Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 3

Capítulo 42: El Ex-Señor Demonio Y Una Noche En El Reino Antiguo

Nuestro encuentro casual con Lydia nos envió al campo de batalla.

… Este giro de los acontecimientos se desvió del plan original, pero traté de darle un giro positivo: era una forma más fácil de lograr más. De cualquier manera, acumularíamos logros y ascenderíamos en las filas del ejército.

Los campos de batalla estaban llenos de oportunidades para realizar grandes hazañas. Si pudiera lograr uno, estaríamos más cerca de nuestro objetivo de encontrarnos con el Señor Demonio.

Nos pusieron debajo de las tropas de apoyo en la parte de atrás, por lo que era poco probable que encontráramos mucho peligro… Mi decisión fue innegablemente acertada.

Obviamente, no nos enviaron exactamente al frente inmediatamente después de ingresar al servicio. Los ejércitos de Lydia y Verda todavía tenían mucha preparación por hacer. Nos pondríamos en movimiento una vez que esos asuntos estuvieran completos.

Esto funcionó a mi favor. También había algo que quería preparar. Había otra cosa que merecía mi gratitud.

Hasta que los ejércitos estuvieran listos para movilizarse, nos quedaríamos en la villa de Lydia en la ciudad. Ireena y Ginny estaban a favor de esto. Fue más una ventaja para mí, pero en cualquier caso, la suerte había llegado a nuestro camino. Si Lydia no nos hubiera invitado, estaríamos atrapados bajo el mismo techo que Verda.

Cuando esto fue informado a Verda, sus grandes ojos se llenaron de lágrimas.

“¡No! ¡No te vayas! ¡Quédate aquí para siempre, por favor!” se quejó, catapultándose a mis brazos y haciendo una rabieta infantil.

Si esto fuera todo lo que había para ella, sería una chica linda. Basándose solo en las apariencias, era una chica linda. Por eso las cosas le salían bien cada vez que rogaba.

“¡Ugh! ¡Pero iba a realizar algunos experimentos humanos secretos mientras dormías! ¿Qué te parece ahora? ¡Es lo mínimo que puedes hacer!

¡Déjame cortarte el pecho solo un poquito! ¡Solo un poco! ¡Solo la punta!”

Cualquiera la catapultaría al aire y huiría en este punto. Naturalmente, yo también lo hice.

Escuché a Verda sollozar detrás de mí, pero mi corazón no sintió nada en absoluto.

… ¿Por qué mis altos rangos estaban llenos de la peor clase de personas?

Después de lidiar con su alboroto, nos dirigimos a la villa de Lydia, donde nos dieron a cada uno una habitación propia. Era grande y nada más; no era hermoso de ninguna manera. Incluso entonces, las habitaciones eran espaciosas y, lo más importante, estaban limpias. No tuve quejas.

Me dejé caer en la cama y saboreé la sensación.

Susurré en voz baja: “… Pensar que en realidad nos volveríamos a encontrar”.

A decir verdad, la posibilidad se me había pasado por la cabeza cuando nos arrojaron al pasado por primera vez. Solo había estado allí por un breve momento y desapareció rápidamente.

Bueno… Sería más preciso decir que había tratado de no pensar en eso.

Para mí, ninguna existencia fue más complicada que la de la mujer llamada Lydia.

Como mi querida amiga, había esperado constantemente volver a verla, no como la marioneta de un alma que obedecía todas mis órdenes, sino como la verdadera y vibrante Lydia. Esto siempre se cernió sobre mí.

Pero por otro lado, yo era quien había acabado con mi querido amigo. La grave verdad me había hecho abandonar la esperanza de volver a verla. Porque después de todo, ¿tenía derecho a desear nuestro reencuentro?

“… ¿Qué diablos quiere hacer ese ‘dios’ conmigo? ¿Acosarme? En ese caso, la próxima vez, no mostraré piedad…” Suspiré con dolor.

Un momento después, alguien llamó a la puerta.

¿Fue Ginny? Ireena o Lydia no tocarían antes de entrar.

Y si ella vendría aquí en medio de la noche, eso solo significaba una cosa. Me preocupé por cómo rechazar su propuesta amorosa cuando abrí la puerta.

Cuando abrí la puerta, entro… alguien que no esperaba.

Ni siquiera era una cara que conociera. Delante de mí estaba una jovencita de tiernos años con una piel oscura distintiva y cabello blanco. Llevaba ropa normal… pero la cresta de su estómago hablaba de su porte.

Esa peculiar marca era el símbolo de un esclavo.

“Es un gran honor conocerte. Soy Latima, una sirvienta de Lady Lydia. Seré yo quien te atienda. Según las instrucciones de Lady Lydia, te acompañaré durante tu estancia aquí. Me temo que soy muy incompetente, pero espero poder servirte bien”, Latima habló con sencillez y eficacia práctica y se inclinó rápidamente.

