Last Round Arthurs (NL)

Volumen 3

Capítulo 3: El Ataque

Parte 1

Los trogloditas en cuestión ya se habían infiltrado en la mansión, entrando en el jardín delantero.

“Hmm. ¿Es esta la base de Luna Artur, Elaine?”

Uno de ellos fue Hitoshi Kataoka.

“Así es, Maestro Hitoshi”.

Una era Elaine, Morgan le Fay, siguiendo a Hitoshi como una sombra.

“……”

Y luego estaba sir Tristan, observándolos desde lejos y luciendo terriblemente desinteresado.

Los tres no intentaron correr ni esconderse; en cambio, se pararon en medio del jardín.

“… ¿Puedo ayudarte? … Bueno, supongo que ni siquiera necesito preguntar,” Luna se dirigió a los intrusos desde una docena de pies de distancia.

Rintarou, Sir Kay, Felicia y Sir Gawain estaban alineados detrás de ella.

Habían dejado a Emma y Nayuki en la mansión. La primera había perdido su Excalibur cuando le robaron su posición de rey, y la segunda era una civil.

Una Excalibur otorgó fuerza física a su poseedor. Los poderes especiales dependían de la Excalibur, pero en manos del propietario oficial, básicamente garantizaba un impulso básico para los ataques, la velocidad y la resistencia.

Junto con Mana Acceleration, un humano moderno podría luchar como un caballero de la era antigua. Sin su Excalibur, era demasiado peligroso para Emma entablar combate. La única excepción a la regla fue Rintarou Magami.

“Soy Hitoshi Kataoka, un Rey que lucha en la batalla por el trono. Vine aquí para derrotarte”. Su mirada ardiente atravesó a Luna. “Escuché lo que pasó. ¡No puedo dejar que tus malas acciones sigan adelante! ¡Nadie como tú es apto para convertirse en rey! ¡Como gobernante justo, te pondré donde perteneces!”

“Um… ¿Por qué estoy en problemas?” Luna frunció el ceño, luciendo un poco perdida.

Esta fue la Batalla de Sucesión del Rey Arturo. Obviamente, ella no era reacia a pelear contra otros Reyes.

Después de todo, el ganador fue la última persona en pie, estilo batalla mortal. Estaba preparada para aplastar a sus oponentes y sabía que todos tenían sus razones para luchar.

“¿Elijes hacerte la tonta? ¡Bien! ¡No tengo nada que decirles a criminales como tú!”

Pero era un poco preocupante ver a alguien actuando de forma hostil sin razón aparente.

“……” Rintarou examinó a Hitoshi de arriba abajo.

El chico parecía borracho de su confianza.

• ¿Hmm? ¿Quién es este mocoso? Todo habla y nada de acción. Rintarou no pudo detectar ningún signo de un Aura fuerte, y parecía apestar a mediocridad.

Incluso los impulsos de su Excalibur parecían decididamente normales.

No sería difícil matarlo. Incluso una piedra lo haría.

¿Qué es ese paquete de tela en la espalda de ese tonto…? ¿Su Excalibur? Por eso debe tener tanta confianza.

Rintarou pasó la mirada por la chica que estaba junto a Hitoshi. Luna lo llamó. “Oye, Rintarou… ¿No es esa chica…?” “Uh huh. Todavía vive, ¿eh…?”

Belleza oculta bajo una túnica negra, la chica a la que Hitoshi había llamado Elaine era la misma que había creado fisuras en toda la ciudad internacional de Avalonia.

En ese momento, Rintarou había pensado que a Sir Lamorak le había costado demasiado cortarle el cuello a la chica… Y parecía que había tenido razón. Debe haber sido un espejismo mágico. Si ese fuera el caso, Sir Lamorak debería haber visto a través de la ilusión, que básicamente apoyaba su teoría de trabajo de que los dos habían estado conspirando juntos detrás de escena.

En otras palabras, esta chica tenía que ser la mente maestra que había colocado la Maldición de un Corazón Cambiado en Emma.

