Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 8

Capítulo 5: Vítores Y Aplausos Para Marcar Una Llegada

 

 

¿Cuál es la más tolerante de las bestias de este planeta?

¿Y cuál es la más feroz?

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La respuesta a ambas preguntas es un dragón.

Estas bestias, que sólo habitan en los confines del planeta, son tan poderosas que rara vez se les molesta. Un dragón continuará durmiendo, aunque un investigador humano lo pinche o le lance un cohete a la cara.

A menos, por supuesto, que le diera en el escudo de la barbilla.

De todas sus escamas, ese es su talón de Aquiles. Un único punto débil. Tocarlo hará que el dragón monte en cólera y destruya indiscriminadamente su entorno.

Era como Salinger, y su sistema de valores, que no debía ninguna alianza al Imperio ni a la Soberanía. No le importaba si el Imperio invadía Nebulis o los Hydra maquinaban en secreto; nada le importaba excepto aprender los secretos del poder astral.

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…Al menos, en teoría.

Eso fue, hasta que los Hydra tocaron la única escama prohibida.

“Patético. Ni siquiera estoy de humor para poner excusas”.

“Juré cumplir con mis deberes como reina… ¿Cuándo me volví tan débil?”

Ellos hirieron a Mira. En cuerpo y en espíritu.

“…Tú hiciste lo mismo hace treinta años. Y yo te perdoné entonces”.

Fue acusado de atacar a la reina, un crimen del que era inocente. Fue sometido a interrogatorios indescriptibles. Incluso entonces, no planeó tomar represalias contra los Hydra.

La venganza significaba estar atado a las emociones del pasado. Iba en contra de su filosofía de mirar sólo al futuro…

“Salinger”.

“Te consideraba mi archienemigo, el único. Me gustaba estar contigo, incluso como adversarios. Quería pasar más tiempo contigo”.

Excepto que había una cosa que nadie podía tocar, como un escudo de la barbilla. Mira era la escama de Salinger.

―Han cruzado la línea, Hydra. No con la reina, sino conmigo. Sépanlo

―Esta declaración de venganza era lo único que iba en contra de todos sus valores―. ¿Quién les dijo que podían ponerle la mano encima a Mira?

El palacio de Nebulis. Salón general.

La conferencia de los descendientes de la Fundadora avanzaba en silencio.

―¡¿Algo estalló en las instalaciones de los Hydra?! ―Gritó Alice, con la voz resonando en la sala.

―Lady Alice, por favor, baje la voz ―la regañó Rin, lo que hizo que Alice volviera en sí.

―¡Pero…!

Acababan de enterarse de que Nieve y Sol estaba en llamas. Esa era la instalación exacta en la que se había colado la unidad imperial.

…¿Es de una batalla con la unidad de Iska?

…¡¿Significa eso que fueron descubiertos, incluso disfrazados?!

Alice intentaba mantener la calma, pero los latidos de su corazón se aceleraron por el miedo. Afortunadamente, Alice no era la única que luchaba aquí. Docenas de ministros y guardias detrás de ella tenían la misma expresión.

―Qué alarmante estado de las cosas.

Hubo una voz tranquila. El jefe de los Hydra estaba hablando. Incluso después de descubrir que la base que contenía a Sisbell estaba en llamas, su mirada no cambió.

―Sólo han pasado unos días desde el ataque imperial. No es de extrañar que sus soldados sigan escondidos en los alrededores. Tú, ahí ―Talisman se dirigió a un guardia real que contenía la respiración. El guardia era un joven que había llegado corriendo con este informe―. Creo que los culpables son soldados imperiales. Por favor, haz que la policía militar se encargue de inmediato…

―¡Eso no es posible! ―gritó el guardia.

―¿Qué?

―¡Es el hechicero trascendental, Salinger, el criminal que se escapó de la prisión en el decimotercer estado!

―…¿Qué dijiste?

Esta declaración agrietó la máscara de Talisman. Su sonrisa se fracturó.

―¿Y estás seguro de esto? ¿No hubo ningún error?

―S-sí, señor. La policía militar está revisando las imágenes. Pero ya confirmamos su rostro en las cámaras de vigilancia utilizando los datos recogidos durante su encarcelamiento…

―¿Y están seguros de que es él?

―Sí.

—……. ―Talisman se cruzó de brazos.

