Campione (NL)

Volumen 9

Capítulo 1: La Herida de la Lanza Divina.

Parte 1

 

 

Campione Volumen 9 Capítulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 


 

La región de Bretaña en Francia tenía una larga historia con Inglaterra.

Los habitantes originarios de Gran Bretaña, los celtas, habían perdido su patria desde la invasión anglo-sajona. Alrededor del siglo V, parte de los celtas que vivían en Cornwall cruzaron el canal para establecerse en la península más occidental de Francia.

La gente en el continente les llamaban “los británicos”, el cual era el lugar donde se originó el nombre de la península de Bretaña.

Por otra parte, los más legítimos antepasados divinos también tenían su fortaleza aislada en ese lugar.

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La reina bruja Guinevere.

Su aspecto era como el de una muñeca clásica occidental con rasgos faciales exquisitos de una hermosa niña de diez y tantos años de edad. Alrededor de su esbelto cuerpo había un vestido negro que recuerda a un conjunto funerario.

Su ubicación actual era en lo profundo de un bosque protegida por una barrera mágica.

En algún lugar había un pequeño lago con un exuberante bosque a lo largo de la orilla del agua el cual añadía un sentido de vegetación.

Guinevere estaba parada con orgullo en la orilla del lago con sus celestes ojos de zafiro mirándolo en la superficie.

“Señor Caballero… Guinevere lo cree sin duda.”

La figura de un caballero en una armadura blanca se podía ver en la superficie, pero no estaba bajo el agua.





Era simplemente una existencia de dos dimensiones proyectada como una imagen sobre la superficie del lago que actuaba como una pantalla.

“Efectivamente, nuestro señor el ‘Rey del Fin’ permanece latente en Japón, el lejano oriente. Esta es la única posibilidad que nos queda.”

(¿OH? ¿Y la base de aquello es?)

El caballero en la superficie del agua respondió usando una “voz” que los seres humanos ordinarios no podrían oír.

Se llamaba Lancelot du Lac. También conocido como el Caballero del Lago.

Como guardián de las brujas en los pináculos del cielo y de la tierra, era el dios de la guerra y de la protección de los antepasados divinos.

“Intel fue dejado atrás por mi pariente Asera. Ese país una vez fue conocido como una antigua tribu y estuvo oculto de los demás. Con el dios héroe Susanoo como su líder, los usuarios de habilidades especiales se fueron con él hacia el inframundo para suprimir al [Dios Hereje de Acero].”

Guinevere le explicó con detalle.

“Incluso el Gran Sabio que Iguala el cielo utilizó la Gran Magia del dragón y el Sello de la serpiente… y había empezado a sospechar desde que me enteré de su existencia. A no ser que se estuviera ocultando algo importante, no había ninguna necesidad de emprender una operación tan monumental”.

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(Ahora que lo pienso, era fue el lugar que había visitado antes.) La “Voz” de Lancelot respondió en voz baja.

Él no era un tipico [Dios Hereje]. Como un subalterno cuya misión era custodiar a la bruja reina, él era apenas una [Sombra de Dios] que se mantenía en la tierra.

“Sí se debía a la posibilidad de que el sellado Gran Sabio que Iguala el Cielo hubiera sido el ‘Rey del Fin’, con el fin de determinar si era realmente el maestro que anticipamos, intenté algunas estratagemas”.

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(Sin embargo, ese rey mono resultó ser una divinidad muy diferente de nuestro maestro.)

“Sí, es lamentable que incluso sepamos menos que los antiguos becarios en este sentido. Es por eso que Guinevere se quedó un tiempo en esa isla para investigar, sobre la base de los indicios de la difunta Asera que obtuvo desde la familia Kuhoudzuka.”

Los Kuhoudzuka eran una de las cuatro familias que dirigían el mundo de la magia japonesa, quienes heredaron y se adherieron a los preceptos antiguos. Ellos eran asignados a diversos santuarios y monasterios directamente controlados en Japón, asumiendo funciones importantes como en el Saitenguu en nikkou.