“Elaine. Retrocede. Es peligroso aquí afuera. Déjanos el resto a nosotros”.

“¡Pero quiero pelear contigo, Maestro Hitoshi!”

“Lo entiendo… Pero no te preocupes. Yo te protegeré…”

“Oh, Maestro Hitoshi… no merezco eso…”

Esta vez, ella estaba con alguien, coqueteando con él…

Algo huele a pescado… Muy ha pescado…

Tenía el presentimiento de que ella también había estado involucrada con Souma Gloria Kujou. Eso explicaría por qué el Sr. Kujou había estado en el centro de fenómenos extraños, desde los estudiantes convertidos en marionetas hasta el mundo paralelo diseñado para parecerse a Camlann Hill.

¿Qué esperaba lograr al explotar esta batalla?

Solo sé una cosa… Es absolutamente necesario eliminarla.

Ella debió sentir la hostilidad que irradiaba de él.

“… Hee-hee”, se rio Elaine, Morgan, entrelazándose con Hitoshi.

Para provocar a Rintarou, estaba tratando de llamar la atención de Hitoshi sonriéndole.

Ew… sé que ella es un problema… pero tenemos que tener cuidado con…

Se interrumpió, mirando al Sirviente que estaba detrás de Hitoshi.

Pelo rubio. Armadura azul. Un caballero que estaba deslumbrantemente caliente. Sir Tristan.

Caray… El último de los tres caballeros más fuertes de la Mesa Redonda… ¡Nunca imaginé que sería el próximo…! Rintarou rechinó los dientes y clavó los ojos en Sir Tristan.

“¡Pensar que tenemos que enfrentarlo…!” Sir Kay gritó.

“¿Por qué…? Oh, ¿por qué siempre nos pasa esto…?”

Sir Kay y Sir Gawain ya parecían vencidos.

Habían podido ver de primera mano a Sir Tristan en la era antigua. Y lo habían tenido con él.

“……” El propio Sir Tristan no parecía querer pelear.

Miró a sus viejos conocidos y no reaccionó.

“Rintarou, ¿qué pasa? Conoce a… ¿ese Sirviente?” Preguntó Luna.

“Sí, Tristan. ¿Te suena?”

Luna tragó saliva y frunció el rostro.

La fama de Sir Tristan era cercana a la de Sir Lancelot, mientras que Sir Lamorak no se había hecho un nombre después de que se fue sin permiso.

Luna debió estar familiarizada con él.

“… ¿Qué hacemos ahora, Rintarou?” preguntó ella, luciendo nerviosa.

“El mocoso no es nada. Pero la bruja de negro y Sir Tristan van a ser problemáticos”, explicó. “Detendré a Sir Tristan. Sir Kay, Gawain y Felicia… retengan a esa bruja. No tienen que vencerla”.

Rintarou miró a Luna. “Cuida al mocoso. Si lo atrapas, Sir Tristan desaparecerá. O destruye su Fragmento Redondo. Sé que eres demasiada blanda para esta mierda”.

“…Entendido.”

Al concluir su pequeña reunión de estrategia, sacaron sus espadas y se prepararon.

“¿Hmm? ¿Está todo en orden su plan? No cambiará nuestra victoria”.

Hitoshi estaba tranquilo mientras se paraba erguido y alto. Parecía confiado.

“… Hmph.” Sir Tristan levantó lentamente su arco y flecha…

“¡Comencemos esta lucha por la justicia! ¡Para determinar quién será el rey!” Ordenó Hitoshi, seguro de su victoria.

Esto marcó el comienzo de su batalla.

“¡Tch!” Rintarou corrió hacia adelante, tomando la delantera y desenvainando su par de espadas favorito, una hoja roja y una blanca.

Se precipitó hacia Sir Tristan, haciendo que su ataque fuera directo e inmediato. Se movió como un relámpago atravesando el aire.

“¡Eso fue rápido!” Sir Gawain exclamó asombrado.

“¡Ve por ellos, Rintarou!” Sir Kay vitoreó, admirando la velocidad de Rintarou.