Alice observó toda la escena desde el otro lado de la mesa antes de compartir una mirada con su asistente.

―¿Rin?

―¡No tengo ni idea! La última vez que lo vi fue en el estado trece. Nadie lo ha visto desde entonces. Tal vez Su Majestad esté… ¿Su Majestad? ―Rin se dirigió a la reina, que estaba sentada junto a Alice― ¿Su Majestad?

No recibió respuesta. La voz de Rin no le llegó. Ella miró a la distancia. Parecía que su mente estaba en otra parte.

―…Salinger. ¿Qué demonios estás…? ―susurró la reina.

―Continuemos la conferencia ―Talisman aplaudió una vez, el sonido resonó en la sala―. Si saben quién es el culpable, deben tener el control de la situación. Sus palabras de apoyo son apreciadas, pero eso es todo lo que necesitamos. De alguna manera, nuestras defensas aguantarán.

―Qué poco característico de usted ―respondió Lord Mask de los Zoa. El hombre -hasta ahora silencioso- levantó la comisura de los labios. Junto a él estaba Kissing, una chica de pelo negro que llevaba una venda en los ojos―.

¿Por qué ese infame hechicero eligió ahora sembrar la destrucción sobre nosotros? Eso normalmente le haría sospechar, Lord Talisman.

―……

―Fue Nieve y Sol, el instituto de investigación de ingeniería del poder astral el que fue atacado, ¿verdad? ¿Por qué fue el objetivo? ¿Quizás tiene alguna idea que pueda compartir con nosotros?

―Cualquier persona común y corriente como yo tendría problemas para imaginar cómo se comete una traición ―Talisman se encogió de hombros―. No tengo ni idea de por qué haría algo así, pero podemos resolverlo atrapándolo e investigando sus motivos.

―¿Oh? ―La curiosidad se abrió paso en la voz de Lord Mask―. ¿Entonces está diciendo que capturará al hechicero?

―Nuestra defensa es perfecta. Ya que no tenemos ni idea de cuándo pueden aparecer los soldados imperiales.

―…Tch ―Alice apretó los dientes mientras continuaban su conversación.

Eso era porque Talisman no sólo estaba usando el término en general para referirse a las fuerzas que habían atacado el palacio. Lo estaba usando para referirse a la Unidad 907, los soldados que habían ido a salvar a su hermana.

…Una defensa perfecta, ¿eh? Entonces, estaban planeando emboscar a la unidad de Iska.

…Esperaban que Nieve y Sol fueran atacados.

¿Pero qué significaba este nuevo desarrollo? Ella no podía pensar que el momento era una mera coincidencia.

¿Por qué apareció un delincuente en libertad en este preciso momento? ¿Y por qué había atacado a Nieve y a Sol?

***

 

 


El centro de investigación de Hydra. El principal instituto de ingeniería e investigación del poder astral.

Antes tenía un extenso césped que se extendía como el océano, húmedo y vivo. Ahora, el terreno estaba rojo y negro por las llamas. Su valla de hierro estaba deformada. Alrededor de la valla había guardias que habían sido derribados por la explosión de Salinger, su poder astral.

―Han elegido al hombre equivocado para meterse con él, Hydra ―La chaqueta que llevaba sobre los hombros se agitaba con el viento. El hombre con aspecto de modelo y con la cabeza llena de pelo blanco marchó en línea recta a través de las chispas dispersas―. Crear una simple distracción sería un aburrimiento. Al fin y al cabo, todos ustedes han invitado al caos a la Soberanía.

¿Qué tal si saco a la luz esos secretos?

Una docena de soldados salieron de la entrada del primer piso de Nieve y Sol, portando armas gigantes y escudos antidisturbios especializados para luchar contra los magos astrales.

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―Oh, no lo entienden ―se burló de los soldados reunidos―. No son más que soldados medios, destinados a quedarse al margen. ¿Acaso creen que son líderes en este escenario? Deberían haberse sentado en la última fila y aplaudir.

Le apuntaron con los cañones de sus armas. Los miró con hastío y suspiró.

―Sí, así es ―Salinger chasqueó los dedos―. Ahí estaba la protegida de Talisman. Alguien que conoce el Descantador Gregoriano. Ven. Dime tu nombre. Te daré permiso para acompañarme en el escenario sólo por esta vez.

