Jimi na Kensei (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Dictador De Una Tierra Extranjera

Parte 10: Decapitación

“Instrucciones sobre cómo matarlos. Eso también está bien”.

Bajo la luz de la luna, el joven le da la espalda a su amo y mira a su enemigo. No hay tensión nerviosa en su expresión, pero hay acero en su columna. No se molesta en desenvainar la espada de madera en su cadera, y en su lugar camina hacia los atacantes desarmado. Sorprendido y tomado completamente por sorpresa por esta maniobra poco ortodoxa, sus oponentes miran a su alrededor confundidos.

Sí, han atacado con varios cientos de combatientes a cuestas, pero esta respuesta es ridículamente pequeña para la Casa Sepaeda. Si hubieran estado anticipando un ataque, no sería imposible para ellos tener varios miles de sus propios soldados al acecho. Los atacantes están en un pánico confuso, presa de la posibilidad de que la caballería pesada cargue contra ellos desde todos los lados.

Sin embargo, no sucede. No hay ruido de cascos en el suelo, ni relinchos de las monturas ni gritos de los jinetes. Bueno obviamente. No han preparado nada de eso. Sansui está aquí. Para unos pocos cientos de hooligans, en realidad es casi excesivo.

“Bueno, entonces… Cómo procesarlos”.

El chico de ropas toscas se acerca. Detrás de él hay dos mujeres aparentemente nobles. Están lidiando con una falta total de información, pero una cosa está clara. Sin asegurar a esas mujeres, las matarán. Ese entendimiento es correcto, y comienzan a correr, ignorando al joven y corriendo hacia las hermosas flores que bien podrían ser su salvación.

Por supuesto, el propio Sansui no tiene la intención de lidiar con la situación únicamente con la espada. Probablemente lo haría, si el enemigo lo atacara específicamente, pero sus objetivos son las mujeres detrás de él. Ese hecho determina el curso de acción de Sansui.

“¡Muévete del camino!”

Delante de Sansui hay un mercenario que intenta empujarlo fuera del camino con una mano, sin molestarse en blandir su espada. Es la decisión correcta, piensa Sansui, mientras barre una de las piernas del mercenario a medio paso. Incluso esa contrafuerza fue suficiente para desequilibrar al mercenario que cargaba, lo que le permitió a Sansui arrebatarle la espada de la mano.

No es como si el mercenario cayera de bruces o se volteara; todo lo que hizo fue vacilar y tropezar hacia adelante. Debería haber podido recuperarse rápidamente. Debería haberlo hecho, es decir, pero en su confusión, no se dio cuenta de algo.

“Buena posición.”

Que está en la posición perfecta para que le corten la cabeza. “Oh…”

“No es una mala espada. Esto lo hará.”

Su cabeza rueda al suelo y el cuerpo lo sigue un momento después. La primera víctima cayó tan fácilmente que, en la oscuridad, en la loca carrera, nadie a su alrededor se dio cuenta. No habría importado si lo hubieran hecho.

Sansui se mueve rápidamente con un Flash Step, flanqueando al grupo que avanza.

“No creo que pueda escapar sin usar mi Ki Blade, dados sus números”.

Sansui ataca a la primera fila de atacantes desde su lado. Aunque iluminados por la luz de la luna, los mercenarios giran la mirada para concentrarse en la luz que proviene de la finca. Ni siquiera notan la forma esbelta de Sansui, incluso cuando está junto a ellos.

Usando ese elemento de sorpresa, Sansui salta hacia arriba mientras pasa su Ki Blade a través del cuello de un mercenario. Luego usa el cuerpo del mercenario que colapsa como plataforma para pasar al siguiente oponente. La espada de hierro, reforzada con el ki de Sansui, atraviesa los cuellos de los mercenarios como si atravesara el aire.

Por supuesto, Sansui, mientras salta a lo largo de los cuerpos como si estuviera jugando a la rayuela, tiene su flanco vulnerable expuesto y no podrá ofrecer mucha resistencia si es atacado. Sin embargo, en cuanto a la cuestión de si un hombre que corre, persiguiendo la espalda del hombre frente a él, podría girarse repentinamente y atacar a un joven que aparece frente a ellos… la respuesta probablemente sea no. Lo máximo que puede procesar es que el hombre que corre frente a él se derrumba repentinamente, con la cabeza colgando sin vida en el suelo mientras la sangre brota de su cuello.

El hombre no solo tropezó; cayó sin vida al suelo como un cadáver decapitado. Sabiendo que había sido el hombre corriendo frente a él un latido antes, no había forma de que pudiera seguir cargando. Esto es cierto para todos ellos.

“¡¿Gyah?!” “¡¿Q-Que…?!”

Al desactivar su Ki Blade, Sansui se para frente a ellos. Simplemente se para frente a ellos, sin intensidad ni peso detrás de su mirada. Bajo el cielo nocturno con la iluminación detrás de él, es un espectáculo desconcertante de ver. En ese momento particular los mercenarios tienen la opción de huir. O mejor dicho, más exactamente, la idea de huir pasa por sus cabezas.