“Sin embargo, descubrí que de todos los santuarios, hubo uno en el que fueron responsables de una misión desconocida, así que decidí hacer una visita.”

(Hmm, y si no se sabe entonces se puede concluir que es “algo deliberadamente oculto”, ¿verdad?)

“Precisamente. Guinevere tuvo la suerte de tener éxito en la visión espiritual, y ese santuario resultó ser el lugar donde los secretos de nuestro maestro inactivo permanecen. Si somos capaces de desentrañar este misterio, entonces el Rey que se manifiesta al final de las eras descenderá de nuevo…!”

Guinevere habló como si estuviera en trance.

Habían pasado un buen número de décadas desde que ocurrió el último renacimiento y durante todo este tiempo Guinevere había estado buscando al héroe rey legendario.

“Me pregunto si la clave del misterio radica en los recuerdos perdidos de la diosa Guinevere… Sin embargo, los ancestros divinos perdieron los recuerdos de su vida anterior incluso después de que al renacer, el Señor Caballero quien una vez sirvió al maestro, no supiera su ubicación. O más bien, no desean recordarlos”.

*(Por si no se han dado cuenta Guinevere habla de sí misma como una tercera persona)*

Por lo tanto, la clave para desentrañar el misterio se perdió.

Cuando Guinevere suspiró, el caballero blanco de repente la interrumpió.

(Hoho, el único deseo del caballero es galopar por el campo de batalla blandiendo su lanza, atesorando las damas y protegiendo esa forma de vida. Todo lo demás es trivial y no es de mi preocupación. Estas son las razones por las que este caballero se ha vuelto lento y cobarde.)

Lo dijo sin ni una pizca de vacilación o duda.

Galopando como el viento y balanceando la espada como un trueno. Estos eran los rasgos del dios de la guerra Lancelot.

(Si el compañero de armas en el campo de batalla es asesinado, ¿Por qué no llorar su muerte elevando las espadas y recitando los cantos fúnebres?, ¿Acaso no es suficiente?)

Fue un soldado de principio a fin, sólo uno que vivió en el campo de batalla.

Con esto como su filosofía personal, el dios de la guerra comentó con indiferencia.

(Mis disculpas. Si este caballero no fuera alguien así, el misterio se habría aclarado anteriormente.)

“No, el Señor Caballero es el más importante, aparte de ser el más fuerte [acero]. No importa de lo que se trate. En lugar de esto, por favor dirija su atención a cosas más grandes.”

Guinevere miró atentamente al caballero divino reflejado en la superficie del agua. Juntó sus brazos y declaró en serio al pedir:

“Le os encomiendo con todo, Señor Caballero. No como mi sombra, sino como mi deidad guardiana, el [Dios Hereje Lancelot], yo le ruego que se manifeste”.

(¿Te das cuenta de que este es un camino sin retorno?)

“Ahora que el lugar en donde duerme el maestro se ha se ha identificado escencialmente, sería un error que no tome riesgos. No puedo repetir el error de perder a Alexandre Gascoigne como hace seis años.”

El bastión anterior de Guinevere no se encontraba en este bosque.

El reino de las hadas – era el lugar que se conectaba al lugar conocido como el inframundo para los seres humanos o el límite de la vida y la inmortalidad como era llamado por los dioses.

La historia de la aventura del Príncipe Negro sobre como descubrió y exitosamente invadió ese lugar sagrado, se presentó como un recuerdo doloroso de una derrota para Guinevere.

“Debido a que caí en la trampa del Príncipe Negro, la energía de la tierra que fue guardada en el Santo Grial… se ha perdido la mayor parte. ¡La fuerza de la vida de la gran diosa madre tierra que pasamos recolectando con todos nuestros esfuerzos para ofrecerla a nuestro maestro!”

Guinevere le ofreció una vez a Alec el Santo Grial.

Sin embargo, no tuvo la intención de aceptarlo. Puesto que ella era la verdadera sucesora legítima del Santo Grial, simplemente podría convocarlo de nuevo en cualquier momento si lo quisiera, incluso si temporalmente lo hubiera ofrecido.