Silencio.

Ni uno solo de los mercenarios que le habían apuntado con sus armas dijo una palabra en respuesta. No sólo porque no entendieran de qué estaba hablando, sino porque ni siquiera habrían sido capaces de conceptualizarlo.

―Ja, ja. ¿Ven? El jefe de la casa no confía en ustedes para nada ―se burló el hechicero―. Ya está bien. Me cansé de ver sus caras. Desaparezcan. Vayan ahora…

―El planeta está lleno de ira.

Llamas violetas.

El césped cubierto de ceniza se rompió, una fisura en la tierra que estalló con un muro de llamas. Creó una cúpula alrededor de Salinger, una especie de barrera.

―¿Esto es… una llama astral? ―Los ojos de Salinger brillaron.


Las llamas no provenían de la activación de un poder astral. No, se trataba de una oleada de energía astral que se había condensado en una forma material, caliente como el fuego. Una vez que comenzaba a arder, ni el agua ni el viento frío podían extinguirlo.

Hace un siglo, estas llamas redujeron la capital imperial a cenizas.

―Una   prisión  de   llamas  astrales.  ¿Creen   que   esto  me                     mantendrá contenido?

―No, esta es tu tumba.

Desde más allá del muro de llamas violetas surgió una silueta humana, hablando con voz de chica.

―Serás quemado en la hoguera. Usamos las llamas para purificar a los que cometen los crímenes más atroces.

No se trataba de una persona.

Metales calcificados de color rubí brillante se habían endurecido alrededor de su cabeza, pareciendo un cabello. La cosa que parecía una chica no llevaba ropa; su cuerpo era transparente como el cristal.

―Salinger, el hechicero trascendental, supongo. Vaya, eres mucho más joven de lo que había imaginado. Y justo mi tipo, apuesto demonio. Casi me arrepiento del hecho de tener que quemarte hasta las cenizas.

―……

―Oh, ¿el gato te comió la lengua? ¿Parezco tan encantadora?

―Así que eres el sujeto experimental ―murmuró Salinger.

―¡Huh! ―Sus ojos se abrieron de par en par―. ¿Qué demonios quieres decir?

―No te hagas la tonta conmigo ―El hombre echó un vistazo a la cúpula de llamas astrales que le rodeaba―. La etapa triple, la integración de los humanos con los poderes astrales. Los humanos que alcanzan esta etapa se vuelven más poderosos que los magos astrales y llegan a un plano completamente nuevo. Pero sólo dos han alcanzado ese estado utilizando su propio poder en la historia del mundo. La Fundadora Nebulis y el Señor Yunmelngen.

―…

―Y pronto, yo seré el tercero. Pero los Hydra han estado experimentando durante décadas para alcanzar el estado de forma artificial. Tú fuiste un sujeto en esos experimentos, ¿no es así?

Los humanos se convertían en magos astrales si albergaban poder astral. Pero… si el poder astral pasaba de poseer el cuerpo humano a fusionarse con él, ¿qué ocurriría?

―Después de todo, lo vi suceder hace treinta años. Uno de los prototipos anteriores a ti. El verdadero culpable del ataque a Nebulis VII.

―Oh. Así que sabías todo eso, ¿eh? ―respondió la chica inhumana―.

Entonces, ¿supongo que también sabes de mí?

―No lo sé. Y no me importa.

―Soy Vichyssoise. Como puedes ver, he renunciado a mi humanidad, pero odio que me llamen súbdito. Si es tan amable de usar mi nombre.

―Es un poco tarde para eso ―respondió, mirando alrededor de la cúpula violeta mientras hablaba―. ¿Quieres que recuerde tu nombre? Eres atrevida, niña inútil.

―Pero yo también conozco el Descantador Gregoriano. ¿Deberías hablarme así?

―Está en el último piso, ¿no? ―Salinger miró la pared de llamas y se rio en voz baja―. En cuanto hablé del descantador, te apresuraste a poner una barrera antes de que pudiera entrar. Aunque eso significara exponerme a estas llamas astrales.

―……

―Aficionada. ¿Crees que podrías haber engañado a mis ojos?

―Qué pena ―La bruja Vichyssoise se rio. Las llamas astrales que brotaban de su cuerpo rugieron y rodaron―. Sabes demasiado. Me gusta tu cara, así que pensé en jugar contigo. Pero supongo que ahora tendré que reducirte a cenizas.