Estaba a punto de hundir sus espadas en el pecho de Sir Tristan…

“… Hmph.” El caballero de repente hizo su movimiento.

Con el arco en la mano izquierda y la flecha en la derecha, dejó que sus brazos se deslizaran en su lugar.

En un instante, Sir Tristan tenía una flecha en su arco y la envió zumbando hacia su oponente. Se movía más rápido que el rápido desenfreno de una pistola por un profesional experimentado.

La luz se apagó en la flecha, lo que indica que fue cargada por Aura.

Su camino era como una estrella fugaz, arqueándose para asaltar a Rintarou desde un costado mientras corría en línea recta hacia Sir Tristan. Esa trayectoria hubiera sido imposible para una flecha normal.

“¡Aaaaaaaaaaaah!” Rintarou cortó la flecha con su espada derecha como si hubiera predicho que esto sucedería.

La flecha retrocedió, perforando el suelo… y detonando como dinamita.

El viento azotó a su alrededor, alejando al equipo de Luna mientras explotaba en todas direcciones.

“¡¿R-Rintarou?!”

“¡No te preocupes por mí! ¡Ve! ¡Ve! ¡Ve!”

Sir Tristan había disparado otra flecha en ese tiempo.

¿Qué tipo de habilidades tenía para explicar su velocidad? Sir Tristan había disparado cuatro flechas en un solo aliento.

Los proyectiles fatales se curvaron y zigzaguearon, moviéndose de manera impredecible e individual. No había forma de que fueran flechas normales.

“¡He oído hablar de tu Buffer Bow!” Rintarou grito sin disminuir la velocidad, golpeando los disparos entrantes.

Con cada flecha llegó una explosión impresionante que arruinó la topología del jardín delantero.

El Buffer Bow: el arma artefacto ilusorio de Sir Tristan.

Cualquier flecha disparada con el arco siempre daría en el blanco a menos que fuera golpeada físicamente.

Tenía una puntería perfecta. Estaba orgulloso de eso. Este orgullo se canalizó en su arco, convirtiéndolo en un arma mágica.

“¡Impresionante! ¡Eres el único de la Mesa Redonda que podría convertir tu propia arma en un artefacto, Tristan!” Rintarou se defendió de una flecha con espadas cruzadas, acelerando el paso.

Fue una tormenta. Las flechas de Sir Tristan quedaron atrapadas en este tifón.

“¡No pienses que estas flechas tienen algo contra mí!”

“Uh-huh… Esto es solo el comienzo”.

En la mano de Sir Tristan, la flecha estalló en pedazos de maná… y finalmente desenvainó su espada.

“Dudo que puedas manejar mi espada cuando ni siquiera puedes derrotar mi arco”.

…¡Es tiempo de irse…! Pensó Rintarou, curvándose los labios en una sonrisa mientras cerraba la distancia entre ellos.

Sir Tristan no era temido por la maestría en el manejo de su arco.

Cazó por deporte. Esto fue solo un pequeño pasatiempo.

Aterrorizó a la gente con el poder de los dioses de la guerra, su fuerza divina.

Su fuerza había sido celebrada como la más grande de la Mesa Redonda, y su espada tenía un poderoso golpe. A pesar de su apariencia delicada, Sir Tristan era alguien que confiaba en el poder puro.

Sir Lancelot tenía técnica, Sir Lamorak tenía defensa y Sir Tristan tenía fuerza, constituyendo los tres caballeros más fuertes de la Mesa Redonda.

…¡¿Qué hacer?!

Medio momento después, estaban a un paso de distancia.

La mente de Rintarou se aceleró… Dicho esto, ¡mis opciones son limitadas!

Transformación Fomoriana. En el presente, eso era lo único que Rintarou tenía para enfrentarse a Sir Tristan.

Durante su pelea con Sir Lamorak, su Transformación Fomoriana había aumentado considerablemente. Y no tuvo elección para rehuirlo.

Por eso Rintarou tomó su decisión.