… No había duda de que Lydia estaba en contra de la esclavitud, pero entendía que el sistema tenía ventajas sociales, razón por la cual no había podido aplastarlo por completo. En cambio, había intentado desesperadamente al menos salvar a aquellos tratados injustamente como esclavos. Lydia debió rescatar a esta chica y acogerla. Había muchas personas en su ejército y eran fanáticamente leales a ella.

En total, se podía confiar en Latima… Probablemente. Debe haber sido solo mi imaginación.

Mientras me miraba, pensé que percibía algún tipo de peligro en sus ojos.

***

Después de que les mostraron sus respectivas habitaciones, Ireena y Ginny aceptaron la solicitud de Lydia y entraron en la casa de baños adjunta a la mansión. El área era espaciosa y Sylphy ya estaba empapando su delgado cuerpo en la bañera.

“Haaaaaah. ¡Sí, así me gusta!” Suspiró con placer mientras murmuraba como un viejo.

Ireena no pudo evitar sonreír.

Lo sabía. Sylphy es Sylphy, después de todo.

Todos se divirtieron bastante en el baño común, aunque en el centro de todo…

“¡Pequeña señorita Ginny! Te frotaré la espalda; ¡Frota la mía!” Fue Lydia Viigensgeight.

“¡Eek! ¡Eso está bien!”

“Aw, vamos. ¡No seas un extraño! ¡Déjame masajear esos pechos burbujeantes! ¡Geh-heh-heh-heh!”

“¡Noooo!” Incluso el más sucio de los viejos se sorprendería por el comportamiento de Lydia mientras atacaba a Ginny. Nada en ella se parecía a la dignidad de la gran Campeona transmitida a través de la leyenda.

Pero Ireena pensó que era una de las mejores cosas de ella. Si Lydia hubiera sido la imagen misma de las baladas que cobraron vida, Ireena estaría constantemente acobardada ante ella sin espacio para relajarse.

“¡Geh-heh-heh! ¡Te tengo ahora, cariño!”

“¡Eeek! ¡Por favor! ¡Déjame ir! ¡Oye! ¡Oye! ¡Por favor, no me toques los pechos!”

Sin embargo, era insoportable para Ginny. Sus pechos regordetes se aplastaron como masilla en las manos pálidas de Lydia. Ginny gritó, luciendo horriblemente incómoda, pero a Lydia no le importó lo más mínimo.

“¡Mwa-ha-ha! ¡Esta resistencia! ¡Este peso! ¡Las tetas grandes son las mejores!”

“¡Aaaaah! ¡Por favor deténgase!” En el agua, Sylphy las miró.

“… Yo también será bueno y grande en dos o tres años más, ya sabes”. Se palmeó el pecho plano.

Pero Ireena sabía la triste verdad: la suerte de Sylphy se había acabado. Naturalmente, ella no compartía este núcleo de verdad. Habría sido demasiado deprimente.

Después de que terminaron de tomar un baño, que fue enérgico con Lydia en la habitación, Ireena se puso su ropa antigua estándar y regresó a su habitación.

“Mmm… Tiene muchísimas corrientes de aire… ¿Quizás es demasiado revelador?”

Ireena no tuvo reparos en mostrar la piel, pero esta única tira de tela cubría solo las áreas más vitales. Fue un poco embarazoso. Aunque Ireena no estaba tan dotada como Ginny, este atuendo dejó sus pechos perfectos, glúteos suaves y estómago tenso audazmente en exhibición.

Fue un poco embarazoso. Pero por otro lado, se sintió bien.

“Me pregunto si ser secuestrada por Elzard… me convirtió en una chica traviesa”.

Se preguntó qué pensaría Ard de ella. Cuando pensó en ello, su rostro se sonrojó.

“…… ¡gh!” Se derrumbó en la cama y presionó la cara contra la almohada para refrescarse.

Luego, se obligó a cambiar de tema.

“Estaba realmente preocupada al principio, pero… podría pasar un buen rato en esta época”.

Como Ard había dicho antes, este no era un viaje escolar, sino un viaje en el tiempo. Ninguna magia les permitiría experimentar personalmente el mundo antiguo. Cuando lo pensó de esa manera, esta oportunidad fue invaluable.

“Son diferentes de lo que esperaba… pero pensar que conocería a Lady Verda y Lady Lydia… Aunque, estoy segura de que nadie en la clase nos creerá”.

Sus pensamientos se dirigieron a su propia época.