―¿No crees que te estás adelantando, sujeto de prueba?

―Te enseñaré algo, viejo brujo. Tu tiempo ha pasado. Aunque ahora asomes la nariz por las cortinas, tu acto ha terminado. No hay escenario para ti

―La bruja se burló.

―Parece que no lo entiendes ―El brujo trascendental mantuvo la compostura―. No necesito subir al escenario. El escenario está donde yo aparezca. Te lo dije desde el principio. Los vítores y aplausos marcan mi llegada.

Nieve y Sol. Decimoquinto piso.

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La habitación personal de Talisman estaba frente a sus ojos. La Unidad 907 y las dos sirvientas observaban la escena que se desarrollaba bajo ellos, atónitos. Las chispas y la ceniza que volaban en el aire hacían que la visibilidad fuera escasa, pero podían ver a los soldados armados que se precipitaban al exterior.

―¡Oye, Jhin! Si los guardias están saliendo, eso significa que no nos han descubierto, ¿verdad?

―Eso parece. No sé si es sólo una coincidencia, pero parece que alguien se ha precipitado más que nosotros ―Jhin puso una mano en el cristal de la ventana. Miró hacia abajo, sin parpadear―. Supongo que esta explosión tiene algo que ver con nosotros, teniendo en cuenta todo. ¿De verdad no tienes ni idea de lo que ha sido?

―¡Como he dicho, no! ―Nami sacudió la cabeza de forma dramática, lo que hizo que su pelo se agitara―. No es que la señorita Rin vaya a recurrir a medidas tan contundentes. Si hubiéramos entrado por la fuerza en el edificio, no habría necesitado mi poder astral…

―¿Entonces quién es?

―¡Si lo supiera, no estaría tan preocupada!

―Espera, Nami. Silencio ―la detuvo Sistia. Estaba cerrando los ojos, concentrándose. Ella era la única capaz de escuchar débilmente el sonido en el nivel del suelo usando Eco―. Salinger.

Iska dudó de sus propios oídos cuando ella reveló la identidad del culpable.

Sólo conocía a una persona que se llamara así. Era el mismo nombre del hechicero más malvado de las agujas de la prisión en el decimotercer estado.

…No, pero se supone que él está…

…pensé que había sido encarcelado de nuevo justo antes de su gran fuga. ¿Qué está pasando?

¿Por qué apareció su nombre aquí?

―¿Salinger? Jhin, ¿quién es ese? La verdad es que no me acuerdo ―dijo Nene.

―Ni idea ―respondió Jhin―. Si no ha dejado huella, probablemente no sea nadie especial.

―¡Eso no es cierto para nada! ―se lamentó Nami―. ¡Salinger es un delincuente terriblemente villano en nuestro país! ¡Invadió el palacio hace treinta años y atacó a la séptima reina! ¡Es un desalmado! Sistia, debes haber escuchado mal lo que dijeron…

―Los guardias están gritando su nombre en el suelo ―Sistia abrió lentamente los ojos―. Apuesto a que están más conmocionados que nosotros. Comandante Mismis, creo que la oportunidad es ahora.

―¡¿Así que vamos a cambiar de planes?!

―Sí. El enemigo está entrando en pánico, lo que significa que este es nuestro momento.

La habitación personal de Talisman. Protegida por tres capas de medidas de seguridad, la puerta que Sistia señaló hizo que Mismis cerrara la boca en un ceño fruncido.

―Los guardias están todos fuera, lo que significa que el interior del edificio tiene poca seguridad. Y aunque hagamos algo ahora, no se darán cuenta,

¿verdad? ―preguntó Mismis.

―Sí. Aunque lo hicieran, creerán que fue el hechicero quien lo hizo. Nuestro mejor plan de acción es salvar rápidamente a Lady Sisbell y abandonar este lugar.

―…Lo entiendo. Iska, ¿crees que puedes hacerlo?

— La romperé.

Hubo un destello. Había utilizado su espada negra para hacer un agujero lo suficientemente grande como para que entrara una persona. La cámara de vigilancia en el techo había volado en pedazos usando la pistola de Jhin.

―Nene.

