Slayers (NL)

Volumen 11

Capítulo 4: El espectáculo de marionetas de Crimson llega a su fin.

Parte 2

 

 

-¡No te lo permitiré! – Gritó Gourry, corriendo hacia Bell. Gourry golpeó su espada, probablemente tratando de romper a Dulgofa para detener la asimilación, pero…

Con un sonido afilado, la espada en la mano de Bell detuvo el golpe sin esfuerzo.

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-¿Qué…? – Exclamó Gourry, sorprendido, mientras daba un gran salto hacia atrás.

No es una exageración decir que la habilidad de Gourry con la espada es de las

mejores que hay… así que si alguien consigue parar un golpe que ha lanzado con todas sus fuerzas, tiene que ser incluso más habilidoso que él, o tener algo especial como las múltiples patas de Zonagain.

Jamás habría imaginado que Bell fuese capaz de luchar así con una espada.

-Es demasiado tarde… – dijo -. La espada ya está en mi interior… Aunque aún no sea una fusión perfecta, ya casi se ha convertido en parte de mí. No sé luchar… pero Dulgofa sí.

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La hoja de la espada se deslizó hacia el interior de la palma de Bell, como si estuviese siendo absorbida, y entonces su brazo derecho se volvió negro. Una oscuridad que poco a poco se expandió por todo su cuerpo.

Ya era tarde para detener el proceso.

El cuerpo de Bell se volvió completamente negro. Ahora ella y Dulgofa eran… un solo ser.

-¡Bell! – El grito de Aria retumbó por toda la habitación, en vano.

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Hace tiempo, cuando vimos a un hombre fusionarse con Dulgofa ante nuestros ojos, fue en contra de la voluntad de dicho hombre. El resultado de la fusión fue una enorme masa de carne deforme. Pero ahora… Bell la había aceptado voluntariamente, y yo no sabía seguro si la persona que tenía ante mí era Bell o la propia Dulgofa.

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“¿Será esta la forma perfecta que adopta tras una fusión?”

Su apariencia era similar a la de Mucale, con la que habíamos luchado apenas unos minutos antes. Sólo se diferenciaban en que el cuerpo de Mucale era similar a una clara y brillante esmeralda, y el de Bell era de un color negro sólido.

Como la estatua de una diosa oscura…

-Bell… – Dijo Aria, y su hermana le apuntó con su mano derecha en respuesta.

-¡Cuidado! – En ese momento, Gourry se lanzó hacia Aria, la cogió en brazos y la apartó rápidamente.

Con un sonido sordo, la pared, junto a la que Aria estaba hacía sólo un instante, se derrumbó, sometida a una fuerza invisible.

“¡Esto no va nada bien!”

-¡Gourry! ¡Salgamos de aquí!

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-¡De acuerdo! – Gourry corrió junto a mí, sujetando a Aria con fuerza.

-¡Bell! ¡Bell! – Aria siguió gritando, con la voz llena de dolor.

“No hay más remedio… llegados a este punto, no hay forma de recuperar a Bell.

No tenemos otra opción… que acabar con ella.”

Pero no podíamos hacerlo frente a Aria, sería demasiado cruel.

-¡Gourry, vamos fuera!

-¡Vale!

Bajamos las escaleras, abrimos la puerta principal de un patadón, y salimos del edificio.

-¡Aria, adéntrate en las calles y busca un lugar para esconderte! – Le dije a la joven, pues el jardín que rodeaba la mansión no tenía muchos lugares donde poder ocultarse, pues apenas había unos pocos árboles aquí y allá.

-¿Qué vas a hacer…?

No pude responderle pero, al ver mi expresión, Aria bajó la mirada.

-Parece… parece que sólo hay una cosa que puedas hacer… ¿verdad? Lo comprendo. Por favor, haz lo que puedas… – Murmuró, esforzándose por seguir hablando

-. Señor Gourry… ya… ya estoy bien, puedo caminar sola.

-Si estás segura… – Respondió Gourry, dejándola en el suelo.

-Por ahora… salgamos a la ciudad todos juntos.

