Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 12

Capitulo 3: Los Invitados Imperiales.

Parte 2

Al enterarse de lo que Yuuki le mostró, Gadra-sama torció el rostro, sumido en sus pensamientos.

Mmm. Justo cuando es el momento de poner nuestro Imperio en movimiento y derrotar también a la diosa Luminous…

Con Veldora resucitado, tuvieron que embarcarse en una importante reescritura de sus planes. Eso no se pudo evitar. La última vez que organizaron una campaña tan grande, el dragón de la tormenta aplastó todo.

Ahora, para asegurarse de que su plan fuera impenetrable, algunos querían esperar hasta que el Dragón de la Tormenta desapareciera por completo de la existencia. Algunos querían domarlo con el poder de las nuevas armas que desarrollaron con éxito. Otros querían dirigir sus ejércitos alrededor del Bosque de Jura para evitar irritar al Dragón de la Tormenta.

Las opiniones se dividieron en partes iguales entre las tres facciones, lo que retrasó los movimientos del Imperio—y, gracias a eso, fueron y dejaron que el Dragón de la Tormenta reviviera. Esto enfureció mucho a los halcones de guerra de la facción ‘domar al Dragón de la Tormenta’, pero las mentes más dominantes de los otros dos grupos no les dieron espacio para hablar. Si esas ‘nuevas armas’ no funcionaban, después de todo, sus esperanzas se desvanecían por segunda vez.

En la mente de Gadra, el Dragón de la Tormenta realmente no importaba. Su misión, la razón por la que siguió viviendo, era erradicar el luminismo de Occidente y vengarse del Clero de los Siete Días que mató a su mejor amigo.

Un periódico que ordenó desde Occidente contenía un artículo que describía las malas acciones del Clero de los Siete Días, bajo el título EL DECLIVE DE LOS HÉROES. También sabía, al mismo tiempo, sobre los informes de que el Clero de los Siete Días había sido asesinado. Pero Gadra se negó a aceptar esto al pie de la letra. Como mínimo, estaba seguro de que Gran, el Sacerdote del Domingo, estaba vivo y acechando en algún lugar del lodo.

En los últimos meses, la información de Occidente se había vuelto confusa y enredada, y era difícil investigar gran parte de ella. Gracias a eso, no tenía forma de confirmarlo—pero había rumores de que los Rozzo también habían sido derrocados.

Ah, pero son todos rumores. Estoy seguro de que Gran finalmente se convirtió en ese héroe. Puede que fuera viejo, pero no era un adversario al que se pudiera subestimar.

Es más, mientras que el Consejo parecía estar sobre una base segura, Gadra había confirmado algunos sucesos serios detrás de escena. Sin embargo, nada de lo que escuchó indicó que la Santa Iglesia occidental se hubiera debilitado en absoluto. Esa era una prueba positiva, a los ojos de Gadra, de que Gran estaba vivo.

Sería muy fácil ignorar al Dragón de la Tormenta e invadir el Oeste, pero noooo…

Los pensamientos de Gadra estaban en esa línea, pero incluso él sabía lo difícil que sería.

¿Así que el Dragón de la Tormenta se está asociando con un rey demonio? Sería una estupidez posicionar un ejército contra un monstruo como ese, viviendo fuera de cualquier tipo de magia razonada.

Ayudé a construir las teorías detrás de nuestra nueva arma, y debería ser posible detenerlo en seco, al menos—pero ¿destruirlo? Esa es otra historia. Y olvídate de domesticarlo…

Como sobreviviente de la última campaña del Imperio, tenía una visión personal de la amenaza que representaba Veldora. La experiencia le enseñó que los halcones de guerra estaban siendo demasiado imprudentes.

¡Esos tontos no entienden por completo lo difícil que es gobernar una forma de vida espiritual con ego propio!

