Jimi na Kensei (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Dictador De Una Tierra Extranjera

Parte 6: Verdaderas Intenciones

“¡Soy Ukyo Fuushi, presidente de la República de Domino! ¡Deseo hablar con Su Majestad y Lord Caputo! Me doy cuenta de que es tarde, ¡pero hazte a un lado!”

Ukyo llega frente a los miembros de la Guardia Real con sus tres escoltas a cuestas. Aunque técnicamente arcanianos, comprenden todo el séquito de Ukyo. Esta sección particular de la finca está resguardada intensamente y a propósito, con caballeros totalmente equipados alineados en defensa de los que están dentro. Ukyo se dirige a ellos con la voz en alto, como si estuviera listo para mandarles a sus tres guardianes en cualquier momento.

“Bienvenido, Su Excelencia, le hemos estado esperando. Su Majestad y Su Señoría esperan más allá”.

“Nuestras órdenes son permitir que solo usted y sus Tesoros Sagrados pasen”.

Evidentemente, esto estaba dentro de sus expectativas, y la Guardia Real se parte sin quejarse. Como tal, los tres que custodiaban a Ukyo ahora están aliviados de su carga. Bueno, al menos en términos de su misión de protegerlo.

“…Así es como va. Gracias por la ayuda, ustedes tres. De aquí en adelante es asunto del Rey y de mí. Después de todo, esa es la razón por la que vine aquí. Nada de qué preocuparse. Gracias de nuevo.”

Después de despedirse con palabras de gratitud y aprecio, Ukyo ni siquiera gira la cabeza mientras se mueve hacia el área más allá de la Guardia Real. Si bien es imposible no sentir curiosidad por lo que se discutirá dentro, no es algo que deban dejar que les moleste.

“¡Bien entonces! ¡Acabemos con los intrusos que quedan en la finca!” “Sí, me vendría bien un poco más de ejercicio”.

“Muy bien… Esta es una experiencia valiosa en sí misma”.

Puede que no hayan podido protegerlo en su destino, pero al menos pueden hacerse cargo de los asesinos restantes. Esa sería, al final, una forma de protegerlo. Por supuesto, no tienen la obligación de hacerlo, pero su carisma hizo que quisieran ayudarlo en todo lo que pudieran. Estos tres se han dado cuenta de que el carisma es la razón por la que otros gobernantes le temen. Es decir, el único enemigo de un gobernante es otro gobernante.

“¡Me disculpo por lo tarde de la hora!”

Con un clic, el héroe, armado con sus cuatro Tesoros Sagrados, abre la puerta y entra en la habitación, su irritación es evidente para todos los ocupantes. En la sala fuertemente custodiada, dos hombres beben sus bebidas con elegancia. No es una fiesta en sí, pero sigue siendo un espectáculo irritante para un hombre que tuvo que abrirse camino hasta aquí.

“Parece que llego tarde a la fiesta. ¿Asumo que hay algunos para mí?” “Sí, te estábamos esperando”.

“Una impresionante demostración de espíritu. Difícilmente eres el mismo hombre que conocimos esta tarde”.

Ukyo se sienta en la silla vacía que lo espera y toma un trago, como para refrescarse. Con un destello de precaución en sus ojos, parece completamente nervioso. Al mismo tiempo, enfundó la Espada Demoníaca en su cadera y colocó la Lanza Divina contra la pared. Reconociendo que solo los tres están en la habitación, se prepara para intercambiar palabras en serio.

“Primero, una disculpa. Nosotros, el Reino Arcana, recientemente proporcionamos fondos sustanciales a los nobles imperiales que residen en nuestro territorio. Sin duda, esos fondos fueron asignados para este propósito”.

Como se esperaba. Aunque no se dice, la disculpa es claramente solo por forma. A pesar de la cortesía sarcásticamente hueca del rey, Ukyo mantiene su mirada fija en él. Todavía tiene que comprender su intención.

“Como símbolo de nuestra disculpa, entregaremos a todos los nobles imperiales que se encuentran actualmente en nuestras tierras. Todos ellos, incluidas mujeres y niños. Por supuesto, incluiremos la riqueza que trajeron consigo e incluso un poco de interés”.