Pero a Alec le fue más bien despreciable al ver a través de eso y lo trató de tomar por la fuerza.

“Si el Señor Caballero hubiera sido capaz de utilizar todo su poder en ese momento, entonces el Príncipe Negro habría recibido su merecido y habríamos sido capaces de proteger el Santo Grial correctamente.”

(El hechizo que sostiene a este caballero como su guardian… Si eso llegara a ser levantado…)

Era algo sin precedentes que los dioses descendiendo en la tierra fueran a proteger a una persona en particular.

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Lo que hizo esto posible fue gracias al hechizo que poseía Lancelot por una cierta diosa. Esta fue la anterior encarnación de Guinevere – la gran diosa madre tierra que asistió al Rey del Fin en los tiempos antiguos y creó el Santo Grial junto a él.

Sin embargo, había una limitación arbitraria. Lancelot sólo podía manifestarse por cortos períodos de tiempo cuando el antepasado divino estuviera en una crisis.

(Si este caballero se convierte en un [Dios Hereje], actuando libremente y causando desastres, incluso sea muy probable que olvide su misión original de protegerte…

¿Realmente deseas tomar ese riesgo?)

“Sí, Kusanagi Godou-sama de ese país insular es una persona tan excepcional que incluso Su Eminencia Luo Hao le tiene alta estima. Incluso se ha reunido con el gran John Plutón Smith desde el otro lado del Océano Pacífico. Si tuviéramos que empezar un incidente, definitivamente habría interferencia de ellos. Es inevitable”.

Hace seis años, Guinevere había logrado comprender la verdadera naturaleza de los Campiones.

Ahora lo sabía. Los Reyes Demonios Campiones eran como brasas que estallaban en llamas al menor contacto. Incluso si se llevaban a cabo operaciones en secreto, los Campiones serían capaces de ver a través de ellas.

Los Reyes Demonios eran como luces que atraían a las polillas en una forma para discernir a sus mortales enemigos, los dioses.

Completamente indignantes. Eran los hijos ilegítimos de los tontos, asesinos y dioses desafiantes que trascendían a los seres humanos.

Uno sólo podía prepararse contra ellos al considerar que la posibilidad de que no aparecieran fuera imposible.

(En ese caso chica, ¡Pule la hoja divina dejada por el maestro y hazla el artefacto divino del caballero!)

“Señor Caballero… eso… para despertar a la Espada Divina de la salvación se requiere obtener el acero que desgarra el cielo y la tierra haciendo que las estrellas se bloqueen. ¿De verdad quiere eso?”

Guinevere de repente levantó la cabeza como respuesta ante la sugerencia de Lancelot.

(Sí. A pesar de la falta clarividencia de poderes divinos, este caballero puede oler claramente si una batalla se acerca en un futuro próximo. Por eso, este caballero requiere una nueva arma. ¡Algo así es lo mínimo!)

La visera del casco ocultaba el rostro del caballero blanco, pero Guinevere no necesitaba verlo.

Estaba segura de que el Dios de la Guerra Lancelot debía estar sonriendo muy encantado con la premonición de la batalla.

“¡Sí… Sí! ¡Guinevere pulirá con alegría la espada del caballero! ¡Espíritus de la tierra que aceptan mi bendición, ofrezcan el tesoro a la reina bruja!”

Cuando Guinevere agitó la mano hacia el suelo, la superficie se dividió. Dos articulos rompieron la tierra y aparecieron.

Uno de ellos era una urna masiva de oro de pie con la altura de un niño. El otro era un arma de doble filo muy larga pero muy desgastada y corroída llena de herrumbre.

Aunque los dos articulos vinieron desde la tierra, ninguno de ellos estaba sucio por la misma.

La gran urna era el artefacto divino conocido como el [Santo Grial].

El otro era la espada de acero del rey del Fin. Estos podían ser considerados como sus reliquias y avatares. Por otra parte, desde que el héroe desapareció desde la superficie de la tierra, su amada espada también había perdido su brillo y fue dejada atrás enterrada en el suelo con su estado decrépito.

