Slayers (NL)

Volumen 11

Capítulo 3: Batalla a muerte en la ciudad de aguas carmesí.

Parte 2

En las ruinas sólo había oscuridad, aire húmedo, y silencio. Ninguno de nosotros tenía ganas de hablar.

Habíamos conseguido escapar por poco de las tropas aéreas que nos perseguían, y nos habíamos refugiado en unas ruinas para que no nos encontrasen. Ya había pasado bastante tiempo desde entonces.

-Qué… – Tras lo que parecía ser una eternidad, Aria abrió la boca para hablar -. ¿Qué es lo que he hecho? – Dijo, sin mostrar ninguna emoción en sus palabras.

-No pude… salvar a mi hermana y… por mi culpa… el señor Dilarl ha muerto…

-No ha sido tu culp…

-¡Si lo fue! – Gritó, cortándome en seco -. ¡Si hubiese podido sujetar a mi hermana con más fuerza, podría haberla salvado! Y si no le hubiese dicho que quería ir a Crimson, el señor Dilarl… Dilarl no estaría…

-En lo que respecta a Dilarl… la culpa es mía, no tuya, – dije con una triste sonrisa -. Era mi plan, y fui yo quien no reconoció al enemigo que nos esperaba en la terraza.

-¿El enemigo…? ¿Sabes quién estaba ahí fuera? – Preguntó Gourry desde la oscuridad.

Asentí, aunque sabía que no podía verme.

-Podría… ser Aireus… con el que nos enfrentamos en el lago subterráneo.

-¿Aún está vivo? – Preguntó Aria.

-No exactamente. Creo que sería mejor decir que lo que matamos allí abajo era sólo una parte de él, no su cuerpo completo… Al menos eso es lo que creo. Cuando huimos volando de la mansión de Cairus con el Ray Wing pude echar un vistazo al edificio desde el exterior… La mansión estaba cubierta de lo que parecía hiedra…con algunas masas redondas aquí y allá.

-¡¿Eso es…?!

-Volví a asentir a la pregunta de Gourry.

-Sí… exactamente la pinta que tenía Aireus. Creo que su composición es más como la de una planta que como la de un humano. Sus “partes” están conectadas a algún tipo de raíz en el sótano.

Por eso toda la mansión estaba cubierta por una enorme presencia, aunque ni Gourry ni yo nos dimos cuenta hasta el último momento. Bueno, podría haber sido otro tío con las mismas habilidades que Aireus, pero lo que atacó a Dilarl tenía la misma forma que las aletas de los demonios pez… Teniendo en cuenta que uno de esos demonios despareció durante nuestra batalla, era posible que Aireus lo hubiese absorbido.

“Y si tengo razón, va a resultar un oponente duro de pelar.”

No teníamos ni idea de qué tipo de debilidad podría tener. Hacer estallar toda la mansión podría solucionar el problema, pero no era seguro. Si revientas la cabeza de alguien, muere, pero hay plantas que pueden regenerarse desde las raíces, o desde una rama. Incluso si incinerase todo el edificio, si Aireus tuviese una habilidad similar, era posible que se regenerase siempre que quedase intacto un pequeño fragmento de su ser.

-Aún así, – continué -. Ese tipo de enemigos me pone de los nervios. No sé qué habilidades tendrá Cairus, pero incluso sin contarle a él, tenemos a Aireus, los demonios alados, Zonagain, esa chica llamada Mucale, y…

-Quisiera hablar contigo sobre ella… – Dijo Aria interrumpiendo mi listado de enemigos -. Cuando yo estaba en la asociación… había una chica que entró más o menos a la vez que yo. Nos hicimos amigas mientras trabajábamos en una investigación… su nombre era Eridia Mucale.

-¡¿Qué?! – Exclamé sin darme cuenta.

-Y… También recuerdo que… una de las personas que se encargaban del almacén subterráneo se llamaba Aireus…

-¿Pero qué…? Entonces esas personas fuero… – Dije, pero mi voz se fue apagando en la oscuridad. Aria sólo respondió con su silencio.

-¿Así que Mucale y Aireus eran seguidores de Cairus? – Continué después de un rato.

-No… – Respondió Aria -. Sólo recuerdo el nombre de Aireus de pasada, así que no puedo saber si apoyaba a Cairus o no… pero Eridia Mucale dejaba muy claro que aborrecía a Cairus.

