Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 2

Capítulo 36: El Ex-Señor Demonio Y La Rueda Del Destino

Parte 2

 

 

Ireena Litz de Olhyde había corrido hacia el centro del caos.

Con esa figura frente a ella, Sylphy se llevó la cabeza a las manos y escupió una voz de angustia. “G-Gah, ack-gack-gah…”

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Parecía que Sylphy se estaba resistiendo a algo, tratando de aplastarlo, pero aparte de eso, Ireena no podía distinguir la situación por lo que era. En cualquier caso, ya había decidido lo que tenía que hacer.

“¡Ustedes! ¡Salgan de aquí! ¡Si no quieren que les maten!” Ireena llamó a la multitud cercana.

O discernieron su pánico o se sintieron inquietos por el comportamiento irregular de Sylphy porque tomaron una decisión en una fracción de segundo y se retiraron a una velocidad vertiginosa. Cada uno mantuvo al menos un fragmento de una expresión serena, y nadie estalló en pánico. Después de todo, habían pasado por un ataque de demonios un mes antes. Parecía que el público se había acostumbrado a manejar situaciones de crisis, que Ireena felizmente había calculado mal.

Pero hubo un error más de su parte.

“Uf… Hah… finalmente te alcancé…”

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“¡¿Qué?! ¡¿Ginny?! ¡¿Por qué estás ahí?! ¡Pensé que te había dicho que te quedaras en el campus!”


“Sí, sí. Lo sé. Pero… no aceptaré nada de eso”.

“¡¿Qué?!”

“Sabes, yo también puedo entablar una pelea adecuada, señorita Ireena…


Y me niego a quedarme atrás de nuevo después del incidente con Elzard”.

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Ginny estaba tercamente pegada al suelo.

“¡Uf, bien, idiota! Pero si mueres, ¡no me digas que no te lo advertí!”

“No es para preocuparse. Puedo hacerme cargo de mí misma.”

La pareja exhaló bruscamente por la nariz. Hmph.

Ireena miró a Sylphy.

“Hermana … Hermana … Eso es lo que ella es, pero de nuevo, ella no es…” Sylphy murmuró para sí misma delirante.

La expresión de Ireena era inquebrantable. “¡Eh, tú! ¡¿Sabes lo que estás haciendo?! ¡Si no te detenía, ibas a matar a un montón de personas! Que…”

“¡Aaaaaaaaagh! “Gritó Sylphy, atravesando el acalorado discurso de Ireena.

Después, bajó su cuerpo y cargó como un animal completo.

“¡Gah…!” Ireena había logrado responder a este salvaje ataque de alguna manera.

Hubiera sido… imposible de esquivar, se dio cuenta.

Con esta llamada de juicio, Ireena lanzó una de las invocaciones más nuevas que había aprendido, Giga Shield. Un complicado enredo de patrones geométricos serpenteó alrededor de todo su brazo izquierdo y lo cubrió con un círculo mágico, que se transformó en un escudo gigante, dorado y translúcido.

“¡Gaaaaaaaaaaaaah!”

Al mismo tiempo, Sylphy blandió su Espada Sagrada, Demise-Argis, que se arqueó mientras subía por su hombro.

Ireena preparó su defensa.

Chocaron, y la fuerza inhumana de Sylphy hizo que el escudo mágico se resbalara.

En comparación con otras defensas mágicas que invocaban una Wall, Giga Shield tenía una cobertura estrecha, lo que lo hacía débil. Por otro lado, tenía una ventaja sobre hechizos similares en términos de poder defensivo puro.

Dicho eso… Un golpe de una Espada Sagrada era mucho para enfrentar, incluso si reforzaba una habilidad defensiva superior.

“¡Ngh…!” Ireena dejó escapar un pequeño grito, que llamó la atención de alguien.

“¡Señorita Ireena! …¡Eso es! ¡No voy a ser fácil con usted, señorita Sylphy!” Ginny gritó, consumida por la ira, desatando su propia magia sobre Sylphy.

Fue un ataque de alto nivel, Giga Flare, que la acosó en una espiral de llamas.

No hubo ni el más mínimo indicio de piedad.

Porque incluso Ginny entendió que esta Sylphy Marheaven podría ser una amenaza comparable a Elzard si no tenían cuidado. Por eso le daría todo este ataque.

