Jimi na Kensei (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Dictador De Una Tierra Extranjera

Parte 7: Combate

La caída del Imperio de Domino solo podría describirse como una tragedia para la nobleza imperial, esas personas ahora conocidas como nobles emigrados. Sin previo aviso, un revolucionario equipado con cuatro Tesoros Sagrados había incitado a las masas y formado un ejército rebelde. Con el uso de ideales huecos y promesas a favor de las masas, afirmó que el poder y el derecho estaban de su lado. Por lo tanto, se las arregló para atraer a la mafia, que no sabía nada de política, y encabezó una rebelión para sus propios fines egoístas.

Como resultado, el Imperio colapsó. Ocurrió tan fácilmente. El Imperio de Domino, con más de trescientos años de historia a sus espaldas, fue derribado por un hombre que salió de la nada. Los de sangre azul huyeron así al reino vecino. Buscando la ayuda de sus familiares, desertaron a su vecino, incluso cuando soñaban con regresar a su tierra natal.

Y así soportaron una vida difícil en el Reino de Arcana, esperando su momento todo el tiempo, esperando el día en que regresarían al poder en su tierra natal.

El Reino de Arcana tenía las fuerzas para hacerlo posible, y también tenía la riqueza para restaurar el Imperio de Domino. Además, la nobleza se había asegurado un sobreviviente de la Casa Imperial. Como tal, el Reino de Arcana podría salvarlos, si así lo deseaban.

A pesar de esto, el reino se negó a apoyarlos e intentó en cambio establecer relaciones con los rebeldes. Estaban en el proceso de reconocer a un mero usurpador como su igual. Entonces, ¿qué iban a hacer los nobles emigrados?

En un mundo gobernado por la inequidad, ¿tendrían que simplemente mirar hacia atrás con nostalgia a su gloria pasada y vivir el resto de sus vidas en la oscuridad? Por lo menos, algunos de los nobles emigrados aún no habían perdido la esperanza.

“Esa es la cabaña”.

Encargado de asesinar a Shouzo, Nuri lideró al grupo desde el frente. Los territorios de Caputo eran conocidos por su generosidad con los pobres. Por lo tanto, eso significaba que había mucha gente desesperada allí, y era fácil contratar tontos desesperados, siempre que uno tuviera el dinero.

El hecho de que el objetivo fuera una cabaña lejos de la ciudad también puede haber facilitado la reunión de atacantes. Por lo menos, psicológicamente era más fácil que prepararse para atacar la propiedad de Caputo y matar a un dignatario extranjero.

A los atacantes se les había pagado dinero más que suficiente para compensar la muerte de un solo hombre, y eso era solo el anticipo. La paga que les habían prometido si tenían éxito era más que suficiente para cambiar sus vidas para siempre.

“Mata al hombre de esa choza destartalada. Una vez que esté muerto, obtendrás el resto del dinero”.

Habiendo entregado tanto dinero a más de cien matones, Nuri todavía parece preocupada. Si tan solo hubiera podido agregar el Castigo Divino, Shouzo Kyoube, a su séquito, podría haber recuperado su país sin lidiar con estas alimañas. En cambio, no tiene más remedio que matarlo.

“…Exasperante.”

El mago más poderoso del mundo estaba a punto de morir, asesinado por un grupo de matones al azar. Iba a morir en agonía a manos de un grupo de hombres atraídos por un simple cambio de bolsillo. Si tan solo le hubiera jurado lealtad a Nuri, podría haber disfrutado de prestigio y todo tipo de recompensas.

“‘Tonto con Cicatrices’ tiene razón… Maldito idiota”.

Nuri ha recibido una advertencia anticipada de que no hay un número normal de paladines custodiando la cabaña. También es consciente de que los caballeros que suelen tener la tarea de proteger la cabaña han sido enviados para proteger la propiedad, y que se han reclutado matones como los que ha contratado para llenar los huecos.

“¡Ve, mátalo! ¡No lo dejes escapar!”