-Ummm… entonces, ¿qué pasó? – Dijo Gourry, confuso.

Dejé salir un breve suspiro. – Eso significa que… Cairus está controlando a los miembros de la asociación, transformándolos en quimeras, esclavos a sus órdenes.

-Pero… ¿eso es posible? – Preguntó Aria -. Cairus se especializaba en la aplicación general de la magia, así que estudiaba muchos temas distintos, desde hechizos de ataque a invocaciones, magia curativa, equipamiento mágico e incluso creación de quimeras… Pero debido a eso, no sabía demasiado de ninguno de esos temas. No puedo imaginar a Cairus teniendo la suficiente habilidad para crear quimeras como esas…

-¿Así que crees que hay otro secreto oscuro en todo eso? – Pregunté.

-Sí, supongo que es posible… No sé mucho de Cairus. Es posible que supiese mucho más sobre quimeras de lo que daba a entender…

-Eso es cierto… – Murmuré.

Para ser sincera, por la pinta que tenía la mansión, no me dio la impresión de que Cairus era el tipo de hechicero que estudiaba quimeras.

Los que lo hacen suelen tener un enorme laboratorio en el sótano… y no, no es que esté generalizando. Para crear quimeras necesitas un gigantesco espacio de trabajo por todo lo que se necesita en el proceso, pero no pueden poner el laboratorio en cualquier habitación de una Asociación de Hechiceros. Si lo hiciesen otros hechiceros rivales podrían intentar robar sus secretos o sus resultados. Por eso, si alguien trabaja con quimeras, lo normal es instalar el laboratorio privado bajo su casa o en otro lugar, para evitar que alguien interfiera con su trabajo.

Por supuesto, no tuve tiempo de mirar todos los rincones de la mansión, y era posible que hubiese un laboratorio subterráneo que no viésemos, o podía tenerlo en otro lugar en vez de en su casa… E incluso es posible que el laboratorio estuviese en alguno de los pisos superiores, para despistar.

Pero aunque algo de eso fuese cierto, tendríamos que habernos topado con alguna pista, y no fue así. Además, no creo que hubiese usado material de la asociación para transformar a esas personas en quimeras.

-Así que… Lina… – Comenzó a decir Aria en voz baja -. Sobre Eridia… Mucale… ¿Hay alguna manera de que vuelva a ser normal?

No pude darle una respuesta.

Conocía a alguien que fue transformado en una quimera por otra persona, y que vagaba por el mundo buscando la forma de volver a ser humano. Hacía mucho que no sabía nada de él, pero no creía que hubiese conseguido algún progreso.

Además, citando a alguien que conozco: “Aunque tengas un recipiente con zumo de frutas, no puedes simplemente quitar el zumo de naranja y dejar el de piña”.

Además, en el caso de Mucale, estaba claro que debía de haber algún tipo de control mental de por medio. Si la controlaban mediante su espíritu, podíamos solucionar el problema derrotando a Cairus. Pero si le habían lavado el cerebro de alguna manera…

-No hay ninguna… verdad… – Dijo Aria, y su susurro se perdió en la oscuridad.

-No puedo darte una respuesta clara porque no sé mucho de quimeras, – respondí

-. Pero… no creo que sea fácil de lograr.

-… Ya veo… – respondió.

-Bueno, ¿qué tal si descansamos un poco? – Dijo Gourry, como si hubiese estado esperando el momento adecuado -. Lo más importante es recuperar nuestras fuerzas. Queremos acabar con todo esto mañana mismo, ¿no es así?

-Sí… ese es el plan. – Respondí -. Aria, vamos a dormir… y mañana vamos a salvar a Bell y a eliminar a Cairus de la faz de la Tierra.

***

Salimos a la caída de la tarde siguiente, mientras los rayos del sol teñían las ruinas de un color ojo sangre. Nuestro destino era la mansión de Cairus.

-¿Cómo vamos a llegar hasta allí? – Preguntó Gourry.

-Usaremos los canales para viajar bajo el agua, – respondí -. Si vamos a pie nos descubrirán en seguida sus tropas en el aire, y si vamos bajo tierra podríamos acabar teniendo los mismos problemas que ayer. Por otro lado, en el agua habrá menos demonios pez que ayer, y Narof está muerto. Probablemente nuestros enemigos habrán pensado también en eso, pero aún así creo que es más seguro que nuestras otras opciones. Excavaremos un túnel desde aquí hacia el canal… y entonces iremos hasta la casa de Cairus. Aria, necesitaré que nos ayudes a orientarnos.

