Jimi na Kensei (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Alineación

Parte 1

“Bueno, eso está bien. Si quieres que esa chica viva, no hay razón para salir de mi camino para matarla. Aun así, se siente un poco extraño. No recuerdo que fueras tan misericordioso”.

“No me estoy burlando de ti, solo tengo curiosidad. Lo mismo con la hermana de Tahlan, Sunae… “

“No te preguntaré por qué no la matas. Pero, ¿por qué intentas mantenerla viva?”

“Como le dijiste a la Regenta, dejarla viva es una amenaza para el nombre de la Casa Batterabbe”.

“Incluso si no indica claramente su tutela, sigue siendo bastante arriesgado”.

“Una cosa sería si fueras demasiado estúpido para entender esto. Pero eso no es así”.

“Si se estabiliza, sin duda la pondrás bajo tu protección. Y estás tratando de hacer el esfuerzo de permitirte convertirte en su tutor”.

“¿Por qué estás tan ansiosa por dejar vivir a esa chica?”

Ran había chocado con la realidad mundana.

En este mundo, nadie puede ser absolutamente invencible o ser algo tan grandioso que sea el primero y el último de su tipo. Ella pudo haber sido un talento único en su pueblo, una figura inigualable e invencible, pero en el momento en que salió al mundo más amplio, fue solo un ejemplo de un talento poco común.

Y, sin embargo, las cosas seguían siendo igualmente peligrosas para ella. Ella había sobrevivido hasta este punto porque era la más fuerte, pero ahora es simplemente una molestia peligrosa. Ran, es decir, los berserkers, los Marcados, eran seres que se suponía que debían ser asesinados. A Sunae, en particular, sus padres le habían enseñado a asegurarse de matar a cualquier Marcado con el que se encontrara.

El hecho de que ella haya desafiado esa enseñanza y haya dejado vivir a Ran fue porque sus propios sentimientos sobre el tema eran complicados.

“…”

Ahora que era la hora de cenar, Sansui había regresado a la Academia junto con Douve. Siguió una explicación de lo que había sucedido, seguida de una discusión en la que se decidió que la Casa Batterabbe trataría de encontrar una manera de poner su poder bajo control. A pesar de encontrar el curso de los acontecimientos algo extraño, Sansui y Douve prometieron cierta cooperación y, por lo tanto, fueron a mirar al pez grande del estanque pequeño.

Las cuatro usuarias de Artes Raras que salieron al mundo creyendo en la inconsciente Ran… En su marco de referencia, eran artistas marciales.

“Las cuatro son usuarias de técnicas de combate sin armas diseñadas en torno a un Arte Raro… supongo que son bastante fuertes”.

Happine, que puede usar un poco de magia ordinaria pero en realidad no puede luchar, mira al abatido cuarteto. Le recuerda cómo se habían visto ella y el resto de su grupo recientemente y el recordatorio desencadena una leve punzada en su corazón.

“Ustedes cuatro… me gustaría hablar con ustedes. Pueden sentarte y escuchar”.

Desde el punto de vista del partido Sepaeda, el partido Batterabbe parece excesivamente amable. ¿Son realmente tan bondadosos? Están buscando razones para salvar la vida de un individuo peligroso, uno que de otro modo sería asesinado fácilmente. Sunae, que podría haber matado a Ran pero no lo hizo, y Happine, que podría abandonar a Ran pero no lo hará, ambos parecen simpatizar con la difícil situación de los cuatro.

“Ustedes cuatro son un peligro. Bueno, no a ustedes cuatro específicamente, sino a esa berserker, Ran. Ha sido derrotada con bastante facilidad, pero eso es solo una cuestión de fortalezas relativas. Así como dominó a todos en tu aldea, solo hay un puñado de personas en este reino que pueden derrotarla”.

Fue una suerte para el reino que hubieran estado buscando oponentes fuertes. Como no era tiempo de guerra ni nada por el estilo, habían buscado al individuo más fuerte del reino. Habiendo vagado por el reino y preguntado, todos habían mencionado el nombre “Sansui”. Y realmente no habían causado ningún problema hasta que se encontraron con Sansui.

“Si les dejamos en paz, sin duda causarás un escándalo. Esta Academia tiene gente increíblemente fuerte que puede mantenerte a raya, pero eso no es cierto para el resto del reino. Muchos soldados y caballeros que sirven a este reino serían víctimas si algo sucediera”.