Tienen la ventaja de casi el doble de números. Lo que significa que pueden usar su gran masa para dispersar a la chusma y luego abrumar a los paladines fuertemente custodiados. Él es consciente de que incluso él, seguro en la espalda, estaría en peligro si Shouzo usara su magia, pero también es consciente de que Shouzo no puede usar sus hechizos sin el permiso de la Casa Caputo. Como tal, no tenía ninguna duda del éxito de su plan.

Su perspectiva fue en gran parte correcta. Como mínimo, tenía más posibilidades de éxito que los demás.

“¡Esta bien vamos!” “¡Está bien!”

“¡Esto será fácil!”

Mendigos confiados en su fuerza bruta e impulsados por la sed de sangre… Los nobles emigrados que los habían contratado los despreciaban, por supuesto, pero en este caso, en realidad era cierto para estos brutos en particular. En cuanto a la pequeña banda de mercenarios que supuestamente custodiaban la choza que perseguían… Ninguno de los brutos consideró apagar sus antorchas para ganar un elemento de sorpresa. De hecho, todos tienen antorchas encendidas y las sombras exageran su número a medida que avanzan.

Su entendimiento era que los números significaban fuerza y que los mercenarios huirían una vez que se dieran cuenta de su desventaja numérica. Seguro, querían su dinero, pero no lo suficiente como para dar la vida por él. Se estarían preparando para correr si los oponentes tuvieran el mismo número, y ni siquiera intentarían una pelea si hubiera el doble de ellos. Como tal, avanzan con confianza. Con su adecuada comprensión de la situación, estaban seguros de la victoria y, por lo tanto, principalmente pensaban en formas de gastar su recompensa.

“Ellos están aquí.” “Sí, ya vienen”.

“… Prepárate para enfrentarlos”.

Los mercenarios asignados para proteger al as de la Casa Caputo no tenían rango ni privilegio, pero todos ellos empuñaban sus espadas sin miedo. Sus rasgos no mostraban preocupación por enfrentarse a un grupo dos veces mayor.

Por lo general, hay dos tipos de personas que tienen éxito en la vida: las que comienzan desde abajo, se esfuerzan y ascienden de manera constante en las filas; y aquellos que tienen sus extraordinarias habilidades reconocidas desde el principio y saltan a la cima. Los mejores ejemplos de este último son los ases de las Grandes Casas, incluido Sansui Shirokuro. Aquellos que buscan seguir sus pasos se han reunido en el bosque cerca de la academia, formando su propia comunidad destartalada.

“¡En guardia!”

“¡Tráelo!”

Algunos están parados alrededor de fogatas, otros balancean sus espadas, mientras que aún más se sientan a mirar a los espadachines practicantes. Los miembros del último grupo están reflexionando sobre su entrenamiento para el día con bebidas.

“¡Hyah!”

“¡Hah!”

Uno baja un palo envuelto en tela en un balanceo, mientras que el otro lo esquiva y contraataca con un golpe. Es una especie de práctica para perfeccionar la forma de uno, y no es nada excepcional. Francamente, es una forma aburrida de formación en el aula. Muchos de los que se habían reunido aquí son los que hace mucho tiempo descartaron la importancia de tal entrenamiento a favor de la experiencia de combate. Eran hombres que habían creído que era mucho más valioso ganarse la confianza que proviene de experimentar tantos campos de batalla como sea posible, en lugar de confiar en los libros y la teoría.

“… Maldita sea. No es difícil cuando deliberadamente seguimos nuestros pasos, pero… “

“Es una historia completamente diferente cuando se trata de leer el momento”.

El momento en este caso no es cuando el oponente va a atacar. Más bien, el momento que describió Sansui es el momento en que el oponente está completamente comprometido con su ataque o, para decirlo de otra manera, cuando el oponente decide atacar. Si bien practicar las formas solo es un tipo de swing de práctica, cuando se practica en parejas, se trata de sincronizar el tiempo. Por supuesto, no tiene sentido hacer coincidir el tiempo en sí. Ningún oponente en un campo de batalla sincronizará su tiempo con el tuyo.

En ese sentido, Hari no se equivocó al pensar que las lecciones diurnas eran solo lecciones de forma. Sansui era simplemente capaz de atacar como si estuviera practicando su forma contra cualquier oponente en cualquier momento.