-Sí. – Dijo, asintiendo con decisión.

Yo respondí asintiendo también, y comencé a recitar un hechizo.

***

-¡Ya vienen! – Advirtió Gourry cuando nos acercábamos hasta la mansión de Cairus. Una luz de color naranja venía hacia nosotros.

“¿Qué es eso?”

Los tentáculos de Aireus. Había un montón de ellos, y sus puntas en forma de hoz atravesaban la barrera de viento con un sonido afilado. Sujetándose a mi con su mano izquierda, Gourry alzó su espada con la derecha y bloqueó el ataque. ¡Entonces el hechizo de Aria se materializó fuera de nuestro escudo!

-¡Freeze Brid!

El agua se congeló de repente, impidiendo los movimientos de los tentáculos. Aunque era la misma estrategia que Dilarl había utilizado contra los demonios pez, tengo que felicitar a Aria por recordarla y utilizarla en el momento justo.

-¡Casi hemos llegado, Lina! – Anunció.

-¡De acuerdo! ¡Vamos a subir! – Cambié el rumbo del hechizo y la barrera apareció atravesando la superficie del agua, y elevándonos hacia el cielo.

La mansión de Cairus estaba muy cerca. Igual que la última vez que la vi, la hiedra de Aireus cubría el edificio por completo, y había un par de enemigos voladores flotando por la zona.

La verdad es que ellos no me preocupaban, por lo que nos dirigí directamente hacia la mansión. Las criaturas voladoras nos persiguieron, y los tentáculos afilados de Aireus trataron de atacarnos, así que pensé en intentar entrar por la terraza, pero…

-¡Fireball!

El hechizo de Aria apareció tras la barrera de viento… y explotó.

¡BOOOOM!

¡La explosión impactó de lleno en el escudo!

-¡¿Woaaaaaah?! – Empujada por la presión, la barrera de viento empezó a avanzar a una velocidad tremenda, apartó los tentáculos a su paso e impactó contra las ventanas de la mansión, atravesándolas.

Bueno… era la misma táctica que había usado yo el día anterior, pero aún así… daba un poco de miedo, viniendo de Aria.

Sea como sea, cancelé el hechizo y aterrizamos en el suelo.

-Oye… Aria… – Dijo Gourry con aspecto avergonzado mientras ponía una mano en mi hombro -. Sólo voy a decir que… si copias sus malas costumbres, no vas a vivir una vida tranquila. Ten cuidado.

-¿Qué quieres decir con eso, Gourry? – Pregunté con un gruñido.

-Eh… nada, nada, no quería decir nada. Venga, démonos prisa.

Yo quería interrogarle más pero, tenía razón, no era el mejor momento ni lugar para ponernos a charlar.

Corrimos hacia la habitación de Bell, como planeamos, pero la joven no estaba allí. Deben de haberla trasladado a otro lugar, quizás otra habitación.

-¡Vamos! – Dije, pateando la puerta y entrando a toda prisa al pasillo.

“La pregunta es, ¿dónde la habrán metido?”

-¡Aria! ¿Alguna idea de dónde puede estar?

-¡Ninguna!

-¡De acuerdo, entonces buscaremos por toda la mansión de arriba abajo! – Guiada sólo por mi intuición, corrí hacia el final del pasillo con Aria y Gourry tras de mí.

De camino fuimos abriendo todas las puertas de una patada, pero estábamos solos. Al llegar al final, Zonagain apareció de entre las sombras, moviéndose silenciosamente con esas patas de araña que le salían de la espalda.

-Vaya, vaya… ¿No os parece que estáis siendo unos maleducados? – Dijo.

Entonces oí un crujido de la galería que rodeaba el pasillo. Y vi a Cairus descendiendo por las escaleras junto a Mucale.

-Jajajaja… ¿habéis regresado? – Dijo riéndose -. Pero parece que os falta uno.

-¡¿Dónde está mi hermana?! – Gritó Aria, enfadada por sus palabras.

-¿Bell? – Preguntó Cairus -. Os diré que ya no está en esta mansión, aunque no creo que eso os ayude mucho, ¿verdad?

-Bueno, eso ya lo veremos, – dije, dando un paso adelante -. Aria, cálmate, no te rebajes y dejes que te provoque un villano de tercera.

-¿Pero qué…?