No era imposible. Habían realizado experimentos con demonios en ese sentido, y algunos de los resultados habían sido alentadores. Gadra lo sabía muy bien—y se le ocurrió la teoría para el trabajo, así que por supuesto que lo haría. Pero en base a sus resultados verificados, concluyó que Veldora estaba estrictamente fuera de los límites.

Había presentado un informe al emperador en ese sentido, pero lamentablemente, fue ignorado. “Si alguien quiere probarlo”, le dijeron, “que lo haga”.

Independientemente, el problema ahora era Rimuru, un rey demonio que construyó una nación y unificó el Bosque de Jura a un ritmo asombroso. Si se hubiera asociado con el Dragón de la Tormenta, atacar el bosque no habría sido más que una tontería. Si la totalidad de las fuerzas armadas del Imperio se desplegaran para el esfuerzo, eso sería una cosa—pero para hacer el uso más efectivo de tal fuerza, tendrían que atraer al enemigo a un terreno más ventajoso, y eso era imposible.

Entonces, ¿qué pasa si deben luchar contra el enemigo en su propio territorio?

“El Laberinto, ¿eh? ¿Y podrían estar desarrollando armas de otro mundo también? Debemos investigar esto. Si pudiéramos derrotar a Veldora y Rimuru mientras perdemos menos de, digamos, un tercio de nuestra fuerza, lo llamaría un buen trabajo. De lo contrario, no tenemos ninguna posibilidad de ganar contra las naciones occidentales, al final”.

Las palabras estaban dirigidas principalmente al propio Gadra. Pero estaba cometiendo un error. Pensó que el luminismo, y las naciones occidentales que lo apoyan, serían donde harían su posición, no Tempest. Y si se dio cuenta de este error de juicio sería clave para decidir su destino, en el futuro.

***

Siguiendo las órdenes de Yuuki, tres personas fueron asignadas—seleccionadas por sus puestos en la División Compuesta y por conocer a Gadra-sama. Todos se reunirían hoy, y Yuuki había invitado a Gadra a su habitación personal para la ocasión.

El primero era Tanimura Shinji, ex estudiante universitario en Japón que pasaba la mayor parte de sus días encerrado en un laboratorio de investigación de la universidad. Todavía conservaba su amada bata blanca de laboratorio, que se había convertido en su marca registrada aquí. El segundo era Mark Lauren, un hombre musculoso, de cabello castaño, de 25 años; él era el mayor del trío, un tipo de culturista aficionado que iría en una camiseta sin mangas y jeans incluso en invierno. El tercero era Zhen Liuxing, joven y taciturno; era difícil calibrar sus pensamientos, pero siempre hacía lo que le decían. Su cabello

negro, largo y trenzado, le caía por la espalda, y prefería la ropa cómoda de estilo chino tradicional—bajo la cual, se decía, escondía una letanía de armas.

Shinji había evolucionado para convertirse en el líder de este grupo, Mark y Zhen recibían órdenes de él, y ahora estaban de pie frente a Yuuki y Gadra.

“¡Es un honor verlo después de tanto tiempo!” dijo el pelinegro Shinji, hablando por su grupo.

“Sí, ciertamente ha sido mucho tiempo”, dijo Gadra. “Y, Mark y Zhen —¿Confío en que ustedes dos estén bien?”

“Sí, muy bien. Me alegro de que todavía estés bien también, viejo”. “… No me siento muy bien, mi señor”.

Gadra sonrió alegremente a Mark y Zhen. “¡Bien! Lo mismo de siempre, entonces. Entiendo que también están trabajando duro en sus escuadrones. Es un gran alivio escucharlo”.

Shinji y sus amigos eran habitantes de otro mundo colocados bajo la guía de Yuuki. Brindaba atención a personas como ellos de todo el mundo; fueron enviados al Imperio para vivir, ya sea que tuvieran habilidades adecuadas para la batalla o no. Allí, serían recibidos por la sociedad secreta Cerberus, y luego Gadra-sama, el hechicero, se ocuparía de ellos. Su misión era obtener toda la información de otro mundo que pudiera, y si los de otro mundo tenían talento para el combate y estaban interesados, Gadra también los entrenaría.

