Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 2

Capítulo 36: El Ex-Señor Demonio Y La Rueda Del Destino

Parte 3

Cuando caí en la inconsciencia, pude sentir algo retorciéndose dentro de mí. Cuando me permití experimentarlo por completo, sentí una sensación fría y rígida en mi mejilla.

… Parecía que había aterrizado en un callejón del centro. Las calles estaban vacías. Estaba completamente solo.

Empujé la punzada sorda en mi cabeza, sentándome para examinar mi pecho y torso. Mi uniforme estaba hecho trizas en forma de X. Pero por lo demás, no tenía ni un solo rasguño.

“… Parece que me salvaste de nuevo, Lydia”, le dije, dando gracias a su alma durmiendo dentro de mí.

Desde cierto incidente que hizo que nos fusionáramos, ella automáticamente me curó cada vez que estaba en una condición crítica. Esa era la única razón por la que seguía vivo después del ataque letal de Sylphy.

“… Oye, Lydia. ¿Vas a condenar lo que estoy a punto de hacer?” Llamé al alma dentro de mí, pero no hubo respuesta, por supuesto.

Mientras ventilaba algo de mi agotamiento mental con un profundo suspiro, deseé que mis piernas se levantaran… y lanzara un Hechizo Original, Reino Privado: la Historia de un Rey Solitario.

Sería increíblemente cruel enfrentarse a Sylphy con Lydia. Dicho eso… no podía dejarla estar, y era demasiado exigente en mi forma actual oponerme a ella uno a uno.

Usaría el as en mi manga. Mientras continuaba la invocación, mi entorno estaba cubierto de innumerables patrones geométricos que aparecían y desaparecían.

Cuando todo estuvo completo, una mujer envuelta en una camisa de fuerza de color negro azabache apareció ante mí.

Una brillante cabellera plateada. Orejas puntiagudas. Una belleza que podría iluminar la noche.

Mientras la miraba… a Lydia, murmuré en voz baja: “Nuestra hermana pequeña está siendo llevada por mal camino. Por favor, dame el poder para detenerla”.

…………

Lo sabía, no hubo respuesta. Tiene sentido. Este era el cadáver de Lydia, en otras palabras. Si bien parecía igual, no tenía voluntad propia. Ella era una marioneta que no podía hacer nada más que obedecer mis órdenes.

“… En el pasado, no me escuchabas en absoluto. Mírate ahora” la animé, pero Lydia ni siquiera frunció una ceja.

Si estuviera viva, habría irradiado rabia mientras me sacaba la luz del día a puñetazos.

… Pero acababa de experimentar un montón de cosas nuevas con ella, incluida su reacción a la Espada Sagrada. Tenía la esperanza de que tal vez algo en ella hubiera cambiado.

…¿Qué estoy haciendo? No es momento de ponerse sentimental.

“Lydia. Fase I.”

ENTENDIDO.

FASE INICIAL I DE LA TRANSFORMACIÓN DE CUERPO COMPLETO.

ACTIVANDO EL VALIENTE DEMONIO.

Hablando en un tono monótono, se acercó a mí, envolviendo sus brazos alrededor de mí en un abrazo. En el momento siguiente, Lydia estalló en partículas de tinta…  y  se  convirtió  en  una  cadena  que  serpenteaba alrededor de mi brazo derecho.

Al final de la bobina de color gris oscuro había una gran espada, del tono de la noche, descansando en mi mano. Estaba a punto de lanzar Buscar para encontrar la ubicación de Sylphy, pero antes de que pudiera… sentí una oleada de poder mágico.

No había duda de que era Sylphy.

Tan pronto como me di cuenta de esto, mis piernas ya estaban en movimiento.

Tuve un mal presentimiento. Tuve que apurarme para llegar al lugar.

Con Lydia en forma de espada negra en la mano, atravesé la noche y atravesé corriendo la ciudad. En medio de la calle principal, fui recibido por… El cabello de Sylphy ondeando salvajemente mientras cargaba contra Ireena.

Era obvio que Ireena estaba herida. No podía esquivar ni defenderse. ¡Si recibiera un golpe de las espadas sagradas de Sylphy en su estado…!