“¡Ugh!” A pesar de los mejores esfuerzos de Ginny, Sylphy lo canceló con un movimiento de su espada.

“¡D-De ninguna manera…!” Ginny palideció. Sus piernas temblaron y su rostro se llenó de desesperación.

“¡Raaaaaaaaah!” Sylphy derribó a Demise-Argis sobre ella, mientras la niña súcubo estaba petrificada en su lugar.

Se abalanzó sobre ella en línea recta, rugiendo y lanzándose hacia ella, como si fuera una hoja hecha de viento, lista para picarle todo el cuerpo…

“¡Aaaaaah!” Ginny dejó escapar un pequeño chillido mientras volaba lejos y quedaba inmóvil.

“¡¿Ginny?!” Con los ojos bien abiertos, Ireena se preocupó por su seguridad, que fue cuando…

“Gah— ¡Gaaaaaaaaaaaaaaah!” Sylphy cargó hacia adelante una vez más.

Se acercó en un instante, su cabello rojo volando salvajemente mientras hundía sus espadas sagradas.

“¡Ggh…!” Ireena detuvo el golpe cuando sintió un hormigueo en todo su cuerpo con un impacto explosivo.

En particular, le dolió el brazo izquierdo protegido, y los huesos de su muñeca se pulverizaron en un instante, provocando suficiente dolor que habría provocado que la mayoría de las chicas se echaran a llorar de inmediato, lo que les hizo perder la voluntad de luchar.

Pero la determinación de Ireena no vaciló en lo más mínimo. Ella curó su herida con hechizos curativos y arregló el daño en el escudo haciendo fluir magia en él.

“¡Maldito…!”

Usando todo lo que estaba en su poder para fortalecer su mano derecha con magia, ella hizo un puño y lanzó un puñetazo en venganza. Al ver una oportunidad después del ataque de Sylphy, Ireena vio bien su aire demasiado confiado y aplastó su hermosa nariz.

“¿Nygh…?” Sylphy gimió cuando la sangre brotó y se tambaleó hacia adelante antes de retirarse.

Con el puño en una bola, Ireena se acercó a ella. “¡Tú…! ¡Se supone que eres la Raging Champion!” gritó, su rostro severo cuando golpeó un lado del rostro de Sylphy. Cuando recibió el golpe, la piel y la grasa de su mejilla se estiraron con el golpe, y su cabello abrasador ondeó en una gran exhibición.

“¡Estuviste luchando para proteger a alguien todo este tiempo! ¡¿Entonces por qué?! ¡¿Por qué estás haciendo esto?!” gritó mientras continuaba golpeando, aterrizando golpes en su rostro y torso.

Su puño de acero no mostró piedad.

“¡G-Ga-aaaaaaaaaaaaaaaaagh! Sylphy gritó, como si estuviera dando un grito de guerra, y se volvió hacia un contraataque.

Siguiendo los pasos de Ireena, no mostró ninguna vacilación mientras clavaba sus dos espadas. Fue un baile loco acorde con su título de Raging Champion.

Una ráfaga de cortes cayó sobre el escudo mágico de Ireena en un frenesí severo, agudo e intenso. No fue un ataque ordinario.

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“¡Gngh…!” Ella dejó escapar involuntariamente un grito desdichado.

Pero Ireena continuó soportando su golpiza, suministrando más magia al escudo roto para repararlo, curando la muñeca aplastada rota por el impacto mientras se defendía. Un tormento físico constante recorrió todo su cuerpo. Un sentimiento inquebrantable de inquietud se había apoderado de su corazón.

Sin embargo, Ireena no dejó de luchar.

¡Esta chica, Sylphy, es más fuerte que yo…!

No hay forma de que pueda ganar como ahora.

¡Eso ya lo sé…!

Se había dado cuenta de la diferencia en su poder en el Torneo de Batalla del Rey Espada. Fue un milagro que hubiera podido aguantar la lucha durante tanto tiempo.

¡Pero dicho eso…! Apretando los dientes, Ireena lanzó energía al brazo izquierdo que sostenía su escudo y…

“¡Yo! ¡No puedo! ¡Correr! ¡Aaaaaa!” Gritó ella, empujando su escudo como si fuera a atacarla con el.