“No me avises. Solo atácame”. “Sí, está bien”.

En cierto sentido, el manejo de la espada se trata de nervio. Una cosa es si tu oponente está completamente blindado, pero si ambas partes no están blindadas, la letalidad relativa no es particularmente diferente. Como tal, saben por experiencia que el lado que puede atacar sin dudarlo es más fuerte.

Eso no está exactamente mal. Sin embargo, Sansui está muy por encima de ese nivel. Como tal, es un ejército de un solo hombre, un espadachín sin igual, en el reino de la invencibilidad total. Un ideal masculino… el espadachín definitivo.

“…!” “¡Ah!”

Otros observan a la pareja en práctica de forma con tanta atención como los propios espadachines practicantes. Los espadachines están tensos, lo que hace que sus movimientos sean más rígidos de lo habitual. Debido a que están completamente comprometidos, se están esforzando demasiado. Por otro lado, aquellos que han visto a Sansui pelear varias veces pueden imaginarlo fácilmente aprovechando el momento para atacar.

Pueden ver cuándo atacaría Sansui. Aun así, eso es porque están desde afuera mirando hacia adentro. Incluso teniendo en cuenta el hecho de que solo están usando palos envueltos en tela, el conocimiento de lo que es enfrentarse a un oponente real les impide ver la situación con tanta calma.

Al tratar de leer el tiempo de los demás, los participantes generalmente no pudieron evitar terminar en un punto muerto. Por supuesto, eso no es un problema si la batalla fue uno a uno. Sin embargo, como Sansui ha señalado repetidamente, es imposible garantizar eso en una batalla real. En la batalla, tendrían que leer constantemente el tiempo de sus enemigos, independientemente de cuántos enemigos aparecieran a la vez, dónde podrían estar posicionados y con qué podrían estar armados. Ese es el reino que ocupa Sansui.

“Nunca imaginé que existiera un hombre tan fuerte”. “Sí, yo tampoco pensé que fuera posible”.

No es como si hubieran sufrido cicatrices desfigurantes. Si pudieran tragarse su orgullo, podrían irse a casa y decir lo que quisieran. No es como si alguien creyera sus historias sobre el joven Apóstol de la Espada o el Lightning Slasher. Ellos tampoco creyeron esas historias.

Pero no se atrevieron a hacer eso. Había una razón por la que estos hombres, que no tienen rival en casa, permanecen cerca del mejor espadachín del reino. Para ver su ejemplo, y aun así intentar acercarme un paso más a él.

“¿Así que de dónde eres? Soy de Sepaeda, aunque muy lejos”.

“Disaea. Simplemente ya no podía soportar el hedor de la ciudad. Además, me estaba cansando de los mariscos”.

“Disaea, ¿eh? Prefieren cosas como asesinos allí, ¿verdad?”

“Vine de Domino. Están entregando equipos ridículos a todos los agricultores al azar… No hay lugar para avanzar allí”.

Están mejorando lentamente. Si bien no pudieron entender lo que Sansui estaba haciendo al principio, ahora que recibieron sus instrucciones y lo vieron pelear innumerables veces, están comenzando a entender la lógica detrás de su fuerza y a incorporar lentamente sus ideas en sus propios estilos.

“Intenté pelear con un tipo que acaba de llegar aquí recientemente. Vencerlo fue más fácil de lo que pensaba. Quiero decir, ambos estábamos usando espadas de entrenamiento, pero aun así”.

“Te escucho, entrenar espadas es una cosa… Las espadas reales son otra cosa completamente diferente”.

“El maestro tiene los nervios más firmes que nosotros. No importa contra quién esté peleando; Ni siquiera lo he visto estremecerse”.

Incluso si muchos de ellos tienen la habilidad de manejar la magia, no es como si cualquiera pudiera aprenderla, y aquellos que la tienen pueden no necesariamente tener la aptitud para ello, y hay muchos que nunca han tenido la habilidad para empezar. Aun así, buscaron la fuerza y encontraron un camino a través de la espada y, ahora, han entrado en contacto con un hombre en su apogeo.