―Déjamelo a mí ―Nene saltó al agujero de la puerta y la desbloqueó desde dentro. Empujó la gruesa puerta.

La habitación personal de Talisman…

En cuanto Iska entró en ella, el olor a tinta asaltó su nariz. El espacio era lo suficientemente grande como para servir de sala de conferencias. Las paredes estaban revestidas de estanterías del suelo al techo.

…¿Una sala de investigación?

…No, supongo que es su estudio.

Había libros sobre la investigación del poder astral, las lenguas antiguas, la astronomía e incluso la filosofía. Había cientos de ellos ordenados en cada estantería. Las docenas de estanterías le daban un aire de biblioteca.

―¡Lady Sisbell! ―La voz de Nami carraspeó mientras miraba alrededor de la habitación―. Lady Sisbell, hemos venido a salvar-

En el fondo de la habitación.

Crujido…

Un rayo de sol iluminó una silla que se había apartado de ellos. Giró.

La lujosa silla de Talisman se giró a medias, revelando el perfil de la persona sentada en ella.

―Alguien tiene prisa. Si hubiera pedido una cita, le habría preparado un té.

Kimi to Boku no Saigo no Senjo Volumen 8 Capítulo 5

 

Qué voz tan encantadora.

Y venía de una chica con el pelo del color del lapislázuli, un tono más brillante que el azul del cielo.

―Oh. No puedo ver a las personas que parece que abrieron la puerta por arte de magia. Así que deben estar usando Niebla o una de sus subespecies. Si son capaces de escabullirse de las cámaras, debe ser una rara.

Su rostro parecía maduro y sus rasgos estaban cincelados.

Volvió a cruzar las piernas, mostrando sus pálidos muslos. Incluso esa acción parecía perfectamente calibrada para ser su forma más bella y fluida. Su belleza estaba al mismo nivel que la de Alice y Sisbell, a las que Iska conocía bien.

―…Es la princesa Mizerhyby ―exhaló Sistia, susurrando desde detrás de Iska―, Era su respiración la que oía, no la de Lady Sisbell. Siento mucho mi error.

―¿Ella?  De los Hydra.

Desde las fases de planificación de esta misión para invadir Nieve y Sol, Rin había estado en guardia por esta pura sangre.

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Mizerhyby Hydra Nebulis IX.

El siguiente en la línea de la cabeza de los Hydra. Rara vez se alejaba del lado de Talisman. En cuanto a su poder…

“El poder de la Princesa Mizerhyby se llama Gloria”.

“Es bastante especial. Hay pocos poderes astrales que se parezcan a los suyos, pero he oído…”

Recordó lo que Rin le había contado.

―Qué desagradable.

…En ese momento, un destello brillante se disparó, grabándose en sus retinas. El destello, brillante como el sol, se había desprendido de la cresta astral de la frente de Mizerhyby: la energía astral salió disparada, materializándose.

…¿Qué es esto?

…¡Es demasiado fuerte, incluso para la energía astral!

Era tan brillante, que hizo que su visión fuera blanca, por lo que era casi imposible abrir los ojos.

―Supongo que no me he expresado con suficiente claridad. Quiero decir que deberían mostrarse. He sido muy generosa al esperarlos. Bueno, si están ignorando mi amabilidad, entonces supongo que sólo hay una cosa que debe hacerse.

Chasquido, fueron sus flexibles dedos.

―Ejecución instantánea.

Oyeron el sonido de un motor zumbando. De las estanterías que rodeaban la unidad de Iska surgieron cañones de armas en todas las direcciones, asomando por los huecos entre los tomos.

―…¡¿Qué?!

Todos se dieron cuenta de algo al mismo tiempo. Esto no era el estudio de Talisman.

Era una sala de ejecución.

―Estas son pistolas de rayos que condensan y descargan energía astral. Veinticuatro en total. Son un dispositivo experimental inventado en estas instalaciones, pero puedo asegurar que son potentes. Después de todo, utilizan mi energía astral.

La pura sangre señaló con el dedo, justo en el centro de la sala, donde se encontraba la unidad de Iska.

―Au revoir ―dijo la pura sangre con frialdad.

―¡Abajo! ―gritó Iska por encima de la princesa.

Los cañones de rayos estallaron. La espada negra de Iska cortó los rayos que se dirigían hacia ellos.