“¡Déjalo, Sylphy!” Grité con irritación, despegando del suelo a toda velocidad.

Fue por un pelo, una llamada cercana, pero de alguna manera lo logré a tiempo. Forzándome entre Ireena y Sylphy, preparé mi espada negra y recibí los golpes, mientras los agudos golpes de metal contra metal sonaban a una velocidad alarmante. El impacto de cada ataque sacudía mi sangre, mis músculos, mis órganos, mis huesos.

“Estás bien… ¿Ireena…?”

“¡S-Sí!”

“Ya veo. Me alegro de oir—”

Estaba a punto de terminar de hablar con Ireena en su estado inmóvil cuando los ojos de Sylphy se abrieron y su boca se torció en un gruñido.

“¡Señor demonio! ¡Señor demonio – Señor demonio – Señor demonioooo!” Gritó-aulló, en el odio y en el asesinato y en el resentimiento que emanaba de todo su cuerpo. “¡Haaaaaaah!”

Con una voz extraña, Sylphy desenvainó sus espadas y yo salté de lado para poner distancia entre ella e Ireena. De esta manera, no habrá más peligro adicional para ella, decidí. Esquivé sus feroces ataques y los rechacé con mi espada oscura…

¡Ríndete, Sylphy! A este ritmo—”

“¡Gaaaargh! ¡Muereeeeee!” Ella no estaba escuchando en absoluto.

… Este fue, sin duda, el efecto de algún tipo de magia. Supuse que estaba bajo un hechizo de lavado de cerebro. En ese caso, la magia para liberar esto probablemente haría el truco… con suerte.

Pero el problema era que había estado lanzando una serie de esas invocaciones durante un tiempo sin éxito.

En esta situación, mis opciones eran convocar a un tesoro noble súper antiguo más antiguo que el tiempo mismo, una especie de votivo a los dioses… o podría usar una invocación original.

… Y ambos resultarían en el peor resultado.

Tanto si elegía uno como el otro, no volvería a traer a Sylphy.

Al principio, pensé que podría arrancarla de esa Espada Sagrada. Pero eso no significaba que volvería a ser su yo original. Continuaría atacándome con magia y causaría un daño indescriptible a nuestro entorno, para siempre.

Lo que significa que la única forma de resolver la situación era… matarla.

Como la vez que maté a Lydia con mis propias manos.

“¡Gaaaaaaagh!”

“¡Ngh…! ¡S-Sylphy…!”

Me di cuenta de que estaba volviendo al ritmo habitual de su juego de espadas.

¿Estaba empezando a acostumbrarse a la locura, o el lavado de cerebro estaba perdiendo su control sobre ella?

A este ritmo, eventualmente dejaría de golpearme con sus predecibles golpes, pasando a la magia y otros movimientos enormes.

Si eso sucediera… casi todos en la capital serían víctimas.

 Para evitar eso, no tuve más remedio que detenerla yo mismo.

“… Oye, Sylphy. Siempre has sido un idiota, pero nunca fuiste mala”, le dije mientras esquivaba sus golpes. Fue mi forma de endurecer mi propio corazón. “No… nunca he visto a un soldado tan amable como tú. Causaste todo tipo de problemas y me cabreaste innumerables veces… Pero ya sabes, yo…”

Apreté los dientes mientras soportaba la tragedia de todo.

“Sylphy. La Raging Champion. No quiero que te conviertas en un asesino en masa. Quiero que permanezcas… como un soldado de renombre, como un héroe cuyo nombre está grabado en leyendas… en los corazones de las personas por toda la eternidad”.

Y por eso… te mataré.

“¡Gwaaaargh!” Un fuerte golpe hacia abajo. Un destello de luz vertical.

Salté ligeramente hacia un lado al compás de él. Sus salvajes cambios crearían inevitablemente una oportunidad. Las otras espadas sagradas retrocedieron para aplastar esa abertura, pero… desde mi punto de vista, fue fatalmente lento.

Fui a perforar su cuello. No había duda de que atacaría primero.

Y luego su cabeza caía al suelo.