… Pensando en ello, desde que conoció a Ard, su vida había sido una serie de increíbles sorpresas, está entre ellas. Lo más impactante de todo fue que tenía amigos. Que estaba rodeada de gente con la que podía reír y sonreír.

Sin embargo… Era un entorno tan frágil como el hielo. Si supieran la verdad, rápidamente se haría añicos. Ireena lo entendió bien.

“He hecho un montón de amigos. Pero… no importa a dónde vaya, mi sangre todavía está contaminada”.

Su entusiasmo anterior no se encontraba por ninguna parte. Con un profundo suspiro, la desolación resonó en su corazón.

Ireena estaba rodeada de amigos y vivía feliz en un nivel superficial. Sin embargo… en última instancia, ella era diferente a todos los demás.

Para empezar, ella ni siquiera era de este mundo.

Después de todo, como había dicho el ex Elzard, Ireena era un monstruo que llevaba la sangre de los Dioses Malignos. Por eso se mostraba como una chica alegre que vivía feliz con todos los que la rodeaban, pero… en el fondo, era un ser solitario y lamentable que no se parecía a nadie más.

“… Haah. Simplemente no soy buena. Siempre empiezo a pensar en cosas que no debería antes de poder detenerme”.

La imagen de Ard llenó su mente.

“… Dudo que pueda dormir sola esta noche”. Ireena se puso de pie apresuradamente.

Casi todas las noches compartía la cama con Ard, no solo porque le gustaba; estar con él la calmó. Él entendió su soledad en su totalidad y prometió permanecer a su lado. Es por eso que el humano conocido como Ard Meteor ocupaba un lugar especial en su corazón.

“… Me pregunto si ya está dormido. Incluso si lo está… estoy segura de que me perdonará”.

Lista para dirigirse a su habitación, fue a abrir la puerta.

Pero antes de que pudiera, la puerta corrediza se abrió y alguien entró. “¿Qué?” Ireena gritó en voz baja, mirando a la persona que tenía delante.

“Hola, Ireena. ¿No puedes dormir?” Lydia la miró con una mirada suave, de pie con un bolso de cuero en una mano. Entró tranquilamente y se sentó en la cama, luego sacó el contenido de la bolsa: licores destilados. Tomó un largo trago de la botella. “¡Whoo-heee!” se ciñó el cinturón de una manera poco femenina.

Mientras Ireena la miraba paralizada, Lydia dijo: “Quería hablar contigo a solas. ¿Es un buen momento?”

Había seriedad en los ojos claros de Lydia. Era diferente de la forma lasciva en que evaluaba a Ginny o de las miradas ásperas dirigidas a Ard. Eran transparentes. Había algo en ellos.

“…Sí.” Ireena asintió.

“Estupendo. Bueno, ven y siéntate a mi lado. ¿Bebes?” “N-No, en realidad no”.

“Ya veo. Bien entonces. Toma esto.” De una de las bolsas de cuero atadas a su cintura, Lydia le pasó un contenedor a Ireena. Parecía contener jugo de uva. Aceptándolo, Ireena se sentó a su lado.

Durante un rato, el silencio invadió la habitación. Lydia había dicho que quería hablar, pero no decía nada en absoluto. Y especialmente apestaba que Lydia hubiera adquirido una vibra seria, una que la hacía realmente cautivadora.

Incluso Ireena se sonrojó de una mirada al perfil de Lydia, aunque ella misma era una mujer. Este fue el único punto en el que los rumores acertaron: la campeona Lydia era increíblemente hermosa. Y aun así, no hizo ningún esfuerzo por hablar.

……! ¡No puedo soportar más este silencio!

Ireena reunió hasta la última gota de su coraje. “¡U-um! Yo— creo que dijiste que querías hablar conmigo, ¿correcto?”

Finalmente, respondió Lydia. “…Si. Sin embargo, es algo bastante difícil de preguntar”.

Sus ojos cristalinos se clavaron en Ireena y naturalmente tragó saliva.

¿Q-Qué quiere decir ella?

Ah, pero no debe ser gran cosa.

Con Lady Lydia, definitivamente es posible. Ella podría hacerme una broma, fingiendo que es una situación desesperada o algo así.

Eso alivió su mente hasta cierto punto. “Oye, Ireena”.

Pero la pregunta de Lydia no era en absoluto trivial.

“… Estás relacionado con ellos, ¿verdad?”

Esto convirtió a Ireena en piedra.

Por “ellos”, Lydia tenía que referirse a los Dioses Malignos. No podía decir por qué lo dijo de una manera tan indirecta…

Pero nada de eso importaba ahora.

La Campeona. El gran héroe. El subyugador de los dioses malignos.

Lydia había venido a la habitación de Ireena para hablar sobre su verdadera identidad… sobre su conexión de sangre con los Dioses Malignos.