Uno de los rayos le rozó el hombro. La sangre brotó de la zona, salpicando el suelo.

―Oh, uno de ustedes salió.

Al ver a Iska, las comisuras de sus labios se curvaron. Niebla no fue capaz de contenerlo cuando Iska se abalanzó sobre los rayos un momento antes.

―¿Sólo tú? ¿O tal vez tus compañeros invisibles han sido golpeados y han caído al suelo? Niebla puede ser tan difícil de usar.

―¡Déjenme aquí! ―Iska gritó a las cinco personas que seguían ocultas―.

¡Lleguen a la planta baja antes que yo!

―¡¿Iska?!

―Averiguaré dónde están por mi cuenta. Dense prisa.

Iska ya no podía verlos, probablemente porque ya no estaba bajo el efecto de Niebla. Pero sí percibió algunas presencias que se apresuraban a salir de la habitación.

…Así que Sisbell no estaba en el último piso.

…Sólo su asistente estaba en este edificio. ¿La han trasladado a otro lugar?

Los resultados de esta táctica fueron dolorosos. Todavía no tenían idea de dónde estaba Sisbell, y los habían descubierto.

―No escaparán de mí.

Encima del escritorio, la luz del teléfono fijo se encendía y apagaba. ¿Había avisado a todos los guardias? Mizerhyby debía de haberlo pulsado.

―Mi querido ladrón, creo que deberías renunciar a tus amigos- ―La princesa de los Hydra se levantó, llena de gracia―. Hagamos un trato. Te permitiré a ti y sólo a ti vivir si te unes a mi bando.

―…¿Qué dijiste?

―¿No es esto lo que busca el hechicero? ―La hermosa muchacha se sacudió el pendiente en forma de sol con la uña―. Me interesa saber cómo un hombre que ha estado en prisión durante décadas podría conocer nuestros secretos. Finge que escapas de este edificio y pregúntale, ¿quieres? Y pregúntale cómo sabe del Descantador Gregoriano.

―¿Qué?

Algo se sentía mal.

¿De qué estaba hablando esta princesa?

…Sólo vinimos a buscar a Sisbell.

…¿Qué es este Descantador Gregoriano? ¿Qué tiene que ver con Salinger?

Algo no cuadraba. Iska supuso que sabía que era parte de una unidad imperial. Pero Mizerhyby tenía una perspectiva totalmente diferente. Cuando Salinger atacó a Nieve y Sol, ella pensó que estaban trabajando para el hechicero. Habían leído mal las intenciones del otro.

Iska no tenía ni idea de lo que proponía Mizerhyby.

―…¿De qué estás hablando? ―murmuró Iska para sí mismo.

Mizerhyby chasqueó la lengua ligeramente.

―Tsk ―La inteligente princesa se dio cuenta inmediatamente de la situación basándose en la reacción de Iska. El intruso que tenía delante no era uno de los asesinos de Salinger―. Parece que interpreté mal la situación. Así que eres uno de los mercenarios de los Lou. Entonces el hechicero de afuera es una completa coincidencia, ¿no? ―Levantó su mano derecha delante de ella y empujó su dedo voluntarioso hacia Iska―. Un cambio de planes, entonces. Supongo que te haré desaparecer aquí y ahora.

Las luces ardían en los veinticuatro cañones. Iska atravesó los rayos de energía astral condensada con su espada negra.

―¡¿Acabas de cortar la luz?! ¡Qué absurdo…! ―Contuvo la respiración―. Lo sé. ¿Quizás seas el antiguo Discípulo Santo Iska? Vichyssoise fue inusualmente reacia a informar sobre ti. Hiciste un buen trabajo con ella.

―No sé de qué estás hablando.

―Y también impertinente, ya veo… Bueno, te perdono a pesar de todo ―Los ojos de Mizerhyby brillaron.

En ese momento, la princesa liberó luz astral de su cuerpo, haciendo que Iska retrocediera por reflejo. Nunca había visto nada parecido. Parecía aplastante, como si fuera a obligar a ceder a cualquier cosa bañada por su luz.

―¿Eh? ¿Esto es Gloria…?

―Así que viviste después de luchar contra esa Aliceliese. Estoy deseando ver esto. Me gustaría escuchar los gritos de alguien tan poderoso como tú

―Mostraba una sonrisa sádica. Sus ojos afilados se estrecharon como medias lunas, y extendió los brazos―. Soy Mizerhyby Hydra Nebulis IX; ahora, te mostraré el poder más glorioso de este mundo.