Ellos, que han experimentado una buena cantidad de batallas y han ganado cierta confianza, sonríen al recordar el desarrollo de sus propias habilidades. Después de todo, tienen un espadachín casi divino de pie ante ellos, elogiándolos por el progreso que han logrado en su habilidad y enseñándoles aún más.

“Dime, ¿escuchaste? Sobre el tipo con el mismo cabello y rasgos faciales que el Maestro. Evidentemente, él y el chico de piel oscura están recibiendo lecciones individuales”.

“Sí.”

Lo que separa el hilo y el estambre… No es el talento, sino sus objetivos. Aquellos que tomaron la espada y simplemente buscaron un camino hacia la riqueza o el poder, y aquellos que tomaron la espada buscando demostrar su fuerza a través del avance personal… La diferencia entre ellos   es   cómo   reaccionaron   cuando   chocaron   contra   una   pared.

¿Intentaron trepar por él o se dieron por vencidos y buscaron otro camino?

De alguna manera, podría haber sido más prudente buscar otro camino. Si el dinero era el objeto, entonces la espada es la herramienta adecuada. Sin embargo, si temían la muerte, entonces no deberían luchar contra oponentes a los que no pudieran vencer. No hay nada de malo en vivir así, de verdad.

Pero así es como vive el estambre. No es así como debería vivir el hilo.

Hay dos tipos de individuos excepcionales. Los que nacen así, y los que aspiran a alturas más elevadas y se comprometen a alcanzarlas, sin importar sus carencias. Dependiendo de las circunstancias, aquellos que buscan esas mayores alturas pueden estar más preparados para alcanzarlas. Eso también es cuestión de tiempo.

“Una demostración decente de espíritu”.

La capacidad de ver ese momento es una habilidad valiosa en sí misma. Aquellos que nacen excepcionales no buscarán el peligro, después de todo, porque no lo necesitan. Sin embargo, la capacidad de dar a aquellos que buscan una oportunidad la oportunidad de brillar… Eso también es una especie de preparación.

“¡¿E-El señor Emeritus?!”

“¿Por qué está aquí el señor retirado de una Gran Casa?”

Los espadachines no son los únicos que intentan ver el panorama más amplio. Tanto si se trata de estadistas que practican la política como de generales que participan en la guerra, ambas posiciones requieren una perspectiva incluso más amplia que la del espadachín, al tiempo que les exige que miren aún más a fondo. El anciano, que aparece con un puñado de guardaespaldas a cuestas, está midiendo la pasión de los que están frente a él. Su hijo, su hija y él mismo… Estos alumnos han sido afilados por el hombre en el que los tres han depositado su absoluta fe.

“Las puertas de la Casa Sepaeda siempre están abiertas para aquellos que se destacan por su habilidad como espadachines. Y cuando sea necesario, le tendremos la mano”.

Como los espadachines que imaginan cómo actuaría el espadachín definitivo, el anciano también está mirando algo más allá de lo que está físicamente presente.

“Parece que te faltan fondos para viajes”.

Por lo que él sabe, los espadachines ni siquiera tienen los fondos para alojamiento suficiente, y en su lugar han optado por vivir juntos en este extenso campamento. Sin duda se trata de personas que, a pesar de su falta de dinero, querían pasar el mayor tiempo posible cerca de Sansui.

“Me gustaría contratarte para una tarea particularmente peligrosa, una tarea que impactará el futuro de este reino durante los próximos cien años. Serás un seguro importante para mí”.

“Contratar” tiene dos significados, en realidad. Una es contratar a alguien como jornalero, una relación puramente comercial que dura solo por un contrato. El otro es el empleo a largo plazo, el camino hacia el progreso que los aquí reunidos se han reunido para buscar.

“No puedo usar a Sansui para esta tarea, y los riesgos incluyen la posibilidad de que te eliminen… Sin embargo, para aquellos que sobrevivan, Sansui no solo continuará sus instrucciones, sino que te pagaré. Se convertirán en miembros de una nueva empresa”.

El anciano está tomando precauciones contra el resultado que más desea evitar.

“Es hora de que demuestres tu fuerza en la batalla, no solo como una prueba de tus habilidades, sino para comprobar si su instrucción tiene algún significado real para ti”.