El joven frente a ellos no tiene ni una gota de sangre de sus víctimas. Todos sucumben al miedo ante la mera visión de él parado allí, sin sangre. Al mismo tiempo, su orgullo no les permite correr. Después de todo, no pueden simplemente huir de un niño. No es algo particularmente extraño que sientan. Si Sansui fuera un poco más extravagante y poderoso, podrían haber abandonado su orgullo. Pero todo eso es irrelevante. Lady Douve le ha ordenado a Sansui que mate a todos los atacantes. No hay escapatoria para ellos.

“¡Ahhhhhhhh!”

No es más que desesperación. Un tajo por encima del hombro acompañado de un chillido. Es un ataque de pánico, antiestético, y no hay espíritu detrás de él. Todo lo que tiene es una esperanza superficial de que de alguna manera podría cambiar esta situación imposible.

Varios de los mercenarios intentan esto. Algunos de ellos incluso intentan cronometrar sus ataques juntos. Todos se tropiezan mientras se mueven, cayendo de rodillas. Y todos, aparte de ellos, ven cómo mata Sansui. Cómo, después de colocarlos en la posición ideal, luego corta cada cabeza de un solo golpe.

“… Entonces, esto es lo que significa cortar una cabeza”.

Dejando a un lado su espada dañada, Sansui toma otra espada de una de sus víctimas. Luego regresa a su postura. Es la misma postura que un momento antes.

“A continuación, pruébelo mientras están parados”.

Los atacantes están congelados de miedo al enfrentarse a este monstruo inimaginable. Mientras que varios de ellos soltaron gritos, en un intento de alejar a su oponente insoportablemente fuerte, los sobrevivientes ahora, figurativamente, están sin cabeza. Pero permanecen unidos en sus pensamientos. Todos los presentes quieren huir asustados. No pueden entender cómo su oponente puede andar matando con tanta calma.

Incluso la práctica debe requerir un poco más de motivación. Al menos una especie de demostración de esfuerzo, de intensidad. No pueden entender por qué no ven nada de eso.

“¡Es solo un mocoso!”

“¡Así es, no dejes que te asuste!”

“¡Mátalo! ¡No es como si tuviéramos otra opción!”

Intentan animar a quienes les rodean y distraerse de su propio miedo. Si bien este niño inexplicable es aterrador, temen aún más la llegada de las fuerzas de la Casa Sepaeda. Lo único que queda por hacer es avanzar, matar al enemigo. Pero, de alguna manera, no se atreven a hacerlo.

“¡Al diablo! ¡Lo haré!”

Por favor, sea intimidado. Por favor, retírense. Por favor, al menos muestren algo de emoción.

Disfrazando su miedo como ira, el hombre ataca, ofreciendo oraciones y deseos desesperados. Sansui levanta casualmente su espada desde su costado hacia el atacante.

“… ¡Eep!”

Un hombre adulto se estremece ante el movimiento. Los que lo rodean también retroceden, como si la espada de Sansui estallara de repente, mágicamente. El hombre parado frente a Sansui sostiene su espada con cuidado, como si tratara de proteger su centro. Así es como estaba tratando de protegerse.

Sansui pasa corriendo por su flanco, luego patea la rodilla del hombre detrás de él, aterrizando un golpe en su cuello expuesto. Su cabeza cae hacia adelante, golpeando su propia espada antes de aterrizar en el suelo.

“No es lo que quería… Claro, estoy logrando arrancarles la cabeza, pero esto no es diferente de atacarlos mientras duermen. Puedo matarlos sin importar dónde los golpee”.

Ninguno de los presentes pudo ver a Sansui como es. En cambio, vieron al joven pequeño y toscamente vestido como una especie de aparición demoníaca y, en cierto sentido, tenían razón.

“Quitarles la cabeza desde el frente… decapitar a un oponente más grande que uno mismo… Esa es una técnica completa en sí misma”.

Si hay una gracia salvadora, es que mueren instantáneamente, con poco dolor.

“¡Ahh, ahhhhhh!”

Los gritos resuenan bajo la luz de la luna. Los atacantes no pueden hacer nada más que ceder al pánico. Incapaces de soportar la presión de tener que matar a este monstruo, cansados de vivir con miedo, abandonan sus pensamientos y atacan.

Por lo tanto, toda su atención se centra en Sansui. “Lightning Slasher…”

La princesa parece irritada por la actuación de Sansui. Una fuerza absoluta que, a pesar de ser el mejor espadachín del Reino de los Arcanos, no está bajo el mando de la Corona. Una vez más, esa fuerza de la naturaleza está mostrando su habilidad frente a ella.

