Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 8

Epílogo 1: ¿Por Qué Sigue Ocurriendo Esto?

―Humph. Parece que sobreviviste, espadachín imperial.

En cuanto Rin lo vio, chasqueó la lengua con desprecio. Eso había sucedido justo cuando Iska se había acomodado en el sofá para descansar al regresar a la habitación del hotel. Rin llegó corriendo desde el palacio. Al llegar, le lanzó una bolsa de papel.

―Tómala.

―¡¿H-hey?! ¿No te enteraste de que estoy herido?

―Eso contiene desinfectante para las heridas por quemaduras, así como pastillas para el dolor.

―…Gracias.

Tomó mansamente la bolsa. Debió comprar esas cosas en una farmacia antes de venir al hotel. Estaban todas nuevas y completamente selladas.

―Te enviaré una factura más tarde.

―¡¿Qué?!

―Estoy bromeando.

―…¿Podrías no decir eso con voz inexpresiva? ―Dejó escapar un gran suspiro.

Rin echó un vistazo a la sala de estar.

―Nami y Sistia están a salvo, ¿verdad?

―Están bien, tal como decía nuestro mensaje. Se están cambiando en la habitación de al lado. La Comandante Mismis está con ellas, así que deberían volver pronto.

―De acuerdo ―dijo Rin y asintió, y luego se cruzó de brazos y miró al techo―. …También se lo he comunicado a Lady Alice. Que si bien no pudieron localizar a Lady Sisbell, sí encontraron a su asistente cautivo en el nivel subterráneo.

―Sí, tenemos fotos como prueba.

―Eso debería ayudar a Lady Alice. Ella será movilizada por Su Majestad para hacer una investigación obligatoria. Los sirvientes de los Lou fueron capturados por los Hydra. Una vez que este incidente salga a la luz, eso debería sacudir el punto de apoyo de Talisman.

Pero todavía no era definitivo. Los Hydra fueron los autores intelectuales que invitaron a las fuerzas imperiales a entrar en la Soberanía, y hasta que no se aclarara eso, no significaba nada.

―Entonces, hay algo que me preocupa. ¿Qué pasa con Nieve y Sol? La transmisión televisiva no mostró las afueras del recinto.

―Hubo un incendio en un edificio. Los poderes astrales deberían desaparecer después de unos minutos. Me sorprendería si todo eso hubiera sido poder astral.

―Todas esas llamas probablemente vinieron de la princesa.

Iska se refería a la suplente del jefe de la casa, Mizerhyby. Su Legión del Amanecer incluía un mago astral de llamas. Iska fue testigo de un incendio como nunca antes había visto diezmar un piso entero.

―Me gustaría que nos hubieras contado más sobre la princesa Mizerhyby.

―¿Hmm?

―Ella era ridículamente poderosa. No sólo potenciaba los poderes astrales de los demás.

―Obviamente.

¿Por qué lo decía ahora? pareció preguntar Rin. Se veía sin sorpresa.

―Talisman está intentando apoyarla para el cónclave. Es probable que en el futuro compita con Lady Alice por el trono de la reina.

―En ese caso, realmente deberías haber…

―¿Crees que los Hydra revelarían su mano? Aunque Lady Alice y yo sepamos lo esencial del poder astral de Mizerhyby, no conocíamos sus habilidades reales.

―…Ya veo.

La familia real de la Soberanía Nebulis luchaba sangre por sangre con su propia familia. Hasta que no pudieran hacerse con el trono, no darían a las otras familias reales la ventaja de saber información sobre ellos. El poder astral de Mizerhyby era parte de eso.

―Y tengo una cosa más que preguntar ―dijo Rin―. ¿Qué le pasó? Si entró en ese edificio, estoy segura de que lo habrás visto.

―¿A él?

―A Salinger, obviamente.

―…Así que sobre eso ―Iska negó con la cabeza―. ¿Era realmente Salinger? ¿Estás absolutamente segura?

―¿Qué se supone que significa eso?

―Bueno… yo también oí a las sirvientas decir su nombre ―dijo Iska―. Pero cuando llegué al último piso, hubo una explosión en el terreno.

―¿Entonces no lo viste?

―No vi ninguna señal de él para nada.

La apariencia del hechicero trascendental se había grabado a fuego en su mente. No se perdería al hombre si se hubieran cruzado en el edificio.

―¿Estás segura de que no te equivocas? ¿Estás segura de que no era otra persona?

―Humph… ―Ahora fue Rin la que frunció el ceño―. La reina nos dijo que dudaba de su participación. Puedo averiguarlo recuperando los datos de las cámaras de vigilancia de Nieve y Sol… Bueno, no importa. En fin.

Se giró en parte, con cara de amargura.

―Me he estado preguntando, ¿qué están haciendo esos dos?

Miró con atención la mesa del fondo.

Nene y Jhin trabajaban rápidamente en silencio. Los dos estaban tan absortos en lo que hacían que ni siquiera escucharon la conversación entre Iska y Rin.

―Jhin, ¿ya terminaste?

―No me apresures. Estamos tratando de abrir la cosa. Se acabó si aplastamos el contenido por ser demasiado bruscos.