***

 

La mitad de un mes había pasado.

Las llanuras de Tracia que se extienden en el suroeste de Bulgaria.

Los suburbios de una ciudad eran visibles desde este lugar, una tierra llena de hermosas llanuras. Por debajo de la cordillera de los majestuosos Balcanes, este campo abierto se extendía a lo largo y el ancho cubierto por llanuras y tierras de cultivo.

Guinevere estaba usando magia de vuelo para descender sobre esta tierra. En medio de esta vasta llanura, un agujero había sido cavado para enterrar la espada decrépita del maestro.

“¡O Acero del Rey, os ruego que despierte de este largo sueño!”

Guinevere cantó una canción con las palabras de conjuro para realizar la tarea actual.

La espada estaba enterrada en la tierra… Todo esto estaba siendo realizado para despertar al acero conocido como Excalibur en las leyendas del rey Arturo.

“Más deslumbrante que el oro, más prístina que la plata, eso es lo que eres. Nacida desde las cenizas del esqueleto del dragón asesinado, eres el acero del dragón. ¡Eso es lo que eres!”

Apareció una espada larga y amplia que una vez tuvo un brillo y lustre blancancamente notables.


Su longitud se aproximaba a los 100cm, esta espada de doble filo en realidad era bastante gruesa, con una estructura similar a la pica de un leñador. Sin embargo, ahora estaba desgastada y corroída sin lustrar solamente cubierta por el óxido.

Esta espada divina y la tierra compartian raíces profundas, y por lo tanto fue enterrada en las profundidades de la tierra. Ahora mismo, la esencia de la tierra estaba siendo canalizada hacia la hoja por el bien de la restauración de su poder perdido.

“¡Las estrellas, el sol y la luna perderán su brillo de antes! ¡Todos los tesoros perderán su valor de antes! ¡Así que por favor, yo os ruego que despiertes! ¡Por favor, deja que la chica que es su sierva vea la luz una vez más!”

Había una razón al haber seleccionado esta ubicación para revivir la hoja divina. El acero a despertar iba a ser ejercido por el Dios Hereje Lancelot. Por lo tanto,

elegir despertar la espada sobre la tierra con sus profundos lazos con ella, facilitaría la creación de vínculos entre las almas.

“¡Espada Divina de la Salvación, del acero entre el acero, la bruja reina suplica que su ser divino sea revivido!”

Acabando su canto, Guinevere levantó la mano.

Un rayo descendió sobre donde estaba enterrada la espada antigua. En el instante siguiente, una hoja de color platino de repente se extendió por un corte de la tierra.

La longitud del borde de ese corte era de aproximadamente 50 cm. Este tamaño encogido era la forma renacida de la decrépita espada divina.

Guinevere respiró con alivio.

“Por favor, venga a echar un vistazo Señor Caballero. ¡Guinevere por fin lo ha conseguido!”

“¡Sucesora… hay palabras que no debes usar a la ligera. Al mismo tiempo, la hoja afilada de allá no es algo que uno pueda ignorar después de haber sido testigo de ella!”

El que respondió fue un intruso inesperado.

El rostro de Guinevere fue llenado con inquietud tan pronto como se dio cuenta del dueño de esa voz.

“Su ser divino ha aparecido en esta tierra con su presencia… permita que Guinevere ofrezca sus saludos.”

Agarrando el dobladillo de su vestido negro como la reverencia de una mujer noble, inclinó su cabeza.

Tratando de reprimir el pánico mientras saludaba con elegancia, Guinevere parecía compuesta, pero por dentro estaba siendo erosionada por la ansiedad. ¡Ella no esperaba que esta diosa volviera aquí!

A pesar de su apariencia de una chica joven, tan solo la solemne presencia de la diosa otorgaba una impresión de un esbelto cuerpo de una deidad matriarca. Como la gran madre de la tierra, la reina de las tinieblas y la diosa del cielo y la sabiduría, ella era la diosa tripartita.

Su nombre era Atenea.

La diosa de la mitología griega que se había manifestado como un [Dios Hereje] hace un tiempo.