-De acuerdo. – Dijo, asintiendo.

Aunque yo estaba preocupada de que insistiese en persuadir a su hermana, parecía haberse resignado, y aceptar lo que tenía que pasar.

Pero, antes de dejar el jardín, sentí una presencia asesina aproximándose.

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-¡Aria! – Exclamé mientras la apartaba hacia un lado mientras corría junto a mí. Al momento siguiente, y sin hacer ningún sonido, algo pasó entre nosotras,

avanzó hasta una rama de un árbol del jardín, y la hizo añicos.

Al darme la vuelta vi la silueta de una mujer saliendo lentamente por la entrada de la mansión.

Slayers Volumen 11 Capítulo 4 Parte 2 Novela Ligera

 

Después de todo, no era el mejor momento para ocultar a Aria, pues era el principal de nuestra enemiga. Parecía que la fusión de Dulgofa y Bell seguía sintiendo esa mezcla de amor y odio hacia Aria, por lo que si la escondíamos, no pararía hasta encontrarla.

-Parece que tendremos que solucionar esto aquí y ahora… – Dije.

-Sí… eso parece… – Dijo Gourry mientras dejábamos de intentar huir, y nos dimos la vuelta para enfrentarnos a ella.

-¡Aria, échate un poco hacia atrás! – Le advertí -. ¡Pero tampoco te alejes demasiado!

-¡Entendido!

Después de asegurarme de que todos estábamos donde debíamos, comencé a recitar un hechizo rápidamente.

La mujer nos señaló con su mano derecha otra vez.

“¿Ahora me está apuntando a mí?”

Seguí recitando el hechizo mientras saltaba hacia un lado, y sentí una presencia invisible pasar a mi lado. Supuse que había deducido que yo era un obstáculo en su deseo de matar a Aria, y quería acabar conmigo primero.

Mientras su ataque pasaba de largo, ella empezó a correr hacia mi, pero mi hechizo ya estaba completo.

-¡Swightflang! – Grité, y una niebla espesa aparecí a nuestro alrededor, reaccionando a mis palabras de poder.

Este hechizo se usa normalmente para ayudarte a huir, pero también hacía que los ataques invisibles se pudiesen ver, como me demostró cierta persona hace tiempo. El ataque del enemigo crea un hueco en la niebla, por lo que se puede ver en qué dirección avanza.

La mujer volvió a levantar su brazo, y yo salté por pura intuición hacia un lado, volviendo a esquivar su ataque. Un fuerte ruido de impacto se escuchó a mi espalda.

“No puede ser… ¿puede lanzar ataques sin que el aire se mueva? ¿Cómo puede existir un poder así?”

Aunque podía esquivar los ataques fácilmente porque mi oponente se tomaba su tiempo entre ataque y ataque… Era una habilidad fuera de lo común, y muy perturbadora.

Gourry bloqueó a la mujer cuando se acercó aún más, mientras yo recitaba otro hechizo.

-¡Haa! – Gritó Gourry, y lanzó un mandoble. El sonido del metal chocando resonó por todo el jardín cuando sus ataques colisionaron. No nos habíamos dado cuenta hasta entonces, pero ella llevaba una daga oscura en su mano derecha. Bueno, en realidad era algo más grande que una daga, pero más corta que una espada. Probablemente la crearía en ese mismo instante para bloquear el ataque de Gourry.

Esa mujer era capaz de bloquear todos los ataques de Gourry, pues sus habilidades estaban a la par, pero ella tenía más aguante pues no era del todo humana.

“Está resultando ser… un enemigo de lo más difícil.”

Afortunadamente parecía que, para lanzar su ataque invisible, tenía que parar y concentrarse. Al menos eso parecía, teniendo en cuenta que no lo utilizaba en su batalla cuerpo a cuerpo contra Gourry.

Mientras me daba cuenta de eso, terminé de recitar mi hechizo. Gourry lo presintió, y dio un gran salto para poner distancia entre él y nuestra enemiga.

“¡Ahora!”