Jhin sostenía un pendiente en forma de sol, introduciendo la punta de un destornillador tan fino como una aguja en el accesorio metálico y abriendo lentamente su parte superior.

―Otra vez, Iska: ¿Qué están haciendo esos dos?

Justo cuando Rin frunció el ceño, los dos de atrás empezaron a gritar.

―Muy bien, está abierto.

―¡Guau! ¡Eres increíble!

―Bueno, veamos qué hay dentro… Sí, parece un chip de memoria. Justo como pensábamos. No tengo ni idea de lo que hay en este chip IC, pero el resto depende de ti, Nene.

―Entendido ―Nene introdujo el fino chip -lo suficientemente pequeño como para apoyarlo en su dedo meñique- en un dispositivo portátil. Miró la escritura que aparecía en el monitor―. Hmm…

―¿Cómo se ve?

―Basándome en lo que sé, parece que hay dos archivos encriptados aquí. Esto podría ser demasiado difícil para mí sin la ayuda de la brigada de análisis en el cuartel general. Creo que ahora mismo sólo puedo averiguar cómo abrir uno de ellos.

―Espera, ¿uno de ellos no está encriptado?

―Así es. Sólo hay un archivo que fue hecho por alguien más. Creo que los Hydra deben haber adquirido los datos de alguien, y los iban a borrar de inmediato.

Jhin y Nene se quedaron mirando el monitor.

En él aparecía un mapa con un continente. Una flecha que partía del estado central de la Soberanía Nebulis comenzó a moverse, yendo directamente hacia la frontera de la Soberanía.

―Nene, ¿qué es ese número en la flecha? Puedo decir que es binario con todos los unos y ceros.

―Creo que puede ser una fecha y hora. En ese caso, salieron anoche del estado central y llegaron fuera de la frontera esta mañana. Tiene que ser un avión basándose en la velocidad a la que va, así que deben llevar algo.

―¿Hmm? Oye, Nene, ¿esta flecha no está entrando en territorio imperial?

―Murmuró Jhin.

En ese momento, los ojos de Rin se abrieron de golpe.

―¡¿Espera?! ¡Déjame comprobarlo…!

Se apresuró a pasar junto a Jhin y Nene, abriéndose paso entre ellos para acercar su rostro al monitor. Se quedó mirando el mapa y la flecha, sin parpadear.

―…No puedo creerlo ―dijo con voz ronca a medida que se le escapaba de entre los labios―. Pero no debería haber un aeropuerto en este lugar del estado central.

―¡¿Eh?! ¿P-pero?

―El punto de partida está en la finca de los Hydra. Si volaron en un avión privado, entonces deben haber llevado… No pueden haber…

Shuvalts estuvo en Nieve y Sol, pero Sisbell no. Y justo ayer, un avión salió de la Soberanía llevando algo.

Considerando la situación…

La princesa más joven debe haber sido llevada a territorio imperial. Todos guardaron silencio.

No era un escenario hipotético. Estaban casi a punto de creerlo por completo.

―…Estábamos un paso atrás ―Rin se mordió el labio―. Encontramos a su ayudante allí, lo que usamos como pretexto para registrar la base de los Hydra… Entonces debieron decidir moverla antes de la búsqueda. Maldito seas, Talismán.

―Pero parece que la flecha no se dirige a la capital imperial. Está en algún lugar del interior.

Jhin suspiró.

―El Imperio es nuestro hogar, en lo que a nosotros respecta. No podemos liberar a una bruja del territorio imperial o nos meteremos en problemas. Eso es traición y exactamente por lo que Iska se metió en problemas hace un año.

―…

¿Qué quieres hacer? preguntó Jhin en silencio. Rin apretó los dientes frente a él.

―Debemos rescatar a Sisbell. Eso no se puede cuestionar. No puedo renunciar a eso.

―Lo entiendo. Pero como ciudadanos imperiales, no podemos infiltrarnos en nada dentro del territorio imperial. Eso sería como rebelarse contra nuestro país de origen. ¿Estoy en lo cierto, Comandante?

―…S-sí. Creo que también será difícil para nosotros ayudarlos directamente.

La Comandante Mismis y Nene también estuvieron débilmente de acuerdo.

La Soberanía era un país enemigo en lo que respecta a la Unidad 907. Causar caos en una base enemiga no contaría como rebelión, así que podían trabajar con Sisbell y Alice hasta ese momento.

Pero la siguiente táctica era otro asunto.

…La Unidad 907 tiene su propia posición en la que pensar.

…No podemos causar problemas en territorio imperial, ni siquiera si es para rescatar a Sisbell.

Así que Talisman ha calculado esto.

Llevar a Sisbell a territorio imperial significaba que los soldados imperiales como Iska -por no hablar de la reina de Nebulis- no podrían hacer nada.

―Si pudiera entrometerme… ―Rin, que había permanecido en silencio hasta entonces, levantó su cara de amargura―. Tengo una propuesta. Comandante Mismis.

―¡¿Sí?!

Cuando Rin la mencionó por su nombre, la voz del comandante se quebró.

