Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 3

Capítulo 53: Las Amigas Atrapadas Del Ex-Señor Demonio

 

 

Un poco antes de que todo esto sucediera…

“Tengo noticias importantes”, afirmó Latima, a lo que Ireena y Ginny se miraron perplejas.

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“Importante…” “… ¿Noticias?”

“Sí. Los das pronto emprenderán un ataque. Yo las guiaré. Por favor síganme.”

¿Por qué? Ni siquiera tuvieron tiempo de hacer esta simple pregunta antes de que Latima saliera de la habitación. No sabían lo que estaba pasando.

“¿Supongo que eso significa que podemos echar una mano?” Ginny reflexionó.

Ireena no respondió, mirando el equipo mágico hecho por Ard que estaba en la esquina de la habitación.


Después de que se pusieron todo su equipo, abandonaron la mansión. Latima, ahora vestidas con un ligero atuendo de batalla, ya los estaba esperando.

“Explicaré la situación mientras estamos en camino”.

Latima no les dejaba decir una palabra, pero este no era el momento de quejarse. Después de que terminó, se lanzó ante ellos mientras atravesaban el centro de la capital real, pasaban la puerta y salían de las murallas de la ciudad. Continuaron por la carretera principal.

La velocidad de Latima fue extraordinaria. Incluso habría dejado sonido en el polvo. Si Ireena y Ginny no hubieran tenido nada para ayudarlas, no había forma de que pudieran haberla seguido. Pero ahora tenían el equipo de Ard… Lo que significa que pudieron seguir a Latima con la ayuda de su armadura oscura y brillante.

Realmente no estoy acostumbrada a este sentimiento…

El paisaje pasó volando junto a ellos. Ambos aún no se habían dado cuenta de la realidad de que sus piernas podían moverse tan rápido. Mientras admiraban el poder abrumador que les otorgaban las mejoras de movilidad de la armadura, la pareja se sintió invadida por un repentino estallido de disgusto, una mezcla indescriptible de endeudamiento y frustración.

Esto no es justo.

Esto es solo algo que Ard nos dio para que lo engañáramos… Cualquier poder que esto me dé no tiene sentido.

¡Tengo que apoyar a Ard con mis propios pies…!

Ireena se desanimó. No era propio de ella, pero desde que llegó a esta era, había perdido su alegría habitual.

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“… Bueno, entonces, señorita Latima. ¿Podrías decirnos qué está pasando?” Preguntando Ginny, corriendo a su lado.

Ireena jadeó involuntariamente, volviendo a sus sentidos. Ginny tenía razón. Estaban en una situación de emergencia. No era el momento de sentirse deprimido.

Finalmente, Latima respondió a una pregunta: “Esta es una estrategia ideada por el propio Maestro Ard”.

“¿Una estrategia?”

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“Sí. El Maestro Ard vio la verdad detrás de la inmortalidad del Señor Demonio… y primero me explicó su plan. Me ordenó que te llevara en el momento apropiado al castillo que ocupa actualmente el Señor Demonio”.

… Había algo extraño en esta declaración.

Ard había descubierto el secreto del enemigo, lo cual no era particularmente extraño. Era obvio que lo haría. Pero, ¿por qué haría que Latima relatara este esquema en lugar de contárselo él mismo?

“Era crucial que esta estrategia permaneciera en secreto. Si hubiera hablado con ustedes dos antes de tiempo, el Maestro Ard pensó que los traidores en el interior se darían cuenta… Si hubieran sabido antes que serían responsables de esta importante tarea, ¿habrían podido seguir comportándose como de costumbre?”

Bueno, no tenían confianza en eso, ni Ireena ni Ginny. No podía permitir que sus acciones y comportamientos extraños alertaran al enemigo. Por eso Ard le había contado a Latima sobre el plan primero.

… Era una explicación plausible, pero por alguna razón, simplemente no pudieron deshacerse de sus dudas.

“Entiendo cómo te sientes”, consoló Latima. “Pero… intentemos superarlo por ahora. Nuestro destino está justo delante de nosotros. No tenemos tiempo.”

Ireena finalmente se dio cuenta de lo que la rodeaba, la escena había cambiado.

La tranquila carretera principal se había convertido en un espeso y frondoso bosque.

“…Estás bien. Muy bien, escuchemos los detalles del plan”, dijo Ireena.

Con los giros y vueltas supersónicos en sus planes, Ireena y Ginny no tenían muchas opciones. A su lado, Latima hablaba con indiferente desinterés.

“Primero, sobre la inmortalidad del Señor Demonio. El Maestro Ard ha supuesto que está usando una técnica secreta que separa el cuerpo y el alma”.