-¡Dynast Brass! – ¡Grité, lanzando mi hechizo inmediatamente!

Un pentagrama apareció bajo nuestra enemiga, y una lluvia de relámpagos cayó sobre ella… peor entonces su cuerpo empezó a temblar por unos instantes, y apareció una niebla negra que la rodeó. Esa oscura niebla bloqueó mi magia con una facilidad sorprendente.

“¡No ha estado mal! En ese caso…”

Comencé a recitar rápidamente otro hechizo mientras Gourry llamaba su atención. La daga en su mano derecha bloqueó un mandoble, pero Gourry retiró su espada y contraatacó inmediatamente.

Pero, con la misma rapidez, otra daga apareció en la mano izquierda de esa mujer, que bloqueó la espada de Gourry con ambas dagas. ¡Entonces, aprovechando que la espada estaba bloqueada, se lanzó hacia él!

-¡Ugh! – Por suerte, Gourry se retiró a tiempo y, mientras ellos se debatían en su combate, yo terminé mi hechizo. ¡De nuevo Gourry se retiró para dejarme espacio para atacar, pues ya conocía el tiempo que yo tardaba en recitar hechizos como la palma de su mano!

-¡Zelas Brid!

Un rayo de luz surgió desde mi dedo índice, y se lanzó rápidamente hacia nuestra oponente. Ella lo vio venir con facilidad, y se apartó para esquivarlo. Gourry vio una oportunidad y se lanzó hacia ella, pero la mujer bloqueó su ataque con las dagas, lo que impedía que pudiese moverse durante un momento.

“¡Sí! ¡Es lo que estaba esperando!”

El rayo de luz creado por el Zelas Brid tiene la habilidad de cambiar de dirección según los deseos del hechicero. Además, este hechizo utiliza el poder de uno de los mazoku de mayor rango, Greater Beast Zelas Metallium, ¡así que si conseguía golpear con él a Dulgofa, sería un gran problema para la espada!

¡Aunque el rayo ya había pasado de largo, le ordené cambiar de dirección repentinamente, y volvió a dirigirse hacia nuestra enemiga!

“¡Te tengo!”

Pero, en cuanto ese pensamiento se formó en mi mente, ella dirigió su daga hacia el hechizo y…

“¡¿Qué?!”

¡Su golpe dividió en dos el rayo de luz! Las dos partes de mi hechizo zigzaguearon por el aire.

-¡Ugh! – Gourry trató de esquivar los restos de mi hechizo que avanzaban sin control, y perdió el equilibrio por un instante.

“¡Maldita sea! ¡Contra alguien así, cualquier error puede ser fatal!”

¡Entonces, continuando el movimiento que había hecho para dividir el hechizo, la mujer atacó a Gourry con su daga!

Pero Gourry se agachó flexionando su pierna izquierda, mientras golpeaba a su enemiga con la derecha. Y, para nuestra sorpresa, eso bastó para que se cayese al suelo.

-Eh… ¿qué? – Murmuró Gourry. La situación era tan extraña que detuvo su siguiente ataque.

Y es que no parecía normal que pudiese hacerla caer tan fácilmente. Más bien parecía una principiante cayéndose al suelo con el truco más viejo del mundo.

“¿A lo mejor…?”

-¡Gourry! ¡Quizás no sea buena en el juego de piernas! – Grité.

Bell dijo que Dulgofa sabía como luchar, pero… ¿por qué creó dos dagas en sus manos? Si quería atacarnos a distancia, podría hacer hecho crecer sus brazos, ¿por qué no lo haría?

Quizás Dulgofa sólo sabía luchar con la espada.

¡Y, si tenía razón, no sería tan difícil vencerla!

-¡Lo intentaré! – Dijo Gourry mientras recuperaba el equilibrio y lanzaba una patada deslizante.

De nuevo, nuestra enemiga cayó al suelo con una torpeza que rayaba lo absurdo.

-¡Lo siento, pero este es tu fin! – Dijo Gourry, y lanzó un mandoble mientras ella seguía en el suelo.