Si bien hay paladines y guardaespaldas directos de Shouzo detrás de ellos, no están contribuyendo a esta pelea. No, su papel es derrotar a esta fuerza, una que es el doble de su tamaño, por sí mismos. Que puedan tolerar. No, más bien, eso es lo que desean.

Aquellos que recibieron la instrucción de Sansui están impulsados por el deseo de probar los frutos de su entrenamiento y por el deseo de continuar entrenando con él. Como tal, se mantienen firmes. Ni uno solo huye ni profiere un chillido.

Los matones atacantes sospechan de la banda de mercenarios que se encuentran en silencio bajo el cielo nocturno, con las espadas preparadas. Sin embargo, todavía tienen la ventaja en número y no hay mucha diferencia en sus respectivas armas. No hay ninguna razón para que se detengan. Los matones contratados por Nuri cargan, dejando escapar un fuerte grito.

“¡Raaaaaaaaaaaaaaaaagh!”

Los gritos de batalla están ahí para intimidar al oponente y distraerse del propio miedo. No importa cuán grande sea la ventaja que puedan tener en número, al menos algunos de ellos morirán, y existe la posibilidad de que cada uno de ellos sea uno de los que mueren. Incluso entonces, se mienten a sí mismos que es imposible que suceda y, por lo tanto, atacan a sus oponentes con la esperanza de que se rompan y corran. Con la esperanza de que puedan, si es posible, evitar lastimarse y evitar cansarse.

“Dicen que los que no dudan sobreviven más tiempo en el campo de batalla. Eso no está mal”.

“En una lucha a muerte, lo primero que debes luchar es tu propio miedo. Sin hacer eso, no puedes enfrentarte al oponente que intenta matarte”.

“Probablemente por eso ganan los imprudentes y valientes. Eso no está mal y hay una lógica detrás”.

Los espadachines contratados por la Casa Sepaeda recuerdan las palabras de Sansui, mirando fríamente a sus atacantes que son como los hombres que solían ser. Casi sintieron lástima por sus “viejos yo”, los impulsados por la codicia a corto plazo, alentados por una confianza superficial, ciegamente confiados en su número y distrayéndose de su miedo.

“¿Pero qué pasa si ambas partes son imprudentes? ¿Serán los luchadores más grandes? ¿Los mejor equipados? ¿Los más afortunados?”

“El que sobrevive es el ganador. Pero eso no significa que sean los más fuertes de los dos”.

“¿Cuál es la fuerza que deseas? ¿Es la fuerza para solo poder derrotar a los más pequeños que tú? ¿Más pobre que tú? ¿La fuerza depende de la coincidencia y el destino?”

Ambos lados tienen equipos similares, mientras que el oponente tiene el doble de números. Ese hecho no cambia. Normalmente, este podría ser el momento de correr. No es que no tengan miedo a la muerte, en realidad, pero su deber aquí es simple. Cada uno de ellos necesita acabar con dos matones. Eso aniquila al enemigo. Sencillo.

La lógica que habría provocado la risa burlona de los guerreros que eran antes de conocer a Sansui les parece ahora inexpugnable. Aunque saben que es más fácil decirlo que hacerlo, si es para acercarse un paso más a Sansui, saben que pueden hacerlo.

“Es cierto que el espíritu y la moral son importantes”.

“Pero representan el mínimo indispensable. Hay cosas que necesitas más allá de ellas”.

“La fuerza en la que creo, la fuerza de mi Maestro, me ha mostrado esas cosas que están más allá”.

“Permíteme mostrarte ahora”.

Sienten miedo, pero no tienen miedo. Los mercenarios de Sepaeda se enfrentan sin decir palabra a la horda que carga contra ellos.

“¡Raaaaaaah!”

“Fu…”

Baja una espada de acero. Un golpe poderoso que, si aterrizaba, sería un golpe letal. En lugar de bloquearlo, el mercenario retrocede para evitarlo.

Fue un golpe que el atacante pensó que podría bloquear o partir la cabeza de su objetivo. No esperaba que fallara. Una barra que se pierde mientras se carga hacia adelante es fatal.