Eso tenía varios significados. Tan pronto como llegó a una conclusión…

“…… ¡gh!” Ireena saltó de la cama como repelida y puso cierta distancia entre ellas. Por lo que había oído, Lydia había castigado severamente a quienes estaban conectados con los Dioses Malignos. Si ese fuera el caso…

Probablemente la matarían en ese mismo momento. La sensación de peligro inminente la hizo empapar en sudor. Mientras le dolía el estómago y su corazón se aceleraba cada segundo, Ireena miró a Lydia.

Lydia se disculpó y sacudió la bolsa de cuero. “Siento haberte preguntado eso de la nada. Los tengo a todos molestos. Pero… realmente necesitaba hablar contigo, porque…”

Su siguiente declaración realmente dejaría boquiabierta a Ireena.

“Verás, es la primera vez que conozco a alguien como yo”.

Ireena no pudo contener su sorpresa. Antes de que pudiera detenerse, sus ojos se salieron de su cabeza y se agrandaron.

“¡¿C-Como tú…?!” se las arregló para tartamudear.

“Sí, eso es correcto. Yo soy como tú. Mi viejo es… uno de los dioses malignos”.

Era casi imposible de creer. ¿Cómo podía la Campeona, de quien se decía que despreciaba a los Dioses Malignos más que nadie en la historia, ser igual que ella?

Y sin embargo… Ireena no podía captar ni el más mínimo engaño en los ojos de Lydia. Lo que ella había puesto al descubierto era la verdad genuina.

Y esto hizo florecer un sentimiento de parentesco en Ireena.

“L-Lady Lydia… ¿También tuviste un período en tu vida en el que te costaba creer en los demás?”

“Si. Fueron tiempos difíciles”.

Antes de que ella se diera cuenta, las palabras salieron fluyendo y no paraban. Ireena habló de muchas cosas, riendo a veces y llorando a otras.

Era la primera vez que se sentía así. Su soledad crónica podría desaparecer. Podría estar cerca de olvidarlo todo por primera vez en su vida. Como alguien que era del tipo de Ireena, Lydia borró las emociones que habían sido demasiado para que Ard pudiera curarlas.

No le tomó mucho tiempo a Lydia convertirse en una parte querida de la vida de Ireena. Por eso… deseaba desde el fondo de su corazón que nunca tuvieran que decir adiós.

“Se está haciendo bastante tarde. Perdón por aparecer de la nada. Sin embargo, fue muy divertido. Gracias, Ireena”. Con una sonrisa, Lydia acarició el cabello plateado de Ireena y se puso de pie.

Quédate aquí, Ireena prácticamente gritó, a punto de estallar de emoción. Tiró de la mano de Lydia.

“¡U-um! ¡No… ¿Dormirás a mi lado?!”

Lydia la miró fijamente por un momento antes de mostrarle una sonrisa gentil. “Tenía planes de colarme en la habitación de Ginny, pero… no puedo decirle que no a esa cara”.

Se acostaron juntos y Lydia chasqueó los dedos.

En ese momento, la lámpara mágica se apagó y la habitación quedó a oscuras.

“Buenas noches, Ireena.”

“Sí… Buenas noches, Lady Lydia…” Acunada en los brazos de Lydia, Ireena cerró los ojos.

Un cuerpo más grande que el suyo. Extremidades blandas. Un aroma dulce y femenino…

Ireena, naturalmente, pensó en su madre.

Cuando estaba viva, Ireena nunca había conocido la soledad. Para la pequeña Ireena, su madre era todo su mundo… Mientras estuvieran juntas, Ireena había pensado desde el fondo de su corazón que sería feliz por el resto de su vida.

Pero su madre se había ido ahora. Esta pérdida fue la fuente de la soledad de Ireena…

Aunque conocer a Ard la había ayudado a sanar, todavía no estaba completamente completa. Estaba segura de que esta persistente desesperación la seguiría hasta el día de su muerte.

Pero ahora, Ireena tenía una segunda madre en Lydia. Su corazón se hinchó con una alegría indescriptible, como si estuviera una vez más con su madre.

Pero por eso sabía que experimentaría un dolor insondable.

¿Por qué? Porque incluso su segunda madre la dejaría algún día.

En algún momento, tuvieron que volver a su propio tiempo. Pero ella podría soportar eso… si eso era todo lo que iba a pasar.

Ireena abrió los ojos levemente, mirando el rostro dormido de Lydia.

Esta persona morirá.

Ella enfrentará un final trágico.

Eso era lo que había decidido la historia. Pero incluso si fuera su destino…

¡Yo… no lo permitiré…!

¿Qué podía hacer ella?

Ireena seguía angustiada por el destino que algún día llegaría—