“… Puedo entender esa parte. Que los nobles son una molestia para ti, es decir, y te gustaría que nos encargáramos de ellos”.

Este incidente es demasiado grande para simplemente barrerlo debajo de la alfombra. Que los nobles emigrados intentaran asesinar a Ukyo, que había venido por invitación de la Corona, fue un golpe desesperado que rayaba en la locura. Los nobles ciertamente no tienen defensa. También es un gran fracaso del rey y Lord Caputo, ya que son los anfitriones encargados de mantener a Ukyo a salvo. Por lo tanto, proporcionar ayuda alimentaria como muestra de disculpa es algo natural.

“¿Pero de qué sirve eso para este reino?”

Lo que Ukyo quiere saber, por encima de todo, es lo que el Reino de Arcana ve como el resultado deseable. La posición del Reino de los Arcanos era casi inexpugnable, después de todo. Ya fuera para continuar la guerra o conformarse con la paz, no había ningún curso de acción en el que Domino tuviera una ventaja. Sin embargo, a pesar de eso, los arcanianos aparentemente se están poniendo en desventaja.

“Es cierto que se volvieron locos, pero ustedes fueron los que los dejaron para hacerlo. ¿Realmente vale la pena ponerse en tal desventaja para echar a esos nobles?”

Sin mucho conocimiento de la política interna del reino, Ukyo no podía entender el punto. ¿Qué ganan con ofrecer concesiones para la vacilante República de Domino?

“… Hmph, entonces parece que entiendes cómo hablar en términos de intereses. Bien, eso hace que valga la pena mantener esta discusión”.

El rey al menos está seguro de que Ukyo es al menos un oponente más sensato que los nobles. Una persona que comprende que cualquier forma de ayuda tiene un precio es mucho más digna de confianza que quienes dan por sentada la ayuda. En cierto sentido, es natural que los revolucionarios que expulsaron a los nobles sean más capaces.

“Permítanos expresar esto de manera simple. Nosotros, la Corona de los Arcanos, te queremos. Tú, es decir, que puedes hacer uso de los cuatro Tesoros Sagrados”.

“Qué clase de ridículo…”

“Con su ignorancia de la estructura interna de nuestro reino, es dudoso que comprenda los sentimientos de la Corona al respecto”.

Ciertamente, tendría sentido quitarles los Tesoros Sagrados, incluso si no pudieran usarlos, simplemente como una forma de despojar a Ukyo de su poder. Sin embargo, no podía entender por qué querrían atraerlo específicamente a su lado, incluso si pudiera hacer uso de los Tesoros Sagrados. Es como poner a un ladrón de caballos a cargo de los establos.

“Tu presencia aquí en el Reino de Caputo nos muestra que no eres simplemente un revolucionario, sino también un hombre capaz de gobernar. Eso incluye su capacidad para discutir tranquilamente esta situación”.

“No conocemos sus razones para derribar el imperio. Sin embargo, al menos, Su Majestad y yo te preferimos como vecino a los nobles emigrados”.

Sin la intención de anexar por completo la República de Domino, el Reino de Arcana está reconociendo que el hombre ante ellos debe, por lo tanto, ser el gobernante legítimo de Domino.

“… ¿No es eso una contradicción? Seguro, no tengo ningún deseo de acabar con tu reino. Al mismo tiempo, no tengo ninguna intención de salir de mi país. En el momento en que me voy, Domino se cae a pedazos”.

“Tenemos varias hijas solteras. Nos gustaría que se casara con una de ellas”.

Al escuchar esas palabras, la expresión de Ukyo cambia dramáticamente. Eso permitiría a ambas partes obtener lo que quieren.

“Así que me quedo en mi país y me convierto en yerno de la corona arcaniana”.

“Nos dicen que Vajra posee no solo el poder de controlar el clima, sino también de pronosticarlo. Nuestros países son vecinos, y si el clima extremo perjudica a uno de nosotros, ciertamente también perjudicará al otro. Como tal, nos gustaría que utilizara esa capacidad en beneficio de ambos países”.