“¡Voy a toda velocidad! ¡Hagámoslo!” Invocó el poder más malvado y siniestro dentro de él… “¡HAAAAAH!”

Iba a blandir su par de espadas…

“¿Eh?”

“¡¿Qué?!”

Los ojos de todos estaban bien abiertos.

Todo lo que logró hacer fue arremeter como una persona normal… y eso fue todo.

Las espadas fueron detenidas casualmente por la espada de Sir Tristan.

“¿Qué… acaba de suceder…?”

Rintarou fue el más afectado de todos.

Estaba seguro de que había invocado la Transformación Fomoriana… pero no se había transformado.

¿Dónde estaba esa sensación de omnipotencia absoluta? Por lo general, podía sentir el poder pulsando a través de él, inundando su cuerpo, pero incluso eso no estaba presente.

Rintarou permaneció como estaba.

“¡¿Rintarou?!”

“¡¿Qué está pasando?!”

Luna y Sir Kay se opusieron a esta falta de cambio.

“¡No puedes estar burlándote de ellos! Este no es el momento de—”

“¡N-No, Sir Gawain! Rintarou no haría eso—”

Estaba justo en frente de Sir Gawain y Felicia, que estaban clavados en el suelo.

“¿Eso es todo lo que tienes? Supongo que eres capaz de ser un humano moderno…” Sir Tristan parecía aburrido y se dirigía a él por encima de sus armas cruzadas.

Dio un movimiento de su espada.

¡THUD! Rintarou fue enviado volando por el aire, luciendo como una completa broma.

“¡¿AAAAAAAAH?!”

Fue lanzado de costado en la dirección de la que acababa de venir, rebotando del suelo y rodando por la tierra hasta que comenzó a caer hacia atrás.

“¡R-Rintarou! ¡¿Estás bien?!”

“… ¡¿Tch…?!”

Luna corrió hacia Rintarou, quien había regresado a su punto de partida.

“¡¿Qué… qué está pasando…?! ¡¿No puedo invocar el poder Fomoriano…?!” Se sentó en el suelo, mirándose a sí mismo. Simplemente no podía creerlo.

Debería haberle llegado de forma tan natural como respirar. Pero no pudo detectar ningún signo de ello en su cuerpo.

¡¿Qué es esto…?! ¡¿Cuándo yo…?! Empezó a temblar.

“Ha-ha-ha. ¿Quieres usar el poder Fomoriano?”

“Me rechazaste. Quieres tener tu pastel y comértelo también”.

Algo estaba sonando en sus oídos. Sonaba como si alguien estuviera

susurrando…

Pero incluso cuando escaneó su entorno, no había nadie allí.

Y ya sabía quién era.

¡Tú pequeño! Rintarou ladró en su cabeza.

Luego escuchó la voz de nuevo, haciendo eco como si le rascara el cerebro de adentro hacia afuera.

“Parece que esto va a ser un encuentro muy igualado, amigo. Apuesto a que estás listo para rogarme que te dé acceso a mi poder…”

¡Corta esa mierda! Pensó Rintarou. ¡Deja de ser tan codicioso!

“Lo dice el que abandonó su misión”.

¿Qué misión…?

“No me hagas repetirme. Tu misión es matar a Arturo”.

¿Recuerdas cuando te dije que dejaras de jugar conmigo…? Arturo ya

está…

“Arturo está justo ahí, justo enfrente de ti”.

¿Qué—?

Se quedó anonadado por su propio comentario críptico.

“¡RINTAROU!”

Su visión se llenó con el rostro de Luna mientras lo miraba a los ojos.

“¡¿Qué te pasa?! ¡Te perdiste! ¡No estás actuando como tú mismo!”

“Yo-yo estoy…”

Sus compañeros lo miraban, pareciendo ansiosos.

Sin embargo, Rintarou no tuvo una respuesta.

“¡Ha-ha-ha-ha-ha-ha! ¿Qué tenemos aquí? Alguien es todo espíritu, ¡y no muerde!”

Hitoshi aplaudió con alegría.

