Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 1

Capítulo 7: El Ex-señor Demonio Y Sus Planes Para Apoyar A Un Nuevo Estudiante

Había tratado frenéticamente de aclarar las dudas de Olivia durante algún tiempo… pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Su sonrisa se había extendido a través de su rostro centímetro a centímetro, acompañada por un aire violento a su alrededor, prácticamente gritando: Este tipo es el Señor Demonio, ¿verdad? ¿Debería castigarlo? Pienso que debería.

Y luego, fue la hora del almuerzo, y después de eso, el último período del día, se llevó a cabo en el calabozo subterráneo.

Estos espacios están envueltos en un maná denso que permite que el núcleo genere y mantenga un número predeterminado de monstruos en un momento dado. Por un lado, estas mazmorras subterráneas están plagadas de peligros; por el otro, están repletas de partes raras de monstruos. Aquellos que los asaltan para ganar dinero y realizar este servicio público se denominan “Dungeon Seekers”.

Debido a que nuestra academia promocionó una política de educar a estudiantes completos, tuvimos que aprender una gran cantidad de materias que no eran exactamente relevantes para la magia, a diferencia de otras escuelas. Como resultado, nuestro alumno se diversificó en innumerables carreras profesionales, incluidos los notorios Dungeon Seekers.

Ya me había acostumbrado a estos espacios. Encerrada en piedra por todos lados, la mazmorra estaba cubierta por una capa de musgo que emitía un tenue resplandor, y el aire era fresco, poniendo instantáneamente en el borde a quienquiera que pusiera un pie dentro. Nos detuvimos en la entrada mientras la voz arrastrada de nuestro instructor resonaba en el aire.

“Todos, relájenseeeeee, ¿de acuerdo? Los niveles superiores noooooo son gran cosa”, afirmó con una voz lenta que privó a cualquiera que escuchara de toda su preocupación.

Su exterior era gentil y dulce, como se esperaba de todos los medianos, pero no dejes que eso te engañe. Según el rumor, una vez había sido un gran aventurero.

… Como era de esperar, Olivia se paró a un lado, sus orejas y cola se movían nerviosamente mientras me sonreía. Oh, las cosas que haría para quitarle esa sonrisa de la cara.

“Esta es nuestra primera lección, así que creo que la haré fácil y fácil”, comentó antes de indicarnos que lo siguiéramos para poder enseñarnos cómo cazar y desmontar un monstruo.

“Bien visto, es hora de su asignación. Bajen hasta el tercer nivel y derroten a un Lobo Negro. Tráiganme su piel y comprobaré su calidad. Entonces les daré una puntuación, ¿Entiendeeeeeen?” prácticamente bostezó… y luego desató un fuerte golpe en el corazón. “Muy bieeeeeen, hagamos equipos de tres. Para esta tarea, trabajarás en grupoooooooo”.

No hace falta decir que la palabra equipo está prohibida de forma discreta cuando eres un solitario. Me negué a contar los recuerdos asociados con esta palabra. Quiero decir, ¿cuál es el punto de revivir el pasado de todos modos? Lo que importa es el presente.

“¡Ard! ¡Únete a mi grupo!”

“¡Oye! ¡Quiero trabajar con él!”

No tenía nada de malo disfrutar de una realidad en la que mis compañeros de clase realmente querían estar en mi equipo. Cayeron sobre Ireena y sobre mí en masa tan pronto como el instructor terminó de dar sus instrucciones. Mientras me preguntaba cómo responder a esta situación desconocida, no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa, cuando una chica parada sola me llamó la atención.

Era la hermosa súcubo Ginny, la que había sido intimidada por Elrado. Mientras jugueteaba con su cabello color melocotón que le llegaba hasta los hombros, miró nerviosamente a su alrededor, lo que instantáneamente me llevó a mis propios días en la escuela durante mi vida pasada: nadie nos había invitado a ninguno de nosotros a formar parte de su equipo, y sin embargo ninguno de nosotros había tenido el coraje de tender la mano. Como resultado, ambos terminamos solos.