El mismo Ukyo sabe mejor que prácticamente nadie que, si bien el acto de derribar un régimen requiere una enorme cantidad de esfuerzo, también deja una enorme carga después. Es por eso que el Reino de Arcana está tan ansioso por evitar la anexión de la República de Domino. Sin embargo, al mismo tiempo, están más que dispuestos a brindar ayuda por las razones correctas. Como es un favor que se puede devolver, están dispuestos a prestar su ayuda, siempre que no erosione por completo su ventaja.

“Tal como están las cosas, lo único que obtenemos en un asentamiento son Tesoros Sagrados que no podemos usar. Y si derrotáramos a Domino en una guerra, obtendríamos su tierra empobrecida y su enemistad. En cuyo caso, tenemos más que ganar cediendo terreno y proporcionándoles ayuda. Si no puede permitirse dejar Domino, quédese allí y ayúdenos. Ese es Nuestro deseo como Corona”.

“… Me sobreestimas. Pero entiendo lo que buscas”. “Sin embargo, hay una condición para todo esto”.

Domino ahora le debe a Arcana de todas las formas imaginables. A pesar de que iniciaron una guerra con pretensiones cuestionables, los arcanianos han propuesto una paz que es en su mayor parte en su desventaja. Al mismo tiempo, hay algo a lo que los arcanianos necesitan que Ukyo renuncie.

“La condición es… que dejes ir a un miembro de la Casa Imperial”.

Proporcionan una explicación sencilla. La Casa Sepaeda ha puesto a una joven de la Casa Imperial bajo su cuidado y les gustaría que la dejara ir.

“Un miembro de la Casa Imperial que escapó a un país vecino… Entonces, un rival político del Emperador”.

“En esencia, sí”.

“¡Entonces, el único sobreviviente de la Casa Imperial sería el niño que quería muerto…!”

Ukyo se ríe, como si estuviera completamente divertido. Al final, la razón por la que Ukyo está tratando de masacrar a toda la Casa Imperial es para vengarse del emperador que trató de tomar por la fuerza sus Tesoros Sagrados. En última instancia, eso se debió a que matar a toda la línea familiar del Emperador sería una negación absoluta de su reinado como gobernante del Imperio. En todo caso, dejar vivo a un niño que el Emperador quería muerto solo endulzaría la venganza.

“Yo, personalmente, no tengo ninguna objeción a su condición. Pero como representante de la República, no puedo decir que sí”.

Vale la pena señalar que no hay nadie en este mundo que se oponga a que Ukyo busque y mate a los miembros de la Casa Imperial. En todo caso, la opinión general es que está haciendo lo que se espera de un hombre en su posición: matar al gobernante y a los miembros de la dinastía anterior. Al matar a cualquiera que reclame ese linaje, elimina cualquier posibilidad de que sea una fuente de rebelión futura. Para un hombre en su posición, es algo que debe hacerse y, en lugar de ser un acto de venganza inusual, es simplemente parte de asegurar el futuro de su propio régimen.

“Mira, de donde soy, estaba este hombre llamado Yoritomo Minamoto. La familia que acabó con su clan lo dejó ir porque era un niño en ese momento. Desafortunadamente para ellos, creció para destruirlos y tomar el control del país. Es una historia inspiradora, pero como el objetivo potencial de la venganza, prefiero no dejar que eso suceda”.

“Esa es una preocupación perfectamente comprensible”.

Por supuesto, Ukyo es plenamente consciente de que con las circunstancias que le permiten acabar con los nobles emigrados, en realidad es bastante inverosímil que Lain pueda, como adulta, tomar el control de Domino. Sin embargo, todavía cree que es mejor matarla de todos modos. O más bien, simplemente no hay razón suficiente para que no lo haga. Es cierto que Lain es una niña inocente, pero eso es cierto para otros miembros de la Casa Imperial específicamente y la nobleza en general. No puede simplemente tragarse la demanda como se le da, por lo que hay un poco más de trabajo por hacer.

“Dejar ir a una chica no es un problema. Sin embargo, dejarla ir y que regrese… es un problema potencial que perseguiría a mi país”.

“Así que la propia Lain o uno de sus hijos se casen con tu hijo. Eso debería resolver el asunto”.

“Eso podría ser cierto… ¿Pero por qué estás tan ansioso por proteger a este niña? Dime la razón.”