Pero entonces escuchamos un ruidoso sonido metálico.

-¡¿Qué…?! – Gritamos todos… bueno, todos menos nuestra enemiga.

No había bloqueado el golpe con una daga, y la espada de Gourry había golpeado su pecho, pero… No había pasado de ahí, pues había sido bloqueada por la oscura piel.

Sin decir nada más, Gourry dio un paso atrás.

Tendría que habérmelo imaginado. Si las dagas eran parte de su cuerpo, y Dulgofa las usaba porque eran lo único con lo que sabía luchar… no era ninguna sorpresa que todo su cuerpo tuviese la misma resistencia que sus armas.

La espada de Gourry no tenía nombre, pero aún así tenía un gran poder mágico… y aún así no podía atravesar su piel.

-¿A… ahora qué, Lina? – Preguntó, sin saber qué hacer.

-Y me lo preguntas a mí…

-¿No puedes hacer mi espada más poderosa con tu magia?

-¡No podemos hacer eso! – Dije, rechazando su idea con voz firme. En realidad sí que hay un hechizo que aumenta el poder mágico de un arma normal, haciendo que pueda destruir cosas que normalmente no podría… pero no tenía ni idea de lo que pasaría si lo usaba sobre una espada que ya tuviera poder mágico. Podría volverse más fuerte si el hechizo y el encantamiento de la espada se fusionasen correctamente, o podría causar una mala reacción y volver a la espada más débil si ambas magias se cancelasen la una ala otra. O, en el peor caso, los dos poderes mágicos podrían interferirse el uno al otro y reaccionar violentamente con una enorme explosión.

Era demasiado arriesgado para intentarlo.

Mientras, la mujer se puso de pie, se dio la vuelta y corrió hacia la entrada de la mansión.

-¿Está intentando huir…? – Preguntó Gourry.

-¡Vamos tras ella! – Respondí.

Normalmente, si un enemigo se cansaba de luchar y huía, no me molestaba en perseguirle, pero… se trataba de un ser que contenía a Dulgofa en su interior, además de la obsesión de Bell, por lo que no me creí ni por un momento que fuese a rendirse. Puede que hubiese huido, pero antes o después volvería a por nosotros. Y, la verdad, prefiero enfrentarme directamente a una docena de brass demons a que me persiga alguien como ella.

Además, ¿se contentaría su obsesión con nosotros tres? No dijo nada al respecto pero, ¿qué pasa si está resentida con el mundo en general? No sería de extrañar, teniendo en cuenta que había transformado a todas esas personas de la Asociación de Hechiceros sin importarle quienes eran.

“Tenemos que detenerla, a Bell o a quien quiera que se haya convertido, aquí y ahora.”

-¿Y qué hay de esa espada negra? – Dijo Aria desde atrás -. Si pudieses usar ese hechizo con el que derrotaste a Cairus, Bell podría…

-No lo tengo tan claro, – interrumpí -. No soy lo suficientemente hábil como para luchar con ella cuerpo a cuerpo.

Su juego de piernas era débil, cierto, pero podía manejar la espada al mismo nivel que Gourry. Si yo le atacase directamente, seguramente me alcanzase con sus armas antes de que yo pudiera atacarle a los pies para derribarla.

Y no sólo eso, lo que más me preocupaba es que ese hechizo absorbía demasiado poder mágico. Como ya lo había usado contra Cairus, mis reservas estaban menguando. Si lo usaba una vez más quizás sólo podría mantener la espada de oscuridad durante unos instantes.

¿Cuántos golpes podría descargar sobre ella en ese tiempo? Ni siquiera estaba segura de poder llegar a golpearle.

La mujer atravesó la puerta principal y corrió hacia le interior, y nosotros la seguimos.

Se detuvo en el centro del pasillo. A su lado, el cuerpo de Zonagain estaba tirado en el suelo, muerto.

Con un sonido sordo, penetró su cuerpo con la daga.

“Pero, ¿qué está haciendo?”

No tuve mucho tiempo para pensar en ello, pues en seguida sacó su arma y se giró hacia nosotros.