“¿Algo que separa el alma?”

“Sí. Esta es una de las técnicas ceremoniales secretas que incorpora un círculo mágico de clase especial. Separa su espíritu astral de su propio cuerpo y lo contiene en un anfitrión adecuado. Entonces, la persona se vuelve inmortal”.

Era una historia absurda, pero no tenían más remedio que aceptarla.

“Hay dos desventajas en esta técnica secreta. Primero, el anfitrión, que contiene el espíritu astral, y el lanzador de hechizos deben permanecer a una distancia establecida el uno del otro. Si están demasiado separados, el espíritu volverá a su verdadero anfitrión y la persona ya no será inmortal. En resumen, para que el Señor Demonio se hiciera cargo de este dominio con sus propias manos, tenía que traer su cuerpo astral con él. Eso es lo que cree el Maestro Ard”.

“… ¿Al castillo?” Ireena aclaró.

Latima asintió. “Sí. Ahora que lo pienso, Su Majestad lo dijo él mismo. Ganaremos si tomamos ese castillo”.

Ard y Varvatos deben haber llegado a la misma conclusión. En ese caso, todo parecía más creíble… Y sin embargo, la pregunta permanecía en el aire…

¿Por qué llevarían al anfitrión a un lugar tan obvio como el interior del castillo?

Pero tenía que haber algunas sutilezas que los novatos como ellos no pudieran entender.

Ireena trató de obligarse a sí misma a aceptar esto como la verdad.

“Así que supongo que la segunda desventaja es que la persona está en un gran problema si se elimina al anfitrión, ¿verdad?”

“Sí. Si el anfitrión es destruido, la persona perderá su inmortalidad”. “… Y fuimos nosotras las elegidas para hacerlo”.


“Eso es correcto. El Maestro Ard descubrió un camino secreto hacia el castillo, y lo usaremos para escabullirnos dentro…”

“¿Porque nosotras? Para un gran trabajo como este…”, logró decir Ireena, gimiendo y muy sospechosa.

Se les había confiado una tarea importante. No era exagerado decir que jugaría un papel muy importante para cambiar el rumbo de la guerra.

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¿Por qué nos dejaría esto a nosotras?

Debería haber elegido a alguien que tuviera una mayor probabilidad de éxito…

Con cada nuevo pensamiento, la expresión de Ireena se oscurecía cada vez más.

“Esto no es propio de usted, señorita Ireena. Pensé que te alegraría mucho” observó Ginny. “Pensar que retrocedería en un momento crítico. Si Ard se entera, estoy seguro de que se decepcionará. Hee-hee, ya había lanzado algunas ideas para entrometerme en su relación, pero parece que va a zozobrar sin mi ayuda, señorita Ireena…”

“¡No seas estúpida!” Ireena gritó, enojada.

Su rostro estaba caliente. La sangre se le subía a la cabeza y podía notar que sus mejillas estaban enrojecidas.

Ginny respondió a esto con una sonrisa para desafiarla.

“Si eso es. Eso le conviene más, señorita Ireena. Sé que eres del tipo que odia perder y se apresura estúpidamente hacia adelante. No está en tu carácter hundirte en los basureros. ¡Deberías gritar que Ard me dio un gran trabajo! ¡Hurra! ¡Es hora de una celebración! a tu manera despreocupada”.

Ireena tenía la sensación de que Ginny se estaba burlando de ella, pero en realidad la hacía sentir mejor. Ginny prendió fuego a su competitividad natural y sopló esos oscuros sentimientos.

“¡Heh! ¡Si, tienes razón! ¡Exactamente! ¡Esto no es lo que soy!”

Ella lo haría. Ella ya había incendiado cualquier atisbo de duda en el fondo de su mente. ¿No debería apresurarse seriamente de cabeza?

Fue Ginny quien la ayudó a sentirse de esta manera… No es que Ireena alguna vez se lo agradeciera abiertamente.

“¿Han llegado a un acuerdo? … En pocas palabras, fuimos elegidas para llevar a cabo este plan porque sería una sorpresa para todas las demás partes. Todos somos forasteros por una razón. Ignorado y excluido. El enemigo nos ve de la misma manera y…”

Latima había continuado con su explicación, cuando una ráfaga de viento llenó sus oídos. Cuando se dieron cuenta de que era un hechizo de viento, ya era demasiado tarde.

“¡Ngh…!”

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Apuntó al líder de su grupo, Latima. El viento azotó sus tobillos, provocando que se desplomara. La sangre brotó de las profundas heridas, cubriendo su piel bronceada.