Shijou Saikyou Volumen 2 Capítulo 36 Parte 2 Novela Ligera

 

Embistiendo al mismo tiempo que la embestida, detuvo el loco baile de Sylphy, cuando su escudo chocó con su cuerpo y la hizo perder el equilibrio.

“¡Aaaaaaaaaaaaagh!”

Con feroz vigor, Ireena entró en un contraataque. Habían cambiado de posición ofensiva y defensiva una vez más. Pero no fue una postura ofensiva destinada a llevar la victoria a casa.

Su magia ya se había agotado, lo que, para un mago, era tan bueno como estar lleno de agujeros. A este paso, la chica enloquecida la mataría. Como predijo este aterrador final, Ireena se negó a retroceder.

Ard no está aquí.

Y entonces… lo haré en su lugar.

¡Protegeré a todos como sustituto de Ard…!

Para ser honesto, estaba asustada. Petrificado más allá de lo creíble. Pero si ella cedió al miedo aquí…

¡Nunca jamás podría estar al lado de Ard!

Cuando la rescató de un secuestro a manos de Elzard, había sido testigo de su increíble poder, que había resultado en una profunda soledad.

Probablemente no había nadie en este mundo igual a Ard Meteor. Y eso significaba que Ard Meteor viviría una existencia solitaria, sin importar a dónde fuera, o cuánto intentara ganar afecto o profundizar amistades.

Sin alguien que estuviera a su lado, no era diferente a la soledad. Por eso Ireena estaba tratando de unirse a sus filas. Para salvar a su preciosa amiga de la angustia.

Dicho esto, esta lucha extenuante no fue solo para su amiga.


“¡Aaaaaaaaaaaaaaaagh!” Lanzó un fuerte golpe a la cara de Sylphy y la hizo retroceder.

Ireena ya había ido más allá de sus límites. Pero, extrañamente, no se sentía agotada. Al contrario, estaba llena de poder.

¡Ard…! ¡Tomaré tu lugar…!

En su lugar, yo detendré… No, no es eso.

Lo haré. La detendré.

Y no estará en tu lugar, sino como Ireena Litz de Olhyde.

Por mi propio poder, detendré a Sylphy.

¡Después de todo, soy… tu hermana mayor…!

Por Ard. Por Sylphy. Y para todos aquellos a quienes necesitaba proteger.

Los deseos de Ireena disiparon sus temores y quejas mientras se llenaba misteriosamente de poder.

Tenía que ser esto: el poder del coraje.

Estaba en el centro de su cuerpo en lo más profundo de su corazón. Su alma se derramaba con una energía colosal. Desgarrada por la batalla, Ireena se puso en acción.

“¡Sylphy! ¡Tú poder! Es para proteger a la gente, ¿verdad? ¡Siempre has actuado en nombre de los demás! ¡Seguro que causaste problemas! ¡Pero yo entiendo! ¡Tienes un corazón bondadoso! ¡Eres digno de tu título de Raging Champion!”

Fue como si la energía brotara de ella, impulsándola hacia adelante. Mientras cabalgaba en su impulso, Ireena atacó a Sylphy en un ataque. Antes de que se diera cuenta, el escudo de su brazo izquierdo había desaparecido, dejándola ahora indefensa.

Y, sin embargo, cada uno de los contraataques de Sylphy fue inútil contra ella.

Había algo dentro de Ireena, algo así como un caparazón que se rompe. Mientras experimentaba esta extraña sensación, Ireena continuó llamando a Sylphy. Tenía que ser de su alma.

“¡Te pones serio para otras personas! ¡Por eso no puedo permitir que lastimes a otros! ¡Porque eso hará que te odien! ¡No puedo soportar que te enfrentes a eso después de haber luchado tanto por nosotros todo este tiempo! ¡Eso sería demasiado desgarrador!”

Para proteger la humanidad y la reputación de Sylphy.

Para eso fue esta pelea.

Ireena lanzó todas sus fuerzas a su derecha primero para golpear la cara de Sylphy.

“¡Ngh-ah…!” Con un pequeño grito, la cabeza de Sylphy rebotó hacia atrás… y fue arrojada sobre su trasero.

Ireena la miró mientras dejaba escapar un suspiro entrecortado.