―No pudimos rescatar a Lady Sisbell, pero cumpliré con nuestras negociaciones iniciales y los liberaré de manos de la Soberanía. A cambio, me gustaría que hiciera un último trato conmigo.

―¿Qué es?

―Enviaré un espía para que los siga. Y ustedes regresarán al territorio imperial sin que noten al espía.

―…… ¿Perdón? ―Los ojos del comandante Mismis se abrieron con sorpresa.

Ella tendría un espía siguiéndolos. Eso tenía sentido para la Soberanía. ¿Pero cómo se suponía que no iban a darse cuenta del espía? Y si no quería que se dieran cuenta del espía, ¿por qué había mencionado que había uno? Iska y Nene se miraron y negaron con la cabeza.

―Ya veo lo que estás pensando ―El francotirador de pelo plateado sonrió ligeramente―. Ya lo entiendo. Es algo en lo que apenas podemos estar de acuerdo, teniendo en cuenta nuestra posición. Pero este es realmente nuestro último trato juntos.

―Así que lo has descubierto ―respondió Rin.

―Básicamente, será así ―Jhin se dirigió a Iska y a los demás―. Saldremos de la Soberanía y volveremos a territorio imperial. Eso no difiere demasiado del plan. Pero antes de llegar a la capital imperial, pasaremos por el lugar donde está retenida Sisbell. El espía que nos sigue seguramente irá a buscar a Sisbell entonces.

Lo único que harían sería volver a la capital imperial.

El plan era que uno de los espías de Alice encontrara por casualidad el lugar donde tenían a Sisbell.

―Oh… ya veo ―Iska finalmente se dio cuenta también.

No harían nada. Lo único que harían sería tolerar que el espía de Alice los acompañara.

―Comandante, ¿qué opina?

―…Creo que apenas está dentro de lo razonable que podemos aceptar. Teniendo en cuenta que estoy segura de que no podremos salir de la Soberanía a menos que aceptemos, creo que podemos estar de acuerdo ―Todavía vacilante, Mismis se volteó hacia Rin―. Pero, señorita Rin, si ese espía no logra rescatar a la señorita Sisbell, no podemos involucrarnos. Lo único que podemos hacer es tolerar que el espía nos siga. No podemos traicionar al Imperio más que eso…

―Y yo no pediría nada más. Simplemente lo haremos pase lo que pase

―Rin sacó inmediatamente un dispositivo de comunicación.

―Sólo necesitamos la aprobación de Lady Alice y el trato está hecho. Lady Alice, me disculpo por llamar en un momento tan ocupado. Tengo un informe. Se trata de dónde se han llevado a Lady Sisbell ―le dijo la asistente, que parecía llena de nervios.

Iska la observó responder a varias preguntas.

―…Entiendo la situación  ―La voz de Alice llegó débilmente desde el comunicador―. Rin, llevaremos a cabo el trato tal y como lo has planteado. Rescataremos a Sisbell. Me encantaría ir allí inmediatamente, pero…

―Sería malo que se movilizara ahora, Lady Alice.

―Sí, eso es exactamente lo que pretenden los Hydra. No puedo dejar a la reina sola ―respondió Alice.

Iska oyó que su voz se llenaba de la dignidad propia de una princesa. Era un tono que sólo él conocía.

―Me quedaré en palacio, así que le doy la tarea de rescatar a mi hermana a alguien de confianza.

―Sin embargo, Lady Alice, la misión del espía será de suma importancia. Ahora que conocemos la situación, el único que podría rescatar a Lady Sisbell de una instalación imperial sería…

―Cuento contigo.

―…¿Perdón? ―Rin se quedó sorprendida. Si su expresión tuviera que compararse con algo, parecería que había visto una ballena voladora. Se quedó boquiabierta por la estupefacción―. Lady Alice, ¿qué acaba de decir?

―Esta es mi preciosa hermana. Sólo puedo dejarle esto a alguien en quien pueda confiar.

―¡Estoy de acuerdo! Pero mi idea era… que uno de los guardias de la reina o un miembro de los Domicilios Planetarios del palacio que no esté ocupado…

―Eso no funcionará ―La respuesta de su ama fue despiadada―. Hay ciertas condiciones que deben cumplirse para que un espía lleve a cabo esta misión. Una es que deben saber que ellos son una unidad imperial. Decimos que los seguirás, pero en realidad viajarás con ellos. Tienen que conocerse.

―… ―La cara de Rin palideció rápidamente.

Sí, sólo había una persona que podía cumplir las condiciones de su señora.

―…Um, Lady Alice.

―¿Qué pasa?

―Como bien sabe, desprecio al Imperio. Simplemente ver los territorios imperiales en un mapa del mundo es suficiente para ponerme la piel de gallina. Y espera que vaya al Imperio…

―¡Debes ir, Rin! ―Gritó Alice―. Debes ir al Imperio con Iska para salvar a mi hermana. Esta orden es un honor, ¡y es algo que sólo tú eres capaz de hacer!

―¡Noooo! ―La cara de Rin se puso roja como el tomate mientras su grito resonaba en toda la sala de estar de la habitación del hotel.