El mercenario se regaña a sí mismo al darse cuenta de que Sansui se habría ocupado de eso sin permitir que el atacante se diera cuenta de que había fallado. Aun así, fue suficiente. El ataque del oponente falla y permite que el mercenario ataque hacia arriba.

“¡No…!”

No importa lo valiente que sea una persona, un golpe mientras está completamente indefenso es suficiente para hacer que cualquiera se estremezca. A pesar de haber tenido la oportunidad de salvarse, si rápidamente se cambiaba a la defensa, el miedo había hecho que incluso el atacante cerrara los ojos. Eso es todo.

El mercenario fue así una vez. Sin duda Sansui podría haber derribado al atacante sin matarlo. Esos son los pensamientos del mercenario cuando lanza un corte contra el cuello del atacante. La sangre brota de la herida resultante, rociando al mercenario. Sintiendo un toque de vergüenza por la sensación de logro de su primer asesinato, el mercenario continúa adelante.

“¡Maldito seas!”

Cambia su mirada del primer atacante al segundo. El hombre frente a él, el que sostenía una antorcha encendida, no estaba completamente comprometido. Sus ojos lo delatan. Habiendo esperado que el hombre frente a él matara a su oponente, tiene que tomarse un momento para armarse de valor para luchar.

“¡Fu!”

“¡Guh!”

En lugar de proporcionar a su enemigo ese momento, el mercenario ataca primero. No necesita poner toda su fuerza detrás del golpe, solo lanzar un rápido tajo contra el cuello de su oponente. Incluso si no lo mata instantáneamente, e incluso si no es una herida letal, será suficiente para romper su espíritu.

El miedo que había retenido estallaría y le robaría su capacidad de actuar, y la hemorragia le quitaría un tiempo precioso, justo cuando necesitaba esos pocos momentos para recuperarse, para formular una respuesta adecuada.

Entonces el mercenario da un paso adelante en lugar de acabar con su oponente. Si bien ya ha derrotado a dos oponentes, ve enemigos todavía frente a él y, por lo tanto, continúa avanzando.

“¡Eek!”

El espíritu del tercero ya estaba roto. Ver a sus aliados caer tan suavemente fue demasiado para que su moral decadente lo tomara.

Podría haber sido lo suficientemente inofensivo como para dejarlo solo. El cuerpo del tercer atacante estaba así de tenso. Pero el mercenario ataca de todos modos. No tiene la habilidad suficiente para dejar ileso a un oponente.

“¡¿Q-Qué diablos son estos tipos?!”

“¡Maldita sea! ¡Esto no es para lo que nos inscribimos!” “¡Por qué son tan fuertes…!”

El mercenario no puede ver todo el campo de batalla como lo hace Sansui. Sin embargo, con solo ver a los enemigos frente a él, parece que sus camaradas también están abrumando a los rufianes atacantes. La marea de la batalla cambia decisivamente en sus primeros momentos. Los atacantes se rompen y huyen rápidamente.

Hay una diferencia sustancial entre aquellos que dan un paso atrás como parte de una postura de espada y aquellos que intentan pasar de una carga hacia adelante directamente a dar media vuelta y correr. Una lucha de pánico alimentada por el miedo y una persecución tranquila son muy diferentes en términos de velocidad. Eso significa que la pelea ha pasado de un enfrentamiento unilateral a una persecución aún más unilateral.

“Imposible…”

Nuri se queda sin palabras mientras observa cómo se desarrolla la batalla a distancia. No había subestimado las probabilidades y había puesto sus mejores esfuerzos en este plan. Armado con el conocimiento previo del enemigo, había preparado la fuerza necesaria y actuó en consecuencia. Pero todo eso se derrumbó.

“… ¡¿Están esas élites disfrazadas de mercenarios?! ¡Era una trampa!”

Observando desde lejos, Nuri rápidamente decidió escapar. Saltando sobre su caballo, se aleja de la batalla. Fue una decisión rápida y precisa. Retirarse de la batalla una vez que estuvo claro que el plan había fallado fue lo más sabio que pudo haber hecho. El problema, sin embargo, es que ahora no tiene adónde huir en el reino.