La divinidad de la antigua madre diosa de la tierra había sido recuperada junto con el tesoro místico, el Gorgoneion. Al parecer, ella había luchado con Kusanagi Godou en Japón unos meses antes…

“En los últimos días, he estado sintiendo una inusual presencia espiritual desbordante en esta vieja tierra de Tracia.”

Athena habló en voz baja como si fuera un silbido del viento.

Con un pelo plateado como si la luna se hubiera fundido en el, ella estaba en la forma de una adorable belleza de diez y tantos años de edad, vestida con prendas modestas al estilo de la antigua Grecia.

Frente a esta chica, solo un tonto la confundiría como un niño inofensivo.

Pulsante con un poder que no podía ser ocultado, uno naturalmente se daría cuenta de que no era una persona común y corriente, aunque no estaba claro si fuera un dios o no.

“Una vino expresamente, sospechosa de la premonición de una calamidad… ¡Una nunca esperó que fuera la sierva del hombre tabú del acero!”

Campione Volumen 9 Capítulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

Las llamas de la ira parpadeaban en los perfectos ojos de la joven diosa.

“Sabes de la vergüenza de tus pasados familiares. Desde la edad de los mitos no percibidos, los descendientes de nosotras las matriarcas han sido siempre enemigos irreconciliables con el acero que mata a los dragones y las serpientes. A pesar de eso, ¿Tú deseas manchar tus manos con la inmundicia de aquella hoja? ¡O ahora tú has caído!”

“Haga caso a mis palabras, diosa Atenea, su ser divino está gravemente equivocado. Desde la edad de los mitos no percibidos, nosotras, las hijas de la tierra hemos estado siempre ligadas a la suerte de servir a los héroes de [acero]. Aunque hubo veces cuando los dragones y serpientes dirigieron sus colmillos contra ustedes, esas ocasiones sólo duraron como sueños efímeros”.

En comparación con una verdadera diosa, la bruja reina era sólo una existencia insignificante.

Sin embargo, Guinevere mantuvo la cabeza en alto y declaró ante Atenea.

“Somos las asistentes del Héroe sirviendo a los valientes guerreros. Incluso a las leyendas designadas a la diosa Atenea como la hija amada de Zeus, la principal deidad de la mitología griega. Si su ser divino realmente cree que esto es erróneo por favor señáleme las correcciones.”

“Que lengua afilada.”

Athena entrecerró los ojos y miró a Guinevere sin contemplaciones.

“Los sirvientes de ese hombre desecharon su lealtad. ¡No importa de qué edad se hable, tal parece que aún son dignos de respeto!”

Las objeciones del antepasado divino parecieron haber calmado gradualmente la ira de la diosa.

Atenea era también una diosa de la guerra en la mitología griega. ¿Ella no tenía una personalidad que veía con buenos ojos a los que arriesgaban sus vidas en la batalla?

Guinevere inclinó la cabeza y respondió con reverencia.

Con una elevada posición, la diosa asintió ante su postura infantil.

“Muy bien, bruja. Una no seguirá este asunto por ahora. Sin embargo, tal como se mencionó hace un momento, ese brillo cegador que una fue testigo… ¿Qué es eso de acero?”

*(Por si no recuerdan Atenea habla de si misma como “una”)*

Atenea lanzó su mirada sobre la hoja blanca empujada desde la tierra.

“En la medida de ser la diosa de la sabiduría, una reconoce aquel acero. Es el avatar de ese hombre, la ‘Divina Espada de la Salvación,’ la hoja que nace de sus restos, ¿no es así?”

Increíble – Guinevere quedó impresionada a fondo con los ojos de la sabiduría de Athena al poder discernir los orígenes de la cuchilla divina desde un solo vistazo.

“Con la infusión de una nueva vida… Aunque una no cree que se pueda utilizar por mucho tiempo, servirá bastante bien a su propósito. Sin embargo, esta reliquia tiene que ser la única carta restante de triunfo para ti… Si piensas utilizarla sin reservas…”

Guinevere vio los ojos de Athena convirtiéndose en los de una serpiente. “Descubierto ¿eh?”