“¡¿Latima?! Estás tú—”

“¡Por favor, váyanse sin mí! ¡Mantendré al enemigo a raya! ¡Si corren directamente desde aquí, habrá un pasaje escondido hacia el castillo!”

Esta fue la primera vez que Latima mostró signos de desesperación. Ireena y Ginny se quedaron sin palabras.

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“¡Deja de holgazanear! ¡Ve! ¡Rápidamente!” gritó, arrojándolos con sus órdenes.

“¡No te mueras!”

“¡Únase a nosotras pronto!”

Me dolió dejar atrás a Latima… pero para esta importante tarea, el fracaso no era una opción. Ireena y Ginny entendieron esto y no tuvieron más remedio que seguir adelante.

Sus corazones fueron prácticamente arrancados cuando los sonidos de la destrucción llegaron desde atrás, pero eligieron seguir corriendo, mientras oraban por la seguridad de Latima, corriendo hacia adelante tan rápido como sus piernas los llevaban.

“¿Es este el pasaje secreto…?”

Según todos los informes, parecía una cueva. El enorme y oscuro agujero era ominoso… y no pudieron evitar sentir el peligro que venía de él.

“¿Mmm? ¿Qué es esto? ¿Es posible que tenga miedo, señorita Ireena?”

Cuando esta pareja suya lo expresó de esa manera, Ireena no podía permitirse el lujo de dejar que el miedo la detuviera.

“¡Hmph!” resopló, sacando el pecho y continuó hacia la cueva.

La magia les sirvió como fuente de luz. Un orbe brillante flotó frente a ellos e iluminó el interior del agujero. Avanzaron poco a poco, ocasionalmente tropezando con el camino accidentado… Tenía que ser una cueva natural, pero a medida que avanzaban, empezaron a tener la sensación de que estaba construida artificialmente.

Antes de que se dieran cuenta, caminaban por un camino empedrado. “¿Estamos debajo del castillo?”

“Parece de esa manera”.

En otras palabras, estaban en medio del territorio enemigo. “Será mejor que nos mantengamos alerta”.

“¡Sí…!”

Con expresiones nerviosas, los dos agarraron con fuerza sus armas: la lanza roja de Ireena y el estoque azul de Ginny. Ambas fueron creaciones mágicas de Ard que amplificaron las habilidades de movimiento de las niñas. Aunque habían sido informados de sus efectos, ninguno había usado su arma antes. Hubo un matiz de ansiedad sobre si podrían convertirse en escudos de protección o armas con las que luchar.

…Todo irá bien. Ard hizo esto. Definitivamente estará bien, se dijo Ireena, vigilando con cautela sus alrededores a medida que avanzaban.

A pesar de que rugió internamente de miedo y ansiedad, todo en ella parecía tranquilo.

Después de caminar por lo que asumieron que era el espacio debajo del castillo, llegaron a un espacio abierto, donde algunos pilares ocupaban el área—

Naturalmente, el centro les llamó la atención.

“E-Eso es…” Ireena señaló la gran joya levitando frente a ellos. Con un color carmesí pulsante, parpadeaba continuamente con una luz extraña e iluminaba el espacio a su alrededor.

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No hubo error. Eso fue todo. Su meta. El anfitrión. “¡Está bien…! ¡Hagámoslo, Ginny! “

“¡Correcto!

Ambos prepararon sus armas y apuntaron a destruir el objetivo con sus poderes otorgados.

Justo antes de que pudieran—

“… Detente”, gritó una voz que era familiar en todos los sentidos excepto en su tono.

En el siguiente momento, círculos mágicos se extendieron bajo sus pies. Sin tiempo para sorprenderse, la situación dio un giro repentino; se apresuraron a escapar, pero ya era demasiado tarde.

La magia de lanzamiento estaba destinada a unirlos; acero líquido se enroscó alrededor de ellos y los fijó en su lugar. Eran prisioneros colgados de una cruz.

“¡Ngh…! ¡Esto…!” Ireena luchó por usar la magia para mejorar su movilidad… pero no pasó nada.

“¡¿Por-por qué…?!” ella gritó.

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La voz respondió: “Este hechizo vinculante tiene un efecto que sella la magia. Cualquiera que esté atrapado en él no puede usar ningún hechizo”.

Era la magia de la chica cuya voz habían escuchado poco antes. “¡¿Por-por qué…?!” Ireena tartamudeó.

En ese momento, escucharon los suaves golpes de pasos, y la persona en cuestión apareció ante ellos: una chica bronceada con rasgos inexpresivos.

“¡¿Qué significa esto…?! ¡Latima!”

Shijou Saikyou Volumen 3 Capítulo 53 Novela Ligera

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