoridad.

Inmediatamente, la luz brotó del cuerpo del avatar rayo con estrépito atronador formó truenos y relámpagos, golpeando el barco debajo en el océano. Un barco de madera probablemente se habría encendido como resultado, pero la nave mágica permaneció ilesa.

El [Dios Hereje] montando a caballo en el barco había utilizado el poder mágico para desviar el rayo.

Alec sonrió. Después de todo, la capacidad de disparar ataques eléctricos, mientras que estaba en forma de avatar de rayo era simplemente incidental a la autoridad de la velocidad divina. No podía causar un daño significativo a los dioses, era simplemente para que en una abertura disparara para avisar “Alec ha llegado.”

El rayo volando descendió a la cubierta del barco de vela.

Aterrizando, recuperó su forma humana. Alec contempló su entorno para buscar signos de sus enemigos.

“Por aquí, Alejandro-sama.”

La voz familiar de Guinevere lo llamó.

La antepasada divina rubia que parecía una muñeca antigua estaba saliendo de la cabina junto con Lancelot, el caballero en armadura blanca.

“¿Finalmente te decidiste para una conclusión decisiva, Guinevere? Sucedió más rápido de lo que esperaba.”

Al haber tratado y competido contra esta bruja reina por los últimos ocho años, Alec había llegado a entender la personalidad de Guinevere y su forma de pensar completamente. En consecuencia estaba bastante sorprendido de que ella con decisión arriesgaría todo en una apuesta del todo en cuestión de días.

“Sí. A pesar de todo tipo de preocupaciones, Guinevere logró reunir su coraje y superar obstáculos, todo gracias a su consejo “Alteza Confíe en ti misma”.”

“¿Qué pasa con Lancelot? Como [Dios Hereje], sin duda sería un rival molesto.” Alec se dirigió hacia Guinevere quien había asentido en señal de aprobación.

El dios blanco de la guerra blindado ejercía Excalibur – la lanza hecha al pulir y afilar la decrépita Espada Divina de la Salvación, y se había quedado en silencio al lado de la Ancestra Divina en espera.

Desde el encuentro hace ocho años, Alec siempre lo había visto dando vueltas como su ángel de la guarda.

Pero ahora se había convertido en un verdadero [Dios Hereje], empuñando la lanza divina Excalibur como su nueva arma, el Santo Grial que había absorbido la esencia de Athena lo había revivido. En realidad, la facción de Guinevere actualmente mantenía en sus manos un poder formidable.

Y por el bien de debilitarlos, para obtener la victoria–

Alec había preparado “Avalon”, utilizando su autoridad de laberinto. Esto era para el propósito de acortar una porción del potencial de batalla de Guinevere y Lancelot.

“No, Gascoigne. El que accedió a ayudar a la amada hija Guinevere no es este caballero. Uno simplemente está para protegerla, requiriendo ni promesa ni petición.”

“… ¿Oh?”

Al oír la voz varonil de Lancelot sonando desde el casco, Alec frunció el ceño.

Él había sospechado tal posibilidad. De hecho, ya tenía una premonición del momento en que seleccionó a Japón como el escenario para la batalla final.

Descubriendo las brasas que no debían ser descubiertas, los incendios que no debían ser posi–

Precisamente porque existia un tipo así, Alec realmente entendía este principio profundamente.

“Sí, esa persona es un rufián que no le importa su propio negocio, ni sabe cómo tratar a una dama. Sin embargo, parece más o menos fiable. Las cosas están en sus manos.”

Las mejillas de Guinevere se sonrojaron ligeramente mientras que hablaba. Alec dijo “¿Hmm?” con perplejidad.

¿Qué está pasando? Esta chica que siempre actuaba tan alta y poderosa desde su primer encuentro, ahora estaba nerviosa sobre la reunión con un chico, estando en una pérdida de palabras sobre esa maravillosa sensación del corazón acelerado…

¿Era esto lo que la gente llamaba el encanto?

Para que él hubiera logrado hacer que esta bruja hiciera tales expresiones y comportamiento de inexperiencias de niña–

El presentimiento desagradable se estaba convirtiendo en una certeza absoluta. “En otras palabras, tu facción aún conserva otra carta de triunfo, ¿verdad?” “Ah, sí. Ese soy yo.”

La tercera persona salió de la cabina. Alec no se sorprendió al escuchar su voz.

El otro era el hipócrita que siempre insistia en que era un pacifista. Desde la perspectiva de Alec, ese tipo de creencia era completamente inútil. Escupiendo ese tipo de palabras de la boca sólo traía la vergüenza, simplemente tratando de endulzar los propios crímenes.

Hace unos meses, Alec ya tenía la sensación de que le iría mal en su compatibilidad. En consecuencia miró a la cara de Kusanagi Godou y dijo:

“Bueno… En el momento en que decidí luchar en Japón, ya esperaba que se llegaría a esto.”