… No había otra forma. Para proteger su honor, no pude hacer nada más.

Apareció momentos antes de que el golpe directo se extendiera hasta la eternidad.

Mi espada negra avanzó. Y avanzó cruelmente lento.

Todo procedió con certeza.

… Cinco segundos hasta el contacto. Cuatro. Tres. Dos. Uno—

Cero.

La punta de mi espada alcanzó su pálido y delicado cuello. A este paso, con un poco de fuerza, todo habría terminado.

Era lo que tenía que hacer.

 “¿Vas a matar? ¿De nuevo?”

¿De quién podría ser esa voz? Tan pronto como sonó dentro de mi cabeza, los dedos que agarraban mi espada inconscientemente se debilitaron.

Como resultado, la punta que apuntaba al cuello de Sylphy se detuvo en la capa superior de piel suave…

Un momento después, las espadas me cortaron en un corte diagonal inverso en una armonía casi perfecta.

Demise-Argis. Vald-Galgulus. ¿Resintieron al que mató a su antigua maestra?

Pero ahora… podrían regocijarse. Parecía que esto era lo más lejos que podía llegar. Podía convencerme a mí mismo tanto como quisiera, pero aun así no podía matar a Sylphy. No podría matar a alguien que fuera como mi familia.

“¡Aaaaaard!” Gritó Ireena, resonando en todo su dolor, mientras la sangre se esparcía por el aire ante mis ojos.

Al otro lado de eso, Sylphy estaba a punto de dar el golpe final.

“Por favor… Sylphy… Deja que mi vida… sea suficiente para expiar…”

Orando que estas palabras la alcanzaran, dejé que mis ojos se cerraran.

No hubo rencores. No podría soportarlo. Desde que me reuní con Sylphy, siempre había estado preparada para este momento. Tenía todo el derecho a matarme y había sido mi deber aceptar su odio. Por eso no guardaba rencor.

Sin embargo… me arrepiento de aquellos a los que dejaría atrás.

Ireena, Ginny, Olivia… y los muchos amigos que hice en esta época. Me preguntaba si serían capaces de vivir en paz.

… A Olivia especialmente, quería ofrecer mis disculpas. No pude revelarle la verdad, ni siquiera al final.

Te estaré esperando en el infierno. Cuando nos volvamos a encontrar, aceptaré una porción completa de tu castigo, tantas veces como sea necesario.

 Ah, Sylphy me decapitaría en cualquier momento.

Esta vida no fue tan mala… Incluso mí pasado—

DETEN…TE…SYL…PHY…

En el momento de quietud justo antes de que estuviera a punto de encontrarme con la muerte, pude distinguir una voz ronca que se derretía en el silencio. Provino de mi espada negra. No cabía duda de que era la voz de Lydia.

“¿H-Hermana…?” Sylphy se quedó helada. Las espadas sagradas que venían por mí yugular se detuvieron.

“¡Syyylphyyyyyyy!” Gritó una voz, llena de vida y poder, desde lejos.

Cuando miré en esa dirección, vi a Ireena corriendo hacia nosotros furiosamente… con Ginny sentada en el suelo no muy lejos detrás de ella. A pesar de sus propias heridas graves que la dejaron incapaz de mantenerse en pie, debe haber reunido todas sus fuerzas para curar a Ireena.

“Le dejo… el resto a usted… señorita Ireena…”

Ireena corrió rápidamente cuando la voz de Ginny la llamó débilmente.

“¡Contrólate y despierta, tonta!” Gritó al estilo de Ireena, juntando su derecha primero y lanzando un puñetazo en la mejilla de Sylphy para darle un golpe de cuerpo entero.

“¡Gweh!” Con un pequeño grito de angustia, todo su cuerpo se recuperó, elevándose por el aire, hasta que su pequeño cuerpo se derrumbó… y las espadas sagradas se derramaron de ambas manos. Toda la locura que emanaba de ella ahora se había ido.

“Lydia… Ese milagro fue tuyo, ¿no es así…?” Posé para la espada negra, pero no hubo respuesta.

En cualquier caso, las cosas finalmente terminaron… O eso parecía.