Athena la miró con los ojos malvados, tal como correspondía a su identidad como la diosa de las serpientes.

El cuerpo de Guinevere permaneció completamente inmóvil. Con el destino de la vida y la muerte manteniéndose firme en las garras de la diosa suprema, su cuerpo estaba petrificado de miedo.

“¿Tú has descubierto aquel hombre? ¿Encontraste la tumba del rey dormido que se manifiesta cada vez que se acerca el fin de la tierra? ¿Dónde? ¿Dónde permanece latente ese tipo?”

“Este… el Lejano Oriente, Japón…”

Guinevere susurró suavemente mientras jadeaba en busca de aire. La diosa finalmente mostró una verdadera solemnidad.

Efectivamente aun así era imposible de resistir. Guinevere sintió un terror absoluto en lo más íntimo de su ser y sólo podía rezar con todo su corazón.

¡Ven sálvame, caballero! ¡Lancelot du Lac!

“¿Esa Isla? Una visitó ese lugar recientemente, pero no sintió la presencia de aquel tipo… ¿Acaso está ocultado muy hábilmente?”

Los murmullos se escucharon desde los ojos serpiente de Athena.

Por desgracia, era una voz como un viento helado. Simplemente al escucharla era suficiente para hacerle temblar el cuerpo y perder toda su fuerza.

“¿Tú lo sabes sirvienta?”

Guinevere se estremeció de miedo.

Podía sentir la intención asesina filtrándose desde la voz solemne de Athena.

“El rival mortal de una, ese asesino de dioses habita en esa isla. Ese hombre será el primero en ser apuntado con el despertar de ese héroe cuyo destino es sólo enterrar a todos los reyes demonios. Kusanagi Godou al ser el más cercano sin duda alguna le será inevitable, pero… el último deseo de una es servir a la derrota de ese mocoso…”

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Athena mostró una cara adolecente llena de aura tentadora y seductura que nunca había mostrado hasta ahora.

Cuando la mirada coqueta de la diosa se centró en ella, Guinevere pudo pensar en la forma de resolver su crisis actual.

“Una ha estado esperando que Kusanagi Godou madure como un guerrero. Antes de que ese momento llegue, sería muy inapropiado dejar que ese hombre despierte. En ese caso, una te enterrará aquí, arrancando a esta joven retoña…”

Los ojos de serpiente fueron infundidos con un brillo dorado.

¡No hubo ni un instante en que dejé de dudar! ¡Así que, date prisa! “Por favor acepte estas disculpas, diosa de las serpientes.”

¡Boom! El sonido del trueno y las disculpas descendieron de los cielos al mismo tiempo.

“Esa chica es la amada hija del caballero. Matarla no está permitido.”

Las nubes oscuras de repente llenaron el cielo y un relámpago blanco descendió. No, más bien, fue algo envuelto por un rayo blanco y montando en un caballo blanco, era el caballero en una armadura blanca, ¡Lancelot du Lac! En ese momento lanzó la lanza de púas en sus manos.


Este ataque se convirtió en un relámpago una vez más y se acercó hacia Atenea. “Guh… ¿Rayo y caballo? ¿¡El más primitivo [acero]!?”

Athena al instante se distanció de Guinevere, saltando hacia atrás.

Evadió el ataque desde el cielo. Sin embargo, en el instante antes de que golpeara el suelo, la lanza dio un giro en un ángulo recto y continuó hacia delante, volando hacia la Athena tratando de escapar.

“¡Guh!”

La lanza de rayo se incrustó profundamente en su hombro izquierdo distorsionando la cara de la diosa con el dolor.

“Aunque sea la diosa de la sabiduría, sus ojos sagrados podrían no discernir el verdadero nombre de este caballero… Así que como un asunto de cortesía, este

caballero anunciará su nombre. Soy Lancelot du Lac. El Caballero del Lago como se me conoce por otros.”

Liderando el trueno blanco y su corcel blanco dentro de la batalla, el dios de la guerra descendió sobre la tierra mientras que lo declaró.


***

 

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