Esto era lo que constituía principalmente a la División Compuesta—visitantes bien entrenados con una letanía de habilidades. Por supuesto, el simple hecho de ser de otro mundo no te garantizaba un rango de oficial superior en el Imperio. Se convirtieron en excelentes soldados porque supieron aprovechar correctamente sus poderes—las habilidades únicas que manifestaron por sí mismos. Y Shinji había usado su propia habilidad única para establecer un papel firme y seguro en el ejército.

“Sí, estos tres son talentos de primera línea en mi división compuesta. Creo que serán perfectos para esta nueva investigación”.

“Si lo cree, Yuuki-sama, entonces no tengo quejas. Por favor, todos ustedes, tomen asiento”.

El trío siguió dócilmente el consejo del austero hechicero. Gadra los miró, sonriendo un poco. Ver a estos soldados hechos y derechos todavía actuar tan nerviosos a su alrededor fue un espectáculo divertido. Pero no podía sentarse allí sonriendo por eso para siempre.

“Ahora, Yuuki-sama, ¿me vas a dejar tomar prestado este trío para nuestra investigación?”

“Sí. Quería ir allí yo mismo, pero realmente no puedo mostrar mi cara alrededor de Tempest en este momento, ¿sabes? Y estaría ansioso por enviarlos solo a ellos tres, así que esperaba que pudieras supervisarlos por mí, mi señor”.

“Mmm. Eché un vistazo al informe que enviaste. Si lo que está escrito allí es cierto, creo que debemos examinar esto con más detalle antes de lanzar nuestra campaña completa”.

Gadra miró a Yuuki, evaluándolo y esperando su reacción. Yuuki, consciente de esto, asintió en respuesta.

“Todo es verdad, cada palabra. Les informaré a los tres sobre esto en un momento, pero esta será una especie de misión única. Básicamente, existe este laberinto que quiero que investiguen por nosotros”.

“¡Vaya, espera! ¿Nos llamaste a todos aquí para una carrera de obstáculos? ¿Es eso lo poco que confías en nosotros? ¡Incluso si Gadra-sama nos está reclutando, realmente no creo que esto sea algo que debamos hacer antes de una invasión militar a gran escala!”

Mark, el más temperamental del grupo, fue el primero en estallar. Esto era bastante común de ver. Yuuki los animó a hacer preguntas sobre los asuntos hasta que tuvieran una respuesta con la que estuvieran satisfechos.

“Cálmate, Mark. Esto es importante”. “¡Pero…!”

“Espera un segundo, Mark. Estoy seguro de que Yuuki-san tiene una buena razón para esto, así que escuchémoslo, ¿de acuerdo?” dijo Shinji antes de mirar a Yuuki. “¿Le importaría darnos los detalles?”

“Por supuesto… y confía en mí, una vez que lo escuches todo, no te quejarás”. Así que Yuuki repasó cuidadosamente la tarea del trío.

………

……

…

Gadra ya había dado su aprobación de antemano, por lo que escuchó en silencio, asegurándose de que no hubiera discrepancias. Shinji y sus amigos se sorprendieron.

Al otro lado de la fuerza, Yuuki tenía a sus protegidos en su lugar, bien entrenados y bendecidos con habilidades únicas, y hasta ahora, habían permanecido bajos en sus respectivos puestos. La idea era que, llegado el momento, mostraran sus colmillos y se hicieran cargo de sus respectivos escuadrones. Yuuki no les había contado los detalles, pero todos pensaron que el momento estaba cerca. Shinji y sus amigos eran parte de esto, y ahora que Yuuki tenía el control total de la División Compuesta, pensaron que era solo cuestión de tiempo antes de que llegara la orden.

Conquista mundial.