Nieve y Sol.

Bajaron por la escalera oculta del último piso, casi cayendo sobre sí mismos.

―…La situación ha ido de mal en peor ―escupió Nami, que estaba al frente del grupo―. No estoy segura de que hayan previsto el ataque de Salinger. En cualquier caso, parece que Lady Sisbell no está aquí. Me temo que deben haberla trasladado a otro lugar. Y para empeorar las cosas, ¡ella nos estaba esperando en el último piso…!

―No lo olvides: También nos vieron ―dijo Jhin por detrás de ella.

La capacidad de camuflaje de Niebla no funcionaba cuando se movían a más de seis kilómetros por hora. Y como estaban corriendo tan rápido como podían por las escaleras, ya habían superado las limitaciones de velocidad.

―Aunque esta escalera nos lleve hasta el primer piso, nos verán cuando atravesemos el pasillo de allí. ¿Crees que podremos abrirnos paso entre la multitud de guardias?

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―Yo…

―Shh. Nami, tranquila ―Sistia tenía una expresión grave mientras miraba por encima de su cabeza.

El suelo sobre ellos. La pared había estallado con el sonido ensordecedor de una explosión. El humo negro se expandió.

―¡Los guardias reales! No son soldados normales. ¡Son los guardias de Mizerhyby!

―Por supuesto que sabrían de este pasadizo oculto. ¿Qué quieres hacer?

¿Deberíamos llegar al primer piso o luchar contra ellos… ¿Hmm? ―Jhin entrecerró los ojos―. ¿Qué es esa luz…?

Estaba mirando a tres guardias reales con gafas… o más bien la luz astral extrañamente brillante que parpadeaba detrás de ellos.

Era como si hubiera amanecido. La luz astral, que les quemaba los ojos, parecía aferrarse a la espalda de los guardias.

―Eh, Nami, Sistia. ¿Es algún tipo de poder astral?

―…Eso es…

―¿Eso es? ―Preguntó Jhin de nuevo.

―Peligroso. Por favor, baja tan rápido como puedas. ¡Y no te atrevas a detenerte! ―gritó Nami―. Esa es la cresta de Gloria. ¡Es el poder de Mizerhyby!

¡A esos guardias reales les ha sido legado!

―…¿Qué dijiste?

―Como dijo la señorita Rin. No intenten luchar nunca contra Mizerhyby o los guardias que la acompañan… ¡Nunca será una lucha justa si se enfrentan a ellos directamente! ―gritó.

Las dos asistentes agarraron cada una la mano de Nene y de Mismis y echaron a correr.

―Ahora que lo mencionas, sí que nos hablaste de eso.

Giró su rifle de francotirador, que había estado sosteniendo en sus manos, hacia su espalda.

Hace varios días, Rin les habló del poder de Mizerhyby.

“No tenemos mucha información…”

“Pero supuestamente Gloria de la princesa Mizerhyby emite su propia energía astral y refuerza la de los demás”.

Al igual que las plantas crecían bajo el sol, Mizerhyby podía potenciar temporalmente el poder astral de los demás hasta su máximo potencial utilizando su luz.

―Según los rumores… en un campo de batalla, creó diez soldados tan fuertes como los descendientes de la Fundadora, ella sola.

―¡¿Qué?!

―Así que se le llama el vórtice andante. Es una de las próximas candidatas a reina y, aunque me duela admitirlo, su poder es muy fuerte.

Zing. Algo estalló, acompañado de luz.

―¡Mierda! ¡Al suelo! ―Jhin apenas había conseguido gritar cuando un rayo

-un haz de luz- hizo saltar la escalera oculta bajo sus pies.

El palacio de Nebulis. La habitación de la reina en el rascacielos Polvo de Estrellas.

Este   espacio   había   sido   transmitido  entre   reinas   durante          generaciones, empezando por la fundadora de la soberanía.

―¿Algún progreso, Alice?

―…No, Madre. Todavía no hemos recibido ninguna noticia de la unidad que fue a liberar a Sisbell. Si ocurre algo, Rin me enviará un informe.

Estaban sentadas en una mesa para cuatro personas.