Con cada golpe de la espada de Sansui, la cabeza de otro matón cae al suelo. La vista no debería tener ningún significado en particular para un alto noble como ella, pero no pudo evitar ver a sus Guardias Reales en el lugar de los matones.

Ese día, cuando el honor de la Guardia Real fue pisoteado y reemplazado por la leyenda del Apóstol de la Espada Joven… Sansui podría haber masacrado a toda la Guardia Real si hubiera querido. No lo hizo, por consideración, pero no hay diferencia para él si sus oponentes son meros rufianes o soldados de élite. Todos son más débiles que él, y no hay diferencia en el esfuerzo por matarlos a todos o dejarlos a todos con vida. Aunque probablemente él mismo lo negaría, ella no pudo evitar pensar de esta manera. Su fuerza la hizo pensar de esta manera.

“… Su Alteza, ¿recuerda las palabras del Gran Comandante?”

Los Guardias Reales, los enseñados por Sansui, no pudieron contener las lágrimas. Al ver cómo se desarrollaba la matanza frente a ellos, no pudieron evitar sentirse conmovidos a una profunda demostración de emoción. Están conmovidos porque no pueden evitar reconocer lo impresionante que es en realidad lo que están presenciando.

“¿Por qué aparecer ahora? ¿Por qué no pudiste aparecer ante mí hace apenas diez años?”

Un corte en el cuello matará a una persona. Hay arterias importantes en el cuello y la garganta es necesaria para respirar, por supuesto. Dar un golpe es suficiente para ser letal. Sin embargo, decapitar a una persona por completo es otra cuestión. Los huesos del cuello son gruesos, e incluso una espada de acero tendrá dificultades para decapitar por completo a un individuo.

Por eso un verdugo apuntará entre esos huesos. Derriban una espada pesada en el punto más vulnerable de un oponente inmovilizado, con una precisión nacida de la pura práctica. Incluso con la habilidad de un verdugo, no es una tarea fácil.

Sin embargo, aquí está Sansui, decapitando a los oponentes en movimiento. A pesar de ser atacado por todos lados, a pesar de no usar su Ki Blade, le arranca cabezas de una manera que sus estudiantes pueden emular. Mata uno tras otro mientras trata de descubrir la mejor manera de enseñar esto. Continúa decapitando a sus oponentes solo con su espada y su habilidad, sin usar ninguna de sus Artes Inmortales.

“Estoy… Estoy avergonzado, Su Alteza. A pesar de todo mi resentimiento… no puedo evitar temblar ante la suerte de poder aprender de este hombre”.

Necesitan poder luchar de la misma manera que lo hacen en la práctica. Ya sea en combate, duelos o incluso batallas campales, deben poder blandir su espada exactamente como lo hacen en la práctica. Ese ideal se muestra frente a ellos.

Hubo un hombre que pasó un milenio dominando las Artes Inmortales, un milenio vagando por el mundo mortal, luego otro milenio refinando su habilidad con la espada. Ese hombre ha pasado quinientos años transmitiendo esa habilidad con la espada a otro. Ese heredero está aquí frente a ellos. Ese heredero les está enseñando.

“Es un milagro… No hay nada más para llamarlo”.

En el lapso de tiempo que cubre quizás unos pocos cientos de swings de práctica, la llanura iluminada por la luna se llena de cuerpos sin cabeza y algunos hombres quedan paralizados por el miedo. Y Sansui, por supuesto.

“¡P-Por favor, ten piedad!”

Uno de los restos suplica por su vida, como si hubiera olvidado lo que tenía la intención de hacer con la finca y sus ocupantes.

“¡NO! ¡No quiero morir! “

Una súplica al segador, viniendo a tomar sus cabezas… “M-Mami…”

Aprovechar este momento, cuando es demasiado tarde para suspirar por casa, orar como si sus pecados nunca hubieran sucedido…

“…”

Habiendo separado cientos de cabezas de sus cuerpos sin siquiera mover una ceja, Sansui, sin embargo, no siente ningún placer real por la matanza. Si le dieran una razón para no matar, dejaría de matarlos. Su objetivo es proteger a su hija dentro de la finca y a la noble que mira desde el frente. Eso nunca cambia. Eso nunca cambia… y es por eso que lo que hace no cambia.

“¿Estás contento de que esas sean tus últimas palabras?”

Había pasado los últimos quinientos años observando el ciclo de la vida. Innumerables vidas fueron traídas a este mundo y partieron dentro del bosque, y el mundo mortal no fue diferente. Una vida humana sigue siendo una vida. No hay nada especial o antinatural en la muerte. Ser decapitado por Sansui es solo parte de ese ciclo.

“Sansui, tu habilidad fue impresionante.” “Me honras con tus elogios”.

“Pero, sin testigos, todo se reduce a nada, ¿no es así?”

“Sí, milady. Puede que simplemente piensen que es una exageración”.

“Oh, pero Su Alteza ha visto tu habilidad. Entonces, supongo que no los necesitamos después de todo”.

“Sí, señora.”