Cuando Yuuki les contó por primera vez sobre este sueño que sonaba infantil, nadie pensó que realmente pudiera hacerlo. Pero a medida que perfeccionaron sus habilidades y aprendieron cómo funcionaba este nuevo mundo, todos comenzaron a pensar que no era tan imposible después de todo. Shinji y su equipo prácticamente lo adoraban en este momento. Todos estaban esperando ansiosamente el momento—y luego esta tarea de ‘el laberinto’ llegó de la nada. No se podía culpar al trío por su confusión.

Pero cuando Yuuki explicó las cosas, comenzaron a reconsiderarlo. De toda la preparación e investigación que habían hecho para esta próxima guerra, solo el laberinto permanecía sin explorar, y era probable que algún tipo de secreto importante estuviera escondido en este laberinto. Si se decía que un pueblo entero estaba escondido en lo profundo de sus habitaciones, no iban a aceptar eso sentados.

………

……

…

“Ya veo… Así que el Imperio no puede ignorar este laberinto en sus operaciones, ¿eh?” “¿Y hay un pueblo adentro? Nunca voy a creer eso hasta que lo vea”.

“… ¿Y vamos a entrar allí?”

El equipo de Shinji tuvo que aceptarlo.

“Así que ese es el largo y el corto de las cosas. ¿Ven lo que quiero decir ahora? Si la campaña del Imperio lo lleva al Bosque de Jura, estamos planeando organizar nuestro golpe militar una vez que las líneas del frente estén lo suficientemente extendidas. Cuando lo hagamos, esperamos atraer a la mayor cantidad posible del ejército. El rey demonio Rimuru y el Dragón de la Tormenta no son suficientes para hacer que el Imperio despliegue la mayor parte de sus fuerzas. Quiero una razón más fuerte para que hagan eso”.

Tal vez el laberinto podría ser esa razón. O no. Si no estaba a la altura de las expectativas, explicó Yuuki, fabricarían otra cosa—y con el tiempo que les daría, Yuuki y su equipo personal se apoderarían de la capital imperial.

Esto fue una sorpresa para el trío de Shinji. Habían visto venir un intento de golpe de estado, pero esta era la primera vez que se les permitía conocer los detalles. Además, el propio Gadra estaba en la habitación.

¿Hablar de eso justo en frente de él no causaría una filtración? “¡¿Y-Yuuki-san?!”

Shinji trató de detenerlo, pero Yuuki solo sonrió y lo detuvo. “No, no, no te preocupes. Gadra-sama sabe todo acerca de mis planes”.

“¿Eh?”

“¡Je, je, je! ¿Y por qué no lo haría? Tengo una obligación personal con el emperador, pero ¿su imperio? Eso no significa nada para mí. Mi misión es destruir el luminismo. No tenía idea de que la reina demonio Luminous dirigía esa religión ella misma; me tomó completamente por sorpresa. No tengo ningún interés en los seguidores del Luminismo, pero nunca descansaré hasta que personalmente derrote a los que mataron a mi amigo. Me gustaría comenzar encargándome del rey demonio Rimuru; dicen que es amigo cercano de Luminous. Es por eso que estoy planeando unirme a ustedes en esta conquista del laberinto”.

Más allá de eso, dijo Gadra con una sonrisa enloquecida, no le importaba mucho lo que pasara.

Por supuesto, había escuchado las historias sobre Rimuru. Un año antes, el Reino de Falmuth fue derrocado después de que atrajera la ira de Veldora. Un ataque de ira agotó la energía del Dragón de la Tormenta y permitió que Rimuru lo reclutara para sus propios fines. Gadra no sabía si se trataba de una relación amo-sirviente o más bien de un arreglo cooperativo, pero el Dragón de la Tormenta no había mostrado signos de actividad desde entonces, su enorme aura ya no era detectable. Para Gadra, los rumores parecían plausibles hasta cierto punto.