“Gracia divina. Ser así de inútil. Yo diría que es casi novedoso”.

 Justo cuando una voz nació de la oscuridad, en el momento siguiente, alguien se manifestó junto a Sylphy, quien todavía estaba en un montón colapsado en el suelo. Era difícil saber de un vistazo si esta persona que surgió de la noche era un hombre o una mujer. La figura era de estatura media para un hombre pero alta para una mujer y tenía el pelo negro, del mismo color que nuestro entorno. Un cuerpo delgado estaba cubierto por una especie de frac… y una cara oculta por una extraña máscara. Esta persona desconocida se acercó rápidamente a Sylphy y recogió las espadas sagradas caídas.

“Originalmente se suponía que ibas a acabar con Ard Meteor. ¿Qué le pasó a eso? Él todavía goza de buena salud y usted está acostado en el suelo. Ah, patético, ¿no crees? Tú, perra.” La figura enmascarada pateó a Sylphy en el estómago.

“U… gh… Hermana…”, murmuró incoherentemente, a punto de desmayarse.

Riendo con desprecio, la máscara le pisó la cabeza. “Siempre es Hermana esto y Hermana aquello. Todavía eres un niño. Por eso no puedes vengarte, chucho escuálido. Finalmente hiciste todo lo posible. ¡Solo te quedaba un golpe más! ¿Raging Champion? No me hagas reír. Eres solo una mocosa que moja la cama”. La figura raspó y arrastró su cabeza hacia el suelo con su zapato.

Ya no podía mirar en silencio.

“… Aléjate de ella, peón”.

La máscara me miró directamente. “Bueno lo haré. Pero ella es la que se está moviendo”.

Con una carcajada, la figura la envió volando con otra patada en el estómago. Sylphy aterrizó a unos metros de distancia, gimiendo.

Esta vez, no fui el único que ardía de rabia. Ireena también estaba conmigo.

“… Retrocede, Ireena. Usaré tu rabia y golpearé a ese rufián. Solo mira desde donde estás”.

“…Entiendo. No quiero interponerme en tu camino, Ard”.

Ireena no fue tan tonta como para precipitarse solo con furia indignada. No estaba tan débil como para no ver la diferencia de poder.

 “Asegúrate de darles unos buenos golpes por mí”, agregó, resignada a su papel.

Le di un asentimiento seguro y miré al de la máscara. No pude leer la expresión detrás de él, pero… me di cuenta de que ocultaba una sonrisa.

“Heh. Encendido, eh. El hijo de los Grandes Héroes. Debo advertirte de antemano que serás enviado a las profundidades del infierno antes de que puedas golpearme con tu rabia. Sí, de la mano de estas dos espadas sagradas,” proclamó la figura, girando alrededor, con tono asegurado de victoria.

“Ard Meteor, tú eras el objetivo esta vez. Como saben, queremos revivir a nuestros maestros. La ruta más rápida es secuestrar a Lady Ireena. Si la ofrecemos como sacrificio vivo en la ceremonia, uno de nuestros maestros sin duda resucitará. Pero…”

“Hay plagas molestas de las que hay que cuidar, ¿no es así?”

“Sí, sí. Una vez que ya no seas una preocupación, secuestrar a Lady Ireena será fácil. Por eso… he estado usando a tu amiguita aquí, pero no funcionó como esperaba. Ella es demasiado inútil para lograr algo. Y ahora tengo que intervenir”.

“… Lo estás haciendo sonar como si ya hubieras ganado”.

“¿No es así? ¿No es esa la verdad? Has sido herido por la pequeña. Y has consumido al menos parte de tu energía. No soñaría con rivalizar contigo en perfecta salud, pero como estás ahora, mientras tenga las Espadas Sagradas… la conclusión es tan clara como el día”. Riendo, la máscara preparó las dos armas. “Bien entonces. Ven y comencemos. ¿Tienes unas últimas palabras? Haré esto rápido y—”

Lo corté.

Estaba en mi límite, en más de un sentido.

“Parece que me subestimaste”. Di un suspiro de lamento y di un paso adelante.

Me acerqué a mi oponente en tan solo un instante. No había posibilidad de que el otro lado reaccionara a mis movimientos. Olfatee burlonamente.

