Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 8

Interludio : Y El Mundo Sigue – Dos Días Después

Habían pasado treinta y seis horas desde la noche de la caza de brujas que atormentaba a la Soberanía Nebulis. Bajo el mando de los Discípulos Santo, las unidades de élite del ejército imperial se detuvieron en una ciudad neutral: Shralba.

La calle principal estaba tan abarrotada como cualquier otra tarde, salvo que la policía militar armada también estaba allí, comunicándose a través de sus dispositivos.

―¿Hmm? ¿El borracho del pueblo se peleó con alguien? ¿Oye, Risya? ¿No se siente un poco tenso para una ciudad neutral?

―Como si no lo supieras. Nosotros causamos esto.

―¿Por el ataque? Pero la ciudad neutral nunca tiene nada que ver con la guerra entre el Imperio y la Soberanía.

―Shh, Mei. La gente podría escucharte.

Dos mujeres paseaban por la calle principal.

Una era morena y bajita. Tenía el pelo alborotado y sus caninos asomaban por la boca, lo que le daba un aspecto felino. Junto a ella había una mujer alta con el pelo negro y gafas de montura negra.

―¿Por qué nos molestamos en cambiarnos en el puente aéreo si vas a soltar nuestros secretos? Se supone que somos ciudadanos normales. Sin conexión con el Imperio o la Soberanía.

―Claro, claro, te seguiré la corriente en tu pequeño juego.

Mei llevaba una fina camiseta de tirantes y unos pantalones cortos, lo que le daba la apariencia de una estudiante en vacaciones. Nadie adivinaría que era una Discípula Santa del tercer asiento, parte del rango militar más alto dentro de las fuerzas imperiales.

―Entonces, Risya, ¿qué te parece mi atuendo?

―Te queda bien. Pero me hubiera gustado verte con una falda o un vestido mientras estamos disfrazadas.

―Ni hablar. Las faldas siempre se levantan.

―¿Insinúas que te avergonzarías si una brisa revelara tu ropa interior?

―No. Sólo se enganchan en las ramas de los árboles y dificultan la natación.

―A veces no te entiendo. No creo que las chicas normales se suban a los árboles o naden con faldas.

―¿En serio? ―Preguntó Mei asombrada, mirando fijamente a su colega―.

Por cierto, ese traje te queda muy bien.

―Suelo llevar trajes cerca del Señor.

La Discípula Santa del quinto asiento -Risya- tenía el aspecto de una típica mujer de negocios.

―¿Hmm? ¿También te peinaste diferente?

―¿Te diste cuenta? …Está así desde que subimos al avión ―Los hombros de Risya se desplomaron con decepción. Su pelo largo y negro estaba recogido en la nuca. Parecía una secretaria elegante con su traje y sus ojos afilados―. Siempre me lo peino así cuando estoy al lado del Señor o en asuntos oficiales. Sólo me dejo el pelo suelto cuando estoy en la batalla o descansando en casa. Espera, Mei, no me digas que no te has dado cuenta.

―Ja-ja-ja. Soy mala con los detalles.

―…Bueno, está bien. Ya lo sabía ―Risya suspiró antes de tocarse la mejilla con la punta de los dedos―. Puedo jugar a disfrazarme, pero eso no disimulará esta herida que tengo en la cara. Lo sé.

Sus dedos acariciaron el vendaje de su mejilla. Sus lentes de plástico reforzado también estaban agrietados, lo que quedó después de un combate a muerte.

Estas dos Discípulas Santas atacaron el palacio y lucharon contra los descendientes de la Fundadora. Restos de sangre asomaban por la camiseta de Mei.

―Estoy celosa de que te cures tan rápido, Mei. Quiero volver a territorio imperial tan pronto como pueda. Necesito reparar mis gafas.

―Creo recordar que dijiste que el pura sangre las atravesó.

―Estos lentes deben ser capaces de repeler las balas. Supongo que es un pequeño precio a pagar, viendo que me enfrenté a una bestia.

Mientras seguían hablando en voz baja, Risya y Mei caminaban por la calle principal de la ciudad neutral. Se detuvieron en los puestos para comprar comida a capricho de Mei.

―Risya, este sándwich de carne asada está para morirse.

―¿No acabas de comer en el transporte?

―Tal vez. Pero esto es diferente ―Mei mordisqueó el pan―. Los chicos nos están esperando en el avión; ¿sabes?, si hubieran venido con nosotros, podrían haber disfrutado de este sándwich y no tener que lidiar con las asquerosas raciones militares.

