Oukoku wo Tsukuru Koto ni Shimashita

Volumen 3

Capítulo 13: Regreso Triunfal Al Castillo De Yagmoory

Con la muerte del ex rey Paffus VI, la guerra estaba llegando a su fin.

Inmediatamente envié un ultimátum exigiendo que Salkhoz Samuur se rindiera ante mí.

En él, afirmé que, dado que ya no tenía la necesidad de servir a un usurpador del trono, debería obedecer a la actual monarca legítima, Lumie I. Por supuesto, incluí la amenaza de que si se negaba a doblar la rodilla, lo haría. Atacar el castillo de Samuur con todo mi ejército y ejecutar a todo su clan.

Antes de recibir una respuesta de Salkhoz Samuur, puse todas las ciudades de la prefectura de Samuur bajo mi control. No tuvieron más remedio que obedecer cuando les dijeron que no saquearíamos sus ciudades si solo produjeran rehenes. No había ninguna fuerza militar capaz de resistirnos.

Mi sincera esperanza era que él simplemente admitiera que había perdido. Si optaba por luchar hasta el final, aunque ganaríamos, llevaría tiempo poner las cosas bajo nuestro control. Eso significaría que tendríamos que quedarnos en la región de Gran Isla por un tiempo.

Tenía informes detallados sobre el estado del castillo de Yagmoory. Si bien no corría ningún riesgo de caer pronto, eso no era necesariamente imposible. Y estaba preocupado por la salud de Lumie. A veces, las enfermedades se propagaban mientras la gente estaba encerrada en un castillo.

Además, me enteré de que Hasse había puesto todo su empeño en sitiar el castillo de Maust. Aunque tampoco pensé que Maust caería, muchas de mis consortes estaban allí. Quería ir a relevarlos lo antes posible.

Había estado planeando varios escenarios, incluido el peor de los casos, en el que Salkhoz Samuur declararía al hijo de Paffus como el próximo monarca y se opondría a mí.

En ese caso, dejaría la mayor parte de la ofensiva a Aberthy Hanistra, el Conde del Talmud. Talmud y Samuur habían sido rivales durante mucho tiempo. Había una buena posibilidad de que se moviera por la oportunidad de acabar con Samuur. Apoderarse de las tierras de Samuur sería una gran ayuda para el Talmud.

Mientras las fuerzas de la Región de la Gran Isla atacaban Samuur, yo regresaría al Castillo de Yagmoory.

Después de confirmar la situación allí, elegiría entre relevar el castillo de Maust e invadir la capital real.

El señor de la región sur de la Gran Isla decidió jurarme lealtad.

Juró ofrecer a tres de sus propios hijos y a los hijos de su hijo como rehenes por un total de diez rehenes de su familia.

La audiencia para confirmar los arreglos se llevó a cabo en una ciudad que estaba ocupando.

El Salkhoz Samuur que apareció ante mí era un hombre mayor, con el pelo veteado de gris, pero bien formado y lo suficientemente en forma como para que pudiera imaginarlo fácilmente corriendo por el campo de batalla. Pero lo más inusual de él fue el hecho de que estaba vestido con un traje de sacerdote.

“A partir de este día, mi hijo heredará el título de Conde de Samuur y yo me dedicaré a Dios”.

Salkhoz Samuur parecía completamente exhausto.

“Cuando no pude proteger a nuestro rey, caí en desgracia. Si sigo siendo el Conde de Samuur, nadie me seguirá”.

La frustración era evidente en sus rasgos. Durante muchos años, los Condes de Samuur nunca tuvieron que doblar la rodilla así ante nadie. Sin duda, Salkhoz había sopesado la necesidad de proteger a su clan y su orgullo antes de tomar una decisión.

Oda Nobunaga comparó esto con una conquista de Kyushu, lo que significa que toda la mitad occidental del reino estaba en mis manos.

“El crimen de luchar por el rey falso terminó con la vida del rey falso. Todo lo que se requiere de ti es que sirvas al monarca adecuado a partir de ahora”.

“El verdadero monarca en verdad”.

Salkhoz Samuur me miró a la cara como si evaluara mi valor. Supe en un instante que no estaba obedeciendo por ninguna lealtad recién descubierta. Pero tampoco me despreció.

“Te pido que te asegures de que el monarca adecuado no cambie. Me gustaría que los del centro dejaran de tirarme de ellos”.

“No tienes nada de qué preocuparte. Lumie, mi esposa, tengo la legitimidad para gobernar el reino. Y más que cualquier otra cosa…”

Lentamente y con firmeza estreché su mano derecha con la mía.