“(Demonio) Señor sabe, ¿crees que me debilitaría por la fatiga?” Agarrando mi espada con fuerza, me balanceé diagonalmente hacia abajo.

“¡¿Aaaaaaaaaaagh?!”

Fue aquí donde la máscara finalmente mostró alguna respuesta, gritando en estado de shock y saltando hacia atrás en un intento de evadir, pero…

Llegaron medio segundo demasiado tarde.

La espada dibujó otro arco, y su hoja de color noche atrapó el torso de la máscara y dejó un corte diagonal.

“¡Ngh…!” Sangre fresca brotó cuando la máscara saltó hacia atrás para poner distancia entre nosotros antes de preparar a Vald-Galgulus.

“Arstella. Brilla, Oh Alma. Fo—”

La figura inició un encantamiento súper antiguo.

“Demasiado tarde.”

Intentar un encantamiento directo a mi cara, cuando mi mente no estaba aturdida por la conmoción, era como decir “Adelante, atácame”.

Qué es exactamente lo que decidí hacer.

Di un paso adelante con fuerza una vez más e inmediatamente cerré la distancia.

“Esa espada no te queda bien”.

¿No estás de acuerdo, Lydia? La llamé en forma de mi espada negra, balanceándome hacia abajo y cortando el brazo derecho de la persona enmascarada. Vald-Galgulus cayó al suelo junto con él y sonó con un estrépito agudo.

“¡Eeeeeeeeeeeeeeek!” Gritaron inquietos, saltando a los cielos y lanzando magia de vuelo sin siquiera curar su brazo derecho amputado. Se elevaron alto y luego se detuvieron.

“¡Esta capital! ¡Voy a arruinarlo todo!” proclamaron, escupiendo rabia y arrebatando a Demise-Argis antes de comenzar un encantamiento.

“Vel. Stena. Que Los Intrusos Desaparezcan Con Un Solo Golpe…”

En medio de todo esto, Demise-Argis estaba cubierta de un deslumbrante destello, mientras una descarga eléctrica atravesaba la hoja dorada y atacaba la máscara.

 “¡¿Ggggggggggggggh?!” La máscara estaba en una agonía indescriptible. Fue tan difícil de soportar que Demise-Argis se soltó de su agarre y se alojó en el suelo ante mí.

Sostuve su empuñadura con fuerza. “Una Espada Sagrada elige a su maestro. Y parece que Demise-Argis no te eligió”.

Qué bufón.

No, los bufones hacen feliz a la gente.

Esta persona es… simplemente desagradable.

“Observa bien. Así es como manejas una espada sagrada”.

Lo arranqué de la tierra y lo preparé hacia la máscara, que estaba inmóvil por su prolongado tormento, y comencé el encantamiento.

“Vel. Que Los Intrusos,” escupí, como si derramara toda la rabia por mi enemigo arremolinándose dentro de mí.

“Stena. Desaparece Con Un Solo Golpe”.

Yo era el que querías… ¿Cómo te atreves a lastimar a Sylphy?

Y eso era suficiente para merecer la muerte.

El tonto siempre estaba causando problemas y siempre desagradable, alguien de quien constantemente trataba de huir. Sylphy era mi hermana pequeña desesperada y no podía odiarla por eso.

Y te atreviste a lastimarla, patearla, menospreciarla. Tu vida no tiene ningún valor para mí. Y todavía…

“Olvidius. Of My Blade”.

Cuando se invocó la pieza final, Demise-Argis se iluminó con una luz cegadora, y blandí la Espada Sagrada hacia el enemigo que nos miraba desde arriba, como para cortar la figura flotante por la mitad.

Y de repente, un torrente reluciente salió disparado de la espada dorada, corriendo por el cielo como un río rugiente, y…

“¡D-De ninguna manera! ¡Esto no puede estar pasandooooooo!” chilló la máscara, desapareciendo en el cielo nocturno. Todo lo que quedaba era oscuridad. Esa figura inepta no se encontraba por ninguna parte.

… Parecía haber terminado. Este oponente fue una verdadera broma. Por eso… sentí que algo andaba mal.