Alice revisaba los documentos a solas con la reina. Rin los había preparado para explicar el plan para salvar a Sisbell. Eran copias. La Unidad 907 había recibido los originales.

―Rin nunca decepciona. Tiene todos los detalles, desde el plano de Nieve y Sol hasta el equipo que llevan los soldados personales de los Hydra. Ella dejó fuera la información innecesaria y sólo seleccionó lo que necesitamos.

―Rin dijo que tomó prestada tu sabiduría, madre.

―Ella sólo pidió mi consejo. Hay muchas cosas que no sé. Por ejemplo… la princesa Mizerhyby de los Hydra. No sé mucho sobre su poder astral. Los Hydra no hacen pública mucha información.

Tic. La ceja de Alice se arqueó reflexivamente.

…Es cierto. Rin dijo lo mismo.

…Que Mizerhyby podría ser quien custodiara a Sisbell.

Pero suponer demasiado era peligroso.

Incluso si su hermana estaba en Nieve y Sol, había demasiadas posibilidades y personas que podían estar vigilándola. También se lo dijo a la Unidad 907.

―Me preocupa una cosa más ―dijo Alice―. Sobre el informe durante la reunión de antes.

―Sobre Salinger, ¿no?

―…Sí.

El hechicero trascendental era un delincuente atroz que había atacado a la anterior reina.

Cuando Alice se enteró de que tenía una larga historia con su madre, y una historia desafortunada, no pudo ocultar su sorpresa.

―No sé por qué el hechicero habrá atacado un edificio propiedad de los Hydra. Dudo que tenga algo que ver con Sisbell… ¿Tienes una idea de por qué, madre?

―Por desgracia, no la tengo. ¿Qué está pensando ese hombre…? ―En el asiento junto a Alice, la reina negó débilmente con la cabeza―. Desde nuestra separación, hace treinta años, no he entendido ni una sola cosa que haya pasado por su mente. Después de todo, ya no estamos unidos.

Un breve silencio. En el rostro de la reina se formó una sonrisa ligeramente autodespectiva.

―Fui incapaz de detener el ataque imperial, incapaz de impedir que se llevaran a mis hijas, y ahora ni siquiera pude disipar los temores de los ministros. Soy un fracaso como reina.

―Oh. Madre, eso es…

―No me estoy regodeando. Tengo una hija de la que estoy orgullosa.

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―……

―Quien sea elegida para ser la nueva reina determinará el futuro de la Soberanía. Tengo el presentimiento de que será así.

Los Zoa y los Hydra también estaban tras el trono.

Si los Zoa eran elegidos, lanzarían una guerra total contra el Imperio. Alice no sabía lo que pretendía los Hydra, pero si estaban dispuestos a introducir las fuerzas imperiales en su país e ir tras la vida de la reina, tenían que estar planeando algún gran trastorno.

―Como madre, ruego que no pierdas, Alice. Si fracasas en el cónclave, la Soberanía estará condenada a caer.

―Madre, yo también estoy preocupada por el futuro. Pero… ―Alice puso suavemente su mano sobre la de su madre en la mesa―. Debes seguir trabajando duro, madre. Porque todavía tengo algunos asuntos pendientes como princesa.

―¿Como por ejemplo?

―Primero, el rescate de Sisbell. Sería ridículo que una reina no pudiera salvar a su propia hermana.

Alice se había visto obligada a darse cuenta de que no quería volver a pasar por lo mismo. No quería volver a sentir la conmoción de ver cómo la reina y su hermana mayor eran abatidas por el Discípulo Santo en el Espacio de la Reina, ni la cólera cegadora que la había llevado a declarar la guerra a Iska. Ya había tenido suficiente rabia y dolor, emociones que le habían hecho perder la razón.

―Esta es mi elección. Aunque puede que no sea lo que esperaba.


Este era el camino que Aliceliese recorrería. No la llevaría directamente a ser reina, pero le permitiría proteger a su hermana pequeña y a su madre como princesa.

Aunque… ese no era el camino más rápido para convertirse en reina.

…Y has malinterpretado la situación terriblemente, Talisman.

…Todavía no te has dado cuenta de algo.

La Soberanía aún no conocía la verdadera fuerza del espadachín llamado Iska, la persona que Aliceliese Lou Nebulis IX había reconocido como su único rival.

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[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

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