“¿Es que ha…? No… no puede ser…”

-¡Quietos! – Al oír mi advertencia, Gourry y Aria se pararon en seco en la puerta. Entonces… unas patas de araña surgieron en la espalda de nuestra enemiga. “¡Aaaagh! ¡Lo que me temía!”

-¡Retirada! – Grité.

-¡D… de acuerdo!

-¡No tendrás que repetírmelo! – Respondieron Aria y Gourry. Nos dimos la vuelta y salimos de nuevo al jardín, cuando…

-¡Freeze Arrow! – La voz que venía desde detrás de nosotros no era muy clara, pero era la de Bell, sin duda.

-¡Dispersaos! – En cuanto salimos del edificio, nos separamos tal y como yo había dicho, saltando hacia los lados para esquivar el enjambre de flechas de hielo que pasaron de largo.

“¡Aaaaah, no puede ser!”

Nos levantamos y seguimos corriendo. Podíamos sentir una presencia acercándose y nos dimos la vuelta para comprobarlo… esa mujer nos pisaba los talones.

-¡¿Q… qué vamos a hacer, Lina?! – Gritó Gourry, con la espada en la mano.

-¡No tengo ni idea! – Grité, y no pude evitar sonar molesta e irritada.

-¿Ni idea? – Repitió Gourry.

-Parece que tiene el poder de absorber las características, las habilidades y el conocimiento de los demás cuando les corta con esa daga, – expliqué -. En otras palabras,

¡si consigue herirnos a ti o a mí, será capaz de usar todas nuestras técnicas perfectamente!

-¡¿En serio?!

-Eso parece… ¡o, más bien, estoy segura de ello!

Su aspecto demostraba que podía absorber características, y el hecho de que no hubiese utilizado ningún hechizo hasta entonces, y el que usase uno que Zonagain utilizaba habitualmente, demostraba que podía absorber también el conocimiento. Bell no sabía nada de magia, después de todo, y dudo que Dulgofa supiera utilizar el Freeze Arrow.

Era una situación terrible para nosotros. Era casi imposible ganar contra alguien con patas de araña y con una habilidad con la espada similar a la de Gourry, mientras intentábamos evitar el más leve arañazo.

Gracias a esas patas, si intentábamos huir nos alcanzaría en seguida. Huir por el cielo también era una mala idea, pues sólo necesitaba encontrar el cadáver de uno de esos demonios alados… y podría volar como nosotros, reduciendo aún más nuestras posibilidades de ganar.

Lo mirase como lo mirase, teníamos que vencerla lo antes posible…

-Cuando dices que absorbe el conocimiento, – preguntó Aria a mi lado -. Quieres decir que absorbe los recuerdos, ¿verdad?

-Sí, eso creo, – respondí sin dejar de mirar a nuestra enemiga.

-Entiendo… vamos a acabar con todo esto…

-¿Eh? – Dije mientras volvía mi mirada hacia ella, confusa.

Aria estaba sonriendo de oreja a oreja, sin ningún rastro de duda en su rostro.

-Por favor, salva a mi hermana…

En ese momento no tenía ni idea de lo que estaba a punto de hacer. Aria salió corriendo… hacia su hermana.

-¡Aria! – Intenté atraparla, pero fallé. Entonces me di cuenta de sus intenciones.

-¡No! – Gourry salió corriendo tras ella… pero era demasiado tarde. Aria ya había sido atrapada por varias patas de araña. Tenía los brazos abiertos, como si quisiera abrazar a su hermana.

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-Nunca volveremos a estar separadas… Bell…

En ese momento, la daga de esa mujer atravesó el pecho de Bell.

Sin dudar, comencé a recitar mi hechizo, si no aprovechaba la ocasión sería un insulto hacia Aria.-

Reyes que gobernáis la oscuridad de los cuatro mundos, someteos al vínculo que os une a vuestro fragmento…-

El cuerpo de Aria cayó suavemente al suelo. Las patas de araña que la sujetaban empezaron a temblar un poco.-

Por todo el poder que poseéis,

¡conceded más poder a mi ser!