Sus ojos azules comenzaron a llenarse de lágrimas, pareciendo avergonzada por su situación, y no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Me excusé de la multitud, tratando de dar un paso hacia ella.

“¡Oye, Ginny! ¡Ven y únete a nuestro grupo!” Preguntó Ireena.

Se las había arreglado para saltar hacia la súcubo delante de mí, llamando a Ginny con una voz llena de terca determinación y afecto. Al igual que los otros estudiantes, los ojos de Ginny se habían agrandado como platos por la incredulidad hasta que pudo trabajar con sus labios temblorosos para unir una oración coherente.

“¿Y-Yo? ¿En serio…?” preguntó vacilante, juntando sus manos frente a su voluptuoso pecho.

Ireena no le dejó lugar a dudas. “¡Por supuesto! Ard tampoco tiene objeciones. ¡¿Cierto?!”

Sonreí muy levemente. “Ninguna en absoluto, Ireena”.

Esto lo confirmó: mi hija era la mejor, amable y rebosante de amor. No pude evitar preguntarme qué habría pasado si la hubiera conocido en mi vida pasada.

Bueno, no sirve de nada pensar en eso ahora. Dimos la bienvenida a Ginny a nuestro grupo y comenzamos nuestra búsqueda.

El interior del laberinto estaba ventoso, lo que hacía que las chicas temblaran levemente con sus escasos uniformes escolares, aunque sería totalmente inexacto decir que estos escalofríos se debían solo a la temperatura. Había una especie de penumbra peculiar que permanecía dentro del laberinto y despertaba un miedo primordial, obligando al cuerpo a temblar por su propia voluntad.

A mi lado, Ginny prácticamente aplastaba sus grandes pechos una contra la otra mientras se acunaba en sus propios brazos, sus ojos mirando alrededor con miedo. Sus suaves y lechosos muslos estaban atrevidamente expuestos y seductoramente girados hacia adentro… lo que naturalmente provocó un deseo carnal en mí que me hizo querer violarla; esta era la marca registrada de una súcubo. Dicho esto, obviamente no haría tal cosa.

Por otro lado, mi querida Ireena cantaba jovialmente mientras corría.

“¡Ard! ¡A es para aniquilar el mal! ¡R es para Rostizarlos! ¡D es para Diezmar al Enemigo!”, gritó Ireena, lanzándose sin miedo hacia adelante, moviendo los brazos alrededor y tarareando una pequeña melodía extraña.

Su generoso pecho se agitaba cada vez que dejaba que sus brazos se balancearan al compás de su voz sorda.

Parecía que ambos estábamos acostumbrados a este extraño entorno. Después de todo, habitualmente nos abríamos camino a través de las mazmorras en nuestra aldea natal.

Mientras avanzábamos, los monstruos en cuestión aparecieron ante mi grupo: Lobos Negros. Estas bestias oscuras medían menos de un merel desde la cruz, deslizándose hacia adelante en una manada de diez. Ginny se sobresaltó lo suficiente como para dejar escapar un pequeño chillido, colapsando sobre su trasero y temblando de miedo.

Sonreí ante esta vista. “Está bien, Ginny. Podemos encargarnos de estos monstruos fácilmente”.

Chasqueé los dedos, desatando una serie de patrones geométricos que sirvieron como círculos mágicos alrededor de los Lobos Negros y desplegando una ráfaga de llamas. Ni siquiera duraron tres segundos antes de que se quemaran hasta quedar crujientes.

¡DERROTASTE A LOS LOBOS NEGROS! Un cuadro de mensaje gris transparente apareció ante nosotros.