No puede entender por qué, dadas las circunstancias, cuando están dispuestos a entregar a los nobles emigrados, por qué también estarían tan interesados en proteger a la niña, incluso si ha sido criada por la Casa Sepaeda. Seguramente no están pensando que no pueden permitirse dejar que el linaje imperial se extinga.

“La niña, Lain… Ella es la hija adoptiva del mejor espadachín de este reino, Sansui”.

“¿Es eso…?”

“Sí, probablemente sea de tu tierra natal”.

El rostro de Ukyo se nubla al pensar. Basado en sus propias experiencias, es probable que este Sansui también tenga poderes especiales. Aun así, su preocupación todavía parece excesiva.

“Dainsleif, Vajra, Ungaikyo, Elixir… Para explicar en términos que ellos entenderían, él es el aprendiz del Suiboku Inmortal, el anterior portador de Eckesachs.”

Al escuchar esas palabras, los hasta ahora silenciosos Tesoros Sagrados cambian a sus formas humanas. Todos parecen sorprendidos o preocupados. Solo Elixir parece feliz con la noticia.

“¿El aprendiz de Suiboku…? Ese espadachín obsesivo tomó… ¿un aprendiz?”

“Suiboku tiene un aprendiz… Para que ese hombre haga algo tan inmortal…”

“El hombre que rompió espadas como ramitas…”

“¡Ah! ¡Qué maravilloso! ¡Veo que Suiboku todavía está conducido!

¡Espléndido!”

Parece que hay una pequeña brecha entre el hombre que conocían y la información que se les ha dado. Bueno, tal vez sea natural que alguien a quien no habían conocido en dos mil años haya cambiado un poco en términos de personalidad.

“Es el aprendiz de Suiboku y un Inmortal, uno que ha dedicado quinientos años de entrenamiento a sí mismo. Francamente, es un hombre tan tranquilo y humilde que es difícil ver por qué ha jurado lealtad a la Casa Sepaeda. Al mismo tiempo, su habilidad como espadachín no tiene igual”.

Lord Caputo también es un hombre de fe, y es desde esta perspectiva que alaba a Sansui. Como mínimo, es mucho más digno de confianza que su propio as.

“El mejor espadachín de este reino, eh… Un aprendiz de un Inmortal que ha existido durante más de dos mil años, y un espadachín que ha estado vivo durante unos quinientos años… Ni siquiera puedo imaginar cómo es”.

Toda la curiosidad desaparece de la expresión de Ukyo. Para decirlo sin rodeos, no tiene sentido aprender sobre un as que no puedes vencer.

“La razón por la que atacamos a este país fue porque teníamos una excusa para hacer la guerra. Si va a entregar a los nobles emigrados, que fueron la excusa, después de todo, y agregar un poco más al problema, bueno, no hay nada que pueda superar eso. En cuanto a casarse con una de tus princesas, tampoco es una mala propuesta”.

Como político, no puede rechazar una oferta después de que la otra parte ha dado tanto y con un arreglo tan hábil.

“Me pregunto qué dirán los libros de historia de mi país sobre esta guerra”.

A un joven, demasiado confiado por haberse apoderado de su país, le entregaron el culo librando una guerra contra un oponente al que no podía vencer y, vergonzosamente, ese oponente le mostró misericordia. Incluso es posible que, como resultado, tenga que firmar varios tratados desiguales. Ciertamente sería una experiencia humillante para un hombre con su ego.

“¡Bien, que se joda, entonces! Al menos estaremos el tiempo suficiente para que haya libros de historia. El resto, bueno, tendré que dejar eso a mis descendientes”.

Para bien o para mal, muchos ciudadanos en edad de trabajar habían muerto en esta guerra. Dicho de otra forma, ahora no es necesario alimentarlos. Si bien no podía esperar mejores rendimientos de los campos de Domino en los próximos años, tampoco los muertos volverían a la vida repentinamente y necesitarían comida.

“Su Majestad, acepto su oferta”.

El joven fundador se enderezó la chaqueta y luego inclinó la cabeza. Mostró su agradecimiento a un rey vecino que, por fin, le daría una vía para que su país sobreviviera.