Había vencido al mismo tipo de enemigo en mi viejo mundo, más veces de las que podía contar. Pero por alguna razón, se sintió extraño categorizar esta máscara como una. Jugué con este sentimiento de inquietud.

“H-Hermana… yo…”, murmuró Sylphy y gimió mientras permanecía colapsada cerca.

… Y ahora que todo había terminado, todavía había algo que tenía que hacer.

Revelaría oficialmente mi verdadera identidad, detallando cómo le robé a Lydia…

La dejaré hacer lo que me plazca. Si eso significaba morir, que así fuera.

Estaba listo. Nunca pensaría en pedirle perdón.

Mi rostro estaba tenso por los nervios cuando levanté a Vald-Galgulus del suelo. Si Sylphy me decía que muriera… quería que fuera con el arma de Lydia. Por eso se lo traje.

Me acerqué a Sylphy, a punto de gritar.

Thrump, palpitó el alma de Lydia, respondiendo a la Espada Sagrada.

TU…IDI…OTA.

Una voz ronca y espasmódica gritó una vez más desde la espada negra.

“¿Lydia…?” Mis ojos se abrieron en estado de shock cuando algo parecido a un milagro apareció ante mis ojos.

Aunque no había dado ninguna orden, la espada negra estalló en partículas, moviéndose hacia Sylphy y volviendo a su forma de muñeca.

“¿Hermana…?”

Era Lydia, atada con cadenas oscuras. Ella no tenía conciencia, pero esta muñeca que solo escuchaba mis órdenes ahora se movía por su propia cuenta una vez más.

TU…TONTA…

Cayó sobre una rodilla, mirando el rostro de Sylphy antes de tirar de las ataduras de su brazo derecho y empujar la cabeza de Slyphy.

TU IDIOTA… NO HAS… CAMBIADO… EN ABSOLUTO.

“¡Hermana…! ¡Yo—yo…! ¡Yo…!” No podía dejar de tartamudear, sus palabras brotaban de su interior.

Mientras luchaba por encontrarlos, solo podía sollozar ante este reencuentro con su amada.

Lydia le acarició la mejilla y sonrió gentilmente.

HEY, SYL… PHY… ESTE MUNDO… NO ES… TAN MALO, continuó Lydia como si estuviera amonestando a su hija.

VIVE LA VIDA AL MÁXIMO. SI TU… SIGUES… CON TODAS SUS FUERZAS… ENTONCES…

Lydia regresó a su antiguo yo, mostrándonos el rostro que siempre había tenido, una sonrisa tan brillante como el sol.

NOS VOLVEREMOS A ENCONTRAR, SYLPHY.

… El milagro terminó aquí. Lydia se dispersó en partículas negras.

“Si eso es lo que quieres… yo…”, murmuró Sylphy antes de parecer soltar su conciencia de que apenas había logrado unir. Cerró los ojos y se quedó dormida, respirando profundamente.

Ireena y Ginny se acercaron nerviosamente a ella para comprobar su estado. Mirando esta escena, puse mi mano en mi pecho. “‘Idiota’, ¿eh? Ha pasado un tiempo desde que me llamaste así”.

¿Estabas tratando de detenerme? Hey, Lydia. ¿Me has… perdonado? … No, eso no está bien. Nunca estuviste resentida desde el principio. Me llamaste idiota porque todavía no me he perdonado. “‘Vive la vida al máximo’, eh”.

Por supuesto, eso había sido dirigido a Sylphy. Pero… podría interpretar esas palabras como quisiera. ¿No fue esa mi elección?

“Lydia… eres tan injusta como siempre. No somos nada iguales. Salvas a los demás como si no fuera nada”.

Había tratado de ser perdonado al permitir que Sylphy me matara.

Estaba tratando de perdonarme a mí mismo.

Pero… esa no fue la respuesta. ¿No era eso lo que Lydia estaba tratando de decirme?

Puede que sea egoísta, pero elegí verlo de esa manera.

Si obedecía y vivía lo mejor que podía, entonces tal vez…

“… Tal vez pueda volver a verte también, Lydia”.