“… Ella tiene la fuerza. La fuerza para unificar el reino. Hasse carece de esa fuerza. Eso significa que no importa cuán santo sea Hasse en su vida personal, como rey, él es la encarnación del mal”.

Salkhoz Samuur me miró a la cara como si tuviera miedo.

Debe haber encontrado desconcertante mi ambición desnuda.

“Si Hasse, por algún milagro, ganara, este reino no estaría en paz. Les pido que cooperen conmigo para borrar a Hasse del mapa por el bien de la paz”.

“Entendido. Si lo va a hacer, vaya tan lejos como sea necesario”.

Y con eso, puse la Región de la Gran Isla bajo mí—no, bajo el control de Lumie I.

***

Abordamos los barcos de Ordana Nistonia y partimos de la región de la Gran Isla.

Técnicamente hablando, no habíamos terminado con todos los conflictos en la Región de la Gran Isla. Todavía había quienes causaban problemas, como los que intentaron resistir mi gobierno, los que estaban involucrados en disputas con el Conde del Talmud y los miembros del clan Samuur que no estaban satisfechos con la rendición de Salkhoz.

Pero esos eran problemas que la Región de la Gran Isla podía resolver por sí sola. Mi destino era el castillo de Yagmoory.

Hubo varias revueltas alrededor del castillo. Ciertamente, no podrías describir la situación como tranquila. Los señores habían protegido esas tierras a lo largo de la historia de sus familias, y que yo entrara y terminara el espectáculo los habría confundido.

Pero todos eran pequeños incendios de matorrales.

Un señor menor que se levantara enfurecido nunca podría derribar el castillo de Yagmoory.

Y no había nadie que pudiera servir como líder para ellos.

Había un miembro de la realeza que había sido asignado para servir como sustituto de Hasse como general, pero no había hecho ningún progreso contra la fortaleza inexpugnable. Parecía que solo estaba llevando a cabo un asedio a largo plazo por el bien de las apariencias porque había renunciado a encontrar una forma de entrar al castillo.

Si iba a volver al castillo, quería volver a uno limpio.

Envié a Yadoriggy delante de nosotros para entregar un mensaje al castillo de Yagmoory.

Tres días después, una fuerza comandada por Kelara salió del castillo y atacó al sustituto de Hasse.

Kelara era una general muy superior a su oponente. Con la brecha en la habilidad, realmente no había necesidad de que ella se defendiera. Oda Nobunaga también comentó: “Mitsuhide era experto en historia y modales cortesanos, pero fue porque era extremadamente hábil como comandante militar que lo nombré uno de mis señores de la guerra”. Estaba alabando al hombre que lo había matado.

Mientras tanto, me moví para conquistar la base de operaciones del general real. Eso significaba que Kelara atacaría desde el castillo y yo desde su retaguardia, atrapándolo en un ataque de pinza.

Destruimos por completo el ejército de Hasse. Rodeamos a oponentes que tenían poca moral en primer lugar, por lo que huyeron casi de inmediato. Eso abrió un camino directo al general enemigo. Un miembro de los Red Bears derribó al general.

Orcus, el capitán de los Red Bears, parecía un poco aburrido cuando vino a informar.

“Joder, es casi aterrador lo bien que han ido las cosas”.

“Sí. Estoy seguro de que fue una batalla mucho más fácil que la que hemos enfrentado hasta ahora, pero tenga la seguridad de que lo recompensaré adecuadamente por ello”.

Arreglé mi atuendo antes de entrar tranquila y triunfalmente en el castillo de Yagmoory.

Lumie me esperaba al final del puente que cruzaba el ancho foso.

Me arrodillé frente a Lumie y le besé la mano.

“Su Majestad, he regresado sano y salvo después de eliminar a los traidores que estaban en la Región de la Gran Isla”.

“Bienvenido de nuevo, Sir Regente.” Luego se rio entre dientes. “¿O debería decir, ‘querido’?”

***

Dirigí la reunión para planificar nuestras acciones futuras frente a Su Majestad.

Me paré ante Lumie I, reina de Therwil, que estaba sentada en su trono, mientras que frente a mí estaban nuestros vasallos.

La mayoría de los presentes eran oficiales militares, mientras que el resto se encontraba en el castillo de Maust, lo que hace que esta sea una reunión bastante pequeña.

“Regente Alsrod Nayvil, lo ha hecho bien en nuestro nombre. Es gracias a ti que hemos purgado la región de la Gran Isla del mal que se había arraigado allí”.

Lumie sonrió serenamente, pero el contenido de su declaración era bastante alarmante. Nunca me hubiera imaginado a Lumie como una monarca reinante cuando se casó conmigo por primera vez. Con el paso de los años, se había convertido en una verdadera heroína.