―Sin Nombre todavía se está curando el brazo. Joheim está vigilando a los pura sangre capturados. Y nosotras tenemos que terminar nuestro trabajo. No paramos para comer algo. Oh, tú de allí. Uno para mí, por favor ―Risya lanzó una moneda a la dependienta. A cambio, cogió uno de los muchos periódicos que había repartido―. Oh, allí también hay uno. Mei, ¿podrías ir allí y comprar el periódico de ese lado de la calle?

―¿Mmm…hmm? Claro que sí. Uh, ¿dijiste que querías un vaso de jugo?

―No, en absoluto. Mira, tenemos que recopilar los informes para el Señor o nos llevaremos una reprimenda. Puede que hayamos terminado de luchar, pero al Señor le importa lo que dice la gente.

Estaban recopilando todos los periódicos y revistas que podían. Esa era la razón por la que habían hecho aterrizar el transporte y se detuvieron en la ciudad neutral.

Una guerra entre el Imperio y la Soberanía. El mundo entero temía que las dos superpotencias se dirigieran en esa dirección. Una guerra en toda regla suponía el riesgo de un colapso en ambos bandos, y su destrucción podría extenderse a las ciudades neutrales.

―Las naciones que están inquietas podrían aprovechar esta oportunidad para aliarse con la Soberanía. Para evitarlo, debemos vigilar la opinión pública.

―¿Y? ¿Qué está escrito en los periódicos?

―“¿Estamos al borde de la guerra mundial?” dice. Predecimos que las ciudades neutrales están conmocionadas por la noticia de que lanzamos un ataque contra el palacio.

Las fuerzas imperiales lograron capturar a los descendientes de la Fundadora.

Era una primicia en su historia de un siglo. No era exagerado decir que había cambiado la guerra a favor de las fuerzas imperiales.

―“Algunos estrategas predicen que la Soberanía tomará represalias”. Al menos, basándose en este artículo.

El período de espera de un siglo se acabó. A partir de ahora, es la guerra. Las fuerzas imperiales enviarán armas de destrucción de última generación al frente, y la Soberanía movilizará a los descendientes de la Fundadora, que aún no se han visto antes.

―…Muy bien ―Risya agrupó los periódicos y levantó la vista―. A partir de ahora, seguiremos el plan que los Ocho Grandes Apóstoles han establecido. Su Excelencia, me temo que tendrá que actuar pronto, o no podrá detenerlos.

El Imperio. La utopía mecánica.

La Soberanía de Nebulis. El Paraíso de las Brujas.

La guerra entre ellos estaba a punto de alcanzar escalas aún no vistas y en el proceso absorber al resto del mundo en su vórtice de destrucción.

―O eso cree el mundo.

―Eso no sucederá. Si los descendientes de la Fundadora tienen una pizca de sabiduría, sabrán que ahora no es el momento de enseñarnos los colmillos.

El Senado Imperial. Esta organización tiene la autoridad suprema dentro del Imperio. En las cámaras resonaban las voces de ocho hombres y mujeres: los que unían la asamblea, los miembros principales que formaban los Ocho Grandes Apóstoles, los más altos cargos del poder. No mostraban sus verdaderas formas, sólo contornos borrosos de sus rostros en los monitores colocados a lo largo de las paredes.

―La Soberanía Nebulis debe saber que hemos capturado puras sangres.

―Y es un gran problema que su gobierno haya parado debido a la lesión de la reina.

―La ausencia de su líder y el secuestro de puras sangres debe tener al pueblo sumido en el caos.

Eso significaba que no había guerra total. La Soberanía estaba demasiado ocupada aliviando los temores de sus propios ciudadanos.

―La Soberanía no tomará represalias durante un tiempo.

―En ese tiempo, podemos usar nuestras muestras de pura sangre para continuar nuestra investigación sobre el poder astral.

Growley. El jefe de los Zoa.

Las fuerzas imperiales consiguieron el mejor sujeto de investigación que podían esperar. Sabían que su Vice era un poder astral de segunda generación, potente y raro.

―Recuerda: Cuando tuvimos en nuestras manos al Sujeto E, nos enfrentamos a una gran decepción. El poder astral era inútil. Difícilmente podríamos llamarlo uno de los descendientes de la Fundadora.

―Pero…

―Fue un gran fracaso.

El silencio llenó las cámaras, una escena inusual.

Era tan inusual como la irritación vocalizada por los Ocho Grandes Apóstoles.

―Démonos prisa con nuestra investigación.

―El porcentaje de compatibilidad del Sujeto E -Elletear- con la estrella era demasiado alto. Es difícil predecir cómo cambiará a partir de ahora. Sería ideal si ella se estabilizara de la misma manera que Vichyssoise.