-¿No creéis que son palabras demasiado atrevidas…? – Dijo Zonagain, interrumpiendo a Cairus -. Especialmente viniendo de alguien que acaba de perder a uno de sus compañeros.

Aria quería ponerse a gritar a Zonagain, pero yo fui más rápida.

-No creo que esta discusión nos lleve a ninguna parte.

-Estoy de acuerdo, así que… ¡Vamos allá! – Dijo Zonagain antes de lanzarse contra nosotros.

Gourry avanzó para hacerle frente, con su espada preparada… pero en cuanto quiso golpear al viejo, Zonagain saltó hacia atrás, se dio la vuelta en mitad del salto y…

-¡Bram Blazer! – Lanzó su hechizo, pero no a nosotros sino… ¿hacia Mucale?

-¡¿Eh…?! – Una onda de luz nos atravesó a Gourry, Aria y a mí. Era más débil que el hechizo original, pero aún así dolía.

“Esta habilidad es… demasiado útil para mi gusto…”

Gourry se detuvo por un momento, lo que Zonagain aprovechó para aterrizar a su espalda, y lanzarle dos de sus patas sin ni siquiera darse la vuelta. Gourry tampoco se giró, pero seguramente sintió el ataque, pues dio un salto hacia delante para esquivarlo, ¡entonces se lanzó corriendo hacia Cairus y Mucale!

Mucale se interpuso en su camino y…

-¡Icicle Lance! – ¡Cairus le lanzo un hechizo que le golpeó en la espalda!

-¡Nnngh! – Tras ser golpeado por el frío de la tormenta de nieve que emanaba de Mucale, Gourry tuvo que dar marcha atrás a toda prisa.

“¿Puede incluso reflejar hechizos de esa manera?Estaba usando la habilidad de Mucale para reflejar la magia en todas direcciones como su arma principal, mientras que Cairus simplemente se queda allí de pie… Ja, estoy segura de que está muy cómodo, apartado de la primera línea de batalla”

Su estrategia era bastante difícil de vencer. Si usábamos hechizos ofensivos, Mucale los absorbería y los reflejaría hacia nosotros pero, si intentábamos un ataque físico convencional, Cairus usaría su propia magia para mantenernos alejados.

Por supuesto, eso no significaba que no hubiese modo de vencerlos. Mucale parecía tener problemas para reflejar hechizos con el mismo nivel de intensidad que tenían al recibirlos… por lo que si usábamos un hechizo lo suficientemente poderoso, quizás acabaríamos con ella, sobrecargándola. El problema era no saber exactamente qué suponía algo “suficientemente poderoso”. Por ejemplo, si usase un Drag Slave, seguramente lo conseguiríamos, pero no podía usarlo en un lugar como este. Por otro lado, si usase un hechizo menos poderoso, pero aún así potente como un Dynast Brass o un Zelas Brid, si de alguna manera consiguiese devolverlo… bueno, esos hechizos pueden acabar de un golpe con un mazoku puro. Aunque perdiese poder al ser reflejado en todas direcciones, acabaría con nosotros fácilmente.

Por no mencionar que Mucale solía ser la amiga de Aria, y no me gusta nada la idea de acabar con ella.

“¿Quizás sería mejor atacar a Cairus por sorpresa, con un ataque que llegase de todas direcciones a la vez…? ¡De acuerdo, entonces…!”

-¡Gourry, mantén a Zonagain ocupado! – Grité.

-¡De acuerdo! – Respondió.

Mientras, con la vista fija en Cairus y Mucale, comencé a recitar mi hechizo.

-¡Parece estás dispuesto a llegar hasta el final! – Dijo Zonagain mientras bloqueaba la espada de Gourry con varias de sus patas. ¡En cuanto las patas tocaron la espada, se escuchó un silbido, y algo que parecía una telaraña pegajosa salió de la boca de Zonagain y cubrió la espada!

-¡¿…Eh?! – Gourry estaba totalmente sorprendido.

-¡Icicle Lance! – ¡Aria, que estaba a su lado, lanzó su hechizo hacia Zonagain!

Zonagain saltó por encima de la cabeza de Gourry, impulsándose con sus patas de araña. La telaraña seguía cubriendo la espada, así que Gourry apenas podía moverla, lo que suponía una gran desventaja. Pero…

“¡Ahora!”