“¿Ves? Ese es mi poder. ¡Simplemente no somos iguales! ¡Ríndete si lo entiendes! ¡Y te dejaré ser uno de mis vasallos!”

“… ¡Que broma…!” Luna respondió, pero su respuesta no mantuvo su confianza habitual.

Pudo haber sido por el comportamiento inusual de Rintarou, pero se apoderó de ella una sensación de inquietud.

“Alguien no lo entiende. Supongo que no puedes ver que estamos cortados con diferentes telas… Bien. ¡Ve por ti misma!” Hitoshi gritó, mirando a su Sirviente. ¡Hazlo, sir Tristan! ¡Enséñales el dolor!”

“… Hmph.” Sir Tristan dio un paso adelante, sin parecer entusiasmado por la perspectiva.

“Gh…” Rintarou preparó sus espadas, a pesar de que retrocedió un paso.

“Rintarou, ¿estás bien? ¿Puedes pelear?” preguntó Luna, legítimamente preocupada.

“Uh, sí… es… es solo…”, logró responder Rintarou. “Creo que es un síntoma de esa otra pelea… no creo que pueda transformarme…”

“…Okay.”

Luna no lo culpó. Ella asintió suavemente.

“No me gusta cuando lo usas de todos modos…”, admitió. “Tengo un mal presentimiento”.

“……”

“¡No te preocupes! ¡No tenemos nada que temer! Todavía nos llevarás a la victoria… ¿Verdad, Rintarou? ”

“Uh, sí… Cuenta conmigo”.

Solo falsa valentía.

Las batallas requieren que los luchadores cuantifiquen su fuerza. El coraje y la fortaleza mental no formaban parte de la ecuación inicial. Estaban al final de las prioridades.

Luchar sin la Transformación Fomoriana sería un gran negativo en la ecuación de batalla. Esa era una verdad inquebrantable.

Solo había ganado contra Sir Lancelot y Sir Lamorak con el poder Fomoriano.

El luchador más fuerte del grupo de Luna estaba fuera de servicio. Eso fue sin precedentes.

Un infierno aún mayor estaba a punto de desarrollarse…

En el salón de Logres Manor—

“……”

“……”

—Emma y Nayuki estaban sentadas ociosamente en el sofá.

Estaban en silencio, como si su alboroto nunca hubiera sucedido.

Tic, tic, tic, se hizo eco del reloj de pared. Sonaba chirriante en sus oídos.

Podían escuchar ruidos metálicos ocasionales provenientes del exterior.

“… ¡Um…!” Nayuki habló, incapaz de soportar más el silencio. “Um… ¿Qué está pasando? Todo lo que sé es que saltaron afuera luciendo serios… ¿Pasó algo?”

La ansiedad en el rostro de Nayuki era clara como el día.

Emma podía ver eso por sí misma. Ofreció una sonrisa gentil para ofrecerle un respiro.

“¡Todo está bien! ¡Todo saldrá bien!”

“¿Estás segura…?”

“Um… no puedo entrar en detalles, ¡pero definitivamente estarán bien! Quiero decir, ¡tienen a mi maestro con ellos, después de todo! ¡Todos estarán de regreso en poco tiempo!”

Emma era una mentirosa terrible. No le había explicado nada.

En todo caso, había dado a entender que algo estaba pasando.

“……” Nayuki observó a Emma… y luego entrecerró los ojos.

Algo en Nayuki había cambiado.

Su rostro amable se puso serio. Ni siquiera se parecía a ella misma.

“…… Sabía que esto estaba pasando”, murmuró.

“¿Hmm? ¿Acabas de decir algo?”

Nayuki se puso de pie como si se hubiera decidido por algo.

“…Necesito ir.”

“¡¿Qué?!” Emma lloró.

Nayuki trató de salir de la habitación.

Emma inmediatamente la agarró por la parte de atrás de la manga y la detuvo.

“¡¿A dónde vas?!”

“Por Rintarou. Tengo que irme.”

“¡No! ¡No puedes irte! No puedo explicar lo que está pasando, ¡pero es peligroso ahí fuera!”