“Es un verdadero honor para mí haber participado en la reconstrucción del Reino de Therwil. Pensar que será recordado como el mayor logro en la historia del clan Nayvil me llena de inmensa alegría”.

Lumie y yo continuamos con nuestra exhibición bastante excesiva.

Jugábamos a ser reina y vasallo como pareja. Sin embargo, mientras los demás estuvieran presentes, esto no era un juego. Era un asunto que quedaría registrado en los anales del reino.

“Las amenazas occidentales han sido eliminadas. Todo lo que queda es derrotar a mi hermano”.

Lumie pareció momentáneamente afligida. No habría forma de evitar un choque directo con Hasse.

Lumie no despreciaba por completo a su hermano. Preferiría no estar en una posición en la que tuviera que matarlo. Ahí fue donde diferían nuestras respectivas relaciones con nuestros hermanos. No podía decidir cuál de los dos estaba mejor.

“Su Majestad, debemos ser cautelosos a medida que avanzamos desde aquí. Eso es porque debemos demostrarle a la gente común que somos el gobierno reinante apropiado del reino. Por favor, mire este mapa”.

Me volví e hice un gesto con la mano.

Un mapa estaba extendido sobre la mesa detrás de mí.

“Actualmente, la tierra que podemos decir con certeza está bajo nuestro control representa aproximadamente la mitad del reino. Sin embargo, creo que ahora que he regresado al castillo de Yagmoory, más personas declararán su apoyo o querrán declarar su apoyo a nuestro lado”.

“En efecto. El margrave de Machaal ha progresado en acabar con nuestros enemigos del norte. Creo que podemos afirmar con seguridad que ella controla el Norte”.

Parecía que Talsha, la margrave de Machaal, había dejado su huella en las Tierras del Norte. Eso me había permitido cambiar mis fuerzas para conquistar la Región de la Gran Isla.

Si Talsha hubiera estado del lado de Hasse, la situación habría sido significativamente diferente. Hubiera tenido que preocuparme por defender el castillo de Maust y sus territorios circundantes.

Y en ese caso, no habría tenido el respiro necesario para construir el Castillo Yagmoory. No cabía duda de que la creación de este castillo había aumentado la paranoia de Hasse.

“Muy bien, entonces, ¿cómo debemos proceder?” Pregunté a mis vasallos. Todos los presentes frente a nosotros no solo eran mi vasallo, sino también un vasallo de Lumie, la reina.

Laviala fue la primera en levantar la mano.

“¡Enviemos inmediatamente fuerzas al castillo de Maust! ¡El castillo de Maust todavía está rodeado por fuerzas enemigas! ¡Al asegurar la residencia del castillo de Lord Alsrod, podemos demostrar que tenemos la ventaja!”

Por supuesto, esa sería la primera opinión ofrecida.

Asentí. “Sí, es inaceptable que mi castillo de residencia sea asediado por el enemigo. Sin embargo, este sigue siendo un lugar para opiniones variadas. Cualquiera de ustedes puede proponer alternativas. Cualquier alternativa en absoluto”.

La siguiente en levantar la mano fue Kelara.

“Si combinamos las fuerzas actuales reunidas aquí en el castillo de Yagmoory con las que podemos recaudar con un impuesto, deberíamos ser capaces de conquistar la capital real. Hay riesgos, pero nos permitiría obligar al enemigo a rendirse en poco tiempo. Creo que el castillo de Maust podrá mantener sus defensas por ahora”.

Sentí que este plan era uno que intentaba explicar los sentimientos de Lumie.

Si rodeamos la capital real y obligamos a Hasse a someterse, la guerra terminaría sin que tuviéramos que atacar directamente la capital real. Habría menos víctimas y la capital real sobreviviría casi intacta.

Todo lo que tendríamos que hacer entonces sería encarcelar al propio Hasse. El Reino de Therwil se reunificaría entonces.

Solo necesitábamos que Hasse abdicara formalmente del trono y lo enviara al retiro.

Cuando pregunté cuál prefería el grupo reunido, las opiniones se dividieron aproximadamente por la mitad.

Cada lado tenía un punto. Los que argumentaron que ya era posible obligar a Hasse a someterse tenían razón, al igual que los que notaron que enviaría una señal al reino sobre nuestro poder si primero relevábamos al castillo de Maust.

—La pregunta clave es, ¿qué opinas?

Preguntó Oda Nobunaga.

—No tengo nada más que decirle al respecto. Tú decides. Después de todo, ¡morí antes de poder llegar a este punto! Lo único que te queda es que elijas tu propio camino hacia la conquista. Estaré aquí para presenciar eso hasta el final.