Alec simplemente se encogió de hombros.

Cuando dos Campiones estaban presentes en el mismo país, era común que se convirtieran en centros involuntarios de conmoción, arrasando arbitrariamente por separado.

Entrando en enfrentamientos entre sí era otra ocurrencia común.

“Lo que me sorprende es el hecho de que tú, el hipócrita, en realidad tomaría el lado de Guinevere.”

“En realidad, se trató de la sugerencia de Lancelot.”

Observando la risita de Godou, Alec estaba completamente seguro.

En comparación con la última vez, Godou estaba mucho más firme – tal fue la impresión que Alec cosechó.

“Tengo que llegar a una conclusión decisiva con Lancelot y sin distracciones.Tú eres un obstáculo. Primero me haré cargo de este intruso en mi camino antes de que tenga un duelo satisfactorio con Lancelot. Gascoigne, pelea conmigo aquí”.

“¿Te importaría si me negara?”

“Lo siento. Lamentablemente, la cancelación está fuera de la cuestión.”

EL rápido cambio de Kusanagi Godou en este corto tiempo. ¿Esa fue la clave? Alec en secreto asintió para sí mismo.

En realidad, el Campione de Japón y el Príncipe Negro estaban en un marcado contraste entre sí.

Preocupado por sus propios verdaderos deseos, incapaz de dar un paso adelante. Esto, junto con la hipocresía, eran rasgos igualmente pendientes de Kusanagi Godou. Ahora que el tiempo dedicado a la vacilación se había reducido, sus acciones tomadas después de comprometerse a una decisión mostraron una extraordinaria iniciativa. ¿Fue por eso que su indecisión no era tan visible ahora?

En contraposición, Alec nunca hizo aparecer un momento de vacilación hacia la búsqueda de lo que él deseaba. La acción inmediata siempre fue tomada.

El hipócrita y el que se hacía pasar por un villano. El hombre indeciso y el hombre que nunca vacilaba.

“En un cierto nivel es una asociación bastante sólida la que tenemos aquí. Muy bien, acepto tu reto. Sin embargo, yo soy uno de los que están de pie. Si no puedes mantener el ritmo, voy a dejarte atrás sin pensar”.

“Claro. Voy a mantenerme al día con todo lo que tengo.”

“A pesar de todo, nunca esperaba que unieras fuerzas con la antepasada divina. No, en lugar de lo caer bajo el encanto de la bruja, parece que Guinevere ha sido encantada en su lugar.”

Alec se mantuvo con la impresión de que Guinevere estaba mirando a Godou con los ojos de preocupación a pesar de hacer los preparativos con compostura.

Siendo testigo de esta escena, Alec suspiró.

“¿¡En-Encantada!? ¡Qué grosero! ¡Por favor hable con mayor prudencia Alejandro- sama!”

“No hay necesidad de prudencia. Esto es simplemente el resultado de la observación objetiva.”

“Nadie ha sido encantado por nadie. Esto es simplemente una alianza temporal hasta mi batalla con Lancelot. Ya es hora de comenzar.”

Godou dio una mirada sesgada hacia la nerviosa Guinevere y al calmado Alec, y luego dijo:

“Lancelot, Guinevere. Déjenmelo a mí. Ustedes dos vayan primero.”

La Antepasada Divina y el dios de la guerra de inmediato respondieron a su mando.

Lancelot silbó una vez y el corcel blanco divino descendió del cielo. Era el caballo divino que había visto volar antes.

Montando hábilmente el caballo, el caballo levantó el cuerpo pubescente de Guinevere y la sentó en la silla de montar.

El caballo blanco divino se disparó a través del cielo. Su destino era obviamente la isla flotante.

“Lo siento, yo personalmente no tengo ninguna razón para quedarme aquí y luchar.”

Alec al instante se convirtió en un rayo. Incluso si Kusanagi Godou podía moverse a la velocidad de dios, no tenía forma de volar.

Deshacerse de él al volar era la solución más fácil. Sin embargo- “Ama no Murakumo, por favor.”

Kusanagi Godou levantó su brazo derecho.

El cuerpo de plasma de Alec fue liberado y enviado de vuelta a su forma humana. Convertirse en un rayo le hacía especialmente débil contra la magia. Ese brazo por allí debía tener algún tipo de capacidad de disipar los hechizos y poderes espirituales.

“Parece que tienes algo útil allí.”

“Ah, sí. Una cosa bastante ingeniosa. Absorbe el poder mágico, por lo tanto la disipa. Me preguntaba si absorber algo de tu poder podría obligarte a volver, así que lo probé.”

Al escuchar la respuesta de Kusanagi Godou, Alec se puso serio.

Parece que no había salida fácil después de todo. No se podía evitar – De pie en la cubierta del barco de vela que la Ancestra Divina había convocado a través de la magia, se enfrentó al Campione japonés. La batalla estaba a punto de comenzar.