Hubiera sido mejor si ella se hubiera contentado con ser el pez más grande entre los pequeños alevines, pero a pesar de eso, eligieron buscar convertirse en el más grande del mundo. Y habiendo desafiado a los más grandes, perdieron rápidamente, como se esperaba que perdieran.

“Batterabbe es una gran casa marcial. Si algo es una amenaza potencial para este reino, entonces nuestro deber es detenerlo antes de que pueda causar algún daño. Relajarse. No las atacaremos mientras duermen ni nada. Tengo un as llamado Saiga, un hombre que sin duda puede ganar, incluso contra la mujer que crees que es la más fuerte”.

El método de Ran para ser el más fuerte estaba dentro de los límites de lo mundano. Era un tipo de fuerza con la que se podía lidiar. Era una fuerza que no podía derrotar a un oponente con el que se comparaba mal. Pero hay tipos de fuerza que no están limitados de esa manera, como una fuerza que supera a los innumerables individuos “más fuertes” que existen en la sociedad. La fuerza en la que creían las chicas. Hay ases que literalmente, no figurativamente, equivalen a todo un ejército por sí mismos.

“Si Ran se vuelve loca, como lo ha hecho en el pasado, la muerte es lo único que le espera”.

Los ases no solo son fuertes. Los ases aseguran la victoria en el momento en que se juegan, independientemente de a quién se enfrenten. Incluso Saiga, que aún se está desarrollando, alcanzará esas alturas lo suficientemente pronto. Incluso en la actualidad, mientras se concentre en ganar, no hay forma de que pierda contra Ran.

“Sin embargo… Si pueden aprender a controlar su locura, su estado de berserker, entonces las cosas son diferentes. Vale la pena mantenerla viva”.

Pero él no quiere hacer eso. Al ver a las cuatro niñas, el grupo de Batterabbe recuerda su propio pasado.

“Ustedes cuatro necesitan ayudar. Sé que será difícil. Incluso si la Sangre Manchada que mantenía su estado de agitación está restringida, su personalidad básica no va a cambiar mucho. La dificultad es algo que entiendes más que nosotros, creo”.

Se les ha recordado algo al ver a las cuatro chicas. El futuro que les espera, el abatimiento de la derrota.

“Pero incluso entonces, trabaja con nosotros. Si las cosas no cambian, todo acaba. La persona en la que pusiste tanta fe muere, y ese es el final. Puede que haya un futuro esperándote. Puede haber un camino a seguir en el que te vuelvas más fuerte. Puede que haya algo maravilloso esperándote. ¡Tal vez no encuentres nada después de sobrevivir, pero si estás muerto, las posibilidades terminan ahí! “

Sus palabras parecen intentar instarlas a ponerse de pie. Happine deseaba desesperadamente que volvieran a ponerse de pie.

“¡Estoy diciendo que, si ustedes cuatro mantienen los ojos bajos, Ran morirá!”

Eso no sería un problema para Happine, de verdad. Dejarla vivir bien podría significar la pérdida de innumerables vidas, pero aun así, quería que Ran viviera. O quizás lo más importante, no quería que las chicas abandonaran a Ran.

“¿Por qué dices eso…?”

“Seguramente no tienes ninguna razón para preocuparte por nosotras ahora…”

“Sin duda usted piensa que estamos por debajo del desprecio…” “Dejarnos solas…”

Aquello en lo que habían creído se había hecho añicos. Relativamente fácil, como demostrando un punto. Por eso estaban tan abatidos. Los egos que habían nutrido habían estallado, dejándolos con la sensación de que no eran particularmente impresionantes.

“¡No están escuchando! ¡Estoy diciendo que si las cosas no cambian, Ran va a morir!”

Sí… es como si volvieran a verse a sí mismas.

“Estoy diciendo que si no haces nada y dejas que esa berserker se vuelva loca de nuevo, ¡no tendremos más remedio que matarla! ¡Estoy diciendo que si ustedes cuatro la abandonan, no tendremos más remedio que matarla!”

Saiga, el hombre que podía manejar todas las Artes. Saiga, el hombre aceptado por la espada legendaria definitiva. El hombre que creían que era el más fuerte. Han visto a ese hombre ser golpeado, fácilmente, frente a sus ojos.