Se podría decir que las mazmorras eran un mundo propio. Honestamente, a veces se sentía así, considerando cómo operaban en un conjunto diferente de reglas y aparentemente en un plano de existencia completamente diferente. Este cuadro de mensaje era solo otro de esos elementos exclusivos de las mazmorras que jugaban con las ideas preconcebidas comunes de la realidad. Aparecieron en varios puntos: después de la derrota de un monstruo o recuperar elementos de un cofre fueron solo algunos ejemplos. La razón de su existencia estaba envuelta en un misterio, pero realmente no podía decir que me importara de ninguna manera, así que no tenía planes de averiguarlo en el futuro previsible.

“¡T-Tú derrotaste a una manada de Lobos Negros en un instante…! ¡A-Ard, eres increíble…!”

“¡Heh-heh-heh! Si está sorprendido ahora, espere. Este es el niño que derribó a un Ancient Wolf cuando tenía… espéralo… ¡doce años!”

“¡¿Qué?! ¡¿Un Ancient Wolf a los doce años?!”

Mientras escuchaba su conversación, eché un buen vistazo a los restos de los monstruos frente a nosotros y me crucé de brazos. Me había ido por la borda. No quedaba nada más que cenizas. No podríamos recuperar ninguna de sus pieles a este ritmo. Honestamente, era muy difícil ser fácil con cualquier cosa.

“Me-me siento honrado de estar en un grupo con ustedes dos. Eres increíble, de verdad. P-Pero… ¿estás seguro de que me quieres en tu equipo? … quiero decir, todo lo que haré es arrastrarte hacia abajo…”, susurró Ginny.

Hmph. Parecía que esta chica tenía una tendencia a menospreciarse innecesariamente, aunque pude identificar al culpable. Probablemente había desarrollado el hábito de sufrir el tormento de Elrado desde la infancia.

Podría relacionarme. Después de todo, había sufrido abusos durante los años de formación en mi vida pasada, hace miles de años. Como que me llamaran “niña” por mis rasgos femeninos y que me tiraran basura día tras día. O como la vez que perdí a mi familia y mi hogar, cuando algunas personas destrozaron por completo mi cama improvisada en las calles. Todavía puedo recordar cómo se burlaban, “No tienes ningún lugar para dormir”… y todas estas experiencias desde una edad temprana culminaron en un complejo de inferioridad. Me salvó mi amiga de la infancia, Olivia, pero no parecía que Ginny hubiera encontrado a su propio salvador, todavía.

“Ginny, si quieres, puedo enseñarte las formas de la magia. ¿Qué te parece?”

“¿Qué? ¿Quieres decir que me enseñarás?”

“Precisamente. No tengo experiencia, pero espero que mis conocimientos sean suficientes para darte la más mínima confianza”.

Con el poder viene la confianza, en mayor o menor grado. Pensé que la endurecería y le daría la autoestima que tanto necesitaba.

“… Nunca seré fuerte. Eso es seguro.” Sus ojos estaban dirigidos hacia abajo, ocultos por su flequillo. Pero me di cuenta de que nadaban en servilismo y angustia.

“No. Puedes ser fuerte. Me aseguraré de ello. Lo juro,” declaré con tanta fuerza como pude.

Ginny levantó la cabeza tímidamente y me miró. “¿Por-por qué? ¿Y por qué yo…? Yo… Comparado contigo, soy un guijarro diminuto al borde de la carretera, ¿verdad…?”

“Escucha, Ginny. En este mundo, no existe tal cosa. Cada uno de nosotros es un personaje principal, viviendo la vida al máximo, y eso te incluye a ti. Simplemente no sabes cómo brillar todavía… quiero decir, quieres tener éxito, ¿no es así?”

“… Eso suena como… una línea de una balada heroica…” Ginny miró hacia abajo de nuevo y murmuró incoherentemente.

Justo cuando comencé a preocuparme de que tal vez no fuera posible, ella levantó la cabeza con un zumbido.

“¡Me encantaría!”

En sus ojos, vi un espíritu de lucha dispuesto a despedirse del pasado.

Y así, decidí educar a la triste y encantadora súcubo.