También se estaban realizando movimientos entre los otros reyes demonio. Varios habían abandonado los Diez Grandes Reyes Demonio, el resto se reagrupó en el llamado Octagrama. Habían notificado a la sociedad humana de esto, y Gadra estaba seguro de que el rey demonio Rimuru jugaba un papel importante. Después de todo, Rimuru se unió a sus filas justo cuando Clayman, uno de los antiguos Diez Grandes Reyes Demonio, desapareció. Demostró que, al final, Rimuru era simplemente más poderoso que él. Clayman era un rey demonio astuto, uno que subestimabas bajo tu propio riesgo, pero Rimuru como rey demonio, era una amenaza aún mayor.

Además, Rimuru había abierto relaciones diplomáticas con la humanidad, fortaleciendo su influencia dentro del Consejo de Occidente. Gadra no podía decir qué pensaban las naciones occidentales sobre esto, pero sabía que irritar a Rimuru sería un acto muy peligroso.

Pero algo más también estaba en su mente. Sabía que Falmuth había enviado un ejército de unos

20.000 soldados para atacar Tempest—y solo tres de ellos sobrevivieron. Uno había sido asesinado desde entonces, por lo que no quedaba nadie más que el anterior rey y Razen, su antiguo aprendiz.

Tendré que interrogar a Razen sobre esto, pensó Gadra, haciendo una nota mental. Pero todavía queda mucho que no está claro con este rey demonio Rimuru...

Gadra no estaba dispuesto a bajar la guardia. Las fuerzas de Falmuth fueron eliminadas por el Dragón de la Tormenta, según los informes, pero no había evidencia física que respaldara esto. Eso, en sí mismo, era desconcertante. En las guerras normales, generalmente se consideraría que una facción en guerra

fracasa en su objetivo si pierde el 30 % de su personal. Ese sería el punto en el que un comandante emitiría una rendición, pero no había ningún registro de que Falmuth intentara una.

Uno podría interpretar esto como que el Dragón de la Tormenta se niega a tomar prisioneros, pero Gadra lo vio como poco probable. Era un sobreviviente de su campaña pasada, después de todo, y conocía bien la personalidad de Veldora. Como luchador, era, en una palabra, impreciso. No era del tipo que persigue a los soldados de a pie que huyen; él causaría una gran cantidad de daño, pero todo sucedería en una gran ola sin seguimiento. Teniendo en cuenta este estilo de lucha, una fuerza de 20.000 aniquilados en un 99.9999 % era demasiado para aceptarlo.

Entonces, ¿Rimuru hizo algo? Según lo que Gadra sabía sobre su personalidad, eso también parecía poco probable. En su mente, este era un rey demonio que perdonó la vida de aquellos que se entregaron a él. Esto, por otro lado, fue una masacre.

Supongo que Veldora realmente los mató a todos, entonces, antes de que tuvieran la oportunidad de rendirse.

Honestamente, era un pensamiento aterrador. La razón exacta por la que se tenía que evitar un conflicto frontal total—y tenía un plan para eso. Rimuru era otra preocupación para él, pero estaba a punto de investigarlo y podrían encontrar una respuesta después de eso. Eso fue suficiente para tranquilizar a Gadra por ahora. No tenía una venganza personal contra Rimuru, pero si estaba trabajando en conjunto con Luminous, era un enemigo.

Tenía que ser derrotado… aunque Gadra no tenía intención de atentados imprudentes contra su vida. Gadra había pasado muchos años perfeccionando su plan, y ahora movería al Imperio hacia la invasión de las Naciones Occidentales. Estaban a un paso de todo eso—no podía darse el lujo de apresurar esta parte y hacer que todo se derrumbara. Fue cuidadoso, muy cuidadoso, con cada movimiento que hizo.

Gadra y Yuuki compartían los mismos intereses y, después de conversar sobre ellos, acordaron trabajar juntos, compartiendo información entre ellos y convirtiéndose en compañeros de armas.