Los cuatro talismanes situados en mi cinturón, cuello y muñecas se encendieron con una tenue luz. El cuerpo de nuestra enemiga estaba temblando… como si estuviese llorando.

No le presté atención, sino que comencé a caminar hacia ella mientras recitaba mi segundo hechizo.-

Vos, fragmento del rey de las pesadillas, vos, de los confines del cielo liberada, gélida espada del vacío…-

-¡Oye, Lina! – Gritó Gourry tras de mí.

Se había dado cuenta… de que las ansias de sangre de nuestra oponente habían desaparecido por completo.-

Sed una con mi cuerpo y mi poder, caminemos juntos por la senda de la destrucción, destrocemos las almas de los mismos dioses… 

Cuando terminé mi hechizo estaba justo delante de ella.

Entonces, en voz baja, pronuncié las palabras de poder mientras extendía mi brazo derecho.

-Ragna Blade.

La oscuridad surgió de mi mano derecha, y la atravesó sin encontrar resistencia.

***

 

La Luna estaba saliendo mientras yo observaba la ciudad bajo el cielo oscuro, en silencio.

-¿… Estás llorando?

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-… No seas idiota… – Respondí a Gourry con una breve sonrisa mientras le miraba por encima del hombro.

-Estábamos caminando por el camino que salía desde la mansión de Cairus y que circulaba junto a uno de los canales. No podía sentir ni a un alma en la ciudad de Crimson, que se encontraba envuelta en la oscuridad de la noche.

-Es sólo… que… tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo… – Murmuré en voz baja mientras volvía a mirar la ciudad.

-¿…Puedo preguntarte una cosa? – Dijo.

-¿…El qué?

-¿Por qué dejó de moverse?

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-Aria… la detuvo, – respondí -. Cuando Bell usó su habilidad para absorber los conocimientos de sus víctimas… Aria le transmitió sus propios sentimientos…

Quizás, en ese momento, Bell comprendió y aceptó por fin lo que su hermana sentía. Todo el odio que tenía en su interior desapareció, la misma obsesión que había permitido que Dulgofa y ella se fusionaran. Una brecha se había abierto entre Bell y la espada y, si no hubiésemos interferido en ese momento, seguramente la espada habría acabado sometiendo a Bell contra su voluntad… así que no tuve otra opción.

No quería… que el sacrificio de Aria para salvar a su hermana fuese en vano.

“Pero, aún así…”

-Lina… – Dijo Gourry acercándose a mí y poniendo la mano sobre mi cabeza -. No estés triste… sea lo que sea lo que te ronda por la cabeza, puedes compartir tu carga conmigo.

-Gourry… – Dije, apoyando mi brazo en su hombro… justo antes de rodear con él su cuello y empezar a estrangularle -. ¡Por supuesto que puedo! ¡¿Te crees que me quedaría tan pancha si me dijeses “lo siento, no es problema mío”?! ¡Te estrangularía!

-Pero… khh… ¡si ya me estás estrangulando!

-¡Si te lo hubiera dicho antes de hacerlo, te habrías resistido!

-¡Pues claro! … Bueno, al menos parece que ahora te sientes mejor.

-Lo estoy… deprimirme no cambiará lo que ha sucedido, de todas formas.

-Ah, ya, lo entiendo, – respondió -. Ya ha acabado todo, y esa espada también ha desaparecido.

Gourry había dicho eso con una sonrisa honesta, pero la que le di yo a cambio era menos auténtica. Es cierto que tras acabar con ella con mi espada de oscuridad, la mujer había desaparecido, convertida en una pila de polvo. Quizás Dulgofa había sido destruida también.


Pero…

Mientras la general de Dynast siga con vida, la espada podrá renacer.

¿En qué estaba pensando Sherra cuando le dio esa espada a Bell? ¿Qué planean los mazoku?

Aún no era capaz de descubrir la respuesta.

Seguí mirando la Luna mientras se levantaba por el este… La noche sólo acababa de comenzar.

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