“¡Ayudarla! ¡Protegerla! ¡No la abandones! ¡Seguir luchando! ¿O qué?

¡¿Vas a abandonarla porque no era tan fuerte como pensabas?!”

Por eso entienden la desesperación de las chicas. Porque, después de todo, se les mostró bastante a fondo que aquello en lo que creían era en última instancia insignificante.

“¿El hecho de que la persona en la que creías se perdió significa que ya no te preocupas por ella?”

Si abandonan a Ran, será como verse a sí mismos abandonar a Saiga.

“La seguiste porque era fuerte, ¿verdad? ¡Dejaste tu aldea porque la admirabas! Querías estar con ella porque era increíble, incluso si era un poco grosera, ¿no es así? Aunque no te habías vuelto más fuerte, sentías que eras más fuerte porque estabas con ella, ¿no es así?”

Se sintieron atraídas por la fuerza. Es verdad. No le habrían prestado atención sin esa fuerza. Pero abandonar a alguien a quien aceptaron por una pérdida no es aceptable. Es lo peor que se puede hacer. No querían que las chicas cometieran un acto tan horrible.

“Estaban orgullosa cuando ella ganó, ¿no es así?”

Saiga perdió ante el guardaespaldas Sepaeda tres veces. Incluso ahora se ha convertido en su aprendiz. Sansui lo dejó ir las tres veces. Perdió cómodamente cada vez, pero la situación se resolvió cada vez sin matar a Saiga. Es una vergüenza, es frustrante, es vergonzoso… El mismo Saiga se siente así. Ellos también se sienten así, en menor medida.

“Te estoy preguntando esto. ¿Vas a ponerte de su lado cuando esté ganando y luego tirarla cuando las cosas se pongan difíciles?”

Pero Saiga todavía lo está intentando. Podría vagar, podría luchar, pero sigue mirando hacia adelante, no contento con el estatus quo, queriendo mejorar a sí mismo. La muerte es el final, pero la derrota no. Y Ran todavía está viva, y las chicas pueden ayudar a que siga así.

“Si la abandonas, ¿qué vas a hacer? Les pregunto qué harán. ¿Van a llorar porque te engañó cuando afirmó que no perdería con nadie, que te decepcionó que no pudiste disfrutar de su gloria y decir que ella era toda una charla? ¡¿Vas a abandonarla por eso y seguir viviendo la vida a medias?!”

Saiga luchó de manera justa y perdió, y eso no es nada de lo que avergonzarse. Admitió la derrota ante un oponente superior; tampoco nada de qué avergonzarse. Él conoce su debilidad y está luchando con ella. Eso tampoco es nada de lo que avergonzarse. Y ellos mismos, que creyeron y siguen creyendo en él, no tienen nada de qué avergonzarse. Si hay algo que podría ser realmente vergonzoso, sería si lo abandonaran.

Esas peleas no habían tenido nada en juego. No habían perdido nada en el proceso. Todo lo que había sido herido era su orgullo. Es probable que Ran luche con eso a su manera. Si sus cuatro compañeros tempranos la abandonan, será algo de lo que avergonzarse.

Los espadachines bajo las instrucciones de Sansui se vieron a sí mismos en los oponentes que habían derribado cuando peleaban en Caputo. Se vieron a sí mismos cuando miraron las cabezas exhibidas por la Casa Sepaeda.

Y ahora el grupo de Batterabbe se ve a sí misma en el desanimado grupo de chicas.

“¡Eso es mucho más vergonzoso que cualquier otra cosa!”

Las chicas frente a ellas también están sufriendo. Saben, después de todo, que eran de la misma manera. Pero no es que vayan a morir si se los deja así. La que realmente luchó y sangró fue Ran, la que creyó en sí misma más que nadie fue Ran, la que más no quiere admitir su derrota es Ran, y la que morirá si las cosas no cambian seria Ran.

“¡Ustedes eran compañeras de viaje! ¡Aquí es cuando se supone que deben ayudarse mutuamente!”

Hay un dicho que dice que solo aquellos que conocen el dolor pueden conocer la verdadera compasión. Por lo menos, Happine Batterabbe no puede abandonar a las jóvenes que han chocado contra el mismo muro que ella superó.