Aun así, estoy seguro de que tiene uno o dos planes propios. Por lo general, dice lo que haría en estas circunstancias.

—Sí, pero no te las voy a decir. Debido a que fui interrumpido por ese tonto de Akechi Mitsuhide, no he experimentado esto por mí mismo. Ni siquiera terminé de conquistar a Chugoku o Shikoku, mucho menos a Kyushu. No tengo derecho a decirte qué hacer.

Es un poco inquietante cuando eres tan modesto.

—Además, independientemente de lo que diga, irás y harás lo que quieras de todos modos.

Bueno, eso es cierto, sí. He cruzado puentes que consideraste demasiado peligrosos para cruzar. Siempre he sido descarado, desde el día en que nací.

—Por eso debes hacer lo que desees y elaborar tu propia visión de la conquista. No importa el camino que recorra, el que elija será el correcto. Mientras no haya una revuelta, no habrá nadie que te detenga.

De hecho, la guerra en sí se decidió en el momento en que el enemigo no pudo tomar el castillo de Yagmoory. Sin duda los futuros historiadores notarán que la construcción de este castillo con sus inexpugnables defensas fue uno de los puntos de inflexión de la historia.

Haz lo que me plazca, ¿mm?

Desde que obtuve la aprobación de un conquistador, supongo que seré egocéntrico hasta el final.

“Creo que ambas propuestas tienen sus méritos. No puedo elegir entre ellos. Por lo tanto”, miré alrededor del grupo reunido y continué, “vamos a liberar el castillo de Maust, luego continuaremos recto hacia la capital real”.

Evidentemente, debido a que no expliqué lo suficiente, hubo quienes no entendieron del todo lo que dije. Era cierto que era menos un plan y más una meta.

“Si tuviéramos que avanzar hacia la capital real desde aquí en el castillo de Yagmoory, lo más rápido es dirigirse hacia el este por la carretera. Para ir al castillo de Maust, tendríamos que cambiar de rumbo para dirigirnos hacia el norte por el camino. Por eso—”

Puse mi mano sobre el castillo de Maust en el mapa.

“—daremos órdenes en nombre de la reina a todos los señores del reino. Reúnanse en el castillo de Maust. Con nuestro gran número, el enemigo probablemente colapsará por sí solo. Su moral probablemente esté baja. Luego, dirigiremos a este ejército hacia la capital real. Si hay alguien que se interponga en nuestro camino a lo largo de la ruta, lo aplastaremos. Deberíamos tener fuerzas más que suficientes para lograr esto”.

Luego me volví hacia Lumie.

“Haremos que acompañe a este ejército, Su Majestad. Simultáneamente, nos gustaría que celebraras un triunfo en la capital real. El monarca de Therwil debería estar en la capital real”.

Los ojos de Lumie brillaron cuando me miró.

“¡Sí! ¡Estaría feliz de viajar a tu lado! Sería bastante triste llegar a la capital una vez que todo esté terminado”.

Es cierto, supongo que había estado descuidando a mi esposa durante un tiempo. Eso era porque la guerra se había prolongado, por supuesto, pero esa era una pésima excusa para ser un pésimo marido.

“Además, me gustaría decidir directamente el destino de mi hermano. Sin duda, sería difícil coordinar esas cosas si la reina estuviera aquí en Occidente”.

“Sí. Necesitaríamos que emitiera su juicio sobre el asunto, Su Majestad”.

“Entonces empezaré escribiendo cartas a los varios señores regionales para que se reúnan en Maust. Creo que aprovecharé la oportunidad para escribirlos de mi propia mano. Pasé más tiempo practicando mi escritura a mano en el convento del que me gustaría recordar. Gracias a eso, sin embargo, mi caligrafía es bastante hermosa”.

Me incliné formalmente ante Lumie.

“Gracias por su consideración.”

Y luego agregué: “Estamos a solo un paso de reunir a todo el reino bajo el estandarte de la corona”.

Durante los últimos cien años más o menos, el reino había permitido que los distintos señores hicieran lo que quisieran. Durante este período, la llamada Rebelión de los Cien Años, el reino se había dividido en innumerables pequeños feudos.

El reino ahora se iba a reunir en una nación completa. Esta era inusual de guerras sin la participación del monarca estaba llegando a su fin.

“Habrá algún tiempo hasta que movilicemos nuestras fuerzas. Por favor, descansen sus cuerpos hasta ese momento para presenciar el final de una era de conflictos con sus propios ojos”.

El porte de Lumie era majestuoso, y parecía la reina reinante. Ella era, sin mentiras, la reina que mantenía unido el reino.

Todo lo que quedaba era unificar el reino bajo esta reina.