“Pero—”

“¡Sin peros! ¡Por favor, Nayuki! Tienes que quedarte aquí y…” THUMP. Algo en el aire dentro de la mansión había cambiado. “— ¡¿Gh?!”

Emma se dio cuenta de que Nayuki había desaparecido.

Ya no podía oír estallar la pelea.

Su mundo estaba dominado por el tic-tac del reloj.

“¿Es esto un inframundo?”

La habían atrapado. Emma tembló.

Alguien debe haber usado la Transformación del Inframundo en Logres Manor.

Emma estaba aislada del mundo real, encerrada en algún lugar que se pareciera a su hogar. Estaba sola, atrapada.

“¡¿Pero por qué…?! ¿Por qué habría un inframundo aquí…?” Nada pudo ocultar su sorpresa. Fue entonces cuando notó algo.

… Hay algo aquí…

Su sexto sentido lo captó. Había… alguien más con ella.

No fue Nayuki. Emma imaginó que estaba entrando en pánico en el mundo real cuando Emma desapareció.

Podía sentir la hostilidad proveniente de la otra persona, que se arrastraba hacia ella.

Fue tan obvio. La otra persona estaba apuntando…

“… ¿Yo? ¿Pero por qué…?”

No estaba paralizada por el miedo… sino por su razón.

“Ya perdí mi Excalibur y mi Fragmento Redondo… Me han robado todo lo que me convierte en Rey… Entonces, ¿por qué…? ¡No tiene sentido matarme…!”

Ella no lo entendió.

Pero la persona que había creado este inframundo ciertamente la estaba apuntando.

… Todos los demás están afuera… Me pregunto si notarán esta Transformación del Inframundo…

Las probabilidades parecían escasas.

Basándose solo en el sonido, había podido decir que su batalla era desesperada. No era como si Rintarou notara la sutil presencia de un inframundo cuando luchaban por sus vidas. Independientemente, dudaba que llegaran a tiempo.

Lo que significaba que tenía que hacer algo ella misma… Este no era el momento para sentarse y entrar en pánico.

“… ¡Guh!” Emma arrancó una espada de la pared.

Estaba allí para decorar, pero tenía un uso práctico. Lo único era que la espada era muy mediocre.

Comparado con su Excalibur, no era nada especial.

Pero Emma sabía que canalizar su Aura en el arma podría ayudar. Agarró la espada, dejando atrás el salón.

Emma se topó con la persona en el enorme vestíbulo.

Parecía que el intruso había proyectado hostilidad a propósito para atraer a Emma, y la esperaron pacientemente allí.

“……”

Las escaleras continuaron desde el segundo piso hasta el vestíbulo de entrada. Emma observó a la persona que estaba parada cerca del rellano.

Era una niña que vestía un uniforme escolar de marinero negro y una capa con capucha.

En su mano había una daga con un brillo curioso. No parecía que fuera oro o plata. Su moldura era siniestra… y la hoja estaba afilada.

Tenía que ser una Excalibur.

“… Has venido, Emma Michelle”.

La chica pareció sentir su entrada, mirando a Emma desde la distancia.

Su mirada fría se asomó por su capucha y detrás de su cabello negro, perforando el alma de Emma.

“… ¿Quién eres tú?” Emma fingió compostura para mantenerse firme.

“… Reika Tsukuyomi. Un Rey luchando en la batalla por el trono”.

“Reika… ¿eh?” Emma respiró hondo, concentrándose en mantener la calma. “Puedo sentir el asesinato viniendo de ti… ¿Estás planeando derrotarme?”

“…Si. Me estás facilitando el trabajo”.

“No planeo rogar por mi vida, pero supongo que te das cuenta de que ya no soy un Rey. Mi derrota no contará para la batalla de sucesión”.

“…Lo sé.”

Reika estaba increíblemente tranquila, sin piedad.

“Pero tengo mis propias responsabilidades. Y requiere que te quite la vida”.

“… ¡¿Qué?!”