“Hermana…”

Lleno de sus deseos, este golpe podría haber llegado a las profundidades de su desconcertada mente.

La vida había vuelto a los ojos de Sylphy, aunque era débil.

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Todo había terminado. Ireena había detenido a su hermana pequeña.

Su corazón se aceleró con alivio y logro. Esa podría ser la razón por la que podía sentir que se estaba agotando su inexplicable oleada de energía… y todo su cuerpo estaba atormentado por un agotamiento extremo. No pudo evitar lanzarse hacia adelante y caer de rodillas.

Mientras lo hacía, su línea de visión llegó a la de Sylphy y se miraron la una a la otra.

“Hermana… yo…” Sylphy había vuelto a su antiguo yo.

¿No se había dado cuenta de lo que estaba haciendo? Ella parecía perpleja por toda esta situación.

En primer lugar, Ireena se arrastró más cerca sobre sus rodillas para tratar de sostener su delicado cuerpo y tranquilizarla…

“Gran improvisación, señorita. De ahora en adelante, estará sobre su cabeza”.

Un golpe de costado. Antes de que pudiera darse cuenta, Ireena quedó suspendida en el aire.





Al momento siguiente, su cuerpo se había hundido en el costado de una pared y estaba vomitando sangre.

“¿Gghh…?” Mientras salía de su boca, se estrelló contra el suelo.

Aferrándose desesperadamente a su conciencia vacilante, Ireena levantó la cabeza. A través de su visión borrosa, pudo ver a Sylphy en un estado de confusión… y junto a ella, alguien con una máscara.

“Estas improvisaciones siempre aportan algo nuevo a la mesa. En ese sentido, señorita, no puedo evitar elogiar su actuación. Dicho esto, tendremos un problema si no sigues con el final del guión”, presionó la figura enmascarada con un débil encogimiento de hombros antes de mirar a Sylphy a continuación.

“Dios mío. Apenas se te puede considerar un actor de tercera categoría. Ni siquiera puede desempeñar su papel asignado al nivel más básico. Mi creencia fundamental es que no hay límites para la decepción y la desesperación, pero nunca pensé que las redescubriría a esta edad, pedazo de basura”.

Lanzando insultos, la figura agarró la cabeza de Sylphy con una mano.

“¡¿Q-qué… estás… haciendo…?! ¡Deja eso…! “

Ireena trató desesperadamente de mover su cuerpo, pero incluso sus dedos se resistieron a obedecer.

Como para burlarse de ella, la máscara lanzó una especie de magia, invocando un círculo mágico que envolvió la cabeza de Sylphy, luego…

“¡Ah-gah … gah-gah-gah-gah!”

Tan pronto como el círculo se disipó, la vieja Sylphy fue nuevamente consumida por la locura.

“Ven ahora. Estamos de nuevo en curso. Vayamos al clímax”, murmuró la máscara, girando y finalmente fundiéndose en la oscuridad de la noche…

“Ah-gah-gah-gah. Hermana. ¡Hermana — Hermana — Hermana — Hermana — Hermana — Hermana!” Con los ojos en blanco hacia la parte posterior de la cabeza, Sylphy dejó escapar un chillido agudo, con ambas manos sosteniendo una Espada Sagrada lista. Tenía toda la intención de acabar con Ireena.

“¡Gaaaaaaaaaaah!”

Amargas lágrimas brotaron de sus ojos, gritando de dolor. Ireena no estaba llorando por su propia muerte inevitable… sino por su incapacidad para detener a Sylphy y el final infeliz que la esperaba.

Sylphy dio un paso adelante con sus dos presagios de la muerte. No había esperanza de escapar, evitar o defenderse de ellos.

Ireena podía sentir la muerte acechándola.

Había alcanzado su límite.

Los labios de Ireena se abrieron por sí mismos y lo llamaron por su nombre:

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“¡Ard…!”

Con un corte despiadado, su suave carne se cortaría en dos…

“¡Déjalo, Sylphy!” Sonó una voz poderosa, un grito enfurecido, y algo negro enmascaró su visión.

Un momento después, resonaron los ecos dolorosamente agudos de una colisión.

Apareciendo ante Ireena estaba el inmensamente poderoso Ard Meteor que había visto en la batalla decisiva con Elzard.

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