Pero Shinji todavía estaba sorprendido por la forma casual en que Yuuki reveló tales secretos. Quería que todos dieran un paso atrás, y era obvio por qué.

E-Espera… Si esto sale mal, todos podríamos ser eliminados…

Shinji, sin ser tonto, no creía que se confiara tanto en su grupo—pero tampoco creía que fueran vistos como peones desechables. Estaban siendo probados, creía, y Mark y Zhen sentían lo mismo.

“¡Bien! Investigaremos lo mejor que podamos”.

“¡Esto será divertido, viejo! Y te prometo que no te arrastraremos allí”. “… Lo haré lo mejor que pueda”.

Esta era claramente una misión importante. Tenían que producir resultados—de hecho, como Shinji ahora se dio cuenta, producir resultados era la forma en que garantizarían su supervivencia.

“Cierto. Entonces déjenme preguntarles a todos: ¿Saben cuántos reyes demonio hay?” “Por supuesto. Ocho, ¿verdad?”

“… ¿Eh? ¿No eran diez? ¿O subió hasta las once?”

“La alineación cambió hace un año, Mark…”

Gadra suspiró. “Shinji”, dijo, levantando la voz, “debes asegurarte de que ese tonto reciba la información correcta. ¡Cualquier soldado que no pueda reunir inteligencia terminará primero en el cementerio!”

Se tomó un momento para recuperar el aliento.

“Hay ocho reyes demonio en un arreglo conocido como el Octagrama. Se proclaman a sí mismos como ocho estrellas en el cielo, y con al menos algunas de ellas, no está lejos de la realidad. Menciono esto porque tu objetivo aquí es Rimuru, el llamado ‘Novato’ de este Octagrama. Nunca debes bajar la guardia a su alrededor. Además, hay otro demonio entre este grupo conocido como el Maestro del Laberinto. ¿Qué piensas de eso?”

El trío tragó saliva nerviosamente. Incluso Yuuki miró a Gadra, sorprendido.

“¿Está involucrado…” preguntó Shinji “… con el laberinto que estamos explorando?”

Gadra asintió gravemente y luego les entregó un libro. Hablaba de un laberinto, un refugio seguro para los espíritus, ubicado en la República de Ur-Gracia al oeste. Las historias hablaban de un gran laberinto bajo tierra o en el cielo, pero esto era correcto e incorrecto en igual medida. Lo que este libro reveló fue que este refugio era el hogar de más que espíritus, también albergaba a una reina que había transformado su cuerpo de una forma espiritual al de un hada.

“Esa reina de las hadas es Ramiris, la Maestra del Laberinto—una de los reyes demonio más antiguos”.

Los hechos golpearon a la audiencia de Gadra como una tonelada de ladrillos. Pero aún no había terminado.

“La puerta a este laberinto suyo estaba ubicada en el Parque Natural de Urgr, pero ahora ha desaparecido. Investigué esto yo mismo, así que no hay duda. Según lo que me dijeron, desapareció aproximadamente al mismo tiempo que Rimuru se declaró a sí mismo como un rey demonio. Poco después, su nación reveló su propio laberinto…”

“Bueno”, intervino Yuuki, “eso prácticamente lo resuelve, ¿eh? Me preguntaba cómo construyeron un laberinto como ese, pero ahora estoy seguro de que la reina demonio Ramiris lo creó. Ella y Rimuru deben ser aliados”.

Yuuki estaba seguro de eso, y le dio una sonrisa refrescante. Nadie del lado de Shinji tenía las palabras para negarlo—y eso los derribó a todos. Ahora parecía que esta misión se había vuelto mucho más difícil.

“Voy a contar con ustedes”, dijo Gadra.

“Asegúrense de mantenerse en guardia, ¿de acuerdo?” Yuuki le recordó al trío.

Luego, después de otra advertencia sobre la aterradora astucia del rey demonio Rimuru, los tres se fueron.