“No tengo nada en tu contra, pero… necesito matarte”, dijo.

Reika no parecía necesitar una respuesta. Ella estabilizó la daga, sosteniéndola con un agarre de revés.

“¿Gh?” Emma levantó su arma.

Su oponente era un rey con una Excalibur. Lo que significaba que ella también tenía que tener un Sirviente.

Mientras tanto, Emma era un ex rey que había perdido su Excalibur. Y ella no tenía un caballero que la protegiera.

Odio admitir que ni siquiera puedo compararme con ella…

Pero ella no podía darse por vencida.

Esa era una lección que había aprendido de su maestro, Rintarou.

Todavía estoy tratando de encontrar mi propósito en la vida… desde que me robaron mi derecho a ser Rey… Pero me dije a mí misma que lo resolvería… ¡Quiero estar con el maestro, Luna y todos los demás…! Es por eso—

Emma rugió de valor mientras miraba a Reika. El abrigo y el cabello de su oponente se agitaron por la presión.

“… ¡No voy a perder! ¡Espero que no creas que pueda deshacerse de mí!” Emma estaba lista para responder a todos sus ataques.

Iba a encontrar una forma de escapar. No tenía otra opción.

“Tienes agallas. No creo que nadie de la era antigua fuera tan sincero como tú”. Reika le dedicó una pequeña sonrisa fría. “… ¡Gh!”

Ella levantó su daga.

“¿Qué—?” Los ojos de Emma se agrandaron.

Miles de dagas aparecieron sobre la cabeza de Reika, apuntando a Emma.

“… Me aseguraré de que no sufras una muerte dolorosa. Muere, Emma Michelle. Sepa que no será en vano”.

Con su mano libre, Reika desenvainó una espada, una ornamental con una hoja blanca.

Atrapó la luz del candelabro, deslumbrando ominosamente.

“… M-Maestro…”, gimió Emma.

Ella no había perdido su voluntad de luchar. Y ella no se había arrodillado desesperada.

Esto solo cimentó su sospecha de que Reika era la mejor luchadora.

Reika Tsukuyomi era fuerte.

No había forma de escapar.

Y si se resistía, se le entregaría la muerte sin ceremonia.

Emma estaba segura de esto.

Destellos plateados se dispararon por el aire. Las dagas sobre la cabeza de Reika se habían disparado como una lluvia de meteoritos hacia Emma Michelle.

—

“¡RAAAAAAAH!”

Rintarou corrió, luciendo como un relámpago mientras zumbaba por el suelo.

Izquierda. Correcto. Izquierda. Se lanzó a cada punto ciego, cada abertura que vio, zigzagueando a través de la visión de Sir Tristan.

Saltó en el aire, tratando de atrapar a Sir Tristan desde arriba.

“… Hmph.”

Pero Sir Tristan debe haber tenido una corazonada, porque envió a su oponente volando hacia atrás con un descuidado movimiento de su espada.

“¡¿Whoa?!” Su cuerpo salió disparado por el aire como una pelota golpeada por un bate. “¡Maldita sea!”

Mientras caía por la tierra, Sir Tristan lo persiguió con una velocidad tremenda. Rintarou se lanzó del suelo, usando el impulso para aterrizar sobre sus pies.

La espada de Sir Tristan cayó estrepitosamente, con el objetivo de romper el cráneo de Rintarou.

Rintarou estaba en una situación difícil. Ya no tenía forma de protegerse de la espada de Sir Tristan.

“¡Rintarou!”

“¡¿Nh?!”

Pero se salvó por un pelo.

Sir Kay y Sir Gawain se apresuraron desde las afueras, cruzando espadas sobre su cabeza para detener a Sir Tristan.

“Ack—”

“¡¿Whoa?!”

Pero no fue suficiente.

Sus espadas fueron empujadas hacia abajo. Sir Tristan iba a matar.

“¡Tu…!” Rintarou rugio, poniéndose de pie de un salto y deslizando su espada entre las rendijas para unirse a los otros dos. “Heh… ¡¿Podríamos—?!”