Corrí rápidamente hacia el lugar en el que Zonagain iba a aterrizar. Él se dio cuenta de que iba hacia allí y dudó por un instante, sin saber si debía defenderse de mí, o atacar a Gourry…

-¡Flare Lance! – En ese momento lancé el hechizo que había estado recitando, hacia Cairus. Entonces cerré la boca y contuve el aliento.

Mucale interceptó mi hechizo, lo absorbió y lo devolvió en forma de una onda de calor hacia mí, que cerré los ojos con fuerza.

Un calor abrasador llenó el aire a mi alrededor… y también alrededor de Zonagain.

-¡Aaargh! – El grito del viejo resonó por todo el pasillo.

Mi intención no era sorprender a Cairus con mi ataque, sino que Zonagain acabase siendo la víctima de la táctica de su jefe. Este hechizo tiene poder suficiente para reducir a tu enemigo a un montón de cenizas, pero reduje su fuerza un poco, y la habilidad de Mucale también disipó su fuerza, por lo que sólo noté una punzada de dolor en la piel.

Pero, ¿qué sucede si inhalas semejante calor? Yo había contenido el aliento y cerrado los ojos, pero por la dolorosa expresión de Zonagain, debía de sentir como si sus pulmones estuviesen llenos de lava.

Pero aún había más. Gourry, esquivando la onda de calor, apareció a su espalda, y su espada se clavó en el torso de Zonagain.

-¡Urgh! – El viejo no pudo ni gritar, sólo sus patas de araña seguían retorciéndose, entonces…

-¡Dam Brasss! – El hechizo de Aria le dio de lleno. Ella tampoco había recibido daño pues estaba fuera del alcance de la onda de calor.

No fue ninguna sorpresa el que todo eso fuera más de lo que Zonagain podía soportar. Sus patas de araña se retorcieron dos o tres veces más, y entonces se quedaron totalmente quietas.

-Bueno, uno menos. – Dije, mirando a Cairus, con una sonrisa burlona.

-¡Maldita sea…! – Su expresión estaba distorsionada por la ira… y la ansiedad. Miré a mi alrededor lentamente.

-También parece que te estás quedando sin aliados. Ni Aireus ni tus amiguitos con alas han acudido en tu ayuda durante la batalla… así que, en otras palabras, sólo sirven para defender la mansión de los ataques desde el exterior, ¿verdad? Sólo te queda Mucale como protección, cuya única habilidad es reflejar hechizos… vete preparando para lo peor, querido Cairus. – Terminé mi breve discurso con un tono de desprecio.

Quizás la situación le haría salir fuera y tratar de invocar a sus tropas y a Aireus… que es lo que yo quería que hiciese. En cuanto Cairus saliese del edificio, yo podría atacarle con todos los hechizos que no podía usar en el interior de una casa, ¡y acabar con todo en un momento!

Pero…

-Ja… jajaja… – Cairus empezó a carcajearse, avanzando hacia Mucale lentamente-. ¿Eso crees? ¿Te atreves a pensar que… que alguien como vosotros podría acabar con mis ambiciones?

Mientras hablaba, su mano derecha agarró la parte de atrás de la cabeza de Mucale.

“¡¿Qué va a…?!”

Un fuerte y sordo sonido resonó por todo el pasillo, mientras unos fragmentos verdes saltaban por el aire.

-¡¡Eridia!! – Gritó Aria.

Cairus aplastó la cabeza de Mucale en sus manos.

“…Qué…”

Mientras el cuerpo sin cabeza empezaba a desmoronarse, Cairus lo abrazó por detrás.

-¡¿Por qué demonios has hecho eso?! – Exclamé.

-Jajaja, ¿no es obvio? Porque si no lo hago, acabaré muy confundido. – Sus

palabras no tenían ningún sentido. E incluso su mirada empezó a nublarse, como si se estuviese volviendo loco.

“No sé lo que planea hacer, pero…”

-¡El cuerpo! – Gritó Gourry. Él fue el primero en darse cuenta de lo que estaba pasando, yo no entendí nada hasta que seguí su mirada, que estaba fija en Cairus.

Entonces me di cuenta. Mientras la abrazaba, el cuerpo de Mucale se estaba hundiendo en el de Cairus.

“Está… ¿está absorbiendo a Mucale? ¿Entonces Cairus tampoco es humano?”

Poco a poco, el cuerpo de Mucale desapareció por completo en su interior.

-¡Kuajajajajajajajaja!

Sólo podía escucharse la risa de Cairus rompiendo el silencio.